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La función productora de los montes


Papel de los montes en la economía nacional
Determinación de la superficie forestal necesaria desde el punto de vista nacional
Ordenación del área necesaria
Resumen
La silvicultura y el bienestar colectivo

La ordenación forestal para la producción maderera y para otros fines económicos y sociales

El reconocimiento de las funciones protectoras del monte y de la importancia que éstas revisten para el hombre es relativamente reciente. La conciencia de este hecho es muy posterior al aprovechamiento de los montes para la producción de otros bienes y servicios, aprovechamiento que sin duda es tan viejo o casi tan viejo como la misma especie humana.

Desde tiempos inmemoriales, el bosque ha procurado al hombre cosas útiles: leña para calentarse y cocinar y materiales para construir abrigos, herramientas y medios de transporte. Aunque actualmente los productos de la madera han cambiado de grado y de clase y la química moderna permite plastificar, moldear, laminar e impregnar la madera transformándola así en un número asombroso de productos, todavía sigue aprovechándose para combustible una mitad aproximadamente de nuestras existencias de madera; y gran parte del resto continúa destinándose, como en tiempos primitivos, a servir de materiales relativamente en bruto para la construcción y los transportes.

Las cualidades del bosque que determinan su utilidad para el hombre primitivo - su general frecuencia; la variedad, facilidad de labra y adaptabilidad de sus productos y su capacidad de autorrenovación después de una prolongada explotación, incluso abusiva - subsisten como en tiempos pasados haciendo de él una fuente básica de materias primas. Recíprocamente, los principales inconvenientes de la madera desde el punto de vista de la sociedad moderna - su gran diversidad y su condición con frecuencia refractaria e imprevisible, pero sobre todo su peso y gran volumen, o, dicho más exactamente, su reducido valor por unidad de peso y volumen - siguen siendo un fuerte motivo de escasez local de madera, aun en países de abundante riqueza forestal.

Tomados en conjunto, los recursos forestales de todo el mundo, sobre todo si se consideran en función de la tierra disponible, todavía presentan abundancia suficiente para suministrar productos y servicios en cantidad más que suficiente. El problema de la productividad forestal estriba en hacer que esta gran riqueza versátil y renovable sirva al hombre en mayor medida, por lo menos en grado aproximado a su capacidad real, toda vez que la expansión económica, el aumento de la población y la elevación del nivel de vida exigirá del bosque un gran rendimiento de bienes y servicios que no pueden dar los montes que sólo produzcan una pequeña parte de su posibilidad.

Este es, pues, el verdadero reto con que se enfrenta la silvicultura mundial, y diríase que la situación es actualmente más favorable que nunca para aceptarlo pues, pese a un mundo desgarrado por la disensión y la hostilidad, subsiste el hecho que, por vez primera en la historia, las naciones se han comprometido mutuamente a desplegar esfuerzos en su propio interés para lograr una producción más abundante de productos del suelo como base para elevar el nivel de vida. Se ha formulado y acometido la realización de un alentador programa de asesoramiento y ayuda mutuos y los forestales están organizados mejor que nunca en el plano internacional para cooperar y coordinar políticas y planes de acción en aras del mejor aprovechamiento de los recursos forestales. A la luz de estos hechos es como debemos examinar los objetivos y problemas del aumento de la productividad forestal.

Papel de los montes en la economía nacional

Antes de proceder a examinar cuáles son las actividades que podrían llevarse a cabo para aumentar la productividad forestal mundial, acaso sea útil analizar el puesto que corresponde a los montes en las economías nacionales y regionales y los problemas de política que se plantean al determinar las zonas forestales necesarias en una estructura racional de aprovechamiento de la tierra. En resumen, además de sus funciones protectoras, el monte sirve al hombre como fuente de madera para combustible, viviendas, muebles, minería, traviesas, postes y otros usos industriales; aporta materias primas y productos químicos para la industria, sobre todo celulosa para la fabricación del papel; ofrece sustento al ganado y a la fauna silvestre que se traduce en carne, cueros, pieles y lana y brinda zonas de esparcimiento y recreo.

La mejor manera de poner de manifiesto la magnitud de estos servicios quizá sea hacer notar que los montes propiamente dichos ocupan seguramente una cuarta parte de la superficie terrestre del mundo y sólo en madera, su principal producto, rinden unos 1 000 millones de toneladas anuales, valoradas en el 60 por ciento más que la producción mundial de carbón y en el 100 por ciento más que la de acero bruto o petróleo.

Los terrenos forestales y los pastos a ellos anejos ocupan juntos más de la mitad de la superficie terrestre del mundo, inclusive tierras de pastoreo excesivamente áridas, accidentadas o rocosas para pastos mejorados; monte abierto y sabanas en que se encuentra no poca vegetación pascícola bajo rala cubierta arbórea; tipos de matorral desértico, prados de montaña y pastos alpestres cerca o sobre el límite altitudinal de la vegetación arbórea y en las extensas tundras del extremo septentrión. Aunque no cabe conocer la superficie exacta de las praderas abiertas, millones de personas, pastores nómadas y otros, deben su sustento a estas tierras. Y muchos millones más se ganan la vida en todo o en parte elaborando, transportando o vendiendo la carne, la lana, los cueros, la leche y otros productos animales derivados de los pastizales naturales. Se desconoce cuál es exactamente el volumen mundial de carne que procede de los pastizales naturales, pero seguramente constituye una elevada proporción del total. En los Estados Unidos, una mitad del ganado vacuno y el 70 por ciento del lanar satisfacen en los pastizales indígenas una parte considerable de sus necesidades alimentarias.

A esta riqueza de materias primas que el monte aporta debe agregarse la que ha creado la industria, toda vez que gran parte de tales materias primas sufren ulteriores transformaciones por medios mecánicos y químicos para convertirse en una gran variedad de artículos útiles y más valiosos para uso del hombre. El valor que adquieren con tal elaboración se ha cifrado en muchas veces, el de la materia prima en el caso de las regiones más industrializadas de Europa y América del Norte. Esta circunstancia es menos importante que el hecho de que el consumo de madera industrial tiende a reflejar el crecimiento y desenvolvimiento industrial de un país y su potencia económica. En el plano regional, la fase de desenvolvimiento industrial se refleja sumariamente en las cifras que figuran en el Cuadro 1. El aprovechamiento industrial de madera oscila entre un 10 y un 12 por ciento del total cortado en Africa y en América Latina y más del 80 por ciento en los Estados Unidos y en el Canadá.

CUADRO 1. - TOTAL DE MADERA CORTADA Y PARTE CORRESPONDIENTE A LA MADERA INDUSTRIAL

Región

1951

1952

Total

del que corresponde a madera industrial

Total

del que corresponde a madera industrial

Millones de metros cúbicos - volumen sólido de madera rolliza

Europa

266

161

261

160

U.R.S.S.

355

190

365

205

Canadá y E.U.A.

381

310

375

309

América Latina

171

22

170

22

Asia

146

51

143

53

Africa

92

9

93

10

Zona del Pacífico

22

11

22

12

TOTAL MUNDIAL

1 413

754

1 429

771

Fuente: FAO, Yearbook of Forest Products Statistics, 1953 (Anuario Estadístico de Productos Forestales)

En este lugar bastará con señalar un corto número de otros hechos sobresalientes. Primeramente, aunque el grueso de la madera en rollo extraída sigue todavía aprovechándose en bruto, una mitad para combustible y gran parte del resto para aserrío, el porcentaje utilizado para fabricar productos de elaboración más complicada, tales como madera terciada, laminados y, sobre todo, papel y diversos derivados de éste, va aumentando constantemente. Ello no sólo se traduce en la creación de nuevos y útiles productos y en un considerable aumento de valor en forma de productos acabados, aparte del que lleva aparejado el empleo de mano de obra; en el plano de la producción forestal debe tenerse en cuenta asimismo la importante circunstancia concomitante constituida por el creciente porcentaje de aprovechamiento de madera de pequeño diámetro. La posibilidad de disponer provechosamente de madera de pequeño diámetro de todas las especies sigue constituyendo la clave de la silvicultura racional en la mayoría de los casos. Además, se registra un aumento leve, pero constante, en el porcentaje de madera rolliza que se emplea para fines industriales y, como fácilmente se advertirá, el creciente valor de la madera de que este hecho es exponente constituye una poderosa palanca para hacer accesibles nuevas zonas e intensificar la producción de otras ya explotadas que revisten valor marginal.

La producción de madera para combustible, construcción de viviendas, usos rurales y transporte; la producción de carne, cueros, pieles y lana; y su utilización como zonas de esparcimiento y recreo para una civilización de ritmo cada vez más atosigante seguirán siendo las principales funciones de los montes en un futuro previsible. A estas funciones la política nacional debe añadir, en la medida de lo posible, el mayor aprovechamiento y desarrollo de los montes como base para la industria y el comercio. Por consiguiente, después de atender debidamente a las funciones protectoras fundamentales del monte, la política forestal debe tener en cuenta la productividad forestal y el significado que pueda entrañar dentro de la economía nacional con relación a factores locales y regionales de muy diversa índole.

Determinación de la superficie forestal necesaria desde el punto de vista nacional

¿Cuáles son, pues, los criterios que hay que adoptar para determinar las directrices nacionales con respecto a la productividad forestal? En general, la política debe tender a «satisfacer, en la medida de lo posible y teniendo en cuenta las posibilidades económicas de importación y exportación, las necesidades madereras de sus habitantes, de sus industrias y de su comercio interior y exterior».1 ¿Qué significa esto cuando se considera más detenidamente y se aplica a la respectiva situación nacional ?

(1 Estudios de Silvicultura y Productos Forestales N° 2. Política, Legislación y Administración Forestales, FAO, Roma, diciembre de 1953. )

Factores sociales

Un principio fundamental reconocido hace ya largo tiempo por los forestales es el de que el régimen más acertado del aprovechamiento y ordenación de la tierra es aquél que reporte a la larga «el máximo beneficio al mayor número de personas». Según esto, como ya se ha indicado, una sana política forestal concederá importancia primordial a las necesidades domésticas en cuanto a alimentos, combustible y vivienda. Entre estas necesidades la que respecta a los alimentos ha de ocupar el primer lugar. Dentro de ciertos límites, la política forestal puede fomentar la colonización de tierras forestales y el desmonte mediante concesiones de tierras y subsidios, siempre que se reconozca la necesidad de zanjar acertadamente todo conflicto propiamente dicho en el aprovechamiento de la tierra planteado por la demanda de alimentos y de examinar convenientemente los desconcertantes problemas que presentan las zonas arboladas, sobre todo en regiones de población ya densa o que aumenta rápidamente.

Aunque el imperativo de la alimentación es primordial, el combustible y la vivienda constituyen necesidades humanas de importancia casi tan fundamental. Esto se aplica lo mismo a los habitantes de las selvas del Congo que a los esquimales de las regiones polares: ni unos ni otros podrían subsistir privados de combustible y albergue. Y aunque esto no implica forzosamente que necesiten madera, la experiencia indica que, en los casos en que la madera constituye el material más apto para tales fines, hay un mínimo de superficie de tierra destinada a la producción forestal que es imprudente reducir, aun bajo la máxima presión demográfica para disponer de tierra para atender otras necesidades agrícolas e industriales. Esto se aplica incluso a países sumamente industrializados o de gran desenvolvimiento agrícola, tales como Dinamarca, los Países Bajos o el Reino Unido. Resulta, pues, evidente que la política forestal ha de atender primordialmente a las necesidades nacionales reales de combustible y viviendas.

Sin embargo, es también evidente que estas necesidades varían ampliamente, no sólo según las disponibilidades de otros combustibles o materiales, sino también según factores tales como la organización social y, sobre todo, el grado de desenvolvimiento industrial. Por ejemplo, el aprovechamiento de madera como combustible, por lo común corrientísimo en las zonas rurales, suele descender rápidamente con el desenvolvimiento industrial, y la política forestal ha de tener debidamente en cuenta tales factores y las tendencias en la demanda que provoquen. La conversión de monte bajo en alto actualmente en curso en muchas partes de Europa es consecuencia directa de los cambios registrados en las necesidades nacionales de madera para combustible que han afectado a las directrices en materia de ordenación.

Entre los factores sociales que afectan a la política forestal se cuentan las modalidades de propiedad estatal de la tierra, los derechos establecidos o servidumbres basados en la ley o en la costumbre y la necesidad, sobre todo en países muy arbolados, de zonas forestales para fines recreativos, parques nacionales e investigaciones científicas. Debe observarse que la creciente complejidad y urbanización de la vida moderna y de las sociedades industrializadas hace destacar cada vez más la necesidad de los bosques y otras zonas incultas para fines de recreación exclusivamente, necesidad que varía entre parques urbanos o zonas boscosas campestres habilitadas para gran número de visitantes cotidianos o de fin de semana y zonas desprovistas de caminos en que se den condiciones primitivas en la máxima medida posible, y en las cuales esté vedado todo aprovechamiento normal, como el pastoreo o la corta de madera. La política forestal ha de tener en cuenta las necesidades nacionales y locales que variarán según las necesidades y deseos del público.

Criterios económicos

Hay importantes consideraciones económicas que son fundamentales para la fijación de una política forestal racional y están íntimamente vinculadas a los factores sociales de que acabamos de tratar. En efecto, así como la política relativa a los montes protectores trata primordialmente de los mismos en sus aspectos «físicos», la productividad forestal y la política que a ésta atañe trata mayormente de los montes en sus aspectos económicos, como fuente directa o indirecta de riqueza tangible. Entre estas cuestiones ocupa el lugar más importante el problema de determinar la cantidad y naturaleza de los productos necesarios para satisfacer las necesidades domésticas e industriales a que antes nos hemos referido, y la determinación de tales necesidades, así como de las tendencias del consumo con ellas relacionadas, constituyen cuestiones esencialmente económicas. Aunadas a una evaluación convenientemente detallada de la productividad forestal actual y potencial, tales estimaciones constituyen la base esencial para determinar la política forestal encaminada a atender las necesidades primordiales. Debe prestarse asimismo la atención debida a la accesibilidad material de las zonas forestales y al valor relativo de los productos, aspectos ambos que determinarán la accesibilidad económica. La política forestal racional tendrá debidamente en cuenta la creación de un sistema adecuado de transportes y comunicaciones, como asimismo el fomento de la investigación e inventos para crear nuevos artículos derivados de los productos forestales o para aumentar el valor de los productos conocidos, de modo que se incremente el de la existencia en crecimiento en los montes y convierta su extracción en una empresa económica. El perfeccionamiento de técnicas de aserrado y labra constituye un exponente de posibles medios de adelanto en este sentido.

Análogamente, una política económica racional fomentará la creación de un contingente de trabajadores forestales y obreros industriales convenientemente capacitados, alojados y alimentados, y, por tanto, satisfechos. Debe atenderse también a la ampliación de los mercados interiores y del comercio exterior, equilibrando adecuadamente la balanza comercial y concediendo la debida importancia a la consecución del grado de autarquía nacional que convenga alcanzar. Esta esfera de actividades comprenderá asimismo medidas encaminadas a fomentar las cooperativas forestales en los casos en que las circunstancias las justifiquen, a fijar escalas razonables de tributación forestal, a crear seguros forestales y, si así conviene en beneficio público, a poner en práctica un sistema de subsidios o subvenciones para los propietarios forestales en la medida en que sean necesarios para la adecuada producción forestal. A este respecto, es posible que con frecuencia la política forestal haya de contener disposiciones por las que el Estado atienda a la construcción de vías forestales, habilite créditos sobre la propiedad forestal y fije los oportunos procedimientos de comercialización y tributación.

Factores técnicos

Una vez determinadas suficientemente las necesidades de orden doméstico y las condiciones impuestas por otros factores, la política forestal habrá de tener en cuenta, por supuesto, la naturaleza y proporciones de los recursos actuales y potenciales en la medida en que se vean afectados por la capacidad del suelo, los factores físicos del clima y la topografía y los criterios económico-sociales. A este respecto, sobre todo en los casos en que la tierra constituye un artículo escaso, la política nacional no debe desatender la posibilidad de fomentar la producción con las debidas precauciones en los montes de protección, setos y líneas de árboles a lo largo de carreteras y de barreras vivas y otras plantaciones enclavadas fuera del bosque propiamente dicho que de hecho satisfacen ya una parte muy considerable de necesidades esenciales en diversos países.

En el aspecto de los factores técnicos, una sana política forestal debe contener disposiciones para la protección adecuada de los bosques contra los incendios, las enfermedades y los insectos, función que normalmente compete al Estado. Debe contribuir a que el público adopte una actitud inteligente y comprensiva hacia los montes educándolo en tal sentido. Debe patrocinar o incluso costear, las investigaciones necesarias para desarrollar acertadas técnicas de silvicultura y ordenación de los montes y pastos del país. También a este respecto, el logro de la plena producción puede exigir que el Estado desempeñe una función de asesoramiento y orientación, sobre todo entre los propietarios particulares de pequeños predios forestales, en la aplicación a terrenos silvopastorales de técnicas acreditadas por la investigación o la experiencia; un programa de divulgación o educación requiere frecuentemente asistencia o administración oficial. Además, la política nacional puede disponer en aras del interés general que se efectúe la ordenación de la corta de maderas en terrenos de propiedad privada o la inspección técnica de tal corta por parte de silvicultores profesionales competentes. Una sana política forestal comprende con frecuencia disposiciones de carácter oficial sobre protección de montes, plantación forestal gratuita o de bajo coste asesoramiento y orientación técnicos y otras subvenciones públicas, inclusive créditos forestales, políticas favorables de comercio y tributación y el citado sistema de vías forestales a modo de factores que compensen las restricciones impuestas a la corta privada o a otros aprovechamientos de orden privado en beneficio del interés general.

Ordenación del área necesaria

En la anterior sinopsis se han hecho diversas consideraciones sobre los factores que han de afectar a las decisiones de política relativas al aumento de la productividad de los montes. En el aspecto práctico, el modo de influir más sensiblemente en la producción forestal es poner en práctica las medidas siguientes:

1. Ampliar la superficie de montes y pastizales arbolados productivos:

(a) Sembrando y plantando;

(b) Facilitando un acceso económico a los montes sin explotar, aumentando el valor de sus productos o reduciendo el coste de extracción, transporte, elaboración y comercialización.

2. Perfeccionar las técnicas de ordenación.
3. Reducir los desperdicios.

Las posibilidades que cada uno de estos amplios apartados entraña son muchas y variadas y las consideraciones que a continuación se hacen sólo constituyen ejemplos e indicaciones de algunos de los medios de que se dispone para convertirlas en realidad.

Ampliación de la superficie de montes y pastizales arbolados

Siembra y plantación. Evidentemente, uno de los modos de ampliar la superficie forestal de un país consiste en la plantación en gran escala. Sabido es que un considerable número de gobiernos han trazado planes concretos para repoblar zonas no arboladas en la actualidad, pero que en otro tiempo estaban cubiertas de bosques. Por ejemplo, en Europa occidental se han trazado planes para establecer 10 millones de hectáreas de plantaciones forestales en el curso de los próximos veinticinco años, aunque realmente se necesita plantar una superficie mucho mayor. Diversos países asiáticos, especialmente interesados en aumentar las existencias de leña, se han empeñado en la labor de establecer plantaciones con la finalidad principal de producir leña y madera para carbón. Algunas de estas plantaciones serán de regadío; en la mayoría de los casos, la tierra que habrá de emplearse no produce actualmente cultivos útiles de ninguna clase.

En algunas regiones del mundo, los esfuerzos encaminados a establecer plantaciones de especies de crecimiento rápido para fines especiales se han visto coronados por un éxito considerable. Son notables las plantaciones de híbridos de álamo recientemente logrados en algunos países de Europa, en la Argentina y el Uruguay en América Latina, y en los Estados Unidos. Las actividades en este sentido se extienden actualmente al Oriente Medio. A través de la Comisión Internacional del Alamo, organismo patrocinado por la FAO, expertos procedentes de muchos países han venido intercambiando información sobre investigaciones y experiencias, siendo prueba de los resultados prácticos de sus actividades el aumento de superficie y de rendimiento de las plantaciones de álamos. Análogamente, la introducción de muchas especies de eucalipto1 ha dado buen resultado en países del litoral del norte de Africa y en América del Sur. El famoso Pinus radiata se ha cultivado con éxito en Nueva Zelandia, Australia, Africa y América del Sur, sobre todo en Chile, para establecer nuevos montes en tierras antes improductivas y producir importantes cantidades de madera para pasta y aserrío.

(1 Estudios de Silvicultura y Productos Forestales, N° 11. Les eucalyptus dans les reboisements, FAO, Roma, 1954. )

A este respecto, la plantación mecánica de árboles, dadas circunstancias favorables, ha reducido marcadamente el coste del establecimiento de plantaciones, sobre todo en los casos en que la escasez de efectivos humanos tiene por consecuencia un gran coste de mano de obra. Al propio tiempo ha acelerado en gran medida el ritmo a que puede efectuarse la plantación en comparación con los métodos manuales. Iguales consideraciones convienen al empleo de equipo mecánico en los viveros forestales. Es cierto que tal mecanización no se presta para todos los emplazamientos, pero las economías son tan cuantiosas, que está justificado efectuar ensayos cuidadosos encaminados a decidir si, dado un determinado conjunto de circunstancias, conviene o no adoptar tales métodos.

En la labor de ampliar la superficie forestal mediante la plantación es, desde luego, esencial disponer de semillas del conveniente punto de origen y, si es posible, de especies progenitoras superiores. Con objeto de fomentar el intercambio internacional de tales semillas, la Conferencia de la FAO, cuerpo rector de la Organización, ha aprobado certificados uniformes de origen y calidad, así como un modelo de hoja de envío internacional. La Organización ha iniciado también un servicio para la distribución e intercambio de semillas que comprende la publicación anual de un Catálogo de Semillas Forestales en que se relacionan los proveedores oficiales y comerciales y las especies de árboles cuyas semillas intercambian o venden.

Las plantaciones forestales pueden efectuarse en tierras denudadas para ampliar la zona forestal productiva o la plantación puede llevarse a cabo en terrenos forestales talados, quemados o erosionados. Análogamente, con la resiembra y otras medidas puede ampliarse la zona productiva de tierras silvopastorales, bien sean terrenos que no produzcan en la medida de su capacidad, bien que hayan degenerado por haber sido objeto de abuso. Pueden citarse diversos países que son exponente del éxito de tal restablecimiento. En el Canadá, por ejemplo, pastizales sembrados de agropiro crestado (Agropyron desertorum y A. cristatum) han rendido de cuatro a seis veces más pastos que los pastizales agotados no sembrados; en los Estados Unidos, la resiembra extensa ha tenido por consecuencia que el forraje de la superficie sembrada aumentase de tres a diez veces. Ocioso es decir que los éxitos logrados en éstos y otros países sólo se han conseguido mediante la elección inteligente de emplazamientos favorables, de especies adaptadas, de métodos adecuados de establecimiento de la masa, de las temporadas indicadas para la siembra y, sobre todo, de la conveniente ordenación del pastoreo del rodal sembrado.

Otras medidas ensayadas con éxito comprenden el trasplante de hierbas (la hierba Bermuda - Cynodon dactylon - y otras hierbas rizomatosas se prestan al trasplante) y plantones de especies forrajeras y matorrales suculentos procedentes de vivero y a este respecto los métodos desarrollados por los Ingenieros de Montes en Marruecos podían copiarse en otras zonas semejantes. El empleo de fertilizantes ha hecho aumentar también en gran medida el rendimiento de forraje por hectárea en partes del mundo diametralmente opuestas. Otra importante medida estriba en la lucha contra las plantas adventicias en los pastizales tales como matorrales espinosos (Acacia spp.) y mesquites (Prosopis julifora); entre los métodos que han dado buen resultado se cuentan la quema en condiciones rigurosamente fiscalizadas, el tratamiento mecánico, las aplicaciones químicas y los métodos biológicos. Ejemplos de estos últimos comprenden el empleo de insectos para atacar especies de cactus (Opuntia spp.) en Australia, Africa del Sur y Hawaii y el Hypericum perforatum en Australia y los Estados Unidos.

Las plagas de insectos y roedores revisten importancia en algunos países y puede ser esencial luchar contra ellas si se quiere proteger contra graves daños a las zonas silvopastorales. La acción de las langostas, los saltamontes, los grillos, las hormigas, los conejos, las taltuzas y los ratones ha sido contenida mediante métodos de lucha fijados después de detenidas investigaciones.

Actividades para hacer accesibles los montes sin explotar. El cuantioso volumen de madera considerado inutilizable por ser inaccesible material o económicamente podría aportar valiosos suministros a los mercados nacionales y extranjeros. Día tras día, las investigaciones van extendiendo nuestros conocimientos sobre las propiedades de la madera de las especies que se dan en tales montes, pero se impone ampliar esta clase de investigaciones y ensayos bien se lleven a cabo por organismos oficiales bien por la industria privada. Dotadas de tal información, las asociaciones pro fomento del comercio pueden llevar a cabo una gran labor para educar a los compradores y consumidores en el empleo de especies escasamente conocidas hasta ahora. La normalización de la nomenclatura y de las descripciones y la adopción de normas uniformes de clasificación constituyen otros elementos esenciales para el éxito de las actividades de fomento.

En varios países se demuestra actualmente gran interés por las posibilidades que entrañan los recursos nacionales para la fabricación de pasta y papel. Evidentemente, cuando consta que se ofrecen buenas perspectivas en el aspecto económico, la demanda de madera para pasta con objeto de transformarla localmente en productos de gran valor como la pasta y el papel, supondría mucho en la labor de hacer accesibles bosques hasta ahora inexplotados. La prueba de que diversas especies se prestan para fabricar tableros de fibra o de viruta prensada para viviendas y construcciones en general ejercería también un efecto análogo. Como antes se ha indicado, la creación de nuevas industrias de esta clase usuarias de la madera ha de encuadrarse en el margen de la política forestal del país.

Cabe influir también en gran medida en las disponibilidades de la materia prima modificando la accesibilidad física del recurso. Ello implica principalmente la creación de una red de carreteras, preferentemente como parte de un plan general de transportes para abrir zonas a la extracción de productos no sólo forestales, sino también otros como minerales y en algunos casos productos agrícolas. Además de la ampliación de carreteras y también de cursos de agua, la construcción y ensayo de equipo mecánico de explotación exige un estudio cada vez más detenido, como más adelante se expone en otro trabajo. Aquí basta señalar la necesidad de estimular a los fabricantes de tal maquinaria a construir equipo verdaderamente eficaz que se adapte a las especiales condiciones locales. Al propio tiempo, queda por llevar a cabo una gran labor de capacitación de los obreros forestales y de mejoramiento de sus condiciones de vida y alojamiento, como ya se ha indicado, de modo que sea posible atraer y conservar la necesaria mano de obra para abrir acceso a nuevas zonas forestales.

Perfeccionamiento de la ordenación

El más acertado sistema de organización de los terrenos forestales orientado al logro de una producción continua está condenado al fracaso a menos que los esfuerzas desplegados se encaminen también a desarrollar técnicas satisfactorias de cultivo y protección de la cosecha. Este problema continuará presentando las máximas exigencias a la pericia, conocimientos e imaginación de los silvicultores para resolver los problemas que se planteen en circunstancias sumamente diversas, pues gran parte de la superficie forestal del mundo sigue careciendo de una ordenación científica y digna de tal nombre y aun en zonas adelantadas en técnicas de producción forestal siempre es posible llevar a cabo ulteriores mejoras.

Por ejemplo, en Europa y en aquellas regiones de Asia en que se practica hace largo tiempo el arte de la ordenación forestal, la intensificación de las prácticas de aclareo, el perfeccionamiento de los métodos de regeneración, la oportuna intervención encaminada a obtener mezclas de especies interesantes, la conversión de monte bajo en monte alto, el mejoramiento de la ordenación del suelo y el aprovechamiento de mejores semillas y cepas producidas por selección e hibridación, figuren entre las diversas medidas que prometen aumentar el rendimiento en grado considerable. Por ejemplo, en Dinamarca, donde, gracias a una ordenación y protección intensísimas el rendimiento ha aumentado a 10 m3 por hectárea, salvo en las zonas de brezales y dunas, se calcula que en el curso de los próximos veinticinco años el perfeccionamiento de las prácticas silvícolas permitirá aumentar en un 50 por ciento el rendimiento total. Análogamente, el cuidado en entrar a los pastizales el número de reses compatible con la capacidad de la tierra para alimentarlas convenientemente, la resiembra de los pastizales inferiores con mejores especies pratenses, la extirpación de la vegetación venenosa y demás plantas adventicias, el mejoramiento de los sistemas de riego, el empleo de abonos, la rotación de pastoreo y barbecho y prácticas análogas prometen alcanzar los mismos objetivos en lo que atañe a la productividad de los pastizales.

En las extensas zonas del mundo en que la silvicultura y otras técnicas de ordenación forestal se encuentran en conjunto sin desarrollar o en las fases primerizas de formulación, el mejoramiento de la ordenación forestal para aumentar la productividad plantea grandes problemas afines a los mencionados. Uno de los importantes estriba en el modo de convertir en monte productivo montes viejos en que el incremento neto de madera sana es muy lento o se ve contrarrestado por pérdidas y pudrición. Tal conversión con pérdida mínima de tiempo, la productividad y el desperdicio de gran parte de la madera ya producida en condiciones naturales y a veces en especies de escaso valor o de propiedades desconocidas constituye uno de los problemas más difíciles con que se enfrentan los silvicultores. Otro consiste en la rehabilitación mediante cortas de mejoramiento y medios análogos, de montes entresacados o talados en operaciones comerciales de explotación en que se atiende escasamente o no se atiende en absoluto a las necesidades silvícolas o a la productividad futura. El afán de lucro inmediato unido a la indiferencia hacia la suerte de los terrenos talados o a la ignorancia en cuanto a su valor potencial para la producción maderera ha convertido millones de hectáreas de montes en zonas de baja productividad. Un tercer problema lo plantea la fijación de adecuadas prácticas silvícolas para importantes tipos de montes aptos para la ordenación en régimen de rendimiento sostenido a largo plazo, inclusive métodos de corta anual para asegurar la regeneración natural y de desmontes, escardas, escamondas y aclareos para aumentar el porcentaje de crecimiento y la calidad. Ello supone un considerable conocimiento de las condiciones ambientales y de las características silvícolas de las principales especies arbóreas, inclusive hábitos de siembra, condiciones de semillero, de los factores que afectan a la supervivencia inicial y desarrollo de los plantones, de su resistencia a la competencia, robustez y otros numerosos factores de esta clase, además de la capacidad de sintetizar la información disponible para establecer un sistema silvícola viable.

La falta de conocimientos constituye con frecuencia el principal obstáculo para adelantar satisfactoriamente en la resolución de este problema y de los anteriormente citados. A este respecto las investigaciones forestales convenientemente realizadas representan un poderoso instrumento y un medio expeditivo para evitar el empleo de los costosos y laboriosos métodos de tanteo del pasado. De aquí que las investigaciones forestales constituyen desde hace largo tiempo una actividad destacada en muchos países adelantados, como puede verse en el estudio de la FAO Research in Forestry and Forest Products1 , preparado en colaboración con la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal, en el cual se pasa lista a las actividades actualmente en curso en las instituciones más importantes de los Estados Miembros.

(1 Estudios de Silvicultura y Productos Forestales N° 9. Research in Forestry and Forest Products (Investigaciones sobre silvicultura y productos forestales), FAO, Roma, 1953. )

Es evidente que el perfeccionamiento de prácticas racionales exigirá la acumulación de conocimientos en una amplia esfera y su interpretación y síntesis para constituir métodos prácticos de cultivo y recolección. Los medios de que se dispone comprenden la observación y estudio detenidos de los factores ecológicos, el examen e interpretación inteligentes de prácticas pasadas y actuales y las investigaciones sobre una amplia esfera encaminadas a colmar del modo más rápido y económico posible las lagunas que presentan los actuales conocimientos. Ello exige una organización acertada, condiciones de trabajo adecuadas y la existencia de un contingente suficiente de profesionales capacitados con base sólida en las ciencias fundamentales, en las técnicas de ordenación de montes y en métodos de investigación. Por tanto, debe atenderse cada vez más a la creación y consolidación de escuelas para profesionales, guardas y vigilantes. Esta ayuda y asesoramiento profesionales se prestan con frecuencia por organismos oficiales o bien, en algunos casos, uniendo en cooperativas a los pequeños propietarios cuyos predios no sean lo bastante grandes como para permitirles sufragar por sí solos tales gastos.

Reducción de desperdicios

Una de las contribuciones más directas a la productividad forestal puede aportarse reduciendo las pérdidas de madera ya producida. Se han conseguido ya no pocos adelantos en la reducción de pérdidas provocadas por incendios, insectos y enfermedades, pero, en conjunto, estos factores siguen exigiendo de los montes y de los productos forestales manufacturados un tributo que a menudo sobrepasa las cantidades empleadas para satisfacer las necesidades humanas. También en esta esfera la educación del público, la formación de los profesionales, la organización acertada y un cúmulo suficiente de conocimientos aplicados de un modo inteligente y enérgico constituyen la clave de una actuación satisfactoria. Se han logrado ya no escasos progresos en la prevención y lucha contra incendios, resumiéndose los principios fundamentales aptos para ser aplicados en el plano internacional en la publicación de la FAO titulada Métodos de lucha contra los incendios forestales.2 Detenidos estudios sobre insectos y hongos forestales sobre base local o regional han puesto los cimientos para reducir o contener las pérdidas provocadas por estos agentes destructores y nuevos productos químicos y toxicidas van prestando ayuda eficaz en esta lucha interminable. La genética y la selección comienzan también a desempeñar un importante papel en la reducción de tales pérdidas produciendo y difundiendo híbridos o variedades inmunes o resistentes.

(2 Estudios de Silvicultura y Productos Forestales N° 5, Métodos de lucha contra los incendios forestales, FAO, Roma, 1953. )

En la esfera del aprovechamiento de bosques se brindan también análogas posibilidades para incrementar eficazmente la productividad mediante la reducción o eliminación de pérdidas. Son notorios los desperdicios anejos a los trabajos efectuados en los montes y en los aserraderos. En las operaciones de extracción y conversión rara vez se pierde menos del 25 por ciento y con harta frecuencia se llega a malgastar el 50 por ciento o más de la cosecha forestal total. También en este aspecto representa la investigación una clave fundamental para el perfeccionamiento de los trabajos prácticos y el de maquinaria y herramental, para el aumento de la eficacia de los trabajos de recolección y conversión, para abrir nuevos mercados de la fibra de madera y los productos de la pasta y del papel, tableros de fibra y de viruta prensada y para el mejoramiento de los medios preservativos. Otros muchos perfeccionamientos modernos de que se trata detenidamente en otro lugar constituyen factores que prometen aumentar la productividad mediante la reducción de los desperdicios.

Resumen

Aparte de sus funciones protectoras fundamentales, el monte desempeña un papel de extraordinaria importancia como fuente de materias primas para la industria y de artículos de consumo de uso directo. La necesidad de productos forestales irá aumentando, pero con frecuencia la competencia entablada entre los diferentes aprovechamientos de que la tierra puede ser objeto es reñida, como lo es también la sostenida con los sucedáneos de la madera. Por consiguiente, si la madera, tanto en pie como la de construcción, ha de desempeñar el papel que le corresponde en la economía nacional, es forzoso que se adapte bien a las necesidades industriales y que sea de buena calidad así como lo más barata posible. La tierra ha de aprovecharse eficazmente. Esto sólo puede llevarse a cabo si las políticas forestales a largo plazo son racionales, lo cual constituye también una condición indispensable para crear industrias forestales sólidas y estables.

Por tanto, una sana política forestal ha de tratar de satisfacer en la medida de lo posible las necesidades nacionales de madera del país y de sus industrias, teniendo debidamente en cuenta el comercio interior y exterior. Un principio fundamental ha de ser «el máximo beneficio para el mayor número de personas a la larga». De aquí que una política forestal sana tenga en cuenta las necesidades domésticas de alimentos, combustible y alojamiento, así como la industria y el comercio y la necesidad de disponer de tierra para otros fines esenciales, sobre todo los alimentarios. Entre otras consideraciones importantes se cuentan la fase de desenvolví miento industrial y la demanda de productos forestales que tiene por consecuencia, los regímenes de propiedad de la tierra, los derechos o costumbres establecidos que afectan a los montes, la accesibilidad de éstos en sentido material y económico, los efectivos de mano de obra forestal, los mercados interiores y extranjeros actuales y potenciales, la necesidad de disponer de terrenos forestales para fines educativos y recreativos, las proporciones de los recursos forestales actuales y potenciales y su productividad, las posibilidades de aumentar ésta ampliando la zona mediante plantaciones, perfeccionamiento de la explotación y reducción de pérdidas y desperdicios. Con relación a tales factores es como debe forjarse la política forestal y determinarse el papel y lugar de las zonas arboladas en la economía general de la tierra. Por tanto, desde el punto de vista de la función productiva del monte, acaso el Congreso desee estudiar en particular los puntos siguientes:

1. ¿Qué factores determinan las necesidades reales de productos y servicios forestales de un país?

2. ¿Cómo se determina, a la luz de tales necesidades y de los factores sociales, económicos y técnicas con ellas relacionados, la superficie forestal necesaria y el papel que le corresponde en la economía general de la tierra y en el desenvolvimiento económico del país? ¿Qué modificaciones experimenta tal evaluación cuando cambian las condiciones y circunstancias?

3. ¿Cómo, una vez determinada, puede traducirse eficazmente la política forestal, en apoyo a la administración, investigación y educación silvícolas en el aspecto de la legislación, la organización y el financiamiento ?

4. ¿Cuáles son los métodos de aumento de la productividad de montes y pastizales que más posibilidades entrañan y cómo pueden adaptarse mejor a las necesidades y posibilidades de un determinado país?

SISTEMA OXFORD DE CLASIFICACION DECIMAL PARA SILVICULTURA

La versión inglesa autorizada, preparada por el Comité Mixto FAO/IUFRO sobre Bibliografía en colaboración con el Commonwealth Forestry Bureau de Oxford (Inglaterra), ha sido recomendada a los Estados Miembros, para su adopción, por la Conferencia de la FAO y el Congreso de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal. Publicado por los Commonwealth Agricultural Bureaux, Central Sales Branch, Farnham Royal (Inglaterra) en nombre de la IUFRO.

La silvicultura y el bienestar colectivo

CHILE

Erosión avanzada o cáncer del suelo provocado por el desmonte. El suelo es el primor recurso del mundo tal como lo conocemos. Si lo degradamos o destruimos, va en perjuicio nuestro: toda política de aprovechamiento de la tierra equivale forzosamente a política de conservación del suelo y ha de ajustarse a los principios fundamentales que condicionan el aprovechamiento de éste. No se puede exigir que sean los silvicultores los encargados exclusivamente de fijar tales principios. Pese a los muchos bienes y servicios que el monte rinde, la silvicultura sólo constituye una de las formas de aprovechamiento de la tierra, pero es indudable que debe escucharse a los forestales cuando se procede a formular tales principios en vista de la contribución de vital importancia que las zonas boscosas y los pastizales arbolados aportan a la conservación del suelo, a la contención de la erosión acelerada de éste y a la regulación del régimen de aguas.

COSTA RICA

Un agricultor transportando leña al mercado de San José en carreta de macizas ruedas de disco tirada por bueyes. Los montes comunales y los sectores arbolados de las explotaciones agrícolas así como los setos de árboles, los rompevientos y las barreras vivas pueden constituir valiosos elementos para los campesinos y aldeanos, sobre todo en zonas escasamente arboladas, ya que pueden servir para el abastecimiento de madera y leña destinado al consumo local o reportar ingresos suplementarios en efectivo. Disminuyen la tentación de cortar madera ilícitamente en reservas forestales o en cuencas colectoras de importancia critica.

CHINA

Aplicación, cerca de Cantón, de un laborioso método de corta de trozas de pequeño diámetro - las únicas de que se dispone - para obtener tablas delgadas utilizando una sierra de mano manejada por dos hombres. Hay métodos de aserrío, que datan de los más remotos tiempos históricos y que actualmente están siendo objeto de un detenido estudio. La mecanización no siempre constituye el mejor procedimiento para aumentar la eficacia. La pericia en la dirección, la suficiencia de los servicios de mantenimiento y la adecuada capacitación de la mano de obra son elementos tan esenciales como las herramientas y la maquinaria en la mayoría de los trabajos mecanizados.

FEDERACION MALAYA

Empleo de trineos para la extracción de trozas en el centro de la Federación Malaya. Para transportar a brazo las trozas de dipterocarpáceas, hay que cortarlas a un tamaño reducido. En las selvas del Amazonas y en el Africa ecuatorial son corrientes prácticas análogas. Los tractores y demás elementos modernos han hecho factible la extracción de trozas posadas que hubiera sido imposible con otros medios. Así se han podido abrir a la explotación nuevas zonas. El herramental más reciente mejora constantemente los métodos de extracción comercial, fomentando la economía y reduciendo los desperdicios.

INDONESIA

Niños de una aldea de Java recogiendo leña en una plantación de teca objeto de una corta a hecho para preparar otra rotación. La presión demográfica y la gran demanda de alimentos, leña y madera de construcción que lleva consigo favorecen el sistema de permitir que los campesinos cultiven la tierra durante algunos años a cambio de plantar y cultivar especies arbóreas que acabarán por constituir plantaciones. En 1952 se sometió a cultivo con arreglo a este sistema de taungya una superficie de 43.000 hectáreas, más de la mitad de la cual se plantó de teca. Es éste un medio para sacar partido de la agricultura migratoria, método que puede servir para mantener o aumentar el volumen de la cosecha sin provocar la degradación del suelo o el empobrecimiento o desaparición total del bosque.

JAPON

Cipreses del Japón (Cryptomeria japonica) de 50 años de edad en el norte de Honshu cortados a matarrasa por pequeños tranzones. La zona quedará repoblada el próximo año. Se han descortezado los árboles apeados para emplear su corteza en la construcción de tejamaniles. Como la tierra es un artículo escaso en el Japón, reviste importancia esencial aplicar métodos racionales de silvicultura y ordenación en las zonas que cabe destinar a la producción forestal. En aras del interés general, ello puede exigir la reglamentación de las cortas madereras en terrenos de propiedad privada o la fiscalización técnica de dichas cortas por parte de silvicultores profesionales competentes.


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