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3. EL CULTIVO DEL PEJERREY

3.1 Cultivo del pejerrey en Sudamérica.

El cultivo del pejerrey ha adquirido y mantiene hasta el presente la modalidad de piscicultura de repoblación.

Tradicionalmente los esfuerzos han sido centralizados en la producción de alevinos con vesícula destinados a la resiembra en lagunas, embalses y reservorios de agua.

En la década de los cuarenta ya estaban desarrollados los métodos de desove artificial, incubación de ovas y transporte y siembra de ovas embrionadas y alevinos que se aplicarían durante las cinco décadas posteriores.

En 1954, una guía práctica completa desarrolla los diferentes temas que componen la técnica de cultivo desde la captura de reproductores hasta la alimentación de alevinos y su cultivo en estanques y presas. 40 años después el cultivo artificial de especímenes de zooplancton permite un avance notable en el desarrollo de las técnicas de cultivo.

Al respecto, Vera Rivas y LLanos Urbina (1989) realizan una revisión del estado de la acuicultura del pejerrey en los diversos países de la región, trabajo del cual se extrae el siguiente resumen: Brasil: básicamente se trata de incrementar la productividad natural mediante la siembra y repoblación de lagos y embalses e intentos de producción en corrales. Al respecto (Viruez Mardini y Porto da Silva, 1979) describen la práctica del abonado orgánico de pequeños embalses y la distribución en los mismos de alimento artificial de elaboración artesanal a guisa de complemento del alimento natural. Uruguay: producción artificial de alevinos para la repoblación. Bolivia: como acuicultura de repoblación. Perú: se practica la piscicultura de repoblación desde 1978. Se realizan campañas de siembra y resiembra en lagos y lagunas de varios Departamentos del país.

Los cambios más significativos se han producido en escalas que podríamos calificar de piloto con la demostración de la posibilidad de producir cornalitos en estanques abonados orgánicamente: se obtuvieron producciones de hasta 600 kg/ha en un período de algo más de cuatro meses mediante el sólo empleo de abonos orgánicos y sin complementar con alimento artificial (Reartes, 1987). Pero especialmente se ha mejorado sustancialmente la producción masiva de larvas y alevinos adoptando sistemas intensivos de recirculación y el empleo de alimento vivo cultivado (Reartes, 1983; Reartes et al., 1989).

3.2 Calidad del agua de cultivo.

El pejerrey es un pez muy tolerante a incrementos paulatinos de la salinidad. Así en la Laguna Mar Chiquita (Pcia. de Córdoba) cuya salinidad actual fluctúa entre 24 y 35 por mil, poblaciones de pejerreyes provenientes de ambientes de agua dulce ingresaron por los ríos que alimentan la Laguna y se establecieron en la misma. Debido a que la Laguna salvo algunas poblaciones costeras de Jenysia y Gambusia prácticamente no contiene otros peces, el pejerrey se expandió por todo el ámbito de la Laguna (70 × 120 Km) siendo actualmente el sustento de una próspera pesquería. En momentos en que la laguna de Mar Chiquita tenía una salinidad de aproximadamente el doble de la actual su composición en sales era la siguiente (Durigneux, J. 1978):

Cloruro de sodio60.300 grs/l
Sulfato de sodio13.500 grs/l
Sulfato de calcio  1.800 grs/l
Sulfato de magnesio  1.780 grs/l
Cloruro de potasio  0.540 grs/l
Cloruro de litio  0.061 grs/l

Tabla 1: Valores extremos de parámetros ambientales en estanques de cemento abonados orgánicamente para los siguientes parámetros (Reartes, 1987):

PeríodoTemp °CO2mg/l
(min)
pHCO2 mg/lN-NH3 mg/lDureza total mg/l * CaCO3
Verano18–301.28–100–510.2–1.490–205
Invierno8–15Sat.8–100–950.2–1.5125–189

Como es de esperar, la disminución del carbónico coincide con las horas de mayor actividad fotosintética. Los niveles elevados de anhídrico carbónico son propios de ambientes sometidos a procesos de eutroficación y su tolerancia por parte de los pejerreyes puede atribuirse a que estos peces viven normalmente en lagunas bajas de fondo plano normalmente ricas en detritos sometidos a diversos grados de descomposición en condiciones favorables para la generación de gas carbónico. La misma reflexión es válida en lo concerniente al N-amónico. Con respecto a la temperatura, los pejerreyes parecen evitar las temperaturas por encima de los 30°. Por otra parte toleran sin sufrir consecuencias negativas el congelamiento temporal de la superficie del estanque.

3.3 Alimentación del pejerrey en estanques

3.3.1 Análisis de alimento de pejerrey en estanques abonados orgánicamente

Se resume el trabajo realizado en estanques de concreto (15 × 3 m y 1, 2 m de profundidad) en la Estación de Piscicultura del Dique San Roque en la Pcia. de Córdoba, Argentina.

Se efectuó el análisis del alimento (porcentajes de frecuencias) sobre el contenido del tubo digestivo de los pejerreyes sembrados en los estanques al alcanzar entre 40 y 140 días de edad.

Los pejerreyes habían sido sembrados como larvas en medio enriquecido orgánicamente mediante la adicción de guano de vacuno, práctica que estimula el desarrollo del zooplancton (compuesto principalmente por Cladóceros). Las determinaciones de biomasa de zooplancton alcanzaron un máximo de 1.68 g/m3.

Tabla 2: Preferencia alimentaria del pejerrey en estanques de cultivo. Los valores se expresan como porcentajes de presencia de cada ítem. Edad de los peces comprendida entre 40 y 140 días. (Modificada de Reartes, 1987, cuadro 2)

Estanque
no
Zoopl.%Veget.%Insectos%Arañas%Indet.%
192.978.635.7---64.3
6.740.0293.353.326.6

En general los tubos digestivos estaban llenos a repleción de zooplancton, predominantemente cladóceros. El zooplancton manifestó su presencia en el 93 % de los tubos digestivos de los peces examinados. En aquellos casos (7 %) en que no se detectó su presencia, el tubo digestivo se encontraba vacío. Otros alimentos frecuentes fueron insectos y algas verdes filamentosas. Asímismo es muy elevado el porcentaje de presencia de detritos registrados como material indeterminado (presente en entre el 40 y el 64 % de los individuos examinados). Este hecho es concordante con la comprobación realizada por Schroeder (1978) de la importancia de los detritos encapsulados por bacterias como integrante de la dieta de peces en estanques abonados orgánicamente.

Las algas verdes filamentosas se adhieren a las paredes de los estanques; entre las mismas es frecuente observar la presencia de densos agrupamientos de cladóceros, especialmente Simosa, por lo cual es muy probable que los peces ingieran estas algas al atrapar los cladóceros.

Para el caso analizado, la baja o a veces nula presencia de copépodos en los tubos digestivos refleja la composición del zooplancton más bien que una preferencia del pejerrey. En los estanques abonados con guano de vacuno los copépodos se encuentran ausentes en su casi totalidad. En experiencias realizadas posteriormente con cultivos de zooplancton en estanques (2 500 l) de cemento en los cuales también se empleó guano de vacuno a tasas elevadas (con ausencia de peces) se corrobora esta presunción dado que los copépodos estaban totalmente ausentes pese a haber sido inoculados inicialmente conjuntamente con cladóceros. Al cambiar el método de abonado de manera de estimular el desarrollo de clorófitas, los copépodos desplazan casi totalmente a los Cladóceros.

3.3.2 Ingesta de alimentos artificiales en cultivo en estanques

Los pejerreyes de criadero, tanto los juveniles como los adultos, rápidamente se acostumbran a comer alimento artifical en forma de masa húmeda colocada en bandejas dentro del estanque.

El pejerrey puede ser habituado a ingerir alimento seco peletizado. (Observación personal). Este propósito se logra con peces nacidos en cautiverio empleando alimento balanceado de origen comercial formulado para truchas. Pejerreyes desde los 65–70 g de peso aceptan ser alimentados con granulados elaborados para truchas adultas.

3.4 Transporte de pejerreyes vivos

3.4.1 Transporte de ovas embrionadas

Gonzalez Regalado y Mastrarrigo (1954) describen el método empleado en la época para el transporte de ovas embrionadas, el cual ha sufrido hasta el presente sólo ligeras modificaciones. Las dos condiciones que se exigen a los envases para que se cumpla un transporte adecuado son:

  1. mantener la temperatura estable en un ambiente húmedo y fresco en el interior de los recipientes (conservadoras de tergopol o isopol).

  2. Disponer las ovas en capas simples, separadas para facilitar una conveniente aireación.

Ante todo los lotes de ovas destinados al transporte deben tener los ojos bien visibles y pigmentados. En este estadío las ovas toleran muy bien la manipulación, reduciendo al mínimo las pérdidas. Las ovas embrionadas se disponen en artesas. Por ejemplo en una artesa de 20 × 25 cm pueden acomodarse unas 15 000 ovas.

3.4.2 Transporte de juveniles y adultos

El pejerrey es un pez sumamente sensible a la manipulación debido a lo cual el transporte de ejemplares vivos exige precauciones especiales.

Los aspectos principales y fundamentos del protocolo de transporte son resumidos a continuación. Para una ampliación del tema puede consultarse la literatura (Piper, et al., 1982; Huet, M. 1981.

De todos los estadíos de desarrollo de la especie, los alevinos con vesícula son los más fáciles de transportar; también se realiza exitosamente el transporte de juveniles de entre 2 y 5 cm de longitud. Las dificultades se acrecientan y la sobrevivencia disminuye para las tallas mayores las cuales son especialmente sensibles.

Los factores de mayor importancia que incidirán en la sobrevivencia de los peces transportados son los siguientes:

Stress: como hemos mencionado reiteradamente los pejerreyes son especialmente sensibles a la manipulación, la cual se hace inevitable durante el desarrollo de las operaciones asociadas con el transporte. El stress resultante puede causar pérdidas totales, parciales o una mortalidad diferida luego del arribo. Acorde a nuestras observaciones realizadas bajo condiciones de confinamiento en estanques de cemento (15 × 3 m y 1.2 m de profundidad) la mortalidad diferida puede prolongarse hasta más allá de las dos semanas posteriores al traslado. Al respecto cabe señalar que a diferencia de lo que sucede con otros peces, la proporción de pejerreyes muertos que flotan en superficie es muy baja o nula, sufriendo descomposición total en el fondo: ante esta falta de evidencia en contrario, es fácil diagnosticar equivocadamente una elevada tasa de sobrevivencia. El origen de los pejerreyes, ya sean provenientes de criaderos o silvestres capturados en ambientes naturales, incide marcadamente en la sobrevivencia de los mismos.

La mortalidad atribuible al stress, de juveniles criados a alta densidad en sistemas cerrados, es prácticamente nula (Reartes et al., 1989); por supuesto siempre que se tomen las precauciones normales.

Los peces silvestres en cambio son muy afectados por el stress y ambos tipos de mortalidad, inmediata y diferida, pueden llegar a afectar conjuntamente hasta el 100% de los integrantes de un grupo capturado en ambientes naturales.

Oxígeno: el consumo de oxígeno se incrementa dramáticamente con la manipulación propia del embalaje. A los fines prácticos se requiere un mínimo de 6 mg/l de oxígeno disuelto. El oxígeno debe ser calculado en exceso; el consumo de oxígeno por parte de los peces se incrementa con el aumento del carbónico.

Temperatura: de manera similar a lo que sucede con otras reacciones biológicas, el consumo de oxígeno se incrementa al aumentar la temperatura. El empleo conjunto de cajas aislantes de tergopol y hielo es suficiente para transportes de corta duración.

Amonio: los peces eliminan el amonio metabólico principalmente a través de las branquias. Se trata de un veneno biológico que en el estanque deriva de la descomposición de restos de comida, excretas, etc. Determinan la tasa de excreción de amonio por parte de los peces, tanto la temperatura como el tiempo transcurrido desde la última ingesta de alimento. El descenso de la temperatura trae aparejado el doble beneficio de hacer bajar tanto la tasa de excreción de amonio como la de consumo de oxígeno.

Cuando sea posible, es conveniente mantenerlos 24 y 48 (de acuerdo a la talla) horas antes de su transporte en jaulas en las cuales circula agua limpia y se suspende la alimentación.

Anhídrido carbónico: en los recipientes de transporte, proviene de la respiración de peces y bacterias. Tiene como efecto la acidificación del agua. Los peces pueden morir ante la presencia de niveles muy elevados de anhídrido carbónico. El umbral letal puede alcanzarse en condiciones de hacinamiento si no existe una ventilación adecuada del medio. En general por cada mililitro de oxígeno consumido por un pez se producen 0.9 ml de anhidrido carbónico.

Algunos autores (Piper et al., 1982) aconsejan el empleo de buffers para minimizar las variaciones en el pH durante el transporte. Se recomienda especialmente un buffer orgánico, además de buffers inorgánicos tales como los fosfatos, el trihidroximetilaminometano; la tasa de aplicación fluctúa entre 1.3 y 2.6 g/l.

Anestésicos: el empleo de anestésicos tiene como objetivo bajar la actividad metabólica de los peces; como efectos benéficos se producen descensos en el consumo de oxígeno, la excreción de desechos nitrogenados y la producción de carbónico. (Piper et al., 1982).

El cloruro de benzocaína ha sido probado exitosamente con un mínimo de mortalidad en pejerreyes juveniles (Donatti, O. y Reartes, J. Trabajo no publicado) no registrándose mortalidad atribuible hasta un período posterior de 3 meses de duración.

3.4.3 Métodos de transporte de pejerreyes

3.4.3.1 Transporte en tanques

Juveniles y adultos silvestres de tamaño reducido se transportan en pequeños estanques de 50 a 100 l a una densidad de 1 individuo (80–150 g) cada 10 l de agua. En tales casos es imprescindible bajar la temperatura hasta unos 15–17 C° mediante el agregado de hielo. Cuando la duración del tiempo de transporte es reducida (alrededor de una hora) se alcanza una tasa de sobrevivencia elevada sin el burbujeo de oxígeno. No es conveniente transportarlos en verano ni en días muy cálidos durante las restantes estaciones. Para viajes de mayor duración y a densidad más elevada es indispensable la utilización de oxígeno y tranquilizantes.

3.4.3.2 Transporte en bolsas de polietileno

Se adapta muy bien al envío de reducidas cantidades de peces de pequeño tamaño. El saco de polietileno se llena con ⅓ de agua y se inflan con oxígeno los 2 tercios restantes. Para alevinos de 3 a 4 cm de longitud se recomienda una tasa 10 alevinos por litro de agua (Bertoletti, J. 1985). Los sacos con peces, una vez cerrados, se colocan en cajas de tergopol, pudiéndose agregar hielo en el fondo de las mismas. Tal densidad deberá disminuirse a la mitad si la duración del viaje es superior a las 12 horas o la temperatura ambiente es muy elevada (Bertoletti, J. 1985). De todas maneras, a igualdad de condiciones se debe tener en cuenta que en un mismo volumen de agua podrá colocarse menor peso total de peces de pequeña talla que de tallas mayores en razón de la más elevada tasa metabólica de los peces jóvenes.

3.5 Producción de ovas fecundadas. Desove artificial. Métodos de incubación. Temperatura de incubación

3.5.1 Captura de reproductores

En este tipo de operaciones no se emplean redes de arrastre dado que es muy disímil el tamaño de los ejemplares capturados mediante este arte. Se emplean redes fijas verticales, cuyas mallas se ajustan al tamaño de los reproductores que se deseen obtener. Las redes pueden calarse por la tarde para levantarlas a la mañana siguiente o bien simplemente efectuar lances en semicírculo (“rodeos”) en el mismo momento de iniciar las operaciones para llegar a producir el desove artificial. A medida que se van desenmallando los ejemplares se hace la separación de sexos para disponerlos seguidamente en forma separada en bateas plásticas de unos 60 l de capacidad. De tales bateas se extraen los ejemplares seleccionados (en relación aproximada de 3 machos por hembra). La operación requiere un cierto entrenamiento para realizarla lo más rápidamente posible dado que los reproductores viven como máximo una media hora. Los reproductores no sobreviven a la manipulación asociada con la freza artificial. Resulta imperativo poner a punto técnicas que permitan conservar a los mismos para su utilización en frezas sucesivas.

Las ovas de pejerrey son adherentes y forman grupos compactos que en general se separan empleando tijeras para cortar los filamentos, una vez cumplido el proceso de hidratación. Tal procedimiento trae asociada la destrucción de un importante porcentaje de las ovas obtenidas.

3.5.2 Temperaturas de incubación

En general a partir de observaciones empíricas se ha tomado a los 18 grados centígrados como la temperatura óptima de incubación. Diversos grupos de investigación se han ocupado del tema empleando metodologías diferentes debido a lo cual los resultados no son estrictamente comparables entre sí y a menudo parecen contradictorios.

Donatti (comunicación personal) (aún no publicado) han realizado experiencias sistemáticas que relacionan temperaturas de incubación, índices de eclosión y sobrevivencia posterior de las larvas nacidas. Para ello se incubaron ovas embrionadas de pejerrey a 5 diferentes temperaturas: 18; 20; 22; 24 y 26 grados centígrados. Para cada una de las temperaturas se trabajó en triplicado con lotes integrados por entre 325 y 608 ovas embrionadas. Las conclusiones a las que se arriban (Tabla 3) consisten en que los mejores porcentajes de eclosión se dieron para aquellas ovas incubadas a 24 C°. En este caso se acumularon entre 120 (5 días) y 144 C° (6 días) hasta la eclosión del 50 % del total de ovas.

Por su parte Pinto Paiva y Scheffer (1978) incubando ovas de pejerrey sin ejercer control sobre la temperatura del medio, encuentran que los mejores índices de eclosión se dan para temperaturas que fluctuaron entre 9 y 17 C° con una media de 14 C°, las ovas eclosionaban cuando han acumulado 280 C° en unidades térmicas.

A su vez Gonzalez Regalado y Mastrarrigo (1954) aconsejan como temperaturas óptimas de incubación las situadas entre 15 a 21 C° con una media de 18 C°; acorde a dichos autores las ovas necesitan acumular entre 180 y 220 C° para su eclosión.

Table 3: Incubación de ovas de pejerrey a diferentes temperaturas. Porcentajes de eclosión, intervalos de eclosión y proporción de alevinos muertos al nacer (Donatti et al.)

Temp. Inc. JOvasLapso díasAlevinos muertos al nacer
Nro ini.Nro fin.% ecl.1ra ecltot.eclN%
26160830650.362185.9
26247024351.752--
26333018957.362189.5
24132520763.7532713
24233329789.153--
24337328877.263279.4
22138815339.473--
2223677219.6732737.5
22337519852.873189.1
20150731562.174185.7
20240821652.98494.2
20344224354.984--
18149912625.210597.1
18240427969.195--
18345027060.01056323.3
J: jarra de incubación; en triplicado para c/temperatura
Tot. ecl.: lapso transcurrido desde primera ova eclosionada hasta completar la eclosión

Una alternativa a la incubación en jarras con circulación constante de agua es descrita por Viruez Mardini y Porto da Silva (1979). Se trata de un recurso válido para circunstancias especiales: las ovas son transportadas desde el centro o estación de piscicultura hasta su destino donde es finalizado el proceso de incubación. Las ovas oculadas (probablemente en pequeña cantidad, si bien los autores no lo mencionan) son colocadas en una fuente enlozada la cual se recubre con una malla plástica de entre 5 y 10 mm de abertura. El conjunto se coloca en el fondo del estanque o reservorio en un lugar con más de 50 cm de profundidad y al abrigo de corrientes de importancia. Los alevinos son protegidos por la malla a través de la cual pueden abandonar el recipiente una vez reabsorbida la vesícula.

3.6 Cría masiva de larvas

Los pejerreyes nacen con una pequeña reserva de vitelo, que con unos 20°C de temperatura dura entre 3 y 5 días. Una vez reabsorbido el contenido de la vesícula vitelina y de no disponerse de alimento adecuado, se producen mortandades masivas llegándose a la pérdida total en el lapso de pocas horas.

Los alevinos son mantenidos en acuarios de PVC (35 × 105 × 35 cm = 128 l de capacidad). Cada acuario tiene una entrada individual de agua que es recirculada mediante pequeñas bombas centrífugas a través de un filtro de arena de alta presión o un filtro de goteo, acorde a la carga de peces. Como primera alimentación se emplean nauplios de artemia, o mejor aún rotíferos (Brachionus sp).

Una vez desarrollado el cultivo de microalgas se inocula con Brachionus los cuales en condiciones adecuadas de temperatura (por encima de 17 C°) se producirán en forma masiva y continua. En tal caso un tanque de 500 l produce los rotíferos suficientes para alimentar entre 7 000 y 10 000 alevinos simultáneamente. La densidad de rotíferos en los tanques de alevinos se mantiene alrededor de los cinco individuos por ml.

Transcurrido un período que fluctúa entre 5 días y una semana, los rotíferos pueden ser gradualmente reemplazados por nauplios recién eclosionados de Artemia. La alimentación con nauplios de artemia se continúa hasta que los alevinos tienen unos 15 días de edad, momento en que pueden a su vez reemplazarse gradualmente ya sea por alimento vivo (copépodos, pequeños cladóceros) o bien por alimento artificial.

Como resultado de variaciones locales se pueden producir camadas de larvas cuyo tamaño permite prescindir de la etapa de rotíferos y comenzar directamente con nauplios de artemia. Pasados las dos o tres primeras semanas de vida se reemplazan gradualmente los nauplios de artemia por alimento vivo de mayor tamaño.

3.7 Producción masiva de alevinos de vesícula reabsorbida. Densidad. Tipo de alimento.

Reartes et al. (1989) comparan el efecto de dos tipos de dietas artificiales y una natural sobre el crecimiento y sobrevivencia de alevinos de pejerrey. Una de las dietas artificiales es un alimento micronizado especialmente producido para larvas de peces por la firma Zeigler de Estados Unidos; el otro alimento es la dieta para alevinos de trucha en base a hígado molido formulada por Phillips (1975)

Table 4. Efectos de diferentes tipos de dietas sobre el peso medio y la longitud total promedio (LT: longt. total) de alevinos de pejerrey. (Extraída de Reartes et al., 1989)

Estanque noTipo de alimentoPeso medio en mg (DS)Long. media (LT) en mm
(DS)
Mortal %
3BZooplanc85.4(36.4)23.4(2.8)1.14
2BZooplanc110.4(47.1)25.5(3.5)3.82
4BL AP-10037.2(20.6)18.0(3.0)40.77
6BL AP-10041.0(25.1)18.3(3.1)42.31
5BHígado30.1(18.9)16.7(2.1)41.15
1BHígado43.3(19.1)19.9(2.8)28.46

La dieta natural consistió en cladóceros cultivados masivamente en estanques de 2 500 l. abonados orgánicamente. Los alimentos se suministraron en exceso cuatro veces por día, siete días por semana. Se emplearon alevinos nacidos en el laboratorio de acuicultura del INTECH los cuales recibieron nauplios de artemia como primer alimento exógeno hasta cumplir un mes de vida, edad a partir de la cual se da comienzo a las experiencias. Cada alimento se prueba en duplicado con 260 alevinos por estanque (520 en total por tipo de dieta).

Se utilizó un sistema cerrado de cultivo con un volumen de unos 3 000 l constituido por seis estanques de PVC de 65 l de capacidad cada uno, en los cuales se mantuvieron los grupos individuales de alevinos en experimentación; el filtrado biológico se realiza a través de un filtro húmedo de goteo provisto de matrices de PVC. El filtro está diseñado para trabajar eficientemente con una carga máxima de hasta un kg diario de alimento artificial.

Todas las dietas se probaron por duplicado; en consecuencia se utilizaron seis estanques experimentales en total. El peso y la longitud promedio de los alevinos se midieron semanalmente sobre muestras de 50 individuos extraídas de cada unidad experimental. Los peces eran repuestos al estanque de origen una vez medidos y pesados. Diariamente se contaban y medían los peces muertos en cada uno de los tanques.

Al promediar la segunda semana de cultivo, la mortalidad entre los peces alimentados ya sea con micropellets o con hígado molido fue casi diez veces superior a la mortalidad registrada entre los alevinos alimentados con zooplancton (Table 4). Asímismo el análisis de varianza muestra que los pesos de los alevinos alimentados con zooplancton son significativamente superiores a los alimentados con las restantes dietas (F obs = 87.16 427 para 2 y 188 grados de libertad)

Un análisis de varianza realizado para comparar los efectos de los micropellets y del hígado molido sobre el peso medio de los alevinos experimentales no evidenció diferencias significativas entre ambos tratamientos. En la Tabla 4 se resumen los resultados de las experiencias. Innegablemente el zooplancton resulta el alimento de elección cuando se trate de criar cantidades moderadas a pequeñas de alevinos.

Viruez Mardini, C. y C. Porto da Silva (1979) aconsejan el empleo de dietas artificiales para complementar el alimento natural; en la composición de las mismas entran harinas animales y vegetales con una pasta húmeda la cual se coloca en el fondo del estanque.

3.8 Producción de juveniles de 3 a 10 cm de longitud en estanques de cemento y en jaulas. Cornalitos

La bibliografía especializada señala que los intentos sistemáticos de cría de pejerrey en condiciones controladas son muy escasos y de resultados controvertidos.

Seguidamente se describen las experiencias realizadas por el autor (Reartes, 1987) Las mismas fueron realizadas en estanques de cemento (15 ×3 m y 1.2 m de profundidad) en la Estación de Piscicultura del Dique San Roque, Pcia. de Córdoba, Argentina.

Los estanques empleados fueron abonados orgánicamente 10 días antes de la introducción de las larvas de pejerrey. Dado que en principio se intentaba producir adultos de talla comercial, se adoptaron densidades relativamente bajas: 13.3 y 5.6 larvas por metro cuadrado de estanque. Al cabo de 4 meses (141 y 130 días respectivamente) se obtuvieron producciones de 456 y 594 kg/ha, (Tabla 5) cifra que en términos anuales significa entre 1 184 y 1 661 kg/ha. La mortalidad para la densidad más baja fue del 10.8% y para la más elevada del 66%. El peso promedio de los peces producidos (entre 10.10 y 11.9 g) está comprendido en la categoría de consumo llamada cornalitos.

Tabla 5. Datos de crecimiento y producción del pejerrey O. bonariensis cultivado en estanques abonados orgánicamente (Extraído de Reartes, 1987, Tabla 4)

Dens.
n/m2
Edad
días
Peso
medio g
Tasa de
crec.
Rinde
kg/ha
Prod. kg
ha-1 año-1
Mortal.
%
13.3300.141.75456.61 18466
732..562.03
1104.900.53
14110.100.69
5.6400.351.98594.41 66110.8
611.902.42
905.200.79
13011.900.80

La producción en estanques abonados orgánicamente de juveniles de pejerrey destinados al consumo humano constituye una técnica que en líneas generales ha demostrado su factibilidad económico-técnica. Resta aún dilucidar la probabilidad de existencia de problemas sanitarios dado que los cornalitos se consumen no eviscerados.

Otro de los problemas a solucionar está representado por la carencia de fuentes confiables de producción de alevinos destinados a la venta a los potenciales productores en la cantidad que la actividad lo requiera. Las ventajas potenciales del desarrollo de una acuicultura de fases juveniles de pejerrey son evidentes. En algo más de 4 meses, con el sólo insumo representado por la distribución de abono y la eventual aireación mecánica del medio se obtienen en términos absolutos entre 450 y 590 kg de producto de excelente calidad, buena demanda y precio similar al que se paga por los adultos.

3.8.2 Cultivo en jaulas

Se ha podido comprobar que el pejerrey se desarrolla normalmente en jaulas, tanto en aguas quietas como en corrientes artificiales de moderado caudal. En efecto, en el Instituto Tecnológico de Chascomús durante el transcurso de ensayos ideados con otra finalidad, se criaron juveniles de pejerrey en jaulas colocadas en estanques circulares y canales rectangulares, los cuales estaban integrados en sistemas cerrados de recirculación de agua provistos de filtros biológicos. La densidad está de acuerdo con la talla: 250 ejemplares por metro cúbico para juveniles de 10 g de peso promedio y 100 individuos por metro cúbico de peces de entre 50 y 70 g de peso promedio.

Para el caso de los canales rectangulares (0.30 × 0.45 × 5.00 m) las jaulas (en forma de prisma) eran recorridas por un caudal continuo de agua de alrededor de 40 l por minuto.

En ninguno de los casos pudieron atribuirse pérdidas a las condiciones de confinamiento en jaulas. Los trabajos de referencia se extendieron por algo más de dos años e implicaron el empleo de diversos lotes de peces.


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