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El cultivo del pino de Paraná

Extractos de un informe oficial sometido al Gobierno del Brasil

por L. J. ROGERS,
Funcionario de Asistencia Técnica de la FAO

La zona principal del pino de Paraná (Araucaria angustifolia) se limita a los estados meridionales del Brasil, siendo una excepción la reducida zona selvática del Territorio de Misiones, en la Argentina. Se extiende sobre la elevada meseta situada al oeste de la Serra do Mar, entre los 22° y 30° de latitud sur.

El clima oscila desde subtropical hasta templado, si bien en las zonas septentrionales, esto es, en las comprendidas entre 22° y 23 ½° de latitud sur que se hallan dentro de los trópicos, la altitud a que se da este árbol modifica el clima de modo que puede clasificarse como subtropical.

En la parte norte de su habitat este Araucaria no se encuentra en elevaciones inferiores a los 800 metros por encima del nivel del mar, pero hacia su límite meridional se le puede encontrar a menores alturas, si bien nunca por debajo de los 500 metros. Se desarrolla en una amplia variedad de suelos procedentes de granitos, basaltos, dioritas, filitas, piedra arenisca, esquistos y pizarras. El volumen de alimentos para las plantas disponible en el suelo, sumado a la capacidad de éste para retener humedad, parecen ser de mayor importancia que la textura o la profundidad.

La especie se extendía en un principio a lo largo de una faja casi ininterrumpida, desde Serra da Mantiqueira, al sur de Minas Geraes, en dirección sur y sudoeste a través de los estados de Sao Paulo, Paraná y Santa Catarina irrumpiendo en el norte de Rio Grande do Sul. Hoy, solamente pueden encontrarse algunos restos del bosque original al sur de Minas y en el Estado de Sao Paulo; al oeste de Paraná, en Santa Caterina y en Rio Grande do Sul, se encuentran zonas de selva virgen, pero la superficie que ha quedado por completo devastada es muy considerable. Verdad es que la tala con fines agrícolas constituye una característica del fomento de muchos países, mas la devastación sufrida por esta región del Brasil no tiene razón alguna. Además, las cortas actuales continúan siendo considerables y la vida de las masas supervivientes, de seguir el ritmo actual de cortas, puede calcularse con optimismo en sólo 40 años.

Posibilidades de regeneración natural

Cuando se viaja de norte a sur a través de los bosques de pino de Paraná, es sorprendente la diferencia que se aprecia en su composición.

Por ejemplo, en el Paraná septentrional, el bosque consiste de un piso superior de pino, un segundo piso de especies higrófitas, tales como Cedrela, Aspidosperma, Nectandra, Phoeve perosa, etc., y un tercer piso de sotobosque bastante denso compuesto por varias matas leñosas con una casi total ausencia de pinos de pequeño diámetro y de repoblado de pinos. Hacia el Paraná meridional, el bosque está formado en algunos lugares casi exclusivamente por pinos de todos los tamaños, estando prácticamente ausentes las especies de bosque higrófito y con sólo un ligero sotobosque. Este tipo de bosque se encuentra en Santa Catarina, mientras que en las mayores elevaciones y zonas de precipitación más abundante de Rio Grande do Sul el bosque llega a ser mucho más denso, siendo comunes tanto los pinos como las especies de bosques higrófitos de gran diámetro, pero existe también una buena distribución de todas las clases y diámetros de pinos, desde el repoblado hasta los tamaños mayores.

Parece, por consiguiente, que la posibilidad de regenerar los bosques en Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul por medios naturales, bien merece una más detenida investigación. El conocimiento de las exigencias silvícolas de estas especies aún es insuficiente para que permita trazar prescripciones para el tratamiento de los bosques en modo que se consiga una regeneración natural, pero se han podido observar los puntos siguientes:

1. Araucaria angustifolia exige abundante luz;

2. el crecimiento de las plantitas en sombra es muy lento;

3. la mayor parte de la regeneración se manifiesta en grupos, en calveros resultantes de la corta de árboles, a lo largo de carreteras o a lo largo del lindero del bosque; esto es, allá donde exista abundante luz superior;

4. los cerdos devoran las semillas y éstas también se recogen en grandes cantidades para pienso;

5. las semillas o las plantitas, al parecer, no quedan dañadas por el pastoreo del ganado;

6. las plantitas de 1,5 o más metros de altura quedan gravemente dañadas, y en muchos casos destruidas, por los caballos y asnos que ramonean la corteza;

7. las plantitas mueren fácilmente por el fuego, pero los pies de 40 o más cm. de diámetro son, al parecer, muy resistentes al fuego;

8. hasta donde puede saberse, existe una diseminación regular y razonable cada año en todo el habitat del pino de Paraná.

Regeneración artificial

A pesar de que en la parte meridional del área geográfica del pino de Paraná es posible regenerar los bosques naturalmente, es evidente que la mayor parte del repoblado necesario habrá de crearse por medio de la regeneración artificial. Hasta la fecha, los organismos gubernamentales y otras empresas privadas han plantado 14.000 hectáreas, pero sin que se haya llevado a cabo ninguna investigación en cuanto a las mejores técnicas y métodos. Se ha aceptado generalmente que el método mejor y más barato de crear nuevas plantaciones es por medio de la siembra directa en lugares que previamente han sido quemados o roturados. En la opinión del autor esto no es así.

FIGURA 1. - Bosque virgen de Araucaria angustifolia en el Paraná meridional.

Este pino es la especie maderera de máxima en el Brasil, donde se aprovecha como madera de construcción y para fabricar pasta. Quizá esta especie representa la tercera parte de los recursos de madera blanda de toda América Latina. La Argentina y el Uruguay son clientes fijos para las exportaciones, existiendo también un reducido mercado para la exportación en Europa y otras regiones; débese en parte dicho mercado a la campaña que inició el Brasil para procurar una buena fuente de coníferas para la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

Si bien la siembra debería costar menos que la plantación, la experiencia ha demostrado que es necesaria una costosa preparación del lugar con el fin de asegurar la vida de la planta al principio y un crecimiento satisfactorio. Además, durante el primer año de vida de la planta, la zona ha de labrarse por lo menos cuatro veces, mientras que si se utilizan plantas en lugar de semillas, el primer año de la vida de las plantitas transcurriría en un vivero, eliminándose así por lo menos los gastos de un año de estos cuidados. Resulta difícil la comparación exacta entre el coste de una repoblación por siembra y el de una por plantación pero el autor ha llegado a la conclusión de que con la plantación se obtendría un menor gesto total al cabo de, digamos tres años desde el momento de la siembra.

Otra razón que se aduce en favor de la adopción de la siembra directa es que resulta imposible transplantar las plantitas de Araucaria angustifolia desde el semillero hasta el criadero o hasta el monte de asiento. Esto obedece a que la plantita echa una raíz primaria muy larga en relación con la parte aérea de la planta y a la completa ausencia de raíces laterales en la parte superior de la raíz principal. Cierto es que el sistema radicular se desarrolla en tal forma, pero esto es muy análogo al desarrollo radicular de las plantitas de Araucaria cunninghamii en Australia. Por consiguiente, se considera que el sistema de vivero adoptado para esta especie podría también aplicarse con éxito para la Araucaria angustifolia.

En pocas palabras, el sistema de vivero para la producción de pies de plantación de Araucaria cunninghamii es como sigue: los viveros se sirven de un sombrajo alto que permite un 50 por ciento de luz, las bandas de asiento tienen 15 metros de longitud y 3 metros de anchura y la semilla se siembra en septiembre en hileras distanciadas 20 cm. entre sí. La proporción de semillas tiende a una repoblación de 26 plantas por metro de surco sembrado. Diecisiete meses después de la siembra, esto es, en febrero, se despuntan las raíces de las plantitas a una profundidad de 15 ó 18 cm. por debajo del nivel del suelo, y tras de esta operación los plantones permanecen en el semillero hasta el siguiente mes de julio en que se repican para seleccionarlos, clasificarlos y colocarlos en macetas cilíndricas. A finales de septiembre las primeras plantas en cilindros están listas para asentarlas en la plantación.

El objeto del despuntado de raíces es eliminar parte de la larga axonorriza y ayudar así al crecimiento de las laterales. Efectuando esta operación con las plantas in situ y dejándolas en los semilleros durante un período de cinco meses, después se producen muy pocas pérdidas; sobre la raíz cortada se forma una callosidad, consiguiéndose una buena fasciculación radical. Los semilleros se mantienen bien regados después del despuntado de las raíces y la planta resultante guarda equilibrio entre copa y raíces, y puede colocarse en una maceta cilíndrica con sólo pérdidas insignificantes.

Labor de investigación que hace falta en el brasil

Para muchos experimentos en relación con el establecimiento de nuevas plantaciones es aconsejable disponer de plantas de tamaño y desarrollo de copa comparables, lo que únicamente es posible si se cuenta con plantas de vivero entre las que pueda elegirse el material destinado a experiencias.

Lo primero que importa investigar en el Brasil es determinar si es factible producir plantitas de vivero de Araucaria angustifolia, y segundo, caso de que así sea, averiguar si la repoblación resulta más eficaz y económica utilizando tal material que sirviéndose del actual método de siembra directa. 1

[1 Las propuestas que siguen se formularon para su aplicación en Hangua y Fernando Pinheiro. Si dan buenos resultados en esas zonas más difíciles, no presentaré obstáculos una modificación de las técnicas de vivero y de campo para su adaptación a la región del pino de Paraná. ]

Para tales investigaciónes debe elegirse la semilla con todo esmero. Como ya se ha dicho más atrás, Araucaria angustifolia al parecer produce cada año una suficiente cantidad de semilla que madura desde últimos de abril hasta últimos de mayo. Las piñas macho y hembra se producen en árboles distintos, esto es, la especie es diecia. En general, el árbol de tipo medio tiene bastante buena forma, pero en ciertas regiones pueden encontrarse muchos otros con un desarrollo anormal de la copa causado por lo que parecen ser vástagos epicórmicos. Tales árboles se denominan localmente Pinhafilhado. Algunos especialistas consideran que es característico de suelos con un reducido pH y de las masas jóvenes, mientras que otros estiman que los vástagos son el resultado de daños que causaron muchos años atrás los insectos o el fuego. Sin embargo, es posible que este tipo de ramificación sea hereditario, y en tal caso no parece aconsejable recoger semilla de estos árboles.

Después de recogida, la semilla debe someterse a prueba de flotación eliminándose las semillas infecundas. Las semillas fértiles se sembrarán entonces a mediados de mayo en surcos distanciados 20 cm. entre sí y con 6 semillas por cada 30 cm. de surco. Será necesario colocar cada semilla de forma que el eje longitudinal de la semilla se encuentre perpendicular al surco y orientadas siempre en la misma dirección. La profundidad de la cubierta no deberá exceder de 2,5 cm. y para ello se puede utilizar tierra vegetal. Se sembrarán diez semilleros, suficientes para unas 15 hectáreas de plantación a un espaciado de 2 × 2 metros.

Desde la siembra en mayo hasta el siguiente febrero los semilleros deberán mantenerse libres de plantas adventicias y el espacio entre hileras se cultivará a intervalos de tres semanas, efectuándose el riego en modo tal que los semilleros estén húmedos durante el período de la germinación. Una vez arraigadas las plantitas los riegos pueden reducirse a dos o tres por semana, equivalente cada uno a 20 mm. de lluvia.

A mediados de febrero se despuntarán las raíces de las plantas por medio de una laya bien afilada, de manera que las raíces queden cortadas a una profundidad de 15 a 18 cm. por debajo del nivel del suelo, procurando perturbar las plantas lo menos posible durante la operación. El riego, el escardado y el cultivo deben continuar después de esta operación en la medida necesaria.

A principios de julio las plantas se repicarán cuidadosamente. Las que aparezcan débiles, delgadas o desequilibradas se desecharán y el resto deberá clasificarse y colocarse en macetas cilíndricas. Las plantas así dispuestas necesitarán que se las mantenga bajo los sombrajos altos del vivero hasta que estén en condiciones de ser enviadas al monte de asiento. Un período de diez a doce semanas en las macetas debe bastar para que la planta se recobre de esta operación y pueda arraigar.

Se recomienda el empleo de macetas cilíndricas de hierro galvanizado fabricado con chapas de hierro galvanizado de calibre 28 de 20 x 15 cm. El coste inicial de tales macetas puede ser elevado, pero tienen una duración de al menos 12 años. En Queensland, Australia, el coste anual por maceta es equivalente a unos 0,125 cruceiros brasileños.

Establecimiento de las plantaciones

Si se puede demostrar que es posible la producción económica de material de viveros en macetas, repicado y sembrado en surcos, será entonces necesario investigar los mejores procedimientos para establecer nuevas plantaciones utilizando tales materiales en macetas cilíndricas. (En Santa Catarina y Rio Grande do Sul el empleo de plantitas con raíces despuntadas presenta algunas posibilidades).

Deberá elegirse una superficie de 30 hectáreas de monte uniforme de segundo crecimiento, en que el suelo y la topografía sean también uniformes, dividiéndose esta zona en dos unidades de 15 hectáreas cada una. Una se preparará para la siembra directa, según los métodos ordinarios (limpia con bulldozer, arado, rastreado y plantado a 2 × 0,50 m. con el objeto de clarear a 2 × 2 m. a finales del tercer año) en la manera siguiente:

Abril-julio 1954: rozar y quemar la cubierta forestal, descepe y extracción de tocones, troncos y raíces. Arar a una profundidad de 30 cm. y rastrear.

Julio 1954. plantar a 2 × 0,5 m.

Julio-diciembre 1954: tratamiento adecuado.

Enero-diciembre 1955: tratamiento adecuado y reposición de marras

Enero-diciembre 1956: tratamiento adecuado y clarear a 2 × 2 m.

El procedimiento a seguir para la otra unidad de 15 hectáreas, en la que la plantación se hará en macetas, será como sigue:

Mayo 1954: sembrar la semilla en el vivero.

Agosto-septiembre 1955: roza y quema del área de repoblación.

Octubre 1955: plantación de plantas de vivero en macetas cilíndricas a 2 × 2 m.

Octubre-diciembre 1955: tratamiento adecuado.

Enero-diciembre 1956: tratamiento adecuado y reposición de marras.

Hacia diciembre de 1956 los plantones de la primera unidad tendrán una edad de dos años y cinco meses y los de la segunda unidad dos años y siete meses. En este momento puede efectuarse una comparación entre ambas zonas respecto a la densidad de masa y a la altura media de las plantas y a finales de 1957 las dos zonas podrán compararse de nuevo.

Se llevará un registro detallado y exacto de los costes de todas las operaciones en ambas unidades, de manera que puedan compararse con toda amplitud ambos métodos de repoblación. Si se demuestra que la plantación en macetas cilíndricas es superior a la siembra directa podrá entonces emprenderse una investigación en cuanto a los puntos siguientes:

Preparación del terreno

El punto más importante que hay que decidir será probablemente el período de tiempo que debe transcurrir entre la roza y la quema.

Plantación

(a) Epoca de plantación. De la experiencia obtenido en Queensland, Australia, se deduce que el terreno debe plantarse tan pronto como sea posible después de la roza, y que la plantación debe haber terminado antes del 31 de diciembre. La plantación se inicia con independencia de las condiciones atmosféricas aunque si el estado del suelo no es bueno se prosigue la plantación a un menor ritmo hasta que mejore aquél. En el caso de Araucaria angustifolia Be sugiere que la época de experimentos de plantación deberá abarcar el período comprendido entre octubre y febrero. Si la capacidad de Araucaria angustifolia para soportar la sequía es menor que la de A. cunninghamii podrá ser necesario aplazar la plantación hasta que hayan comenzado las lluvias de noviembre y diciembre.

(b) Profundidad de plantación. Esto es importante, ya que una plantación poco profunda ejerce un efecto adverso sobre la supervivencia de la planta y deberán prepararse parcelas experimentar profundidades de plantación entre 5 cm. por encima y 5 cm. por debajo de la correcta.

(c) Espaciado. El espaciado recomendado es 2 × 2 m. pero serán precisos experimentos que cobran también los siguientes: 1 × 1, 1,5 × 1,5, 2,5 × 2,5, 3 × 3 y 3 × 2 m. (las hileras estarán distanciadas 3 m. entre sí y el espacio entre los árboles en cada una será de 2 m.). La información conseguida de tales experimentos deberá referirse a los costea de plantación, costes de tratamiento, tamaño de las ramas, poda natural, forma, crecimiento en altura y en diámetro, y producción de volumen por unidad de superficie para los diversos espaciados. Los programas de clareo que hayan de aplicarse se determinarán posteriormente.

Epoca de reponer las marras

Si la plantación puede iniciarse inmediatamente después del rozado, quizá sea posible efectuar la reposición de marras durante el período enero-marzo siguiente. Los trabajos experimentales deberán abarcar la reposición de marras en estos meses más la que se haga en los meses de agosto, septiembre y octubre del año siguiente. Después del segundo año no se llevará a cabo ninguna reposición.

Tratamientos

El actual método de tratar los terrenos desbrozados y quemados consiste en labores de azada o machete para cortar las plantas adventicias en crecimiento. Este tipo de trabajo no es eficaz. El éxito de esta operación en las zonas de bosques higrófitos depende de la eliminación frecuente y rápida de plantas adventicias nocivas por escarda o arrancándolas a mano cuando todavía son pequeñas. Por ejemplo, una plantita de Solanum auriculatum arrancada a mano cuando no tiene una altura superior a los 10 cm. puede considerarse eliminada, pero si se la deja crecer hasta que alcanza los 90 cm. de altura, cortándola entonces a ras de tierra, sólo se habrá destruido la porción aérea de la planta, mientras que las raíces continuarán produciendo renuevos durante muchos años, lo que exigirá un repetido desembolso de dinero durante el año en los primeros de la vida de la plantación.

El empleo del maíz como cultivo de cobertura no ayuda apreciablemente a combatir las plantas adventicias. Puede reducir su porcentaje de crecimiento, pero no evita la germinación o supervivencia de las plantas! También ejerce un efecto adverso sobre el árbol plantado, ya que las raíces del maíz compiten con las de la planta.

Se recomienda un experimento empleando los tratamientos siguientes:

1. lucha directa (sin tratamientos especiales);
2. escardas y arranque a mano;
3. cortas;
4. cultivo de maíz como cobertura y tratamiento especial de corta.

La información que habrá de conseguirse se referirá a la frecuencia de estos cuidados, a su coste, al crecimiento en altura de las plantas y a los efectos de los diversos tratamientos para combatir la sucesión de plantas adventicias (las parcelas testigo darán una indicación de la sucesión normal de plantas adventicias).

Poda y clareo

Las plantaciones no estarán listas para la poda hasta al menos ocho años después de la plantación, y para el clareo probablemente hasta doce años, de forma que los trabajos experimentales necesarios pueden determinarse posteriormente.

Depresiones expuestas a las heladas

Araucaria angustifolia en su estado de árbol adulto es muy resistente a las heladas, pero en las depresiones de las plantaciones al sur del Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul se han registrado algunas heladas de intensidad suficiente para matar las plantitas recién plantadas o de altura inferior a los 3 m. Por consiguiente, es necesario localizar estas zonas y plantar en ellas especies resistentes o pinos al abrigo de especies protectoras resistentes a las heladas.

Necesidad de repoblación

Por ser tan extensa la zona del pino de Paraná que ha quedado devastada resulta evidente la necesidad de la repoblación. Así lo reconocieron ya las autoridades brasileñas en 1940 cuando se creó el Instituto Nacional do Pinho, encargado, como uno de sus objetivos principales, de la repoblación de zonas taladas con especies de Araucaria. El Instituto inició las plantaciones en 1944, pero la zona repoblada aún es muy reducida. Es preciso hacer mucho más, aun cuando existan empresas privadas que se ocupan también de esta labor a la vez que repueblan dilatadas zonas de campo limpio, tales como los pastizales naturales desarbolados existentes en amplias zonas de la región del pino de Paraná.

Existe multitud de opiniones en cuanto al origen de estos pastizales: algunas personas manifiestan que en un principio fueron bosques, mientras que otras opinan que no son sino restos de la vegetación clímax de la zona y que nunca estuvieron poblados de árboles. La segunda opinión, según las autoridades científicas, parece ser la teoría con más visos de ser cierta: «los campos de hoy representan reliquias edáficas de un período climático anterior».

El autor opina que, con la debida protección contra incendios, el bosque podría avanzar dentro del campo, si bien la especie de vanguardia no seria Araucaria angustifolia, sino alguna especie frondosa de piso inferior. Una vez establecida esta última es posible efectuar una repoblación con Araucaria, pero no puede esperarse un crecimiento satisfactorio hasta que se haya creado un clima forestal adecuado, lo que no sería cuestión de sólo unos cuantos años.

Por esta razón, y no por causa de diferencias que puedan existir en la composición química y física del suelo, el autor considera que los suelos de campo son incapaces de constituir estaciones de calidad 1 ni incluso de calidad 2 para las plantaciones. Los análisis químicos y físicos de los suelos forestales y de campo hasta ahora efectuados no revelan ninguna diferencia notable entre ellos; sin embargo, un examen de la microflora y microfauna del suelo pondría de relieve sin duda alguna tales diferencias.

No obstante, el establecimiento de nuevas plantaciones en campo siguiendo los métodos corrientes es relativamente fácil: mucho más que plantar en tierras forestales; pero resulta más costosa.


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