Vivo y pertenezco a una comunidad indígena náhuatl, en la zona montañosa del centro de Veracrúz México, desde niño estoy en contacto con prácticas agroecológicas de producción de alimentos, sobre todo con el sistema milpa, base del sustento familiar; conozco los sistemas modernos de producción, con gran inversión de capital (agroquímicos y mecanización); estoy al tanto de las nuevas formas que se están creando para sintesis química de alimentos (nanotecnología y procesos microbiológicos), y considero que, dado el incremento poblacional, habrá consumidores para todos los sistemas. Pero no debemos permitirnos, como humanos, que se pierdan las formas agroecológicas (policultivos y especies naturales no transgénicas) y sobre todo la biodiversidad. Habrá que contener a las grandes empresas, de una vez por todas, para que se fijen fronteras o límites a sus proyectos expansivos, de manera que dichos planes de expansión, no afecten a esas otras formas de producción, considerando sobre todo, que en las zonas montañosas sus ambiciones de lucro se verán limitadas por el relieve y la escazés de agua, y que por lo tanto el daño que caucen será contra la humanidad en general y contra el medio.
Preservar la biodiversidad y los sitemas productivos tradicionales debe de ser un compromiso en el que todos debemos de comprometernos, incluso las trasnacionales.
Donato
DONATO GARCÍA LÓPEZ