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Un Programa para el Aprovechamiento de los Pastizales o "Range Lands"

Por LYLE F. WATTS
Jefe del Servicio Forestal de los Estados Unidos

EXISTEN vastas zonas de la superficie terrestre, asociadas muchas veces físicamente con los terrenos forestales, y que no son tierras forestales propiamente dichas, ni tampoco tierras agrícolas o pastizales mejorados. Estas zonas se hallan cubiertas por una vegetación nativa cuya conservación tiene una importancia primordial para la protección de los suelos y el control de las aparas. Frecuentemente se emplean de una manera general para el apacentamiento tanto de animales silvestres como de rebaños domésticos. La acertada utilización de estas tierras - comúnmente llamadas «range lands» en los Estados Unidos - es el complemento y, en muchos casos, la condición necesaria del perfecto aprovechamiento de los bosques. Sin embargo, este término de «range lands» (pastizales) no puede aplicarse con igual facilidad a terrenos de condiciones análogas de otros países. Se ha sugerido que acaso el término «wild lands» o tierras silvestres, pudiera corresponder en habla no estadounidense a lo que está en el pensamiento del autor. Si bien en muchas naciones esta clase de terrenos está expuesta al abuso con demasiada frecuencia, en los Estados Unidos el Servicio Forestal ejerce control sobre una parte importante de estas «range lands» por corresponder al dominio federal. En el artículo que sigue, el Jefe del Servicio Forestal de los Estados Unidos demuestra la importancia que tiene esta intervención.

En el desarrollo del programa de la FAO se ha prestado una especial atención a los problemas relativos a la producción de las tierras de cultivo, de los pastos mejorados permanentes y de las tierras forestales explotadas comercialmente. En cambio, a los agostaderos, a las praderas silvestres, a los terrenos productores de forrajes nativos, que constituyen una gran parte de la superficie terrestre, no se les ha concedido hasta ahora gran interés. El presente estudio tiene por objeto llamar la atención sobre la necesidad de establecer un programa dinámico para el aprovechamiento de estas tierras de pastoreo. Podemos hacer mención de algunas de nuestras experiencias en los Estados Unidos de América para acentuar la necesidad y las posibilidades de dicho programa.

Los pastizales en el mundo entero ocupan más de la mitad de la superficie total de la Tierra. En ellas están comprendidos aquellos terrenos pastales de todos los continentes que son demasiado secos, abruptos o rocosos para ser utilizados como tierras de cultivo. Comprenden también los bosques de arboleda rala y las sabanas, terrenos en los cuales se produce bajo los árboles dispersos abundante vegetación susceptible de utilizarse como pasto. Incluye asimismo algunos tipos de terrenos desérticos cubiertos de arbustos y matorrales, las praderas de montaña, los pastizales alpinos situados a altitudes cerca o mas allá del límite de la vegetación selvática, y las tundras del lejano norte.

Existen millones de gentes, y pastores nómadas y otros más, que se ganan el sustento en estas tierras de agostadero, en tanto que algunos millones más con siguen parcial o totalmente sus medios de vida dedicados a la preparación, transporte o venta de la carne, lana, pieles, leche y otros productos pecuarios que se obtienen en las tierras silvestres de pastoreo. No se sabe a punto fijo la proporción en que el abastecimiento mundial de carne procede de estos agostaderos, pero debe de ser elevada. En los Estados Unidos, aproximadamente la mitad del ganado bovino para el abasto y un 70 por ciento del ganado lanar obtienen una parte considerable de su alimentación en los pastizales locales. La producción pecuaria de estas tierras pastizales es la principal fuente de ingresos de numerosas comunidades en la parte occidental de los Estados Unidos; y aquí, como en otras partes del mundo, estos pastizales naturales contribuyen a cubrir las necesidades de forraje que demandan las operaciones agrícolas, complementando la producción de los pastizales cultivados o mejorados. Aún desde los días primeros en que funcionó la Comisión Interina de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, cuando se sentaron los cimientos para la creación de una organización mundial que afrontara los problemas de la alimentación y la agricultura, me preocupaba ya el que se prestase tan poca atención a los problemas de los pastizales naturales. Todo programa tendiente a incrementar la producción mundial de alimentos y fibras y mejorar el nivel de vida de los pueblos del mundo ha de incluir la conservación y el aprovechamiento acertado de estas tierras. Habrá que tomar en cuenta lo que estas tierras de pastoreo significan porque constituyen una parte considerable de la superficie terrestre y porque de ellas depende un gran número de gente para su subsistencia. Hace largo tiempo que se vienen explotando irracionalmente y descuidando muchos de los pastizales naturales del mundo, si bien, gracias a su enorme extensión, siguen manteniendo a un crecido número de animales que a su vez, rinden grandes cantidades de productos pecuarios. Por otra parte, estas tierras tienen la capacidad potencial para rendir una producción muy superior y, por consiguiente, para contribuir en proporción mucho mayor al bienestar humano.

La invasión de unos 60 millones de acres de terrenos pastales en el sudoeste de los Estados Unidos por el mezquite ha reducido su capacidad de pastoreo, aumentando los efectos de la erosión y elevando los costos de manejo del ganado, según se observa en estas fotografías. Arriba, un terreno de pastoreo en Arizona, fotografiado en 1903. Abajo, el mismo terreno en 1941.

La foto de la página de en frente muestra una zona de pastoreo totalmente agotada y en franca erosión, que fué en un tiempo una útil pradera montañosa (Utah, E.U.A.). Prácticamente, no tiene ya valor como terreno pastal en su estado actual, y el suelo que de allí se erosiona puede perjudicar muy seriamente las zonas de cultivo de regadío en los valles inferiores. (Estas fotografías y la que aparece en la página 52 han sido proporcionadas por cortesía del Servicio Forestal de los Estados Unidos).



A menudo, los pastizales sostienen economías agrícolas que difieren de modo esencial de aquellas que se basan el la producción de cosechas. Se informa que en más de la mitad de los pastizales silvestres del mundo se apacientan rebaños nómadas; tal es el medio de vida de muchas de las tribus de Africa, del interior del Asia y de la región de las tundras de este último continente. En otras zonas, tales como la parte occidental de los Estados Unidos, las estepas de Sudáfrica, los secos pastizales del interior y las sabanas de Sudamérica, en Australia y en Nueva Zelandia, se practica la hacienda o el rancho ganadero. Es ésta una forma comercial de apacentamiento del ganado, basada en el aprovechamiento de forraje silvestre existente en grandes estancias de propiedad particular o bien en terrenos de pastoreo de dominio público próximos a la estancia.

En la región del Mediterráneo, en algunas partes de América y en otros lagares, se practican otros sistemas de aprovechamiento de los pastizales. En zonas de elevada densidad de población, en las que existen infinidad de granjas pequeñas, generalmente se permite apacentar al ganado en terrenos contiguos a la heredad, que producen espontáneamente forraje. Solamente se vuelve insignificante el empleo del forraje natural donde se practica en forma intensiva la cría de ganado, como ocurre en la mayor parte de la Europa occidental, la zona central americana gran productora de maíz y en algunas zonas de cultivo en Argentina. En esas regiones, los ganaderos obtienen forrajes y alimentos para los animales de los granos, el heno y pastizales sometidos a una administración intensiva. Es muy escaso el forraje espontáneo de agostadero.

Los pastizales naturales han prestado servicios al hombre desde los tiempos más remotos. Uno de los primeros y más trascendentales pasos dados por el hombre prehistórico hacia la civilización, fué, sin duda, el salir de los bosques y las cavernas y comenzar a domesticar y pastorear en rebaños a los animales. Se dice que el hombre de la edad neolítica introdujo ovejas, cabras y ganado bovino en la Europa occidental unos 10.000 años a. de I.C. La producción pecuaria lograda con el aprovechamiento de forraje silvestre ayudó a sostener las civilizaciones antiguas de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, y es muy probable que el excesivo pastoreo en los pastizales haya sido una de las causas que contribuyó a su decadencia.

En su mayor parte, la historia del aprovechamiento de estas tierras se resume en el completo agotamiento de recursos. Siglos de intenso pastoreo han exterminado la vegetación en extensas zonas, dejando denudada y expuesta a la erosión la superficie del suelo, con el resultado de que el viento y el agua se han llevado consigo la fertilidad de la tierra. Es así como se ha reducido o aniquilado la capacidad del terreno para producir vegetación aprovechable.

También, como resultado del intenso y continuo pastoreo, se ha reducido en muchas zonas la capacidad del suelo para absorber la precipitación pluvial. La proporción de agua de lluvia que se escurre es ahora mayor. La falta de una cubierta de protección del suelo es causa de una evaporación excesiva del agua que logra penetrar en él. Esto ha producido condiciones desérticas en muchas zonas que, de lo contrario, serían mesofílicas o, al menos, semiáridas, Ha provocado una vegetación rala donde podría existir en abundancia. Ha dado origen a condiciones de pobreza donde hubiera sido posible al hombre alcanzar un nivel de vida más elevado.

El agua tan importante como el forraje mismo. Esta presa que atraviesa el cauce del río ha logrado embalsar un volumen suficiente del caudal intermitente para permitir el pastoreo en el terreno adyacente durante todo el año.

En otros casos, el pastoreo intenso y constante concentrado sobre las mejores variedades de plantas productoras de forraje ha acabado por hacer que éstas cedan el lugar a plantas de mal sabor o que ofrecen obstáculos para que las coma el ganado. Las plantas indeseables han prosperado hasta llegar a dominar las zonas, consumiendo la humedad disponible y los elementos nutritivos del suelo. Como consecuencia, la capacidad de pastoreo de los terrenos ha quedado reducida quizás a una décima o vigésima parte de lo que podría ser. Esto es lo que ha ocurrido en algunas partes de los pastizales del oeste de los Estados Unidos, en los que los matorrales de artemisia (Artemisia tridentata Nutt) y otras plantas sin valor, han acabado por substituir los suculentos pastos y otras plantas herbáceas de gran estimación. Mediante la reducción de la densidad de la artemisia y la restauración de los pastos, los administradores de los pastizales han devuelto su gran productividad a estos terrenos invadidos por la artemisia. Pero, tanto aquí como en otras partes del mundo, hay extensas superficies de tierras de pastos invadidas actualmente por vegetación que tiene escaso valor para los moradores que dependen de estas tierras para su subsistencia.

Muchas zonas en las que se practican o se han practicado los cultivos de riego dependen del agua que brota en agostaderos o de la que escurre a través de ellos. En muchos casos, el exceso de pastoreo ha dado origen a un aumento en la frecuencia de las avenidas y el consiguiente incremento de la sedimentación que restringe la cantidad de agua utilizable para riego, introduce cambios en sus épocas de distribución o azolva los embalses de captación y los canales de riego con los escombros que provoca la erosión. Estos efectos nocivos del excesivo pastoreo en las tierras que forman una cuenca hidrográfica han sido la causa de que se hayan abandonado en diversas partes del mundo algunos de los complicados sistemas de riego antiguo con la consiguiente decadencia de las respectivas economías basadas en la agricultura de regadío. En la actualidad, en muchos lugares, el excesivo pastoreo constituye una amenaza para las obras de riego.

El deterioro de los pastizales es comparable a una parálisis progresiva. No se advierte de un día para otro el avance de la enfermedad. Generalmente, los cambios que se traducen en una disminución de la productividad de estas tierras se producen muy lentamente, continuándose quizás por espacio de muchos años o décadas. Suele ocurrir que el terrateniente o el ganadero que intenta ganarse un medio de vida con el aprovechamiento de las tierras de pastos, no se dé cuenta de que éstas van siendo menos productivas; y si lo advierte, que desconozca el motivo de ello. Por lo demás, a medida que avanza el deterioro, éste se vuelve más rápido. Al empeorar progresivamente las condiciones, el sitio se hace cada día más árido y por lo tanto menos productivo. La sequía acentúa la rapidez del deterioro.

En los Estados Unidos de América, la colonización de las grandes extensiones de terrenos de apacentamiento en la región del oeste y el desarrollo de la industria ganadera en ellas, fueron relativamente rápidos. Consecuentemente, el deterioro de algunos terrenos ha sido también paralelamente rápido. Por lo tanto, quizás por primera vez ha sido posible observar las causas y los efectos del deterioro en los pastizales en el curso de la vida de un hombre.

Claro está que los pastizales pueden y deben administrarse con miras a una productividad permanente. Los objetivos que convendría tratar de lograr mediante su administración deberían ser:

1. Producir la máxima cantidad posible de forraje en las tierras de pastos, sobre una base de continuidad.

2. Aumentar la producción de forraje en aquellos pastizales que rinden menos de lo que su potencialidad justifica.

3. Hacer el uso más eficaz del forraje para la reproducción del ganado o de la fauna silvestre, o de ambos, y para el incremento de la producción pecuaria.

4. Al mismo tiempo, salvaguardar o mejorar el valor de los pastizales como cuencas hidrográficas, a fin de mitigar los efectos destructores y ruinosos de las avenidas y la erosión, y lograr que se disponga de volúmenes de agua aprovechable. En muchas de las zonas, las consideraciones relativas al mejoramiento de las cuencas pueden ser las más importantes de todas.

Los pastizales constituyen el ambiente natural donde vive una parte considerable de los animales que integran los recursos de la fauna mundial. Para algunas de las tribus más primitivas que existen en varias partes del mundo, la caza de animales silvestres en los pastizales sigue siendo la base principal de su subsistencia. La caza mayor es el sostén de los servicios de guía e impedimenta, contribuye aumentar el negocio de viajes y turismo y, de este modo, es una aportación a la economía de buen número de regiones. En semejantes lugares, la conservación de una población abundante de caza mayor puede constituir un objetivo principal. Como sucede con el ganado doméstico, la clave del éxito para el fomento de la población de caza mayor es el forraje abundante de tipos adecuados. La administración de la fauna estriba primordialmente en la administración del medio ambiente en el que vive.

En los últimos años, la administración de los pastizales ha evolucionado hasta convertirse en una ciencia, habiéndose establecido principios científicos tanto para el manejo de los terrenos como para la administración del pastoreo del ganado que se alimenta con forraje de crecimiento espontáneo. Se han efectuado investigaciones sobre los problemas inherentes a la administración de los pastizales en diversos países, como los Estados Unidos de América, Australia, Sudáfrica, la India y el Pakistán.

En los Estados Unidos, la aplicación de la administración científica a los pastizales se ha venido desarrollando durante los últimos cincuenta años. Esto fué, en parte, resultado de la experiencia adquirida en el aprovechamiento de pastizales por los ganaderos y las dependencias encargadas de la administración de terrenos del dominio público. Uno de los factores que más han contribuido, han sido los programas de investigación relativos a pastizales conducidos por diversas estaciones experimentales agrícolas de jurisdicción estatal y por el Servicio Forestal de los Estados Unidos. Los estudios sobre administración de tierras de pastoreo en la región oeste de los Estados Unidos, comenzaron, en escala reducida, alrededor de 1900. Durante los últimos años, la labor de investigación ha sido ampliada considerablemente, abarcándose múltiples tipos de pastizales en las regiones del oeste y del sur de los Estados Unidos. Los resultados de estas investigaciones se han puesto a la disposición general, para ser aprovechados tanto en las tierras de pastoreo del dominio público administradas por el Servicio Forestal y otros organismos gubernamentales, como en pastizales de propiedad privada. Las actividades educativas de numerosas dependencias federales y estatales están contribuyendo a una mayor aplicación práctica de los resultados de dichas investigaciones en los terrenos de particulares.

Mejor Aprovechamiento de las Plantas Forrajeras

Como resultado de la investigación y la experiencia los administradores de pastizales en los Estados Unidos están aprendiendo a administrarlos de tal modo que aumentan las mejores especies de plantas forrajeras y se conservan productivas. Están aprendiendo también técnicas para rehabilitar por medio de resiembras pastizales ya en decadencia y para reducir los macizos densos de arbustos y otras plantas nocivas de escaso o nulo valor forrajero, substituyéndolos por otras plantas valiosas como forraje.

Para fomentar las mejores especies de plantas forrajeras, el administrador de un terreno de pastoreo de tener en cuenta las necesidades de las plantas forrajeras que se desean y las del propio ganado. También habrá de procurar mantener en producción las plantas deseables, regulando el pastoreo de modo que deje tallo y follaje suficiente para que las plantas se nutran, disminuyéndolo o interrumpiéndolo durante los períodos críticos del ciclo de crecimiento de las plantas, por lo menos en una fracción de cada terreno cada año. Para lograr un aprovechamiento eficaz del forraje, ha de obtenerse la adecuada distribución del ganado sobre el terreno y solamente deberá apacentarse aquella clase de ganado que sea más apropiada para el tipo de forraje de que se disponga y que mejor se adapte a la topografía del terreno.

Son muchos los sistemas de administración de pastizales creados merced a la labor de investigación realizada por el Servicio Forestal de los Estados Unidos, que actualmente se aplican en numerosos terrenos en la región oeste del país. En estas tierras bien administradas, las fechas para soltar el ganado en los pastizales y para retirarlo de ellos se fijan de manera que concuerden con la aptitud del terreno para el pastoreo y con las necesidades de nutrición del ganado. Se ha logrado sentar bases bastante aceptables para calcular la capacidad aproximada de pastoreo de diversos tipos de terrenos. El apacentamiento diferido y en rotación, es un procedimiento mejorado que permite, en general, el uso adecuado del forraje existente en los pastizales, si bien demora el apacentamiento en una parte distinta del terreno cada año, basta después de la propagación de la semilla o la madurez del forraje. Se han creado métodos más apropiados para el apacentamiento de ovejas y cabras, como son el pastoreo libre y tranquilo y el hacer pernoctar a los animales en un sitio distinto cada noche, para evitar los daños producidos por las pezuñas cuando se arremolina el atajo o por el excesivo apacentamiento localizado. Se está logrando tina mejor distribución del ganado bovino mediante la localización de abrevaderos y mejores métodos de reparto de sal, con lo que se consigue un aprovechamiento más uniforme y eficaz del forraje disponible en estos terrenos. Por medio de la investigación, se han creado en la región oeste de los Estados Unidos prácticas de administración de terrenos que armonizan el apacentamiento con la repoblación forestal, en cuanto a pinares abiertos. Asimismo, se han establecido métodos de administración que reducen al mínimo los daños causados por plantas venenosas, y medidas para la extirpación o regulación de muchas hierbas nocivas. Se han ideado procedimientos económicos para reducir la densidad de algunos de los arbustos de escaso valor, a fin de que los pastos puedan lograr un mayor crecimiento.

Se confía en que mediante estas prácticas administrativas se pueda restablecer la productividad de muchas tierras de pastoreo ya agotadas, en la región oeste de los Estados Unidos, y que, una vez lograda esa mayor productividad, pueda conservarse permanentemente.

El Servicio Forestal de los Estados Unidos ha realizado numerosas investigaciones sobre resiembra de pastizales, con el fin de restituir las tierras agotadas a la productividad de que son capaces. En el oeste de los Estados Unidos hay aproximadamente 32.376.000 hectáreas (80 millones de acres) de tierras de pastoreo tan seriamente deterioradas que no parece probable que ocurra su regeneración natural en un tiempo razonable. Se han hecho intensos estudios y experimentos para determinar el grado de adaptabilidad de diversas especies y estirpes de plantas forrajeras a muchas de las varias situaciones que presentan los pastizales. Se han sometido a ensayos plantas nativas, especies traídas de otros países en donde crecen espontáneamente bajo condiciones ecológicas más o menos análogas, y estirpes mejoradas de especies nativas o de las introducidas. Se han realizado experimentos para determinar la cantidad de semilla que debe plantarse de cada una de las especies adaptadas, la profundidad más adecuada a que debe sembrarse para alcanzar un buen arraigo, y la época mejor para la siembra. Se han ideado máquinas para sembrar y para reducir la vegetación antagónica. Estos estudios y experimentos han venido a crear procedimientos eficaces y económicos que permiten lograr, de una manera satisfactoria, el arraigo de especies adaptadas, en un número regular de tipos distintos de pastizales.

Ovejas pastando durante el verano en un terreno de agostadero en un bosque nacional del oeste montañoso (E.U.A.). Los corderos, que se alimentan con pastos nutritivos y otras plantas forrajeras van directamente al mercado en condiciones de primera cebados unicamente con hierba. (Foto del Servicio Forestal, E.U.A.).

Importancia de la Resiembra

Como resultado de tales estudios y experimentos, es ya posible resembrar a un costo razonable, zonas muy agotadas, en un buen número de tipos de tierras de pastoreo y hacerlas productivas en un espacio de uno a tres años, allí donde se necesitaría medio siglo o más para una regeneración espontánea. A la fecha, se han sembrado con éxito más de 3.237.600 hectáreas (8 millones de acres) de tierras de pastoreo de dominio público y privado en la región oeste de los Estados Unidos.

Las siembras han aumentado la producción de forraje de 5 a 10 voces, y en algunos casos de 15 a 20 veces.

En los pastizales de los bosques del sur de los Estados Unidos, las investigaciones sobre técnicas de resiembra se hacen con el propósito de lograr el arraigo de plantas que amplíen la época de forraje apetecible y nutritivo, reduciendo así la necesidad de tener que recurrir a costosos suplementos alimenticios, por ahora fundamentales en esta región para una producción pecuaria estable.

Son muchas las posibilidades que ofrece la administración científica de las los pastizales para aumentar y estabilizar la producción pecuaria. Como ejemplo de lo que es posible alcanzar en el terreno práctico, puede citarse el terreno experimental de Jornada, «Jornada Experimental Range», en el sudoeste de los Estados Unidos de América. Este pastizal experimental, mantenido por el Servicio Forestal, se halla situado en la zona subtropical desértica del sur de Nuevo México. Tiene una extensión de 78.000 hectáreas (193.000 acres). El promedio anual de la precipitación pluvial es de unos 228,6 mm. (9 pulgadas) siendo frecuentes los años de sequía; hay años en que la precipitación es inferior a 101,6 mm. (4 pulgadas). Tres o cuatro años de cada década son de sequía.

En esta zona, puede decirse que el rendimiento de carne por res se ha duplicado en los últimos 30 años, siendo por consiguiente mayores los rendimientos totales de carne que se logran en dicha zona. Esto se ha conseguido regulando el número de animales admitidos al pastizal en forma que quedase después del apacentamiento pasto suficiente para conservar el vigor de la vegetación; organizando el movimento del ganado por temporadas, de manera de aprovechar cada tipo de vegetación en su época adecuada; y ajustando la proporción de reses de cría en la manada. Proporcionando para cada animal la cantidad adecuada de forraje en el agostadero, se obtuvieron como resultado mayores aumentos de peso por animal y se redujo la mortalidad. El número de becerros por cada 100 vacas aumentó de 65 a 85. También se ha reducido la fluctuación anual en la producción de forraje, así atenuando los efectos adversos de la sequía.

En general, administrando debidamente las tierras de pastoreo para lograr una producción abundante y continua de forraje, se crearán también buenos condiciones en la cuenca hidrológica. En donde existan problemas críticos respecto al estado de deterioro de una cuenca, pudieran requerirse tratamientos especiales. Con frecuencia, es posible mejorar las condiciones de una cuenca modificando el régimen de apacentamiento. En los Bosques Nacionales del oeste de los Estados Unidos, la consideración del estado de la cuenca así como también lo relativo al forraje, determinan el criterio para fijar el calendario y asignaciones de apacentamiento. Las cuencas que han sufrido daños pueden rehabilitarse por medio de nueva vegetación y obras de ingeniería río arriba, como por ejemplo, la apertura de zanjas en contorno, la construcción de pequeñas presas para contener la erosión evitando la formación de cárcavas, etc. La investigación sobre las influencias forestales va creando poco a poco un mayor conocimiento sobre la forma de administrar los distintos tipos de bosques y tierras de pastoreo, y la mejor manera de conservar el agua, reducir el desperdicio, y lograr máximo rendimiento de agua utilizable.

Cito estos ejemplos de posibilidades que ofrece la administración científica de los agostaderos en los Estados Unidos solamente, porque de ellos tengo conocimiento personal y directo. Es indudable que en otros muchos países podrán hallarse ejemplos de mejoras igualmente satisfactorias en las tierras de agostadero o de largos períodos de acertado aprovechamiento de las mismas.

Pero sigue siendo un hecho, como todos bien sabemos que en el mundo hay extensas zonas de terrenos de pastoreo seriamente deterioradas. Otras vastas superficies producen solamente una parte de la carne, la lana y otros productos que podrían producir. El deterioro de los pastizales agrava los problemas hidrológicos en muchas zonas, y contribuye a las inundaciones, la erosión y la sedimentación, por una parte, y a la escasez de agua utilizable, por la otra. Mi propio país no es una excepción.

Ciertamente, la conservación y el acertado empleo de los pastizales del mundo deben tener cabida en un programa mundial de agricultura y alimentación. Confio en que habrá de prestarse más atención a esta olvidada mitad de la superficie terrestre. Concretamente, deseo proponer que se establezca, como una de las subdivisiones de la Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO, una Sección de Ordenación de Pastizales. Esta Sección se encargaría de compilar información sobre la extensión, naturaleza, estado y empleo de los pastizales, de fomentar una mayor labor de investigación e intercambio de información sobre los problemas de la administración de los pastizales por parte de los estados miembros de la FAO; y de coordinar, estimular y orientar la labor de instituciones públicas y privadas de todo el mundo hacia la rehabilitación y aprovechamiento eficaz y productivo de lo* pastizales. La Sección procuraría hacer en relación con los pastizales lo que las ramas de silvicultura y agricultura de la FAO tratan de hacer respecto a otras partes de la superficie terrestre.

Existen varias razones para sugerir que la Sección de Ordenación de Pastizales se establezca en la Dirección de Silvicultura de la FAO. Los principios que norman la administración de los pastizales difieren considerablemente de los que se aplican en la administración de tierras de cultivo o de apacentaderos de empleo intensivo, donde las utilidades que produce una hectárea son relativamente elevadas. La administración de los pastizales, al igual que la silvicultura, busca la conservación de los recursos naturales renovables. Está íntimamente relacionada con la silvicultura, porque es una forma de administración de terrenos que fomenta el crecimiento y aprovechamiento de plantas nativas. Además, una gran parte de los pastizales son montes en los que el forraje proviene de los arbustos y la vegetación herbácea que crece en la zona baja. Mediante la correlación de los usos de la tierra, puede conseguirse la producción de madera y de forraje.

Los problemas de administración de pastizales deben abordarlos los especialistas en esta materia, hombres instruidos en la administración y aprovechamiento de la vegetación espontánea, ya sea ésta herbácea o formada por arbustos, donde muchas de las especies ocurren en compleja asociación. Muchos de los especialistas contemporáneos en administración de pastizales son hombres versados tanto en silvicultura como en ecología. En aquellas universidades donde se dan cursos sobre administración de pastizales, estos generalmente forman parte de las materias que se ofrecen en los cursos de silvicultura.

Los técnicos forestales en los Estados Unidos y en otros varios países han señalado cómo conseguir un aprovechamiento más eficaz de las tierras de agostadero. Trabajando con otros ecólogos y coordinando sus esfuerzos con agrónomos y expertos en la reproducción de ganados, los forestales han creado la ciencia de la administración, conservación y mejoramiento de los pastizales. Quisiera yo que los forestales tomasen la iniciativa en un programa mundial para su conservación y mejora.

Por supuesto, el objetivo final de la administración de los pastizales, como lo es el de la silvicultura o la agricultura, es el bienestar de la Humanidad. Las condiciones existentes en miles de localidades y hasta en grandes centros metropolitanos reflejan su adversidad o prosperidad en los pastizales. Con demasiada frecuencia, la administración deficiente o el mal uso de esas tierras ha dado por resultado una disminución en la producción pecuaria; daños de gran trascendencia a causa de las inundaciones, la erosión y la sedimentación; el empobrecimiento de los pueblos y la debilitación de las naciones. Mediante la administración de los pastizales puede aumentarse su producción, mejorarse la suerte de los pueblos que dependen de los recursos de esas tierras, y vigorizar y estabilizar la economía de las colectividades y las naciones. Abrigo la esperanza de que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación tomará parte principal en la formación de un programa para lograr que aquella mitad de la superficie terrestre, constituida por pastizales, contribuya plena y permanentemente, en la parte que le corresponde, al bienestar de los pueblos del mundo.


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