Global Forum on Food Security and Nutrition (FSN Forum)

Moises David Rojas Peña

MIC/Punto Focal FAO
Dominican Republic

Todos los alimentos, desde el brócoli hasta una malteada de chocolate, contienen nutrimentos que necesitamos para sobrevivir. Los nutrimentos se clasifican en seis categorías lípidos, carbohidratos, proteínas, minerales, vitaminas y agua. Estas sustancias satisfacen las necesidades básicas del cuerpo, incluyendo energía y materias primas para sintetizar las moléculas de la vida, enzimas, proteínas estructurales, materiales genéticos, portadores de energía, el calcio que componen los huesos y los componentes a base de lípidos de todas las membranas celulares.

La energía que quema el cuerpo son las calorías que se obtienen de los alimentos. Las células dependen del suministro de energía para mantener su increíble complejidad y realizar una amplia gama de funciones. Cuando se es priva de esta energía, las células comienzan a morir en el lapso de unos cuantos segundos. Cuando se suspende el suministro de alimentos requeridos el cuerpo empieza un proceso de decadencia física que se presenta como desnutrición y anemia crónica.

En la Republica Dominicana el promedio nacional de desnutrición a nivel nacional es de 3.1%, y en las provincias fronterizas es de 10.5% y un 14% en los niños y niñas de madres haitianas. Los efectos de la desnutrición, la diarrea y las infecciones respiratorias agudas han causado la muerte a los menores de un año.  De la población de niños entre 2 y 9 años el 4.5% padece algún tipo de discapacidad y la desnutrición infantil crónica se incrementó de 6.1% a 7.2%. En los primeros 5 años de vida ocurren los cambios más importantes en el crecimiento y desarrollo. El 5% de esto menores se clasifican como desnutridos y casi 1 de cada 100 niño como desnutrido severo. En la edad del detecte la cual oscila entre 12 a 23 meses se encuentra un alto porcentaje de desnutridos ya que los infantes comienzan a moverse por sí mismo y, posiblemente, a ingerir sustancias no limpias y/o contaminadas.

La lactancia materna es el alimento ideal para la población de recién nacidos, ya que la leche materna proporciona uno de los mayores aportes nutritivos para su crecimiento y desarrollo físico, mental y afectivo de la niñez y es que esta leche contiene anticuerpos que sirven de protección de enfermedades como son: la diarrea, gripe, alergia, y otras infecciones de diferentes orígenes. Entre la población de 0 y 3 meses de edad, solo el 6% de los niños son lactados. El 4% recibe alimento con pecho materno exclusivo. Un 36% de niños y niñas de 6 a 9 meses recibe leche materna y comida solida/blanda. Entre la población de niños y niñas de 12 a 15 meses el 38% están lactados. Esto nos indica que un alto porcentaje de niños y niñas no reciben lactancia.

En la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición, en su discurso a la sesión plenaria, Su Majestad la Reina Letizia de España reiteró que la malnutrición es la causa principal de enfermedades en el mundo. La Declaración de Roma reafirmo los compromisos contraídos en la primera Conferencia sobre Nutrición de 1992, donde se compromete a los países a erradicar el hambre y a prevenir toda forma de malnutrición en el mundo, en especial la desnutrición infantil y la anemia en las mujeres y niños entre otras carencias de micronutrientes, así como a invertir la tendencia a la obesidad. Además, compromete a los países a adoptar medidas para transformar sus compromisos relativos a la nutrición en acciones concretas.

De estas acciones concretas dependen la alimentación de 840 millones de personas que están subnutridas a nivel mundial y, la mayoría de ellas – 827 millones – se hallan en los países en desarrollo.

La Republica Dominicana pertenece a los países en desarrollo y dada la característica geográficas e insulares nuestro país está expuesto a sufrir los efectos del cambio climático, como los son fenómenos climatológicos extremos y recurrentes como huracanes y tormentas tropicales, donde las condiciones de inestabilidad socioeconómicas y degradación ambiental, determinan fuertes presiones hacia el medio ambiente. Los principales impactos en materia de variabilidad climática se ven reflejados principalmente en las provincias fronterizas con Haití, las cuales son las más pobres del país. A la vez, las regiones agropecuarias de la zona, están amenazadas de manera permanente por eventos naturales y por actividades antropogénicas, generando emergencias y desastres a lo largo de las regiones sur y este.

En la agricultura, los mayores impactos que se registran son causadas por la sequias, las inundaciones, perdida de la agroproductividad, la migración de zonas agropecuarias a mayor altitud, tormentas tropicales, huracanes, incendios forestales en gran parte del país y el aumento del nivel del mar que año tras año va en ascenso.

La presencia de plagas en nuestros cultivos ha causado serio problema con pérdida económica en millones de pesos y empobrecimiento de nuestros productores agropecuarios. Por ejemplo; La enfermedad de la Roya (Hemilenia vastatrix), este hongo a colapsado a grandes hectáreas de cafetales, teniendo pérdidas significativas, principalmente en las provincias de Barahona en Polo y en la región del Enriquillo. La plaga del gusano del maíz (Spodoptera frufiperda), el cual es considerado como un insecto de plaga primaria del cultivo de maíz y segundaria del algodón, arroz y algunas hortalizas en todo el territorio nacional ha causado perdida en cultivos entero. La plaga de la mosquita blanca, en el frijol, ha traído problemas en todo el país con pérdidas totales, atacando principalmente ante de la floración.

En los cultivos de arroz se detectan serios problemas a causas de incendios en zonas como limón de Yuna, San Francisco, Nagua, Mao, San Juan, y en los cultivos de cacao por la presencia de roedores que acaban con los cultivos enteros en localidades como Puerto Plata, San Francisco y Miches. La enfermedad de la sigatoka negra ha causado serios problemas en la comercialización de los cultivos de banano, en las provincias de Valverde, Montecristi, y Azua.

La variabilidad climática ha producido fuerte impacto en la agricultura de todo el territorio nacional. Los principales impactos que se registran son: sequia e inundaciones en las regiones del suroeste, desde san Cristóbal, hasta la frontera, así como en el suroeste, desde Santiago hasta la frontera, contemplando las zonas más importantes de producción de Cibao; la perdida de la agroproductividad tanto de suelos como de cultivos principalmente y, las tormentas tropicales y huracanes en vertiente sur de la Cordillera, Sierra de Neiba.  Se prevé que la mayoría de los cultivos colapsaran a la mitad de su productividad actual entre los años del 2020 y el 2060.

La investigación en términos de cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria en el país se está desarrollando principalmente en adaptación y mitigación, así como en gestión de riesgo climático. Las políticas públicas y el marco normativo actual se estructuran en base a la Estrategia Nacional de Desarrollo y en una propuesta de la Ley General de Cambio Climático, de la cual se derriban diversas estrategia y planes así como numerosos instrumentos de gestión con los cuales podemos contar; Tratados internacionales, leyes, reglamentos, acuerdos, políticas estrategias, programas y/o planes operativos divididos en: cambio climático, seguridad alimentaria, agricultura, gestión de riesgos, forestal y economía verde.

Para enfrentar la situación con acciones concretas propongo un proyecto basado en la consulta y recopilación de información de datos, para la coordinación, cooperación y coherencia eficaces entre todas las partes interesadas. Motivando la participación y el compromiso de las partes interesadas, la rendición de cuentas, la creación y adaptación de mecanismos eficaces de financiación y planificación y la elaboración, aplicación e integración de políticas y medidas a corto, medio y largo plazo encaminadas a promover y crear medios de vida resilientes y reforzar los sistemas alimentarios locales.

Estas acciones concretas propongo desarrollarla en la Región Enriquillo la cual en la parte más meridional del suroeste del Republica dominicana y está formada por la provincia Barahona, Pedernales, Independencia, y Bahoruco. Posee una superficie de 7,102,58 Km.2 representando el 15% del territorio nacional. Cuenta con 327,636 habitantes. Es la zona con menor densidad de población del país.

La población de Enriquillo padece condiciones de vida pobres y muy pobres. Registra el índice de pobreza más agudo del país. El 90% de los hogares reciben ingresos mensuales de inferiores a RD$1,000.00 (US$75.00). Esta región presenta la cobertura de agua potable más baja y la mortalidad infantil más alta, 65,44 por cada mil nacido. En el ámbito de la educación la tasa de analfabetismo en la población de 15 años y más son muy superior a la media nacional con 27.52%. de analfabetismo. La situación de pobreza de la Región es evidente, en Bahoruco el 86% de los hogares son pobres y el 45% vive en condiciones de ¨pobreza extrema¨, en Independencia los indicadores son del 81.9% de hogares pobres y 36.6% ¨pobreza extrema¨, en Barahona el 86.6% son hogares pobres y el 38.97% vive en extrema pobreza, en la provincia Pedernales el 73.2% son hogares pobres y uno de cada cinco viven en condiciones de extrema pobreza.

El problema común en estas áreas es el uso inadecuado de los Recursos naturales, principalmente del recurso del agua que influye sobre la producción agrícola, en la productividad y el ingreso del campesino; sobre la salud de la población, y sobre el medio ambiente, lo cual impide mantener la biodiversidad de la zona y produce el grave problema de la deforestación. En el caso de la salud, la escasez de sistemas de distribución de agua potable y de medios para potabilización hace que una parte importante de la población no tenga acceso al agua potable o la reciba en mala condiciones.

El consumo de bienes y servicios se nota limitado y en base a la tabla de datos se observa una dieta con poco nivel nutricional. El 88.89% de la población no reciben ningún tipo de ayuda del gobierno. El 8.62% basa su dieta alimenticia en harina y sus derivados. El 4.51% y 2.8% consumen carne, pescado, leche y huevos, respectivamente a pesar que estos alimentos son los principales aportadores de nutriente al cuerpo. Por esta y otras causas es el alto grado de desnutrición en la región, 10%, siendo el valor más alto de todo el país. Se destacan el consumo de frutas y tubérculos, el 16.04% de población ingieren frutas en sus dietas. Sal y condimentos 10.43%, bebidas alcohólicas 5.84%, servicios y productos médicos 5.33% y comida rápida 13.79%. La población de la región Enriquillo es de poco recursos económicos y relativamente enferma con poco nivel de alimentación saludable con alto grado de desnutrición y obesidad.

 

La población de Enriquillo es relativamente joven, compuesta por un alto porcentaje de manos fuerte y en edad para el trabajo. El 24.28% están en el rango de 0 – 9 años de edad, de 10 – 14 años 12.95%, de 15 – 29 años 26.08%, de 30 – 49 años 20.03%, de 50 – 64 años 8.44%, de 65 – 85 y más años 8.64%. Según la encuesta del ministerio de estadística el 27.52% de la población es analfabeta y el 51.29% al momento de la encuesta no trabajan y un 48.71% se encontraban realizando alguna actividad laboral. Para el 20.78%% de la población su principal ingreso consistía en ingreso laboral y, del otro lado el 79.22% no percibía un ingreso fijo. La población de Enriquillo, posee una gran cantidad de mano calificada para ejercer puesto de trabajo desde miembro de la fuerza armadas, médico y técnico en las diferentes ramas, pero hay un dato que quiero resaltar es que, a pesar de ser una región agrícola solamente el 12.74% se dedica a la práctica de la agricultura, trabajo pecuario y peones agrícolas y el 13.10% son productores agrícolas, situación que afecta negativamente a la producción de alimentos y la seguridad alimentaria.

Para la agricultura, la región posee diferentes tipos de clase de suelo. La tierra que cuenta la región para el aprovechamiento agropecuario intensivo, siempre que se realice practica adecuada de manejo y conservación abarca desde la clase I hasta la IV la cuales poseen una extensión de 1,075.4 Km2. La clase I, II, III presentan excelente característica productiva. Sus suelos son profundos con excelente profundidad natural, relieve de plano ligeramente ondulado, bien drenado, lo que posibilita la implementación de regadío, con una fertilidad de excelente a media. La clase IV es la que presenta mayores límites de uso, siendo recomendada solo para cultivos anuales con prácticas de conservación y manejo más intensos para evitar su degradación para la abstención de una óptima rentabilidad en los cultivos.

Los suelos clase V y VI poseen un área de 1,380.9 Km2, son apto para pastos, cultivos de arroz, cultivos permanentes, aprovechamiento forestal y también para la producción pecuaria. Para estos suelos, su mayor limitación es la inclinación del terreno con presencia de grava, y la superficialidad de los suelos. Por estas razones son vulnerables a las inundaciones y la erosión hídricas.

Para concluir, luego de esta descripción de la Región de Enriquillo con la finalidad de alcanzar el objetivo de desarrollo de la misma, esta iniciativa pretende movilizar un compromiso de la comunidad en general y promover procesos coordinados de múltiples partes interesadas, como por ejemplo el examen del progreso y la puesta en común de las enseñanzas adquiridas, con objeto de fundamentar políticas y medidas encaminadas a prevenir, mitigar y combatir la inseguridad alimentaria y la malnutrición y a promover la recuperación en tales situaciones. En esta propuesta se resumen los principios y medidas que pueden ayudar a las partes interesadas a mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición. Involucrando a todas las partes interesadas como; instituciones públicas y autoridades locales; agentes políticos y de mantenimiento y consolidación de la paz; autoridades tradicionales; organizaciones intergubernamentales y regionales; instituciones financieras, donantes, fundaciones y fondos; organizaciones de la sociedad civil; organizaciones de investigación, universidades y organizaciones de extensión; entidades del sector privado; agricultores (especialmente los agricultores en pequeña escala) y sus familias; organizaciones agrícolas; comunidades y miembros de las poblaciones afectadas; organizaciones de consumidores.