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7. Análisis de Casos.

7.1 Nordeste Brasileño.

El Departamento Nacional de Obras contra las Secas (DNOCS) es el organismo administrador de la pesca en 103 embalses públicos, grandes medianos, del nordeste brasileño (Gurgel 1992). El total de embalses de diverso tamaño estimado para la región nordeste brasileña es de 60000 (Molle y Caldera, en Gurgel 1992). Entre las funciones del DNOCS se encuentran las de administrar siete estaciones de piscicultura productoras de semilla, controlar el acceso otorgando licencias de pesca, registrar las artes de pesca y las embarcaciones, la recaudación de los impuestos a la actividad, la siembra de los embalses administrados, la producción de semilla para sembrar otros embalses públicos y privados de la región, la colecta de datos estadísticos y la realización de investigación y desarrollo. Esta última actividad se ejecuta desde hace mas de 50 años. Se realizan investigaciones en los campos de la limnología biología pesquera, ictiopatología, tecnología pesquera, tecnología de producto y acuicultura intensiva, entre otros. Para ello el DNOCS cuenta actualmente con un centro de investigaciones con personal especializado y buen equipamiento técnico (Gurgel 1992).

La captura media anual en el período 1980–1988, en 104 embalses públicos del nordeste brasileño, fue de 17100 tm para un área inundada media de 144500 hectáreas. Ello resultó en un rendimiento pesquero medio de 120 kg/ha/año, variando entre 84 y 135 kg/ha/año en dicho período (Tabla 12 Gurgel 1992). Silva (1989, en Gurgel 1992) reporta un rendimiento pesquero medio bastante superior a los 1000 kg/ha para el embalse Jamarataia de 340 hectáreas durante 1987. Una característica de la información reportada para 100 embalses administrados por el DNOCS en 1987, es la de que el rendimiento pesquero fue superior a 100 kg/ha/año en 42 de los mismos (Tabla 8, Gurgel 1992, de Silva 1989).

Según Gurgel y Nepomuceno (1988), la densidad media de siembra (SMDN) para piscicultura extensiva varía entre 50 y 250 ind/ha, y para piscicultura intensiva entre 5000 y 20000 ind/ha. La longitud media de siembra es de 5 cm. Por otra parte, en el período 1980–1988 fueron poblados y repoblados embalses públicos y privados con 50 millones de alevines, correspondiendo 15.2 millones al año 1988 (Tabla 15, Gurgel 1992). Esta última cifra corresponde a una SMDN = 19 ind/ha/año si se considera la superficie total de embalses en el nordeste (800000 ha, Tabla 4, Gurgel 1992), y a una SMDN = 66 ind/ha/año si se considera el total de embalses construídos por el DNOCS (230788 ha, Tabla 7, Gurgel 1992).

En la década del 80 las especies aclimatadas, introducidas en Brasil o transferidas desde otras cuencas hidrográficas brasileñas, han pasado a constituir más del 75% de la captura. La tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus) ocupa el primer lugar en las capturas, seguida de la pescada de Piauí (Plagioscion squamosissimus) y el tucunaré común (Cichla ocellaris).

En un poco mas del 10% de los embalses administrados por el DNOCS los pescadores se encuentran organizados socialmente en colonias de pescadores. Estas organizaciones benefician al pescador y su grupo familiar y los proveen de educación y asistencia social con subsidio estatal.

La actividad pesquera puede considerarse como artesanal. Las artes de pesca que se utilizan son las redes agalleras (gillnets) y los espineles (longline). Sólo un 3% de las embarcaciones que se utilizan poseen motor. Los propietarios de las embarcaciones y los artes son los propios pescadores.

La actividad extensiva en los embalses públicos es subsidiada por el estado a través de la siembra y el manejo y control de la actividad. La actividad extensiva es parcialmente subsidiada a través de provision de semilla a precios preferenciales. La actividad intensiva en pequeños cuerpos de agua parece ser a cuenta y riesgo de los productores.

Las medidas de ordenación pesquera incluyen: control de acceso, control de artes y embarcaciones, control del esfuerzo total por embalse y aplicación de vedas temporales para ciertos artes. El control de desembarco se realiza sobre un porcentaje del total de pescadores que oscila entre el 15 y el 25% (Vasconcelos 1988).

El pescado producido en los embalses es solamente aceptado por la población rural y un 60% se consume en la región. Parte de la producción se comercializa como seco salado en las ciudades mas próximas. La falta de carreteras y de una adecuada red de frío impide implementar un esquema más amplio de comercialización (Gurgel 1992).

Entre las recomendaciones realizadas para mejorar la explotación y el aprovechamiento de los recursos pesqueros de los embalses, pueden citarse: el establecimiento de una instancia de coordinación de la pesca en aguas interiores a nivel nacional, mejorar la administración pesquera y controlar el mantenimiento de la calidad del agua acordes con una explotación sustentable de los recursos, desarrollar una campaña permanente de repoblamiento con especies de valor comercial y de erradicación de especies indeseables, mejorar las tecnologías de captura en embalses, fomentar la asociación entre pescadores como medio para mejorar sus condiciones sociales, impulsar la investigación pesquera, y promover la educación en pesquerías, especialmente en el medio rural (Gurgel 1992).

El DNOCS ha realizado en las últimas tres décadas experiencias de cría intensiva de peces en estanques (DNOCS, en Silva 1988). El tamaño de los estanques utilizados fue en general muy pequeño, oscilando entre 0.035 y 0.55 ha. Las especies utilizadas son también algunas de las comunmente sembradas para repoblar los cuerpos de agua grandes y medianos del nordeste brasileño. Entre las mismas se encuentran: tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus), híbridos de la primera con Oreochromis hornorum, tambaquí (Colossoma macropomum), pirapitanga/colosoma (Piaractus brachypomum), carpa espejo (Cyprinus carpio vr. specularis), curimatá pacú (Prochilodus argentus) y curimatá común (Prochilodus cearensis). Las experiencias de producción fueron realizadas tanto en mono como en policultivos, y algunas de ellas en asociación con la cría de cerdos. Los alimentos utilizados variaron entre alimentos comerciales para cría de pollos y de carpas, y diversos productos y subproductos de explotaciones agrícolas (cereales, harinas, tortas luego de extracción). Algunas pocas experiencias fueron suplementadas por fertilización orgánica, y otras pocas se realizaron solamente con fertilización orgánica sin aporte de alimentación externa. El tamaño medio de siembra osciló entre 20 y 40 g, y las densidades de siembra entre 1000 y 31000 peces/ha. Por otra parte, los rendimientos pesqueros oscilaron entre 144 y 14530 kg/ha/año (DNOCS, en Silva 1988, Lovshin 1977). Experiencias comerciales de cría de híbridos de tilapia en cuerpos de agua entre 0.5 y 1.5 ha, reportadas hace ya más de 15 años atrás (Lovshin 1977), rindieron alrededor de 4000 kg/ha/año con densidades de siembra en número y en peso de alrededor de 8000 ind/ha y 150 kg/ha respectivamente.

Las experiencias de cría intensiva del DNOCS no fueron en general controladas y cada una de ellas es una muestra de un universo de variables distinto. Sin embargo, cuando se analiza la captura total en función del número total de peces sembrados, esta última variable explica un 92 % de la varición en la cosecha en peso (N = 27, P < 0.0001). Por otra parte, la densidad de siembra explica un 62 % de la variabilidad en el rendimiento pesquero (N = 51, P < 0.0001). Este resultado no esperado, dada la gran variación en el tipo de especies utilizadas y las diferencias en alimentos y fertilización, solo se justificaría si la entrada total de alimentos y/o fertilizantes estuvo muy en exceso sobre las necesidades de los peces. En otras palabras, si la transformación de alimentos y fertilizantes en músculo de peces fue muy ineficiente.

7.2. Cuba

La Empresa Nacional de Acuicultura (ENACUI) es la encargada de centralizar el estudio, desarrollo y explotación de los recursos pesqueros de los embalses cubanos (Díaz et al. 1989). Mediante un sistema de autofinanciamiento, la ENACUI cubre los gastos con sus ingresos, financia la investigación y desarrollo y aporta parte de sus ganancias al presupuesto estatal. El estado financia las inversiones y estas se amortizan gradualmente desde su puesta en explotación. Internamente, la ENACUI se encuentra estructurada en 4 subdirecciones, a saber: Inversiones, Económica, Técnico-Productiva e Investigaciones. La empresa cuenta con 12 estaciones de alevinaje para la producción de semilla. Las estaciones dependen de las respectivas direcciones provinciales junto con los establecimientos pesqueros. Estos últimos, ubicados en los embalses, tienen la función de aglutinar a los pescadores, colectar la captura y registrar la información estadística (Marí 1992).

La especie que soporta las pesquerías es la tilapia (Oreochromis aureus), el resto de la captura la componen Tilapia rendalli, Cyprinus carpio, Micropterus salmoides y otros ciprínidos. Las capturas de peces se entregan a la industria pesquera que lleva al comercio minorista los productos para su oferta. La tilapia se procesa fresca, fileteada y envasada en nylon, y en forma de picadillo. Los ciprínidos se ofertan a la población congelados o en forma de embutidos. Actualmente existe una gran demanda insastisfecha de filetes (Marí 1992).

La pesca en los embalses se realiza fundamentalmente con redes agalleras (“gillnets”). Se las emplea en sus variantes pasiva y activa. Esta última implica un cercado de los peces y golpeteo en el agua con fines de que los peces naden hacia la red. Se utilizan embarcaciones con motor para el traslado de hombres y artes hacia la zona de pesca. Una vez en esta se emplean botes sin motor para las operaciones de pesca (Marí 1992). La empresa es la propietaria de los artes pesqueros y las embarcaciones.

Las medidas de ordenación pesquera aplicadas en los embalses comprenden: límitaciones a la captura total, vedas temporales y espaciales, y la reglamentación del tamaño de malla utilizado (Díaz et al. 1989). El límite de captura para cada embalse se establece aplicando modelos morfoedáficos y relaciones entre el rendimiento pesquero y la abundancia del fitoplancton, analizando las series de tiempo de captura y esfuerzo, y aplicando modelos de producción excedente con base en la información de captura y esfuerzo (Marí 1992). La información proveniente de la pesquería así como la pesca experimental y los muestreos de calidad de aguas son considerados de máxima importancia para el manejo de la pesquería (Díaz et al. 1989).

Según Díaz et al. (1989), las formas de cultivo que se practican en los embalses cubanos pueden clasificarse en extensiva, semintensiva e intensiva. Todas ellas son realizadas por la empresa estatal. La explotación extensiva estuvo basada en una densidad de siembra inicial de 600 alevines de tilapia por hectárea y el aprovechamiento de la producción pesquera basada en la productividad natural del ambiente acuático. Sería de esperar que se realicen siembras de refuerzo cuando las condiciones limnológico-pesqueras así lo aconsejen (Marí 1992). Esta modalidad es aplicada fundamentalmente en embalses grandes y medianos. La modalidad semintensiva presupone una mayor densidad de siembra e incluye, además, el uso de fertilizantes orgánicos e inorgánicos. El cultivo intensivo se realiza en microembalses de hasta 10 ha de superficie, y también en jaulas y cerramientos situados en embalses de mayores dimensiones. En ambos casos se utilizan altas densidades de siembra y alimentación externa suplementaria.

En 1985 la captura total fue de 15432 tm. De este total, 12384 tm correspondieron a embalses con una superficie total de 50619 ha (Y = 245 kg/ha/yr), y 3048 tm correspondieron a micropresas con una superficie de 7729 ha (Y = 365 kg/ha/yr). En todos los casos los cultivos fueron realizados de forma extensiva (Díaz et al. 1989). Sin embargo, en 1988 la captura total en aguas interiores fue de 15000 tm. Si se considera un área explotada total de 70000 ha (Marí 1992), el rendimiento pesquero medio para la superficie explotada sería de 214 kg/ha/año, quedando un remanente de unas 30000 ha sin explotación (Tabla 12, Marí 1992 y Fig. 22, Díaz et al. 1989). La producción de peces de agua dulce en 1990 fue de 21900 tm (FAO, 1992). Si la superficie explotada se mantuvo en 70000 ha, e rendimiento pesquero medio de las aguas dulces cubanas hubiera sido de 313 kg/ha/año. Por otra parte, el rendimiento pesquero medio sólo de tilapia en los quince embalses más grandes de Cuba fue de 148 kg/ha/año, para el período 1984–1988. El rango de variación entre embalses fue de 11 - 297 kg/ha/año (Tablas 8 y 9, Marí 1992).

Según Díaz et al. (1989), la siembra inicial para embalses no explotados es de 600 ind/ha, con un peso medio de 10 g para tilapia y 20 g para ciprínidos. La producción total de alevines durante 1988 fue de 33.1 millones (Marí 1992). Ello correspondería a una densidad media de siembra (SMDN) de 450 ind/ha para una superficie explotada de 70000 ha.

Por otra parte, existen en Cuba un número considerable de pequeños cuerpos de agua que aún no han sido objeto de siembra. La mayoría están siendo estudiados para conocer su potencialidad natural y las necesidades de fertilización para su uso en cultivos semintensivos (Marí 1992).

En Cuba se encuentran embalsadas en promedio unas 100000 ha de espejo de agua. De éstas, se explotan como promedio unas 70000 hectáreas. La capacidad instalada de producción de semilla actual no permite abrir el resto de la superficie inundada a la explotación extensiva y semintensiva.

Con fines de incrementar la producción pesquera de los embalses y hacer más eficientes las operaciones pesqueras, se ha recomendado: introducir especies con fin de ocupar niveles tróficos vacantes, control de especies predadoras de la tilapia, control mecánico y biológico de malezas acuáticas y desarrollar artes que permitan una captura más eficiente de ciprínidos. De no menor importancia se considera el incrementar la investigación limnológico-pesquera en un mayor número de embalses así como la participación de los técnicos pesqueros en etapas tempranas de los proyectos de construcción de presas (Marí 1992).

7.3. México.

La Ley Federal de Aguas faculta al Estado Nacional a regular la explotación, uso y aprovechamiento de las aguas interiores, siendo las mismas propiedad de la nación. La Ley Federal de Pesca otorga al Estado Nacional facultades para regular y fomentar la pesca en beneficio social, y define su aplicación como de exclusiva competencia federal. Esta Ley fija que la Secretaría de Pesca regulará la actividad pesquera y de acuicultura. Entre sus atribuciones se encuentran las siguientes: establecer los volúmenes de captura permisibles, formular el inventario de los recursos, establecer el contenido y características de la información y documentación relativas a las actividades de pesca, y establecer las políticas de ordenación pesquera (métodos y medidas de conservación del recurso y traslado de organismos, épocas y zonas de veda, regulación del esfuerzo pesquero y fijar la talla o el peso mínimo de captura por especie) (Olmos et al. 1992).

En México, la superficie total de espejo de agua alcanza los 12800 km^2 (Tabla 2, Juárez 1992, de Tinoco y Atanacio 1988). Según Olmos et al. (1992) la superficie de embalses y lagos de aguas interiores sería de 9980 km^2. De esta última, un 70 % corresponde a 24 lagos y embalses con superficies mayores a los 100 km^2. Los embalses de superficie menor a 10 hectáreas son los que presentan un mayor aprovechamiento, siendo en su mayoría explotados en niveles semintensivos e intensivos. Los embalses entre 10 y 100 ha de superficie se encuentran en un estado intermedio de aprovechamiento. Para el embalse Vicente Aguirre de unas 330 ha, se reporta un rendimiento pesquero bastante superior a los 1000 kg/ha/año para el período 1982–1987 (Tabla 14, Olmos et al. 1992).

Los grandes embalses y lagos con superficies superiores a los 100 km^2 cuentan, en su mayoría, con pesquerías establecidas. Sin embargo, no es posible aseverar que se encuentren bien administrados (Olmos et al. 1992). Para estos últimos el rendimiento pesquero medio en el período 1982–1986 fue de unos 72.5 kg/ha/año, con un rango de variación entre embalses de 10–500 kg/ha/año (Tablas 4,6 y 14, Olmos et al. 1992). Por otra parte, para dicho período, la densidad media de siembra (SMDN) osciló entre 3–90 ind/ha/año en los embalses medianos y grandes considerados por Olmos et al. (1992).

La tilapia (Oreochromis aureus), que ha colonizado exitosamente los embalses en los cuales ha sido introducida, constituyó más del 70 % de la captura en los grandes embalses en el período 1982–1986, seguida por la carpa (Cyprinus carpio) con un 12% (Tabla 5, Olmos et al. 1992).

La red agallera es el arte de captura más ampliamente difundido, siendo utilizado en más del 90 % de los embalses. Por otra parte, se observa que la mayor diversidad de artes utilizados corresponde a aquellos embalses donde se presenta la mayor diversidad de especies (Olmos et al. 1992).

Las medidas de ordenación pesquera más utilizadas son, fundamentalmente, la implantación de vedas de tiempo, el establecimiento de tallas mínimas de captura y la reglamentación de tamaños de malla por especie. Ocasionalmente se aplican otras medidas tal como el limitar el acceso a la pesquería o la prohibición de determinados artes de pesca (Olmos et al. 1992). En opinión de los mismos autores, la aplicación de vedas de tiempo desde la administración central no sería lo más recomendable. Como alternativa proponen la implantación de vedas espaciales con base en estudios de comportamiento para cada especie en los diferentes embalses (Olmos et al. 1992).

El pescado proveniente de los embalses de México tiende a concentrarse en las grandes ciudades, desde donde es redistribuído a zonas aledañas. El grado de intermediación es alto y la red de frío para almacenamiento y comercialización es deficiente. El producto se comercializa casi en su totalidad como fresco entero o eviscerado. Las presentaciones con mayor valor agregado son bastante menos importantes en volumen y sólo se realizan para algunas especies. Estas últimas están dirigidas principalmente al consumidor exigente de las grandes ciudades (Olmos et al. 1992). La intermediación, los bajos precios y la infraestructura de apoyo insuficiente e inoperante, limitan la capitalización del pescador y favorecen que la rentabilidad del trabajo pesquero sea inferior a la óptima estimada (Secretaría de Pesca 1990).

El diagnóstico de las pesquerías de los grandes embalses mexicanos permitió identificar la problemática que limita el desarrollo de la actividad (Olmos et al. 1992). Entre los principales limitantes se mencionan los relativamente importantes niveles de contaminación de origen urbano, industrial y agropecuario. Otros factores limitantes, de caracter biótico, son las malezas acuáticas, los florecimientos algales, la presencia de depredadores y las parasitosis de los peces. La falta de estudios que definan con precisión el potencial pesquero de un embalse dado es considerado como el principal limitante técnico. Otros limitantes del mismo carácter son la dispersión de la información pesquera y las dificultades creadas por los diferentes usos del agua. Los limitantes socioeconómicos de mayor importancia serían el reducido techo financiero que se ha destinado para el desarrollo de la actividad y la baja transformación del producto pesquero.

Entre las medidas propuestas (Olmos et al. 1992) para solucionar la problemática arriba mencionada se incluyen: controlar descargas, control de predadores, que las medidas de ordenación no se apliquen simultaneamente sobre todas las especies, uso de artes alternativos para especies no explotadas o subexplotadas, seguimiento en el tiempo de la evolución de las pesquerías que permita mantenerlas en un punto cercano al máximo sostenible, promover la continuidad de los estudios tendientes a desarrollar modelos predictivos, identificar esquemas de asociación idóneos para los pescadores, y promover la transformación del producto pesquero diversificando los mercados. Entre las medidas tendientes a aumentar la producción y relacionadas con técnicas de acuicultura se incluyen: involucrar a los pescadores en las tareas de siembra y repoblación, realizar estudios que permitan determinar el efecto de las repoblaciones que se implementen y definir especies, densidades, tamaños y épocas de siembra, y fomentar la instalación de encierros y jaulas flotantes donde las condiciones lo permitan. Por otra parte, Olmos et al. (1992) destacan la necesidad de implementar estudios tendientes a definir, para cada embalse, el potencial pesquero, el nivel de explotación actual, el esfuerzo pesquero actual y la posibilidad de disminuirlo o incrementarlo, y el nivel socio-económico de los pescadores a efectos de selecionar estrategias que no afecten su economía y bienestar social.

La Secretaría de Pesca (1990) contempla incrementar la producción total de nueve grandes lagos y embalses con dos estrategias complementarias. La primera conduciría a aumentar los rendimientos de las pesquerías de captura con base en la acuicultura aprovechando niveles tróficos subutilizados y reforzando o directamente estableciendo poblaciones autosostenidas. Se contempla aumentar la densidad media de siembra a valores que oscilen entre 40 y 600 ind/ha, equivalente a una densidad media en peso (SMDW) de 0.2 a 6.0 kg/ha. La segunda estrategia se basa en el desarrollo de cultivos intensivos controlados, fundamentalmente jaulas flotantes y en menor proporción cerramientos o corrales. En una primera etapa mínima se desarrollarían cultivos intensivos en sólo 10 ha de cada uno de los grandes lagos y embalses. Ello llevaría la densidad media de siembra total (siembra en aguas abiertas más la correspondiente a jaulas y corrales) a variar entre 360 y 2500 ind/ha (Secretaría de Pesca 1990).

7.4. Otros Países de América Latina.

7.4.1. Brasil (todo el territorio nacional).

En Brasil, el número de embalses registrados alcanza los 70000, cubriendo actualmente una superficie de unas 5.5 millones de hectáreas. El 74 % del área inundada está comprendida por embalses con superficies mayores a 10 km^2, y solamente un 16 % corresponde a embalses con superficies menores a las 100 ha (Tabla 6, Gurgel 1992). El rendimiento pesquero para los grandes embalses con superficies mayores a los 100 km^2 se encuentra por debajo de los 100 kg/ha/año (Paiva 1982). Si no se consideran dos grandes embalses ubicados en la región nordeste, el rendimiento pesquero medio de los grandes embalses brasileños cae bastante por debajo de los 50 kg/ha/año (Paiva 1982).

Para el Brasil, según Gurgel (1992, Tablas 6 y 16), el área total inundada por embalses es de 5.32 millones de hectáreas y la producción total de alevines fue de unos 44 millones para el período 1987/1988. Ello resulta en una densidad media de siembra (SMDN) de 8.3 ind/ha/año. La producción total de pescado de agua dulce media anual para el período 1980–1986 fue de 211000 tm (Gurgel 1992). De ello resulta que el rendimiento medio para el total de los embalses brasileños posiblemente haya sido bastante menor de 40 kg/ha/año, acorde con la baja densidad media de siembra realizada y la baja densidad de esfuerzo pesquero en los grandes embalses del sur de Brasil.

7.4.2. Colombia.

En los cuerpos de agua con supeficies mayores a 1000 ha se desarrollan pesquerías de captura sobre poblaciones de peces autosostenidas y pesquerías suplementadas con siembras periódicas. Entre ambos tipos de pesquerías no se han detectado diferencias en el rendimiento pesquero (Valderrama Barco, com. pers.), como tampoco se reportan diferencias entre lagos y embalses. El rendimiento pesquero es menor a 15 kg/ha/año para los ambientes ubicados a altitudes mayores a 1500 m.s.n.m., y oscila entre 50 y 85 kg/ha/año para aquellos ubicados a altitudes menores. Entre estos últimos, para el embalse El Guájaro (160 km^2, Zmedia = 4 m) se ha reportado un Y = 82 kg/ha/año (Zárate et al. 1991). Para los ambientes entre 10 y 100 ha los rendimientos oscilan entre 130 y 200 kg/ha/año dependiendo de la intensidad de manejo, siendo un 30–40% mayores en aquellos donde se incluye fertilización. Los ambientes menores a las 10 ha son intensivamente explotados con técnicas de acuicultura pero no se dispone de información sobre sus rendimientos (Valderrama Barco, com. pers.).

En los ambientes ubicados en altura el desarrollo de programas de fomento de proyectos de acuicultura dio inicio a un leve desarrollo de la pesca. Aunque existen programas de fomento, hay carencia de crédito. La organización social para la producción es ineficiente y se requiere un mayor incentivo a la investigación. Entre las medidas sugeridas para aumentar los rendimientos se sugieren: siembras periódicas, armonizar el uso de los recursos acuáticos (por ej. con el uso para generación hidroeléctrica), controlar el uso de agroquímicos, manejar los habitats y mejorar la organización social para la producción. En los ambientes ubicados a altitudes menores, entre los factores que contribuyen a frenar el desarrollo de la actividad se encuentran: los bajos niveles socioeconómicos y la baja organización social, un medio acuático degradado, programas gubernamentales poco eficientes, y la gran presión social sobre los recursos. Sin embargo, existen programas nacionales y municipales que están of reciendo posibilidades al desarrollo de la pesca. El rendimiento pesquero podría ser incrementado estableciendo programas de siembra, limitando el libre acceso a la pesca, estableciendo programas de fomento a la pesca-acuicultura, y mejorando los servicios al pescador artesanal y la organización social (Valderrama Barco, com. pers.).

7.4.3. Costa Rica.

Un proyecto de cultivo de Oreochromis aureus en jaulas flotantes en el embalse Arenal (Shodjai et al. 1989) contempla una producción de 900–1000 tm/año. El embalse Arenal posee una superficie de 80–82 km^2 y una profundidad media de 27 m. Es actualmente un ambiente mesotrófico con una concentración de fósforo total (TP) de unos 45 mg/m^3. La estimación de la producción óptima (Shodjai et al. 1989) fue realizada según Beveridge (1984), con el fin de limitar el rango tolerable de TP a unos 55–65 mg/m^3. La producción de peces en jaulas promediada para todo el embalse sería equivalente a unos 115 kg/ha/año. A estos deberían adicionarse el rendimiento pesquero natural de las poblaciones de peces del embalse. Dentro de las alternativas manejadas por el proyecto se contempla la producción de peces de 300–350 g y de 600–700g, con un peso inicial de siembra de 50g (Shodjai et al. 1989). La densidad media de siembra en número (SDMN) sería de 170–340 ind/ha/año, equivalente a una densidad media de siembra en peso (SDMW) de 8–17 kg/ha/año.

7.4.4 Venezuela.

Venezuela posee unas 700000 hectáreas de embalses. Aproximadamente el 60% de ellos tienen superficies entre 10 y 100 km^2 (Novoa 1992). Fueron construídos para diversos usos. Se posee escasa información limnológico-pesquera y prácticamente no se los utiliza para la explotación pesquera, con excepción del embalse de Guri. En muchos embalses existen pesquerias de subsistencia o autoconsumo de importancia mínima. En algunos embalses se hace uso individual y descoordinado por parte de entes oficiales y privados, con fines de investigación, promoción de la pesca y acuicultura. Entre los factores limitantes se encuentran: falta de información estadística confiable, conflictos jurisdiccionales, problemas de competencia legal, falta de políticas de manejo. Actualmente el impacto social de la pesca es escaso. La aplicación de políticas adecuadas para la intensificación de la pesca y de su uso para la acuicultura, se lograría un significativo aumento en las capturas y en el nivel de empleo (Novoa 1992). Durante los últimos años, experiencias de cultivo extensivo en la región Guyana (región agrícola), indicaron rendimientos entre 300 y 2700 kg/ha/año, con valores promedios de 500 a 700 kg/ha/año (Novoa, 1992).

Novoa (1992) menciona las medidas a nivel nacional que deberían implementarese para intensificar la pesca en embalses de todo tamaño. Entre ellas: diagnóstico de la situación actual de la pesca en embalses, clasificación de embalses, regionalización del uso pesquero, completar información faltante y estimación del potencial pesquero de embalses. Otras necesidades serían: definir las posibilidades de uso para la acuicultura y las posibilidades de repoblación, definir especies y densidades de siembra, considerar el impacto sobre las especies nativas, y finalmente, definir las políticas y planes operativos para la explotación (Novoa 1992).

7.4.5 Argentina y Chile.

Argentina y Chile prácticamente no utilizan sus embalses y lagos para pesquerías de captura, con la excepción de las lagunas de la pampasia en Argentina. Los pequeños cuerpos de agua no son generalmente utilizados para la pesca, aunque existen proyectos de explotación intensiva.

Argentina tiene registrada una superficie de 2320000 ha de lagos y embalses, de los cuales 126000 ha corresponden a cuerpos de agua con superficie menor a las 1000 ha (Quirós et al. 1984). El relevamiento ha sido exhaustivo para cuerpos de más de 1000 ha y el área de los de menor tamaño está subestimada.

En Argentina existe distinto tipo de reglamentación para el uso de los cuerpos de agua para la acuicultura según el estado provincial del cual se trate. En general, la tendencia es a prohibir el uso de los lagos naturales y promover el uso de los embalses. Solamente un embalse (Alicurá, 6500 ha) en la meseta patagónica está siendo utilizado en la actualidad para la cría de trucha en jaulas. Las primeras estimaciones sobre su capacidad de carga en 8000-4000 tm/año fueron muy altas. Ello equivaldría a llevar un cuerpo de agua con un rendimiento potencial basado en la productividad natural de 20–30 kg/ha/año a un rendimiento de 620–1250 kg/ha/año.

Chile ha reglamentado el uso de sus lagos para actividades de acuicultura. En principio estos pueden ser utilizados para hacer “smolt” en jaulas, pero no para engorde de peces. Consideraciones sobre la calidad de agua deseada condujeron a reglamentar la carga máxima de peces en jaulas en una producción anual máxima (Yt jaulas máximo, tm/año) igual a la superficie del cuerpo de agua en hectáreas dividida por 35. Esto sería equivalente a fijar un rendimiento pesquero con causa en la acuicultura de 30 kg/ha/año.


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