Página precedenteIndicePágina siguiente


ACTIVIDADES FORESTALES DE LA FAO

Egon Glesinger, Director del Departamento de Montes y Productos Forestales, esculpido por Carlos Flinta

- FAO/7306

La FAO, el sector forestal y el mundo del arte pierden a un amigo ilustre

Carlos M. Flinta falleció en Roma el 18 de agosto de 2001, a los 82 años, tras una larga enfermedad. Flinta, de nacionalidad argentina, fue un hombre dotado de extraordinarias y variadas cualidades que hizo numerosas contribuciones a la actividad forestal y al mundo del arte.

Flinta sentía pasión por los árboles y los bosques, especialmente por su contribución al desarrollo. Después de formarse en Italia, Argentina y los Estados Unidos, donde consiguió un título de licenciado en la Universidad de Michigan, en 1945, inició su carrera en el sector forestal en la Argentina, en la Administración de Parques Nacionales en Bariloche, para integrarse luego en el Servicio Forestal recientemente creado y establecer después su propia empresa de cultivo de álamos para la obtención de madera para pasta, en la zona del delta del río Paraná. En 1956, comenzó a trabajar en el Departamento de Montes de la FAO, en Roma, en donde escribió el libro Prácticas de plantación forestal en América Latina, que tuvo una gran aceptación. Posteriormente trabajó en Chile en calidad de Oficial regional forestal de la FAO para América Latina, antes de trasladarse al Perú. En este último país trabajó como especialista en silvicultura en un proyecto de la FAO que contribuyó a crear la facultad de ciencias forestales en la Universidad Agraria de Lima, un instituto de investigación y una escuela de formación de técnicos forestales en la Universidad de la Amazonia en Iquitos. Antes de jubilarse en 1973, Flinta trabajó de nuevo en Roma y en Buenos Aires, donde fue el Coordinador de programas del séptimo Congreso Forestal Mundial y donde formó a otros jóvenes especialistas forestales que luego hicieron una carrera internacional.

Después de jubilarse, una enfermedad incapacitante redujo progresivamente la movilidad física de Flinta, pero no afectó a su capacidad intelectual, ni redujo su pasión por los árboles y los bosques. En efecto, podía pasarse horas exponiendo cómo las comunidades rurales de los países en desarrollo podían aprovechar el contenido energético de la madera para producir electricidad de forma rentable y sostenible. Carlos Flinta será recordado como un forestal de gran talento y como un funcionario internacional entregado con entusiasmo a su trabajo.

Pero Flinta era mucho más que todo eso. Era también un consumado artista que esculpía, hacía bocetos y diseñaba utilizando medios muy distintos y técnicas muy creativas y originales. Algunas de sus esculturas forman parte ahora del patrimonio de la FAO, como se les recuerda a los visitantes de la FAO cuando contemplan el busto de Sir John Boyd Orr, primer Director General de la Organización, que figura en un lugar prominente en el vestíbulo principal de la Organización, o las de Marcel Leloup y Egon Glesinger, las dos primeras figuras destacadas de la FAO en el campo forestal, en el Departamento de Montes. Hizo además muchas esculturas de familiares, amigos y otras personas próximas a él.

Flinta fue también prolífico y estuvo bien dotado para el arte del boceto. Hizo alrededor de 500 bocetos, especialmente de los lugares más típicos de Roma. Algunos de ellos fueron utilizados para incluirlos en la colección de tarjetas de felicitación de la FAO. Su residencia estaba llena de sus obras artísticas, todas ellas singulares y reflejo del pensamiento y la visión de un hombre brillante.

La FAO, el sector forestal y el mundo del arte encontrarán a faltar a un hombre inteligente y entusiasta dotado de un talento poco común.

D. Harcharik

En una reunión celebrada en la Toscana se resalta la función de la actividad forestal en la mitigación de la pobreza

Son bien conocidas las contribuciones que pueden hacer los bosques y los árboles a los medios de subsistencia de los pobres rurales, al incrementar sus ingresos, mejorar su seguridad alimentaria, reducir la vulnerabilidad y aumentar su bienestar. Se ha estimado recientemente que la cuarta parte de los pobres del mundo dependen directa o indirectamente de los bosques para conseguir su sustento.

Con el fin de estudiar los factores que condicionan la relación económica entre la población pobre y los bosques, la FAO organizó el Foro sobre la función de la actividad forestal en la reducción de la pobreza, que tuvo lugar en Semproniano, Italia, del 4 al 7 de septiembre de 2001. Asistieron 50 responsables de la formulación de políticas y expertos de organizaciones internacionales, organismos bilaterales y multilaterales, instituciones de investigación y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo.

Los participantes examinaron seis estudios de casos de distintos países -Bolivia, Honduras, Malí, Nepal, la República Unida de Tanzanía y Viet Nam- para pensar en medidas que puedan rendir más beneficios a los miembros de las comunidades y tengan efectos directos sobre la pobreza. En la reunión se recomendó que se elaborara una guía para determinar formas de reestructurar la política, legislación y programas forestales para afrontar con mayor eficacia la reducción de la pobreza. El foro determinó algunos principios fundamentales:

El foro reforzó el sentimiento de responsabilidad compartida. Los organizadores confían en que uno de sus resultados será que la asistencia técnica y financiera contribuirá más eficazmente a que los pobres obtengan los beneficios que reporta la ordenación sostenible de los recursos forestales y arbóreos, y que la pobreza ocupará un lugar más destacado en la gestión de los recursos forestales y naturales.

Un oficial forestal de campo de la FAO obtiene el premio Sen de la FAO en el año 2000

En la Conferencia de la FAO, que tuvo lugar en noviembre de 2001, se entregó el premio Sen correspondiente al año 2000 al congoleño Jean-Prosper Koyo, por sus logros en la ordenación ambiental sostenible en Burundi.

J.P. Koyo, ganador del pemio Sen (derecha) con Jacques Diouf, Director General de la FAO

- FAO/11900-Z-4/L. SPAVENTA

El premio Sen de la FAO, creado en 1967, se otorga a un oficial de campo que haya hecho una contribución destacable en el país en el que está destinado. El premio, que debe su nombre al antiguo Director General de la FAO Binay Ranjan Sen, se otorga cada dos años durante la Conferencia de la FAO.

Burundi, que era en otro tiempo un país densamente forestado, ha perdido más del 85 por ciento de su cubierta arbórea original por efecto de la guerra y la presión demográfica. Ante esta situación se decidió llevar a cabo un proyecto destinado a enseñar a las comunidades rurales a manejar el bosque y las cuencas hidrográficas de forma sostenible. Participaron en el proyecto la FAO, otros organismos de las Naciones Unidas y el Gobierno de Burundi. En su condición de oficial técnico principal del proyecto, el señor Koyo promovió técnicas innovadoras sencillas encaminadas a asegurar que todos los miembros de la comunidad, especialmente las mujeres, aprendieran a cuidar los bosques. Además, se enseñaron las técnicas relativas a la producción de carbón vegetal y la realización de actividades agroforestales para ayudar a la población a aumentar sus ingresos.

En el marco del proyecto se plantaron 36 millones de árboles, se impartió capacitación a 60 agentes de extensión en la ordenación de cuencas hidrográficas y se estableció un centro de información ambiental. Además, una campaña de sensibilización dio a conocer al público en general los asuntos forestales. Bajo la orientación del señor Koyo, el proyecto introdujo también la utilización de tecnología cartográfica informatizada que facilitó el acceso a información sobre cuestiones importantes, desde la conservación de los recursos al seguimiento de los campamentos de refugiados.

Consulta de expertos sobre terminología unificada en materia de dendroenergía

La madera es, y seguirá siéndolo en el futuro, una fuente importante de energía. Si se aprovecha adecuadamente, la dendroenergía puede promover el desarrollo sostenible, particularmente a nivel local.

La discusión sobre el cambio climático ofrece nuevas oportunidades para el desarrollo de la bioenergía.

Los datos y la información sobre los biocombustibles son esenciales para las actividades de evaluación ambiental, la planificación en materia de dendroenergía y la adopción de políticas apropiadas en los campos forestal y de la bioenergía, pero lo cierto es que la capacidad nacional e internacional para la compilación, análisis y presentación sistemáticas de información sobre los combustibles de madera es en muchos casos insuficiente. Una de las mayores dificultades estriba en que la terminología no ha sido definida y normalizada apropiadamente.

Para afrontar este problema, se reunieron en la sede de la FAO, en Roma, los días 3 y 4 de octubre de 2001, 25 expertos procedentes de América Latina, Europa, Asia y África pertenecientes a destacadas organizaciones internacionales, regionales y nacionales que se ocupan de la dendroenergía. En la reunión se preparó una lista revisada de términos y definiciones que se difundirá en un volumen titulado Terminología unificada sobre dendroenergía, definiciones y descripciones, que será publicado por la FAO. Los participantes también consideraron qué enfoque debe adoptarse para identificar y clasificar los principales biocombustibles, y consideraron distintos instrumentos para establecer sistemas nacionales perfeccionados de información sobre dendroenergía, así como la puesta en marcha de iniciativas de planificación en esta materia.

Los participantes en la reunión acordaron promover la adopción, aplicación y difusión de la terminología unificada; intensificar la cooperación en los planos regional e internacional para establecer sistemas más adecuados de información y planificación en materia de combustibles de madera; y contribuir a iniciar, y apoyar, una iniciativa para mejorar el conocimiento y cuantificación de las fuentes de suministro de bioenergía.

Se examina el Código de prácticas de explotación forestal de la FAO en una reunión de oficiales superiores de asuntos forestales de la ASEAN

Desde que se ultimó en 1998 el Código de prácticas de explotación forestal en Asia y el Pacífico, se ha tomado conciencia de que si se pretende aplicar es necesario concitar un fuerte apoyo político. Para ello, una de las líneas de acción ha consistido en recabar el reconocimiento y apoyo de órganos políticos regionales, por lo cual se incluyó el Código en el programa de la cuarta reunión de oficiales superiores de asuntos forestales de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) que se celebró del 22 al 25 de julio de 2001 en Manila, Filipinas.

Un representante de la Oficina Regional de la FAO para Asia y el Pacífico hizo la presentación del Código (con una información complementaria), que luego fue examinado por cada una de las delegaciones de la reunión.

El informe de la reunión reflejó positivamente los debates mantenidos sobre el Código de prácticas de explotación forestal en Asia y el Pacífico. Reconoció la importancia que puede tener para mejorar la explotación y ordenación forestal en la región y decidió que el Código se utilice como modelo para elaborar códigos y/o directrices nacionales. Para facilitar el intercambio de información y experiencias en la elaboración y aplicación de códigos nacionales, los participantes en la reunión acordaron establecer una red para la aplicación regional del Código en los países de la ASEAN. En la reunión se pidió a Camboya (que es probablemente el país de la ASEAN que utiliza el código regional de forma más sistemática) que elaborara una propuesta para establecer un mecanismo que promueva la cooperación entre la ASEAN y la FAO con miras a seguir de cerca y notificar los progresos realizados en la aplicación del Código, así como para facilitar el intercambio de información y experiencias. 


Página precedenteInicěo de páginaPágina siguiente