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4.2 Los precios agrícolas y sus determinantes


4.2.1 Conceptos básicos sobre precios

Los precios agrícolas pueden ser analizados desde varias perspectivas: en la finca, al por mayor urbano y rural, y al consumidor; en períodos de cosecha y en la temporada de escasez relativa; en la frontera, en casos de importaciones y exportaciones, o en localidades del interior; según la calidad del producto, etc. Algunas clases de políticas tienen el propósito de reducir la diferencia entre los precios al productor y al consumidor, a través de mejoras en la eficiencia de la cadena del mercadeo. Otras tratan de reducir las fluctuaciones estacionales, mediante mayor acceso al almacenamiento y mecanismos mejorados para la llegada oportuna de las importaciones, cuando se necesitan. En fin, otras tratan de inducir a los agricultores y comerciantes rurales a elevar la calidad del producto, obteniendo así un precio medio mayor.

Estos tipos de políticas tienen un lugar importante en el contexto de las medidas sectoriales, pero existen políticas que pueden influir sobre el conjunto de los precios agrícolas, desplazándolos hacia arriba o hacia abajo, simultáneamente. Para este propósito, los precios agrícolas se examinan desde otra perspectiva, la de precios relativos o reales. Tal como se mencionó anteriormente, los precios agrícolas reales se calculan dividiendo los precios agrícolas nominales, o brutos, por otros precios: los de otros sectores o los de la economía en su conjunto. Los precios agrícolas reales se pueden calcular para cualquier etapa de la cadena de comercialización, pero para analizar los incentivos a los productores usualmente se calculan sobre la base de los precios en finca.

¿Cuáles otros precios deben utilizarse para el denominador de esos cálculos? Obviamente se requieren índices, puesto que los conceptos se refieren a promedios ponderados de muchos precios. El índice de precios más comúnmente usado es el índice de precios al consumidor. Así, el precio real del arroz se puede expresar como el precio del arroz dividido por el índice de precios al consumidor. Este concepto mide el poder de compra de una unidad de arroz cosechado en términos de todos los bienes y servicios de la economía. Ya que es una razón y un índice, su valor en cualquier momento del tiempo no tiene significado, pero sus variaciones anuales muestran los cambios en el poder de compra de los productores.

Para el análisis de las políticas y la toma de decisiones es útil construir índices de precios agrícolas sectoriales y subsectoriales, tanto para los precios nominales como para los reales. De este modo, se pueden medir y vigilar los cambios de precios en el ámbito de todo el sector. Un índice agregado de los precios agrícolas reales se puede calcular dividiendo el índice de los precios agrícolas nominales por el de los precios al consumidor. Este concepto muestra los cambios de los incentivos al productor en términos de su poder de compra. Todos los países disponen de los datos necesarios para calcular el índice de precios agrícolas reales (precios medios en finca y cantidades totales producidas de cada producto). Estos datos a menudo se publican, pero en un sorprendente número de casos ese índice no se calcula o no se mantiene actualizado. Para que los que toman decisiones estén informados acerca de las tendencias fundamentales del sector, este índice debería calcularse anualmente.

En dichos cálculos, el índice de precios al consumidor podría ser reemplazado por: el índice de precios al productor, el deflactor del PIB, el índice de precios de los insumos agrícolas, el índice de precios al consumidor de productos no alimenticios, etc. Cada definición de los precios agrícolas reales mide un concepto diferente, pero todos ellos constituyen expresiones numéricas de las tendencias del poder de compra de la producción agrícola[82]. Deflactar el índice de precios agrícolas por el índice de precios de insumos agrícolas indica el índice real de los cambios en la rentabilidad de la producción sectorial, si se hace abstracción de los cambios de productividad. Por su lado, deflactarlo por el índice de precios al consumidor resulta en un índice del poder de compra de las familias agrícolas como consumidoras.

En cualquiera de sus definiciones alternativas, estos índices proporcionan una dimensión empírica al debate sobre los efectos de las políticas sobre los incentivos agrícolas, y una base para vigilar el desempeño del sector a lo largo del tiempo, en materia de precios.

4.2.2 Determinantes estructurales de los precios agrícolas

Las tendencias de los precios agrícolas reales están poderosamente influidas por factores estructurales, y estos factores, a su vez, ponen límites a la medida en que las políticas pueden incidir en los precios del sector. El equilibrio entre la oferta y la demanda es el más obvio de estos factores. Para los productos destinados al mercado interno, las bajas cosechas casi invariablemente conllevan un incremento de los precios agrícolas reales. Haciendo abstracción de tales fluctuaciones de corto plazo, que tienden a compensarse con el tiempo, las tendencias de los precios en el largo plazo están influidas por el crecimiento de la oferta en relación con el crecimiento de la demanda efectiva. La sensibilidad de la demanda de alimentos con respecto al crecimiento del ingreso (elasticidad ingreso de la demanda de alimentos), para todos los hogares y productos alimenticios considerados conjuntamente, tiende a ubicarse en los países en valores en un abanico de 0,6 a 0,7 por ciento. Esto implica que, en una economía altamente simplificada, sin comercio exterior de alimentos, un crecimiento del ingreso real agregado del 5 por ciento generaría una demanda por mayor producción de alimentos del orden de 3 a 3, por ciento. Un aumento más rápido de la producción de alimentos tendería a deprimir los precios agrícolas reales y un crecimiento más lento tendería a elevarlos[83].

Esta relación se altera cuando las importaciones compensan el déficit de la producción y las exportaciones proporcionan una salida a los excedentes de oferta, aunque no todos los productos básicos son fácilmente importables o exportables. Las exportaciones permiten que la agricultura crezca significativamente más rápido que los límites impuestos por el crecimiento de la demanda interna. Cuando existen posibilidades de comercio exterior, los costos de transporte internacional y de manejo portuario establecen una brecha entre el precio de exportación fob y el precio de importación cif de cualquier bien en cada país, una diferencia dentro de la cual la oferta y la demanda internas y las medidas de política pueden incidir en los precios.

La existencia del comercio exterior sujeta los precios nacionales a otro factor estructural: la influencia de las tendencias de los precios del mercado mundial. En la mayor parte del último siglo, debido al persistente crecimiento de la productividad agrícola a escala mundial, los precios agrícolas internacionales se han deteriorado frente a los precios de los bienes industriales. Los primeros han declinado en términos reales. Binswanger et al. encontraron que los precios agrícolas internacionales reales decrecieron de 0,5 a 0,7 por ciento por año desde 1900 hasta 1984[84]. Independientemente de las políticas nacionales, estas tendencias han deprimido los precios agrícolas reales en cada país. Además de este factor, los subsidios agrícolas de los países desarrollados han bajado los precios de sus exportaciones a los países más pobres, afectando considerablemente de esta forma los precios del mercado mundial, como se ha visto en el Capítulo 3.

En resumen, tres factores estructurales importantes afectan las tendencias de los precios agrícolas internos reales en todos los países: las tendencias de la oferta y la demanda internas, las tendencias seculares o a largo plazo de los precios internacionales, y la presencia de exportaciones subsidiadas en los mercados mundiales. No obstante la influencia de estos factores, la política económica nacional también ejerce sus efectos en los precios agrícolas reales, a través de instrumentos tanto sectoriales como macroeconómicos. Las influencias más importantes de la política macroeconómica en los precios reales sectoriales se ejercen a través de la política arancelaria y de comercio exterior, la política cambiaria y la política fiscal. A continuación se examinan cada una de estas políticas, por su orden.


[82] Las diversas definiciones e interpretaciones de los índices de precios se examinan de forma más amplia en la publicación del autor, Policy Analysis for Food and Agricultural Development: Basic Data Series and Their Uses, Training Materials for Agricultural Planning, No. 14, FAO, Roma, 1988.
[83] Este ejemplo tiene otras simplificaciones. Así, la demanda de alimentos crece en función de los aumentos del ingreso per cápita y la población, expresadas como variables separadas, y el concepto de ingreso pertinente a este tipo de proyección no es el PIB sino algo más cercano al concepto del ingreso nacional.
[84] H. Binswanger, Y. Mundlak, M.C. Yang and A. Bowers, “On the Determinants of Cross-Country Agricultural Supply”, Journal of Econometrics, vol. 36, 1987, págs 111-131 (citado en: Yair Mundlak, “The Dynamics of Agriculture”, The Elmhirst Lecture, XIII International Conference of Agricultural Economists, Sacramento, California, 10-16 de Agosto de 1997).

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