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El Pino de Incienso

Mantenimiento del Pinas taeda L. o Pino de Incienso (Loblolly). como estrato arbóreo subdominante en el sudeste de los Estados Unidos

Por THOMAS LOTTI y R. D. McCULLEY
de la Estación Experimental South-eastern Forest del Servicio Forestal de los Estados Unidos de América

SI existe un problema fundamental que deban afrontar los silvicultores de todo el mundo, tal problema es el de mantener una cobertura forestal que produzca el máximo de beneficios humanos compatibles con las limitaciones ecológicas del lugar. Cuando la etapa natural culminante de la sucesión vegetal (climax) es también la cubierta forestal más propicia para el provecho económico del hombre. entonces no hay conflicto. Pero en muchos lugares, los dasócratas suelen preferir un bosque secundario subdominante (subclimax). debido a que sus componentes crecen con mayor rapidez o tienen mayor utilidad comercial que las especies dominantes. Cuando se da este caso el dasócrata tiene que saber hasta qué punto puede transigir con las leyes ecológicas al mantener indefinidamente la especie subdominante. Y, a continuación, tiene que elaborar las técnicas necesarias para mantener el subdominante en contra de las tendencias ecológicas.

Si hubiera necesidad de elegir la determinada tendencia ecológica que más ha preocupado a los ingenieros forestales. ésta sería, probablemente, la substitución natural del pino por maderas duras más intolerantes. En los sitios más aptos para la madera dura, suele ser antieconómico combatir esta tendencia. porque el rendimiento de maderas duras es abundante y de alta calidad y reemplazarlas resulta, con frecuencia, difícil. El problema principal se suscita en sitios de productividad media o baja, en donde los pinos tienden a ser reemplazados o a unirse con maderas duras, que dan un rendimiento menor y de madera menos valiosa. En los Estados E nidos, esta tendencia se ha acelerado en extensas zonas debido a la eliminación selectiva de los pinos, sin que se haya tomado, por otra parto. ninguna medida para asegurar su regeneración.

El problema es particularmente grave en lo que se refiere al Pinus taeda L. o pino de incienso (loblolly pine) del Sudeste de los Estados Unidos. A partir de cierto plinto de la costa del Atlántico, inmediatamente al este de Wáshington, D.C., la faja del pinus taeda desciende hacia el sudeste formando una especie de media luna, cada vez más ancha, a lo largo de cerca de 1500 millas (2414 Km.), cruza el río Misisipí y se extiende por los Estados de Arkansas y Tejas. En la parte norte de la faja, la especie se ve limitada a la Llanura Costera. Más al sur, invaden la Llanura Costera el pino longifolio (Pinus palustris) y el pino cubano (Pinus caribeae), y el Pinus taeda crece. sobre todo, en las tierras quebradas del interior.

Esta gran faja es tan dilatada que da la errónea impresión de que es un bosque dominante natural. Por el contrario. es un subdominante que, en su estado natural, sería reemplazado por maderas duras como el arce. el haya y ciertas variedades de robles y nogales.

En gran parte de este dominio, hubo un momento en que el bosque casi alcanzó este clímax. Aquí. los primeros viajeros encontraron extensos rodales de maderas duras, que pronto cayeron bajo el hacha del colonizador. para ser reemplazados. casi totalmente, por las plantaciones de maíz y algodón, lo cual produjo una grave erosión del suelo seguida por el abandono, en gran escala. de las tierras. En estos campos abandonados, el suelo mineral que quedó al descubierto reunía las condiciones ideales para permitir una rápida regeneración natural operada por los escasos y dispersos pinos adyacentes: el resultado fué un bosque que be compone en su mayor parte de estos árboles.

En la arenosa Llanura Costera, los primeros colonizadores encontraron un bosque en el que ya predominaba el pino. Pero como las maderas claras también existían ya, este predominio del pino no es fácil explicarlo. Quizá los vientos huracanados, así como los tremendos incendios provocados por los indios o por las descargas eléctricas, produjeron condiciones que permitieron el desarrollo de grandes zonas de pinos. En todo caso, la quema y el aclareo con fines agrícolas. hechos por los primeros colonos contribuyeron a perpetuar y a extender el Pinus taeda o pino de incienso subdominante. Estas prácticas prevalecieron por espacio de más de dos siglos.

Durante el transcurso de este tiempo, se formó gradualmente una gran industria del pino basada en el aprovechamiento del tipo subdominante de que hablamos. En los cincuenta años comprendidos entre 1900 y 1949, la cosecha de pino meridional para madera ha alcanzado un promedio de diez mil millones de pies tablares (27.2 millones de metros cúbicos) por año, y ha llegado a constituir las 2/5 partes de la producción total de madera blanda en los listados Unidos. Entre los pinos meridionales, el Pinus taeda es, con mucho, la fuente principal de abastecimiento. En 1945. más de la mitad del volumen de madera blanda aserrada en trece de los estados del sur. provenía de esta especie.

Actualmente está operándose en esta región un gran cambio. El efecto de la actividad humana en el Pinus taeda o pino de incienso subdominante, del cual depende la industria sudoriental para abastecerse, ha sido invertir la tendencia anterior. La vigorosa tendencia natural hacia las maderas duras se acelera a pasos alarmantes. En los doce o catorce últimos años, las zonas de madera dura se han duplicado en Misisipí y han aumentado en un 35 por ciento en Arkansas. En la parte del litoral de Virginia, las maderas duras de baja calidad ocupan la quinta parte de una superficie de pinos de 2 millones de acres (809.380 Ha.); y en Carolina del Sur, los tipos de madera dura abarcan una superficie 59 por ciento mayor que la de hace diez años.

Una de las razones que explican la oscilación de este péndulo de siglos, es que la agricultura se ha vuelto mucho más estable y hay menos tierras que vuelven a la condición de bosque. Otro factor es la preferencia que tiene el maderero por los pinos; cada tala deja tras de sí más maderas duras que vienen a ocupar el sitio. Otra razón importante es que la protección organizada está eliminando los grandes y frecuentes incendios, que no se dominaban, y de este modo permitían la formación de una densa capa baja de maderas duras en los rodales de pinos. El corte del Pinus taeda maduro acelera el crecimiento de esta capa baja y el establecimiento o supervivencia de los arbolillos de Pinus taeda o pino de incienso se ve con frecuencia obstaculizado por los agresivos troncos de madera dura. De esta suerte, miles de acres, que se compraron y reservaron en principio para la producción de pinos, se han convertido a las maderas duras.

Un rodal típico de pino «Mature Loblolly» (Pinas taeda L.) en la llanura costera del Atlántico.

Ahora se ve con claridad que, en grandes sectores del sudeste de los Estados Unidos, los rodales de pinos sólo podrán perpetuarse invirtiendo la tendencia actual hacia las maderas duras. Los ingenieros forestales de la región tienen que decidir, en primer término, hasta qué punto deben mantener el pino subdominante en diferentes sitios. Con los tipos permanentes de maderas duras, que se dan en las mejores tierras bajas, no hay problema especial, porque su ordenación es provechosa y la conversión al pino muy costosa. El problema se concentra en la mayoría de los sitios restantes; los cuales, evidentemente, pueden rendir mayores ganancias con el pino que con la madera dura. Estos sitios restantes varían desde las colinas arcillosas del Piedmont, sumamente erosionadas, donde acaso se necesite un componente de madera dura para reconstruir el suelo, hasta los planos suelos arenosos de la Llanura Costera, donde generaciones sucesivas de pinos no han causado, en apariencia, ningún efecto adverso. La ordenación silvícola intensiva se concentra, en su mayor parte, en esta última zona. Y este artículo trata, sobre todo, de las técnicas descubiertas para mantener el pino subdominante en la Llanura Costera de Virginia, Carolina del Norte y Carolina del Sur.

La lucha contra la conversión a las maderas duras se gana o se pierde, habitualmente, durante la etapa de la regeneración. Las investigaciones hechas en torno al problema han seguido dos grandes directrices: primera, el estudio de los hábitos regenerativos del Pinus taeda, de modo que permita una rápida y adecuada reproducción capaz de hacer frente a la competencia de la madera dura; y segunda, el estudio de los métodos para combatir las maderas duras de modo suficiente para que se consume la regeneración de los pinos.

La regeneración del pino de incienso

La Estación Experimental South-eastern Forest está recopilando actualmente los hechos básicos acerca de la regeneración del pino de incienso. Se han recogido informes sobre la producción de semillas, su diseminación y los requisitos indispensables para los semilleros. Las investigaciones que se hacen están encaminadas a lograr la reproducción del pino en la época de la corta o antes, puesto que los brotes de madera dura con frecuencia llenan los claros en el espacio de un año.

Estudios Sobre Semillas

La recolección experimental de semillas muestra que existe una tremenda variación anual en la producción de semillas del Pinus taeda. El mismo promedio de árboles maduros, que en un año bueno han producido entre 9 y 15 mil semillas sanas, en un año malo producen menos de 600 de éstas. En un nivel más o menos uniforme, en una amplia extensión de la zona del Pinus taeda, hay cosechas abundantes, con intervalos irregulares de 1 a 5 años. Los registros de un rodal mostraron que cuando se producía un total de 200.000 por acre (490.000 por Ha.), cerca del 50 por ciento de las semillas estaban vacías; pero sólo el 25 por ciento lo estaba cuando la producción del rodal ascendía a 500.000 semillas por acre (1.235.500 por Ha.). También se ha comprobado que la pérdida de semillas causada por insectos es proporcionalmente mucho más grave en un año malo que en uno bueno.

Pronóstico de los Años Buenos de Semillas

A continuación. había que encontrar maneras de pronosticar, con suficiente anticipación, los años buenos de semillas, para permitir a los ingenieros forestales sacar partido de la abundancia de éstas al planear las cosechas madereras. Se han ensayado, con muchos tipos de coníferas, diversos medios para pronosticar el volumen de la siguiente cosecha de semillas, con varios meses de anticipación a la caída de éstas. En el caso del Pinus taeda, ha habido un método de «proporciones» de piñas que ha resultado bastante exacto si se trata de hacer un pronóstico de seis meses. El pronóstico se hace contando las piñas en una sección de tres pies, a partir de la copa de los árboles que las producen. En cada árbol hay tres clases de piñas: piñas viejas y vacías que han soltado la semilla el año anterior; piñas verdes que producirán la cosecha del año, y piñitas que no madurarán hasta el año siguiente. Se obtiene una proporción de piñas para la cosecha del año dividiendo el número de las que madurarán en el otoño inmediato por el número de las que soltaron la semilla del año anterior. La proporción indica las magnitudes relativas de las dos cosechas. Esta técnica, empleada con doce meses de anticipación al desprendimiento de la semilla, ha demostrado ser digna de confianza para las pruebas limitadas; pero no ocurre así con los pronósticos para un período mayor, porque hay muchas piñitas sin madurar, que no completan su desarrollo.

Estímulo a los Arboles Productores de Semilla

Cuando se destinan rodales jóvenes, de 35 ó 40 años, a ser convertidos en pasta de madera, generalmente, no quedan suficientes semillas disponibles para la regeneración. Remedio de esto puede ser estimular la producción de semillas mediante incisiones, fertilización o corta de alivio. Las diversas clases de incisiones han sido los medios menos eficaces de tratamiento; la fertilización es eficaz, pero muy costosa, debido a la gran cantidad de fertilizantes que se necesita; la corta de alivio parece ser el sistema de aplicación práctica más inmediata, porque no supone gasto alguno y ningún otro método, de los probados hasta hoy, ha producido un estímulo mayor que éste. Todavía no se le ha puesto en práctica en escala comercial; pero la manera más conveniente de aplicarlo quizás sea en forma de corta parcial hecha tres estaciones completas de crecimiento antes que empiece a reproducirse un rodal. Los árboles que se derriban son aquellos que amenazan ahogar a los presuntos productores de semillas, a fin de dar espacio para que las copas de estos últimos se desarrollen con amplitud. Los árboles así aliviados en parcelas experimentales, produjeron siete voces más piñas que los que no lo fueron y que sirvieron de comparación. La gran cantidad de productos madereros vendibles que pueden obtenerse hacen que esta corta sea provechosa.

Zona de extensión comercial del pino de incienso (loblolly) en el sur de los Estados Unidos. La capa baja de especies «duras» en los rodales de pinos de incienso es una constante amenaza para la producción de éstos.

He aquí dos métodos para reducir la competencia que hacen las especies duras. A la izquierda, un tractor oruga con dispositivo de disco empleado para derribar las plantas jóvenes y preparar un buen semillero a la derecha, aplicación de una emulsión 2, 4, 5-T al 1 por ciento ofrece buenas perspectivas en la contención de especies duras.

Diseminación de la Semilla

La diseminación de la semilla del Pinus taeda o pino de incienso, en condiciones normales, sólo surte efecto en una distancia aproximada del doble de la altura del árbol que la produce. Las fajas aclaradas, de 200 pies de ancho (61 m.), compuestas de árboles maduros, se han reproducido rápidamente al sazonarse cerca de 100.000 semillas por acre (250.000 por Ha.) en el primer año posterior al corte. Si aumenta algo más el número de semillas, es posible sembrar, satisfactoriamente, fajas más anchas. Lo que cuenta, tratándose de árboles padres dispersos, es el volumen de producción de semillas, más bien que la distancia entre árbol y árbol. En los bosques ordenados se dejan, por lo común, en las operaciones de aclareo, de 4 a 8 árboles padres por acre (10 a 20 por Ha.). Pero las limitaciones actuales de la experiencia y la investigación ano no permiten recomendar un conjunto especial de condiciones.

Selección de los Arboles Padres

Las posibilidades de obtener una abundante provisión de semillas en la primera estación siguiente a la corta reproductora aumentan si se eligen cuidadosamente los árboles que se van a dejar. Se ha visto que los más prolíficos son aquellos que tienen un diámetro de 12 pulgadas (30 cm.) o más, y un gran número de piñas viejas en la copa. Otras características, tales como la altura total, el desarrollo de la copa y el largo de la copa en proporción con la altura total, no han llegado a constituir un método seguro para predecir el futuro rendimiento de semillas, aunque deben tomarse en cuenta al elegir la progenie.

Si para regenerar al Pinus taeda hay que depender solamente de la semillación natural, la cantidad de semilla será, con frecuencia, insuficiente, sea cual fuere el número de árboles padres que se hayan dejado, o el cuidado que se haya puesto en su elección. Haciendo un cálculo aproximado, creemos que, para asegurar una repoblación adecuada, y si se cuenta con semilleros favorables, tienen que producirse de 20 a 37 mil semillas por acre (49 a 91.000 por Ha.) en el primer año. En un año malo, un buen rodal de árboles maduros puede no producir esta cantidad de semilla. En tal caso, la selección apropiada de los árboles padres no sería una ayuda eficaz a la reproducción y la corta bien podría aplazarse para un momento más favorable.

Preparación del Semillero

Es bien sabido que el suelo mineral expuesto constituye un semillero favorable para el pino. Las investigaciones llevadas a cabo en uno de nuestros bosques experimentales han demostrado que se necesitan 83 semillas, por término medio, para producir un arbolillo en una superficie cubierta de desechos; 29 semillas por arbolillo en un tapiz forestal no perturbado; 12 semillas por arbolillo en una superficie quemada, y sólo 7, para obtener un arbolillo en suelo mineral.

La preparación del semillero por exposición del suelo mineral puede hacerse de diferentes maneras. La misma explotación forestal puede ser bastante eficaz. En los sitios donde se habían removido los rodales con tractores, se vió que varias unidades de explotación forestal habían escarificado satisfactoriamente la mitad de la zona. El fuego puede utilizarse antes o después de cortar el rodal, a fin de proveer un buen semillero. La escarificación mecánica, con un tractor de oruga y con un disco pesado o con cuchillas de desviación, ha resultado también satisfactoria. Todos estos tratamientos reducen la competencia por parte de las maderas duras y preparan también, el semillero, y algunos de ellos se examinan, con mayor amplitud, en este aspecto, en la sección que viene a continuación.

Represión de las maderas duras

La represión de las maderas duras en los sitios de pinos ofrece notables oportunidades para aplicar la tecnología moderna en la inversión de una tendencia ecológica. La premisa de la que hay que partir, en lo que respecta a la represión de las maderas duras en las tierras altas de la Llanura Costera, es que dichas maderas tienen aquí un índice bajo en cuanto a calidad y cantidad de rendimiento; pero que, si no se toman medidas adecuadas. dominará al valioso Pinus taeda o pillo de incienso. Actualmente son muy limitadas las posibilidades de influir en la sucesión vegetal utilizando las maderas duras en mayor escala que el pino. Por ejemplo, sólo el volumen de maderas duras de resaca que produce el sur, es suficiente para mantener la industria de la pasta y el papel de todo el país durante 15 años, en la misma proporción del año de 1947, en el caso de que todas las pastas se hicieran de madera dura.

El control de las maderas duras no supone que se las elimine por completo de los rodales. Hay especies valiosas. como el álamo amarillo, el ocozol y el roble blanco, que se conservan con frecuencia a manera de componentes menores de los rodales de pinos, en los sitios donde el suelo tiene la suficiente fertilidad para favorecer un buen crecimiento de estas especies. El verdadero objeto de la represión de las maderas duras es mantener la altura y densidad en el rodal de las especies inferiores, o que están fuera de su medio propio, en un nivel donde no estorben el establecimiento y la supervivencia del pino.

En el sudeste, el problema más crítico a este respecto es la eliminación de los grandes árboles de madera dura o la reducción de la capa baja y los brotes de estas especies en la época de la regeneración de los pinos. Un segundo problema es el de mantener a raya la capa baja de madera dura durante la rotación, de manera que se la pueda eliminar a bajo costo durante el siguiente período regenerativo. Los métodos elaborados en el sudeste para hacer frente a estos problemas acaso tengan muchas posibilidades de aplicación en otra zona, en donde no solamente haya necesidad de reprimir el crecimiento de las maderas duras, sino también de los matorrales y breñales de diversos tipos. Entre las técnicas que están perfeccionándose en el sudeste, figuran el empleo del fuego, las sustancias químicas y el material mecánico, de diversos tipos.

Quemas Preceptivas

Las quemas preceptivas, que se hacen en la región del pino longifolio, sobre todo para reducir la peligrosa acumulación de combustible, se extienden ahora a la región del Pinus taeda o pino de incienso, tanto para reprimir la expansión de las maderas duras. como para otros usos. Para contener a las maderas duras en los rodales de pinos, el primer fuego puede prescribirse cuando los pinos tienen de 10 a 20 años de edad, o cuando las copas son lo bastante altas para no socarrarse. Se han estado utilizando tanto los contraincendios como los fuegos de cabeza. En cualquier caso, la quema, se lleva a cabo de acuerdo con un plan trazado de antemano y en condiciones meteorológicas previstas. Se hace, por regla general, en invierno, cuando la vegetación ya curada y el estado del tiempo hacen posible una temporada de quemas bastante larga.

Un fuego invernizo mata, eficazmente, las maderas duras hasta de 1 pulgada de diámetro. El tratamiento tiene que repetirse a intervalos de 4 a 10 años, de modo que las maderas duras sigan siendo lo suficientemente pequeñas y se pueda continuar su represión mediante el fuego. El costo puede oscilar entre 25 y 50 centavos de dólar por acre (62 - 124 centavos par Ha.). Los fuegos de invierno no queman las capas profundas de la carpeta forestal; en consecuencia, probablemente, tienen poco o ningún efecto sobre el suelo. especialmente en la Llanura Costera. El pino sigue predominando y la calidad general de los sitios es alta, ano después de varios siglos de incendios repetidos y, cuando menos, de varias generaciones de pinos.

Acaso se necesiten quemas de verano para matar las maderas duras demasiado grandes para exterminarlas con quemas de invierno. La intensidad de las lluvias limita, en el verano el número de días propicios para la quema. Cuando las quemas de verano prosperan, son, con frecuencia, lo suficientemente ardientes para matar grandes cantidades de madera dura; pero se necesita mucha habilidad para evitar que dañen con exceso los rodales de pinos jóvenes.

En la época de la regeneración. se puede preparar el semillero destinado a los pinos y se pueden reprimir las maderas duras mediante una quema previa a la caída de la semilla. En este caso, la capa alta y el largo intervalo entre quema y quema de este tipo, reducen al mínimo la posibilidad de causar daños a la madera y al suelo. La temporada más favorable para el tratamiento es la correspondiente a septiembre y octubre, precisamente antes de la caída de la semilla y anticipándose a la corta de extracción que se lleva a cabo en el invierno, después que la semilla se ha desprendido. En caso de que las condiciones del combustible o el estado del tiempo no permitieran la quema en estos dos meses, queda la alternativa de hacerlo cuando sea posible durante el período que va de mediados de julio a mediados de diciembre, con la posibilidad de obtener resultados menos satisfactorios. Otra alternativa es ajustarse al programa correspondiente a septiembre-octubre; pero empezar el tratamiento unos tres años antes de la cosecha. Esta variante se encuentra todavía en la fase experimental, pero parece prometer mucho. Si la quema o no va seguida de una reproducción adecuada dentro del primer año. es posible todavía volver a ensayarla durante dos años sucesivos, con la ventaja de que se obtienen semillas del rodal entero y no sólo de unos cuantos árboles padres diseminados.

Tratamientos Químicos

Muchas de las investigaciones que hemos hecho en torno a la represión de las maderas duras, han estado relacionadas con los silvicidas. De éstos, los más eficaces hasta hoy son: el 2.4-D (2,4-ácido diclorofenoxiacético), el 2,4,5-T (2,4,5-acido triclorofenoxiacético) y el sulfomato de amonio (que se conoce comúnmente con el nombre comercial de «Ammate»). Además de ser muy eficaces como silvicidas, estas substancias químicas no son venenosas para el hombre ni los animales, cualidad de que carece el arsenito de sodio, que, también, es un buen exterminador de árboles. Hay tres maneras fundamentales de aplicar estas substancias químicas: al follaje, a las superficies cortadas y a la corteza, aunque hay muchas variaciones posibles.

La pulverización para el follaje que recomendamos corrientemente es una emulsión al 0,25 por ciento de 2,4,5-T (equivalente de ácido por peso). Algunos de los robles volverán a brotar; pero la represión en otras especies es excelente, excepto cuando se trata de aplicaciones hechas al principio de la primavera. El procedimiento habitual comprende una quema de invierno, seguida de una pulverización del follaje durante la estación subsiguiente de crecimiento. El costo de este tratamiento es bastante alto y oscila entre 7,50 y 10 dólares (E.U.A.) o más por acre (18,50 a 25 dólares por Ha.). Debido sobre todo a este elevado costo, la técnica no ha sido aceptada de modo muy general como instrumento silvícola. Las perspectivas pueden cambiar al disminuir los costos como consecuencia de las futuras reducciones en el precio del 2,4,5-T, pero, al menos por ahora, el mejor empleo que puede darse a esta técnica es dedicarla a la represión de las plantas leñosas en las servidumbres de paso.

Los mejores resultados en el empleo del «Ammate» se obtienen aplicándolo a superficies cortadas, como se demuestra en los trabajos de la Estación Experimental Southern Forest. Uno de los métodos empleados allí comprende la aplicación de unos ¾ de onza de la sustancia química, en su forma cristalina, a huecos o incisiones hechos en la base de los árboles. El número necesario de incisiones se determina dividiendo el diámetro del árbol por 2. Un segundo método requiere una solución acuosa de «Ammate» (de 2 a 4 libras por galón de agua - 0,2 Kg. a 0,5 Kg por litro). Esta solución se vierte en una abertura o faja de un solo corte, abierta alrededor del árbol a altura conveniente. El primer tratamiento es el que da mejores resultados, pero cuesta mas: unos 3 centavos por cada árbol de 10 pulgadas (25 cm.). Cuando se emplea el segundo método, suele haber muchos más brotes en la base, pero la substancia química sólo cuesta de 1 a 2 centavos por árbol de 10 pulgadas, según la concentración. Ambos métodos han alcanzado considerable popularidad, especialmente como alternativa del circulo abierto a golpe de hacha, cuando lo que se busca es librar a los pinos jóvenes de un mayor volumen de maderas duras que oprimen a las de debajo.

En lo que a este propósito se refiere, el empleo de la emulsión 2,4,5-T, al 1 por ciento, parece que tiene gran porvenir como sustituto de la solución de «Ammate» puesta en las incisiones. La emulsión sólo cuesta de ½ a 1 centavo de substancias químicas por cada árbol de 10 pulgadas (25 cm.) y, a diferencia del «Ammate», no ejerce acción corrosiva. Los resultados son más lentos que los del «Ammate»; pero la exterminación parece ser más completa.

En algunos de nuestros sitios, las maderas duras pequeñas son tan agresivas que se necesitan 2 o más limpias antes que el pino quede en libertad de crecer. En consecuencia, es mucho más conveniente un método que logre su objetivo en una sola limpia. Hemos comprobado que cuando se pulveriza 2,4,5T, al 3 por ciento, en kerosene o aceite combustible, sobre la parte superior y los lados de tocones de madera dura recientemente cortados, se elimina, prácticamente, todo rebrote. El costo total de esta operación es menor que el de las dos limpias corrientes. La técnica de represión mediante pulverizaciones sobre la corteza o la base promete llegar a convertirse en un método barato y eficaz. Continúan aún las investigaciones; pero ya hemos librado a los pinos de las maderas duras pequeñas, a un costo más o menos igual al del corte solo. Hay indicios de que pueden obtenerse buenos resultados con una solución de 2,4,5-T, al 2 6 al 3 por ciento, en aceite combustible pulverizado en la corteza, en una banda de 2 pies de ancho (60,96 cm.), alrededor de la base del árbol; pero la acción exterminadora es lenta y puede suceder que algunas maderas duras no mueran antes de la segunda estación de crecimiento.

Empleo de los Equipos Mecánicos

En los últimos años, el rápido desarrollo del material pesado para silvicultura ha abierto nuevos horizontes en lo que se refiere a la represión de las maderas duras, mediante el empleo de cuchillas de desviación, tractores arados de disco y rodillos cortadores de matorrales. La mejor aplicación que puede darse a estas máquinas es emplearlas en los rodales maduros, inmediatamente antes o después de la corta, con el doble propósito de reprimir el crecimiento de la madera dura y escarificar el semillero. Otro empleo que puede dárseles es destinarlas a reconvertir al pino tierras recientemente invadidas por las maderas duras.

Una organización industrial ha utilizado las cuchillas de desviación, en tractores de 80 a 160 HP., en tierras que no han podido regenerarse hacia el Pinus taeda o pino de incienso. En condiciones normales, la hoja de desviación se levanta sólo lo suficiente para limpiar el terreno. El tractor arrastra dos grandes tocones y, a medida que el equipo avanza, recorriendo de ½ a ¾ de acre por hora (0,20 a 0,30 Ha.), desarraiga los arbustos, los matorrales, los árboles hasta de 5 ó 6 pulgadas de diámetro (12,7 ó 15,2 cm.) y los deja donde caen. Este procedimiento descubre el suelo mineral en buena parte del terreno. En los rodales densos de maderas duras, se desconecta el mecanismo de arrastre de los tocones y la operación se convierte en un trabajo de aclareo de tierras. En este caso, se dejan los desechos en montones, a intervalos de 100 pies (30,48 m.) o se arrojan en depresiones que no sirven como sitios para pinos. Después de poner aparte los árboles vendibles y de pasar la cantidad que produzcan al haber de la operación, se calcula el costo neto en menos de 10 dólares por acre (25 dólares por Ha.).

El establecimiento de semilleros de Pinus taeda o pino de incienso sobre superficies del suelo vueltas por equipos posados, durante la corta, en tiempo húmedo, es muy inferior al que se hace en suelos perturbados con menos severidad. La altura subsiguiente del crecimiento de los arbolillos en estas zonas «pudeladas», al menos durante los dos primeros años, es menos de la mitad de la de aquellos arbolillos nacidos en otras superficies. Se temía que el resultado fuera igual en tierras aclaradas con cuchillas de desviación, pero no ha sido así. El crecimiento de los arbolillos en superficies tratadas tres años antes ha sido excelente. Sin embargo, se necesitará un período de observación mucho más largo para poder apreciar el efecto total de esta práctica sobre el sitio.

Otra organización ha utilizado el arado de múltiples discos, junto con el arrastre de tocones, en grandes zonas e inmediatamente antes de iniciar la corta de cosecha. Esta perturbación, además de la que normalmente va unida al movimiento de los tractores expone el suelo mineral en casi toda la superficie no cubierta con montones de desechos. El progreso obtenido varía de 1 a 1 ¼ acres (0,40 a 0,51 Ha.) por hora de tractor.

Una tercera compañía empleó, experimentalmente, dos copas de árboles que un tractor arrastraba por superficies previamente cortadas. Se logró una escarificación satisfactoria a razón de 0,63 acres (0,25 Ha.) por hora de tractor. Se obtuvo una escarificación mucho más completa poniendo en lugar de las copas de árboles un pesado arado de discos de los que se usan en la agricultura. De este arado tiraba un tractor de 26 HP. Diversos tipos de apisonadoras pesadas, con cuchillas cortadoras de maleza se han utilizado también en el sur para reducir espesos rodales de maderas duras pequeñas.

Perspectivas

¿En qué situación nos encontramos ante el problema de mantener al Pinus taeda o pino de incienso como Un tipo de subclimax ? Las técnicas aquí descritas se deben, en buena parte, a investigaciones recientes y su aplicación ano no está muy extendida. Es probable que el siguiente inventario forestal nos demuestre que se ha dado otro paso en la sustitución del pino por los tipos de madera dura. Sin embargo, la zona de bosque sometida a ordenación aumenta constantemente, sobre todo mediante la adquisición de tierras y las actividades forestales de grandes compañías elaboradoras de pasta de madera y madera en la Llanura Costera. La escasez cada vez mayor de tierra para pinos, unida al aumento en el valor de la madera, en relación con otros artículos, obra como Un estímulo directo a los esfuerzos que hacen los grandes terratenientes por mantener al Pinus taeda subdominante.

El empleo de nuevas substancias químicas y nuevo material mecánico promete difundirse con toda rapidez. Estos nuevos métodos ofrecen amplias posibilidades a las operaciones forestales y con ellos podrían lograrse resultados muy superiores a los alcanzados antes con los métodos de corta a mano.

Es de esperar que en las tierras boscosas, en las granjas y en otras pequeñas propiedades haya cierto retraso en aplicar alguna de las nuevas técnicas. El uso apropiado del fuego es cosa que está fuera de la competencia de muchos pequeños propietarios y la mayoría de ellos carecen de material mecánico pesado. Estos métodos se adaptan mejor a los rodales de la misma edad, en períodos de crecimiento, dentro de las grandes propiedades industriales. En cambio, los agricultores pueden aprovechar mucho más las especies frondosas de poco valor para combustible y otras aplicaciones agrícolas, y ya han mostrado interés por los métodos químicos contra las especies poco convenientes.

El problema de mantener el Pinus taeda o pino de incienso subdominante acabará por hacerse mucho más fácil cuando haya una mayor demanda y aprovechamiento de las especies de madera dura para su transformación química y otros nuevos usos. En los tipos de bosques mixtos de pillo de incienso Y de maderas duras, si la historia no nos engaña, el tiempo se encargara de dominar las inagotables existencias de mediocres especies frondosas.

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TROUSDELL, KENNETH B. A 1950 Method of Forecasting Annual Variation in, Seed Crop for Loblolly Pine (Método para el Pronóstico de la Variación Anual en la Cosecha de Semillas de Pino de Incienso). Journal of Forestry 48 (5), págs. 345-348.

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