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4. CONCLUSIONES


4.1 Pronósticos sobre la acuicultura

Los resultados indican que son en general positivas las respuestas a las dos preguntas planteadas al comienzo del estudio, a saber: (1) si los distintos países tienen una aspiración «realista» de incrementar su producción acuícola y (2) si es probable que la suma de los pronósticos nacionales sea compatible con los incrementos proyectados de la demanda de pescado para el consumo humano. Los países desean ciertamente incrementar su producción acuícola y, con algunas excepciones, sus supuestos son realistas. El examen de los planes y estrategias nacionales ha proporcionado la comprensión de aspectos fundamentales de las aspiraciones y el empeño de los gobiernos por desarrollar la acuicultura, la mayoría de los cuales apoyan el crecimiento del sector. Las prioridades nacionales para el desarrollo, en particular con respecto a la función de la acuicultura de contribuir a la seguridad alimentaria (citada en muchos casos como una de las tres razones del deseo del país de desarrollar el sector, junto con los ingresos en divisas y el crecimiento económico) son una indicación de que se reconoce que la acuicultura puede ser un motor innovador del crecimiento y entrañar otros muchos beneficios adicionales, a la vez que ponen de manifiesto la preocupación creciente por la sobreexplotación de las pesquerías de captura y los motivos para encontrar alternativas al descenso de las capturas.

En cuanto a la segunda de las preguntas, la suma de los planes nacionales indicó que los pronósticos mundiales infraestimaban la oferta de pescado para la alimentación humana procedente de la acuicultura. La expansión futura de China es fundamental, pero aún utilizando para ese país una tasa moderada de crecimiento del 2 por ciento y sin considerar ningún aumento de la producción de pescado para consumo humano procedente de la pesca de captura, los resultados indican que se satisfarían la mayor parte de las proyecciones de la demanda. Se espera, pues, que la suma de la producción acuícola de los distintos países aumente a la tasa anual media del 4,5 por ciento en el período 2010-2030. A partir de estos resultados, una conclusión, tal vez optimista, puede ser que el sector de la acuicultura puede repetir la expansión que realizó la agricultura. Sin embargo, mucho depende del realismo de los supuestos utilizados para sostener los objetivos proyectados, por lo que se estimula a los países a que, al formular los planes de desarrollo de su sector acuícola, hagan más hincapié en los motivos en que se apoyan sus pronósticos de producción. Esto es útil para mejorar la planificación del desarrollo del sector a escala internacional y para el seguimiento de los progresos. Son muchos los factores que influyen en la evolución de una actividad como la acuicultura y es una tarea difícil establecer objetivos de producción realistas. El sector está expuesto a trastornos imprevistos de orden meteorológico, patológico o económico, cuando los países compiten en la comercialización de un producto y en la expansión de su producción simultáneamente.

La exactitud de las proyecciones puede evaluarse solamente partiendo de la claridad y el realismo de los supuestos en que se basan. Para analizar las proyecciones mundiales se necesitan cálculos y supuestos explícitos, lo que no siempre ocurre en los planes nacionales de desarrollo de la acuicultura. Sin embargo, los planes y estrategias de los países ponen de manifiesto el empeño de los gobiernos en el desarrollo de la acuicultura. Desde esta perspectiva, los planes nacionales pueden ser más informativos que los pronósticos mundiales para determinar dónde se originarán los impulsos futuros de la producción y cómo serán las tendencias futuras del desarrollo regional.

Si bien los macromodelos de proyección se basaron en los precios de los productos, los ingresos per cápita, las tasas de crecimiento demográfico y los desembarques de la pesca de captura para estimar la oferta futura, la densidad de población podría ser otro factor a tener en cuenta al establecer futuros objetivos de producción. Sugieren esto los ejemplos de Noruega y Brasil, en los que la baja densidad de población se considera un activo para seguir desarrollando la acuicultura, a la vez que se evitan los conflictos por el uso de los recursos y la oposición social, que pueden registrarse en zonas de mayor densidad demográfica.

Como no es grande el déficit entre las cantidades que se estima debe aportar la acuicultura en los próximos decenios y las de la producción prevista por los países (incluso con un crecimiento anual moderado del 2 por ciento en China), no tendría que haber causas para una preocupación inmediata. Deberá mantenerse (o desarrollarse en los países donde no existe todavía) un seguimiento adecuado de la producción de la acuicultura. Los avances tecnológicos pueden aportar respuestas a las preocupaciones inmediatas sobre la utilización de los recursos: el cultivo intensivo en jaulas automantenidas en alta mar (Mann, 2004), que aliviaría la presión sobre las aguas costeras y continentales, podría contribuir notablemente a incrementar la producción acuícola y estabilizar los precios del pescado. Sin embargo, el potencial de obtener elevados rendimientos del cultivo de peces marinos de valor elevado podría ser el motivo principal de esta forma de acuicultura y, por lo que se refiere a los Estados Unidos, se ha recomendado que se imponga una moratoria a este avance hasta que «se adopte una legislación nacional sobre la acuicultura y se establezcan reglamentos completos, abiertos y transparentes» (Belton et al., 2004) para evitar lagunas jurídicas y conflictos por el uso de los recursos costeros y de alta mar. Pueden expresarse otras preocupaciones sobre la asignación de los mercados de este tipo de producción. La finalidad primordial de muchos países en desarrollo es orientar su producción a la exportación de pescado de valor elevado a mercados de países desarrollados. Es probable que, en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, haya que tomar decisiones delicadas y políticamente problemáticas para conjugar, en una misma actividad, la satisfacción de las necesidades internas de más proteínas con la finalidad de obtener ingresos en divisas.

4.2 Planificación de la acuicultura

La tercera cuestión tratada en este informe se relaciona con los procesos de planificación. La evaluación de los planes y estrategias de los países pone de manifiesto en general la insuficiencia de tales procesos, lo cual se debe principalmente a que no se incluye una información detallada sobre las metodologías y procedimientos aplicados para establecer un plan definitivo. Esta deficiencia se podría subsanar fácilmente y el informe ofrece un marco de planificación sobre las cuestiones que han de abordarse, el cual podría ser utilizado directamente por los países que deseen desarrollar o fortalecer sus sectores acuícolas. Dicho marco, basado en la aplicación del método Delphi como técnica de creación de consensos, no sólo mejoraría mucho la calidad de los planes futuros, sino también permitiría evaluar su probabilidad de éxito, ya que se ha demostrado en la literatura que la transparencia, legitimidad y acuerdo (alcanzado mediante la participación y el consenso) son la clave para el éxito de un plan. Se recomienda también una evaluación completa de las tendencias del pasado y actuales, tanto a nivel nacional como internacional, porque es útil para determinar con mayor precisión las zonas con potencial de desarrollo y para establecer objetivos de producción realistas.

Aparte de que se consigan aumentos de la producción en términos absolutos, el desarrollo sostenible de la acuicultura dependerá de una planificación precisa y sensible, ya que los problemas de la asignación de los recursos para la producción y de la distribución de la misma generarán debates y exigirán soluciones de compromiso. Se ha escrito mucho sobre el concepto de «desarrollo sostenible» y sobre la imposibilidad de conciliar las metas del crecimiento económico, por una parte, y de la sostenibilidad ecológica (también social y económica), por otra, lo que Robinson (2004) ha llamado «cuadratura del círculo». El desarrollo de la acuicultura puede considerarse como un dilema de este tipo y, lo mismo que un problema matemático imposible, su solución exigirá nuevos instrumentos. Estos nuevos instrumentos exigen un «proceso en el que objetivos múltiples en conflicto puedan expresarse y evaluarse en último término como un acto de política para una determinada comunidad o jurisdicción». Por lo tanto, la planificación será la clave del desarrollo sostenible de la acuicultura ya que «fomenta el desarrollo de nuevos modos de consulta e intervención públicas con el fin de que puedan expresarse y debatirse distintas opiniones» (ibid, p. 382). El progreso técnico será indudablemente decisivo para apoyar el desarrollo de la acuicultura, pero la dirección y reorientación de éste deberán revisarse constantemente por medio de procesos de adopción de decisiones. Ampliando el argumento Robinson, la sostenibilidad de la acuicultura y el cumplimiento de lo que espera de ella el mundo, como suministradora de alimentos para la seguridad alimentaria y como impulsora del desarrollo económico, será con mayor probabilidad más «un acto político» que un logro científico.


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