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EFECTOS QUE TIENEN EN LAS PESQUERIAS OTROS USOS DE LA CUENCA HIDROLOGICA

CONSIDERACIONES GENERALES

Como el agua se mueve por toda la superficie o el subsuelo de una cuenca hidrográfica hasta llegar a formar la red de canales que constituye el sistema fluvial, todo cambio en el uso de la tierra o el agua dentro de la cuenca lo acusa rápidamente el río. Los estudios detallados de los procesos que gobiernan la forma del río, como los descritos por Leopold, Wolman y Miller (1964), han demostrado la existencia de relaciones sencillas entre el caudal y factores como la anchura y profundidad de los canales y la carga de sedimento en suspensión. Esto significa que todo lo que se haga en una cuenca que altere cualquiera de esos parámetros, producirá cambios correspondientes en la morfología del río. Estos cambios, que se resumen en la Figura 14, influyen a su vez en los organismos acuáticos que viven en el sistema, en ocasiones en ventaja de la pesquería en el sentido de que aumentan los rendimientos, pero con más frecuencia en perjuicio. Los cambios más usuales son de la cantidad total de agua (caudal medio anual), del momento y forma de las descargas estacionales y de la carga de sedimento.

Fig. 13

Fig. 13 Posibles combinaciones de los métodos para evaluar las poblaciones y la predicción del rendimiento

Fig. 14

Fig. 14 Esquema de la relación de diversos factores que influyen en las comunidades de peces

Cambios del caudal

Los ríos reaccionan ante los cambios del caudal medio anual durante un período de ajuste al nuevo régimen, después de lo cual se estabilizan en una forma adaptada a las condiciones modificadas. La reducción del caudal dará por resultado una disminución del lecho dentro del canal original con una pérdida consecuente de hábitat para los peces y otros organismos acuáticos. Por el contrario, el aumento del caudal dará por resultado una ampliación del canal por efecto de la erosión de las orillas viejas y otros fenómenos, que a su vez deberían dar por resultado un crecimiento del hábitat en toda la extensión del sistema acuático. Además de los cambios en la cantidad total de agua, hay situaciones en que ésta se mantiene constante, pero la distribución del caudal se modifica con el tiempo. En este caso las riadas máximas pueden ocurrir en otra época del año o aùn desaparecer por completo.

Generalmente, los organismos acuáticos que viven en los ríos están adaptados a las clases de caudales que se encuentran en ellos, por lo que los cambios de la modalidad de la riada repercutirá en consecuencia y los producirá en el constituyente biótico del ecosistema, independientemente de los que se deban al simple aumento o disminución del hábitat acuático. Las comunidades de peces tienden a ser reófilas o limnófilas, según la clase de régimen de agua que exista en los tramos del río en los que viven. Los cambios del caudal tenderán a favorecer uno de estos dos tipos de comunidad; cuando aumente será mayor el número de especies reófilas y cuando disminuya favorecerá la colonización por las limnófilas. Un caudal adecuado es también esencial para la cría y migraciones de muchas especies. Los peces reaccionan fisiológicamente a las riadas madurando sexualmente y desplazándose a los lugares de reproducción. También se necesitan ciertas riadas para mantener tales lugares en buenas condiciones para el desove y la sobrevivencia de los jóvenes. Por esta razón ha interesado mucho la determinación de las necesidades mínimas de caudal que tienen los peces en lugares donde los recursos de gran valor, como los salmónidos, coinciden con fuertes demandas de agua. Un ejemplo de los resultados de las investigaciones es el “método Montana” descrito por Tennat (1976) (Cuadro 2) que describe los efectos de varios regímenes de cauce con respecto al cauce original.

Se ha observado que las cifras anteriores describen los efectos de la reducción del cauce en muchos ríos de América del Norte. Es posible que otras series análogas se puedan aplicar en otras partes del mundo, pero, por desgracia, no hay datos suficientes de los trópicos para hacer comparaciones.

En los ríos potamon los problemas del mantenimiento del caudal adquieren especial gravedad porque el rendimiento de los sistemas con tierras de inundación está estrechamente relacionado con la amplitud de las inundaciones. Si las tierras no se inundan, ese año no hay reclutamiento de todas las especies que desovan en ellas. Tal proceso puede ocurrir naturalmente en casi todos los sistemas en los que puede haber años excepcionalmente secos como parte de la variabilidad anual normal. La sequía excepcionalmente prolongada ocurrida en la zona saheliana en años recientes ha demostrado cómo reaccionan las comunidades de peces de los ríos en tales condiciones. Estos cambios naturales raramente son prolongados, mientras que las alteraciones que hacen los hombres son permanentes.

Incluso si no se alteran los caudales medios del sistema, los cambios en el momento o la forma de la riada pueden tener consecuencias muy duraderas. El buen resultado de la cría de muchas especies de peces depende de que coincida una serie de factores de los cuales el caudal es solamente uno. Por esto las razas y variedades de especies se han adaptado para reproducirse en un momento dado, lo que no pueden hacer satisfactoriamente si la inundacióon ocurre en otro momento del ano. Análogamente, los cambios bruscos de las características del cauce pueden ser perjudiciales para el desove. Las subidas y bajas inesperadamente rápidas del nivel del agua pueden dejar en seco los desovaderos y nidos en momentos críticos o la corriente se puede llevar huevos y alevines. La disminución repentina de la inundación puede dar por resultado que los peces queden atrapados en lagunas por falta de tiempo para encontrar el paso al canal principal del río.

Sedimentación y erosión

El agua puede transportar partículas cuyo tamaño y cantidad depende de la velocidad del caudal: cuanto mayor es ésta mayores son las partículas y la cantidad de sedimento acarreada. Cuando la carga de partículas es excesiva para un caudal cualquiera, se depositan y causan sedimentación. Por el contrario, si la carga es inferior a la capacidad de transporte del agua, las partículas causan erosión y socavones. La sedimentación es un fenómeno natural a lo largo de los ríos y normalmente da por resultado una clasificación por tamaño de las partículas desde los ríos de orden inferior con los materiales más gruesos, hasta los de orden superior con los más finos. Esta sedimentación natural contribuye a la creación de muchas características morfológicas de los ríos, comprendidos diques, bancos, meandros y, particularmente, tierras de inundaciones. Estas últimas se deben a que los sedimentos se depositan al esparcirse el agua lateralmente desde el canal principal del río y disminuir su velocidad simultáneamente. La sedimentación natural queda compensada por la erosión, que crea un estado de equilibrio para cualquier régimen de inundaciones. Dentro de este equilibrio hay una sucesión o envejecimiento de características de las tierras inundadas que dan por resultado que las lagunas o canales viejos se llenan gradualmente de sedimentos y vegetación, que serán substituidos por otros nuevos producidos por la erosión y la socavación. La sedimentación guarda estrecha relación con la aparición de vegetación emergente. Los lugares de depositación son colonizados por plantas superiores que retardan aún más la corriente y estimulan una sedimentación más rápida.

La erosión se presenta donde la corriente se acelera localmente, por ejemplo, en la curva exterior de un meandro o en el borde exterior de un terreno inundado adyacente a la pared del dique. El sedimento también lo levanta el agua de los lugares donde ella misma lo ha depositado, por ejemplo, al pie de las presas.

El aumento de la carga de sedimento resultante de los cambios en el uso de la tierra o del agua acelera la evolución natural del sistema fluvial, pero al hacerlo plantea varios problemas. En los tramos de ritron, las particulas finas de sedimento que se depositan en substratos toscos normales, sofocan los organismos reófilos que normalmente habitan en esos tramos, reduciendo el alimento disponible. También inutiliza el substrato para el desove de las especies que necesitan aguas rápidas bien ventiladas y fondos limpios de piedras o cantos. Los sedimentos ofrecen sujeción a la vegetación, bloqueando los ríos de bajo orden e incluso desviándolos por nuevos cauces. Más aguas abajo, los sedimentos que se depositan en las orillas y en el fondo del río pueden dar por resultado la evaluación gradual de todo el canal, hasta que queda por encima de la tierra que lo rodea. Una gran riada en un canal que esté en tal situación, puede hacer que se rompa la orilla y que el río se salga de madre para encontrar un canal nuevo, desviando el cauce algunos kilómetros en ocasiones. La sedimentación excesiva en las llanuras anegadizas hace desaparecer las aguas permanentes con más rapidez que la erosión puede crear nuevas. De la misma manera, se ciegan los canales y brazos muertos del río y aparecen tantos canales nuevos que todo el delta de un río puede desplazarse a lo largo de la costa. Al mismo tiempo, las tierras de inundación del delta costero crecen rápidamente, especialmente hacia el mar, donde aparece constantemente tierra nueva.

Calidad del agua

Los cambios de la calidad del agua se deben a la carga de substancias orgánicas e inorgánicas que tranporta. La adición de ciertas substancias, particularmente nitratos y fosfatos y algunos compuestos orgánicos, al principio la enriquecen, estimulan el crecimiento de organismos alimentarios favorables y aumentan la producción, especialmente en ríos, inicialmente empobrecidos. Al aumentar las cargas el enriquecimiento pasa a ser eutroficación y florecen organismos menos favorables. Finalmente, al seguir aumentando la carga, se puede exceder la capacidad del sistema de satisfacer la demanda biológica de oxígeno. Las condiciones del río se deterioran rápidamente y pierde la capacidad de sustentar la vida. Como en un río hay una sucesión natural de condiciones físicas y químicas debido a las cuales los tramos potamon bajos están en cierto grado eutroficados naturalmente, las comunidades de peces tienden a adaptarse a las condiciones eutróficas y resistir una cierta desoxigenación.

En los tramos ritron de aguas muy rápidas y oxigenadas, los peces no son tan tolerantes e incluso una pequeña reducción de la tensión del oxígeno puede eliminar los más sensitivos entre ellos.

La carga de otras clases de substancias orgánicas e inorgánicas puede contaminar el sistema acuático. Los efectos de la contaminación van desde toxicidad letal que mata los peces durante su ciclo vital, hasta efectos subletales difíciles de detectar, pero que alteran el comportamiento de los peces de tal manera que les impiden completar su ciclo vital normal. Además, la acumulación de substancias que no son tóxicas en la carne del pez le puede dar un sabor desagradable o hacerlo inapto para el consumo.

Otras formas de contaminación comprenden la carga térmica que hace aumentar la temperatura del agua hasta niveles inadecuados para la existencia de los peces y la carga de partículas finas, que además de causar sedimentación, afectan directamente a los peces al depositarse en las branquias y asfixiarlos.

La contaminación y la eutroficación están estrechamente relacionadas con la cantidad de agua, ya que las descargas que pueden no ser graves durante las grandes riadas, lo son al disminuir el caudal y aumentar las concentraciones relativas. Esto se observa en particular en las aguas permanentes de ciertas tierras de inundación donde las bolsas de agua contaminada quedan aisladas de la corriente principal.

EFFECTOS DE LOS USOS PARTICULARES

Parques de fauna silvestre y cotos naturales

Los lugares de conservación como parques de fauna silvestre y cotos naturales, con frecuencia dependen del agua como parte esencial de su atractivo. Como las aguas de esos lugares están protegidas junto con la fauna y el paisaje, pueden considerarse como benéficas para la comunidad íctica o por lo menos como un uso común del recurso. Esto ocurre en muchos parques y cotos donde se permite la pesca, pero hay otros casos donde el acceso a las aguas está prohibido a los pescadores, por lo que la pesquería no se beneficia de la presencia de una comunidad de peces saludable.

Aparte de las consideraciones de acceso, la presencia de fauna silvestre en las cuencas de los ríos tiene ciertos efectos directos en la comunidad de peces como resultado de las acciones recíprocas ecológicas. Son ejemplos los complejos efectos de las presas que construyen los castores en los ríos de América del Norte, que tienden a reducir las poblaciones de especies reófilas a favor de las limnófilas, o la mejora de las aguas de los ríos tropicales cuando se fertilizan con excrementos de los hipopótamos y las manadas de ungulados que pacen en las llanuras anegadizas durante la época seca. Fittkau (1973) indica que algunos de los mayores elementos de la fauna, como los cocodrilos, desempeñan una función importante en la conservación de la productividad al actuar como bancos de nutrientes en sistemas acuáticos pobres, como son las aguas negras de los ríos de las selvas ecuatoriales. Otro efecto importante de la fauna silvestre en las poblaciones de peces es el de la depredación. En muchos lugares los depredadores que se alimentan de peces compiten fuertemente con el hombre por el recurso pesquero. Se estima que las aves piscívoras por si solas consumen más peces que los que se pescan en lugares tan separados como el río Paraná de Sudamérica y el Senegal de Africa. Muchos de estos peces se capturan en los tramos potamon durante el estiaje, cuando quedan aislados en lagunas temporales y aunque en todo caso los hubiera perdido la población, no hubiera ocurrido lo mismo con respecto a la pesquería. Además de las aves acuáticas, otros depredadores importantes exteriores a la comunidad íctica son los cocodrilos, las nutrias y las marsopas de agua dulce.

Ganado

En gran parte del mundo el ganado en tierras de inundación no modificadas durante la época seca. En las grandes llanuras anegadizas del potamon, la presencia de ganado se considera benéfica, porque no sólo convierte la hierba en estiércol que se desintegra y disuelve más fácilmente acelerando con ello el reciclaje de los nutrientes, sino que la tradición de quemar los tallos moribundos de las hierbas de la época de las inundaciones para permitir un crecimiento más rápido de vegetación nueva, crea grandes cantidades de ceniza que sirven para lo mismo.

La pesquería puede tener otras ventajas donde los llanos se dedican al ganado y se hacen estanques retentores que sirven de abrevaderos. Son típicos los módulos de Venezuela, que son diques en forma de media luna que retienen las aguas de las riadas que se retiran, formando estanques temporales, en los que se atrapan los peces, que se capturan durante la época seca, o que pueden llegar a servir como estructuras para la acuicultura extensiva.

En algunos lugares de las llanuras anegadizas los estanques piscícolas sencillos han sido perjudicados por el ganado, lo que ha causado preocupación. Las orillas de los estanques son pisoteadas y el agua ensuciada y contaminada. Como solución, las llanuras se han dividido según el uso. Platts (1978) ha descrito resultados más graves en los Estados Unidos, donde grandes cantidades de animales degradan las cuencas fluviales y con ellas los ríos. Entre los cambios hay pérdidas de la cubierta vegetativa, inestabilidad y erosión de las orillas, aumento de la carga de partículas, con la sedimentación consecuente de los canales y pérdida de calidad del agua. Debido a estos cambios, las poblaciones de peces, generalmente salmónidos, son mucho menores en los tramos pastados que en los no pastados de los ríos de orden bajo.

Montes

Los montes tienen un importantísimo papel estabilizador al impedir la erosión del suelo y regular el movimiemto del agua de lluvia en la superficie. Los árboles dan sombra a las aguas de los ríos de orden bajo y los troncos y ramas que caen en el canal del río sirven de refugio a muchas especies de peces. Además, la caída de materias orgánicas como hojas, cortezas, ramas o insectos de la vegetación encima del río constituye una fuente esencial de alimento alóctono en aguas pobres de nutrientes. Por ejemplo, Blackburn y Petr (1979) hacen un resumen de los datos de varias partes del mundo que demuestra que anualmente caen en los ríos de orden bajo de las selvas entre 3,5 y 8 t de materias vegetales al año. El desmonte anula esos beneficios y produce cambios en el ambiente acuático particularmente en los ríos de orden bajo. En los lugares donde se han talado muchos árboles aumentan las cargas de sedimento porque el agua de la lluvia arrastra el suelo superficial y los regímenes adquieren el carácter de riadas repentinas. Aumenta la temperatura, particularmente en los ríos pequeños y disminuye el alimento. Además, las orillas de los ríos pierden estabilidad sin el efecto retentor de los árboles, aumenta la erosión y los troncos caídos acaban desapareciendo y los peces pierden los refugios.

Se comprenden menos las acciones recíprocas entre los sistemas acuáticos y forestales de los ríos de orden superior, los que heredan los efectos de lo que ocurre a sus afluentes de orden bajo. Por esto se experimentan en todo el sistema las cargas mayores de sedimentos y los regímenes modificados de las riadas debidos al desbosque de sus afluentes de orden bajo. En los grandes sistemas forestales, como el Amazonas, el Zaire o el Mekong, el desbosque de las tierras de inundación también quita estabilidad a las orillas, lo que crea mayor erosión y sedimentación, aunque los regímenes de las riadas están menos influidos. En tales zonas los árboles parecen actuar como nutrientes y su desaparición de los que son en esencia sistemas pobres, puede tener efectos duraderos en el equilibrio de nutrientes. En otros sistemas, particularmente en las sabanas tropicales y semitropicales es posible que ocurra lo contrario. Las tierras de inundación y las orillas de tales sistemas estaban cubiertas inicialmente y en algunos casos todavía lo están, de arboledas que han desaparecido para hacer sitio a la agricultura y a la colonización por el hombre. Este proceso ha sido históricamente bastante lento, por lo que se dispone de poca información sobre la situación pasada de esos ríos y es difícil evaluar el efecto de los cambios de las poblaciones de peces. No obstante, a pesar de efectos adversos como los cambios en el régimen de riadas, la menor estabilidad de las características de las tierras de inundación y la disminución del suministro de alimento alóctono, parece ser que las sabanas desboscadas son actualmente más productivas que cuando estaban cubiertas de árboles.

Otros efectos que perjudican a los sistemas acuáticos se deben a la industria forestal, la que con la extracción de maderas contribuye a la degradación de la calidad del río. Si las técnicas de extracción son malas, entran en el río cantidades excesivas de madera desechada y tierra, aumentando la carga en el lecho del río, los sedimientos suspendidos y los sólidos eutroficantes, con el resultado de que disminuyen las concentraciones de oxígeno disuelto y el fondo del río queda sofocado por los sedimientos (Graynoth, 1979). En contraste, uno de los pocos efectos ambientalmente perjudiciales de la pesca recae sobre la selva. El proceso de ahumar el pescado para conservarlo requiere grandes cantidades de madera, del orden de 4 o 5 kg de leña por kg del pescado que se va a ahumar. Esto ha dado por resultado una grave depauperación de los bosques, particularmente en las zonas marginales como la del Sahel del río Níger, donde en cualquier caso hay poca madera.

Agricultura

En su forma más sencilla las actividades agrícolas de las cuencas fluviales tienen poco efecto en la pesca y en ciertos casos pueden considerarse como un uso común no competitivo del recurso. En las tierras de inundación, la técnica de tala y quema primitiva y la clase de agricultura que la ha substituido, emplean la fase seca del ciclo como complemento de la pesca con lo que la llanura es productiva durante todo el año. Por otro lado, el desbosque de la tierra y las malas técnicas agrícolas, particularmente en las tierras marginales de las laderas de las colinas en las partes altas de la cuenca, producen erosión y sedimentación rápidas en los ríos. Las excepcionalmente grandes cargas de sedimento de muchos ríos tropicales y subtropicales se originan de esta manera. Al aumentar la necesidad de cultivar la tierra, especialmente para producir cereales, los métodos agrícolas progresan y el sistema acuático se somete a presiones que perjudican las pesquerías. La capacidad de la producción agrícola en los llanos anegadizos no modificados se alcanza rápidamente, pero los incrementos posteriores los limitan la incertidumbre de las inundaciones y las irregularidades de los propios llanos, como lagunas y pantanos. La mayor intensidad de la agricultura de por resultado que se llenen estos de tierra, con la pérdida consecuente de hábitat de los peces, y que aumente la regulación del régimen hidrológico mediante el avenamiento y el riego, influyendo con ello la reproducción y crecimiento de los peces. Como la regulación del régimen hidrólogico tiende a reducir la duración y amplitud de las inundaciones, se plantean dos problemas principales: Primero, los sedimientos dejan de depositarse en la llanura y como no hay inundaciones cesa en suministro de nitrato al suelo por medio de las algas mixofíceas. El alternarse de las fases aerobias-anaerobias en las tierras de la llanura suministra más fosfatos y potasio. Una vez que cesa el proceso de fertilización natural de los suelos del llano, se agotan rápidamente los nutrientes y es necesario aplicar fertilizante artificial, el que va a parar al sistema acuático reforzando el peligro, de eutroficación. La aplicación de substancias inorgánicas y la proximidad de las aguas freáticas a la superficie, junto con la falta de inundaciones, permite la acumulación de sales en el suelo. Si se deja que este proceso continúe, aumenta la salinificación y la llanura es inútil para la agricultura. Segundo, el sedimiento que ya no se deposita en el llano se queda en los canales principales del río creando los síntomas típicos de la sedimentación. En los tramos aguas arriba, donde se usa el agua para el riego, el caudal puede quedar reducido a niveles inferiores consecuentes con el mantenimiento del ambiente acuático.

En gran parte del mundo tropical las tierras de inundación se utilizan para la agricultura de regadío. En su forma más primitiva consiste en plantar arroz flotante, aunque los ataques de los peces a las plantas en crecimiento obligan a los cultivadores a construir diques sencillos. El cultivo de arroz más intensivo exige una regulación completa del régimen hidrológico, por lo que sistemas de diques, zanjas y compuertas de control de las inundaciones son necesarios para esta forma de agricultura. Como los peces y el arroz emplean la misma fase del sistema ecológico, son enormes las posibilidades de la acción recíproca entre ellos. Por un lado, los peces pueden perjudicar el arroz, particularmente cuando las plantas son tiernas, por otro pueden ser benéficos porque consumen muchas plagas como los taladradores que atacan al arroz. En la práctica es dificil excluir los peces de los arrozales y tradicionalmente se criaban o se dejaban crecer como una segunda cosecha. Con el aumento de la demanda de arroz, muchos cultivadores han adoptado un sistema de cosecha doble, que perjudica a los peces porque tienen menos tiempo de crecer entre recolecciones. Además la producción de arroz máxima sólo se puede obtener usando insecticidas, lo que también se supone que perjudica a los peces que viven en los arrozales.

Urbanización

Muchas de las ciudades del mundo están situadas a orillas de ríos donde alteran el ecosistema acuático. El reciente aumento de las urbanizaciones ha hecho que las ciudades se esparzan por las tierras de inundación de grandes ríos, lo que ha aumentado el peligro de las inundaciones. Por esto se tienen que tomar medidas para regular las inundaciones con todos sus efectos consecuentes en la fauna íctica. Por las mismas razones, los ríos que atraviesan zonas urbanas se han canalizado o tapado. Debido a que las ciudades consisten en extensas zonas de superficie impermeables, que se desaguan rápidamente, toda precipitación sobre ellas pasa rápidamente al sistema acuático adyacente, lo que puede producir riadas instantáneas, particularmente en los ríos pequeños, aunque tales efectos son de poca importancia en la totalidad de la cuenca. En los regímenes acuáticos también influye la extracción de mucha agua para usos domésticos e industriales, lo que puede influir mucho en el caudal, sobre todo de los ríos más pequeños.

Uno de los efectos principales de la urbanización es el gran aumento de la contaminación y la eutroficación. Aún cuando se traten adecuadamente, las aguas de las cloacas contienen grandes cantidades de fósforo y nitrógeno eutroficantes. El crecimiento industrial que generalmente acompaña al urbano da por resultado la descarga en el agua de muchos productos químicos orgánicos e inorgánicos que pueden ser tóxicos para los peces. Las necesidades de energía obligan a construir grandes centrales eléctricas que emplean enormes cantidades de agua para la refrigeración y elevan la temperatura del río, algunas veces sensiblemente. Además, tales necesidades se satisfacen con centrales hidroeléctricas que dependen de la construcción de presas para regular el paso del agua. Estos factores se combinan para degradar mucho el ecosistema acuático y los refuerza la tendencia a construir series de ciudades a lo largo de las orillas. Esto significa que tan pronto como ha recuperado el río de los efectos de una zona urbana, lo carga de nuevo la siguiente.

Los transportes a los centros urbanos plantean otros problemas. La navegación fluvial obliga con frecuencia a regular el caudal y a tomar medidas que modifican el canal, incluidos la canalización y el dragado y la construcción de presas y esclusas. Además, los remolinos de las embarcaciones causan erosión en las orillas y destruyen la vegetación de las márgenes. Las carreteras y los ferrocarriles atraviesan las tierras de inundación en terraplenes que van por encima del nivel de la llanura. Generalmente no tienen puentes y conductos para que el agua circule libremente, con el resultado de que grandes partes del llano quedan aisladas y se interrupen los movimientos de los peces.

Minería

Los procesos relacionados con la minería perturban de varias maneras el ecosistema acuático. El primero y más grave de ellos es la sedimentación de los materiales excavados de la mina. Estos, es normal apilarlos de modo que las partículas se desprenden y llegan al río; es posible que se descarguen directamente en el río. Se crean grandes cargas de sedimentos y se perturban las modalidades del caudal cuando se saca del río mucha agua para lavar los minerales y extraer los metales pesados, después de lo cual vuelve al río muy cargada de residuos. Muchos derivados de la minería son tóxicos particularmente después de algún tiempo, cuando los lixiviados de minerales como cobre, plomo o estaño y las partículas de los pozos pueden envenenar tramos enteros del río haciéndolos inaptos para la vida. Igualmente, la contaminación por partículas finas de materias como caolín pueden perjudicar a los peces o hacerlos alejarse de los lugares afectados.

Una forma especial de minería, la extracción de grava y arena del fondo de los ríos para su uso por la industria de la construcción, puede perjudicar los ríos, particularmente en la zona ritron. La carga de sedimentos aumenta mucho, cegando los hábitat aguas abajo y la extracción de la grava reduce los espacios de reproducción de los peces que dependen de esta clase de substrato, por ejemplo, los salmónidos.

Ingeniería hidráulica

El caudal de un sistema fluvial se tiene que regular por las razones citadas en la descripción anterior de los efectos de diversos usos. Tales actividades como generación de energía, riego, abastecimiento de agua doméstica, navegación o regulación de las riadas, emplean presas, diques o canales que alteran la morfología del sistema fluvial y con ello la abundancia y composición de la comunidad íctica.

Presas: Las presas son probablemente las estructuras más comunes de regular las riadas. El agua se almacena en el embalse detrás de la presa en los períodos de mucha descarga y se deja salir lentamente durante el resto del año para generar electricidad, regar y para el abastecimiento doméstico e industrial. Los embalses son muy valiosos para la pesca y con este objeto se ha dedicado mucho trabajo en su ordenación (véase, por ejemplo, Lowe-McConnell (1966) o Ackermann et al., (1973)). Cuando se inunda un valle después de construir la presa, experimenta cambios la comunidad íctica original. Tiende a disminuir la abundancia de las especies migratorias que generalmente quedan confinadas a la parte superior del embalse. Otras especies de hábitos reproductores especializados que dependen de la tierra de inundaciones para el desove, desaparecen, mientras que otras especies, con frecuencia los elementos menos comunes de la fauna original, aumentan y dominan el nuevo ambiente.

Aguas abajo de la presa, la descarga se regula con frecuencia en un lugar donde no se satisfacen las necesidades mínimas de caudal y las llanuras anegadizas dejan de inundarse. Estos dos fenómenos perjudican a las poblaciones de peces reduciendo su abundancia y alterando la composición por especies a favor de las que no emigran. En el caso de las presas de grandes ríos, como la Kainji en el Níger, es posible que se pierda más producción pesquera aguas abajo que se gane en los embalses aguas arriba. Irónicamente, es posible que inmediatamente debajo de la presa aumente la producción pesquera en los canales de descarga. Esto se debe a que los peces migratorios, imposibilitados de continuar aguas arriba, se congregan inmediatamente debajo de la presa y atraen varias especies depredadoras. La interrupción de la migración puede tener muchas consecuencias graves. Cuando una presa cierra el paso entre los lugares de reproducción y alimentación, la especie afectada disminuye y acaba desapareciendo del sistema. Muchas especies han sido eliminadas de esta manera y los rendimientos de los lugares encima y debajo de las presas donde se pescan tales especies han disminuido.

Diques: Se recurre a la elevación artificial de las orillas de los ríos para impedir que las aguas se esparzan lateralmente alejándose del canal principal. Estas estructuras son más comunes en el potamon, donde flanquean al río anchos llanos de inundación. Estos diques impiden que los peces vayan al llano a reproducirse o a ocupar capas de agua permanentes. Por lo tanto, disminuye la captura y la diversidad de las especies en los tramos de los ríos donde se aplica este tipo de regulación. Como los diques impiden que los sedimentos que acarrea el río se distribuyan por las tierras de inundación adyacentes, se plantean problemas de sedimentación en el canal principal y en los tramos donde no hay diques. Además como las aguas no pueden esparcirse lateralmente en las grandes riadas, aumenta el caudal dentro del canal por encima de lo que pueden tolerar los peces sacándolos del agua de los lugares protegidos y llevándoselos a otros desfavorables. Esto es especialmente grave donde los peces que habitan el canal principal ponen huevos pelágicos o semipelágicos y hay alevines presentes. En estos casos los jóvenes son acarreados más allá de las tierras de inundación necesarias para su existencia.

Canalización: La simplificación de los canales de los ríos enderezados y la estabilización artificial de las orillas es un medio común de facilitar y acelerar el paso del agua. De esta manera, se han perdido muchos kilómetros de río. Se han realizado estudios intensivos, particularmente en los Estados Unidos de América, donde desde hace años se canalizan los ríos, que han demostrado que en los tramos canalizados de un río la pesca y la diversidad de especies son siempre menores que en los no canalizados del mismo río.


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