Página precedente Indice Página siguiente


Introducción


Gran parte de las primeras herramientas de la humanidad, es decir, tinajas para almacenar cereales o vino, muelas para elaborar harina a partir de cereales, herramientas trilladoras, máquinas aventadoras y descascaradoras, fueron concebidas para asistir al procesamiento y almacenamiento de alimentos. El siglo XIX fue el escenario de un enorme progreso en el desarrollo de máquinas destinadas al procesamiento y almacenamiento, conceptos que trajeron de la mano un mejoramiento de la higiene y de la nutrición. En el siglo XX, el extenso desarrollo de materiales y técnicas de producción, aunado a un mayor conocimiento respecto de cultivos agrícolas deberían haber llevado a quienes se beneficiaron de los avances a concluir que era muy poco lo que no se podría lograr con relación a las actividades de siembra, cosecha, elaboración y almacenamiento de todos los productos agrícolas necesarios para que el grueso de la población mundial gozara de una alimentación variada y saludable. Por desgracia, la realidad es muy distinta: muchas personas, en todo el mundo, viven supeditadas a un nivel de nutrición muy por debajo del aceptable y muchas deben enfrentar el hambre. Esta publicación presenta un método destinado a mejorar la eficiencia y la productividad del procesamiento de cultivos a escala rural en países en vías de desarrollo. El procesamiento rural tiene el potencial de generar un mejor nivel de seguridad alimentaria, mayor prosperidad y una mejor calidad de vida para los habitantes de zonas rurales. No obstante, requiere de herramientas y maquinaria más avanzadas y en mayor cantidad que las necesarias para un grupo familiar.

En el pasado, toda empresa similar con frecuencia parecía demasiado grande o en extremo optimista. Ésa es la razón por la que esta publicación destaca algunos de los requisitos y riesgos de emprender una empresa rural y menciona las etapas necesarias para la obtención de financiamiento y el desarrollo de planes de negocios sencillos que presenten buenas posibilidades de devolución de créditos con antelación a los plazos acordados. El procesamiento rural no debería redundar en cambios drásticos en el estilo de vida o en las culturas. Por el contrario, debería eliminar gradualmente algunas de las prácticas menos eficientes, de manera tal de elevar el nivel de vida general de todos aquéllos que se ven afectados por el cambio.

Lo anterior puede bastar para generar ingresos familiares que permitan a los niños asistir a la escuela y a los habitantes locales disponer de mayor cantidad de alimentos. Con maquinaria sencilla es posible cultivar una mayor variedad de productos agrícolas, incluidos aquéllos cuyo procesamiento manual sería muy complicado. Las operaciones rurales que se sugieren en este documento resultan más adecuadas para productos que requieren de procesamiento en grandes volúmenes. Con frecuencia, es necesario que una cantidad de agricultores o incluso el pueblo completo participe o colabore en estas labores. Por otra parte, las operaciones a cargo de una sola familia habitualmente se encuentran limitadas a técnicas tradicionales que se sustentan en la operación manual. Por lo general, las técnicas tradicionales tienen buenos resultados con productos alimentarios terminados con fines de comercialización. Para poder prestar asistencia, las comunidades, los proyectistas y los responsables de la formulación de políticas deben conocer el potencial de cada uno de los cultivos que pueden producirse en un área específica. Con el tiempo, es posible que surja la necesidad de disponer de infraestructura a fin de aprovechar la demanda de cultivos adecuados del mercado mundial.

FIGURA 1 Producción de gari en una localidad rural de Benín.


FIGURA 2 Sencilla construcción techada utilizada para la producción de gari en Benín, útil para protegerse de la lluvia.

Es necesario tomar en cuenta los factores socioeconómicos existentes, así como también la cultura y las costumbres locales. Un sistema de apoyo adecuado reducirá el riesgo de fracaso para un agricultor que con frecuencia debe depender de lo que tenga que decir un comerciante local cuyo único fin es la venta rápida de sus existencias. Al identificar los criterios sobre los que se fundamenta una operación próspera de procesamiento a escala rural, también se hace posible ampliar tales buenas prácticas y sus beneficios a localidades de todo el mundo. Incluso en los países en vías de desarrollo, el procesamiento a escala rural constituye una práctica muy antigua, que data sin duda alguna, de hace unos 150 años. Sus inicios se remontan a la llegada de colonos desde culturas industrializadas, quienes llevaron sus oficios, herramientas y maquinarias para establecerse en sociedades agrícolas. Apenas en los últimos 50 años, la fabricación local se ha desarrollado en países de África, Asia y América Latina. Sin embargo, el progreso ha sido mínimo en aquellos países respecto de la utilización de energía eólica, hidráulica o de vapor, a pesar de su uso masivo en países industrializados.

La modernidad trajo consigo la introducción del motor diesel y del motor eléctrico y con ellos se popularizó una amplia gama de máquinas procesadoras, hoy presentes en casi todos los países. No obstante, por una diversidad de razones, estas máquinas aún no están siendo utilizadas por la gran cantidad de personas que podrían beneficiarse enormemente de su uso. Son muchas las personas que son virtualmente prisioneras de la pobreza porque carecen de conocimiento, oportunidades, capital o de un lugar físico donde procesar y vender sus cultivos. Los miembros de la comunidad deben unirse y decidir si están dispuestos a asumir la responsabilidad adicional que es condición precedente del desarrollo de una sociedad más próspera y más segura. El recurso básico de toda comunidad rural es su agricultura. Al agregar valor a los cultivos, es posible generar fondos. Esta primera etapa podría llevar a la modificación de técnicas y tradiciones ancestrales, a la implementación de sistemas destinados a mejorar la producción de alimentos, la generación de ingresos y a elevar la calidad de vida en forma sustancial. Los miembros de la comunidad deben concentrarse en evaluar el porvenir. Deben decidir cómo desean que sus comunidades crezcan y busquen la posibilidad de producir bienes viables que contribuyan al logro de sus objetivos.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente