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El clima y la vegetación regional

por el Profesor Sir HARRY CHAMPION y N. V. BRASNETT, Instituto Imperial de Montes, Oxford

Este articulo es un extracto de la próxima publicación de la FAO titulada Elección de especies arbóreas para plantaciones, obra que ha sido escrita a petición de la Dirección de Montes y trata de los factores que debe tener en cuenta el ingeniero forestal para determinar las especies que habrán de seleccionarse para la labor de plantación, o las que conviene utilizar en las operaciones silvícolas que se realicen en los bosques establecidos artificialmente. Entre los elementos analizados figuran, además de las condiciones reales de los diferentes lugares, los factores silvícolas y de orden económico y social. Es necesario no perder de vista los efectos remotos ni las perspectivas de resultados inmediatos que ofrecen las especies seleccionadas.

Todo forestal que se enfrente con el problema práctico de elegir las especies que deben plantarse en un lugar determinado, o con el de elegir sitios y especies para la producción de un tipo particular de madera, necesita conocer, en forma detallada, los climas y las asociaciones de plantas de su territorio. Esta labor le llevará a otras zonas en las cuales quizás podría obtener especies distintas. Para conseguir su objetivo, se habrá sin duda familiarizado con todos los datos pertinentes, sea que se hayan publicado o que reposen todavía en los archivos de las diversas organizaciones que se ocupan de historia natural y del aprovechamiento de la tierra, lo mismo que de la investigación biológica, geológica, climatológica e hidrológica en su propio país. Además, habrá estudiado la topografía, los suelos y la vegetación, tanto natural como artificial, de la zona en cuestión y de otras partes del país que presenten condiciones similares.

Si cree que su labor tendrá mejor éxito mediante el ensayo de especies exóticas, tendrá evidentemente que considerar, en primer término, la introducción de ejemplares procedentes de homoclimas o de lugares cuyas características climáticas sean análogas. Deberá buscar las zonas en donde la precipitación y las temperaturas sean similares o de distribución similar y cuyas condiciones, en cuanto a latitud y topografía, sean parecidas, y obtener información detallada acerca de la distribución y crecimiento de especies útiles y de los tipos de suelos en que éstas se desarrollan.

Tales zonas estarán indicadas, de un modo bastante impreciso, en los mapas climatológicos mundiales, pero será posible obtener más pormenores acerca de ellas en los mapas regionales y en las tablas de datos climatológicos publicadas en las respectivas regiones. Además, el forestal puede casi siempre examinar la flora local de una región para observar qué especies crecen en ella y, a menudo, podrá seguir el desarrollo de las que despierten su interés recurriendo a las monografías u otros trabajos en que se estudien. Si la suerte le acompaña, podrá encontrar obras como Applied Silviculture in the United States (Westveld, 2a edición, 1949) y The Silviculture of Indian Trees (Troup, 1921), que le proporcionarán datos climatológicos, ecológicos y silvícolas acerca de los árboles que crecen en extensiones considerables. Las reseñas de los ensayos de especies en diferentes partes del mundo, como, por ejemplo, las que aparecen en Exotic Forest Trees in the British Empire (Troup, 1932), serán también de gran utilidad. Si tiene razones para pensar que algunos individuos del género Eucalyptus pueden servirle para sus trabajos, puede recurrir a la publicación de la FAO El eucalipto en la repoblación forestal, Roma (1956), a los varios informes respecto al Viaje de Estudios sobre el Eucalipto (1954) y a otras muchas de las 300 o más publicaciones enumeradas en la bibliografía de dicha obra, y podrá recurrir también a la publicación de la FAO Catálogo de Semillas Forestales (1956), en la que figuran 118 especies de eucaliptos clasificados de acuerdo con su aptitud de crecimiento en 18 zonas climáticas. Otros árboles australianos, además de los eucaliptos, se estudian también en la obra que lleva por título A Reconnaissance of the Forest Trees of Australia frotó the point of view of their cultivation in South Africa (Robertson, 1926).

Desde luego, esto no es nada nuevo. Los horticultores y silvicultores han prestado atención, desde hace muchos años, a los países con climas similares a los suyos propios, los han visitado y han obtenido en ellos diversas semillas de especies que, a su juicio, constituirían una valiosa aportación a sus floras locales. La única diferencia estriba en el hecho de que, en la actualidad, se dispone de información mucho más abundante, y de que es factible obtener, en las zonas seleccionadas, semillas de buena calidad, sin tropezar con inconvenientes ni recurrir al contrabando, como ocurría algunas voces en épocas anteriores.

Como ejemplo de tal aserción, puede indicarse que en 1823 Douglas fué enviado a Norteamérica por la Sociedad Real de Horticultura de Londres, debido a que se sabía con certeza que la región de la costa del Pacífico era la morada de una flora particularmente rica, que crecía en un clima comparable al de ciertos lugares de las Islas Británicas. Esta región, que se extiende desde Oregón en dirección norte, a través de Wáshington y Columbia Británica, hasta la parte sudoriental de Alaska, y que está limitada al este por la Cordillera de la costa, contiene una diversidad de climas mucho más amplia que la de Gran Bretaña, pero el régimen de las temperaturas en la boca del río Columbia, más o menos a 46° de latitud N., 13°C (54° F), media estival; 11° C (50° F), media anual, es similar al de la costa meridional de Inglaterra, cuya latitud es de 50,5° N., aproximadamente; además, Sitka en Alaska, lugar situado a 57° de latitud N., se asemeja mucho a la costa noroccidental de Escocia. Las lluvias en la costa del Pacífico son de tipo invernal y el período más seco se presenta a mediados del verano, mientras que en la Gran Bretaña, la primavera es relativamente seca. En la sección más septentrional de la costa, la proporción de las lluvias estivales es mayor, y sigue ascendiendo hasta el sudeste de Alaska, en donde llega a casi el 22 por ciento, cifra que es bastante común en la Gran Bretaña. Tierra adentro, el clima se vuelve rápidamente continental y las temperaturas de verano son más altas que en Inglaterra.

Se ha encontrado que, entre los árboles de la región, los que tienen más importancia forestal en Gran Bretaña y ciertas partes de la Europa Occidental son el abeto de Menzíes, el abeto Douglas, Pinus contorta Dougl., Abies grandis Lindl., Tsuga heterophylla Sarg. y Thuya plicata Don. Todos ellos pueden establecerse con éxito en climas de temperaturas de invierno más bajas que en Gran Bretaña. Además, el abeto Douglas y especialmente el Abies, se desarrollan mejor en temperaturas estivales más tibias [11,1°-13,3°C (52° a 55° F) como promedio] que las de la Gran Bretaña, aunque no hay ninguna razón para suponer que su crecimiento esté limitado por la temperatura del verano (Wood, 1955). En su hábitat nativo, ni el abeto Douglas ni el de Menzíes parecen formar parte de asociaciones forestales predominantes, siendo más bien especies exploradoras que preparan el camino al Tsuga, al Thuya y al Abies. El abeto de Menzíes crece bien a pequeñas alturas en la Columbia Británica, con temperaturas medias anuales de 6,7° a 9,4° C (44° a 49° F), una media estival de 12,8°-20° C (55° a 68° F) y una media invernal de 1,1°-3,3° C (30° a 38° F), y una precipitación pluvial mínima de 1.020 mm. (40 pulgadas) al año, condiciones todas ellas que se encuentran fácilmente en la Gran Bretaña.

En la actualidad, es posible comprar en los departamentos forestales del gobierno y en los distintos almacenes comerciales, semillas certificadas procedentes de zonas de climas y alturas conocidos, tanto de esta región como de otras situadas en diversos lugares del mundo. El Catálogo de Semillas Forestales mencionado más arriba, contiene los formularios para la emisión de certificados de origen y de calidad, en la forma convenida internacionalmente, e indica las fuentes en donde pueden obtenerse un gran número de especies. Una casa comercial divide su territorio de recolección en la costa del Pacífico, desde Alaska hasta California, en 25 regiones climáticas, subdivididas en 127 zonas, cada una de las cuales se fracciona además en fajas de 150 metros (500 pies) de elevación. Suministra también varios cuadros en los que se especifican las temperaturas (media anual y estival, y máximas y mínimas absolutas), la precipitación (anual y estival) y el número de días del año sin heladas, según datos comunicados por las estaciones meteorológicas más representativas de cada zona.

Australia es otro de los países a los cuales se ha recurrido desde hace tiempo para obtener especies destinadas a la plantación. En 1843 se ensayaron algunas variedades de eucaliptos en los montes Nilgiri, en la India, y más tarde, el Eucalyptus globulus Labill. resolvía un grave problema de escasez de leña en dicho lugar. En 1870, la Acacia mollissima Willd. se introdujo en Natal y en la zona oriental de Transvaal, Africa del Sur, y para 1952 se había desarrollado allí una gran industria tánica, a base de 259.000 hectáreas (640.000 acres) de acacia negra. En 1876 se plantó por primera vez en el Africa del Sur el Eucalyptus saligna Sm., para combustible de los trenes y, en la actualidad, existen 80.000 hectáreas (200.000 acres) de esta especie en las zonas oriental y septentrional del Transvaal y en la costa de Zululandia. A principios del siglo actual, la Companhia Paulista de Estradas do Ferro, es decir, el ferrocarril del Estado de Sao Paulo, Brasil, importó 143 especies de eucaliptos y en el momento actual sus plantaciones cubren una extensión de 12.000 hectáreas (30.000 acres), principalmente de E. camaldulensis Dahn., E. citriodora Hook y E. saligna. Los países mediterráneos - España, Portugal, Francia, Italia y Grecia - han encontrado en E. camaldulensis adiciones valiosas a sus especies de plantación. En California, el 80 por ciento de las vastas plantaciones de eucaliptos está formado por E. globulus y el 15 por ciento por E. camaldulensis. El Perú, Chile y el Uruguay utilizan en grado considerable el E. globulus, mientras que en Turquía, Chipre, Palestina, Jordania, Tripolitania y Marruecos es más popular el E. camaldulensis. Se ha comprobado que otras muchas especies pueden establecerse convenientemente en ciertas regiones de estos y otros países.

Es muy provechoso por tanto, conocer el clima y la vegetación del continente australiano. Australia tiene una zona desértica central que cubre casi el 40 por ciento de toda su superficie, pudiendo el resto dividirse, poco más o menos, en tres zonas climáticas principales:

1. Una zona tropical de lluvias de verano, que se extiende al norte de los 20° de latitud S. de la costa occidental hasta los 14° de latitud S. de la costa oriental. La precipitación media anual varía de 510 mm. (20 pulgadas), aproximadamente, en el sur de la zona, hasta 1.520 mm. (60 pulgadas), y aun más, en las costas septentrional y oriental, y hay algunos sectores que reciben hasta 3.050 mm. (120 pulgadas) de agua. El promedio anual de las temperaturas es del orden de los 26,4° C (80° F), siendo el interior más caliente que las fajas costeras y la costa occidental más que la oriental.

2. Una zona de precipitación invernal moderada y de veranos secos, que abarca los sectores meridionales del sur de Australia, la región occidental, la mayor parte de Victoria y la sección inferior de Nueva Gales del Sur. La precipitación media anual oscila entre 250 mm. (10 pulgadas) y 760 mm. (30 pulgadas), con ciertas zonas aisladas que registran hasta 1.020 mm. (40 pulgadas) en la costa sur. Las temperaturas de verano son del orden de los 21,1° C (70° F), y las de invierno, 1,7° C (35° F).

3. Una zona de precipitación más uniformemente distribuida, situada en la costa oriental y en la parte sudeste del continente, cuyas lluvias anuales suelen oscilar entre 520 mm. (20 pulgadas) y 1.520 mm. (60 pulgadas). Esta zona comprende las montañas de Nueva Gales del Sur, región en que, al igual que en el litoral oriental, el índice pluvial es de 1.0201.520 mm. (40 a 60 pulgadas) al año, con sectores aislados en que la precipitación llega a 3.050 mm. (120 pulgadas) en la costa norte de Queensland, donde el verano es la estación más húmeda. En el sur (Victoria) se ha notado que el máximo de las lluvias tiende a presentarse en el invierno. En Nueva Gales del Sur es más evidente una distribución regular, pero en la parte septentrional y en la costa oriental la precipitación es más abundante en el verano, mientras que en la costa sur lo es en el invierno. Se han observado variaciones muy considerables en los regímenes que se registran dentro de la zona, debido a su topografía..

De Beuzville (1943) consideró que, en conjunto, el clima que predomina en la costa oriental de Australia es similar al de la Argentina, Brasil, México y ciertos lugares de Africa del Sur, y, en las zonas más húmedas, al de Madagascar. La costa septentrional, lo mismo que su región interior, posee un clima análogo al de ciertas zonas de Madagascar, India y Mozambique. En la costa oeste y en las tierras situadas detrás de ella hay sectores con climas similares a algunos de los que se encuentran en Africa del Sur, Argelia, Sudán, México y Arizona. En el sur y en el suroeste el clima es más parecido al de California y al de Sudáfrica y, en pequeños sectores, al de España. Los Alpes australianos y las Montañas Divisorias poseen laderas frescas cuyo clima es casi igual al de Francia e Italia. El centro de Australia, es decir, la región seca, tiene un clima análogo al de Egipto, Arizona, Israel y algunas zonas del desierto de California. Robertson (1920) observó que, aunque las temperaturas de las fajas costaneras, comparadas latitud por latitud, eran muy similares en Australia y en la región del Africa del Sur, el interior del primer país era más caliente que esta región, debido a la mayor elevación de esta última.

Las formaciones forestales de Australia pueden ser divididas, de un modo general, en bosques higrofíticos (tropicales, subtropicales y templados), bosques esclerofíticos húmedos, bosques esclerofíticos secos y montes abiertos, formaciones todas ellas que coexisten.

Los montes higrofíticos se presentan sólo como islotes de supervivencia. En la zona tropical su flora es malaya, sin especies predominantes y la sucesión natural es muy confusa. Desde el río Hastings, aproximadamente a los 30° de latitud S., en Nueva Gales del Sur, hasta el sector septentrional de Queensland, es posible encontrar el Araucaria cunninghammii Ait. en el litoral y hasta 160 Km. (100 millas) tierra adentro, con lluvias anuales de 1.270-1.780 mm. (50 a 70 pulgadas), que caen principalmente en el verano. Araucaria bidwillii Hook y Agathis robusta se encuentran hacia el sudeste de Queensland, en zonas cuya precipitación estival es de 1.270-1.524 mm. (50 a 60 pulgadas), y cuyas temperaturas en el verano son de 24°-29°C (75° a 85° F), y en el invierno de 10°-16°C (50° a 60° F). Entre las formaciones, evidentemente secundarias, que se han desarrollado después de los incendios, cabe citar las de Tristania conferta R. Br. y Syncarpia laurifolia Ten., mezcladas con algunos eucaliptos como, por ejemplo, el E. saligna.

Las formaciones esclerofíticas están compuestas principalmente por eucaliptos y acacias. No es frecuente encontrar rodales cerrados de Eucalyptus en los lugares en que la precipitación pluvial es inferior a 760 mm. (30 pulgadas) al año, debajo de cuyo límite se presenta ya la vegetación abierta y el matorral. Muchas especies de eucaliptos sólo medran en zonas con determinada precipitación y distribución, pero algunas de ellas son muy adaptables. Una de las más extendidas y acerca de la cual Boosman (1950) afirma que puede crecer con 130-250 mm. (5 a 10 pulgadas) de lluvia al año, es el E. camaldulensis que, a menudo, se encuentra en las zonas de 560-710 mm. (22 a 28 pulgadas) y excepcionalmente en las de 1.020- 1.140 mm. (40 a 45 pulgadas), aunque se considera que 890 mm. (35 pulgadas) es su máximo normal. En realidad, su radio de adaptabilidad queda determinado más por la humedad del suelo que por la precipitación, y siendo esta especie característica de las planicies aluviales, se la encuentra casi siempre a lo largo de las márgenes de los ríos, donde tiene la posibilidad de aprovechar las aguas de inundación o de infiltración. Se desarrolla bien en el calor, y, por ello, se extiende hasta las partes más cálidas del Territorio Septentrional. No se la encuentra en las tierras altas de Nueva Gales del Sur, provincia respecto a la cual De Beuzville (1943) da una temperatura media de 7,8° C (40° F) para el mes más frío, cifra que se considera como el mínimo límite térmico de su adaptabilidad. Debe tenerse presente que la forma, lo mismo que la densidad, de los rodales de eucaliptos de las zonas que reciben el mínimo de lluvias son muy diferentes de las que se desarrollan bajo un óptimo régimen pluvial.

Los bosques esclerofíticos húmedos se encuentran principalmente en la faja sudeste de la costa de Nueva Gales del Sur y de Victoria y hacia la esquina suroeste de Australia Occidental, en las zonas con lluvias de invierno, o bien con precipitación bastante uniforme. En Australia Occidental, el Eucalyptus diversicolor F.v.M. se encuentra formando rodales de tipo parecido al del monte higrofítico templado, en un ambiente de 1.020-1.510 mm. (40 a 60 pulgadas) de lluvia y temperaturas de 16,7° C-18,6° C (62° a 65° F), como promedios anuales. En Victoria y Nueva Gales del Sur, el Eucalyptus globulus crece en los lugares más altos y fríos, con 890-1.650 mm. (35 a 65 pulgadas) de lluvia y temperaturas medias anuales de 6,7°-9,4° C (44° a 49° F), algunas veces mezclado con la Acacia melanoxilon R. Br. y con un sotobosque de A. mollissima Willd. o A. dealbata Link. En las partes más húmedas de estas estaciones ecológicas de Victoria se encuentran también rodales de E. regnans F. v. M.

El Eucalyptus gomphocephala A. Dc., con un monte bajo de Acacia cyanophylla Lindt., aparece en las arenas calcáreas del suroeste de Australia Occidental, con una precipitación anual de 760- 1.020 mm. (30 a 40 pulgadas), principalmente en invierno, en lugares donde la temperatura media anual es de 15,6° 17,8° C (60° a 64° F) y la de verano, 19,4°-22,2° C (67° a 72°.) En este sector no hay heladas o, si las hay, son ligeras y esporádicas. Ambas especies han demostrado ser muy valiosas para los trabajos de embosquecimiento de las fajas arenosas de la costa de Sudáfrica, y últimamente se han ensayado con bastante éxito, en plantaciones combinadas, en las dunas calcáreas de Marruecos (FAO, 1954).

En los montes esclerofíticos secos hay una diversidad muy grande de especies de eucaliptos, pero en los sectores en donde la lluvia es menor, muchas de ellas no llegan a adquirir dimensiones convenientes para la industria maderera. En Nueva Gales del Sur y en Queensland, el Eucalyptus crebra F. v. M. crece en las regiones de altas temperaturas, con lluvias de 510-660 mm (20 a 26 pulgadas) al año, principalmente en verano mezclado, por lo general, con el Callitris glauca R. Br y el Eucalyptus sideroxylon A. Cunn., en ciertos suelos pobres de Nueva Gales del Sur, Victoria y Queensland que reciben solamente 510 mm. (20 pulgadas) de lluvia al año. Hay también especies que son características de los montes mas húmedos, pero que, sin embargo, se desarrollan bien con tan escasa cantidad de agua, como son 560-635 mm. (22 a 25 pulgadas) al año; sirvan de ejemplo el Eucalyptus marginata Sm., en Australia Occidental, y el E. obliqua l'Herit. en Australia Meridional, Victoria y Nueva Gales del Sur. Donde hay suficiente humedad para la formación del sotobosque, éste queda constituido por la Acacia pycnantha o A. mollissima en la parte oriental y por la A. cyanophylla o la A. cyclops Cunn. en la occidental.

Estas formaciones se mezclan poco a poco con el monte abierto, particularmente en el oeste de Queensland y en Nueva Gales del Sur. El Eucalyptus salmonophoia F. v. M. crece en Australia Occidental, en la zona de 230-305 mm. (9 a 12 pulgadas) de lluvias, principalmente de junio a septiembre. Las formaciones Mallee, constituidas por una gran variedad de pequeños eucaliptos, que presentan una conformación de matorral y que alcanzan hasta 6 m. (20 pies) de altura, con tranquillos de 7,6-15,2 cm. (3 a 6 pulgadas.) de diámetro, cubren vastas zonas de baja precipitación pluvial.

La Unión Sudafricana puede citarse como ejemplo cabal de un país con bosques naturales inadecuados y especies indígenas de crecimiento lento. La necesidad de complementar la flora natural fué reconocida muy pronto. Ya desde 1665 se importaron coníferas y frondosas del Norte de Europa, pero no medraron. Posteriormente se introdujeron especies mediterráneas, especialmente el Pinus pinea L., que se naturalizó en la Península del Cabo, y el Pinus pinaster Sol. que se ha plantado profusamente y se desarrolla mejor en las zonas de precipitación invernal o con lluvias durante todo el año. Hacia mediados del siglo XIX se trajo de California el P. radiata el cual ha demostrado adaptarse muy bien en climas similares a aquellos en que medra el P. pinaster, si bien aquél es más exigente que éste en cuanto a suelos. Más avanzado el siglo se introdujo el P. longifolia Roxb, trayendo los ejemplares de las zonas más exteriores de los Himalayas indios, y se encontró que tal especie era conveniente tanto para las regiones frescas como para las zonas calientes y templadas de lluvias estivales.

Alrededor de 1905 se dió un gran paso adelante cuando Hutchins decidió que México - país de mesetas como Transvaal y situado a una latitud más o menos igual, con lluvias en el verano y con una rica flora - debería ser una fuente prometedora de árboles exóticos. Con este fin ensayó algunas especies, entre ellas el Pinus patula Seem., que ahora, en el Africa del Sur, cubre una superficie mayor que la de cualquier otra madera blanda, especialmente, como es lógico, en las zonas de lluvias estivales. Hutchins recomendó también el P. caribaea Morelet de la parte sur de los Estados Unidos de América para las plantaciones de la zona subtropical, habiendo dicha especie demostrado un crecimiento excepcionalmente vigoroso tanto en los lugares templados como en los subtropicales, con lluvias invernales o durante todo el año. Esta especie se ha plantado en abundancia para la obtención de pasta de papel en Zululandia. En 1947 se notó un poco de nerviosidad debido a que se había presentado cierta amenaza de enfermedad en los amplios macizos puros formados por estas dos especies, y se envió un funcionario a América para que estudiase los pinos en su habitat natural y viese si era posible hallar otras especies (Loock, 1950). Dicho técnico se interesó singularmente por el Pinus pseudostrobus Lind., una especie que se había ensayado originalmente con el nombre de P. teocote Schl. &; Cham., con bastante éxito, pero cuya semilla no se podía conseguir. Sin embargo, pudo obtener 159 kilogramos (350 libras) de semillas en México. En Honduras Británica le impresionó asimismo el Pinus hondurensis Loock, árbol que sólo últimamente ha sido diferenciado del P. caribaea. Esto demuestra la importancia de la identificación botánica y de la obtención de semillas de las especies y variedades más adecuadas para determinadas localidades. Cuando no existan oficinas locales para el suministro de semillas que ofrezcan garantía puede ser necesario trasladarse a los lugares correspondientes para recoger lo que exactamente se necesita.

Estas y otras coníferas de California, América Central, la India, la región mediterránea y México cubren ahora más de 243.000 hectáreas (600.000 acres) en el Africa del Sur, junto con 259.000 hectáreas (640.000 acres) de acacias y 186.000 hectáreas (450.000 acres) de eucaliptos de Australia, todo lo cual constituye un ejemplo de lo que puede hacerse mediante la selección y el ensayo de especies provenientes de climas similares a aquellos en los cuales se intenta establecerlas.

En secciones anteriores del estudio que ha dado origen a este extracto se ha hecho referencia a los sectores agroclimáticos análogos establecidos por Nuttonson (1937-53), en el Instituto Americano de Ecología de los Cultivos. Hasta el último año indicado se había determinado la analogía entre ciertos sectores de América del Norte y Ucrania, Polonia, Checoeslovaquia, Yugoslavia, Grecia, Albania, China, Alemania, Finlandia, Suecia, Noruega, Siberia, Japón y las islas Riukiu. Cada uno de estos estudios proporciona una información geográfica, general y comparativa, acerca del país correspondiente y una breve reseña de sus climas. Existe también un acervo de información, que varía en cada caso, respecto a los recursos naturales del país, sus suelos, sus principales especies de plantación, el aprovechamiento de la tierra y las prácticas agrícolas y forestales, etc. Los mapas en relieve muestran la localización de las estaciones meteorológicas del país estudiado, siendo posible determinar las regiones que corresponden a cualquiera de las zonas climáticas de Norteamérica. Además, las gráficas respectivas ofrecen datos meteorológicos completos de cada estación y de la que puede considerarse como análoga en otras partes.

El propósito de esta serie de estudios es «establecer una base agronómica y hortícola para el estudio de la ecología, y promover la investigación de acuerdo con las orientaciones de la ecología de los cultivos, en la medida en que ésta influye en la adaptación e introducción de las plantas y el intercambio de material de plantación entre las diversas regiones agrícolas del mundo». Sin embargo, su utilidad no se limita al sector de los agrónomos: por ejemplo, el informe sobre el Japón (1951) indica que

«más de la mitad de la superficie total del país está cubierta por bosques exuberantes constituidos por una gran diversidad de especies frondosas y coníferas y por una densa vegetación inferior. Estos bosques se encuentran principalmente en las regiones montañosas, ya que más de las tres cuartas partes de las tierras del país están formadas por montañas y colinas fragosas y escarpadas, topográficamente inadecuadas para cultivos campestres.»

El clima del Japón está, en gran medida, determinado por la frecuencia de los monzones. Hay abundancia de lluvias durante todo el año, con máximos estivales. La humedad relativa es alta, lo mismo que las temperaturas estivales, excepto en las mayores altitudes y latitudes. Nuttonson elaboró mapas para 8 regiones climáticas y las describió en detalle, subdividiendo dos de ellas en 3 y 2 distritos, respectivamente, y presentó varias gráficas de la temperatura media por meses, de la precipitación mensual y de las temporadas sin heladas, a base de los datos suministrados por 16 estaciones meteorológicas. Desgraciadamente, debido a que este estudio está dedicado principalmente a los aspectos agrícolas, no contiene mucha información acerca de los climas de los bosques de las montañas, donde precisamente crecen los árboles de mayor interés para los otros países. A continuación se dan los datos registrados por dos estaciones situadas a gran altura, en la parte central de Honshu:

Latitud

Elevación

Precipitación media anual

Temperatura media anual

Temperatura media de enero

Temperatura media de agosto


Pies

m.

pulg.

mm.

F

C

F

C

F

C

35°28'

3 687

1.124

73,9

1.877

45,3°

7,4°

24,8°

4,0°

66,0°

18,9°

35° 25'

4 514

1.376

92,1

2.339

41,7°

5,4°

19,9°

6,7°

64,0°

17,8°

Se han citado estas cifras porque, probablemente, son típicas del hábitat natural de dos de las más importantes coníferas, a saber Cryptomeria japonica Den. y Chamaecyparis obtusa Sieb. Alrededor de una tercera parte del área boscosa total del Japón está formada por plantaciones, que se han venido ampliando a razón de 292.000 hectáreas (720.000 acres) por año. El Cryptomeria se planta en las mejores estaciones ecológicas de los valles más húmedos situados entre las montañas y en las laderas inferiores; el Chamaecyparis, en las laderas medianas y superiores, y el Pinus densiflora Sieb., en los cerros de 1.830-2.130 m. (6.000 a 7.000 pies) de altura. Según Turner (1937), el Larix leptolepia Murr. es la especie que más se utiliza para plantación en la zona de Hokkaido. Es también nativo en los suelos de las montañas volcánicas, en alturas de 1.220 a 1.830 m. (4.000 a 6.000 pies).

Nuttonson dividió los bosques naturales en tres grupos climáticos, cada uno de los cuales, por lo general, desciende o asciende en altura, según que se trate de lugares situados en latitudes más hacia el norte o más hacia el sur. Esta clasificación corresponde, bastante de cerca, con la formulada en 1922 y citada por Ohmasa (1966).

1. Bosques de especies frondosas siempre verdes, los cuales contienen algunos árboles caducifolios de madera dura y algunas coníferas. Esta formación forestal se encuentra al sur de los 36° de latitud N. y cubre la zona de Kyushu, desde el nivel del mar hasta unos 850 m. (2.800 pies) de elevación, la de Shikoku hasta 750 m. (2.450 pies) y el sur de Honshu hasta 550 m. (1.800 pies). La temperatura media anual del ambiente es de 13°-21° C (55°-70° F), y las lluvias están bien distribuidas, con máximo en el verano. Las especies más importantes son: Quercus gilva, otras variedades de Quercus spp. y el Cinnamomum camphora. En la faja costera vecina al mar también se encuentra el Pinus thunbergii Parl.

2. Bosques de especies caducifolias de madera dura, con rodales puros y mixtos, constituidos por coníferas de importancia económica, se encuentran al norte de los de maderas duras siempre verdes y a mayores altitudes, y se extienden hasta los 43° 30' de latitud N., al nivel del mar, en el sector central de Hokkaido. Esta formación forestal comprende las más grandes elevaciones que se encuentran en Kyushu, pero sólo abarca las tierras situadas hasta los 2.000 m. (6.500 pies) de altura en Shikoku, hasta los 1.100 m. (3.600 pies) en el norte de Honshu, y hasta los 450 m. (1.500 pies) en el sur de Hokkaido. La temperatura media anual del ambiente en la zona es de 6°-13° C (43°-55° F). Entre las maderas duras de valor comercial cabe citar Fagus crenata, Quercus crisparla, Aesculus turbinata y Zelkova serrata. Las principales coníferas son Cryptomeria japonica Den., Chamaecyparis spp., Larix kaempferi Lamb. y Pinus densiflora Sieb.

3. Bosques de coníferas, que ocupan el sector septentrional más frío y los lugares más elevados. Estos bosques no existen en Kyushu y sólo se los encuentra en Shikoku, en la pequeña zona situada a más de 2.000 metros (6.500 pies) de altitud. En la parte central de Honshu aparecen entre 1.800 y 2.700 m. (6.000-8.900 pies) de altura. En el sur de Hokkaido esta formación forestal cubre la mayor parte de las tierras situadas por encima de los 305 m. (1.000 pies) de elevación, pero al norte de los 43° 30' de latitud desciende hasta el nivel del mar. La temperatura media anual del ambiente es de 6° C. (43° F.) y ano menor. Las principales coníferas son Picea jezoensis Sieb. y Abies sachalinensis Mas., que aparecen algunas veces mezclados con Quercus crispula, Tilia japonica, Betula tauschii, etc. Al Abies veitchii Lindl. se lo encuentra en los sectores más fríos de la zona.

La característica principal de la mayor parte del Japón es una alta humedad relativa y, aunque es posible encontrar en Norteamérica condiciones térmicas similares a las que existen en los diferentes sectores de su amplia escala de latitudes, no es fácil equiparar su distribución pluvial. Sin embargo, se pueden encontrar algunos homoclimas en las provincias marítimas del Canadá, y muchos de ellos en el norte, centro y sur de la región oriental de los Estados Unidos.

Nuttonson (1947, 1951) ha indicado que en muchas partes de América del Norte los inviernos, relativamente severos, comparados con los del Japón, no permiten la formulación de índices térmicos análogos para todo el año en algunas zonas cuyas temperaturas durante la época de crecimiento de los cultivos (abril septiembre) harían posible la cosecha de productos plantados en primavera y, por lo tanto, se han sugerido muchos cultivos análogos de primavera. En forma similar, hay cultivos análogos de invierno que se basan en las temperaturas registradas entre octubre y abril. Este hecho señala la diferencia que existe entre la agricultura y los montes, puesto que en la industria forestal los productos que deben cosecharse permanecen en la tierra durante todo el año y, por ello, las temen las temperaturas del ciclo anual son muy importantes


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