FAO/SMIA - Perspectivas Alimentarias No. 1, febrero 2002p. 9

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Fletes en el comercio de los cereales durante los años noventa 1/

 


Los fletes absorbieron una parte significativa del valor del comercio internacional de trigo y cereales secundarios durante el decenio anterior. Aunque los fletes nominales de los cereales tendieron a bajar durante el decenio, en la mayoría de los países examinados siguieron absorbiendo una proporción grande de los costos de importación. Para muchos países, los fletes pueden significar una quinta parte de la facturación de sus importaciones de cereales. En el mercado competitivo de cereales que existe desde mediados de los años noventa los fletes pueden desempeñar un papel central en el volumen y la dirección del comercio cerealero.

Los países en desarrollo pagaron los fletes más altos por unidad durante los años noventa. Los importadores de Asia Meridional pagaron 25-30 dólares EE.UU. por tonelada tanto para el trigo como para los cereales se-cundarios, mientras que el promedio de los fletes de los cereales en el Lejano Oriente asiático fue de 20-25 dólares EE.UU. por tonelada. Entre los países africanos, el Sudán pagó los fletes más altos para el trigo du-rante el decenio anterior, equivalentes a un promedio de 31 dólares EE.UU. por tonelada. Los países de Africa septentrional pagaron, por término medio, 19-20 dólares EE.UU. por tonelada por la entrega de sus importa-ciones de cereales en los años noventa. En América Latina, en general los países importadores de cereales se vieron favorecidos en los fletes por la proximidad geográfica a tres de los principales exportadores de ce-reales, es decir la Argentina, el Canadá y los Estados Unidos. Por ejemplo, México pagó, por término medio, 9-10 dólares EE.UU. por tonelada por las importaciones de trigo y cereales secundarios, mientras que los im-portadores sudamericanos pagaron 14-19 dólares EE.UU. por tonelada. La razón principal de los altos costos pagados por algunos de los países en desarrollo se debe en parte a su ubicación geográfica (distancia con respecto al puerto de exportación, transporte terrestre, transbordos, etc.), pero también al uso de embarcacio-nes más pequeñas debido a la limitada capacidad del puerto y la falta de instalaciones portuarias eficaces para el almacenamiento y la manipulación, lo que se traduce en un aumento de los gastos de sobrestadía (en las escalas). Entre los países desarrollados, en Europa, la CE pagó 10-12 dólares EE.UU. por tonelada por la entrega de importaciones de trigo y cereales secundarios procedentes de fuera de la Comunidad, mientras que en Polonia el promedio de los fletes fue de 15-17 dólares EE.UU. por tonelada durante el decenio anterior. A Sudáfrica, el Japón y la Federación de Rusia, al ser mercados más distantes de los principales países exportadores de cereales, se cobraron los fletes más altos del grupo, o sea 19, 19-22 y 25-26 dólares EE.UU. por tonelada, respectivamente.

La importancia de los fletes internacionales en el costo total de la importación de cereales puede verse por el porcentaje medio de los valores unitarios de las importaciones atribuido a dichos costos en los años noventa. La mayor parte de los 15 países en desarrollo de los que se disponía de datos pagó en concepto de fletes en-tre 10 y 19 por ciento de sus costos totales de importaciones por unidad, mientras que un grupo de cuatro paí-ses pagó más del 20 por ciento. Los fletes correspondientes a los cinco países de bajos ingresos y con déficit de alimentos incluidos en el examen fueron de los más altos de todos los países examinados. En Bangladesh y el Sudán, por ejemplo, el porcentaje de sus valores unitarios de importación de trigo atribuido a los fletes era del 25 y 19 por ciento, respectivamente. En cambio, el promedio de los fletes de las importaciones de trigo de la CE representaba sólo el 6 por ciento del valor unitario de las importaciones.

 

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