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El interés nacional en la silvicultura mundial

¿Puede algún gobierno estar satisfecho con el desarrollo de sus recursos forestales y con sus sistemas de administración de montes? El informe anual presentado en 1952 por el Servicio Forestal de los Estados Unidos ofrece una respuesta a esta cuestión en lo que atañe a los Estados Unidos, presentando un trabajo sorprendente titulado «El interés de los Estados Unidos en la silvicultura mundial».

El Jefe del Servicio Forestal hace observar que el estado de las tierras forestales y de pastoreo, que comprenden una parte importantísima de la superficie total del mundo, influye en el bienestar de millones de seres humanos. Confirma después, de una manera inequívoca, lo que la FAO sostiene: que la forma en que los gobiernos administren sus recursos forestales y de pastoreo, así como el grado en que sean capaces de mantener o mejorar la productividad de dichos recursos, determinará, no solamente su fortalecimiento nacional y sus niveles de vida, sino también su misma supervivencia.

Utilizando las estadísticas de la FAO como base para gran parte de la información sobre recursos forestales, el informe describe las existencias mundiales de madera en pie, muestra la relación entre los bosques y los niveles de vida, predice un aumento en las necesidades mundiales y discute las posibilidades de incrementar la producción en el Canadá, Europa Occidental, América Latina, las regiones central y meridional de Africa, el sudeste de Asia y Oceanía. Señala los déficits de madera en Africa del Norte y en el Cercano Oriente, la necesidad de regenerar los bosques europeos en vez de someterlos a cortas considerables y la urgencia de una repoblación más intensa en lo que respecta a la critica situación del Japón. Se ocupa del comercio de los principales productos forestales, sobre todo del de madera aserrada, pasta y papel, que mantienen los Estados Unidos con otros países.

Tomando todo esto como base, se indican después los medios viables para hacer frente a la necesidad de incrementar la productividad y rendimiento de montes y pastizales. ¿Cuál ha de ser la actitud ante estos medios? ¿Cómo han de satisfacerse las necesidades? La clave, según el Servicio Forestal de los Estados Unidos, es una cooperación completa con las otras naciones, principalmente por medio de un movimiento forestal mundial.

Haciendo hincapié en la necesidad de una sólida política forestal para cada nación, el informe resume los «Principios de Política Forestal» adoptados en la Conferencia de la FAO de 1951 e indica que «pocos países han adoptado política tan amplia. Incluso los Estados Unidos, donde el movimento de conservación ha progresado notablemente durante los últimos cincuenta años, no se ajustan a ella del todo en algunos aspectos».

Al describir las considerables medidas de la participación norteamericana en el movimiento forestal mundial, el Jefe del Servicio Forestal hizo resaltar precisamente el punto de que el nombramiento de silvicultores norteamericanos para programas de asistencia técnica en ultramar, y la capacitación dada a los silvicultores que visitan los Estados Unidos, dan por resultado una mejor inteligencia y son de innegable beneficio para la silvicultura de los Estados Unidos. Además, el Servicio Forestal ratifica su deseo de continuar prestando una ayuda decidida en el empeño de imprimir en los bosques de todo el mundo «la huella de la ordenación forestal».

Este es, pues, el objetivo: colocar los trabajos del Servicio Forestal sobre una base suficientemente firme y fuerte para hacer frente a las necesidades nacionales y dar mayor eficacia al apoyo que los Estados Unidos prestan al movimiento forestal del mundo.

¿Puede existir alguna duda de que un país, para aportar su contribución máxima a la silvicultura mundial, precisa contar con una clara política forestal, un servicio administrativo con autoridad y obligaciones bien definidas, relaciones cooperativas bien cimentadas entre el gobierno y los propietarios y explotadores de los recursos privados, tanto forestales como de pastoreo; la sólida guía técnica de una organización científica de investigación y un continuo reclutamiento de técnicos bien capacitados, procedentes de escuelas de reconocida autoridad, para la prestación de servicios, tanto públicos como privados, en el país y en el extranjero? ¿Puede algún país estar satisfecho con el grado de desarrollo a que han Llegado sus servicios forestales?

Por supuesto, la respuesta norteamericana es un «¡NO!» enfático.


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