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La Conferencia de Arusha sobre Conservación de la Naturaleza y sus Recursos

G. G. WATTERSON

Secretario General, Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales
(UICNR)

«La supervivencia de nuestra fauna silvestre es una cuestión que nos tiene seriamente preocupados a todos en Africa. En su propio elemento natural, estos animales no son sólo importantes como motivo de admiración e inspiración, sino que constituyen parte integrante de nuestros recursos naturales y de nuestra subsistencia y nuestro bienestar.

«Al aceptar el encargo que se nos ha confiado como depositarios de nuestra fauna silvestre, solemnemente declaramos que haremos todo lo posible para que nuestros bisnietos disfruten de esta rica y preciosa herencia.

«La conservación de los animales y parajes silvestres exige conocimientos de especialista, mano de obra capacitada y dinero, y esperamos de otras naciones que cooperen en esta importante tarea, cuyo éxito o fracaso no afecta solamente al continente africano, sino también al resto del mundo.»

J. K. NYERERE - Primer Ministro
A. S. FUNDIKIRA - Ministro de Asuntos Jurídicos
T. S. TEWA - Ministro de Tierras y Reconocimientos

ESTE manifiesto de Arusha, refleja claramente la actitud del Gobierno de Tanganyika, que brindó acogida a esta Conferencia, ante la conservación y el fomento de su fauna silvestre. También resume el tono de los debates desarrollados durante el simposio panafricano sobre la conservación de la naturaleza y sus recursos en los modernos Estados africanos, segunda etapa del proyecto especial africano de la UICNR.

A esta reunión celebrada en Arusha (Tanganyika), a principios de septiembre de 1961, asistieron 139 representantes de 21 países africanos y 6 no africanos, más cinco de organizaciones internacionales, sin contar la Comisión de Cooperación Técnica en Africa al Sur del Sáhara (CCTA) ni la UICNR organizadoras conjuntas de esta Conferencia. Entre los participantes figuraban también 15 becarios de Kenia, Uganda, Tanganyika y de la Federación de Rhodesia y Nyasalandia, de la República Centroafricana, Dahomey, Chad y Togo. La Ameritan Conservation Association, la Deutsche Afrika - Gesellschaft, la Fauna Preservation Society, lo s Gobiernos de Suecia y Suiza, y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ofrecieron facilitar fondos para dicho fin.

Entre los mensajes de adhesión y buenos auspicios se recibió uno del príncipe Bernardo de Holanda y otro del príncipe Felipe, duque de Edimburgo.

En su discurso inaugural, sir Richard Turnbull, Gobernador de Tanganyika, en quien se aúnan el conocimiento directo de la precaria situación de los recursos naturales y una considerable experiencia en los problemas humanos y sociales de los modernos Estados africanos habló de los desastres que inevitablemente sobrevendrán en la población de un país que no conserve sus riquezas naturales renovables. Puso de relieve que la conservación de los animales silvestres, gran patrimonio nacional, sin duda, dependía de una consideración preponderante: la defensa de su habitat. Admitía que el hombre y los animales domésticos, al multiplicarse sin coto ni freno, se destruyen, porque llevan la ruina para siempre a la tierra en que viven. Y tras exponer la política del Gobierno de Tanganyika en materia silvestre, y los diversos problemas que esta política plantea, resumió la situación bajo tres conceptos principales: fauna y naturaleza son, indiscutiblemente, una fuente de ingresos necesaria para los servicios sociales, debiendo, por tanto, ser «explotada» racionalmente allí donde representa la mejor forma de aprovechamiento de la tierra; la opinión pública, cuyo apoyo es esencial, debe estar convencida del valor de este patrimonio; se necesitará el concurso internacional si todo el mundo desea que la fauna de Africa, única en su género, se conserve en dicho continente para beneficio de los pueblos africanos.

La organización conjunta de esta Conferencia, copatrocinada por la FAO y la UNESCO, era un buen presagio de ese requerido apoyo internacional. El funcionario de la FAO, J. S. Annan, en el curso de la sesión de apertura puso de relieve la destrucción de la fauna silvestre, que, unida a las defectuosas prácticas de aprovechamiento de la tierra, constituyen una auténtica amenaza para los recursos naturales de Africa. Prometió en nombre de la FAO plena cooperación y apoyo, asistiendo a los gobiernos para que enfocaran de un modo racional la incorporación de la defensa y fomento de sus recursos de vida silvestre en sus programas de expansión económica. Por la UNESCO, A. Gille se expresó en parecidos términos, dando especial relieve a la necesidad de una educación general en los principios de la conservación como base para un aprovechamiento racional e intensificado de los recursos naturales renovables de Africa, si se quiere que este continente ocupe el puesto que le corresponde en los asuntos internacionales

Estaba también representada la Comisión Económica para Africa de las Naciones Unidas (CEA), en cuyo nombre se señalo que este organismo tenía ya en proyecto estudiar el aspecto económico del turismo en el Africa oriental, fundándose para ello esencialmente en la fauna silvestre.

Resultaba también manifiesto que otras muchas entidades no gubernamentales, como la Unión Internacional de Organizaciones Oficiales de Viajes (UIOOV), el Conseil National de la Chasse (CNC), el Consejo Internacional para la Protección de las Aves (CIPA) y la Fauna Preservation Society, deseaban vivamente coadyuvar. Hubo también ejemplos de asistencia bilateral y privada como la prestada por la Sociedad Zoológica de Francfort, que ofreció 2.000 libras esterlinas (5.600 dólares) con destino a un albergue para los niños que visiten el parque de Serengeti.

A la luz de estos múltiples y variados ofrecimientos de ayuda técnica y económica, la Conferencia subrayó la apremiante necesidad de canalizar tan perentoria asistencia de tal suerte que se eviten repeticiones disipadoras, y como acicate al auxilio exterior. Por ello, hizo un caluroso elogio de la tercera etapa del Proyecto Especial Africano de la UICNR, esencial como continuación de la Conferencia, y de las nuevas tendencias a que claramente daba lugar.

La constitución de un equipo de dos consultores, adscritos a esa tercera etapa, fue considerada como el único medio eficaz que se conocía para poder analizar y precisar las circunstancias y necesidades africanas, para determinar prioridades y encauzar adecuada e imparcialmente la ayuda exterior.

Integran este equipo los señores Thane Riney1 que, en disfrute de una beca «Fulbright», ha estudiado mucho tiempo en el Africa oriental y central los problemas de la ordenación de la vida silvestre, y Peter Hill, ex director de la Estación Experimental de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Ghana. El equipo en cuestión empezará a trabajar en Africa a principios de 1962 y sus actividades se determinarán con arreglo a las peticiones de orientación que están llegando ya a la sede de la UICNR, en Morges.

1 Véase en Unasylva, Volumen 15, Número 2, «La importancia internacional de la fauna africana».

Otros de los deseos expresados y de las recomendaciones formuladas por la Conferencia giraban en torno a la ayuda internacional para la educación y capacitación en conservación de recursos naturales, en todos sus grados; a las políticas de aprovechamiento de la tierra con las que, entre otros objetivos, se impida a las colectividades agrícolas y pastorales ocupar terrenos que, a la larga, no resulten aptos para sus fines, y a la necesidad de prestar mayor atención a los aspectos económicos de la explotación de esos recursos. Por último, se manifestó también el deseo de que los países contribuyeran a la formación de un muestrario de habitat naturales por toda el Africa y de que fuesen consultadas autoridades científicas reconocidas, respecto de la materia y de las investigaciones por emprender en cada zona.

Como el profesor Baer, presidente de la UICNR, declaró en la sesión inaugural «aparte de su absoluta ignorancia, o de su codicia, el hombre provocó en el pasado una derrochadora destrucción de la vida vegetal y animal, olvidándose de que ni él mismo ni sus nietos jamás podrán independizarse por completo de su propio ambiente, y sin preocuparse de que esas formas de vida hoy extintas podrían haber contribuido a su bienestar».

Esta Conferencia marca una etapa en la historia del despertar de las conciencias en cuanto a la necesidad de conservar la naturaleza en Africa. Como dijo también el profesor Theodore Monod, presidente del Consejo Científico para el Africa Subsahariana (CSA) y miembro de la Junta Ejecutiva de la UICNR, Tanganyika tiene sobrados motivos para sentirse orgullosa del papel desempeñado en este gigantesco esfuerzo mancomunado, para apresurar el día en que Africa ofrezca al mundo el luminoso ejemplo de un continente que, con plena conciencia del incomparable e irremplazable valor de sus riquezas naturales, ha discurrido sabias fórmulas de ordenación, impidiendo destrucciones innecesarias y captando el sentido de relación recíproca entre el hombre y su ambiente, en interés de sus propios pueblos y en el de la humanidad en general.


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