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El cultivo del bambú en el Pacífico Meridional¹

por F. A. McCLURE
Sección de Introducción de Plantas, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

(¹ Este artículo ha sido publicado en el número de enero de 1956 del Boletín Trimestral de la Comisión del Pacífico Meridional. Esta Comisión constituye un organismo asesor y consultivo creado en 1947 por los seis Estados que tienen a su cargo la administración de territorios isleños de la región del Pacífico Meridional (Australia, Estados Unidos de América, Francia, Nueva Zelandia, Países Bajos y Reino Unido). Tiene por objeto recomendar a los Estados participantes los medios para fomentar el bienestar de los habitantes de dichos territorios, y se ocupa tanto de los aspectos sociales, como de los económicos y sanitarios. Su sede está establecida en Numea (Nueva Caledonia).

LAS posibles consecuencias de la introducción del cultivo del bambú en la economía futura de ciertas regiones, como por ejemplo las Islas del Pacífico, es una cuestión que merece seria consideración. La importancia que tiene el bambú en la vida económica de los pueblos pertenecientes a extensas regiones del Hemisferio Oriental y la sólida posición que va adquiriendo esta planta en algunos sectores del desarrollo industrial moderno, como son la fabricación de papel y la de productos laminados de bambú, para no mencionar el gran mercado potencial (actualmente abastecido muy deficientemente) que tiene el bambú en diversas formas en los Estados Unidos para decoración de interiores, labores de artesanía, vallas de estacas prefabricadas, etc., hace pensar que el bambú podría ser utilizado como un medio eficaz de mejorar la economía doméstica de la población de las islas del Pacífico.

El bambú ocupa un puesto tan importante en la economía natural de algunas regiones, sobre todo en el Asia sudoriental e islas adyacentes, que sin él sus habitantes se encontrarían completamente desamparados. En vastas extensiones el bambú constituye un material suficientemente barato y abundante para satisfacer las necesidades enormes que exige la construcción de viviendas económicas. Al mismo tiempo tiene una tal multiplicidad de aplicaciones que con él se pueden fabricar centenares de objetos que sirven para el uso cotidiano en el hogar y al mismo tiempo constituye un medio de vida. A más de esto, no requiere una maquinaria complicada o costosa para su recolección o transporte, o para la manufactura con el mismo de los millares de artículos necesarios para la vida de las gentes. Una simple navaja, que raro es quien no tenga, sirve para todas las operaciones salvo las más refinadas.

La investigación de las posibilidades que el bambú como un recurso ampliable ofrece a los pueblos de las islas del Pacífico, exige que se tenga en cuenta la experiencia anterior en otros muchos terrenos y disciplinas, así como actividades exploratorias de distintos tipos.

El número de localidades en que podrían emprenderse estas actividades y el grado de dispersión de las mismas, así como la superficie total que podrían abarcar, dependerá de los medios económicos y del personal con que se cuente para tal empresa. En la práctica, la elección de los correspondientes lugares y poblaciones exigirá un estudio minucioso de los medios ecológico y económico. Estos habrán de ser evaluados en razón de las necesidades inmediatas y de las potencialidades previstas. Las primeras pueden estar en relación con la tierra: necesidad de medidas de conservación de tierras y aguas; precisión de mejorar los sistemas actuales de aprovechamiento, etc. Las necesidades inmediatas pueden responder a las condiciones de la población: necesidad de nuevas fuentes de ingresos, de nuevos alicientes, de nuevas perspectivas.

Importancia de que se tengan en cuenta los factores restrictivos

Es preciso ponderar los factores limitativos. Entre estos figurarán la clase y extensión del terreno de que disponga una cierta comunidad. Es muy posible que con frecuencia se encuentre que la precipitación anual es escasa, el suelo incompletamente desarrollado (geológicamente joven), y la salinidad elevada. Cualquiera de estos factores puede ser suficiente para eliminar la posibilidad del cultivo del bambú. Sin embargo, no es posible indicar el límite preciso en el cual cualquiera de ellos, aisladamente o en combinación con los demás, influirá de forma que impida el cultivo satisfactorio del bambú, o que haga desistir de ensayarlo. Se tienen indicaciones de que ciertas especies de bambú podrán tolerar extremos de sequía extraordinarios: tal por ejemplo, Dendrocalamus strictus, Bambusa vulgaris y B. ventricosa. No se ha estudiado todavía el grado de tolerancia a la salinidad que puede ofrecer cada uno de los tipos de bambú. Sin embargo, hay que partir de la idea de que las actividades iniciales se emprenderán en aquellos lugares donde se prevea por lo menos que las condiciones son favorables.

En la primera fase, sería muy importante realizar un estudio para determinar la identidad, condición, abundancia y utilidad de las especies de bambú ya introducidas en las islas del Pacífico. Esta información evitaría que se hicieran esfuerzos inútiles para introducir especies valiosas que ya existen en la localidad. Un estudio directo sobre el terreno de la historia de la introducción de aquellas y del estado actual de las plantas, así como del carácter, volumen y éxito de su explotación en la economía local permitirá adquirir unos conocimientos comparables a los que pueden ofrecer varios años de experiencia.

Las posibilidades de mejorar los sistemas de aprovechamiento de la tierra, así como las oportunidades locales para utilizar el bambú, variarán de una zona a otra.

El cultivo de esta planta tiene una íntima relación con las necesidades de la tierra. Los plantadores orientales afirman que las propiedades técnicas y las cualidades de duración de una determinada clase de bambú son por lo general mejores cuando la planta es cultivado en terrenos de fertilidad algo escasa. Su criterio es contrario al empleo de abonos para fertilizar una planta de bambú que se cultiva solamente para aprovechar su caña. De ello se deduce que podría no ser aconsejable, e incluso que sería equivocado desde el punto de vista económico, el utilizar las tierras agrícolas más fértiles para el cultivo de bambú destinado a la producción maderera.

Cuando el cultivo de bambúes tropicales se destina a la producción de retoños comestibles, la friabilidad del suelo tiene más importancia que su fertilidad. Las labores anuales de renovación del bosquete y posterior acollado de la tierra alrededor de la base de aquél para dar blancura a los retoños se realizan más fácilmente y con mejores resultados si el suelo no es demasiado posado. La aplicación de enmiendas al suelo en la forma prescrita, en los momentos oportunos y en las cantidades debidas para lograr la mejor calidad y el rendimiento máximo, es considerada como un procedimiento acertado y económico. Pero es preciso ensayarlo cada vez que se trate de nuevas o diferentes combinaciones de factores ecológicos, económicos y humanos.

Se ha escrito muy poco acerca de las posibilidades del bambú como fijador del suelo y regulador del escurrimiento en cuanto respecta a la conservación del suelo y del agua y a la estabilización de las cuencas hidrográficas. La densa sombra que arroja el bambú deja pocas posibilidades de competencia a las hierbas adventicias. La abundante defoliación anual forma un esposo mantillo bajo las plantas. Gracias a esta capa de mantillo se conserva la humedad, lo que contribuye a que se produzcan condiciones favorables para la constitución de un buen suelo, y favorece el desarrollo normal de la planta. Además de ello, pueden cosecharse las cañas sin remover el suelo o la cubierta vegetal. No conozco ningún otro tipo de cultivo que al mismo tiempo que rinde una cosecha anual constituya todo lo largo del año un elemento protector tan eficaz de las cuencas hidrográficas.

Por lo que respecta al bambú en cuanto se relaciona con las necesidades de la población, convendrá estudiar su cultivo desde dos aspectos diferentes: el de su utilización presente y potencial para la comunidad donde se desarrolla, y el de las posibilidades que ofrece para la exportación. Ciertas aplicaciones que son de gran valor para un determinado ambiente cultural o económico pueden no constituir nada más que una curiosidad para quienes pertenecen a otros medios. Ciertos objetos que no tienen empleo, aplicación o valor en el punto donde se fabrican, pueden alcanzar un precio considerable una vez exportados a otras zonas en donde, o no disponen de la materia prima o no saben trabajarla, o la mano de obra es muy costosa.

Su utilidad para los pescadores de las islas

Para los habitantes de las islas la pesca suele ser la forma de ganarse la vida. Debido a la diversidad de sus utilizaciones el bambú puede satisfacer muchas de las necesidades del pescador, como lo han demostrado muy claramente los chinos. Si se observan los términos de pesca en un diccionario chino se comprobará que una gran parte de estos términos compuestos (ideogramas o pictogramas) contienen un símbolo referente al bambú. Esto significa que incluso antes de que sus nombres se representaran gráficamente por medio de la escritura, ya se empleaba el bambú en la fabricación de los diversos instrumentos. Mencionemos solamente algunos de ellos: trampas, encañizadas, compuertas, barreras, cañas para la pesca con anzuelo, fisgas, anclas, flotadores, bandejas y pértigas para secar el pescado y cestos para transportarlo, agujas de redes, pértigas para secar las redes, perchas para impulsar las barcas, armazones para redes de inmersión, incluidas kaojals, salambas, etc. Las dragas, pértigas, cribas y anclas empleadas para la pesca de almejas por el sistema de dragado son todas ellas de bambú.

Hay otras aplicaciones que pueden interesar a otros sectores de la población. Para setos, umbráculos y rompevientos, etc., pueden emplearse plantas vivas de bambú con características de crecimiento adecuadas. Se pueden utilizar las cañas de ciertos bambúes para la construcción de casas, graneros, puentes, cercas, corrales; muebles y utensilios domésticos de todas clases; canalones y tuberías de conducción de aguas. Igualmente pueden proporcionar juncos para la fabricación de cables, lo mismo fuertes que ligeros; y artículos trenzados como los de cestería, esteras, cedazos y bandejas. Las tiras más resistentes sirven para construir banastas para el embarque de cerdos, aves de corral y productos de huerta; la paja en forma de virutas sirve de material de relleno para almohadas y colchones, para el calafateo de las barcas y para dar consistencia al yeso. Las fibras trabajadas proporcionan celulosa para la fabricación de papel o rayón; las fibras crudas se utilizan para la fabricación de cordelería y sandalias. Se emplean cañas de distintos tamaños para construir escaleras, rodrigones, apoyos para los árboles, mangos de herramientas, rastrillos y diversos utensilios de jardinería.

Aplicaciones del follaje

Las hojas del bambú se utilizan como fuente principal o complementaria de forraje y camas para el ganado. Las hojas todavía sin abrir se aprovechan para hacer un té refrescante, probablemente rico en vitamina C. Las ramas de algunas especies sirven como escobas excelentes para el barrido al aire libre. Las vainas de la caña, cuando tienen el tamaño y textura adecuados, encuentran abundantes aplicaciones: forro de sombreros para el sol y para la lluvia, toldos y cestos para la compra y para la manufactura de sandalias. En la India se utiliza el rizoma, duro y de grano uniforme, de una especie corriente de Dendrocalamus para hacer pelotas para el juego del polo.

Una actividad que sería muy útil y apropiada a la vista de las anteriores observaciones, es la de localizar y reunir una buena serie de tipos de bambú que ofrezcan la posibilidad de medrar aquí y allá bajo ciertas condiciones locales, y que al mismo tiempo presenten caracteres técnicos que los hagan adecuados para su explotación con vistas a alguna de las numerosas aplicaciones que podrían citarse.

Una vez aclimatados en condiciones ambientales favorables, los bambúes requieren poco o ningún cuidado, si se exceptúa un aclareo de vez en cuando, para mantener los bosquetes en buenas condiciones de crecimiento. Si están suficientemente bien aclimatados no perecerán por falta de atención y siempre se podrá disponer de ellos para estudios experimentales, propagación o para su aplicación futura, en el caso de que la variación de las condiciones o los nuevos adelantos técnicos ofrezcan una nueva salida para otras formas de explotación.

Parece oportuno indicar que las colecciones vivas deberán ser estudiadas en diversas condiciones ecológicas, sin perder de vista la doble función (producción y conservación) ni tampoco los principios básicos del aprovechamiento de la tierra. Una vez que la producción haya alcanzado el volumen correspondiente a las necesidades locales, puede resultar conveniente el intentar atender también a las demandas del exterior.


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