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Tendencias y perspectivas de la madera

EN este número figuran fotografías que ilustran la variada labor de la FAO en materia de asistencia técnica. En todo respecto, esta labor persigue ulteriormente una misma meta - la máxima contribución del bosque al bienestar de la humanidad, meta que se alcanzará en parte si se utilizan eficazmente las mayores cantidades posibles de productos forestales.

Es preciso, sin embargo, hacer una advertencia. Todo aumento de la producción forestal deberá basarse en la seguridad de contar con los mercados necesarios para dar salida a las cantidades suplementarias producidas. Serán indispensables muchas preguntas y respuestas antes de que los gobiernos puedan tomar una decisión, como parte trascendental de sus respectivas políticas económicas, sobre el orden de prioridad que deberá concederse, por ejemplo, al fomento de bosques hasta ahora inexplotados en pugna con otras solicitudes atendibles con los limitados recursos de inversión de que se dispone. Habrá que convencer a los inversionistas en cuanto a las perspectivas relativamente buenas de, por ejemplo, las nuevas industrias de la pasta y el papel.

¿Para qué esforzarse expresamente en aumentar la producción? ¿Por qué no confiar en el libre juego de las fuerzas económicas para equilibrar el consumo y el abastecimiento? Consentir en una solución semejante significaría abandonar sumisamente uno de los principales objetivos de las Naciones Unidas - asegurar que no existan escaseces.

Esto no quiere decir que el fomento del incremento de la producción no haya de basarse en un análisis minucioso de las futuras perspectivas. Como ejemplo del tipo de análisis a que se hace referencia puede citarse el estudio hace poco publicado conjuntamente por las Naciones Unidas y la FAO sobre Tendencias y Perspectivas de la Madera en Europa. En este estudio se analiza la situación europea hasta donde lo permite el material de que se dispone, y se dan a conocer datos esenciales acerca de las tendencias de la producción, del consumo y del comercio de la madera, y resoluciones importantes en el terreno de las decisiones de política.

Podrían realizarse provechosamente estudios similares, aunque no necesariamente idénticos en sus detalles, que abarcasen otras regiones del mundo y que sirvieran de base para una acción internacional. De esta forma, por lo menos sabríamos que los objetivos de un incremento de producción no eran divagaciones fantásticas ni se basaban en meras quimeras.

La FAO tiene el deber de trabajar en aras del progreso, pero no cabe la esperanza de lograr un éxito satisfactorio a menos de que los objetivos perseguidos demuestren ser no sólo necesarios, sino también posibles.


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