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Necesidades y
ubicación de
bosques y
plantaciones en
el futuro

W.J. Libby

Bill Libby trabaja en el laboratorio
de productos forestales de la Universidad
de California, Richmond, California,
Estados Unidos de América.

En varias ocasiones se han hecho predicciones de escasez mundial incluso grave de madera. Aunque se han producido escaseces localmente, las fuerzas del mercado y la previsión humana han funcionado para equilibrar oferta y demanda de madera, y los pueblos de la Tierra no han padecido en general tal escasez grave (Laarman y Sedjo, 1992). Esta experiencia puede hacer que los actuales responsables políticos estén tranquilos respecto a las necesidades forestales futuras. Sin embargo, en el futuro podrían necesitarse mucha más madera y otros importantes servicios forestales de lo que pueden producir los bosques actuales. Deberían emprenderse plantaciones para satisfacer tales necesidades muchos años antes de que éstas sean urgentes.

La predicción de las necesidades futuras con décadas o incluso siglos de anticipación difícilmente puede ser una ciencia exacta. Reconociendo de antemano que tales predicciones pueden equivocarse, y a veces mucho, recurriré al pensamiento creativo de W. Sutton (Sutton 1999, 2000) para ofrecer un marco con objeto de estimar las necesidades futuras de madera. (Otros importantes servicios del ecosistema forestal, por supuesto, se obtendrán en diversa medida de varios tipos de plantaciones.) Sutton predijo las necesidades futuras de madera en dos escenarios distintos. En ambos aceptó, quizá con optimismo, que la población humana de la Tierra describiría una curva asintótica y se estabilizaría en torno a 10 000 millones. En el primer escenario supuso que esos 10 000 millones consumirían madera al ritmo mundial reciente de 0,6 m3 por persona y año. Los niveles recientes de extracción anual de madera quedarían por debajo de las necesidades mundiales en unos 2 500 millones de metros cúbicos anuales, déficit que según Sutton podría cubrirse estableciendo unos 100 millones de hectáreas de nuevas plantaciones forestales, lo que casi duplicaría la superficie actual de plantaciones forestales (unos 104 millones de hectáreas en 1995 [FAO, 1999]). El segundo escenario de Sutton preveía un aumento de los costos de la energía en relación con otros costos. Siendo la madera una fuente de energía más eficiente que la mayoría de sus sustitutivos, desplazará progresivamente a éstos. Suponiendo una esperada elevación del nivel básico de vida, Sutton estimaba que una combinación de unos 1 400 millones de hectáreas de plantaciones y 2 600 millones de hectáreas de bosques nativos podría satisfacer la mayor demanda de madera.

Estas estimaciones suscitan la cuestión del emplazamiento de las plantaciones adicionales. Es tentador responder «cerca de las personas que las van a necesitar». Muchas de las poblaciones más numerosas y de más rápido crecimiento se encuentran en países en desarrollo tropicales y subtropicales. Si hubiera un enfriamiento mundial, esa circunstancia sería una razón más para preconizar plantaciones en zonas tropicales y subtropicales.

Hasta tiempos recientes, los planificadores y el público en general solían suponer que el clima actual era estable, y se proyectaban condiciones similares para el futuro. Luego, los planificadores empezaron a comprender que el aumento de los gases de invernadero conduciría al calentamiento mundial, con consecuencias inciertas pero probablemente graves para las poblaciones cercanas al nivel del mar y para la mayoría de los ecosistemas mundiales. Sin embargo, se ha apuntado la posibilidad de que la Tierra se encuentre en una fase general de enfriamiento, enmascarada o incluso contrarrestada por el calentamiento debido a los gases de invernadero.

FIGURA 1
Curva suavizada de los principales períodos glaciales e interglaciales durante los últimos 1,6 millones de años, en la que se aprecian ciclos relativamente breves hasta hace unos 650 000 años, y después ciclos más largos con mayores diferencias entre interglaciales cálidos y partes más frías de los períodos glaciales

- Fuente: Adaptado de Millar y Woolfenden (1999), suavizando los eventos secundarios y de orden inferior.

FIGURA 2
Curva suavizada de los últimos 180 000 años, que representa el período glacial más reciente y los Interglaciales Eemiano y Holoceno, junto con eventos secundarios como calentamientos intermedios y el Triásico Joven, enfriamiento terciario

- Fuentes: Adaptado de Millar y Woolfenden (1999) y Millar (1999), modificado con datos más recientes, suavizando todos los eventos de orden inferior, la mayoría de los terciarios y algunos secundarios.

FIGURA 3
Curva suavizada de los últimos 14 000 años, a partir de la tendencia al calentamiento que empezó hace 18 000 años, con inclusión de unos pocos eventos secundarios y de orden inferior, que muestra el enfriamiento muy rápido seguido de un calentamiento muy rápido en el Triásico Joven, los cambios bastante rápidos asociados con el Período Cálido Medieval y la Pequeña Edad Glacial, y el calentamiento y enfriamiento más graduales antes y después del Holoceno más cálido, que tuvo lugar entre 8 000 y 6 000 años antes del presente

- Fuente: Adaptado de Millar y Woolfenden (1999), modificado con datos más recientes.

El calentamiento del planeta ha recibido últimamente mucha más atención que su enfriamiento. No obstante, las tendencias a largo plazo resultantes de las figuras revelan ciclos repetidos de largos períodos glaciales y mucho más breves interglaciales. Los siete períodos glaciales duraron de 90 000 a 125 000 años, mientras que sus períodos interglaciales duraron unos 10 000 años cada uno (Figura 1). No es seguro que algún suceso natural secundario o terciario haya invertido la tendencia general al enfriamiento de los últimos 4 000 años y esté ahora calentando la Tierra. Está claro que factores antropogénicos muy recientes, como los gases de invernadero y las extensas superficies pavimentadas o pintadas con materiales oscuros, están calentando la Tierra. No está claro que tales factores antropogénicos puedan contener o impedir, ni durante cuánto tiempo, el próximo período glacial.

Es preciso considerar tanto el calentamiento a corto plazo como el enfriamiento a más largo plazo. Está claro que las especies arbóreas forestales actuales han sobrevivido a los repetidos ciclos glaciales de los últimos 2,6 millones de años. Las especies boreales y templadas han sobrevivido en general migrando. Parecen plantearse pues dos importantes preguntas:

Bibliografía


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