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De la recolección al cultivo: la transición a las plantaciones forestales y sus repercusiones sobre la oferta y demanda de madera

R.A. Sedjo

Roger A. Sedjo es el director del Programa
de economía y política forestales, recursos
para el futuro, Washington, D.C., Estados Unidos.

En 2050, la mayor parte de la madera industrial procederá de una pequeña extensión de plantaciones forestales, situada en su mayor parte en países en desarrollo subtropicales y tropicales, y los bosques naturales se destinarán a proporcionar servicios ambientales y a otras actividades no madereras.

En los últimos años del siglo XXha comenzado una clara transi-ción en la actividad forestal y en la producción de madera para la industria: los seres humanos satisfacen ahora una parte creciente (aunque todavía reducida) de sus necesidades de madera industrial mediante las plantaciones forestales, muchas de ellas de alto rendimiento. Al mismo tiempo, la mayor parte de los bosques naturales se están destinando a otros fines. Esta transición no ha concluido todavía. En este artículo se examina la transición en curso hacia la actividad forestal basada en plantaciones y se analizan sus repercusiones sobre la oferta y demanda de madera en particular, así como sobre la conservación, el medio ambiente y el futuro del sector forestal en general. Estas cuestiones se examinan considerando el contexto dinámico mundial, caracterizado por los cambios que se están registrando en la población, las economías y la tecnología.

Un pinar en Zimbabwe. A mediados del siglo XXI, la mayor parte de la producción mundial de madera procederá de plantaciones

- FAO/20274/G. Diana

A mediados del siglo XXI, la mayor parte de la madera industrial del mundo se producirá en plantaciones forestales, en una superficie de tierra muy reducida, tal vez equivalente únicamente al 5-10 por ciento de la superficie forestal existente actualmente en el mundo. Sólo una pequeña parte de esa superficie pertenecerá a la zona templada y el grueso de la misma se encontrará en países en desarrollo subtropicales y tropicales. Pervivirán la mayoría de los bosques que ahora existen en el mundo y se destinarán a diversas actividades no forestales, como el mantenimiento de los valores naturales, la protección de la vida silvestre y las cuencas hidrográficas y las actividades recreativas.

LA TRANSICIÓN A LAS PLANTACIONES FORESTALES

Unos 4 000 años atrás, los seres humanos comenzaron a sustituir la recolección y la caza por los cultivos y el pastoreo y, por último, por la agricultura y la ganadería modernas, para satisfacer sus necesidades de alimentos. En este momento, la transición hacia la agricultura puede darse prácticamente por concluida, excepto en algunas zonas del mundo.

Fue en la segunda mitad del siglo XX cuando los seres humanos comenzaron una transición similar en la actividad forestal: la transición de un sistema primitivo de obtención de la riqueza forestal, producida exclusivamente por la naturaleza (tala de bosques primarios) al desarrollo de la ciencia de la producción de madera (silvicultura) (véase la figura). A mediados del siglo XXI habrá concluido la transición hacia la arboricultura y la inmensa mayoría de la madera consumida por los seres humanos procederá de plantaciones forestales, en su mayor parte sujetas a un manejo intensivo.

Gran parte de las plantaciones futuras se harán en países subtropicales y tropicales en desarrollo. Aquí, viveros en Níger, Pakistán y Camboya

FAO/18483/P. CENINI

FAO/17203/G. BIZZARRI

FAO/20919/K. PRATT

A través de la arboricultura, la madera comercial puede convertirse en un cultivo, como en la agricultura, que se ha de plantar, cuidar y cosechar. La arboricul-tura permite seleccionar los lugares y especies y aplicar un aprovechamiento intensivo. Sólo la plantación de árboles justifica las inversiones en el mejoramiento genético de las especies arbóreas. Las tareas de mejoramiento para obtener rendimientos más elevados o rasgos deseados sólo tienen sentido si esos beneficios se pueden materializar físicamente y en el mercado. En un régimen de explotación intensiva, los árboles pueden crecer mucho más deprisa con los rasgos deseados por la sociedad. Las condiciones climáticas son particularmente favorables para ello en algunas partes del mundo subtropical y tropical.

Transiciones en la ordenación y extracción de los bosques

- Fuente: Sedjo, 1999b.

Sin duda, continuará la tendencia a practicar la arboricultura, impulsada tanto por la economía como por las preocupaciones ambientales. Desde hace varios decenios, existe la expectativa de obtener rendimientos económicos satisfactorios en determinados lugares, especialmente en las zonas subtropicales y tropicales favorecidas de América del Sur, Asia y África, donde las tasas de crecimiento biológico son elevadas. En el transcurso de los últimos decenios, grandes extensiones de tierras no forestadas se han transformado en plantaciones forestales en todo el mundo, desde los países nórdicos a Nueva Zelandia y desde el África meridional a América del Sur. Aunque esta actividad se ha centrado en gran parte en el mundo industrial, lo cierto es que son las regiones en desarrollo las que ofrecen oportunidades más prometedoras. Muchas plantaciones forestales se han establecido en tierras que antes se dedicaban a la actividad agrícola con muy poco rendimiento. Los resultados económicos de las plantaciones forestales, especialmente en los bosques de alto rendimiento sujetos a un manejo intensivo, son lo bastante buenos como para seguir propiciando inversiones sustanciales en ellas (Sedjo, 1999a).

Las preocupaciones ambientales, que han llevado a prohibir la explotación de algunos bosques primarios y secundarios y a establecer reglamentos que han encarecido esa explotación, dan un impulso adicional a la tendencia general a establecer plantaciones forestales de alto rendimiento. En la medida en que el movimiento ecológico continúa presionando en favor de la protección y reserva de un mayor número de zonas forestales autóctonas y naturales, se reduce la extensión de este tipo de bosques disponibles para la actividad maderera, aumentando los costos de obtener madera de esas fuentes.

En muchos países, las nuevas prácticas, leyes y códigos forestales están incrementando los costos de extracción en los bosques naturales. Por ejemplo, Kajanus y Karjalainen (1996) sostienen que las nuevas políticas forestales que se han adoptado en los países nórdicos, que potencian la preservación de la biodiversidad, han incrementado los costos de explotación. Se considera también que el código de prácticas forestales, recientemente revisado, de Columbia Británica (Canadá), que contiene normas relativas a la construcción de carreteras y se ocupa de los bosques ribereños y las prácticas de extracción, han incrementado los costos de la extracción de madera en la provincia al menos en un 15 por ciento (Haley, 1996). Con el aumento de los costos, han disminuido las talas en las montañas costeras.

CUADRO 1. Extracción mundial actual prevista según la situación de la ordenación forestal

Situación de la ordenación forestal

Porcentaje de extracción mundial de madera industrial

 

2000

2050

Primarios

22

5

Secundarios, ordenación mínima

14

10

Secundarios, indígenas, ordenados

30

10

Plantaciones industriales, indígenas

24

25

Plantaciones industriales, de crecimiento rápido

10

50

Fuente: Sedjo, 1999b (estimaciones para 2000 revisadas para reflejar la drástica reducción de la producción de madera en Rusia); datos referentes a 2050, predicciones del autor.

Un ejemplo notorio de la disminución de las actividades extractivas en los bosques nacionales es la reducción que se ha registrado en los Estados Unidos, de aproximadamente 60 millones de metros cúbicos anuales a finales de los años ochenta a alrededor de 15 millones de metros cúbicos en la actualidad.

Las presiones derivadas de las preocupaciones ambientales se intensificarán en razón de la influencia de varias iniciativas, como las del Consejo de Administración Forestal, en pro del control de las prácticas de aprovechamiento forestal y de la certificación de los productos forestales. Aunque la actividad de control se refiere tanto a las plantaciones forestales como a los bosques naturales, tiende a incrementar el costo de la explotación de los bosques naturales en relación con los de las plantaciones. Esto es especialmente cierto cuando los bosques de plantación se establecen en tierras que antes se destinaban a otros usos, como la agricultura. No parece que en el futuro inmediato vayan a desaparecer los elementos que frenan la explotación de los bosques naturales. Las presiones para reducir la extracción en los bosques naturales primarios y en algunos bosques secundarios reforzarán la tendencia a invertir en el establecimiento de plantaciones forestales.

Las fuentes de suministro de madera serán radicalmente diferentes de las actuales, en la foto, madera cortada en el Brasil

- FAO/15899/G. BIZZARRI

LA DEMANDA DE MADERA INDUSTRIAL

Durante los próximos decenios aumentará la demanda de madera industrial, aunque no de manera espectacular. La demanda se ha estancado desde mediados de los años ochenta, y el consumo de madera industrial se ha estabilizado en una cifra que oscila entre 1 500 y 1 600 millones de metros cúbicos anuales (FAO, 1984-2000). Probablemente, la estabilización se puede atribuir en parte al descenso de la producción en los países de la ex Unión Soviética, al sustituirse la economía controlada por el mercado. En el reciclado puede residir también parte de la explicación.

Desde los decenios inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial, el crecimiento del consumo de madera ha seguido una tendencia descendente. Esta tendencia a la estabilización se ha producido en un período de gran incremento de la población del mundo y de notable crecimiento económico de la economía mundial, particularmente en la región asiática, densamente poblada.

Además, si se han de creer las proyecciones demográficas más recientes de las Naciones Unidas, es bastante probable que la población del planeta se haya estabilizado o incluso comience a descender a mediados del siglo XXI (Naciones Unidas, 1998). En estas circunstancias, parece difícil que vaya a producirse una gran aceleración del ritmo de crecimiento de la demanda de madera industrial. Hacia 2050, la demanda mundial será más elevada que en la actualidad, pero no habrá aumentado de forma considerable (crecerá tal vez de un 50 a un 75 por ciento en los próximos 50 años) (Sohngen, Mendelsohn y Sedjo, 1999).

LA OFERTA

A causa de la transición hacia las plantaciones forestales, las fuentes de suministro de madera serán totalmente diferentes de las actuales. El autor estima que en la actualidad el 22 por ciento de la madera extraída en el mundo procede de los bosques primarios y el 34 por ciento de las plantaciones forestales, pero únicamente el 10 por ciento corresponde a bosques de crecimiento rápido, que en 2000 están formados por especies exóticas de crecimiento rápido (Sedjo, 1999b) (Cuadro 1). En contraste, en 2050 alrededor del 75 por ciento de la madera industrial procederá de plantaciones forestales y en torno al 50 por ciento de bosques de crecimiento rápido. Tal vez, estos últimos ya no estarán constituidos básicamente por especies exóticas; el rápido mejoramiento que se está produciendo en algunas especies de las zonas templadas, como el álamo, determinará que en el futuro una gran parte de los bosques de crecimiento rápido estén integrados por especies autóctonas mejoradas. Sin embargo, cabe pensar que las especies exóticas seguirán predominando en la mayoría de las regiones del mundo en desarrollo subtropical.

CUADRO 2. Beneficios derivados de distintos métodos tradicionales de selección genética: Pinus Taeda L.

Técnica

Aumento del rendimiento (%)

Huerto de árboles semilleros, polinización directa, primera generación

8

Selección de árboles superiores en progenies

11

Polinización masiva (control de elementos masculinos y femeninos)

21

Fuente: D. Canavera, comunicación personal.

Una gran parte de la madera industrial plantada procedería de explotaciones forestales de alto rendimiento sujetas a un manejo intensivo. En algunas zonas del mundo, como ocurre actualmente en determinadas partes de los Estados Unidos y el Canadá, estas explotaciones pueden ser denominadas «explotaciones de fibra» y pueden funcionar con rotaciones de sólo cinco a seis años. Sin embargo, lo más probable es que la mayor parte de la producción adicional de las plantaciones forestales proceda de nuevos bosques plantados en las zonas subtropicales. A escala mundial, las plantaciones forestales de crecimiento rápido abarcarán una superficie de unos 200 millones de hectáreas, es decir, solamente del 6 al 7 por ciento de la superficie cubierta actualmente de bosques. Con toda probabilidad, los bosques naturales explotados de forma extensiva, que deberán cumplir las normas establecidas de control, continuarán proporcionando una parte de la madera industrial, destinada en su mayoría a productos especializados.

Estos cambios tienen repercusiones ambientales de gran importancia. El crecimiento mucho más rápido asociado con la explotación intensiva implica que se producirán grandes cantidades de madera en extensiones de tierra relativamente reducidas. Por tanto, la tendencia al establecimiento de plantaciones forestales y al mejoramiento arbóreo no comporta, como sostienen algunos erróneamente, la sustitución de vastas extensiones de bosques naturales por plantaciones forestales. La mayor parte de los bosques naturales del mundo serán preservados para otros fines.

Ya es posible constatar (por ejemplo, en el Sistema forestal nacional de los Estados Unidos) que a medida que disminuye la producción de madera industrial en los bosques naturales, aumentan en ellos otro tipo de demanda. En muchos casos, este cambio se ve impulsado por la adopción de políticas y reglamentos, pero no sería posible aplicar ese tipo de políticas en un mundo en que la demanda de madera industrial fuera muy superior a la oferta.

ALTERNATIVAS A LA MADERA

Uno de los retos con los que se enfrenta la actividad forestal industrial es la premisa de que las necesidades mundiales de fibra se cubrirían mejor sustituyendo la madera por plantas fibrosas anuales como el cáñamo y el bagazo. Sin embargo, una serie de factores, que se indican a continuación, hacen pensar que las perspectivas de que las fibras de otras plantas puedan constituir una alternativa a la madera durante los próximos 50 años son bastante reducidas.

En primer lugar, la utilización de ese tipo de fibras comporta una serie de problemas económicos y ecológicos. Un grave problema económico consiste en que deben ser recolectadas en un período específico. A continuación, el cultivo debe ser almacenado y preservado hasta su elaboración. Esos dos procesos suponen un costo. En cambio, normalmente la madera se puede extraer durante todo el año, o cuando menos durante una parte del año mucho más extensa que un cultivo anual. Por consiguiente, la fuerza de trabajo y el capital se pueden utilizar durante todo el ciclo anual. Además, la madera resiste el deterioro mejor que las plantas no leñosas.

Desde el punto de vista ambiental, parece difícil que un cultivo anual, que se planta y se cosecha cada año, pueda tener un impacto menor sobre el medio ambiente que un cultivo arbóreo que se cosecha 20 años después de haber sido plantado. El cultivo anual produce 40 perturbaciones de la tierra en un período de 20 años, frente a sólo dos perturbaciones en el caso del cultivo arbóreo. Además, la energía que se requiere para la plantación y la cosecha anual, así como la mayor cantidad de otros insumos necesarios (por ejemplo, abonos) hacen que los cultivos anuales sean menos recomendables desde el punto de vista ambiental que las plantaciones de árboles (Sedjo y Botkin, 1997).

LA NUEVA TECNOLOGÍA: EL EFECTO SOBRE LOS COSTOS

Al tiempo que aumentan los costos de explotación de los bosques naturales a causa de la disponibilidad y de las restricciones impuestas a las prácticas actuales, disminuyen los de las plantaciones de explotación intensiva gracias a la adopción de nuevas técnicas, plantas mejoradas, etc. Al igual que en la agricultura, los costos pueden reducirse en la actividad forestal mediante la introducción de la tecnología apropiada.

La nueva tecnología puede reducir los costos unitarios al aumentar el rendimiento, o producción por costo unitario. Por otra parte, las innovaciones hacen posible obtener la misma producción con un costo reducido, lo cual también hace que descienda el costo unitario. La reducción de costos tiene dos efectos importantes. A corto plazo, aumentará el rendimiento o rentabilidad por unidad. A largo plazo, el incremento de la rentabilidad supondrá probablemente un aumento de la producción, con la consiguiente reducción de los precios al consumidor y de una parte de la mayor rentabilidad. El efecto a corto plazo consiste en una mayor rentabilidad y el efecto largo plazo en una reducción de los precios al consumidor.

En el sector forestal, en el que la madera procedente de los bosques naturales puede ser sustituida en gran medida por la de las plantaciones la mayor parte de las veces, la reducción de los costos de las plantaciones supone, además, un incentivo financiero para que la industria siga renunciando a la actividad forestal basada en los bosques naturales, cuyos costos son más elevados.

Un río desbordado en el Perú a consecuencia de las anomalías climáticas causadas por el calentamiento cíclico de las aguas costeras ("El Niño"). El calentamiento mundial es quizá la mayor incógnita para el futuro de los bosques

- FAO/20780/J. SPAULL

EL MEJORAMIENTO ARBÓREO Y LA BIOTECNOLOGÍA

El mejoramiento arbóreo tiene pocas aplicaciones salvo en las plantaciones forestales. A medida que éstas se generalizan, aumentan las aplicaciones reales y potenciales del mejoramiento arbóreo utilizando técnicas tradicionales o la biotecnología. El Cuadro 2 muestra la forma en que diferentes sistemas de mejoramiento han conllevado un aumento de la productividad. La biotecnología será de gran utilidad en el mejoramiento arbóreo. La modificación genética se aplicará probablemente a los árboles de calidad superior obtenidos mediante las técnicas tradicionales.

Se podrán mejorar mediante la ingeniería genética la tolerancia a los herbicidas, el control de la floración, el contenido de fibra y de lignina, la tolerancia a los insectos y a las enfermedades, la densidad de la madera, el crecimiento, la rectitud de los troncos, la absorción de nutrientes y la tolerancia al frío, la humedad y la sequía. La modificación genética de algunos de esos rasgos, como la tolerancia a los herbicidas, ya se ha conseguido en la agricultura.

La introducción de organismos modificados genéticamente en la agricultura y, ahora, en el sector forestal, suscita grandes controversias en razón de una serie de riesgos reales o supuestos para la salud, la seguridad y el medio ambiente. Es difícil predecir en qué medida se resolverá este problema, pero hay que reconocer que, a escala mundial, la biotecnología no ha de ser una cuestión de «todo o nada». Como en el caso de la energía nuclear, puede muy bien ocurrir que algunas naciones hagan uso de ella y otras no. Así pues, la madera industrial procedente de árboles modificados genéticamente podría generalizarse en algunas partes del mundo y no existir prácticamente en las demás.

Parecen existir fuertes incentivos financieros para utilizar la biotecnología en la actividad forestal. Los períodos de rotación cortos, en los que se hace hincapié en las plantaciones forestales de alto rendimiento (en las que las rotaciones suelen oscilar entre 6 y 30 años) constituyen una ventaja financiera intrínseca. Por otra parte, la utilización de la biotecnología para mejorar las características de la fibra y reducir los costos de extracción de la lignina, un aspecto en el que se está trabajando actualmente, reduciría los costos de elaboración, con el consiguiente aumento del rendimiento financiero. En la medida en que se puedan reducir los costos de establecimiento y/o elaboración o aumentar los rendimientos sin incrementar los costos, será posible obtener beneficios netos.

UN RESULTADO CONFUSO

Tal vez la mayor incógnita que existe respecto del futuro de la actividad forestal es el fenómeno del aumento de la temperatura mundial y sus posibles efectos (IPCC, de próxima publicación). El aumento no sólo podría modificar la distribución mundial de los bosques (aunque probablemente este fenómeno no habría alcanzado aún grandes proporciones en 2050), sino que podría influir en la extensión de las plantaciones forestales. Si los bosques se utilizaran como grandes sumideros mundiales de carbono para mitigar su acumulación en la atmósfera, se podría emprender la forestación de grandes extensiones en el marco del proceso de mitigación. Esta actividad recibiría un impulso aún mayor si se utilizara en gran escala la bioenergía en sustitución de los combustibles fósiles.

Los materiales de madera retienen carbono incluso cuando son utilizados y su producción exige una cantidad menor de energía (combustibles fósiles) que la mayoría de los restantes materiales, como el acero, los ladrillos o el cemento. Estas ventajas podrían ser un incentivo adicional para la expansión de las plantaciones forestales industriales.

RESUMEN Y CONCLUSIONES: EL FUTURO DE LA ACTIVIDAD FORESTAL

En el transcurso de los 50 últimos años, se ha registrado en el sector forestal una transición destacada, de la actividad recolectora a una actividad cultivadora cada vez más intensa. Aunque no existen estimaciones fiables, se calcula que casi un tercio de la madera que se extrae en el mundo procede de plantaciones forestales (Cuadro 1). En gran parte, esa madera se produce utilizando plantones mejorados y aplicando métodos intensivos. Sin duda, esta tendencia no se interrumpirá. Sea cual fuere el futuro de la biotecnología, proseguirá el mejoramiento arbóreo mediante la selección genética.

Aunque la demanda de madera industrial aumentará durante los próximos decenios, su crecimiento será modesto, tal vez de un 50 por ciento durante los próximos 50 años. En 2050, alrededor del 75 por ciento de la madera industrial del mundo procederá de explotaciones forestales sujetas a un manejo intensivo, muchas de ellas en el mundo en desarrollo subtropical. Estas explotaciones abarcarán una superficie cercana a los 200 millones de hectáreas, equivalente al 6 por ciento de la superficie actualmente cubierta de bosques. La elevada productividad que se alcanzará en las tierras cubiertas de bosques de alto rendimiento permitirá destinar grandes zonas de tierras forestales a otros usos, incluso la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas, la protección de cuentas hidrográficas y las actividades recreativas. Una gran parte de la superficie forestal del mundo permanecerá en las mismas condiciones que en la actualidad.

Una proporción mucho mayor de los bosques del mundo se utilizará con fines no madereros. La deforestación tropical será, en gran medida, un problema del pasado. La superficie mundial de bosques se estabilizará en una extensión ligeramente inferior a la actual. Gran parte de los bosques del mundo seguirán siendo bosques naturales. Grandes extensiones de bosques naturales del Canadá, la Federación de Rusia y los Estados Unidos persistirán o habrán recuperado su condición natural.

Aunque se prevé que una gran parte del mundo en desarrollo alcanzará un crecimiento económico notable durante los próximos decenios, es posible que en algunas regiones ese crecimiento sea de proporciones modestas. En estas zonas continuarán las presiones para dedicar los bosques a otros usos. En general, las presiones sobre los bosques serán mayores en aquellos lugares en que no se haya afrontado satisfactoriamente el problema básico del desarrollo económico.

El elemento imponderable en la predicción es el cambio climático. Es probable que, a escala mundial, el calentamiento del planeta suponga un aumento de la superficie forestal a largo plazo, pero en el período de transición pueden plantearse problemas importantes. Los próximos 50 años constituirán la fase de transición. De todas formas, el calentamiento podría tener consecuencias negativas y positivas para la actividad forestal y los bosques del mundo. Podría inducir una redistribución de los bosques naturales. Sin embargo, el hecho de que los bosques retienen carbono, que es el agente principal del calentamiento, sugiere la posibilidad de que se adopten en el futuro programas forestales destinados a mantener los bosques existentes y fomentar el establecimiento de otros nuevos. Además, la utilización de materiales de madera y biocombustibles en sustitución de los combustibles fósiles podría ocupar un lugar destacado en la política encaminada a solucionar el problema del calentamiento mundial.

Bibliografía


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