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El cultivo del rotén como medio de sustento: el escenario cambiante de Kalimantan

B. Belcher

Brian Belcher es director del Programa
de Productos Forestales y Población,
Centro de Investigaciones Forestales
Internacionales (CIFOR), Yakarta, Indonesia.

Análisis del papel cambiante del rotén como medio de sustento en una zona de Indonesia en que se ha cultivado durante más de 100 años en combinación con el arroz con arreglo a un sistema tradicional de corta y quema.

El rotén, como muchos productos forestales no madereros (PFNM), suele producirse extensivamente -la mayor parte de los suministros mundiales viene todavía de recursos silvestres- por personas con relativamente escaso poder económico y político. Cada productor suele recolectar pequeñas cantidades en zonas de producción remotas y muy dispersas, a menudo con tipos de propiedad de acceso abierto. La calidad del producto es muy variable. Estas características se traducen en costos altos de transacción para el comercio y poder de negociación relativamente bajo para los productores, precios bajos del producto y escasos incentivos para una ordenación sostenible (Belcher, 1997). En consecuencia, los recursos se agotan progresivamente.

Pero el rotén puede también cultivarse de manera relativamente extensiva. En este artículo se considera una zona de Kalimantan, Indonesia, donde el rotén se ha cultivado durante más de 100 años como parte de un sistema tradicional de corta y quema junto con el arroz. Los agricultores que practican tal sistema cultivan «huertos de rotén» durante largos períodos: la recolección máxima del rotén se produce de 24 a 30 años después de la plantación. El rotén ha sido una fuente importante de ingresos durante períodos de alta demanda (especialmente durante el decenio de 1980 y ha desempeñado funciones socioeconó-micas importantes como facilitar el ahorro, paliar los riesgos y marcar la propiedad de las tierras.

Hoy, sin embargo, factores sociales y económicos combinados han comprimido mucho la demanda y los precios, y cambios rápidos de origen externo (nuevas carreteras, plantaciones en gran escala de palma de aceite y árboles para pasta) han originado nuevas presiones y oportunidades para los habitantes de la zona. Se analizan estos cambios con miras a determinar el potencial del rotén para contribuir al sustento de los pobres, a la creación de empleo y a la obtención de divisas valiosas.

EL CULTIVO DEL ROTÉN EN KALIMANTAN

El sistema de cultivo del rotén en Kalimantan se remonta probablemente a mediados del siglo XIX (Van Tuil, 1929; Feaw, 1992). No se conocen los detalles del proceso de domesticación, pero la transición de la recolección silvestre a la plantación dentro de un sistema de corta y quema para el cultivo del arroz sería un paso relativamente pequeño. Las semillas o las plántulas de rotén pueden ponerse al mismo tiempo que las de arroz con muy bajo costo añadido. Estudios del Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) (Belcher et al., 2000; C. García-Fernández, 2001) han mostrado que el cultivo de rotén requiere de 7 a 8 días por persona suplementaria el primer año, y poco trabajo de escarda y protección de las plántulas después. Una vez establecidas las plantas, pueden recolectarse periódicamente durante muchos años con una tecnología sencilla, sin más costo que el trabajo de recolección (corta y arrastre).

Un huerto de rotén con 15 años en el distrito de Pasir, Kalimantan Oriental, Indonesia

- CIFOR/3096/C. GARCIA

El rotén se utilizaba originalmente sobre todo con fines de subsistencia. Su importancia en el comercio empezó después de 1920 (Fried y Mustofa, 1992), y en los últimos años sesenta había llegado a ser un producto económicamente importante, al aumentar la motorización del transporte fluvial, crecer el número de comerciantes y exportadores y subir regularmente los precios del producto. Al mismo tiempo, se perdieron otras fuentes de ingresos cuando productos forestales que habían sido importantes, como resinas y gomas, se desvalorizaron por la tala de árboles y el desarrollo de sustitutivos sintéticos. A fines de los setenta, el rotén era la principal fuente de ingresos en la mayoría de las aldeas de la zona estudiada, concentrándose muchos agricultores en el cultivo del rotén y comprando arroz para cubrir sus necesidades.

Estudio monográfico del CIFOR
sobre Kalimantan

Este artículo se basa en un estudio que actualmente realiza el Programa de Productos y Pueblos Forestales del Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR). El estudio tiene por objeto los distritos Pasir y Kutai Barat de la provincia indonesia de Kalimantan Oriental. Los residentes son principalmente pueblos indígenas (tribus dayak) que viven en aldeas dispersas accesibles por río y, cada vez más, por carretera. Practican la agricultura de corta y quema; el arroz es la base de su sustento, junto con otros varios cultivos, complementados por la caza, la pesca y la recolección de productos forestales. Progresivamente se van integrando en la economía monetaria.

El estudio comprende encuestas en aldeas y hogares, encuestas ecológicas, investigaciones económicas y análisis espaciales y de la cubierta vegetal basados en cartografía local y en series diacrónicas de imágenes obtenidas por teledetección (óptica y por radar desde satélites) (Belcher et al., 2000).

Como casi todas las investigaciones del CIFOR, el proyecto requiere colaboradores locales (en este caso, el Centro de Silvicultura Social de la Universidad de Mulawarman, Samarinda) e internacionales (el Centre for Earth Observation Science, University of Manitoba, Canadá [con apoyo del Organismo Canadiense de Desarrollo Internacional] y la Unión Europea apoyaron el proyecto FORRESASIA).

Este artículo ha sido modificado a partir de Belcher et al. (2000); pueden pedirse al CIFOR estos documentos, que contienen más detalles sobre las actividades de investigación aquí descritas.

Sistema de cultivo

Los detalles del sistema varían de un agricultor a otro y de un lugar a otro, pero los elementos básicos permanecen (Weinstock, 1983; Mayer, 1989; Godoy, 1990; Peluso, 1992; Fried y Mustafa, 1992; Belcher, 1997). Los agricultores siembran semillas de rotén o plantan plántulas silvestres o de semillero en una tierra agrícola recién desbrozaba (ladang) como parte de un sistema de cultivo migratorio. El cultivo principal es el arroz de montaña, en combinación con maíz, mandioca y banano, entre otros cultivos alimentarios. La principal especie utilizada de rotén es Calamus caesius (más del 90 por ciento de las plantaciones), aunque también se aprovechan otras varias especies.

El ciclo de corta y quema se inicia en mayo cortando la vegetación baja y talando después los árboles en una zona seleccionada de bosque primario o secundario. En agosto, tras dejar que se seque el desbrozo durante alrededor de un mes, se quema el campo, y en septiembre se empieza a plantar el arroz de montaña que se cosechará en febrero. El rotén puede sembrarse o plantarse después de la corta (antes de la quema, pues el calor del fuego podría favorecer la germinación) o al mismo tiempo que el arroz.

Las plántulas de rotén se protegen en el ladang, y cuando el agricultor se traslada a un nuevo terreno un año o dos después se deja que crezca el rotén con la vegetación del bosque secundario. El tamaño medio de un huerto de rotén es 1,4 hectáreas. La densidad de las matas oscila entre 50 y 350 plantas por hectárea, con un promedio de unas 170 plantas por hectárea. La recolección de C. caesius suele empezar ocho o diez años después de la plantación. Algunas otras especies maduran con más rapidez. La mayoría de las especies cultivadas (incluida C. caesius) tienen tallos múltiples y pueden soportar recolecciones repetidas. La producción llega a su máximo de 24 a 30 años después de la plantación y empieza a declinar tras 37 a 43 años (C. García-Fernández, 2001).

Los tallos de rotén se cortan, limpian y secan para la venta a través de una red de mercaderes. El mercado principal para las especies primarias cultivadas ha sido la industria del lampit (estera de rotén) en el sur de Kalimantan (aunque esta industria casi se ha extinguido), y la industria del mueble y objetos de artesanía, básicamente en Java. Una porción considerable ha pasado también a Malasia (Haury y Saragih, 1996, 1997) y a otros países con grandes industrias de mobiliario de rotén (especialmente Filipinas y China).

Un intermediario en el comercio de rotén en el distrito de Pasang, Kalimantan Oriental; los tallos de rotén se venden a través de una red de comerciantes, lo que repercute en los precios y en los beneficios para los productores

- CIFOR/3064/C. GARCIA

PAPEL TRADICIONAL DEL ROTÉN EN LAS SOCIEDADES LOCALES

El sistema tradicional de cultivo del rotén constituye una fuente de ingresos monetarios en zonas donde hay pocas oportunidades de actividades lucrativas. Los huertos de rotén son un medio valioso de afrontar riesgos por cuanto se dispone de este producto como fuente duradera de ingresos y ahorro con bajo costo de mantenimiento. Esto es especialmente importante en sistemas que carecen de otras instituciones bien desarrolladas de prevención de riesgos (como cuentas bancarias o pólizas de seguros). Puede recolectarse rotén para atender necesidades urgentes de efectivo, por ejemplo para responder a emergencias médicas o para necesidades ceremoniales.

El rotén tuvo un período de auge en el período 1980-89 con el rápido desarrollo de la industria del lampit (estera de rotén) en Kalimantan Sur, pero las restricciones a la exportación hicieron decaer esta industria en los años noventa

- CIFOR/1856/B. BELCHER

El cultivo tradicional del rotén tiene la ventaja del bajo costo de establecimiento y mantenimiento para un rendimiento relativamente alto. Las recolecciones son muy flexibles; la planta sigue creciendo durante años, de manera que nada se pierde si se retrasa la recolección en función de la disponibilidad de mano de obra o en espera de precios más altos.

Los huertos de rotén desempeñan también la importante función de marcar la propiedad de las tierras. En el sistema tradicional, se respetan como signo de ocupación. Con ocasión de recientes apropiaciones de tierras en gran escala, sancionadas por el Estado, por compañías madereras, mineras o explotadoras de la palma de aceite, se ha recurrido con éxito a los huertos de rotén para demostrar la propiedad y reclamar una compensación financiera (aunque exigua) a las compañías usurpadoras.

Los huertos de rotén, esencialmente bosques secundarios, proporcionan también otros valiosos productos y servicios forestales, al ser el hábitat de plantas medicinales, rituales, así como plantas y animales estimables como alimentos (Matius y Pilipus, 2000). Tienen además un notable valor cultural, en cuanto tradición importante que vincula a los antepasados; muchos huertos de rotén han sido heredados generación tras generación.

Uno de los mercados principales para las especies primarias cultivadas ha sido la industria del mueble en Java

- CIFOR/1857/B. BELCHER

CAMBIOS EN LA INDUSTRIA DEL ROTÉN: AUGE Y CAÍDA

El papel económico del rotén creció en los años ochenta con el rápido desarrollo de la industria del lampit en el sur de Kalimantan. En 1984 había 21 empresas en Amuntai, centro de la industria, que fabricaban 64 000 m2 de lampit. En 1987 la industria tuvo su momento culminante con 435 unidades que producían más de un millón de metros cuadrados (Figura 1). La demanda y los precios de C. caesius cultivado alcanzaron alturas sin precedentes. Los agricultores recuerdan que los compradores competían intensamente entre sí yendo a las aldeas y ofreciendo adelantos en dinero y bienes de consumo para asegurarse los suministros de rotén.

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Industria de la estera de rotén (
lampit) en Amuntai, Kalimantan Meridional, 1984 a 1993

Con el auge del sector en los años ochenta se establecieron rápidamente una serie de reglamentaciones con el fin declarado de proteger el recurso y estimular la industria nacional de elaboración (véase el recuadro). Se seguía así la tradición indonesia de fuerte intervencionismo gubernamental en las industrias explotadoras de recursos, opuesta a menudo a poderosos intereses privados (de Jong et al., 2001).

Medidas reglamentarias relativas
al rotén en Indonesia

  • Prohibición de exportar rotén no elaborado (en bruto), octubre de 1986
  • Prohibición de exportar rotén semiaca-bado, enero de 1989 (sustituida en 1992 por un impuesto a la exportación prohibitivo).
  • Reclasificación de los tejidos de rotén como productos semiacabados en lugar de acabados, 1992, lo que redujo más la demanda de las especies cultivadas de rotén utilizadas para este producto.
  • Regulación de la industria de elaboración del rotén, con restricciones a las inversiones en el sector, por ejemplo, exclusión de toda inversión extranjera y nacional en elaboración de rotén en bruto y producción de rotén semiacabado y de las inversiones extranjeras en fabricación de productos acabados, 1989 (más tarde se toleraron inversiones en elaboración de rotén fuera de Java, y por último se levantaron enteramente las restricciones en 1995), lo que probablemente ha impedido ampliar la capacidad de elaboración de rotén.
  • Establecimiento de una Junta Mixta de Comercialización (ASMINDO), un sistema de exportadores aprobados y un sistema de cupos de exportación para el lampit, por decreto del Ministerio de Comercio.

La prohibición de exportar rotén no elaborado o semielaborado actuó como subvención a los fabricantes nacionales, aumentando la oferta interna y reduciendo los precios de la materia prima (Bennett y Barichello, 1996). Sin embargo, aunque la industria del rotén en Indonesia ha crecido notablemente en consecuencia, el abaratamiento de la materia prima ha sido muy gravoso para las personas dedicadas a su extracción y cultivo.

Uno de los cambios más importantes para los cultivadores de rotén de Kalimantan fue el establecimiento de
la Junta Mixta de Comercialización (ASMINDO), «para impedir la competencia desleal» entre exportadores de lampit (ASMINDO, 1997). Las medidas utilizadas eran muy similares a las aplicadas por la Junta Indonesia de Comercialización de Contrachapados (APKINDO) (Barr, 1998). La ASMINDO impuso a sus miembros restricciones a la exportación para regular la oferta, tratando de controlar la calidad y elevar los precios por unidad. Según algunos fabricantes, el cupo se asignaba en función de conexiones políticas y pagos.

Estas medidas provocaron fuertes reducciones en la fabricación y exportación de lampit. Hubo también grandes fluctuaciones en el valor añadido, al bajar el precio por unidad (nominalmente) de 6,38 dólares EE.UU. a 1,22 dólares y subir de nuevo a 8,39 dólares por metro cuadrado en 1987, 1990 y 1995, respectivamente. El número total de empresas bajó de 435 en 1987 a 20 en 1994, y actualmente la industria está prácticamente moribunda. Una sola fábrica funciona todavía en Amuntai, y pocas en otras ciudades hacen algunos lampit junto con otros productos, sobre todo para el mercado interno. Los funcionarios de la ASMINDO culpan de esta situación a los gustos volubles y la menor demanda en el principal país importador, Japón. De hecho, las importaciones japonesas de un sustitutivo chino del lampit de rotén, hecho de bambú, crecieron espectacularmente en 1995 llenando el vacío creado cuando los precios indonesios subieron y las cantidades disminuyeron (Figura 2).

2
Importaciones japonesas de lampit de rotén de Indonesia y de esteras de bambú de China, 1984-1999

La reducción radical de la producción ha hecho que se reduzcan asimismo la demanda y los precios de materia prima. Los precios de la materia prima han cambiado poco nominalmente desde 1987, pero han bajado en términos reales. En las zonas más apartadas de Kalimantan, donde los costos de transporte y transacción son más elevados, no ha habido compradores durante varios años.

El hundimiento de los precios tras la introducción de restricciones a la exportación fue un duro golpe para todos los cultivadores de rotén, la mayoría de los cuales no comprendieron las razones de tal caída de precios. Habían ya experimentado altibajos en los precios, y esperaban que volvieran los buenos tiempos. Al pasar el tiempo y no mejorar la situación, muchos agricultores han empezado a buscar otras fuentes de ingresos. En las aldeas con mejor acceso a otras oportunidades se ha empezado a reducir la recolección en los huertos de rotén existentes y, en algunos casos, se ha renunciado en absoluto a plantar nuevos huertos.

EXPANSIÓN DE GRANDES PLANTACIONES

La palma de aceite ha sido uno de los subsectores agrícolas de Indonesia más dinámicos. Sus plantaciones se han extendido notablemente en varias zonas, entre ellas Kalimantan. Esto ha suscitado en muchos casos una disputa por la tierra. Se han otorgado concesiones para plantaciones sobre tierras utilizadas y administradas de manera consuetudinaria (adat) por pueblos indígenas para agricultura de quema y huertos de rotén. Según las definiciones utilizadas por el Gobierno de Indonesia, los huertos de rotén se consideran bosques degradados, por lo que fueron seleccionados deliberadamente para su transformación en plantaciones (especialmente de palma de aceite y árboles para hacer pasta) (Fried, 1995).

Las plantaciones industriales de palma de aceite suelen extenderse a varios miles de hectáreas, a menudo en zonas pobladas por rotén. Se calcula que en 1998 se plantaron 70 000 hectáreas de palma de aceite en Kalimantan oriental (con superficies bastante mayores en provincias vecinas). Cerca de 4 millones de hectáreas están destinadas a convertirse en plantaciones en Kalimantan oriental, y en 1999 se aprobaron solicitudes respecto a otras 450 000 hectáreas. En la aldea de Modang, muchas personas fueron desplazadas y extensas zonas de huertos de rotén productivos fueron destruidas a consecuencia del establecimiento de una gran plantación de palma de aceite poco después de 1980. Intentos más recientes de establecer plantaciones de palma de aceite han llevado a graves conflictos, a veces armados, entre empleados de la compañía y aldeanos que se resisten a perder sus tierras (Casson, 2000). En la aldea de Lempunah, por ejemplo, el conflicto ha conducido a la destrucción dolosa, a veces por el fuego, de huertos de rotén por instigación de la compañía plantadora, P.T. London Sumatra, a lo que los aldeanos han respondido quemando vehículos y edificios y arrancando las palmas de aceite recién plantadas (C. Gonner, comunicación personal).

Pero la palma de aceite tiene también un efecto de «arrastre». El crecimiento de la palma de aceite es una nueva oportunidad interesante desde la perspectiva de habitantes locales que aprecian beneficios como los ingresos monetarios regulares (las almendras de palma pueden recolectarse semanalmente), un mercado garantizado y un estilo de vida más moderno. En realidad, las razones principales para la resistencia popular parecen radicar en la falta de compensación adecuada por tierras que consideran suyas y en el deseo de mantener una amplia gama de actividades económicas. Los campesinos no quieren limitar sus opciones. Las compañías aceiteras, en cambio, los instigan (u obligan) a concentrar sus esfuerzos en el cultivo de la palma de aceite, en parte para asegurar una producción más eficiente y una materia prima suficiente para que sus fábricas funcionen a plena capacidad, y en parte para fomentar una relación de dependencia entre los cultivadores.

Otro gran cambio en el uso de la tierra ha sido el de las grandes plantaciones para pasta de madera, muchas de las cuales se han situado en tierras definidas como degradadas, categoría en la que entran los huertos de rotén. El análisis espacial realizado en este estudio mostró una correlación muy alta de las zonas de crecimiento del rotén con las plantaciones para pasta de madera.

LAS PLANTACIONES Y LOS INCENDIOS FORESTALES

Los incendios forestales afectaron a varios millones de hectáreas en Kalimantan en 1997 y tuvieron graves consecuencias para los huertos de rotén. Las zonas más castigadas fueron bosques sobreexplotados y plantaciones nuevas de palma de aceite y especies madereras. Muchos de los incendios fueron provocados para despejar el terreno para plantaciones, utilizándose el fuego como arma en los conflictos por la tierra. En algunas aldeas, los incendios destruyeron el 90 por ciento de los huertos de rotén.

Más allá de los daños materiales, los incendios de 1997 tuvieron un efecto muy traumático para la población local. Los huertos se veían como una garantía de seguridad. Aunque fluctuaran los precios, la venta del rotén siempre producía ingresos en caso necesario; muchos consideraban sus huertos como una especie de cuenta de ahorro. Con la repentina quema, al sentido de seguridad sucedió el reconocimiento de que también los huertos son vulnerables. Esta nueva realidad, combinada con los bajos precios de entonces, fue determinante para la decisión de muchos aldeanos de sustituir el cultivo del rotén por otras actividades más prometedoras. Al ser precisamente las aldeas más castigadas las que tenían mejor acceso a otras oportunidades, se reforzó la tendencia al cambio.

Otras aldeas, en especial las dominadas por los grupos étnicos Benuaq y Bentian, siguen manteniendo su interés por los huertos de rotén, aun después del hundimiento de los precios y de los incendios destructivos, con la esperanza de que los precios suban de nuevo. Pero esta actitud puede deberse a lo limitado de sus opciones: en aquellas remotas aldeas el rotén es la única fuente de ingresos monetarios. Ningún otro producto se comercializa en la zona. De todos modos, los aldeanos ya no invierten en el establecimiento de grandes huertos. Se limitan a cortar regularmente pequeñas cantidades para atender a su sustento.

La mayoría de los jóvenes entrevistados en los estudios del CIFOR ponen sus esperanzas en plantaciones como las de palma de aceite o pasta de madera. Reconocen que su bajo nivel de conocimientos y de habilidad técnica les impide obtener empleos remunerados con grandes compañías e incluso emigrar. Condenados a permanecer en la aldea, aspiran a obtener ingresos regulares del aceite de palma o del caucho. El rotén, por sus bajos precios actuales, se considera un producto pasado de moda, heredado de sus abuelos. Pero estas percepciones pueden cambiar rápidamente si suben los precios y si el rendimiento del trabajo es de nuevo favorable. Hay indicios de que la gente responderá rápidamente a una subida de precios; por ejemplo, la mayor demanda de dos especies de pequeño diámetro estimuló a los agricultores para plantarlas en más abundancia. La importancia de contar con plantaciones de rotén como parte de las opciones económicas disponibles se acentúa en las zonas más apartadas donde hay menos alternativas.

¿MERECE APOYO EL ROTÉN?

Se plantea la cuestión de si es preciso subvencionar o prestar otro tipo de apoyo a este sistema, y en caso afirmativo de qué manera. Está claro que los huertos de rotén son parte integrante de los sistemas de sustento de muchas personas. Las tensiones que ha soportado el sistema se han generado casi siempre fuera de él. Hay, pues, un fuerte argumento en favor de medidas para contrarrestar las fuerzas que han deprimido los precios de la materia prima y han socavado un sistema de producción de un PFNM integrado. Con una política más favorable el sistema podría ser económicamente competitivo, especialmente en las zonas más remotas donde hay pocas o ninguna actividades alternativas lucrativas.

Hay también un fuerte argumento en favor de la remoción de las barreras e incluso del apoyo al cultivo del rotén desde una perspectiva nacional, ya que este producto alimenta a una valiosa industria de exportación. Las exportaciones de productos de rotén generaron más de 350 millones de dólares EE.UU. en 1995 y de nuevo en 1996, descendiendo durante la crisis de 1997 y 1998 para recuperarse hasta casi 300 millones en 1999 (Oficina Central de Estadística de Indonesia, 1995-1999). Además, desde una perspectiva conservacionista, el valor financiero del rotén permite largos períodos de barbecho durante los cuales el bosque puede regenerarse, con los consiguientes beneficios ecológicos y económicos en lo tocante a biodiversidad, masa forestal, absorción de carbono y regulación del clima.

Dos órdenes principales de acciones se precisarían para apoyar el sistema del rotén. Primero, podría promoverse su cultivo rebajando las barreras comerciales que deprimen los precios de la materia prima nacional, entre ellas barreras internas como los impuestos ilegales que se suelen exigir a los comerciantes y los impuestos oficiales sobre la exportación. La industria se ha opuesto a esta opción, temiendo que unos precios más altos de la materia prima amenazaran su competitividad. Se necesitarían pues medidas adicionales para ayudar a la industria a ser más competitiva: por ejemplo, investigación y extensión para mejorar el sistema de cultivo y producir materia prima más idónea; mejor información sobre mercados; y mejor diseño, calidad, eficiencia y comercialización de los productos manufacturados. En segundo lugar, y ello es más importante, está claro que es preciso reconocer y dar cabida a los sistemas tradicionales de uso de la tierra y a los derechos de uso de facto seculares, y planificar más cuidadosamente el uso de la tierra para evitar desplazamientos en masa de poblaciones que viven del bosque.

CONCLUSIÓN

La situación en Kalimantan ilustra la importancia de considerar sistemas enteros para identificar los problemas reales. Aunque los recursos de rotén (silvestres o cultivados) pueden decrecer, las razones subyacentes del descenso en el sector son sociales, económicas y políticas, no técnicas. El caso en Kalimantan oriental es por supuesto inusual por tratarse de rotén cultivado. Pero las mismas fuerzas que han empujado a los cultivadores a abandonar sus huertos han conducido también en otras partes a la explotación no sostenible y al agotamiento de los recursos.

La explotación sostenible de los PFNM en general y del rotén en particular requerirá mejores mecanismos institucionales: derechos de propiedad seguros para los administradores o productores, mercados transparentes y menores costos de transacción para reducir el riesgo y aumentar la eficiencia del comercio. Sólo puede esperarse que alguien explote un recurso de manera sostenible si es capaz en el presente de obtener beneficios suficientes y puede confiar razonablemente en obtenerlos en el futuro. El caso de Kalimantan oriental demuestra que incluso un sistema que puede técnicamente funcionar de manera sostenible puede ser puesto en grave peligro por fuerzas exteriores, y no menos por políticas descaminadas. Aunque se precisarán también investigaciones técnicas (por ejemplo sobre mejores tratamientos para prevenir pérdidas después de la recolección), éstas deberían realizarse a partir de una comprensión del sistema y de las limitaciones y las oportunidades reales. 

Bibliografía


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