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Perspectivas Madereras en la U.R.S.S.

Material recogido para el estudio sobre las tendencias comerciales de la madera en Europa, que se ha publicado recientemente

por EL PERSONAL DE LA CEE Y DE LA FAO

CUALQUIER investigación que se haga respecto a la posibilidad de obtener en el futuro próximo suministros importantes de madera blanda aserrada procedentes de la U.R.S.S., debe basarse en el hecho de que, a diferencia de los Estados Unidos y el Canadá la economía de aquel país está regulada por un organismo central. Es de suponer que al administrar los recursos de madera blanda del país, las autoridades soviéticas persiguen dos fines compatibles con la conservación de bosques: obtener todo el material posible para satisfacer sus necesidades internas, y exportar hasta el punto que los productos comprados con las divisas extranjeras adquiridas dejen de justificar los gastos que causa el suministro de la madera. Por tanto, al calcular las posibilidades de la exportación, es necesario hallar el total de los recursos disponibles y averiguar el grado de antagonismo que existe entre la demanda de los mercados nacional y extranjero.

La superficie total de los bosques es enorme en la U.R.S.S. Según las últimas estadísticas de que se dispone, su extensión es de unos 700 millones de hectáreas, en tanto que la de los Estados Unidos es de 250 millones y la de Europa de 145. Además, el 80 por ciento de estos bosques está compuesto por coníferas que producen maderas blandas de la mayor importancia para el comercio mundial; y los posibles suministros de maderas blandas de la URSS son aproximadamente el doble de los de todo el resto del mundo. Empero, la distribución de estos bosques es desfavorable. Casi todos están situados en las poco pobladas regiones septentrionales, donde las comunicaciones por tierra dejan mucho que desear, mientras que las del sur, muy pobladas y con mucha industria, carecen casi de árboles.

Un resultado de esta adversa situación es que el porcentaje medio de crecimiento resulta muy bajo, habiéndose calculado el incremento bruto anual por hectárea en sólo, 1,1 m. 3, aproximadamente.

Según el Ministro Adjunto de Silvicultura de la U.R.S.S.,1 el 55 por ciento de los árboles de los busques en pleno desarrollo, tienen más de 120 años y están maduros o sobremaduros para la corta, mientras que sólo el 14 por ciento tienen menos de 40 años.2

[1 «Resultados Parciales del Plan Quinquenal de la Postguerra y Labores Forestales para 1951», por V.Y. Koldanof, Ministro Adjunto de Silvicultura de la URSS, Economía de la Madera, Moscú, 1951.

2 Esto ofrece un gran contraste con el resto de Europa, donde, aunque escasean los datos de clasificación por edad, se cree que el porcentaje de árboles sobremaduros es insignificante, mientras que los árboles de menos de 40 años forman del 40 al 50 por ciento del total de las existencias en crecimiento.]

Como, además, en la actualidad gran parte de la superficie forestal de la U.R.S.S. está sin explotar, hay una enorme riqueza maderera en el país que se deteriora o se pierde, a medida que mueren y se pudren los árboles más viejos, los dañan los insectos o arden en los incendios forestales. Ocurre también que el crecimiento medio por hectárea es escaso porque en inmensas extensiones de montes poco accesibles los árboles están muy desparramados.

Al inconveniente natural de la desfavorable distribución geográfica de los bosques, hay que añadir el gran agotamiento sufrido durante más de un siglo por los de accesso más fácil del centro y sur de Rusia 3. La Unión Soviética ha promulgado leyes tendentes a aplicar una ordenación forestal compatible con el principio del rendimiento constante, que ha dado por resultado la reducción de las cortas anuales en esas regiones. Debido al agotamiento de los bosques accesibles y al duro clima de las regiones forestales más remotas, la industria soviética tiene que resolver el problema del transporte a larga distancia de las cantidades de madera cada vez mayores, que requiere en condiciones dificilísimas.

[3 Khrouschof, el Diablo del Bosque en la obra de Tchekov, del mismo nombre, (más conocido en versiones posteriores por El Tío Vania) dice: «Podemos talar los bosques si se trata de un caso de urgencia, pero es hora de que cese su destrucción. En todos los bosques rusos suena el golpe de las hachas: mueren millones de árboles; son asolados nidos y guaridas; los ríos son cada vez más someros y se secan; paisajes maravillosos desaparecen sin dejar rastro» (Escena VII del Acto I). Y después: «Cortad mil árboles destruidlos por dos o tres rublos para vestidos, caprichos, lujo de las mujeres... destruidlos para que la posteridad maldiga nuestra brutalidad» (Escena XII del Acto III). El Tío Vania fué escrita en 1889.]

Y sin embargo, entre las dos guerras el total de cortas aumentó de continuo de 350 millones de metros cúbicos entre 1920 y 1930, a unos 500 millones poco antes de la segunda guerra mundial. Después de ésta, la U.R.S.S. tuvo dificultades en ampliar la producción lo suficiente para satisfacer sus crecientes necesidades domésticas, a pesar de haber conquistado territorios que contenían extensos bosques de enorme importancia económica. Al concluir la contienda, la industria maderera soviética pasaba por una aguda crisis. A la escasez de mano de obra se sumaba el enorme desgaste natural y la gran pérdida de capacidad de fabricación sufridos durante las hostilidades. Se anunció que los ejércitos de Hitler habían destruido establecimientos madereros con una producción anual de 64 millones de metros cúbicos, así como carpinterías, fábricas de contrachapado, de fósforos, de pasta y de papel. La industria también perdió la mitad de sus tractores, camiones y locomotoras de trocha estrecha.

Progresos realizados desde la guerra

A pesar de todo, la industria maderera soviética ha hecho grandes progresos. Se han realizado tremendos esfuerzos para devolverle su capacidad productiva y para compensar la escasez de mano de obra, se ha dado gran ímpetu a la mecanización de todas las operaciones, desde el transporte hasta el elaborado. Hacia 1948, la corta anual de madera rolliza ya era igual que antes de la guerra y en 1950 se comunicó que había llegado a los 600 millones de metros cúbicos, 280 de los cuales se destinaron a fines industriales. Como en otras partes de Europa, ha aumentado progresivamente la proporción del total de las cortas utilizadas por la industria. La de leña ha descendido del 65 por ciento en los años siguientes a 1920, al 53 por ciento en 1950. Pero a pesar de todos estos adelantos, la industria no ha conseguido satisfacer las tremendas necesidades de la reconstrucción y la industrialización del país. Es quizá la única de las principales actividades rusas que, año tras año, no ha logrado por un pequeño margen alcanzar los objetivos que se le habían fijado.

Es muy posible que la industria siga encontrando difícil satisfacer las demandas que se le hagan, puesto que es evidente que Irán en aumento las necesidades soviéticas de madera blanda aserrada.4 Desde que acabó la guerra, ha progresado mucho la restauración y creación de industrias pesadas y ligeras; y es posible que en el futuro, se dé más importancia a mejorar el nivel de alojamiento del pueblo, porque éste sigue siendo inferior al de Europa Occidental, aunque se han reparado los peores estragos de la guerra. Es muy probable que tal programa exija aún más de la industria maderera soviética que los de los últimos años, a posar de que en la U.R.S.S., como en otras partes de Europa, hay una fuerte tendencia a prescindir de la madera en la construcción.

[4 Con el quinto Plan Quinquenal, publicado en agosto de 1952, se trata de que para 1955, el acarreo de madera comerciable sea un 56 por ciento mayor que en 1950. A continuación se da un extracto del Plan, de especial interés:

«12. Cerrar la brecha entre la producción de la industria maderera y las crecientes demandas de la economía nacional. Incrementar la producción de madera aserrada y la de materiales para la industria y la construcción. Alterar los planes de producción, con objeto de intensificar la explotación en los distritos muy boscosos del Norte, los Urales, el Oeste de Siberia y la República Socialista Soviética Carelo Finlandesa, y restringirla en las zonas del país en que escaseen los bosques. Reducir el trabajo estacional de los leñadores, mediante el montaje de instalaciones mecánicas dotadas de personal permanente. Asegurar la continuidad de la mecanización de las operaciones madereras. Mejorar la organización de la producción y el aprovechamiento del material, incrementando la productividad de los madereros. Durante los cinco años, octuplicar la instalación de poderosos aserraderos en nuevos territorios boscosos, respecto al número instalado en los cinco años previos.

«Asegurar la ampliación general de las industrias del papel, la celulosa, los muebles, contrachapado, productos químicos de la madera e hidrólisis. Incrementar la producción de muebles en un 300 por ciento, por lo menos».]

En vista de esta escasez nacional ¿qué probabilidades tiene Europa de adquirir en la Unión Soviética el millón de standards de madera blanda aserrada (equivalente. aproximadamente, a 8 millones de metros cúbicos de madera rolliza) que probablemente necesitará para 1960, si ésta ha de satisfacer sus proprias necesidades y mantener sus exportaciones a los mercados tradicionales del extranjero? Es muy improbable que se obtengan en los alrededores de Arkángel o de regiones con buenas comunicaciones con el Báltico, en las que se han adquirido suministros en el pasado. Todas ellas han sido abusivamente explotadas, y como sus comunicaciones con las principales zonas de escasez de la Unión Soviética son bastante buenas, la producción se destina cada vez más a cubrir las necesidades domésticas. Tampoco es probable que se exporte madera blanda aserrada por los puertos del Mar Negro. Por lo tanto, si se han de recibir suministros en cantidades importantes, tendrán que proceder forzosamente de Siberia o de la regiones más remotas de la Rusia Europea con acceso al Mar de Barents. Sólo valdrá la pena explotar gran parte del bosque virgen de esos lugares si se encuentran mercados extranjeros, porque sería prohibitivo el costo de transportar la madera por tierra a los centros de consumo del interior. De aquí que los planes soviéticos para explotar estos bosques sean de gran interés para Europa.

Perspectivas de fomento maderero

Ya en 1931, la Oficina de Proyectos de la U.R.S.S. tenía memorias y planes para suministrar madera de Siberia a los mercados del mundo, por la ruta marítima del Artico. Wobly,5 por ejemplo, decía en su plan que el transporte por la gran ruta marítima del Norte podría ser el procedimiento de resolver la crisis maderera mundial que se avecinaba y el problema mundial de la madera. En aquellos días Wobly fué atacado acerbamente; se le acusó de preocuparse más de satisfacer las necesidades de madera del mundo capitalista que de los intereses de la U.R.S.S. Empero, en los últimos años se han hecho grandes esfuerzos para fomentar la producción de madera de la región y para aprovechar la ruta marítima del Artico. Al servicio de esta ruta funcionan en la actualidad 130 estaciones de radio, una veintena de laboratorios científicos y una flota de rompe-hielos. Aunque la principal misión de éstos es mantener las comunicaciones marítimas directas entre Arkángel en el Oeste y Vladivostock en el Este, también podrían contribuir a la solución del problema del transporte de la madera de las cuencas del Obi y del Yenisei, cuando éste se plantease. No obstante, las exportaciones de estos distritos y, en realidad, de todos los bosques de la región situada al Este de Arkángel, ofrecen grandes dificultades. Será necesario mejorar muchos puertos, tales como Mezen, Naryan-Mar e Igarka, el «Arkángel de Siberia». Como tanto las maderadas como la navegación están limitadas a una corta temporada de tres meses, para el envío de la madera hacen falta facilidades portuarias y número de barcos correspondientemente mayores.

[5 Wobly: Problemy severa (Gosplan), página 33, Moscú, 1931.]

Muchos observadores occidentales dudan de que la Unión Soviética pueda volver a exportar en el futuro próximo grandes cantidades de madera blanda aserrada, porque no ven la posibilidad de que las necesidades domésticas puedan prescindir de ella. Los datos anteriores ponen de relieve que no han tenido en cuenta que los suministros para el mercado interior y los destinados a la exportación podrían obtenerse en regiones muy diferentes. Aunque probablemente es cierto que las exportaciones de las regiones tradicionales de la Unión Soviética son dudosas en el futuro, sería posible abastecerse en gran escala en Siberia y en el Nordeste de la Rusia Europea, de resolverse los problemas de extracción embarque. En los años inmediatamente posteriores a la guerra no se disponía de la mano de obra o del equipo necesarios, porque hacían falta en regiones mejor situadas para abastecer el mercado nacional. Incluso ahora, su empleo en zonas apartadas supondrá grandes gastos y, por lo tanto, el precio de la madera será elevado; pero en cualquier caso, lo más probable es que en los próximos diez años el precio europeo de la madera aserrada suba en vez de bajar.

Por sí mismo, los precios muy altos no inducirán a las autoridades soviéticas a realizar las grandes inversiones necesarias para explotar estos bosques, a menos de que puedan estar seguros de gastar los beneficios en productos que desean comprar. Ultimamente, la creciente tensión entre el Este y el Oeste y las restricciones aplicadas a los productos que Europa Occidental estaba dispuesta a exportar a la U.R.S.S., ha quitado mucho aliciente al comercio.

A pesar de todo, en 1952 se observaron signos alentadores. A principios del año, el director de la agencia soviética exportadora de madera Exportles dió a entender que la U.R.S.S. estaba en condiciones de exportar madera a Europa y otros continentes. Es más, en la primavera se ofreció en el mercado europeo madera aserrada soviética, pero como los precios estaban entonces en baja, estas ofertas no encontraron respuesta satisfactoria. Al mismo tiempo, las declaraciones hechas por la delegación soviética en la Comisión Económica de Europa y en la Conferencia Económica celebrada en Moscú, indicaban que, además de productos de ingeniería, la U.R.S.S. estaba dispuesta a importar grandes cantidades de artículos de consumo de Europa Occidental. Tal política estaría de acuerdo con el deseo de varios países de Europa Occidental de encontrar más mercado para sus exportaciones, especialmente de textiles. Al mismo tiempo, la continua escasez de dólares hace que los mismos presten cada vez más atención a obtener sus materias primas en zonas que no sean la del dólar.

Futuras posibilidades de exportación

Es evidente el hecho de que todos los países importadores de Europa están muy interesados en la posibilidad de que se reanude el comercio en gran escala con la U.R.S.S. Las razones son fáciles de comprender. Desde comienzos de este siglo hasta que estalló la segunda guerra mundial. el mercado europeo de madera dependió de las cantidades procedentes de la U.R.S.S., incluídas en el período entre ambas guerras, las exportaciones de los países del Báltico. En 1913, las importaciones netas europeas de madera blanda aserrada se elevaron a 1.500.000 standards; las exportaciones rusas a Europa en aquel año fueron de 1.300.000 standards. Al cesar las exportaciones rusas después de la guerra, las importaciones europeas cesan casi por completo. Desde que se reanudaron las exportaciones en gran escala en 1925, aproximadamente, el mercado europeo de madera blanda ha seguido un ritmo paralelo. Después de la segunda guerra mundial, Europa volvió a perder los suministros soviéticos; las importaciones netas disminuyeron y, para 1950, era otra vez una exportadora neta, aunque falta de madera blanda para cubrir sus propias necesidades esenciales.

Fundamentalmente, la respuesta a la pregunta de si la Unión Soviética exportará grandes cantidades de madera blanda aserrada a Europa, depende de dos factores: uno técnico y otro político-comercial. El técnico, cuya solución sólo puede abordarse si se resuelve el político, consiste en aumentar las disponibilidades para la exportación y las facilidades portuarias en el extremo norte soviético, hasta el punto en que sea práctica la exportación en las cantidades necesarias. Su solución depende por entero de la Unión Soviética. Los avances técnicos hechos por Rusia en años recientes en la construcción, industria y comunicación, son pruebas de que puede resolver este problema si cree que vale la pena hacerlo. La cuestión político-comercial es convencerla de que tal es el caso. Desde el punto de vista puramente comercial, las perspectivas son de que los precios de la madera aserrada serán ventajosos en los próximos diez años. Políticamente, la actual tensión entre el Este y el Oeste tiene que disminuir hasta que la Unión Soviética pueda escoger libremente cómo gastar los beneficios de la venta de su madera, en los productos que considere más necesarios para su pacífico desarrollo económico. Para conseguir que disminuya la tensión, hará falta que por ambos lados se actúe con prudencia. De conseguirse, no hay razón alguna para que la Unión Soviética no desempeñe en el futuro un papel tan decisivo en el mercado europeo de madera blanda como ha acostumbrado a hacerlo en el pasado.

Apéndice

Superficie forestal de la U.R.S.S.

Millones de Ha.


Poblada

628,3


Rasa

114,3


Total de tierras forestales

742,6

VOLUMEN DE LA MADERA EN PIE

Clase

Miles de millones de m3

%

Ha. cubiertas %

Bosques maduros y sobremaduros

52,5

90

55

Bosques en maduración

2,9

5

16

Pastizal

3,3*

5

15

Monte bravo

3,3*

5

14

TOTAL

58, 7

100

100

* Incluye ciertas cantidades de montes no explotados.
Origen: V. Y. Kaldanof, «Resultados parciales del Plan Quinquenal de la Postguerra en materia de silvicultura» Lesnoye Khozyaistvo, No. 1 (28), Enero de 1951.


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