Página precedente Indice Página siguiente


La silvicultura en el Oriente Medio

Existen ciertos grupos de países en Africa y Asia a los que los geógrafos han llamado desde hace mucho tiempo el Cercano Oriente y el Oriente Medio. Se da a estas expresiones una interpretación varia. La FAO tiene una Oficina Regional para el Cercano Oriente, con Oficinas Centrales en El Cairo, pero cuya jurisdicción se extiende hasta el Afganistán. Los estados miembros de la FAO comprendidos en esta región estudian en la actualidad la creación de un organismo regional de silvicultura que coordine informaciones y planes, y que trabaje en pro de un intercambio de ideas, hombres y equipo en una campaña común. A los fines de este articulo, todos y cada uno de los países interesados en este proyecto se denominarán, de una manera colectiva, el Oriente Medio.

Plantación y repoblación de bosques
Pastizales y praderas
Aprovechamiento de productos forestales
Problemas de protección forestal
Política a largo plazo
Erosión y prevención de inundaciones
Necesidad de una ley forestal
Investigaciones y riego
Tipos de bosque existentes
Antiguas zonas forestales
Un reciente código de legislación forestal
Tipos de bosque
Protección estatal de los bosques

TODOS los países del Oriente Medio están ya perfectamente enterados del valor potencial de sus bosques y han adoptado o proyectan adoptar la legislación llamada a proteger los recursos que aún queden, o los nuevos bosques que puedan crearse, y a garantizar su aprovechamiento racional. Sólo con una legislación eficaz podrán desarrollar gradualmente políticas forestales nacionales sanas que se ajusten a las circunstancias económicas y sociales propias de cada país, y es una de las funciones de la FAO ofrecer su consejo respecto a las tendencias generales que deben seguir dichas políticas, y ayudar a cualquier país que solicite asistencia.

Por lo general, escasean en esta región los técnicos y expertos en silvicultura. Algunos países han intentado vencer la dificultad mediante los servicios de expertos extranjeros o enviando estudiantes a escuelas y universidades forestales del exterior. En el futuro, estos países serán probablemente más autárquicos, o al menos independientes regionalmente, razón por la cual las reuniones técnicas de carácter regional que se fijaran de una manera regular podrían ayudar al silvicultor a establecer contactos personales que ampliaran la base de las actividades forestales que deben emprenderse ahora.

La FAO tenía antes la tendencia a ocuparse más, en el Oriente Medio, de la agricultura que de la silvicultura. Ahora se va a dar mucha mayor importancia a la silvicultura. Se espera que los inventarios nacionales de recursos forestales se hagan en la forma debida, así como las comparaciones con la demanda que hay para la producción de madera y de sus derivados, con el fin de que pueda hacerse una evaluación razonable de las necesidades de importación y, en algunos casos, de las posibilidades de exportación.

Pero, de inmediato, sería mutuamente ventajoso para todos los países de esta región el estudio de los problemas técnicos que les son comunes y el intercambio de documentos, descubrimientos de la investigación y resultados de sus experimentos. Deberían seleccionarse unos cuantos problemas característicos para que fueran estudiados conjuntamente en el plano internacional. Los siguientes, por ejemplo, merecen atención especial.

Plantación y repoblación de bosques

Muchas veces tienen que emprenderse trabajos de plantación y repoblación para rehabilitar bosques existentes o crear otros nuevos y atender al suministro local de productos forestales, que tan necesarios son. Esto plantea muchos problemas sociales. El ritmo acelerado de las actividades forestales podría proporcionar empleo continuo y ayudar a contrarrestar el paro que pudiera presentarse en relación directa con la limitación impuesta al pastoreo en interés de la conservación del bosque y del suelo. Sería conveniente un intercambio inmediato de ideas sobre las especies y variedades arbóreas que se adapten mejor a las condiciones locales, sobre las mejores técnicas de plantación que han de emplearse y sobre los métodos para proteger y conservar los nuevos bosques que se creen.

Los planes de plantación han de hacerse también pensando en sus aspectos más amplios, incluyendo la plantación de zonas forestales puramente protectoras plantaciones comerciales, cortinas contravientos y barreras protectoras, para la agricultura. En suma, las vastas áreas que se proyecta regar con fines agrícolas ofrecen, indudablemente, gran campo para la plantación de cortinas contravientos, y barreras protectoras de lo que puede esperarse un rendimiento maderero nada despreciable.

En todos los países de la región debería implantarse una política general que estimulara la plantación de árboles, y debería apremiarse a todos los labradores a que plantaran pequeños lotes forestales e incluso árboles aislados. Entre los municipios podría fomentarse, mediante incentivos diversos, la plantación de lotes forestales en los alrededores de los pueblos, para obtener así leña en cortas rotaciones.

La escasez de viveros es un serio impedimento para los trabajos ya en curso, y deberían estudiarse con todo detalle los procedimientos para el intercambio de simientes y plantas, cosa que la FAO se propone hacer durante los meses próximos.

Algunos de estos problemas han sido estudiados ya por la Subcomisión de la FAO sobre Problemas Mediterráneos y por la Comisión Internacional del Alamo, y la cuestión relativa al mejor aprovechamiento del eucalipto es ahora objeto de considerable atención, como se indica en el artículo del Sr. A. Metro que aparece al principio del presente número.

En los países de esta región hay extensas zonas expuestas a la erosión, que entran en el dominio de los Servicios Forestales. Se proyecta que dichas zonas sean por fin pobladas, pero ello no podrá llevarse a cabo con éxito a menos que se tomen primero medidas auxiliares tales como la formación de terrazas en las laderas, la construcción de diques para conservar las aguas y otros arbitrios. Métodos de esta suerte se han utilizado ya mucho en algunos países, pero aún caben otras mejoras, y un intercambio de informes sobre los resultados obtenidos sería de valor incalculable. También se necesitan más zonas de demostración.

El Cercano Oriente

La zona que figura en el mapa abarca más de lo que, en general, se considera como «El Oriente Medio», pero demuestra la relación de dicha zona con los territorios vecinos de Africa, en donde existen muchos problemas forestales de carácter similar. Este mapa deberá consultarse especialmente al estudiar los Cuadros de las páginas 110 y 112, en los que se dan datos estadísticos referentes a los países africanos que figuran en él.

En algunos lugares, el suelo está tan gravemente degradado que sería improcedente insistir en las técnicas de conservación y en la plantación. Con el fin de hacer posible esta última se necesita tomar medidas preliminares para arreglar los suelos. Generalmente no se conocen o no se aplican en esta región los métodos apropiados para combatir directamente la erosión del suelo, y la divulgación de informes sobre la materia es imperativa. Finalmente, a menudo se tropieza con el problema de la contención de dunas.

Necesita estudiarse todo el complicado problema de la plantación, conservación del suelo y conservación del agua.

Pastizales y praderas

La mejora de los pastos es una preocupación constante para los silvicultores de esta región. En las épocas de sequía, cuando no durante todo el ano, todos los bosques son objeto de un pastoreo intenso, por lo cual el silvicultor se ve en la necesidad de contener las incursiones de los animales. El problema es muy difícil de atacar, porque no se puede acabar simplemente con el pastoreo si n proporcionarle otros pastos y sin brindar ocupación a los brazos que dejaría ociosos la eliminación de los rebaños que pacen. Algunos países han tomado ya medidas en este sentido y otros las están estudiando. La colaboración internacional sería mutuamente beneficiosa, porque las soluciones adoptadas en un país podrían también aplicarse en otro. A fin de cuentas los problemas afectan, a veces, a varios países, como por ejemplo, cuando los rebaños - y en ocasiones hasta las tribus nómadas enteras con todos sus rebaños - se trasladan de un país a otro.

La investigación técnica es también necesaria para mejorar los pastos y para plantar árboles y arbustos forrajeros en los nuevos lotes forestales, así como en lo que respecta a los medios para controlar, restringir o prohibir el apacentamiento de los rebaños.

CUADRO 1 - APROVECHAMIENTO DE LA TIERRA Y POBLACION POR PAISES

CUADRO 2 - NUMERO DE CABEZAS DE GANADO (Miles de cabezas)

Aprovechamiento de productos forestales

Toda la región padece de una escasez crónica de madera, y es muy importante que la producción limitada, se aproveche lo mejor posible. Hay que iniciar o ampliar las investigaciones sobre los métodos perfeccionados para el aprovechamiento de las existencias de madera que hay, en particular la de árboles caducifolios, como el roble, el álamo y el eucalipto. Estas investigaciones pueden dar como resultado que la madera indígena se aproveche mejor como madera de aserrar, de durmientes, multilaminar, de planchas de fibra y de planchas ligeras para embalaje. También debe estudiarse la manera de mejorar la fabricación de carbón vegetal, como se hace actualmente en el Irán, donde además un funcionario de Asistencia Técnica de la FAO está dando conferencias a los alumnos de la Universidad de Teherán sobre tecnología de la madera.

Para que sirva de antecedente a los informes sobre los países de la región, aparecen a continuación unos resúmenes breves de las condiciones generales que prevalecen en los países del Oriente Medio. Son una síntesis de los datos remitidos a la FAO y compilados por el personal de la Sección de Silvicultura.

Afganistán

La principal característica de Afganistán es la gran cadena central de montañas Hindu Kush que, atravesando el país en una dirección de este a oeste, forma profundos barrancos y sierras.

Las condiciones climáticas, en lo que respecta a temperaturas, viento y sequedad presentan diferencias muy marcadas, que se atribuyen principalmente a la elevación antes que a la latitud. En el valle del Oxus, la temperatura llega a 44° C en el verano, mientras que en Kabul la temperatura máxima raramente pasa de los 38° C., la mínima puede descender hasta 23 y 26° C bajo cero. En el norte, la variación diaria de la temperatura de verano excede de los 17° C. El calor del estío lo agravan los vientos cálidos, especialmente en la frontera occidental, donde sopla continuamente, desde junio hasta septiembre, un viento cuya velocidad llega a los 180 Km. por hora.

El promedio de la precipitación anual es de 280 mm., cayendo la mayor parte de la lluvia entre diciembre y abril. En verano, hay aguaceros ocasionales, pero la influencia del monzón del suroeste apenas llega a Afganistán.

En las montañas principales y entre los 1.800 y 3.000 m. de altura, se dan grandes coníferas de las especies Cedrus deodara, Abies excelsa, Pinus longifolia y Larix. También se encuentran otros árboles como, por ejemplo, tejo, avellano, enebro, nogal y melocotonero silvestre y almendros. A su sombra crecen diversas variedades de rosas, madreselvas, grosellas, uvas crespas y hierbas exuberantes, incluso una abundante variedad de Ranunculaceae. El nogal y el roble (siempreviva y caedizo) descienden a las alturas secundarias, donde se mezclan con alisos, fresnos, Khinjuk, Arbovitae, enebros, Indigofera y laburnum enano, y con distintas especies de Astragalus. Un poco más abajo y hasta los 1.800 m., se encuentran olivos silvestres, varios tipos de heliantemos, alheña silvestre, acacias y mimosas, bérbero y Zizyphus; y, en algunos lugares, Chamaerops humilis (que se usa con diversos fines), Bignonia, Dalbergia sissoo, Salvadora pérsica, verbena, acanto y algunas variedades de Gesneria. Las estribaciones de las cordilleras, especialmente hacia el oeste presentan un aspecto de denudación y su escasa cubierta vegetal es casi totalmente herbácea; los arbustos se encuentran sólo ocasionalmente y los árboles apenas existen. En las desoladas mesetas de Kandahar, se dan muchas plantas vigorosas, entre ellas las leguminosas, Hedysarum alhagi, diversas variedades de Astragalus, Ononis spinosa (sus raíces fibrosas se emplean con frecuencia como cepillos de dientes), la mimosa sensitiva y otras. En los barrancos se encuentran el Nerium oleander, el laburno silvestre y varios tipos de Indigofera. Entre los árboles que se cultivan pueden citarse principalmente, el moral, el sauce, el álamo, el fresno y, de vez en cuando, el plátano falso.

Tiene valor comercial la gomorresina del Narthex asafoetida, que se encuentra en las elevadas y secas llanuras occidentales de Afganistán. En las tierras altas de Kabul el ruibarbo silvestre comestible ha adquirido importancia porque se considera un artículo de lujo para el consumo total, en tanto que las nueces y piñones comestibles se destinan a la exportación. El Elaeagnus orientalis, común en las orillas de los ríos, da una fruta comestible, y el Pistacia khinjuk produce una especie de pistacho. El pistacho verdadero sólo se encuentra en la frontera septentrional.

Afganistán es, sobre todo, un país pastoral. De sus 60 millones de hectáreas, parece que sólo el 2 por ciento están bajo cultivo, en tanto que el resto consiste en tierras desérticas situadas en el sur y sudeste y campos altos que facilitan el pastoreo estacional durante todo el año. En general, el suelo es fértil, especialmente en las amplias llanuras margosas, que se extienden al norte del Hindu Kush y en las regiones oriental y sudoriental. En ellas, lo mismo que en los valles donde es posible efectuar riegos, se obtienen buenas cosechas. El riego se realiza por medio de una red de canales, con frecuencia de muchos kilómetros de longitud y, en ocasiones, subterráneos. La FAO está asesorando al Gobierno sobre la construcción de presas y canales de riego para conservar las aguas de las inundaciones. En ciertas regiones, se practica también el cultivo de secano. Sin embargo, la riqueza principal de Afganistán está en los rebaños y hatos que vagan por las extensas tierras de pastoreo situadas al pie de las montañas. De los pastizales de los alrededores de Andkhui procede el astrakán de la mejor calidad (Karakul), mientras que de las ovejas del sur se extrae lana, carne y mantequilla.

Por lo tanto, el problema forestal de Afganistán consiste definitivamente en ampliar los bosques para la conservación del agua y en combinar la silvicultura con el pastoreo.

Chipre

La isla de Chipre está situada en una región en donde el clima es apropiado para la silvicultura. Aunque la precipitación pluvial varía notablemente en las diferentes secciones de la isla, es sin embargo más que suficiente para mantener una buena cubierta forestal en todas partes. En realidad, existen datos históricos que muestran que en tiempos anteriores el país estuvo densamente cubierto de bosques. Hoy día, las tierras forestales se extienden sobre una superficie de 167.000 ha., o sea, el 18 por ciento de la superficie total de la isla, siendo el 97 por ciento de éstas de propiedad del Estado y el resto, de los particulares.

CUADRO 3 - PRODUCCIÓN DE MADERA ROLLIZA POR HECTAREA Y CONSUMO DE PRODUCTOS FORESTALES POR PERSONA

CUADRO 4 - PRODUCCIÓN DE MADERA DE CONIFERAS Y NO CONIFERAS [Miles de m³ ®]

Estos cuadros, y los de la página 110, deben considerarse como material que sirve de antecedente a este artículo, en especial cuando se estudien conjuntamente con el mapa de la página 109. Si se comparan los Cuadros 3 y 4 se advertirá con mayor claridad la producción trágicamente pobre de madera y de productos forestales en relación, por ejemplo, con las superficies de los diversos países que aparecen en el Cuadro 1.

La topografía y el clima son, como es natural, de gran importancia debido a la relación que guardan con la silvicultura. Chipre se compone de dos cadenas principales de montañas separadas por una extensa llanura de tierra agrícola: (a) la cadena del norte constituida por las montañas Kyrenia, estrecha cordillera formada principalmente de piedra caliza y que llega a alcanzar una altura de algo más de mil metros, y (b) la cadena del sur o montañas Troodos, un grupo de moles formado principalmente de rocas ígneas, que se elevan a una altitud máxima de casi dos mil metros. Casi todas las principales zonas forestales están situadas en las mayores altitudes de estas dos cadenas de montañas. El clima es típicamente mediterráneo, con lluvias invernales y un largo período de sequía durante los meses de verano. La cantidad normal de lluvias está estrechamente relacionada con la topografía de la isla y varía de 260 mm. en Morfú (30 m. de altura) a más de 1.000 mm. en Troodos (1.750 m.). Los ríos son torrenciales con grandes crecidas durante la época de lluvias y secos lechos pedregosos en el verano. Sin embargo, es sumamente significativo el que las únicas corrientes perennes son las que fluyen de las extensas zonas boscosas de la cordillera meridional.

Los principales bosques naturales que cubren las montañas son, en su mayoría, rodales altos de coníferas con un piso inferior formado casi siempre por especies hojosas. El fondo húmedo de los valles sirve de sostén a los bosques altos ribereños en los cuales predominan las maderas duras. Entre las coníferas principales figura el Pinus brutia que se considera como el árbol maderable más importante de la isla, en todas las regiones hasta 1.400 m. de altitud, en tanto que el P. laricio no se encuentra sino a alturas mayores de 1.200 m. y sólo en los bosques de Troodos y de Adelfi. Crecen también en la isla otras especies de maderas blandas como, por ejemplo, el Cedrus brevifolia, en los rodales de Paphos, a más de 900 m.; Juniperus phoetidissima, sólo en los bosques de Troodos y de Adelfi, a más de 1.200 m. Cupressus sempervirens, especialmente en las tierras de piedra caliza y en particular en las montañas del norte, y Pinus pinea, que fué introducido hace siglos, pero que nunca se ha reproducido naturalmente y que se encuentra principalmente en las plantaciones de las tierras bajas. Las principales especies de maderas duras de los bosques altos son el Platanus orientalis y el Alnus orientalis, los cuales sólo crecen en el nivel inferior de los valles húmedos y diversas especies de Eucalyptus que sólo se encuentran en las plantaciones de las tierras bajas. Otras especies hojosas que crecen principalmente fuera de los bosques del Estado son el Populus nigra, Juglans regia y Quercus lusitanica, con un estrato arbustivo inferior representado por el Quercus alnifolia, Q. coccifera, Pistacia terebinthus, Acer obtusifolia, Ceratonia siliqua, Olea europoea, Tuniperus phoenicia, y Acacia cyanophylla.

Tras siglos de una explotación destructiva, en 1870 durante la ocupación de los turcos, se aprobaron medidas en Chipre para la regulación de las cortas pero no fueron aplicadas en forma efectiva. No obstante, a fin de disminuir la destrucción de los bosques, el Gobierno turco prohibió la exportación de madera. En la época de la ocupación británica, en 1878, los bosques que habían podido sobrevivir se encontraban en una condición en extremo deplorable, y la zona forestal no constituía sino una pequeña fracción de lo que había sido anteriormente. Además de los perjuicios ocasionados por la corta, el clareo, la quema y el pastoreo, los bosques habían sufrido grandes daños a causa del destructivo sistema que se utilizaba para la extracción y destilación de las resinas. La urgencia de salvar los bosques restantes era tan manifiesta que inmediatamente fué establecido un Servicio Forestal. La primera Ley Forestal fué promulgada en 1879 y a ésta siguieron otras en 1881 y 1898. Los primeros años fueron dedicados a la definición y demarcación de los bosques y a la aplicación de las medidas de protección forestal.

Problemas de protección forestal

Esto paré impopular, cosa que era de esperarse ya que desde tiempo inmemorial los bosques habían sido tierra de nadie y todos podían explotarlos y despojarlos para su propio beneficio personal, sin ningún impedimento. Dió ello origen a incendios intencionados de los bosques por los pobladores, que adoptaron este procedimiento para exteriorizar su descontento por las restricciones que se les imponían. Estos incendios, además de las quemas normales que se habían vuelto una costumbre en el curso de los anos, ya sea con el objeto de producir mejor material de ramoneo al alcance de las cabras, o con el fin de obtener combustible para los mercados, redujeron los bosques a un estado lamentable.

A principios del siglo, el Servicio Forestal se hallaba sólidamente establecido; se habían determinado los límites de los bosques y se los había demarcado; se establecieron algunas estaciones forestales y se estaban llevando a la práctica algunos proyectos de plantación de bosques en las tierras bajas. A pesar de esto, la protección forestal continuaba a la zaga y todos los esfuerzos iniciales para detener la destrucción de los bosques naturales tuvieron que enfrentarse con una oleada de incendios malignamente provocados por los pobladores de las aldeas situadas en las zonas forestales. En 1912, todo el bosque de Kantara, es decir, una superficie de aproximadamente 6.500 Ha., fué prácticamente destruido de esta manera. Después de 1920 se empezó a aplicar la silvicultura científica por medio de un personal capacitado. Este período, hasta finales de la cuarta década de este siglo, fué de anhelante espera y de formación para el Servicio Forestal hasta lograr el grado de eficiencia y de desarrollo necesario para dominar la situación que prevalecía en los bosques y dedicarse a la aplicación efectiva de las medidas de protección y fomento. En 1931, los grupos del Plan de Operaciones empezaron a estudiar sistemáticamente todos los aspectos de los problemas forestales y los programas de trabajo resultantes se concentraron en las medidas necesarias para su solución. En esta forma, se hizo evidente que la explotación sistemática sobre la base de un rendimiento continuo, acompañada de un amplio programa de plantación, ofrecería mayores oportunidades de empleo, brindando así nuevos medios de vida a aquellas personas cuyas actividades tendían normal y directamente a la destrucción de los bosques como, por ejemplo, los que llevaban su ganado a pastar en los bosques u otras personas que los devastaban a fin de obtener un sustento mínimo. En 1938 habían cambiado de tal forma las condiciones locales que, por fin, fué posible emprender la labor de fomento efectivo de los bosques, y orientar el trabajo respectivo hacia el diagnóstico y la eliminación de las causas básicas de la destrucción de los rodales, en un plano de relaciones amistosas con todos los interesados. En el curso de los diez anos siguientes, prácticamente todos los bosques montañosos se habían liberado del pastoreo. A medida que desaparecía esta costumbre era por primera vez posible llevar a efecto la plantación de bosques en gran escala. En 1939, las anticuadas leyes forestales fueron adaptadas a las condiciones actuales y consolidadas sobre una base legal que anulaba cualquier reclamación de derechos y privilegios sobre los rodales, con excepción de los preceptuados en dichas leyes. El período de guerra de 1939-45 originó nuevamente, lo mismo que durante la Primera Guerra Mundial, la urgente demanda de una tala excesiva, pero en esta ocasión el Servicio Forestal estaba en posición de distribuir y de prevenir las cortas abusivas de manera que la silvicultura no sufrió ningún menoscabo. Por el contrario, el período de la guerra coincidió con un amplio plan de fomento forestal que motivó una actividad intensa y brindó muchas oportunidades de empleo en los bosques. El resultado fué que éstos, al terminar la guerra, se encontraban en mejores condiciones que antes de la misma y bien encaminados hacia un franco restablecimiento.

Política a largo plazo

En 1950, el Gobierno formuló finalmente la declaración escrita de la política forestal que debía seguirse durante un largo tiempo. Sus características salientes son:

(1) se considera que los beneficios directos de la silvicultura como fuente de abastecimiento de productos forestales, están sobrepujados, en grado considerable, por los beneficios indirectos que se obtienen con la protección de las zonas de captación de aparas y con la detención de la erosión de los suelos y, por consiguiente, se proyecta extender las restricciones a todas las cuencas de recepción situadas en las tierras altas, así como a otras áreas, y no limitarlas a los bosques que están produciendo un beneficio económico directo;

(2) a fin de asegurar que las tierras forestales reservadas en esta forma puedan cumplir su objetivo en cuanto a la conservación de aguas, inclusive la detención del escurrimiento y la protección del suelo, se condidera conveniente hacer que la cubierta vegetal adquiera la máxima densidad natural y librarla del riesgo de danos ocasionados por el hombre y el ganado y, cuando sea necesario, emprender obras de ingeniería en el terreno; se reconoce, por lo tanto, que para aminorar las exigencias que el suministro de madera impone a los bosques locales, se necesitará efectuar cuantiosas importaciones de este artículo, y que, particularmente en lo que respecta a combustible, la finalidad deberá ser la provisión de otros materiales sustitutivos tales como aceite y carbón, y la producción de energía eléctrica en cantidad suficiente para aliviar a los bosques de las demandas industriales y las de la mayoría de las actividades urbanas. Además, se tiene el propósito de orear zonas de aldeas rurales para la producción de combustible, que también proporcionen cuando sea posible, buenas maderas y de fomentar la plantación de árboles en las tierras rurales;

(3) los bosques de proteción deberán estar administrados bajo un sistema silvícola que en ningún momento permita que el suelo quede expuesto a los peligros de la erosión, y todos los bosques deberán estar sujetos a un plan de trabajo que se base en el principio del rendimiento continuo;

(4) a fin de desalentar las depredaciones, deberán reconocerse y satisfacerse las necesidades de las aldeas situadas en los bosques o en sus cercanías; en los casos en que sea necesario restringir los privilegios de pastoreo, deberá proporcionarse una compensación razonable o medios sustitutivos de subsistencia y aún las facilidades para que los moradores de los pueblos aislados, que no cuenten con tierras cultivables suficientes, puedan trasladarse voluntariamente a nuevos lugares fuera de los bosques;

(5) deberá fomentarse la ordenación eficaz de los bosques particulares, principalmente por medió del establecimiento de servicios de asesoramiento pero deberá preverse la imposición de medidas reguladoras, cuando éstas sean necesarias para evitar el deterioro de los bosques de propiedad privada, en caso de negligencia o incompetencia.

El Servicio Forestal funciona bajo la dirección del Conservador de Bosques quien es responsable de todos los trabajos silvícolas en la isla: este servicio consta de cuatro departamentos territoriales y uno de planes de trabajo. El personal de campo está compuesto por 7 silvicultores profesionales, 2 silvicultores auxiliares y 150 guardabosques y celadores forestales permanentes. Sus recursos financieros provienen de los presupuestos anuales, sean ordinarios o de fomento, autorizados por el Gobierno.

En lo que respecta a la administración de las tierras forestales particulares, existe una disposición para su protección y regulación por el Gobierno, a solicitud de los propietarios; bajo esta protección existen en la actualidad catorce propiedades forestales que pertenecen a particulares y que abarcan un total de más de 1.000 hectáreas.

Aproximadamente el 60 por ciento de las áreas denudadas que existen en los bosques de propiedad estatal, que están sufriendo los efectos de la erosión, han sido tratadas siguiendo el procedimiento de «gradoni», rellenando las cárcamas o fajas de cultivo en contorno, antes de sembrarlas con especies forestales. Actualmente está en vigor un sistema para prevenir y combatir los incendios. La eficacia de la vigilancia general de las cortas y del pastoreo ilícitos, se calcula en 70 por ciento. Las operaciones de aprovechamiento se realizan en forma eficiente, pero sólo en pequeña escala; podrían lograrse mejoras en la calidad de los productos si se modernizaran los aserraderos y las maquinarias de las industrias que trabajan la madera. Prácticamente la isla no exporta madera ni productos madereros; su comercio de importación, cuyo volumen excede considerablemente al de la producción, está limitado a Europa.

En Chipre no existen facilidades locales para una educación superior en materia de silvicultura y la capacitación del personal profesional se lleva a cabo en el Reino Unido. En 1951 fué inaugurada una Escuela de Silvicultura para guardabosques, cuyos cursos completos eran de dos anos de duración. (Véase Noticiero Mundial, pág. 148).

Irak *

* Véase también: La Silvicultura en Irak, por G. W Chapman. Unasylva. Vol. II. N° 5.

La mayor parte de la superficie del Irak (43.542.000 Ha.) está comprendida dentro de una faja pluviométrica del orden de los 100 a 200 mm., lo cual indica el tipo de vegetación forestal que debe corresponderle. El hecho de que actualmente la cubierta forestal sólo abarque una extensión inferior a dos millones de hectáreas, o sea el 4 por ciento aproximadamente de la superficie total, se explica por los efectos que generalmente producen los cultivos migratorios en la forma en que se practican en el Oriente Medio, los incendios, el pastoreo abusivo de ovejas y cabras y las cortas excesivas, circunstancias que además se combinan con condiciones ecológicas desfavorables. La expresión «cubierta forestal» no pasa de ser una denominación generosa que comprende los «recuerdos» del pasado y las esperanzas del porvenir.

Este paisaje de montaña, desolado y víctima de la erosión, es característico de gran parte de las tierras llamadas forestales en el Oriente Medio. La fotografía representa uno de los montes de robles (Quercus infectoria) en la zona kurdistana de Irak. El aspecto de los árboles desmochados, será más familiar para los silvicultores que el terreno desnudo, degradado y en el primer plano, sin la menor vegetación o tapiz inferior, a pesar de formar parte de una de las mejores zonas forestales del país.

Los bosques naturales existentes están situados en las regiones montañosas del norte y del nordeste del país y en las estrechas llanuras inundables de los grandes ríos. Los bosques de montaña (Ghabat) son de un carácter notablemente uniforme y generalmente pueden clasificarse en bosques de robles, de pinos y de montañas ribereñas. Los primeros están formados principalmente por monte bajo de roble, generalmente de escasa densidad y muy degradado; en muchos lugares la cubierta vegetal ha sido destruida totalmente, produciéndose una grave erosión. Dentro de la comunidad de bosques de robles, se pueden reconocer tres asociaciones diferentes: de los 450 a los 750 metros de altitud, se encuentran principalmente Quercus aegilops con Pistacia khinjuk; de los 750 a los 1.200 metros predominan los Quercus aegilops y Q. infectoria, con algunas especies secundarias, finalmente, de los 1.200 a los 1.800 metros el Q. infectoria y Q. libani, con el Pistacia mutica y Acer cinerascens. Algunos de los mejores bosques están situados en esta última zona como, por ejemplo, los que se encuentran en el Kharadag, al norte de Mosul; los que existen al norte de Sirsing, a lo largo de la frontera turca, y los de la región comprendida entre Rawanduz y Sulaimaniya; en ellos pueden verse árboles de todas las edades con una buena cantitad de tapiz vegetal y frecuentemente una abundante cubierta de hojas muertas.

Los pinares se encuentran en unas pocas zonas, de extensión reducida, en el Mosul Liwa, por lo general en terrenos de marga roja; la especie que los constituye es el Pinus brutia, que va casi siempre acompañada de Q. aegilops y Juniperus oxicedrus. Los bosques de montaña ribereña constituyen un tipo interesante, no muy frecuente, en el cual las especies principales son: Platanus orientalis, Fraxinus rotundifolia, Salix acmophylla y S. purpurea; los bosques que forman fajas estrechas a lo largo del fondo de los valles y de los ríos han sido despojados de toda la madera de valor, pero podrían reaccionar fácilmente si se los protegiera. Lo mismo puede decirse de los bosques de robles, que también podrían rehabilitarse en un plazo relativamente corto si se les brindara una protección adecuada. Todas las especies locales presentan en realidad un vigor notable y sólo precisan de cierta ayuda para lograr su recuperación.

Además de los bosques de montaña, existen los bosques de las llanuras que bordean los ríos o Ahrash, los cuales cubren aproximadamente 20.000 hectáreas y representan un cuarto tipo ecológico diferente. Las especies principales son el Populus euphratica, junto con el sauce y el tamarisco, pero desgraciadamente el bosque ha quedado reducido a matorral como consecuencia de las intensas cortas para leña y madera de monte bajo. Sin embargo, no han sido exterminados y podrían asimismo rehabilitarse si se les protegiera.

En algunas partes del Irak el álamo se ha aclimatado bien. En la fotografía se ve el transporte de postes de esta madera por una carretera bastante buena, cerca de Shaglawa.

En algunas partes del Irak el álamo se ha aclimatado bien. La fotografía representa una sección de un fustar pino carrasco (P. haleppensis) en Zawita, una de las pocas zonas de coníferas que existen en, el país.

Para completar el cuadro que presenta el Irak, hay que mencionar las plantaciones de álamos (Populus nigra) que son característica esencial de los pueblos situados en la mayor parte de los valles montañosos, que se encuentran entre los 600 y los 1.500 metros de altura, en Mosul y Arbil Liwas, y mencionar también los 56 millones de palmeras datilíferas que aportan una buena contribución al suministro de madera.

Erosión y prevención de inundaciones

La conservación del suelo y la prevención de las inundaciones son de importancia fundamental en el Irak ya que, prescindiendo del aceite, que constituye la base de la economía del país, la prosperidad de la agricultura está basada en la regulación del curso de los ríos, a fin de evitar las peligrosas avenidas en los períodos en que el nivel de las aguas es alto y de mantener un suministro adecuado durante las épocas de escasez. Tanto peligro entraña el exceso como la falta de agua en los ríos, y también tiene importancia la calidad de aquélla: el exceso de limo en suspensión o la concentración demasiado elevada de sal, que desde las zonas de avenamiento son arrastrados hasta los ríos, reducen el valor que tienen éstas para el riego. Toda la vida de la llanura mesopotámica depende de las aguas de los ríos Tigris y Eufrates, que tienen su nacimiento en las montañas del Norte, región de grandes lluvias y nieves durante el invierno. Aunque para conseguir el grado de regulación necesario se puede hacer mucho por medio de la construcción de presas y embalses, estas obras sólo afectan al caudal de los ríos, pero no contribuyen de ninguna manera a detener la sedimentación de limo o la concentración de sales nocivas. La regulación definitiva del curso de las aguas de los ríos deberá ser determinada en las zonas de captación de las cuencas situadas en las montañas, y también en las zonas lluviosas de las llanuras septentrionales. En los sectores cultivados de las primeras es posible regular el escurrimiento, después de la caída de una lluvia abundante por medio de terrazas y otros procedimientos, pero en la parte no cultivada, que es mucho más extensa, sólo se puede lograr esta protección a base de la vegetación natural que cubre el terreno. Es evidente la gravedad del problema, si se considera que además de los bosques naturales, con frecuencia en condiciones lamentables, existe por lo menos una superficie de igual extensión, la cual estuvo antiguamente cubierta de árboles y que ahora se encuentra completamente desnuda.

Esta denudación, lo mismo que la erosión del suelo de la parte montañosa del país, se deben a dos causas principales: los cultivos migratorios y los viñedos plantados en pendientes excesivamente inclinadas e inestables. En las llanuras, la principal causa de la erosión es el viento. La agricultura migratoria y el cultivo de la vid sólo deberían ser permitidos en las pendientes poco acentuadas, utilizando terrazas o camellones de contorno, pero este procedimiento plantearía a su vez la redistribución de las poblaciones rurales y el establecimiento de un sistema adecuado de fajas protectoras y de cortinas rompevientos en las llanuras. Estas soluciones han sido estudiadas atentamente por las autoridades del Irak, pero todas ellas significan enormes inversiones de tiempo y de dinero y la provisión de personal técnico capacitado.

Necesidad de una ley forestal

El país precisa con urgencia una amplia y rígida ley forestal, ya que la única reglamentación legal que actualmente existe en materia forestal es la Ley turca de 1867. Una ley dictada en 1943 con la finalidad de organizar la vicia económica del país, medida adoptada durante la guerra y prorrogada posteriormente, concede atribuciones para regular la concesión de licencias de corta y la movilización de los productos forestales, pero la labor del Departamento de Silvicultura (una de las varias secciones de la Dirección de Agricultura del Ministerio de Economía) se ve dificultada gravemente por la falta de atribuciones legales convenientes, además de la inexistencia de una política forestal determinada y de la falta de personal y fondos adecuados. Los recursos económicos del Departamento de Silvicultura dependen de las cantidades consignadas anualmente en el presupuesto de la Dirección General de Agricultura.

En cuanto al régimen de propiedad, puede decirse que todos los bosques naturales son de propiedad del Estado según la Ley de Propiedad Rústica, pero todavía no están registrados específicamente (hasta la fecha sólo se han delimitado y medido 50.000 Ha.), no ejerciendo el Estado en forma señalada su derecho de propiedad. Los terrenos de las llanuras en los que se proyecta establecer fajas protectoras, son también de propiedad del Estado, pero todavía no se ha asignado ninguna parte de ellos a este fin. Las únicas importantes tierras boscosas de propiedad particular son las plantaciones de álamos precoces, que se conservan bajo riego en los valles de las montañas (a que ya se ha hecho referencia), las mismas que son muy productivas y en cuya ordenación no interviene la Administración.

Investigaciones y riego

Las plantaciones experimentales realizadas en distintos lugares, en algunos casos con ayuda de las aguas de riego, muestran que no existe ninguna dificultad de magnitud para establecer las especies adecuadas y no cabe duda de que es posible producir madera de buena calidad en las plantaciones sometidas a riego y obtener beneficios comerciales. En Haji Omran, zona situada a unos 1.800 metros de altura se ha establecido un vivero con el objeto de obtener hijuelos de calidad para plantar las laderas más altas de las montañas, entre los 1.700 y los 2.100 metros, lugares que actualmente son pastizales de altura; los árboles que se han escogido para el proyecto y que son propios para la fabricación de traviesas de ferrocarril son dos especies del Himalaya, el Cedrus deodara y Pinus excelsa. Se están ultimando los detalles para la creación de un gran vivero forestal y una estación experimental en Arbil, sede del Departamento de Bosques. Se han cercado algunos rodales naturales de Pinus brutia para observar los efectos de la prohibición del pastoreo sobre la regeneración natural.

Irán

Irán tiene aproximadamente 19 millones de hectáreas de bosques, o sea el 11,5 por ciento de su superficie total, pero una gran parte de ellos ha sufrido daños considerables para obtener carbón y leña y el sotobosque ha sido sometido a un pastoreo excesivo.

El relieve del Irán está constituido por una antigua meseta primaria afectada por los plegamientos alpinos (montañas de Elburz y Zagros) y por depósitos cuaternarios aluviales (llanuras del Mar Caspio y del Golfo Pérsico). El clima corresponde al tipo seco continental en la mayor parte del país, exceptuado la región del Caspio, que disfruta de precipitaciones pluviales intensas. El cuadro que damos a continuación proporciona una idea de las notables diferencias en cuanto a la cantidad de lluvia y a la temperatura en las diferentes regiones del Irán.

Localidad

Precipitación pluvial mm.

Temperatura

mínima °C

máxima °C

Resht (Región del Caspio)

1.500 - 2.000

- 10

+ 25

Tabriz (N-O)

500

- 40

+ 25

Meshid (Este)

400

- 35

+ 35

Teherán

300

- 30

+ 40

Ahwaz-Abadan (S-O)

200

+ 5

+ 55

La vegetación forestal está condicionada, naturalmente, por el relieve y por el clima, pero en Irán, a consecuencia de la destrucción que causaron durante siglos el ramoneo de los animales salvajes y las talas excesivas, los bosques han desaparecido de las llanuras y los valles. En muchas regiones se produjo la erosión, que trasladó el suelo desde las montañas a las llanuras. En Khuzistán hay señales de que prácticamente toda esta provincia ha sido formada por el depósito de los sedimentos procedentes de las montañas que se extienden al norte de dicha región, y también, por ejemplo, las costas del Golfo Pérsico han retrocedido una distancia de unos 250 Km.

El resultado final es, por una parte, la creación de un problema de recursos hidráulicos - ya que sólo muy pequeñas cantidades de agua de lluvia se infiltran en el suelo, hasta formar parte del abastecimiento freático de las desnudas montañas - y, por otra parte, la desigual distribución de la vegetación forestal, que actualmente sólo aparece en zonas inaccesibles o en los lugares en que el crecimiento es bastante rápido para producir árboles en regiones recientemente taladas y que no son cultivadas.

Tipos de bosque existentes

Los bosques actuales varían grandemente en lo que a su valor se refiere y pertenecen a toda clase de tipos diferentes, desde los bosques tupidos de las laderas septentrionales de las cordilleras del Elburz, hasta las estepas completamente desnudas que sirven solamente como tierras de pastoreo del ganado lanar. Entre estos dos extremos, aparecen todos los tipos intermedios de bosques degradados, de un carácter más o menos estepario. En general, es posible distinguir tres principales regiones forestales: las vertientes septentrionales de las montañas Elburz; la zona sudoccidental del oeste; y la zona del Golfo Pérsico. Existen también algunos rodales aislados de alfóncigos silvestres en el este, a lo largo de la frontera afgana.

En cuanto a la primera zona, en donde existen aproximadamente 4 millones de hectáreas cubiertas de bosques, de los cuales algunos no se han explotado nunca porque se encuentran demasiado alejados de las vías de comunicación, las especies principales son las siguientes:

Acer campestre y A. platanoides, Alnus glutinosa Carpinus betulus, Cupressus sempervirens, Fagus silvatica, Fraxinus excelsior, Gleditschia caspica, Juglans regia, Moras indica, M. alba, M. nigra, Parrotia persica, Platanus orientalis, Pterocarya fraxinifolia, Quercus castaneifolia, Q. iberica, Q. sessiliflora, Salix spp., Ulmus campestris, U. montana, Zelcova crenata. Las asociaciones principales están constituidas por Quercus castaneifolia, que, por desgracia, ha sido explotado con exceso y cuya reproducción ha sido perjudicada por el pastoreo; Parrotia persica, especie típica de esta región; y Fagus silvatica, que abunda mucho. En los valles húmedos crecen, generalmente, el Alnus, el Salix y el Fraxinus, en tanto que en las regiones calcáreas se encuentran Cupressus, y el Buxus invade las selvas excesivamente explotadas para la producción de carbón. En arboledas cultivadas, se encuentra Juglans regia, que proporciona madera para el comercio de exportación, Morus, para la cría del gusano de seda (solamente en la costa), y árboles auranciáceos en los distritos de Ramsar y Shasavar. En la zona sudoccidental del oeste, se encuentran: Diospyros kaki y D. lotus, Robinia pseudo-acacia, Ailantus glandulosa, Melia azedarach, Myrtus communis, Pistacia terebinthus, Populus alba, P. euphratica, P. nigra y, en particular, Quercus persica. Esta especie se reproduce a pesar de las grandes sequías en el verano, bien como monte bajo o como árboles desmochados. Finalmente, tanto en esta zona como en todo el Irán, existen muchas plantaciones rurales de regadío de álamos, plátanos falsos, sauces y fresnos.

La zona del Golfo Pérsico tiene un carácter muy diferente, abarcando regiones desérticas y subtropicales.

Las especies más corrientes son: Melia indica, Mangifera indica, Phoenix dactilifera (palma datilera), Zizyphus spp., que también se encuentran en la segunda zona, Tamarix, Acacia arabica y Albizzia lebbek.

No existen verdaderos bosques que merezcan este nombre.

Al hablar del aprovechamiento de la madera, hay que tener en cuenta que los datos estadísticos de la producción registrada no dan más que una visión parcial; se realiza una gran cantidad de cortas y de sacas ilegales de madera, especialmente para combustible y de la cual se consumen grandes cantidades. La madera para usos industriales se obtiene exclusivamente de los bosques de la parte norte y está compuesta principalmente por nogal, roble, arce, aliso y plátano falso. Las únicas maderas exportadas, en cantidad muy limitada, son: el nogal de color para la fabricación de chapas delgadas, y duelas de Quercus castaneifolia para la fabricación de barriles; éstas se venden en los mercados europeos y se embarcan principalmente en el puerto de Khorramshahr, en el Golfo Pérsico. La madera utilizada en el país para la ebanistería y el entramado es principalmente el haya y en segundo lugar el plátano falso. Los durmientes de ferrocarril se hacen de haya y de roble, pero este último va escaseando. Existe también un importante mercado nacional para el álamo producido en las plantaciones, sobre todo en las ciudades. La extracción se realiza solamente con animales de carga.

Las industrias de la madera están todavía en su fase de artesanía. El aserradero más importante tiene una capacidad de 30 m.³ por día, mientras que los demás son sólo talleres que, en la mayor parte de los casos, tienen solamente dos sierras de cinta y una cepilladora. El sistema normal de trabajo consiste en alquilar las máquinas por horas a los clientes, que traen su propia madera. En la región del Caspio, existe una empresa de conservación de la madera, mientras que en Teherán, Tabriz e Isfahan existen fábricas de fósforos. Hay también varias fábricas de cartón que emplean papel de desecho y paja como materia prima, y una fábrica de madera multilaminar que está en vías de reconstrucción.

Existe una gran confusión en cuanto al sistema de propiedad de los terrenos forestales. En la región del Caspio, se dice que más de la mitad de los bosques es objeto de disputa, mientras que el resto es reclamado por el Estado. Esta situación estimula, como es natural, la explotación excesiva.

La administración forestal fué constituida hace escasamente diez años y se compone de un millar de personas aproximadamente, que administran y vigilan los bosques situados en las laderas de la región del Caspio y algunos rodales de alfóncigos en el este. Hasta la fecha, no se ha hecho ninguna declaración de política forestal y no existe una legislación sobre montes. Los elementos para enseñanza y capacitación del personal profesional son escasos.

Jordania

Sólo es bosque el 0,4 por ciento de los 9 millones de hectáreas de Jordania. Sin embargo, esas 35.000 hectáreas parece que son de monte verdadero, en peores o mejores condiciones, y no se incluyen en ellas todas las regiones con árboles o matorrales desperdigados que, con frecuencia, se clasifican como «bosque» en los países del Oriente Medio.

Existe una gran diferencia entre los montes que hay en las orillas este y oeste del río Jordán. Los de la ribera oriental, a pesar de abusos pasados, dan señales de recuperación, como resultado de la protección que se les ha dado en los últimos 5 ó 6 años. Algunos robledales, tales como el del Wadi Sham, son muy espesos y los pinares de Dibbin se regeneran extraordinariamente bien. No hay duda de que en la orilla occidental, y hasta 1947, había zonas forestales buenas, pero a raíz de los sucesos de 1947-1948, parece que se han talado por completo extensas zonas boscosas; y aun antes de esa época, hubo continuos abusos en las reservas forestales. El ramoneo de las cabras ha detenido la regeneración y los refugiados de Palestina han complicado aún más la situación, desmochando árboles e incluso arrancando de raíz la vegetación del monte bajo, con lo que han creado graves problemas de erosión.

Los principales tipos de vegetación forestal de Jordania son los siguientes:

1) Robledales. La especie principal es el Quercus coccifera que a menudo constituye el 75 por ciento de las existencias en crecimiento, junto con el Pistacia terebinthus, el Crataegus azarolus, el Arbutus andrachne, el Pyrus syriaca, los Prunus spp., el Styrax officinalis, el Ramnus spp., el Olea y los Rhus. Cuando la cubierta vegetal es espesa hay muy poco o ningún sotobosque pero si es abierta se dan el Poterium spinosum y, en algunos lugares (como en el Wadi Sham), el Phlomis viscosa, con el Echium y los Onosma. Se encuentra con frecuencia la especie Q. infectoria, que en ocasiones constituye un elemento apreciable en los bosques del Ajloon y del Wadi Sham, especialmente en las escarpas de 750 a 1.100 metros con una precipitación pluvial de 600 a 700 milímetros. La roca madre de este tipo de suelos es siempre piedra caliza. El Q. aegilops aparece hacia el norte, en lo más alto de los terrenos escarpados, como en el bosque de Juffain por ejemplo, donde forma montes puros con árboles muy distanciados. El algarrobo (Ceratonia siliqua) también se asocia con los robles en ambas orillas del Jordán, pero se dan pocos ejemplares y sólo donde las heladas no son intensas. Parece ser probable que este tipo vegetal cubriese más o menos todas las montañas de Jordania hasta hace unos 40 ó 60 años; y todavía se le encuentra en el extremo sur, cerca de Shanbek, hasta unos 1.700 metros de altura, pero con pocas especies asociadas, excepto el Pistacia y el Crataegus. En la orilla occidental se asocian más frecuentemente con el Pistacia lentiscus y el P. atlantica.

2) Pinares. Este tipo vegetal se encuentra reducido a una limitaba zona alrededor de Ajloon. Predomina el Pinus halepensis con un piso inferior ralo de Quercus coccifera, Arbutus andrachne y, menos comúnmente, Pistacia terebinthus y Crataegus azarolus; hay bastante Cistus villosus y C. salvifolia en el sotobosque, y Poterium en campo abierto. La regeneración del pino es abundante, con frecuencia profusa. Esta asociación sólo ocurre en el norte, en terrenos calizos de 750 a 900 metros donde la precipitación es de 600 a 800 milímetros.

3) Enebrales. Los bosques de enebros se dan en terrenos de piedra arenisca al sur de Tafileh en una zona de 30 ó 40 kilómetros que llega hasta Shanbek y se extiende aún más allá de la pronunciada que domina el Wadi Araba, a 900 y 1.200 metros de altura, y con una precipitación pluvial de 400 a 500 milímetros. Ocurren en esta asociación unos cuantos ejemplares antiguos de cipreses (Cupressus sempervirens), y es muy posible que la especie haya tenido una distribución más extensa en el pasado. El vulgarizado arbusto Daphne linearifolia se introduce en este tipo de monte en la meseta de Sharah, a 1.400-1.600 metros, y se extiende hacia Petra. Dos especies de Astragalus, la Phlomis y la Poterium spinosum, junto con diversas especies de Origanum y otras muchas hierbas, constituyen el monte bajo.

4) Bosques de alfóncigos. Se encuentran unos cuantos ejemplares desperdigados de este género, evidentemente restos de bosques más extensos, pero que ahora forman rodales aislados que apenas si merecen el nombre de monte. No hay asociación excepto con las especies Retama raetum, Artemisia herba-alba y las Atriplex en Wadi el Butum; y raramente se encuentra vegetación perenne de ninguna clase.

Se está avanzando mucho en la demarcación y medición de las reservas de bosque de la orilla oriental, en lo que antes recibía el nombre de Transjordania. Casi todos esos bosques están situados en los distritos del norte, pero también ha comenzado la colonización en el sur. Es muy necesario iniciar nuevamente la demarcación y el levantamiento de planos de los bosques de la orilla oeste, con objeto de evitar que cause más daños la tala ilícita y el exceso de pastoreo, e impedir que los ocupantes ilegales adquieran derechos de propiedad en lo que son bosques pertenecientes al Gobierno. Una región bastante extensa de tierras forestales, o tierras en que podrían plantarse bosques, son de propiedad particular y, por lo tanto, no se han incluido en la categoría de reserva de bosques. Gran parte de este tipo de tierras está constituido por pastizales de poca calidad para cabras y son en general bienes agotables, si no un foco de erosión para el suelo. Por lo tanto, deberían repoblarse, tanto porque así conviene a la conservación del suelo, como por ser esa la forma más conveniente de aprovechar la tierra.

No existe en Jordania más declaración escrita sobre política forestal que la Ley Forestal de 1926. En 1940 se preparó un proyecto con ciertas modificaciones, pero no ha sido promulgado todavía. En realidad, la Ley de 1926 es muy satisfactoria, pero es importantísimo que se aplique en los bosques de la orilla oeste. Está en estudio otra ley sobre el pastoreo de cabras, parecida a la que existe en Chipre que, de promulgarse, sería un gran avance y constituiría un arma poderosa para combatir el extendido y grave perjuicio que causa el libre pastoreo caprino.

En Jordania se llevan a cabo algunas excelentes obras de conservación, especialmente en el norte, pero también en Karak y en Wadi el Kuf, que se encuentran en la orilla oeste. La técnica es muy parecida en todos los casos y consiste en la preparación de bancales, cultivo en fajas y, según las condiciones del lugar, la siembra o plantación de Acacia cyanophylla, que es muy prometedora, cipreses, Pinus brutia, P. pinea, almendros, Quercus segilops y Robinia. En algunos lugares se han obtenido ya importantes éxitos. No hay en Jordania una diferencia clara entre la plantación de bosques para la obtención de productos forestales y la plantación tendiente a conservar el suelo. En casi todos los casos, la plantación es principalmente una medida de conservación del suelo y sólo tiene como fin secundario la producción de madera o de leña. Sin embargo, las plantaciones de Samu y Wadi el Kuf entran dentro de la categoría de las productivas. La primera es muy notable; se inició hace un par de años, a pesar de cierta oposición local, con la siembra y plantación de acacias, cipreses y pinos en una meseta baja caliza y en la actualidad es muy prometedora. La plantación de las 80 hectáreas de Wadi el Kuf se inició en 1923 con Pinus halepensis principalmente y, en pequeña escala experimental, con P. pinea, P. canariensis, tres cipreses y dos acacias. Aunque el pino de Jerusalén (halepensis) sobresale entre los otros, toda la plantación es un magnífico bosque y demuestra lo que podría conseguirse en el país entero y el aspecto que tendría, de repoblarse adecuadamente. En menos de 30 años, los árboles plantados a lo largo del valle han alcanzado una altura de 15 metros y un diámetro de 40 centímetros.

En Jordania se han hecho grandes progresos en la plantación de bosques durante los últimos 3 ó 4 años, generalmente hablando, pero todavía queda mucho por hacer. Se sabe bastante sobre la conveniencia de las especies, excepto en el extremo sur, cerca de Tafileh y Shanbek, donde se cree que el ciprés dará buenos resultados e incluso se experimentará con cedros a más de 1.400 metros de altura. Una de las razones del éxito alcanzado es el magnífico trabajo que se ha hecho en los cinco viveros, que están bien provistos de plantas vigorosas y saludables.

Ofrecen grandes posibilidades las plantaciones de álamos en los valles de los ríos, pero aparte del Populus nigra, deberán probarse otras especies o tipos de crecimiento más rápido. Las granjas forestales son dignas de ser fomentadas, y debiera hacerse una campaña para popularizarlas entre los campesinos, bien en la forma de lotes forestales, de cortavientos o incluso de barreras protectoras. Se ven buenos ejemplos de lotes forestales en Jubaiha, cerca de Amman, donde el Departamento de Bosques ha plantado 18 hectáreas de robinia, cedro y Pinus brutis, en tierras particulares, para proteger el suelo, y dar abrigo a un huerto de perales situado en terreno más bajo; y en la aldea de Yamun, próxima a Jenin, en la orilla occidental, donde el Comisario del Distrito consiguió que las aldeas plantasen 12.000 árboles en un «Día del Arbol».

El Departamento de Montes, que depende del Ministerio de Hacienda, cuenta en la actualidad con un personal muy limitado, compuesto por el Director que tiene sus oficinas en Amman, 6 funcionarios Forestales y 161 guardabosques. En el país mismo no se da instrucción forestal, pero unos cuantos estudiantes son capacitados en el extranjero, especialmente en la Escuela de Montes de Chipre.

Líbano*

* Véase también Forest Conditions in Syria and Lebanon. J. Rolley. Unasylva, Vol. II, N° 2.

El Líbano tiene una superficie terrestre de un millón de hectáreas aproximadamente que comprenden la Llanura Costera, la Cordillera del Litoral, el Valle Alto del Beqaa y las laderas occidentales de la cordillera Anti-Líbano y del Monte Hermon.

Las formaciones geológicas características están constituídas por piedras calizas y areniscas, compactas y muy permeables. Si las laderas estuviesen cubiertas de vegetación, estas características tendrían la mayor importancia en un país de lluvias escasas e irregularmente distribuidas, la mayor parte de las cuales tienden a perderse debido al escurrimiento. Tanto las piedras calizas y las areniscas, como los suelos en que se encuentran, son sensibles a la temperización y a la erosión, lo que explica mucho el paisaje escabroso y severo del Líbano. Las formaciones rocosas próximas a la costa, son más duras que las del interior, pero las mayores precipitaciones pluviales favorecen la vegetación y hacen que la erosión sea menos grave.

En contraste con gran parte del Oriente Medio, el Líbano posee algunos hermosos bosques de coníferas, entre los que sobresalen los de pinos piñoneros (P. pinea) cerca de Beirut. Una vista de esta zona.

En contraste con gran parte del Oriente Medio, el Líbano posee algunos hermosos bosques de coníferas, entre los que sobresalen los de pinos piñoneros (P. pinea) cerca de Beirut. Parte de un bosque de Abies cilícica, en las proximidades de Kamouan, una de las más interesantes zonas de bosques naturales que quedan en el país.

El país disfruta de un clima típicamente mediterráneo y casi todo el Líbano propiamente dicho recibe un promedio adecuado de lluvias, que va de 600 hasta más de 1.000 mm. por año en las mayores elevaciones que llegan a los 3.100 metros. Existen, sin embargo, grandes variaciones de un año a otro, y la mayor cantidad de lluvias se concentra en el período de noviembre a febrero. Empero, la cordillera de Anti-Líbano recibe menos agua, oscilando la precipitación entre 200 y 600 milímetros. El Valle del Beqaa y la Llanura Costera poseen manantiales abundantes, debido a las corrientes subterráneas que circulan a través de las formaciones calizas. En general, en el país se experimentan grandes variaciones climáticas que van desde la humedad típica de la Llanura Costera, a través de las regiones montañosas de la costa y el valle más protegido del Beqaa, hasta el suelo relativamente seco del Anti-Líbano.

Prácticamente no hay ninguna parte del país en la que el crecimiento de los árboles se vea obstaculizado por el clima, pero la mejor región para la silvicultura, la forman las vertientes occidentales de la cordillera del litoral. Los declives occidentales del monte Hermon son parecidos a los del Líbano propiamente dicho y deben ser tratados de manera similar. En la llanura costera y el Valle del Beqaa la silvicultura sólo se interesa en el establecimiento de plantaciones y lo que se conoce generalmente con el nombre de «granjas forestales» o silvicultura mixta que proporcionan protección, madera y leña.

Antiguas zonas forestales

Hay pruebas abundantes de que la extensión de los bosques en el pasado llegaba aproximadamente a unas 250.000 hectáreas. En Mneitre existe todavía una inscripción en una roca en la que se da cuenta de la existencia del bosque particular de un emperador romano y se advierte al público que no lo toque. Pero la tala sin distinciones, la quema, el ramoneo de las cabras y de otros animales, junto con las prácticas agrícolas defectuosas, han dado por resultado el exterminio casi total de la selva natural y la degeneración del suelo que la mantenía. Actualmente sólo quedan unas 74.000 hectáreas de bosque, y en este caso el término «bosque» ha de ser interpretado muy liberalmente. Una extensión de 45.400 hectáreas, es propiedad del Gobierno; 16.400, de los particulares, y 12.200, de las comunidades.

El Akkar y el Dennieh son dos interesantes zonas boscosas situadas en la parte septentrional del país, en las estribaciones que dominan la llanura de Tell Kalak y a una altitud que oscila entre 400 y 1.400 metros. En Akkar, a medida que aumenta la altura, se encuentran en primer lugar sotos de Quercus coccifera mezclados con algunos Pinus halepensis; luego, los tallares de robles caedizos; más arriba, a unos 1.200 metros de altura, rodales formados casi exclusivamente por Abies cilicica, y finalmente, conforme la línea de los árboles se aproxima a los 1.800 metros, un bosque de Juniperus muy desperdigados. Dentro de Akkar se encuentra el macizo de Jebel Amona, que comprende aproximadamente unas 8.000 hectáreas y que merece mención especial. En esta zona existen bosques puros de Abies cilicica, bien desarrollados, que se reproducen satisfactoriamente y que han permanecido prácticamente intactos, debido a su inaccesibilidad. Muchos de los árboles tienen más de 2 metros de diámetro y 30 de altura.

El Dennieh comprende algunos bosques mixtos de abeto y de cedro, y, de vez en cuando, macizos poblados exclusivamente de cedros. Por desgracia, se los trata con frecuencia equivocadamente y se los desmocha.

Las selvas de Hermel y Baalbeck se extienden por las vertientes orientales del propio Líbano, prolongando el Akkar y cubriendo en total unas 35.000 hectáreas, 5.000 de las cuales están en el Anti-Líbano. Consisten en setos degradados de roble siempre verde, muy abiertos, sujetos a cortas excesivas y al pastoreo de numerosos rebaños y, por tanto, destinados a desaparecer con el tiempo.

Durante los últimos años han empezado a establecerse estaciones de investigaciones forestales y viveros en los países del Oriente Medio. Arriba a la izquierda, se ve una alameda de la Escuela de Agricultura de Caradj (Irán) en la que se aprecian diversidad de tipos. A la izquierda fastigiados y a la derecha semi-erectos, todos ellos medran bien. Abajo, un vivero de la granja experimental vecina a Bagdad, Irak. En la fotografía superior de la derecha se ven también algunos álamos, esta vez en una plantación cerca de Arne, en Siria, donde ciertas estirpes se desarrollan bien y son sumamente apreciadas:

Al este de Trípoli se encuentran los bosques del valle alto del Kadischa, formados principalmente por cedros y de extensión bastante limitada. Uno de los más interesantes es el rodal de Ehden, próximo también al manantial del Kadischa y que constituye el famoso bosque de cedros del Líbano; situado en un valle desnudo y a una altura de 1.600 metros, este bosque sólo cuenta actualmente con unos pocos árboles, pero casi todos ellos tienen más de 3 metros de diámetro.

Más al sur está el valle del Nahr Ibrahim, que contiene un bosque formado casi en su totalidad por Pinus halepensis y un vigoroso rodal de Juniperus localizado cerca del nacimiento del río, a una altura de 2.000 metros.

La región ondulante situada en la vecindad de Beirut está bastante bien cubierta de plantaciones de Pinus pinea sembrados en 1860. Son de propiedad particular y están bien cuidados debido a su rendimiento (semillas comestibles, madera industrial y leña).

En el Jebel Barouk, y en la frontera meridional existen varios bosques abandonados en malas condiciones. En el Sur incluso los excrementos de las cabras se recogen cuidadosamente y se transportan por mar a Beirut y Trípoli para ser usados como abonos en las plantaciones de naranjas y plátanos, que existen a lo largo de la costa.

La distribución de las especies forestales puede resumirse como sigue:

Desde el nivel del mar hasta 1.600 m.:

- robles siempre verdes con tapiz siempre verde, Pistacia lentiscus, Arbutus y Myrtus. Olivos silvestres y algarrobos dispersos. Cuando no han sufrido talas ni desmoches, este tipo de vegetación llega a adquirir alturas de 12 metros

- Pinus pinea y P. halepensis. De cultivo fácil en plantaciones, podando los primeros para que se desarrollen las coronas, y estimulándose así la producción de semillas comestibles. Son preferibles los suelos de rocas areniscas la altura es hasta de 20 metros;

- robles de hojas caedizas: de éstos hay muchas especies, algunas de las cuales tienen importancia económica para productos especiales. Crecen hasta 15 metros;

- franjas estrechas de plátanos falsos, alisos, nogales, sauces y álamos, a lo largo de los riachuelos y en los valles húmedos.

A más de 1.600 m.:

- cipreses y enebros, asociados algunas voces con Pinus halepensis en niveles inferiores. Los cipreses se dan en suelos calcáreos muy secos, mientras que el enebro parece preferir las rocas areniscas. Alcanzan alturas hasta de 25 metros

- por encima de este nivel comienzan los bosques de abetos y de cedros que probablemente constituyeron el tipo predominante en el Líbano, asociados con cipreses y enebros.

Se calcula que aproximadamente la mitad del total de la zona boscosa está cubierta de robles, principalmente Quercus coccifera y de robles caedizos como el Quercus aegilops, Q. cerris y Q. libani. Las coníferas vienen en en segundo lugar, y las especies que prevalecen en orden de importancia son Pinus halepensis, P. pinea, P. laricio, Abies cilicica, encontrándose, además, enebros, cedros y cipreses. En el resto de la zona se dan especies secundarias, tales como el nogal, arce, álamo, madroño y alfóncilo, y árboles de aptitud semi-forestal como el sauce, higuera, laurel, almendro y olivo.

Un reciente código de legislación forestal

Respecto a la legislación, puede decirse que el Código Forestal que entró en vigor el 7 de enero de 1949, impuso algunas restricciones a todos los bosques libaneses. Los clareos y las talas están sometidos a leyes especiales y solamente pueden realizarse cuando lo autoriza la Administración Forestal, después de la investigación respectiva. El clareo de los rodales de propiedad particular sólo se autoriza a condición de que el propietario tenga facilidades de riego y substituya el bosque por un huerto; el trabajo tiene que realizarse bajo la inspección de la Administración Forestal. Sólo aquellos árboles que no se consideran como verdaderos tipos forestales (eucalipto, plátano falso, álamo, nogal, sauce, aliso, etc.) están exentos de estas disposiciones, cuyo objeto es racionalizar los métodos de utilización y asegurar la conservación de los bosques y del suelo.

Generalmente los rodales particulares son de tamaño muy pequeño, con una extensión de 5 hectáreas, y son administrados por los propietarios mismos, bajo la inspección de la Administración Forestal; producen principalmente madera para fines agrícolas y leña.

Los esfuerzos de los silvicultores libaneses se han concentrado en la plantación de 150.000 hectáreas de tierras baldías que se consideran adecuadas para la silvicultura. Recientemente se han establecido cuatro viveros capaces de producir más de un millón de vástagos de coníferas y 500.000 de maderas duras. También se piensa en la creación de plantaciones sembrando directamente semillas de especies convenientes.

La regulación de los torrentes tiene gran importancia debido a que muchos de ellos se deslizan por laderas muy empinadas; además, las lluvias torrenciales causan de vez en cuando graves inundaciones. Empero los trabajos de regulación acaban de comenzar. La habilitación de las regiones pantanosas de la llanura costera se ha realizado en una escala bastante extensa, principalmente mediante la creación de plantaciones de eucaliptos. Se ha sugerido el empleo de álamos en la alta meseta del Beqaa y los experimentos que se han hecho han dado ya resultados muy prometedores.

Actualmente están en marcha varios proyectos para reorganizar la administración y la ordenación de los bosques de propiedad del Gobierno y de las comunidades, y también para estudiar las plagas y enfermedades que atacan a las distintas especies silvícolas, y la aplicación de métodos apropiados para impedir y dominar los incendios forestales. El principal obstáculo al mantenimiento y regeneración de los bosques propiamente dichos es el pastoreo excesivo de los rebaños de cabras, que son demasiado numerosos, y las cortas no autorizadas. Los grandes núcleos de población carecen de madera para leña y otros fines. Se han adoptado vigorosas medidas administrativas para contrarrestar estos abusos y se ha formulado una nueva ley de pastoreo en las selvas y de explotación silvícola. Las regiones plantadas se destinarán a reservas y se prepararán las tierras de pastoreo, limitándose además el pastoreo dentro de los bosques ya sean éstos de propiedad del Gobierno, de comunidades o de personas particulares.

El corte y transporte de trozas se hace generalmente utilizando bueyes y camiones. Aunque la industria maderera es de poca importancia, existen 74 aserraderos y fábricas de cajones y 8 instalaciones para la elaboración de chapas. El principal producto del bosque es la leña, que se obtiene del Quercus coccifera, Q. aegilops, Q. cerris, plátano falso, álamo, Pinus halepensis, P. pinea y enebro. La semilla del Pinus pinea, aparte de que se emplea localmente en confitería, se la exporta.

El comercio de la madera está regulado muy estrictamente: toda la que se produce, incluso la de las especies no forestales, queda bajo la vigilancia de la Administración Forestal y no puede movilizarse sin permiso especial. La producción nacional de madera es insuficiente para satisfacer las necesidades del país. La exportación está prohibida y no existen restricciones para la importación, llegando a importarse unas 30.000 toneladas anuales, una sexta parte de las cuales corresponde a madera para combustible.

La Administración Forestal está constituida por una Oficina Central en el Ministerio de Agricultura de Beirut y por los siguientes servicios: 1) Plantación de Bosques y Rehabilitación de Suelos; 2) Aprovechamiento de los Bosques; 3) Protección de los Bosques; 4) Caza y Pesca. Existen además servicios locales en cada uno de los cuatro departamentos en los que está dividido el país, dotados de un ingeniero de montes, un inspector, seis oficiales subalternos y unos veinte guardabosques. El presupuesto de la Administración Forestal está incluido en el general del Gobierno, pero cuenta también con ingresos procedentes de las multas que se imponen como sanciones al incumplimiento de las leyes forestales, y de la tercera parte del valor de los productos obtenidos en la explotación de los rodales de las comunidades. No se obtiene ninguna clase de ingresos de los propietarios particulares.

Hace más de seis años se estableció en Beirut una Escuela de Agricultura, en la que se dieta un curso de silvicultura propiamente dicha; también se va a organizar un curso especial de un año sobre ciencia forestal. En la actualidad, los funcionario subalternos y los guardabosques reciben instrucción en las Escuelas de Agricultura del Departamento.

Todos los años se celebran la «Semana del Cedro» y el «Día del Arbol», dándose consejo técnico a aquellos que desean emprender actividades de plantación. Cuando los propietarios particulares no pueden hacer frente a los gastos respectivos, el Gobierno realiza todas las labores que se consideren de interés público. Parte de los ingresos que se deriven de las selvas así creadas, servirán en el futuro para reembolsar al Gobierno el gasto correspondiente.

La única madera comercial procede de las especies ribereñas como el Platanus orientalis, Juglans regia y Fraxinus rotundifolia y de las plantaciones de álamos. No está muy perfeccionada la extracción por lo que se refiere a las trozas o al carbón vegetal, el cual se mete en sacos y se carga en mulas o camiones. La demanda nacional de toda clase de productos forestales excede en mucho a la oferta, a pesar del material que se importa.

No existen instituciones que proporcionen educación superior en materia de silvicultura, pero algunos estudiantes van a capacitarse al extranjero.

Pakistán Occidental

Por su clima y vegetación, la región occidental de Pakistán tiene afinidades con el Oriente Medio mientras que la oriental pertenece al Sudeste de Asia.

En esta reseña solamente se tratará de la primera.

El clima es extremoso: desde el árido, sin lluvias, hasta valles verdes y húmedos; desde muchos grados bajo cero en los montes hasta el calor agostador de las llanuras; desde las dunas de arena y el desierto pedregoso hasta pantanos. Como es lógico, tantas variaciones producen grandes diferencias en la vegetación y en la densidad de población humana. La distribución de los bosques en el Pakistán Occidental es pues, ante todo, efecto del clima, aunque también se ve afectada por la mano del hombre.

Los bosques existentes pueden dividirse en naturales y artificiales o plantaciones. Los primeros ocupan unas 400.000 hectáreas en las zonas montañosas y submontañosas del norte y el noroeste; unas 565.000 en los secos montes de Baluchistán y en las regiones tribales; unas 485.000 en las planicies húmedas de los valles, amén de las regiones secas dispersas, de monte bajo, que hay en las llanuras del Punjab, y que se han salvado de la tala gracias principalmente a la falta de comunicaciones. Los bosques artificiales o plantaciones se encuentran sobre todo en el Punjab, aunque su número está creciendo en la provincia de Sind y en otras. Todos han sido plantados en llanos muy poblados y están relacionados principalmente con los proyectos de riego que forman parte de los planes de habilitación de tierras.

Tipos de bosque

El bosque de tipo montañoso aparece desde los 900 hasta los 4.000 metros de altura. Consiste principalmente en coníferas, tales como Cedrus deodara, Pinus excelsa, Picea morinda, especies Abies y, en los lugares cálidos, orientados al sur, de poca altura, Pinus longifolia. La precipitación pluvial es más elevada (1.300 mm.) al este de la región y disminuye gradualmente hacia el oeste. La proporción de Cedrus deodara, que es el árbol más valioso, aumenta según disminuyen las lluvias. Las especies hojosas comunes asociadas dependen de la altura, orientación y lluvia, y son los Quercus, los Acer, el Aesculus hippocastanum, el Populus, el Juglans, el Salix, el Betula, y el Juniperus.

Los tipos submontañosos no se dan por encima de los 900 metros. El clima es seco y las temperaturas son extremas en las estaciones de estío e invierno. El Pinus longifolia se encuentra en las zonas más altas, pero el monte típico está formado por Acacia modesta, Olea cuspidata, Prosopis spicigera, Dodonaea viscosa y las especies Zizyphus Son abuntantes el Ichinum angustifolium y otras hierbas.

El tipo característico de las colinas del Baluchistán se encuentra en zonas muy secas y actualmente se halla en muy mal estado. Las especies principales son el Pinus gerardiana y el Juniperus macropoda, pero hay otras muy vigorosas que resisten la sequía. Este tipo se da desde los 1.500 hasta los 3.000 metros por encima del nivel del mar.

El bosque ribereño, conocido localmente con el nombre de bela, se encuentra a lo largo de los grandes ríos, en regiones que anualmente se inundan o convierten en tolladares, especialmente en Sind y en el Punjab. La especie más común es la Acacia arabica, que se da con gran profusión, y las Dalbergia sissoo, Prosopis spicigera, Populus euphratica, Butea, Salix y Tamarix.

Los chaparrales o rakhs se encuentran en todas las llanuras del Punjab y han permanecido intactos, principalmente porque están situados a gran distancia de los lugares de consumo. Las especies presentes son de carácter típicamente xerofítico, tales como la Prosopis spicigera, la Salvadora oleoides, la Dodonaea viscosa, las Capparis, las Acacia, las Tamarix, etc. La mayor parte de esta región no está bajo la vigilancia del Departamento de Montes, aunque la va adquiriendo gradualmente.

Todos los bosques artificiales o plantaciones los ha establecido el Departamento de Montes y ahora ocupan una extensión aproximada de 40.000 hectáreas. Las especies principales plantadas hasta la fecha son la Dalbergia sissoo, la Acacia arabica, la Mella azedarach los Eucalyptus, los Prosopis, etc.

Respecto al aprovechamiento, la Acacia arabica, además de proporcionar una leña excelente, se emplea en la manufactura de carros, aperos agrícolas, mangos de herramientas, clavijas de tiendas de campaña y entibos. La Acacia modesta da también una excelente leña y además se usa para ruedas de carros, rodillos de trapiche y aperos de labranza. La Abies pindrow se utiliza para cajas de embalaje, tejamaniles y traviesas de ferrocarril, después de someterla a un tratamiento de creosota. La madera del Cedrus deodara tiene importancia en la construcción y se presta también para traviesas de ferrocarril, carruajes y vagones, construcción de casas, vigas, entarimados, armazones de puertas y ventanas, muebles ligeros, tejamaniles, cajas de municiones y preparación de patrones. La del Dalbergia sissoo es la mejor madera para hacer muebles, objetos de ebanistería tallados y buena también para la construcción de casas y trabajos de carpintería y marquetería en general; se emplea mucho para hacer carretas y carruajes, aperos, cajas para pertrechos de guerra, y es además buena como leña. La de Dodonaea viscosa da muy buena leña. Con la de Juniperus macropoda se hacen lápices y también se emplea localmente para vigas y cabrios en la construcción de chozas. La de Mella azedarach es adecuada, en pequeñas dimensiones, para la manufactura de embalajes, muebles baratos y entejado ordinario, pero no se considera apropiada para su empleo como leña, debido al olor acre que da cuando se quema. La de Morus alba facilita madera de gran calidad para material deportivo, tal como palos de hockey, raquetas de tenis, badminton y squash; también se usa para hacer muebles de campaña, escardadoras y en la construcción de carruajes. La de Olea cuspidata se utiliza para los mangos de herramientas, para trabajos de torneado y tallado, y además es una excelente leña. La de Picea morinda se usa para entarimados y techos, ebanistería general barata y artesas. La del Pinus excelsa da madera bien conocida en marquetería, y es además conveniente para la construcción, manufactura de artículos domésticos, muebles ligeros, tejamaniles, cajas, almas de láminas, tableros de dibujo, etc. La del Pinus longifolia es popular en la construcción, especialmente para techos y suelos, tejamaniles, etc.; después de haber sido tratada es excelente para traviesas de ferrocarril, para postes de telégrafo, teléfono, etc., y para la manufactura de fósforos. La del populus euphratica se utiliza para hacer cajas, fósforos, muebles ligeros, artículos torneados y juguetes. La de Prosopis spicigera da una excelente leña. Las de las especies Tamarix se emplean para aperos de labranza y pequeños artículos domésticos, en las aldeas.

Es grave la situación maderera en el Pakistán Occidental. En algunos lugares hay abundancia de madera y leña; en otros no hay nada. La producción total de madera es completamente insuficiente; y el consumo actual en todo el país es 40 veces menor de lo que se considera como la necesidad mínima. Respecto a la leña, la cuestión es especialmente grave, puesto que no existe ningún otro combustible, ni para satisfacer las necesidades domésticas, ni para las industrias que dependen de ella.

Siria *

* Véase Estado de la Silvicultura en Siria y Líbano, por J. Rolley. Unasylva, Vol. II, N° 2.

Se consideran «bosques» unas 422.000 hectáreas, o sea el 2,3 por ciento de la superficie total de Siria.

La cordillera Yebel Ansaribe, con unos 1.500 metros de altura, en una línea de tierras altas ondulantes, la depresión de Ghab y las vertientes orientales de la cordillera Anti-Líbano y el Monte Hermón, son las principales características topográficas del oeste de Siria. En la parte oriental del país se encuentran las estepas y los desiertos, al oeste y al sur del río Eufrates, la región volcánica del Yebel Druso y el Haurán; el valle del Eufrates y el Yezirah, al este del río. Exceptuando la depresión central y la cordillera costera, que recibe la mayor cantidad de lluvia (más de 1.000 mm.) y que contiene las principales zonas boscosas, la meseta oriental es la región más extensa; gran parte de ella sólo sirve para el pastoreo, pero ciertas zonas altas son interesantes desde el punto de vista silvícola, debido a los restos de bosques de tipo especial (principalmente Pistacia), particularmente adaptados a condiciones de sequedad extrema. En general, hay una graduación de estepa, semidesierto y desierto, de oeste a este y de norte a sur.

La lluvia varía de acuerdo con estas diferencias y corresponde a la de los lugares similares del Líbano con una costa húmeda y grandes precipitaciones de más de 1.000 mm. en las vertientes que dan al mar de la línea costera y el Yebel Ansaribe; estas zonas tienen un clima típicamente mediterráneo. Al este del Yebel Ansaribe disminuye la precipitación, descendiendo rápidamente a 600 mm. y más al oriente a 300 mm. con alguna ligera variación en los Yebel, debido a la altura.

Las temperaturas varían considerablemente y la oscilación es mucho mayor en la meseta, donde hay heladas en invierno, cuyos daños pueden ser grandes en algunas regiones. La máxima de verano en la meseta puede llegar hasta los 49° C.

Los suelos son principalmente arcillosos, de origen calcáreo y margoso; sus colores van desde el marrón rojizo hasta el blanco, en el desierto. Los subsuelos derivados de formaciones de lava basáltica en la región del Yebel Druso son de una gran fertilidad. El suelo de las laderas de la franja occidental de lluvia, se lo ha llevado el agua hace mucho tiempo, mientras que la erosión eólica arrastra la tierra de las llanuras cultivadas.

La tierra «forestal» de Siria no está cubierta principalmente de monte, en la acepción generalizada del término, sino que es capaz de convertirse en bosques si recibe la protección adecuada. El 90 por ciento de esta superficie es propiedad del Gobierno y el resto pertenece a comunidades o a particulares. Se han acotado los montes que son propiedad del Estado, y aunque los estudios topográficos no pasan aún de ser rudimentarios y no se ha llegado a una demarcación precisa, lo hecho representa un buen comienzo.

Las zonas más adecuadas para la silvicultura pueden identificarse rápidamente gracias a los restos de bosques que aún existen. Las regiones más importantes son las siguientes:

a) La región boscosa llamada Kurd-Dagh en el norte, situada al noroeste de Alepo. Es de poca extensión y se halla prácticamente devastada por la tala abusiva realizada durante la Primera Guerra Mundial. Quedan algunos sotos de Quercus coccifera con algunos pinos (P. halepensis y nigra var. pallasiana).

b) Los dos bosques de Baer, que ocupan en total unas 25.000 hectáres, situados al nordeste del Latakia y que forman el principal bloque forestal de toda Siria. El de Bassit, próximo al mar, está cubierto de rodales bastante espesos y casi puros de P. halepensis, que desgraciadamente son víctimas del fuego, el de Baer, situado a mayor altura (800 m.) tiene P. halepensis, Quercus cerris y Q. aegilops; estos dos son robles caducifolios que se regeneran fácilmente. En general, esta región boscosa está intacta, excepto en las proximidades de su perímetro donde se tala para los secaderos de tabaco.

c) El de Yebel Ansaribe está cubierto en sus crestas de excelente madera comercial de robles caducifolios, con árboles aislados de Cedrus libani, Abies cilicica y Juniperus excelsa; su extensión aproximada es de 20.000 hectáreas.

Turquía posee muchas zonas con buenos rodales de árboles frondosos, entre los que figuran en particular diversas especies de robles y de hayas. Un robledal característico que se aprovecha también para pastoreo en Haras de Caradjbey. El abundante pasto contrasta fuertemente con la cubierta rala que se ve en otras fotografías de estas páginas.

Turquía posee muchas zonas con buenos rodales de árboles frondosos, entre los que figuran en particular diversas especies de robles y de hayas. Un hayal cerca de Bolu, en la región del Mar Negro, invadido por rododendros, que allí, como en todas partes, constituyen una maleza peligrosa.

Las montañas del interior han sido prácticamente taladas. Exceptuando la palmera datilera, el Pistacia Kiniuck es la única especie de árbol del desierto; tiene especial interés porque, incluso en muy difíciles condiciones xerofíticas, alcanza una altura de 5 m. Se encuentran extensiones bastante grandes de esta especie en dos zonas del desierto sirio; sólo se dan unos pocos árboles por hectárea y no hay regeneración, debido al pastoreo de cabras y a la tala ilegal. Al sur de Damasco y en Kuneitra la vegetación consiste generalmente en espesos chaparrales de diversos robles vivaces y caducifolios, desmedrados y muy ramoneados por las cabras.

Se dice que una quinta parte de los montes acotados está integrada por robles vivaces; otra quinta parte por robles caducifolios; otra por coníferas (Juniperus excelsa, J. drupacea, Pinus halepensis); otra quinta parte es de Pistacia; y la quinta parte restante de otras especies. Entre los árboles cultivados comunmente en las plantaciones de regadío, hay una especie local de álamo, conocida con el nombre de roomi, cuya madera es muy estimada. Existen excelentes ejemplos de huertos, arboledas y jardines, en algunas localidades, como por ejemplo, Damasco, donde 15.000 hectáreas de árboles contrastan fuertemente con el desierto circundante. En varias estaciones hortícolas se han hecho estudios excelentes de la labor realizada en los viveros de árboles y en la selección de especies adecuadas para fines especiales.

En 1930, bajo el mandato francés, el Código de la Tierra sustituyó en gran parte a las viejas Leyes Musulmanas de la Tierra y al Código Otomano de la Tierra. La categoría más importante de tierras es la llamada Miri, en la que el Estado conserva el derecho de propiedad, mientras que el de ocupación lo disfrutan los particulares, que pueden vender, hipotecar y arrendar este derecho. El cultivo ha de ser continuo, porque de lo contrario la tierra vuelve al Estado; esto ha causado grandes abusos. Originalmente, los usufructuarios de las tierras Miri no podían alterar su carácter (por ejemplo, no podían convertirlas en bosques) sin permiso especial; pero todo esto se ha modificado ahora. En el Oriente predomina la propiedad común o Masha, lo que fomenta el mal uso de la tierra, debido sobre todo a que ésta pasa periódicamente de una comunidad a otra.

La actual ley forestal está incorporada en el Código Forestal de 1935 y se dan decretos de vez en cuando; no hay una política forestal escrita, excepto la referencia a ciertos principios que se hace en el Código mencionado. En 1942 y en 1945 se aprobaron leyes relativas al pastoreo de cabras, con objeto de excluirlas de los bosques y de los huertos.

La demanda nacional de madera y leña es muy superior a la oferta, a pesar de las grandes importaciones. Debido a ello, la tala ilegal, el desmoche, los clareos y el carboneo causan grandes daños en los bosques. Los montes siguen roturándose para el cultivo, incluso en las laderas escarpadas; esto se hace en virtud de una ley que faculta a una persona para arrogarse la propiedad de una tierra después de habérsele permitido cultivarla durante diez años. El suelo dura unos cinco anos y después desaparece por completo. Es prodigiosa, por ejemplo, la rapidez con que en los últimos veinte años ha desaparecido el monte alto de la región de Selemiya; hace unas pocas décadas, en los lugares donde ahora no queda ni un árbol, ni siquiera un matorral, se encontraban esposos bosques con especies tan valiosas caído el Q. aegilops. Por fortuna, el Gobierno ha realizado el primer contraataque, el más difícil, acotando unas 380.000 hectáreas. Aunque se necesita un largo descanso para que aún el mejor suelo comience a producir de nuevo, el bosque parece tener una notabilísima capacidad de recuperación cuando no se deja entrar a las cabras. Es de esperar que los cotos oficiales salven a los bosques de la destrucción.

El Pinus nigra, en cualquiera de sus formas, es una de las coníferas que más abundan en el Oriente Medio, pero este extenso pinar cercano a Esmirna, Turquía, ha quedado gravemente degradado como consecuencia del pastoreo abusivo. El problema del pastoreo es una de las principales dificultades con que tropieza la silvicultura en toda la región, y los efectos de la libre entrada de un excesivo número de reses a los bosques, suelen ser mucho más graves que los que aquí se ven. La fotografía que figura en la página siguiente nos muestra otra conífera característica de Turquía, la Abies bornmulleriana, en un rodal cercano a Uludag.

Sin embargo, el pastoreo de ovejas y cabras sigue siendo el problema principal y más difícil del país. Teóricamente, en los bosques del Estado sólo se admite el pastoreo con permiso, y éste no se da a menos que el monte tenga más de 15 años. Existen derechos de pastoreo, pero sin especificar el número de animales, cosa que se deja a la discreción del Departamento de Montes. Esto, además de ser una gran responsabilidad para el Departamento, no soluciona el problema, porque al mismo tiempo que se limita el número de animales debería facilitarse otra ocupación a los propietarios de rebaños. El pastoreo en los llamados pastizales naturales también requiere una gran vigilancia, puesto que solamente la cuarta parte de la extensión disponible proporciona pastos permanentes; y es muy dudoso que la extensión total pueda mantener la actual población de cabras y ovejas sin un riego mucho más extenso que el existente en la actualidad.

Sólo en 1943 se creó un Departamento Forestal que hasta hace poco estaba integrado por el Director, cuatro inspectores, 25 agentes y 84 guardas forestales. La labor del personal de campo invade en ciertos aspectos el terreno del Departamento de Agricultura; en algunos casos, los inspectores tienen que inspeccionar la labor local de ambos Departamentos. Se dice que en Damasco, Alepo y otros sitios hay cinco viveros hortícolas y silvícolas bien administrados, bajo la jurisdicción del Departamento de Agricultura, que facilita a los organismos del Estado especies forestales para su plantación, y mediante pago, también a los particulares.

Turquía

La superficie total de Turquía, incluyendo las aguas interiores, es de unos 77 millones y medio de hectáreas, de las cuales el 13 por ciento aproximadamente (10.358.000 hectáreas) están cubiertas de bosques. El país comprende una amplia meseta central rodeada por dos cadenas de montañas que van de este a oeste; el Kuzey Anadolu Daglari al norte, que corre casi paralela al Mar Negro, y al sur el Toros Daglari, que describe un amplio arco. Las alturas varían desde el nivel del mar hasta los 3.900 metros en las proximidades de la frontera septentrional entre Turquía y Rusia, con picos como el de Monte Ararat (5.165 metros) que dominan toda esta accidentada región. Turquía puede considerarse dividida, por tanto, en las siete regiones naturales siguientes: la región del Mar Negro, la región del Mar de Mármara, la del Mar Egeo, la del Mar Mediterráneo y las de Anatolia Central, Oriental y Meridional.

Del total de la superficie considerada como boscosa, sólo un millón de hectáreas están cubiertas de buen bosque alto, y dos millones y medio de hectáreas, de bosque bajo productivo (de roble, principalmente); el resto se compone de bosque alto degradado (más de cinco millones de hectáreas) y de monte bajo muy pobre. Los rodales de propiedad particular abarcan en total sólamente 30.000 hectáreas.

Un poco más de la mitad del material en crecimiento está constituido por coníferas. En las partes más altas de Toros Daglari, por ejemplo, las especies principales son Cedrus libani, Abies nord-manniana, A. bornmulleriana, A. cilicica, A. equitroiani, Picea orientalis, Pinus silvestris, P. nigra, P. brutia, y P. pinea. Las maderas duras predominantes son Fagus orientalis, Quercus sessiliflora, Q. pedunculata, Q. cerris, Q. aegilops, Liquidambar orientalis, Fraxinus ornas, F. oxycarpa, Alnus glutinosa y A. barbata. En las laderas meridionales la parte inferior está cubierta de roble y la más alta de pino; las septentrionales producen abeto, haya y pino.

En los demás lugares aparece el bosque alto principalmente en las cordilleras que tienen un clima marítimo, habiendo sobrevivido los mejores rodales por estar situados en vertientes muy pronunciadas de difícil acceso, como ocurre en la zona costera del Mar Negro. Al este de Trebisonda existen bosques de picea casi inaccesibles (los bosques de Artivire) y magníficos bosques de pino, abeto y haya que se extienden sobre millares de hectáreas en las cimas de las montañas entre Samsun y Zonguldak y en los distritos de Kastamonu y Bola. Algunos de ellos son selvas vírgenes, en las que no se ha realizado nunca una explotación sistemática y cuyo material en crecimiento se eleva a veces hasta 500 y 700 m.³ por hectárea.

La región del Mar de Mármara sólo contiene ahora monte bajo de roble y algo de haya, pero sin embargo puede producir ademes y durmientes, mientras que en las laderas más elevadas de la región del Mar Egeo se hallan todavía fustares de pino de primera calidad. La región del Mediterráneo contiene el matorral típico de dicho sector pero existen zonas, de cedro y de pino cenizo muy útiles sobre todo para la conservación del suelo. El bosque de pino cenizo de Pozanti, situado al norte de Aduna, tiene una producción anual de 15 a 20 mil m.³ de trozas que se transportan a flote por los ríos hasta el mar. Es interesante observar que los bosques de esta zona se solían explotar con el fin de exportar la madera a otros países del Medio Oriente y que cuando se construyó el Canal de Suez se hicieron en ellos grandes cortas. Dichos bosques nunca se han repuesto de estas explotaciones.

En las tres zonas de Anatolia no quedan más que empobrecidos bosques de roble, deteriorados por el pastoreo y por la mala administración. La única excepción está constituida por el vastísimo bosque de pinos de Akdgamadeni (unas 100.000 hectáreas aproximadamente) situado en el centro de las tierras altas de la Anatolia Central, que representa un rodal de segundo crecimiento desarrollado después de un incendio.

Protección estatal de los bosques

La primera reglamentación sobre bosques en el Imperio Otomano se dictó en 1868; en 1924 se aprobó una ley en la que se establecían las condiciones requeridas para la ordenación forestal y, finalmente, en 1937 se promulgó la Ley Forestal, que constituye un verdadero código sobre silvicultura. A partir de aquella fecha se ha confiado la explotación a la Administración Forestal desde la corta del material en pie hasta la distribución mercantil de los productos semielaborados (trozas, ademes, madera para pulpa, madera aserrable y leña). Finalmente, en 1944 se nacionalizaron todos los bosques que todavía no pertenecían al Gobierno, de forma que, actualmente, la totalidad de los terrenos clasificados como bosques están sometidos a la ley forestal, y la administración, ordenación, aprovechamiento y comercio de sus productos corresponden a la Administración Forestal. La única excepción a esta regla está constituida por los terrenos plantados por los particulares.

El paisaje que se ve en esta fotografía es típico de las zonas montañosas del Oriente Medio, con un pequeño sector de laderas bajo cultivo, rodeadas por pendientes degradadas y cubiertas de matorral. Nótese el contraste entre la zona bien cuidada que se ve a la derecha y el sector descuidado que aparece en el centro y a la izquierda, con los muretes de las terrazas en estado ruinoso y en donde la erosión está extendiendo otra vez su garra destructora. La zona del fondo es semejante a gran parte de lo que en estas tierras devastadas se clasifica como «bosque».

Los objetivos principales de la política forestal de Turquía son actualmente:

(a) el establecimiento y mantenimiento de la capa forestal en las laderas montañosas pronunciadas con el objeto de evitar la erosión, favorecer la conservación del suelo, regular los cursos de agua y en especial hacer que el excedente de las lluvias invernales pueda utilizarse durante la primavera y el verano para las necesidades domésticas y para el riego;

(b) utilización máxima de los bosques para fines de esparcimiento, para mejorar el aspecto del campo y favorecer el turismo;

(c) máximo rendimiento constante de maderas industriales y otros productos forestales, y apoyo a las industrias nacionales que utilizan la madera;

(d) suministro de trabajo regular y determinados privilegios al mayor número posible de los trabajadores forestales que viven en los pueblos próximos a los bosques, como forma de reducir los peligros de incendio y las cortas ilícitas;

(e) la obtención de rentas para el Gobierno.

Actualmente, la Asamblea Nacional está estudiando una nueva Ley Forestal que cubra los puntos débiles de la legislación en vigencia y contribuya a alcanzar los objetivos mencionados.

La Administración Forestal, que tiene su propio presupuesto, consta de una Oficina Central, dependiente del Ministerio de Agricultura, con un Director General y un Adjunto, responsables directamente ante el Parlamento, y el correspondiente personal de campo. Dentro de la Oficina Central existe un cuerpo de consejeros técnicos, compuesto por un presidente, cuatro miembros permanentes y los directores de los 13 departamentos (ordenación, inventario, plantación, aprovechamiento, etc.) que constituyen el servicio ejecutivo. Este consejo técnico examina los proyectos y somete las proposiciones al Director General para la decisión final. El personal de campo está organizado en quince zonas, 85 distritos (a cada uno de los cuales corresponden unas 100.000 hectáreas) y 687 cantones, dirigidos todos por ingenieros de montes. La Administración Forestal, constituída desde 1857 pero que funciona sólamente desde 1923, comprende también once «comisiones de ordenación», compuesta cada una por un jefe y cuatro ingenieros; desde 1924 estas comisiones han sometido a ordenación aproximadamente dos millones y medio de hectáreas de bosque. Los bosques altos están administrados por el sistema de selección.

Conviene mencionar el hecho de que todos los pueblos que no disponen de bosques deben plantar, por lo menos, cinco hectáreas de árboles, para lo cual el Gobierno suministra gratuitamente el material de plantación. En el período 1952-1956 se proyecta 10 hectáreas alrededor de cada uno de los 250 pueblos de la Meseta Central de Anatolia, utilizando los fondos del Plan Marshall. Para fomentar la plantación por los particulares, el personal de la Administración prepara gratuitamente planes técnicos, las superficies plantadas quedan exentas de contribución territorial durante 50 años y no se cobra ningún impuesto sobre la venta de los productos. Finalmente, el Banco del Estado concede préstamos a 20 años de plazo y al uno por ciento de interés.

La Administración Forestal se preocupa de la plantación de los terrenos pantanosos, de la repoblación de los claros en los bosques existentes y de todos los trabajos que requieren la regeneración artificial. Hasta la fecha han sido formadas por la Administración unas 3.600 hectáreas de plantaciones aproximadamente, incluyendo 1.200 hectáreas de eucaliptos y más de 165 hectáreas de álamos, además de los 16 viveros que se han establecido, que abarcan una superficie total de 652 hectáreas y para los cuales se ha fijado como objetivo producir 12 millones de vástagos al año. Como ya se ha dicho, las plantas, (generalmente de 5 años) se suministran gratuitamente a los distintos pueblos, y se venden a los particulares a una quinta parte del precio de costo. Las especies que se cultivan son en su mayor parte álamos para las plantaciones en los valles.

Las trozas se transportan generalmente a los depósitos de almacenamiento cercanos a las carreteras o ferrocarriles, bien por medio de animales, ferrocarriles Decauville o por flotación, y después se venden en pública subasta. Una parte pequeña se transforma en los siete aserraderos que posee la Administración, tres de los cuales tienen una capacidad de más de 20.000 m.³ por año. Debido al hecho de que la explotación forestal de los bosques dista mucho de ser fácil y los métodos empleados son a menudo anticuados, los precios de venta de los productos forestales son muy elevados, aunque a veces se mantienen por debajo del precio de coste. Con frecuencia, es posible importar la madera a precios más bajos que el costo de producción en el país, razón por la cual se realizan considerables importaciones. Así por ejemplo, en 1949 se importaron 13.000 m.³ de trozas para aserrar y para chapas; 142.000 m.³ de ademes; 112.000 m.³ de madera aserrada y 28.000 m.³ de madera para pulpa, así como 6.000 toneladas de carbón vegetal. Esto no quiere decir que los bosques de Turquía no se exploten intensamente. En realidad, la producción media que se obtiene bajo la intervención del Gobierno, parece que es superior en 3 millones de metros cúbicos aproximadamente, al crecimiento anual. Tal circunstancia, sin embargo, no se ha originado en especial por el hecho de que se hayan practicado cortas excesivas sino por la labor de salvamento y utilización de los árboles derribados por el viento y las quemazones, ya que los incendios forestales son frecuentes. Además de esto, se calcula que las poblaciones que viven en los bosques o en sus alrededores cortan y extraen ilícitamente cerca de 9 millones de m.³ de madera todos los años.

Por tanto, la corta intensiva para la obtención de madera es uno de los factores determinantes de la actual situación deficiente de los bosques de Turquía, aunque no el único. Otro factor de gran importancia es la falta de capacidad del terreno cultivado para alimentar a una población que ha aumentado en un 38 por ciento en 18 años. En consecuencia, se buscan con ansiedad nuevas tierras para establecer cultivos alimenticios y criar grandes rebaños de cabras. En las costas del Mar Negro, por ejemplo, algunos terrenos cultivados tienen una pendiente tan pronunciada que para poder trabajar el suelo los campesinos tienen que atarse a los árboles. Las autoridades turcas siguen dedicando la mayor atención a este grave problema habiéndose estudiado todos los posibles remedios, que comprenden la redistribución de las poblaciones rurales, la modernización de los métodos agrícolas en las zonas fértiles para obtener un aumento apreciable de la producción, y la construcción de presas para el suministro de aguas de riego.

La Escuela de Silvicultura de la Universidad de Estambul proporciona la instrucción que requieren los silvicultores. Esta escuela fué fundada en 1857, pero hasta 1948 no pasó a formar parte de la Universidad. Después de un curso de cuatro años los estudiantes se gradúan de ingenieros forestales e inician sus servicios en la Administración practicando como jefes cantonales. En 1952 se piensa inaugurar una escuela que dictará un curso de dos años para capataces, guardas forestales y empleados de otras dependencias.

Este mapa de los establecimientos de investigaciones de la madera en Alemania, diseñado por el Instituto de Investigaciones de la Madera, Brunswick-Kralenriede, indica la manera en que están distribuidas las estaciones por toda la República federal y cómo, al mismo tiempo, en las cercanías de cada centro importante se agrupan varios de los Institutos. Esto, naturalmente, facilita el intercambio de ideas y de datos entre los colegas que trabajan sobre problemas conexos, pero en diferentes Institutos. También figura en este mapa el antiguo Instituto del Estado de Eberswalde.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente