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Apéndice III: Observaciones de apertura de la Dra. Kerstin Leitner Subdirectora General de Desarrollo Sostenible y Ambientes Saludables de la Organización Mundial de la Salud, Ginebra


Excmo. Sr. Chaturon Chaisang, Viceprimer Ministro
Sr. Apichart, Secretario General
Sr. de Haen, mi colega de la FAO
Señoras y Señores:

En nombre de la Organización Mundial de la Salud, les doy la bienvenida a este Segundo Foro Mundial de Autoridades de Reglamentación sobre Inocuidad de los Alimentos y me sumo a mi colega de la FAO en su agradecimiento al Gobierno de Tailandia por acoger la reunión. Desearía también aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a los donantes cuyas contribuciones han permitido celebrar este Foro.

En el pasado la inocuidad de los alimentos no siempre se abordó como una cuestión de salud pública. En los últimos años, la percepción pública de la inocuidad de nuestro suministro de alimentos ha cambiado radicalmente.

El sistema de presentación de informes de la OMS sobre las causas de mortalidad revela que cada año las enfermedades diarreicas transmitidas por los alimentos y el agua causan la triste e inadmisible cifra de 1,8 millones de muertes, principalmente de lactantes y niños en los países en desarrollo. En los países industrializados, las enfermedades transmitidas por microorganismos presentes en los alimentos afectan por sí solas a un 30 por ciento de la población anualmente, sin contar la carga de morbilidad debida a los productos químicos presentes en los alimentos.

En los últimos años algunos países han logrado una reducción del número de casos de algunas enfermedades de origen alimentario tradicionales, como la salmonelosis. No obstante, si se consideran tendencias más generales, el aumento de la incidencia de las infecciones por salmonelosis en los seres humanos en los años comprendidos entre 1980 y 2000 alcanza incluso un factor de hasta 20 en muchos países de Europa y América del Norte. Además, la presencia de Campilobacter en los alimentos se está convirtiendo rápidamente en la causa más común de enfermedad transmitida por los alimentos.

Otro ejemplo de problema que está surgiendo a escala mundial debido, en cierta medida, a nuestros sistemas de producción agrícola más recientes, es la resistencia a los antimicrobianos, lo que plantea dificultades para tratar algunos de los casos más graves de enfermedades transmitidas por alimentos.

Las recientes situaciones de emergencia que se han producido en esta región en materia de salud pública - tales como los casos de la gripe aviar, el virus Nipah y el SRAG - están relacionadas de alguna manera con la forma en que manipulamos los animales para el consumo humano.

Las consecuencias de las enfermedades transmitidas por alimentos plantean dificultades a los sistemas de salud y reducen la productividad económica. De recientes estimaciones de los Estados Unidos se desprende que las enfermedades transmitidas por alimentos suponen un costo anual de más de 6 000 millones de dólares a la economía estadounidense. Es obvio que tales cifras no incluyen otras pérdidas económicas que se generan en los sistemas de producción y comercio. Las repercusiones en el comercio y las economías nacionales pueden ser enormes, dado que los obstáculos al comercio y las prohibiciones relacionadas con la inocuidad de los alimentos redundan en importantes pérdidas económicas para los países exportadores y afectan a los medios de vida de millones de personas.

Nuestras cadenas de suministro de alimentos suelen estar compuestas de numerosas etapas, y en cada una de ellas existen múltiples ocasiones en las que puede contaminarse el alimento. Esta Conferencia se celebra en un momento importante y esperamos lograr avanzar realmente en esta importante cuestión, para que se convierta también en una prioridad a escala nacional.

En nuestros futuros trabajos tendremos que velar por que el público reciba respuestas a sus preguntas sobre los alimentos que consume.

La protección de la salud de los consumidores ocupa un lugar central en el mandato de la OMS. Unos entornos rurales estables, unas ciudades sanas y unos alimentos inocuos a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde el productor hasta el consumidor, son importantes determinantes de la salud. Así pues, la OMS cree que, para influir en el desarrollo de forma positiva, es importante que el sector de la salud coopere estrechamente con todos los demás sectores que se ocupan de las cuestiones de inocuidad de los alimentos y que colabore con las diferentes administraciones del Estado, la sociedad civil, los grupos de consumidores, las entidades privadas y los medios de comunicación.

Muchos de los problemas en el pasado procedían de la incapacidad de las autoridades públicas para colaborar.

En los últimos años algunos países han marcado la pauta mediante la creación de organismos únicos de inocuidad de los alimentos, encargados de supervisar la totalidad de la cadena alimentaria. Estos organismos tienen independencia con respecto a los ministerios competentes, pero trabajan bajo la supervisión colectiva de dichos ministerios, normalmente, los de agricultura, sanidad y comercio. Por otra parte, estos organismos cuentan con el apoyo de comités científicos independientes, que les proporcionan el asesoramiento científico necesario. Las autoridades locales dirigen los servicios de inspección y asesoran al organismo de inocuidad de los alimentos cuando se plantea un problema, con objeto de definir la respuesta más adecuada.

Estos avances son alentadores.

Este Segundo Foro Mundial sobre Inocuidad de los Alimentos cuenta con el apoyo conjunto de la OMS y de la FAO.

En los últimos años, además del Foro Mundial, en el marco de la asociación FAO-OMS se han adoptado diversas iniciativas nuevas importantes para apoyar y facilitar la mejora de la inocuidad de los alimentos. Junto con el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de Sanidad Animal, la FAO y la OMS han elaborado el Mecanismo para la elaboración de normas y el desarrollo del comercio. Este Mecanismo perseguirá fortalecer la capacidad de los países para aplicar y utilizar las normas sobre inocuidad de los alimentos acordadas a escala internacional.

Durante este Foro se lanzarán inaugurarán otras iniciativas importantes dirigidas por la FAO y la OMS. Concretamente, una de esas iniciativas consiste en una nueva red mundial de todas las autoridades de reglamentación sobre inocuidad de los alimentos, que ha suscitado un gran interés entre los Estados Miembros. Hasta la fecha 102 países se han inscrito para participar en dicha red (INFOSAN), que mejorará la capacidad de los países y las autoridades para responder conjuntamente y en tiempo oportuno a las situaciones de emergencia de origen alimentario.

Señores Delegados, ha llegado el momento de redoblar nuestros esfuerzos colectivos en materia de inocuidad de los alimentos, recabar pruebas, instaurar una vigilancia nacional, poner en práctica respuestas eficaces, y velar por que el tema ocupe un lugar destacado en la agenda política de todos los países. Tenemos que compartir nuestras experiencias - buenas y malas - para mejorar en el futuro los sistemas de inocuidad de los alimentos y superar los errores cometidos en el pasado.

Les deseo que la Conferencia sea provechosa y seguiré con interés sus deliberaciones en este ámbito decisivo de la salud pública.

Gracias.


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