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La silvicultura
en el contexto
de la sociedad
de la
información

F. di Castri

Francesco di Castri es Director de Investigaciones
el Consejo Nacional de Investigación Científica
de Francia (CNRS) y Director del programa internacional sobre
Medio Ambiente en una Sociedad Mundial de Información
(EGIS) del comité SCOPE del Consejo Internacional de Uniones
Científicas (CIUC).

Las actividades forestales son un sector de la economía que ha desempeñado un papel importante en el establecimiento tanto de las sociedades agrarias como de las industriales. Desde el inicio mismo de la sociedad agraria se desmontaron zonas forestales para abrir espacios agrícolas. Más tarde, la producción de leña y carbón vegetal, la extracción de madera para construir viviendas y barcos y el pastoreo en bosques abiertos fueron los fundamentos de esa sociedad proporcionando energía, alimentos, abrigo, medios de transporte y actividad mercantil. En la sociedad agraria, la deforestación derivó sobre todo de la necesidad de ampliar las superficies dedicadas a actividades agrícolas.

Los bosques han sido igualmente importantes en la sociedad industrial, primero como fuente de energía para los primeros procesos de mecanización, después para diversos suministros, y finalmente como fuente del soporte físico de la mayor parte de la información producida (libros, diarios, revistas), con la expansión de la industria de la pasta y el papel. La explotación forestal para la industria papelera y los monocultivos de árboles de rápido crecimiento, con merma de la biodiversidad, han sido las características principales de la silvicultura en la sociedad industrial.

En una época en la cual la virtualidad domina sobre la materialidad, las actividades económicas en extracción de materiales (por ejemplo madera) están disminuyendo y el sector forestal se ocupará cada vez más de otros papeles, específicamente servicios de paisajismo y ecosistemas

¿Qué futuro puede preverse para la silvicultura en el contexto de la nueva sociedad de información? ¿Seguirá desempeñando un papel de vanguardia? Muchos factores actúan aparentemente contra el mayor desarrollo de la silvicultura. La sociedad de la información se basa sobre todo en los recursos humanos y en la cultura humana, y su desarrollo depende poco de la disponibilidad de recursos naturales locales. El soporte de la inmensa expansión informática es de base electrónica, sin necesidad esencial de un soporte material en papel. La virtualidad domina ahora sobre la materialidad. La sociedad es cada vez más inmaterial. Las actividades económicas y las oportunidades de empleo en la extracción de materiales y las manufacturas (minería, agricultura, silvicultura, pesca, industria) descienden espectacularmente, mientras alrededor del 70 por ciento de la economía y de los empleos corresponden al sector de servicios, que son por definición bienes inmateriales. En el comercio internacional, la tecnología y los servicios de información exceden de la suma del conjunto de los tres sectores de agricultura (incluida la silvicultura), la industria textil y la del automóvil. El turismo es el servicio en más rápido crecimiento y es el sector económico con un índice más alto de elasticidad económica y posibilidad de mayor expansión.

Por supuesto, este escenario se refiere a la situación de los países desarrollados y de las clases más ricas en los países en desarrollo. No obstante, el acceso a la información se está facilitando con relativa rapidez incluso en las sociedades menos ricas (en zonas rurales meridionales de la India, por ejemplo). Los efectos de la transición hacia una sociedad de la información serán todavía más extensos (y a veces más rápidos) en los países en desarrollo que en los desarrollados. El turismo gestionado por Internet es ya uno de los sectores económicos más importantes en varios países en desarrollo. En la isla de Pascua, por ejemplo, el número de conexiones a Internet en una población de unos 3 000 habitantes ha pasado en tres años de 10 a unas 200 (porcentaje mayor que en la mayoría de los países desarrollados). Todas las actividades relativas al turismo son realizadas por la población aborigen local, y el nivel de vida es ahora más alto que el de Chile continental (di Castri, 2000).

Forzosamente se mantendrá el papel tradicional de los bosques, en especial la extracción de madera, aunque su importancia podría menguar. Sin embargo, en la nueva sociedad cabe imaginar otras funciones esenciales de la silvicultura. Dos de ellas destacan en particular.

La primera función de la silvicultura será parte de una nueva perspectiva de rehabilitación, restauración, reordenación, arquitectura y diversificación de los paisajes, ya que la mayor parte de los actuales paisajes quedarán desprovistos de interés agrícola o industrial para el desarrollo. No obstante, hombres y mujeres seguirán creando, produciendo y administrando paisajes porque los ecosistemas abandonados a su suerte representarían enormes riesgos de incendio; y porque una parte considerable de la población humana preferirá vivir en espacios rurales para huir de la masificación y del estrés, siempre que la igualdad de acceso a la información y la disponibilidad de transporte aumenten las ventajas comparativas de los espacios rurales sobre los urbanos. Muchos servicios de información y actividades de alta tecnología emigrarán probablemente hacia espacios rurales, como ha sucedido ya en muchos países desarrollados. Añádase que el turismo internacional irá sobre todo a paisajes rurales, en las costas y en las montañas. El turismo es actualmente el sector económico más propenso a realizar inversiones en producción y ordenación de paisajes.

Una segunda función de la silvicultura consistirá en mantener los servicios vitales del ecosistema, los que aseguran el funcionamiento correcto de los ciclos biogeoquímicos (entre ellos la función de absorción de carbono para limitar el cambio climático). Los servicios del ecosistema están también en la base de la conservación del suelo, la regulación del ciclo del más precioso de los recursos para la humanidad -el agua dulce- y, sobre todo, la continuación del proceso evolutivo de todas las especies, mediante oportunidades de reproducción, polinización, simbiosis y predación y control biológico, procesos todos que conducen a la perpetua dinámica de la diversidad biológica. En términos monetarios, el valor de los servicios del ecosistema mundial (es decir el costo de limpieza de las aguas superficiales y subterráneas, de control biológico natural de especies y plagas invasoras, mantenimiento de espacios naturales para fines recreativos, mantenimiento de la estructura y fertilidad natural del suelo, etc.) equivale a casi el doble del producto nacional bruto de todos los países del mundo (Costanza et al., 1997).

La producción de nuevos paisajes para la revitalización de los espacios rurales, el apoyo al turismo como sector económico más dinámico y el mantenimiento de los servicios del ecosistema de índole física y biológica: he aquí, en mi opinión, los cometidos con los que deberá enfrentarse la silvicultura.

Bibliografía


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