por MARK L. ANDERSON
Profesor de Silvicultura de la Universidad de Edimburgo, Escocia
La formación artificial de nuevos bosques o la repoblación de otros anteriormente devastados constituye una de las tareas más importantes de la silvicultura moderna. Por otra parte, la repoblación artificial se practica también corrientemente en bosques que durante mucho tiempo se han explotado con arreglo a una administración científica y en los que la repoblación natural es insuficiente o imposible por alguna causa.
Es sabido que, hasta hace relativamente poco, la repoblación artificial se ha planeado en tal forma que las unidades empleadas en el proceso de plantación o de siembra - bien fueran aquellas árboles aislados o macizos o grupos de árboles o cantidades de semillas - se distribuían uniformemente, de acuerdo con algún esquema regular o marco, en la superficie que se trataba de repoblar, de manera que el conjunto de ésta se cubriera lo más rápidamente posible con un dosel completo sin claras ni aberturas.
Se ha concedido, en general, tanta importancia a la necesidad de obtener esta regularidad y entereza, que se ha hecho práctica normal el sembrar, reponer o llenar, en los primeros años de la vida de la masa, todos o la mayor parte de los huecos producidos por la muerte de ejemplares aislados utilizados en la plantación inicial.
Sin embargo, el proceso de regeneración natural tal como opera en el bosque natural, o como se orienta en aquellos sistemas silvícolas que aprovechan la capacidad de las masas forestales para reproducirse por semillas, determina casi siempre una estructura de la masa en la que los árboles están muy lejos de hallarse distribuídos uniformemente sobre el terreno. No sólo es normal que el rodal joven consista en ejemplares de edades ligeramente distintas, sino que éstos aparezcan distribuídos muy irregularmente. Aquí y allá encontramos densos grupos compuestos por numerosos ejemplares alternando con árboles aislados y muchas zonas despejadas de extensión variable.
Con el tiempo estas irregularidades tienden a desaparecer, pues los árboles aislados se hacen mayores, de forma que no sólo eliminan a muchos de sus rivales más jóvenes, sino que extienden sus copas sobre las pequeñas superficies de suelo no ocupado. A la larga, la masa entera puede adquirir una gran regularidad de distribución; pero no es forzoso que se componga de árboles de tamaño, forma del tronco, forma de la copa, volumen del ramaje o nudosidad uniformes, o cuya estabilidad sea también uniforme. Tales atributos habrán de variar según que los árboles adultos hayan crecido primitivamente aislados o como miembros de grupos densos.
Por supuesto, en los bosques ordenados es posible, regulando las cortas, influir sobre el desarrollo de un rodal de esta clase y alterar favorablemente la proporción de árboles convenientes e inconvenientes. En realidad, es mucho más fácil ejecutar esta operación en rodales de este tipo, que en aquellos otros formados con arreglo a los métodos de plantación regular considerados hasta ahora como ortodoxos. El simple hecho de que los árboles en un rodal convencional estén espaciados uniformemente, supone que las operaciones de clareo deben sujetarse a un plan rígido y que, a veces, es imposible suprimir los ejemplares indeseables porque su desaparición dejaría un hueco demasiado grande, determinando una merma en la producción y la estabilidad. Cuando en un rodal existen nutridos grupos de árboles, las posibilidades de selección respecto a las cortas de mejoramiento son mayores, y es mucho más sencillo conseguir que la zona ocupada primitivamente por un grupo desarrolle, en fases posteriores y adultas, por lo menos un buen tronco.
Por otra parte, la observación del tipo de fustes producidos en los bosques naturales - con escaso ahusamiento, y ausencia de nudosidad y ramas gruesas - indujeron a muchos técnicos forestales a pensar que para producir ejemplares de la misma calidad en los rodales artificiales, convenía aproximar los árboles entre sí. Durante el siglo pasado, por ejemplo, la reducción del espaciamiento era la norma general al hacer plantaciones, lo cual, por otra parte, no tenía consecuencias visiblemente graves en los terrenos pobres, donde el ritmo de crecimiento era lento y con frecuencia irregular, o en los suelos profundos con árboles estables de raíces hondas. Sin embargo, al generalizarse el empleo de las especies de crecimiento rápido, y sobre todo cuando se trataba de árboles de raíces someras en suelos poco profundos, los rodales producidos con un espaciamiento regular de 1 a 1¼ metros, perdían rápidamente la estabilidad y con frecuencia era imposible hacerles llegar a un tamaño maderable.
La reacción contra estos resultados, así como contra el gasto elevadísimo que supone hoy día la plantación de tantos árboles por hectárea, ha sido aumentar la separación hasta 1,5, 1,75 e incluso 2 metros. Con ello, ciertamente, ha mejorado la estabilidad de los rodales; pero en cambio se ha depreciado la calidad de la madera producida, lo cual, a su vez, ha llevado al fervor actual por la poda artificial, con todas las desventajas consiguientes.
Podría parecer, por tanto, que cualquier intento de imitar los métodos de reproducción natural por medio del espaciamiento uniforme con intervalos pequeños de pie a pie hubieran de llevar al fracaso. Sin embargo, una vez aceptado que la reproducción natural no sigue tales métodos, sino que en las fases iniciales de la masa natural lo característico es la gran irregularidad de la distribución, resulta aconsejable modificar los métodos artificiales para asemejarlos más a los de la naturaleza siendo éste el objeto principal del método propuesto recientemente, o sea la plantación en grupos espaciados, cuya base es el reconocimiento del hecho de que los árboles se desarrollan mejor en grupos densos, pero que para lograrlo económicamente es necesario dejar libre una parte de la zona de plantación durante un plazo más o menos corto. El método propuesto consiste en formar grupos densos con grandes espacios entre sí.
HISTORIA DEL SISTEMA DE GRUPOS ESPACIADOS
Hasta donde nos es dado saber, la primera indicación sobre la posibilidad de ensayar algún sistema de plantación por medio de grupos nutridos, muy espaciados, fué la expuesta por el autor en 1928 (5) en los términos siguientes: «Se sugiere que, si se quiere producir madera de primera calidad, se planten los árboles lo más cercanos posible, dentro de lo que permita una economía muy acertada; y que la mejor forma de economizar no consiste en aumentar la separación de pie a pie de 3 a 6 pies (0,9 a 1,8 m.) o más... sino simplemente aumentar la distancia media de plantación en una cantidad equivalente, lo que se logra aplicando un método de plantación en grupos densos. Dentro de estos grupos los árboles pueden estar solamente a dos o tres pies (0,6 a 0,9 m.) de distancia, pero entre cada grupo deben dejarse espacios en los que no se plante en absoluto, etc.».
A continuación se hacían sugerencias de la forma en que podría aplicarse la teoría, discutiéndose las posibles ventajas de dicho método en un trabajo preparado posteriormente por el autor, en 1930 (1) y complementado con un tercero publicado en 1931 (2) en el que se indicaban otras ventajas del sistema.
Durante los años de 1929 a 1932, en que el autor estuvo dedicado a la labor experimental en la Comisión de Silvicultura, se realizaron numerosos experimentos con diversos propósitos, en los cuales se hicieron plantaciones por medio de grupos densos ampliamente separados. Incluso se hicieron algunos experimentos para comparar las diferentes estructuras y relaciones de espaciamiento de los grupos. De algunos de estos trabajos se ha informado recientemente, (3) y sus resultados se están discutiendo en la actualidad.
Durante el período en que el autor prestó servicio en Irlanda se plantó un gran número de pequeñas zonas de distintos bosques con el nuevo sistema, sobre todo con objeto de comprobar su utilidad en la producción de árboles de especies hojosas, protegidos por coníferas. Estas zonas, que se plantaron durante un periodo de varios años, a partir de 1934, tendrán que ser todavía objeto de exámenes e informes.
Aparte de esas zonas creadas por los servicios oficiales en las Islas Británicas, también los propietarios de bosques plantaron algunas pequeñas superficies poco después de lanzada la idea. Además, el Director del Servicio Forestal de Bélgica, Sr. Turner, la puso en práctica adaptándola a su técnica de conversión de masas puras, coetáneas, en rodales mixtos e irregulares en las Ardenas (4) aplicándola también a una pequeña extensión de su propiedad. Aparte de los casos citados, parece que se ha prestado poca atención al nuevo sistema propuesto. Sin embargo, se hizo constar desde el primer momento, que deberían realizarse muchas investigaciones antes de poder precisar cuál es el mejor sistema de aplicación del método, y que habría que variarlo según las circunstancias.
Desde que se ensayó por primera vez el método de plantación por medio de grupos densos muy distancia dos, ha transcurrido un período de más de 20 años, y aunque es todavía demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas, se ha llegado al punto en que ya se puede aconsejar que se ponga a prueba en mayor escala. Se trata de un método muy flexible, con infinitas posibilidades de modificación y ha llegado el momento de demandar un mayor interés para su empleo. El autor agradece esta oportunidad que se le ofrece de difundir su idea en un ambiente más amplio.
TÉCNICA DEL METODO DE GRUPOS ESPACIADOS
El método de grupos espaciados se basa en dos principios fundamentales, a saber: 1) la unidad de plantación debe constar de un grupo de árboles y no, como en el sistema ortodoxo, de un solo árbol o de una pequeña cantidad de semillas en el caso de las siembras, y 2) las unidades de plantación deberán estar espaciadas sobre el terreno de forma que entre cada unidad quede sin plantar una proporción considerable del mismo.
Dentro de este sistema caben cinco tipos de variaciones de procedimiento: (a) del número de árboles que constituyen la unidad de plantación; (b) de la Composición de la unidad; (c) de la relación de espaciamiento entre los árboles que componen la unidad; (d) de la distancia entre unidades; (e) de la mezcla de unidades de plantación paras.
Además, puede haber también una gran variedad en la combinación de dichas variaciones, lo que justifica la afirmación de que el sistema es muy flexible.
Podemos estudiar brevemente las posibles variaciones de procedimiento que permite el sistema.
Número de árboles en la unidad de plantación
Puesto que sería económicamente desventajoso iniciar la aplicación del nuevo sistema plantando un mayor número de pies por hectárea que con el método consagrado, conviene empezar suponiendo que no se utilizarán más plantas por hectárea que con la antigua práctica. Una distancia máxima aceptada generalmente para el pino albar, es probablemente la de 1,25 m. X 1,25 m., y de 2 X 2 m. para las coníferas de crecimiento más rápido. Estas distancias corresponden respectivamente a 6.400 y 2.500 árboles por hectárea. Si, por una parte, esperamos que en el rodal final, llegue a la madurez un árbol por cada unidad de plantación y por la otra queremos cubrir totalmente el terreno con un dosel ininterrumpido de árboles adultos, entonces nuestro concepto del número mínimo de árboles adultos necesarios para conseguir tal fin, debe fijar el número máximo posible de árboles que compondrán la unidad de plantación. Por ejemplo, si estimamos que el rodal definitivo, en un determinado lugar, debe contener por lo menos 400 fustes por hectárea, entonces el número máximo posible de árboles en cada grupo será de 16, o si creemos que el número definitivo de ejemplares de abeto Douglas no debe ser inferior a 200 por hectárea, entonces el número máximo posible de árboles por grupo será de 13.
En la mayoría de los experimentos realizados hasta la fecha con este sistema, se ha utilizado la unidad de plantación de 13 pies; pero existen ya indicios de que con determinadas especies y en ciertos terrenos,- este número no es conveniente, por lo menos cuando el espaciamiento es uniforme dentro del grupo. En consecuencia, para obtener las máximas ventajas del método, pudiera ser necesario que cada unidad constara por lo menos de 21, 25 o más árboles, lo cual representará, naturalmente, unos gastos de establecimiento extraordinariamente elevados.
Si suponemos por el momento que el número aconsejable en todas las condiciones es el de 25 ejemplares por unidad o grupo, y además que la unidad tiene que tener una estructura simétrica - aunque no es forzoso - resultaría que serían posibles 7 combinaciones de árboles, es decir, grupos de 3, 5, 9, 13, 16, 21 y 26, plantados en la forma que se indica en los diagramas siguientes:
Se pueden descartar los grupos de 3, 5 ó 9, excepto cuando haya que intercalar, junto con una especie principal, otras especies protectoras, o posiblemente, como se ha sugerido hace poco (5) cuando haya que utilizar el método para crear rodales irregulares, pues es demasiado grande el riesgo de que otros árboles y no el central, se vuelvan dominantes y constituyan la masa definitiva. Por otra parte, los grupos no son lo bastante grandes para interceptar eficazmente la luz procedente del exterior del bloque mientras los árboles son jóvenes, de forma que no es fácil reducir en mucho el desarrollo de las ramas como sucede con los métodos habituales de plantación. La unidad de 16 árboles se puede descartar porque no tiene árbol central, y seguramente los cuatro interiores tendrían que competir demasiado entre sí. De esta forma nos quedan los grupos de 13, 21 y 25 árboles, como los más adecuados para su empleo general. A ellos puede añadirse otra unidad de plantación simétrica, compuesta por 37 árboles, con tres hileras centrales de 7, dos de 5 y otras dos de 3, que puede utilizarse con determinadas especies y en ciertas condiciones.
Se advertirá que si se quieren obtener grupos simétricos, entonces la figura de cada unidad de plantación se determina por el número de árboles que la constituyen. Si el espaciamiento dentro de cada unidad no es el mismo en las dos direcciones, la figura puede resultar deforme y alargada en uno u otro sentido.
Composición de la unidad de plantación
En cuanto a su composición, las unidades de plantación pueden ser puras, es decir, compuestas solamente por una especie, o mixtas, es decir, compuestas por dos o más especies. Cuando se han de mezclar especies dentro de cada grupo, se pueden combinar de varias maneras. Hasta ahora, la experiencia ha demostrado, sin embargo, que las mezclas íntimas de este tipo resultarán con el tiempo muy difíciles de tratar, por lo menos en las unidades de pocos árboles y en los casos donde la distancia entre los pies es pequeña.
Entre las combinaciones posibles de dos especies en una mezcla, se sugieren las siguientes con grupos de 21 y 26 árboles:
El problema de cómo y cuándo se podrían aplicar estas distintas formas de mezclas, abre un amplio campo a la experimentación. Mucho dependerá de los ritmos relativos de crecimiento de las dos especies, del terreno y de las funciones que las especies deban realizar. Se podrían emplear filas externas formadas por especies que beneficien al suelo o de especies que al crecer limpien los troncos de las principales. Conviene, muy particularmente, asegurarse de que las especies de crecimiento más lento en un determinado terreno no queden en el interior del grupo. El empleo de árboles de copa extensa en el exterior de los grupos, acelerará el cubrimiento de los espacios libres entre las unidades.
Separación de los pies dentro de las unidades de plantación
A menos que se tropiece con graves inconvenientes, es evidentemente aconsejable, desde el punto de vista de la facilidad y economía de la plantación, que el espaciado de los árboles que constituyen cada grupo sea uniforme dentro del mismo.
Por otra parte, es obvio que la separación máxima que sea posible entre los árboles de un grupo, se determine tomando en cuenta dos factores: la distancia entre los centros de las unidades de plantación y el número de árboles que haya en la fila más larga de la unidad. Por ejemplo, en el caso de grupos de 13 árboles plantados a una separación de 1 X 1 m., si la distancia entre los centros de los grupos es de 5 metros, como en la fila central de cada unidad hay cuatro espacios de un metro, el intervalo que queda entre los árboles más exteriores de dos grupos adyacentes será, a su vez, de un metro, y si se aumentara la distancia entre cada pie los grupos se traslaparían. En este caso, por tanto, estamos obligados a emplear distancias de un metro o menos dentro de cada unidad.
La distancia más corta practicable dentro de cada grupo, es posiblemente la de 30 X 30 cm., aunque ordinariamente será mejor una longitud intermedia, como, por ejemplo, la de 50 X 50 ó 75 X 75 cm. Un espaciado de 1 X 1 m. o mayor, en las condiciones normales que se dan en Europa y con las especies corrientes europeas, no permitiría la eliminación satisfactoria de las ramas bajas y laterales y la obtención de fustes limpios que constituye uno de los principales objetivos de este método. Tratándose de especies de crecimiento rápido, las distancias interiores se pueden aumentar proporcionalmente al espaciado entre los centros de los grupos.
No obstante, cuando el ritmo de crecimiento inicial de una especie en un buen terreno es rápido, se ha observado que la supresión del círculo interno de árboles se verifica a menudo muy rápidamente, de modo que muy pronto dejan de intervenir en la competición necesaria para suprimir las ramas. Los árboles externos tienden a hacerse dominantes y la masa final tiende, así, a quedar formada por troncos de ramaje pesado. Lo que se propone ahora, por tanto (3), es variar el espaciado dentro de las unidades, en forma tal que se dé a los árboles internos una mayor oportunidad de sobrevivir, al paso que se deja competir intensamente a los árboles externos. La estructura propuesta para la unidad constituida por grupos de 13, 21 y 25 árboles, es la siguiente:
El símbolo ö indica los árboles de los que se espera por lo menos un pie dominante y limpio en el rodal adulto. Los dos tipos de espaciamiento empleados en estas unidades de plantación podrían ser 75 cm., para el más corto, y 1 m. para el más largo, o 1 m. para el más corto y 1,25 m. para el más largo, y así sucesivamente.
Hasta el momento, no se han hecho experimentos de plantación con este tipo de estructura de los grupos, la cual, por otra parte, exigirá mucha mayor atención por parte de los trabajadores, en el momento de plantar. Sin embargo, podemos afirmar aquí, que no se ha experimentado ninguna dificultad al hacer que los trabajadores planten con arreglo al nuevo sistema, siempre que los pies se lleven al lugar de la plantación en manojos de 13, 21, 25, etc. Todo lo que el trabajador ha de hacer es determinar el punto central de la unidad, lo cual puede efectuar con ayuda de una pequeña estaca, y distribuir a continuación el manojo alrededor de la estaca en la forma precisa. No es necesario decir que, en los trabajos corrientes forestales, no es indispensable una exactitud rigurosa en la separación ni en la forma y posición del grupo.
En general, el espaciamiento dentro de cada unidad variará ligeramente según la especie, el terreno, el probable ritmo de crecimiento y la composición del grupo; pero la plantación será más fácil si dichas variaciones se reducen al mínimo. Cuanto mayor sea el número de árboles en cada unidad de plantación, tanto más pequeña podrá ser la distancia entre cada planta; la competencia será intensa, pero habrá más posibilidades de obtener uno o varios troncos limpios dominantes que en el caso de grupos con menor número de árboles. En los ensayos realizados hasta la fecha la distancia más corriente ha sido la de 2 X 2 pies (60 X 60 centímetros), aunque a veces se han empleado también separaciones de 3 pies (90 centímetros) y de 1½ pies (45 centímetros), todas ellas en - relación con distancias de 12, 15, 18 ó 21 pies (3, 6, 4,5, 5,4 y 6,3 metros) entre los centros de los grupos.
Separación entre las unidades de plantación
Al determinar la distancia entre las unidades de plantación es preciso tener en cuenta dos factores: 1) que el número de árboles a plantar por hectárea no exceda del número utilizado en las plantaciones normales con espaciamiento regular; 2) el número de árboles adultos que se calculan por hectárea para cuando el rodal alcance la madurez. Si se estipula que se ha de emplear por hectárea el mismo número de árboles que con los actuales sistemas de plantación, entonces con un grupo que tenga un número determinado de árboles, 13, 21, 25, etc., la distancia entre los centros de los grupos dependerá directamente del número de árboles admitidos por hectárea. En el Cuadro 1 se ilustra esta relación.
CUADRO 1 - RELACIÓN ENTRE LAS DISTANCIAS EMPLEADAS EN LOS SISTEMAS CORRIENTES DE PLANTACION Y LAS UTILIZADAS EN EL SISTEMA DE UNIDADES
Distancia de plantación con los sistemas corrientes (cm.) |
Pies por hectárea |
No. de grupos. Nuevo sistema |
Distancia entre les centros de las unidades (aprox.) metros | |
Unidad de 13 árboles | ||||
|
76 X 75 |
17 778 |
1 368 |
2.8 X 2.8 |
|
100 X 100 |
10 000 |
769 |
3.6 X 3.6 |
|
125 X 125 |
6 400 |
492 |
4.5 X 4.5 |
|
150 X 150 |
4 444 |
342 |
5.5 X 5.5 |
Unidad de 21 árboles | ||||
|
75 X 75 |
17 778 |
846 |
3.5 X 3.5 |
|
100 X 100 |
10 000 |
476 |
4.6 X 4.6 |
|
125 X 125 |
6 400 |
305 |
5.7 X 5.7 |
|
150 X 150 |
4444 |
212 |
6.8 x 6.8 |
Unidad de 25 árboles | ||||
|
75 X 75 |
17778 |
711 |
3.7 X 3.7 |
|
100 X 100 |
10 000 |
400 |
5.0 X 5.0 |
|
125 X 125 |
6 400 |
256 |
6.2 X 6.2 |
|
150 x 150 |
4 444 |
178 |
7.5 X 7.5 |
CUADRO 2 - INTERVALOS Y SUPERFICIES SIN PLANTAR COMPRENDIDOS ENTRE LAS UNIDADES DE PLANTACION A DISTINTOS ESPACIAMIENTOS ENTRE UNIDADES (X) Y Distinta SEPARACION DE LOS PIES Ex CADA UNA DE ESTAS (Z)
Distancias entre los centros de las unidades (X) m. |
No. de unidades por hectárea |
No. de árboles por hectárea |
Distancia de plantación dentro de la unidad (Z) |
Superficie comprendida por cada unidad (A) |
Intervalos entre los árboles exteriores de las unidades (Y) m. |
Superfice despoblada entre las unidades (B) m2. |
Proporción B/A |
Unidad de 13 árboles, antiguo sistema | |||||||
4 X 4 |
626 |
8 125 |
50 X 50 |
2,0 |
2 |
14,0 |
7,0 |
" |
" |
" |
75 X 75 |
4,5 |
1 |
11,5 |
2,6 |
" |
" |
" |
100 X 100 |
8,0 |
0 |
8,0 |
1,0 |
5 X 5 |
400 |
1 5 200 |
75 X 75 |
4,5 |
2 |
20,5 |
4,0 |
" |
" |
" |
100 X 100 |
8,0 |
1 |
17,0 |
2,2 |
" |
" |
" |
125 X 125 |
12,5 |
0 |
12,5 |
1,0 |
6 X 6 |
278 |
1 3614 |
75 X 75 |
4,5 |
3 |
31,5 |
7,0 |
" |
" |
" |
100 X 100 |
8,0 |
2 |
28,0 |
3,6 |
" |
" |
" |
125 X 125 |
12,5 |
1 |
23,5 |
1,9 |
7 X 7 |
204 |
1 2 652 |
75 X 75 |
4,6 |
4 |
44,5 |
9,9 |
" |
" |
" |
100 X 100 |
8,0 |
3 |
41,0 |
5,2 |
" |
" |
" |
125 X 125 |
12,5 |
2 |
36,5 |
2,9 |
" |
" |
" |
150 X 150 |
18,0 |
1 |
31,0 |
1,7 |
Unidad de 21 árboles, nuevo sistema | |||||||
6 X 6 |
278 |
5838 |
100 X 75 |
11,1 |
2,5 |
24,9 |
2,2 |
7 X 7 |
204 |
4284 |
" |
11,1 |
3,5 |
37,9 |
3,4 |
Unidad de 25 árboles, nuevo sistema | |||||||
7 X 7 |
204 |
4284 |
" |
15,6 |
2,0 |
33,6 |
2,2 |
Unidad de 37 árboles | |||||||
7 X 7 |
204 |
7 548 |
75 X 75 |
15,8 |
2,5 |
33,2 |
2,1 |
1 Por traslapar unas unidades sobre otras, en estos tres casos habré que rebajar el número de árboles requerido en unos 500, 360 y 220 por hectárea, respectivamente.
Por otra parte, si se estipula que habrán de desarrollarse por lo menos 250 árboles adultos por hectárea, lo que equivale a un espaciamiento de unos 6,3 metros entre los centros de los grupos, entonces el número de plantas necesario para obtener 250 unidades de 21 o de 25 árboles por hectárea, será superior al de las exigidas con un espaciamiento ortodoxo de 1,5 X 1,5 metros; en el caso de grupos de 25 árboles, aquel número será casi el mismo que el correspondiente a un espaciamiento en régimen normal de 1,25 X 1,25 metros.
El valor de la separación entre los centros de los grupos resultará, en general, que oscila entre 4 X 4 metros y 7 X 7 metros, correspondiendo respectivamente a 625 y 204 unidades por hectárea.
El espacio real de terreno que quede libre entre las unidades de plantación, depende no solamente de la distancia entre los centros de las unidades, sino también del espaciamiento de pie a pie dentro de cada unidad. Cuanto mayor sea éste tanto más pequeño será el espacio que quede sin plantar entre los grupos.
El Cuadro 2 indica cuáles serán los espacios claros entre los árboles exteriores de las unidades adyacentes (Y), y cuál será la superficie sin plantar correspondiente a 4 unidades adyacentes con diferentes espaciamientos entre los centros de las unidades y entre cada una de las plantas que las componen (B). Estos datos se indican con mayor detalle para las unidades de plantación de 13 árboles, las cuales dejan entre sí espacios de forma octogonal. Con fines de comparación se indica también la superficie comprendida entre las bases de los árboles externos de cada unidad (A).
La última columna muestra la proporción entre el terreno no cubierto por los árboles y el que sí lo está, en el momento de efectuar la plantación. Sin embargo, al crecer los árboles y desarrollar sus ramas laterales, dicha proporción irá disminuyendo gradualmente hasta que por fin todo el terreno quede cubierto por el follaje. El período que debe transcurrir para que esto ocurra dependerá de varios factores, pero sobre todo de la especie de que se trate y del ritmo de crecimiento.
Los espacios no plantados que quedan entre las unidades tienen gran importancia y constituyen una característica esencial del método. Como se demostrará más adelante, ofrecen algunas ventajas notables sobre el método ordinario de plantación regular.
Combinación de unidades de plantación puras
Como ya se ha indicado, el sistema se presta a la plantación mixta de especies de dos maneras. Se ha tratado ya brevemente de la mezcla de especies dentro de cada unidad, pero las especies pueden también plantarse en grupos puros mezclando los grupos, siendo, por tanto, los árboles en ciertos grupos de una misma especie y todos los otros grupos de otra especie. Esta mezcla puede ser regular, de conformidad con alguna norma preestablecida, como ocurre generalmente cuando la unidad de plantación es un simple árbol, o puede ser irregular, a fin de que las dos especies estén distribuidas de modo que aprovechen mejor las irregularidades del terreno y las distintas condiciones del medio. Por ejemplo, se podrán disponer grupos de piceas en las hondonadas húmedas y grupos de pinos en las laderas secas o bien, la mezcla de grupos se puede hacer en forma regular a fin de lograr que en el rodal definitivo aparezcan árboles de las dos especies.
Además, tenemos otra posibilidad útil, o sea la de mezclar unidades de estructura diferente, cuando varía la función de las dos especies que han de mezclarse, como por ejemplo, cuando se incluye una especie solamente con el objeto de que sirva de protectora para otra especie importante más valiosa. Es raro que se consiga un resultado satisfactorio con la mezcla pie a pie de dos especies por el sistema habitual de plantación regular. Las dos especies rara vez se desarrollan con la misma rapidez en todos los lugares y por ello hay que proteger especialmente a una de ellas contra la otra. La tendencia general hoy en día es la de mezclar especies por líneas de tres o de cinco hileras cada una, o bien por pequeños grupos puros, en forma tal que no quede sin plantar ninguna parte del terreno. Un tamaño de grupo o unidad de plantación que tiene muchos adeptos es la de 9 árboles.
El nuevo método de plantación en grupos densos y ampliamente espaciados que se propone, se presta muy bien a la mezcla de una especie principal con otra protectora ofreciendo posibilidades de reducir los gastos de implantación. Esta reducción puede obtenerse mezclando pequeñas unidades de la especie protectora con unidades normales de la especie principal. Dichas pequeñas unidades pueden componerse de 5, 3 o incluso árboles aislados, en la forma siguiente:
Otra ventaja de este método en cuanto a las mezclas, es que los grupos de árboles protectores, de crecimiento más rápido, pueden eliminarse una vez que han cumplido su misión, pudiéndose sustituir por la especie principal o por otras especies secundarias que actúen como conservadoras del suelo o sucesoras de aquellas. Por ejemplo, el alerce europeo plantado como protector del roble podría ser suprimido y sustituido por hayas dejando un rodal mixto de roble y haya en el que el roble estaría ya muy adelantado.
Otro ejemplo de la flexibilidad del método lo tenemos en que determina una estructura estable en la masa de la cual, si se considera conveniente, se pueden extraer unidades enteras cuando los troncos han alcanzado la etapa de latizal y tienen un tamaño utilizable, pudiéndose sustituir por otros grupos completos de una nueva especie que precisan de sombra, y a la cual puede ofrecer protección el material de los grupos restantes. Este procedimiento está actualmente en vías de ensayo.
El método de plantación por grupos nutridos ampliamente espaciados, se ha criticado diciendo que es difícil de aplicar en la práctica. Sin embargo, no ha resultado así, aunque ciertamente exige estudiarlo y vigilarlo más que el método ordinario, más sencillo. La diferencia fundamental estriba en que el plantador tiene que determinar, además de la posición del centro de la unidad la situación de cada árbol. Pero el inconveniente queda más que compensado en las operaciones posteriores de mejoramiento y clareo, pues resulta mucho más fácil localizar un grupo que árboles aislados.
ALGUNOS EJEMPLOS
Al exponer por vez primera el nuevo sistema, resultó muy difícil dar una imagen clara de cómo se vería una plantación establecida en la forma propuesta. Sin embargo, durante los últimos 25 años muchas de las plantaciones de prueba se han desarrollado lo suficiente para proporcionar una idea útil del aspecto general que ofrecen las unidades de plantación y los bosquetes en sus primeras fases. Insistimos en que todavía serán precisos muchos años antes de que se conozca la forma final del rodal.
Hemos hecho una selección de fotografías tomadas en los rodales existentes, para poner de relieve ciertos aspectos y hacer conocer a quienes no han visto ejemplos prácticos, el aspecto que presentan dichas plantaciones antes de la fase de clareo.
En todos los casos ilustrados la distancia de plantación entre cada unidad era de 60 X 60 cm. aproximadamente.
PROBABLES VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL METODO
No será posible conocer todas las ventajas y desventajas del nuevo sistema de plantación de grupos densos ampliamente espaciados, hasta que las plantaciones creadas por este procedimiento lleguen a la madurez y hasta que se hayan ensayado las probables combinaciones y modificaciones en toda la amplitud que se pueda. Pero este es un proyecto que exige mucho tiempo.
Sin embargo, el método ya ha dado algunos indicios de sus probables ventajas e inconvenientes. Algunos de éstos pueden calificarse como definitivamente comprobados, mientras otros sólo se puedan conjeturar o suponer, y, en general, cabe clasificarlos dentro de estas dos categorías.
Ventajas comprobadas
1. El tipo de estructura que se obtiene en la masa aumenta grandemente la libertad de movimiento y de acción dentro de la misma, de forma que la inspección, el cuidado, la extracción, el saneamiento y cultivo del suelo y todas las actividades posteriores a la plantación se facilitan considerablemente.2. El tipo de estructura que se obtiene en la masa tiene especial utilidad en las laderas inclinadas o muy empinadas, ya que, no solamente facilita la extracción en los primeros clareos, sin daño de los ejemplares mejores que permanecen, sino que también permite en el rodal adulto la supervivencia de una mayor proporción de árboles de copa simétrica.
3. El tipo de estructura que se obtiene en la masa es más estable y más firme en los primeros años que el producido por el método consagrado de espaciamiento reducido o relativamente reducido lo cual permite una mayor flexibilidad en el tratamiento, ya que consiente la alteración o mejoramiento de la composición y el aumento de la irregularidad del rodal si así se desea, como ocurre por ejemplo, en los bosques y masas de protección, sin riesgo de daños excesivos en caso de tormentas.
4. Cuando se requieren métodos intensivos de preparación y abonado del suelo para ayudar a los árboles a superar los primeros años difíciles en terrenos pobres, se puede conseguir un rodal en condiciones bastante satisfactorias, concentrando las costosas operaciones especiales en aquellos pequeños espacios donde habrán de plantarse grupos nutridos, lo cual supone una notable reducción en los gastos de establecimiento.
5. De forma análoga, en las zonas cubiertas de matorral bajo, costoso de desmontar, se pueden obtener en ciertos puntos rodales satisfactorios limitando el desmonte a espacios poco distanciados, donde se implantarán las nuevas especies en grupos nutridos.
Probables ventajas todavía no comprobadas
1. Parece ofrecer perspectivas evidentes a la producción de fustes rectos, limpios y libres de ramaje, podados naturalmente, con un costo no superior2. El tipo de estructura de la masa permite un mayor margen a la elección de ejemplares selectos destinados a la formación del rodal adulto, escogidos de tal forma que cubran totalmente la superficie entera.
3. El sistema se presta bien para la formación de mezclas, especialmente si las especies se plantan puras dentro de los grupos. Además, se puede modificar de forma que se aprovechen mejor las especies protectoras, sin perjuicio de las especies principales, y puede utilizarse para introducir especies secundarias, o sotobosque, de tal modo que este último no reciba un sombrío excesivo.
4. El tipo de estructura que se obtiene en la masa permite, probablemente, una mayor dilación en la realización de las cortas de clareo sin perjudicar la estabilidad de la masa.
5. En ciertas condiciones se puede reducir el daño causado por las nieves en las grandes altitudes.
6. El tipo de estructura que se obtiene en la masa parece adaptarse especialmente a la formación de abrigos y fajas de protección para las zonas forestales. A este respecto hay que hacer mención del método ruso - anunciado recientemente - de plantaciones y siembras «en grupos», recomendado para plantaciones de fajas de protección, y que, en el fondo, es análogo al nuestro.
Probables desventajas
1. Probablemente, en los primeros años existe un mayor riesgo de incendio en las plantaciones de este tipo, debido a la mayor cantidad de hierbas secas que hay, durante algún tiempo, en los espacios intermedios no plantados.2. Dadas las condiciones locales de algunos lugares, existe el riesgo de que los árboles exteriores de las unidades se desarrollen con más vigor que los del centro, convirtiéndose en dominantes. Como, por lo general, éstos tendrán ramajes más posados que los árboles plantados a distancias normales, puede producirse un rodal con maderas de calidad inferior. Sin embargo, la tendencia se puede contrarrestar, probablemente, haciendo que la estructura de la unidad de plantación sea adecuada y aplicando las técnicas convenientes de clareo.
3. Para obtener una madera suficientemente limpia, en ciertos casos puede ser necesario plantar más árboles por hectáreas que con el método usual, empleando, además, mayores espaciamientos, lo cual aumentará los gastos de instalación. Estos mayores gastos podrán o no compensarse con un aumento en la calidad de la madera, además de las otras ventajas del nuevo método; pero ésta es cuestión por estudiar todavía.
CONCLUSIONES
El método propuesto de establecer las plantaciones por medio de grupos densos o unidades de plantación de diferente composición y estructura, ampliamente distanciados entre sus centros, se aparta radicalmente de la práctica normal y aceptada de plantar los árboles a espacios regulares en todo el terreno. Parece ofrecer ventajas muy importantes sobre el sistema antiguo, sobre todo por el hecho de que en el nuevo método la característica esencial es que queda sin plantar entre los grupos por lo menos la mitad de la superficie poblada.
Aunque hasta la fecha las pruebas de este sistema no han hecho más que explorar superficialmente las posibles variaciones, han dado ya resultados prometedores estimándose muy conveniente que se realice una experimentación en superficies más amplias pero con los mismos métodos. El objeto de este artículo es llamar la atención sobre lo que, en el fondo, sólo es una idea muy sencilla, con la esperanza de que se emprendan ensayos del sistema en todo el mundo y en la confianza de que se obtendrán resultados positivos, los cuales, a su vez, determinarán mejoramientos en las técnicas silvícolas de la regeneración y repoblación artificial. Aunque no es fácil que el autor vea el resultado final de los primeros experimentos, desearía expresar su agradecimiento a los Servicios Forestales oficiales de la Gran Bretaña e Irlanda, por haberle permitido que los iniciara y por consentirle el estudio de su posterior desarrollo, así como el dar cuenta de ellos.
BIBLIOGRAFIA
1. ANDERSON, M. L. - A New System of Planting. Scottish Forestry Journal, Vol. 44 (2). 1930, págs. 78-87.
2. ______. - Planting in Dense Groups Spaced at Wide Intervals. Quarterly Journal of Forestry,
Vol. XXV (4). 1031, págs. 312-316.
3. ______. - Spaced Group-planting and Irregularity of Stand-structure. Empire Forestry Journal. Vol. XXX (4). 1951.
4. CAMERON, R. D. - A Study of the Development in Plantations of Small, Closely planted Groups with Wide Interspaces. Manuscript in the Imperial Forestry Institute Library, Oxford. 1950.
5. KAY, J. y ANDERSON M.L. - Douglas Fir at Home and Abroad. Empire Forestry Journal, Vol. 7 (1) 1928.