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Productos forestales: Pasta de madera

Este informe, a diferencia del último publicado en Unasylva (Vol. VII, N° 3) no trata analítica y detalladamente del mercado de la pasta de madera. En el articulo «Los productos forestales de 1951 a 1954» (Unasylva, Vol. VIII, N° 4) se bosquejan las tendencias registradas desde fines de 1952 hasta mediados de 1954. Tras destacar algunas de las características principales de la producción y comercio mundiales de la celulosa en 1954, este articulo plantea la cuestión: ¿cuál es la naturaleza actual del problema mundial de la pasta y el papel? Nos extendemos sobre este punto, dado su interés para la América Latina y comentamos cómo la reciente reunión de la Junta Latinoamericana de Expertos en la Industria del Papel y la Celulosa, ha contribuido a encontrar soluciones a los problemas de esa región.

Lo sucedido en 1954 confirma que en 1953 se reanudó la tendencia al alza a largo plazo de la demanda mundial de productos de pasta. Esta demanda se ha recuperado por completo de la depresión de 1950-52 y los datos preliminares disponibles indican que 1954 resultará haber sido un año sin precedentes en lo que se refiere a producción, consumo y comercio de la pasta de madera. El aumento ha sido general, aunque no en todas partes ha procedido con el mismo ritmo. Además el año, en conjunto, se ha caracterizado por una satisfactoria estabilidad de precios. No son menos favorables las perspectivas para 1955.

La producción industrial de Europa Occidental aumentó del 8 al 9 por ciento en 1954, con relación a 1951. Fué aún mayor el incremento de la producción y consumo de papel y de cartón de todas clases, lo que estimuló la demanda de pasta de madera para la fabricación de papel. También fué mayor en general la demanda de celulosa textil.

En el Reino Unido la producción de papel para diarios en 1954 alcanzó la cifra máxima de la postguerra y la de otras clases de papel y cartón fué mayor que nunca. Para fines de octubre el país consumía pasta de madera para la manufactura de papel a razón de un 13 por ciento más que en 1953; 1954 fué el primer año en que el consumo de celulosa excedió al de preguerra.

En otros países de Europa Occidental que dependen de la pasta importada (particularmente en Alemania Occidental) se produjo una situación análoga con el resultado de que en los tres países nórdicos Suecia, Finlandia y Noruega, se produjese más pasta que nunca. Es casi seguro que la producción de 1954 excedió los 7 millones de toneladas, contra los 6,2 de 1953 y los 6,6 de 1951, que fué el máximo alcanzado previamente. A juzgar por las últimas estimaciones disponibles, las exportaciones aumentaron y excedieron un poco los 4 millones de toneladas, contra 3,76 millones en 1951 y 1953 Fué un poco menos pronunciado el aumento de las exportaciones, debido por un lado al tremendo incremento de la producción y exportaciones de papel y cartón y por otro, a que una parte importante de las exportaciones de 1953 procedieron de las grandes existencias acumuladas a fines de 1952.

A pesar de la gran demanda europea de celulosa escandinava, los precios no variaron en la mayor parte del año. En los últimos meses se registraron pequeños aumentos, aproximadamente del 5 por ciento, y también han subido algo los de los cupos para entregar en 1955, aunque no todos. Se cree que estos cambios obedecen a un necesario reajuste impuesto por diversos aumentos en los costos; sin que ello quiera decir que estamos ante una marcada tendencia general al alza. Es más, la impresión general es que los productores han actuado con encomiable moderación, siendo éste uno de los factores que nos hace esperar que la producción y el comercio alcanzarán en 1955 un volumen sin precedentes.

También en Norteamerica siguió aumentando la producción de pasta. En el primer semestre del año y en relación con el período correspondiente del año anterior, fué un 6 por ciento mayor en el Canadá y un 2 por ciento en los Estados Unidos. El incremento fué relativamente menor que el registrado en Europa y no fue acompañado de un aumento del consumo. Es más, en los Estados Unidos es posible que haya bajado una fracción durante todo el año; pero el hecho de que el consumo se haya mantenido igual o que apenas haya disminuido, es motivo de gran satisfacción. En contraste con Europa, el nivel general de actividad industrial fué bastante inferior al de 1953 y se expresaron temores de una importante contracción de la demanda de productos papeleros. La diversidad de los productos de papel y cartón de la industria de los Estados Unidos y el que los artículos no duraderos quedasen menos afectados que los duraderos por la contracción de las actividades industriales, quizá sea la explicación de que las industrias del papel y celulosa se defendieran mejor en 1954 que el resto de la industria en general. Por otro lado, aumentaron la producción, consumo y exportaciones del Canadá.

Los precios de la pasta norteamericana se mantuvieron estables durante todo el año.

La producción y el consumo de pasta aumenta paulatinamente en otras partes del mundo y en las regiones menos adelantadas se registra un lento pero importante incremento de la capacidad de producción1. Sin embargo, parece haberse contenido la tendencia a la expansión en el Japón, que desde hace varios años es donde más ha aumentado la producción de celulosa; en el primer semestre de 1954 se fabricó casi la misma cantidad que en el segundo de 1953.

1 Nótense también los recientes incrementos en la producción de pasta y papel en Nueva Zelandia.

Las diferentes tendencias del consumo y capacidad productiva de celulosa en ambos lados del Atlántico tienen su contrapartida en un significativo cambio de la situación comercial. Aunque la producción europea aumenta, la demanda lo hace con mayor rapidez y los países de Europa Occidental están cada vez más dispuestos a complementar sus suministros de papel escandinavo con importaciones de Norteamérica, tendencia que, gracias a la mejora de la balanza de pagos, ha sido posible. Al tiempo, los productores de los Estados Unidos tienen sumo interés en encontrar mercados de exportación, ya que tropiezan con una capacidad de producción ligeramente excesiva por haberse puesto en marcha las fábricas proyectadas durante el gran auge de 1950-51. Además, la nueva producción estadounidense permite que las exportaciones canadienses se dirijan a otros destinos. Aunque los fabricantes de papel de los Estados Unidos siguen necesitando cantidades suplementarias de celulosa escandinava de gran calidad, cada vez suele ser más difícil para los productores escandinavos el vender en el mercado estadounidense; tanto es así, que hay síntomas de que éste está perdiendo parte de su antiguo interés como salida para la pasta y el papel escandinavos.

Ello se traduce en una disminución del comercio transatlántico del papel y la celulosa en dirección oeste y un aumento del comercio en sentido contrario. Tan es así, que en 1954 el comercio de la pasta de madera acusó un neto movimiento de Norteamérica a Europa, lo que evidentemente contribuye a la estabilidad de los precios en el mercado europeo.

Es probable que esta tendencia continúe en 1955, pero es más difícil predecir si adquirirá carácter permanente. Podrá llegar el momento en que se invierta, bien porque aumente la demanda norteamericana lo suficiente como para absorber toda la capacidad interna de producción o por un recrudecimiento de las dificultades de la balanza de pagos en los países de Europa Occidental deficitarios en pasta. Ninguna de ambas cosas está prevista para 1955.

¿EXISTE UN PROBLEMA MUNDIAL EN CUANTO A LA PASTA Y EL PAPEL?

A partir de últimos de 1952 se reanudó la firme tendencia ascendente del consumo mundial de papel y celulosa. Todo parece indicar que esta situación continuará. Simultáneamente, la capacidad productiva mundial para satisfacer tal demanda está también en constante aumento. Hace dos años existía el peligro de que las grandes inversiones que acompañaron al auge registrado en 1951 darían por resultado, debido a la contracción mundial del consumo ocurrida en 1952, que se alcanzara una capacidad de producción superior a las necesidades de un futuro inmediato; pero la reanimación de la demanda parece apartar el peligro de que en los años próximos se disponga de una capacidad de producción inaprovechada.

Es digno de observarse que, en los últimos años, el aumento de la producción no se ha debido solamente a la construcción de nuevas fábricas y a la instalación de nueva maquinaria. También ha desempeñado un papel importante la modernización de las fábricas existentes; y la adopción de un régimen continuo de producción permitió un aprovechamiento más eficaz del capital fijo. Tanto en Europa como en Norteamérica, que son los dos principales centros productores del mundo, están muy lejos de haberse agotado las posibilidades de aumentar de esta manera la producción.

¿Puede, entonces, decirse, que todavía existe una problema mundial de la pasta y el papel? Es verdad que la situación actual, con un mercado en constante expansión y pocas señales de que exista una demanda insatisfecha, no tiene nada en común con aquella que motivó las alarmas de 1947 y 1950-51. La contracción de 1952 hizo que casi se olvidasen los corolarios del auge que la precedió: escuelas que carecían de papel en muchos países y desaparición de periódicos que no podían conseguir suficiente papel-prensa y de imprenta a precios módicos. Pero aunque haya pasado aquella crisis que hizo intervenir a las Naciones Unidas y a varios de sus organismos especializados, queda en pie el problema a largo plazo, a cuya solución dedican sus esfuerzos los organismos internacionales y sobre todo la FAO1 Este problema puede resumirse como sigue:

1 Véase Recursos mundiales en pulpa de madera y papel y perspectivas para el futuro, FAO, 1954.

La producción y el consumo mundial de pasta y de papel se hallan actualmente muy concentrados. Las cuatro regiones menos desarrolladas, Africa, América Latina, el Cercano y Medio Oriente y el Lejano Oriente, representan cerca del 70 por ciento de la población del mundo. Consumen un poco más del 8 por ciento del papel y el cartón; y producen solamente el 5½ por ciento del papel y el 4 por ciento de la pasta del mundo. Todos los países de estas regiones dependen total o parcialmente de los suministros importados.

Sin embargo, las necesidades relativas (pero no las absolutas) de papel de esas regiones aumentan con mayor rapidez que en las más adelantadas. No es seguro que los centros tradicionales de exportación de Europa y Norteamérica puedan contar con excedentes de producción para atender esas nuevas necesidades y satisfacer también su demanda doméstica. Además, la situación del mercado mundial es tal que cualquier cambio marginal en el equilibrio suministro-demanda en las regiones adelantadas podría causar una grave interrupción del movimiento de pasta y papel hacia las regiones menos adelantadas.

Incluso suponiendo que hubiera abundancia de suministros importables, son muchas las cosas que tienen que atender las regiones menos desarrolladas con sus escasos recursos de divisas extranjeras para poder aumentar incesantemente las importaciones de pasta y papel. Hay ya pruebas abundantes de que el consumo de papel en casi todos esos países es muy inferior al que corresponde al nivel de desarrollo económico y cultural que han alcanzado.

Por eso, la solución del problema estriba en fomentar la expansión de la producción nacional de pasta y papel en esos países, con objeto de que puedan contar con una mayor seguridad de abastecimiento y para que la falta de tan importantes materiales no obstaculice el progreso industrial, educativo y cultural.

Casi todos ellos poseen abundantes recursos de materias fibrosas que se prestan para la fabricación de papel. Aunque en las regiones menos adelantadas escasean y están distantes las reservas importantes de las especies de coníferas de que principalmente dependen las industrias papeleras de Europa y Norteamérica, en sus bosques y plantaciones existen otras muchas especies tanto coníferas como frondosas, con las que se puede hacer papel. También, aparte de la madera, hay una gran riqueza de muchos otros materiales fibrosos. El principal recurso lo constituyen las mezclas de especies frondosas de la selva tropical, hasta ahora casi sin explotar con fines papeleros.

Además, gracias a los adelantos técnicos de los últimos años no sólo se ha ampliado inmensamente la base potencial de materias primas de la industria del papel y la celulosa sino que se ha logrado una notable reducción del costo probable de elaboración de otras fibras hasta ahora poco empleadas.

Entonces, si es verdad que existen amplias reservas de fibra y que se dispone de medios para elaborarla, ¿qué es lo que se opone a su rápida explotación? Puede decirse en pocas palabras. Una vez fuera del campo de las generalidades en cuanto a recursos totales y posibilidades técnicas, al abordar la cuestión concreta de la apreciación de los proyectos, nos tropezamos con cinco clases de problemas: de materias primas, técnicos, de comercialización, de capital y de costo de producción.

Materias primas

No basta saber que un país posee grandes bosques o recursos de otras fibras. Se tiene que determinar si existen reservas suficientes en las proximidades de un lugar adecuado que permita su explotación económica a largo plazo a base de un rendimiento continuo. Actualmente apenas existen inventarios forestales con los datos necesarios para hacer tal apreciación. Algunas veces los servicios forestales son rudimentarios y suelen estar insuficientemente atendidos, notándose mucho la escasez de personal capacitado para llevar a cabo este trabajo.

Si se piensa en el empleo de fibras no leñosas hará falta asegurarse de que las fábricas pueden ser abastecidas en cantidad suficiente y de manera continua a un precio razonable. Para ello es preciso estudiar a fondo y detenidamente los problemas de la recolección, manipulación, transporte y almacenamiento.

Problemas técnicos

Muchas veces se dispone de diversas técnicas alternativas de elaboración y hay que elegir entre ellas teniendo en cuenta las calidades de pasta y papel que especialmente se desea fabricar. Algunos nuevos métodos especialmente con fibras no empleadas tradicionalmente, si bien han dado resultados positivos en las pruebas efectuadas en los laboratorios. Todavía no se han ensayado a fondo en alguna fábrica experimental o en escala industrial.

Comercialización

Muchos de los mercados nacionales, aunque en rápida expansión, son todavía insuficientes en proporción con los que ofrecen las industrias de los países más adelantados. Es necesario hacer estudios detallados de los mercados actuales y posibles para asegurarse de si son capaces de mantener fábricas de capacidad económica.

Problemas de capital

La construcción de nuevas fábricas de pasta y papel exige una gran inversión de capital. Los países menos desarrollados ofrecen muchos campos para la inversión de capitales y todos ellos toman medidaspara regular su afluencia. ¿Cuáles son las necesidades especiales de las industrias papeleras? ¿Cómo puede estimularse la inversión de capital público y privado nacional y extranjero? ¿Cuáles son las medidas necesarias para reducir los peligros de una mala inversión? He aquí las cuestiones que hay que estudiar.

Costo de producción

En todas las fases de la preparación de un proyecto se tropieza con el problema del posible costo, de la capacidad del producto eventual para competir en calidad y en precio en el mercado para el que se destina. Si se ve que las industrias recién creadas no son viables más que contando con una prolongada y anormal protección, no sólo se frustrará cualquier nuevo progreso sino que el país en cuestión quedará condenado permanentemente a un nivel de consumo papelero muy bajo, y habrán fracasado los objetivos fundamentales.

Fué precisamente con objeto de estudiar algunos de estos problemas que tres de los organismos interesados en el programar de las Naciones Unidas relativo a la pasta y el papel convocaron, a petición de los gobiernos latinoamericanos, una Junta latinoamericana de expertos en la industria de papel y celulosa. A invitación del Gobierno argentino esta reunión se celebró en Buenos Aires del 19 de octubre al 2 de noviembre de 1954.

JUNTA LATINOAMERICANA DE EXPERTOS

Asistieron a la Junta cerca de 200 expertos procedentes de 24 países, 14 de ellos latinoamericanos, y se sometieron a su consideración 72 ponencias. 10 de éstas fueron preparadas por la Secretaría; encargándose la redacción de las restantes a técnicos de 16 países. Todas las ponencias se prepararon exprofeso para la Junta y muchas de ellas contenían importante material nuevo inédito hasta entonces. Varias daban los resultados de investigaciones efectuadas especialmente en preparación de la Junta.

La Junta quedó oficialmente inaugurada por el Excmo. Sr. Carlos A. Hogan, Ministro de Agricultura y Ganadería de la República Argentina, quien fué elegido presidente en la primera sesión plenaria, en la que pronunciaron discursos los Señores Raul Prebisch, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (en representación de la Secretaría General de las Naciones Unidas) y Egon Glesinger, Director Adjunto de Montes de la FAO (en representación del Director General de la Organización).

La labor de la Junta la dirigió el Sr. Carlos Quintana (en representación de la CEPAL y de la Administración de Asistencia Técnica) y Arne Sundelin (en representación de la FAO). El Sr. Tomás F. Desimone (del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina) actuó de Secretario General y fueron coordinadores Pierre Terver (por la FAO) y Alfonso Santa Cruz (por la CEPAL y la AAT). De consejeros especiales actuaron Jack Westoby (FAO/CEE) y Gerald Weish (FAO). Fué designado relator el Sr. J. Alfred Hall (Director del Forest Products Laboratory, del Servicio Forestal de la Secretaria de Agricultura de los Estados Unidos). Se trataron muchos asuntos de gran interés y actualidad, de lo que es prueba la siguiente lista y los especialistas designados para presidir los debates y redactar los diversos temas del programa:

Carlos Benko (Brasil) - Consumo, producción comercio de papel y celulosa en la América Latina.

W. O. Hisey (Estados Unidos) - Aspectos económicos de la fabricación de papel y celulosa a base de maderas tropicales y subtropicales.

Lucas A. Tortorelli (Argentina) - Aspectos de la fabricación de papel y celulosa a base de otros recursos forestales en América Latina.

Joseph E. Atchison (Estados Unidos) - Aspectos económicos de la fabricación de papel y celulosa a base de bagazo de caña de azúcar.

Hans W. Giertz (Suecia) - Presentación de trabajos sobre determinados asuntos técnicos.

Silvio Gagliardi (Argentina) - Examen de las perspectivas de desarrollo de las industrias de papel y celulosa en determinados países latinoamericanos.

Stacy May (Estados Unidos) - Financiamiento del desarrollo latinoamericano de la industria de papel y celulosa.

Percy R. Sandwell (Canadá) - Papel de diario

Gardner H. Chidester (Estados Unidos) - Informes de los comités y subcomités.

Además, se constituyeron dos subcomités especiales presididos por:

H. K. Collinge (Canadá) - Problemas de asistencia técnica.

R. B. Jeffreys (Australia) - Eucaliptos.

La Junta no fué una asamblea de representantes gubernamentales ya que, aunque varios de los especialistas que asistieron ostentaban cargos oficiales en ministerios o instituciones semigubernamentales, por ejemplo, en servicios forestales, en direcciones económicas y en bancos de fomento, lo hicieron con carácter particular. Por esto, las recomendaciones formuladas por la Junta, aunque en algunos casos dirigidas a gobiernos no implicaban el menor compromiso por parte de éstos.

La falta de espacio no permite la reproducción íntegra de todas las conclusiones a que llegaron los expertos1. En los siguientes párrafos se hace un breve resumen de la situación actual en América Latina y se destacan algunos de los puntos más interesantes de los debates y conclusiones de la Junta.

1 Aparece una exposición completa en Informe preliminar de la Junta Latino-americana de expertos en la industria de papel y celulosa (Parte II, Rezumen de las sesiones: sus fines deliberaciones y conclusiones, págs. 17-30). El informe definitivo que se publicará más adelante, dará una versión completa o resumida de las ponencias presentadas en la reunión.

Según una estimación prudente, el consumo de papel y celulosa en América Latina para el año 1965 será aproximadamente el doble que el consumo medio de la región durante los años 1948-52. Si el desarrollo económico se presenta favorable, esta cifra de las necesidades futuras (tres millones de toneladas de papel) puede alcanzar niveles todavía más altos2.

2 Estas estimaciones de la Secretaría fueron confirmadas por investigaciones oficiales y extraoficiales que se hicieron en varios países latinoamericanos y también, en lo que se refiere al papel de periódico, de imprenta y de escribir el estudio independiente titulado Paper for Printing: today and tomorrow, París, 1952, que la UNESCO encargó a la sección de información del semanario londinense The Economist.

Es probable que esta demanda creciente no pueda cubrirse con importaciones de Europa o América del Norte, ni tampoco con los proyectos latinoamericanos en realización o en planeamiento. La situación general se describe gráficamente en un diagrama3 basado en la suposición de que las importaciones latinoamericanas de pasta y papel se mantendrán en su nivel actual. En dicho diagrama4 aparecen dos posibles niveles de necesidades futuras de capacidad, uno correspondiente a un desarrollo económico favorable (no el máximo posible) y el otro a un crecimiento económico mínimo. También aparecen en este diagrama las posibilidades de aumento de la capacidad en 1965, apuntadas con gran liberalidad puesto que figuran muchos planes que de momento sólo están en la fase de estudio preliminar.

3 Véase: Junta Latinoamericana de Expertos en la Industria del Papel y la Celulosa, Pulp and Paper Consumption, Production and Trade in Latin America. Graph 5. Documento: ST/ECLA/CONF. 3/L. 2. 0. 1954.

4 Op. cit. Graph 5.

La capacidad regional de producción de celulosa y papel debe aumentar considerablemente dentro de los próximos años para poder hacer frente a aquellas necesidades que se prevén con claridad. Existe una evidente necesidad de ampliar la producción de pastas de madera molida u otras que puedan reemplasar a las mecánicas para la fabricación de papel de diario, y también de pastas para producir papeles de envolver con un alto grado de resistencia.

La Junta prestó especial atención a los aspectos económicos de la elaboración de pasta y de papel con maderas duras tropicales y subtropicales, que constituyen los recursos de fibras más importantes de la región. Examinó a fondo la experiencia adquirida ya, tanto en América Latina como en otras regiones, y analizó las estimaciones de inversiones y gastos de producción que aparecen en los estudios hechos por la Secretaría sobre fábricas hipotéticas situadas en la región Amapa en el Amazonas y en la península de Yucatán en México. La explotación de los bosques tropicales para la fabricación de pasta y papel presenta nuevos problemas de ordenación de los recursos, de tecnología del papel y de la celulosa y de economía. Ninguno es insoluble pero es probable que los más difíciles sean los relacionados con los costos. Como será general la falta de servicios urbanos elementales, todo nuevo proyecto exigirá grandes «gastos de colonización». Si por razones económicas y sociales los gobiernos desean fomentar los proyectos de esta clase, se tendrá que prestar especial atención a la reducción de la carga que suponen los gastos de colonización, con objeto de atraer el capital privado.

Por diversas razones, el factor emplazamiento influye más en las inversiones y gastos de producción de los proyectos referentes a bosques tropicales, que en el caso de otros basados en recursos más tradicionales. En general, los gastos iniciales de instalación serán más elevados en lugares situados en zonas poco desarrolladas que en los de zonas industriales, pero algunos otros costos, tales como los de madera para pasta y los jornales, tenderán a ser más bajos.

La Junta estuvo de acuerdo en que de los datos existentes cabe deducir que existe la posibilidad de convertir la pasta en papel de calidad normal a precios de competencia en los mercados nacionales o regionales a condición de que se elija convenientemente la ubicación de las fábricas.

Además de los bosques tropicales y subtropicales, América Latina posee otros importantes recursos forestales compuestos de extensos bosques de especies frondosas y coníferas de las zonas templadas, así como de grandes plantaciones de ambos tipos en las que entran tanto especies indígenas como exóticas. Los problemas de regular, explotar, transformar (incluida la transformación por medio de la explotación) y ampliar esas masas, no son característicos de la América Latina, aunque las condiciones locales alteran la importancia de los diversos factores que se han de tomar en consideración al formular las políticas. Se puso de relieve la importancia de los bosques en la conservación de los recursos naturales y la necesidad de estudiar cada bosque dentro del cuadro de una política general de aprovechamiento de la tierra y de sus recursos. La Reunión trató de los peligros que representan los incendios y el pastoreo abusivo y se ocupó de la regeneración artificial y natural.

Las plantaciones, que interesan mucho a los fabricantes de papel y celulosa porque pueden ser una gran fuente de adecuadas y homogéneas materias primas, y por ser posible su explotación en las proximidades de las zonas industriales, merecen especial recomendación en los casos en que constituyan la forma mejor de aprovechar la tierra o signifiquen la utilización fructuosa de terrenos forestales hasta ahora desaprovechados. En América Latina son muy necesarios el intercambio, tanto intrarregional como interregional, y el análisis de las experiencias adquiridas en los aspectos silvícolas y económicos de las plantaciones y una labor de investigación más intensa y mejor coordinada.

Estos otros recursos forestales latinoamericanos plantean menos problemas técnicos para la fabricación de pasta. Existía especial interés en evaluar las posibilidades de las extensas plantaciones de eucaliptos de la región y se creó un subcomité encargado de estudiar este asunto. Comunicó que las posibilidades eran alentadoras, aunque es posible que las pastas mecánicas producidas con esas fibras resulten de calidad inferior y que en el papel de diario sólo se puedan emplear como mezclas y en pequeño porcentaje.

El bagazo es la fibra no leñosa más importante. América Latina tiene una producción anual de unos 26 millones de toneladas de bagazo fresco con un contenido del 50 por ciento de humedad, cantidad más que suficiente para obtener 4 millones de toneladas de celulosa pero actualmente sólo se dedica del 1 al 1,5 por ciento de dicha cantidad a la elaboración de celulosa en las nueve fábricas que emplean esa materia prima. En este caso, el problema consiste en dejar disponible para la fabricación de papel el bagazo que actualmente se emplea como combustible en los ingenios, bien mejorando el rendimiento térmico de los trapiches o adaptándolos para que puedan usar otro combustible. Los costos de inversión para sustituir el bagazo por petróleo no son, en modo alguno, elevados, y el costo del combustible mismo es el elemento principal en la sustitución. Esto limita la futura contribución del bagazo a la industria latinoamericana del papel y celulosa Sin embargo, no hay duda de que, a la larga, el bagazo, debido a varios factores económicos favorables, desempeñará un importante papel en lo futuro, lo que ha de repercutir notablemente en aquellos países carentes de otras materias primas fibrosas y especialmente donde se disponga de petróleo barato.

Una discusión sobre las perspectivas del fomento industrial demostró que la mayoría de los países de la América Latina concede gran importancia en sus planes de industrialización al desarrollo de una capacidad adecuada de producción de papel. Reconocen claramente no sólo, el valor social y económico que tiene una industria manufacturera basada en una fuente renovable de abastecimiento, sino también el hecho de que la industria de papel y celulosa pueda originar otras industrias conexas. Las diferencias en la materia prima y algunas circunstancias económicas determinadas crearán una tendencia hacia la especialización dentro de los países; la naturaleza complementaria de los recursos en países vecinos indica que sería conveniente facilitar la creación de mercados interlatinoamericanos de papel y celulosa.

Son precisamente consideraciones económicas las principalmente responsables de que los planes para la expansión de la producción de papel de periódico resulten muy insuficientes para satisfacer las previstas necesidades futuras. En la actualidad, la producción de papel prensa en América Latina se basa principalmente en las fibras tradicionales, que faltan en muchos países de la región Hoy día se puede técnicamente producir un papel de diario satisfactorio de composición no habitual, reduciendo la proporción de pasta de fibras largas de coníferas; pero, por lo general, las fábricas de papel prensa son de carácter especializado y representan importantes inversiones de capital y un gran volumen de producción. Así, pues, los gobiernos que deseen asegurar la producción nacional de papel para periódico, deben imponerse de las desventajas económicas en que, en ciertos casos, tiene que funcionar una industria nueva.

Las inversiones que se requieren anualmente para alcanzar hacia 1965 un nivel razonable en la producción de papel, oscilan entre 50 y 90 millones de dólares. Estas cifras no deben considerarse inasequibles; incluso la más alta corresponde solamente al 1½ por ciento del promedio de las inversiones anuales en América Latina en el período de la postguerra. La mitad aproximadamente de esa cantidad haría falta que fuera en divisas extranjeras, pero eso representa solamente el medio por ciento de los ingresos anuales de la región en esas divisas.

Sin embargo, sólo se dispondrá de capital - ya sea público o privado, nacional o extranjero - para proyectos que satisfagan normas estrictas. Los expertos mencionan con bastantes pormenores los diversos aspectos que tendrán que satisfacer a los que deseen hacer inversiones. Pone de relieve la necesidad de hacer una investigación preliminar competente y a fondo de todos los aspectos, tanto técnicos como económicos de los proyectos. Tales investigaciones requerirán tiempo, y representarán muchos gastos, pero son indispensables y los que intenten poner en marcha el proyecto tienen que estar dispuestos a sufragarlos. Solamente, si los resultados de estas investigaciones se presentan de la manera que exigen los organismos financieros y si son satisfactorias las conclusiones, será posible conseguir el capital necesario1.

1 En las páginas anteriores de este número se reproduce el documento Financiamiento del desarrollo latinoamericano de la industria de papel y celulosa, preparado por la Secretaría con la colaboración de la Comisión Económica para Europa. Como apéndice de dicho artículo aparecen los últimos párrafos del informe de la Junta sobre ese tema.

Lo que más se deja sentir en América Latina para el desenvolvimiento de una nueva producción de papel y celulosa técnica y económicamente bien cimentada es la falta de personal técnicamente capacitado para desempeñar cargos administrativos y de inspección. Además, hace falta mucho asesoramiento y asistencia técnica directa que todavía los organismos y centros de la región no pueden ofrecer en suficiente medida.

Los expertos creen que la cooperación y programación regional de las labores de investigación y capacitación son necesarias y prácticas. Ponen de relieve la necesidad de que se creen centros análogos en el campo de la tecnología del papel y celulosa. Recomiendan finalmente que un grupo asesor formado por especialistas en todos los aspectos de la industria del papel y celulosa se ponga a disposición de los países latinoamericanos; creen que tales servicios se pueden facilitar por medio del Programa Ampliado de Asistencia Técnica de las Naciones Unidas.

Es evidente que la Junta de Buenos Aires ha estimulado mucho el desarrollo de la industria papelera latinoamericana.

Por esto es digno de encomio el Gobierno argentino, que actuó de huésped. El enorme interés de la República Argentina por los problemas planteados ante la conferencia, se hizo patente durante una animada y estimulante conversación entre muchos de los expertos y el Presidente Perón, que los recibió en la Casa Rosada. Durante toda la conferencia colaboraron representantes de varios ministerios y departamentos del Gobierno argentino, del Servicio Forestal, de la industria de la pasta y del papel y de los sindicatos, para que los expertos aprovechasen el tiempo útil y agradablemente.


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