LA OBRA MAS GRANDE DE NUESTRA EPOCA
HACE poco más de un año que las Naciones Unidas comenzaron con el nuevo Programa de Asistencia Técnica cuyos origines ya han sido delineados en UNASYLVA (Número de oct.-dic., 1950).
Las misiones de expertos técnicos que trabajan en este programa han entrado ya en contacto con los problemas que deben confrontar durante un largo período de constante actividad: problemas técnicos, científicos, administrativos, de reorganización social, y financieros.
A la luz de los progresos que se alcancen en la ejecución de las recomendaciones de los expertos enviados en misión, de acuerdo con el programa, podrá juzgarse el éxito de éste. Es importante hacer todo cuanto sea posible para que estos expertos estén en condiciones de prestar consejos atinados que se basen en los conocimientos actuales. De igual importancia es poner a los países que reciben asistencia técnica en condiciones de llevar a la práctica las recomendaciones de los expertos, y ello requiere también la accesibilidad a la información y conocimientos técnicos.
Un paso en este sentido es dar a conocer las distintas clases de investigación que, sobre silvicultura y productos forestales, se llevan a cabo en el mundo. Con este fin la FAO distribuirá, dentro de poco, un documento que resume los tipos principales de investigación que está desarrollando el Servicio Forestal de los Estados Unidos en los mencionados campos, y se espera poder continuar con la publicación de informes de actualidad relativos a las investigaciones que se realizan en otros países y regiones.
La magnitud de todo el esfuerzo, en pro de la asistencia técnica, tanto de los programas de las Naciones Unidas, como de los de sus Organismos Especializados y de algunos países aislados, puede apreciarse mejor leyendo la declaración que hace el Director General en su Informe Anual correspondiente a la labor de 1950/51. Cree el mismo que el movimiento de asistencia técnica, que la FAO ha ayudado a crear, llegará a ser la obra más importante de nuestra época.
«Estoy convencido,» dice, «de que una empresa de esta índole puede contrarrestar de un modo eficaz las fuerzas que socavan la libertad y amenazan la paz mundial. Esas fuerzas actúan más fácilmente en un ambiente de pobreza, de impotencia e injusticia, y no prosperan en una atmósfera donde existen oportunidades cada vez mayores para todos los hombres.
«Este es esencialmente un movimiento que, mediante la aplicación del conocimiento científico moderno al aprovechamiento de los recursos de la tierra, tiende a eliminar radicalmente el hambre de las masas y a aliviar el peso de la pobreza sin esperanzas que gravita sobre las espaldas de los hombres. Para los males que afligen a la humanidad, ésta es una solución mucho más fundamental que todas las preocupaciones militares y políticas a las que tanta atención dedican en la actualidad los gobiernos.
«Si la corriente del progreso económico y de la multiplicación de las oportunidades creciera con el ritmo debido, haría que este período en que vivimos se asemejara a la gran época de las exploraciones, en la que muchos hombres amantes de aventuras surcaron los mares, o descubrieron nuevos mundos, e iniciaron el movimiento hacia el oeste que abrió a la civilización el vasto continente americano. Tal movimiento espoleó la imaginación de los hombres e hizo que se concentraran sus energías en las grandes realizaciones creadoras. Este mismo fenómeno puede volver a ocurrir y tengo la impresión de que ya está empezando a repetirse.»
