Mejorar la eficiencia de los recursos y minimizar la huella ecológica, fortaleciendo la resiliencia de los sistemas de producción de alimentos y a la vez asegurar la equidad y responsabilidad social, creando empleo para los jóvenes, es sin duda una tarea dificil en un contexto que no ha estado valorando este aspecto. Sin embargo, hemos de aprender y rescatar aquellos ejemplos de los sistemas tradicionales que han trabajado en esa dirección en nuestra gografía y adaptarlos a la nueva situación. No es una tarea sencilla ni fácil, pero es un reto que debemos afrontar
Para ello debemos tomar ejemplos de los reglamentos y normas de las que se ha dotado la agricultura ecológica, y tambien de los instrumentos, procesos y mecanismos de gobernanza que ha creado el sistema de producción ecológico para establecer un entorno propicio al desarrollo y aplicación de las prácticas agroecologias, por otro lado, no tan diferentes a las anteriores y de favorecer otros enfoques, prácticas y tecnologías innovadoras que mejoren la seguridad y soberania alimentaria y la nutrición.
En ese sentido, habrá que modificar las actuales reglas comerciales y los derechos de propiedad intelectual por sus consecuencias en el desarrollo y aplicación de dichas prácticas y tecnologías que favorecen sólo a las grandes empresas
Para ello será necesario evaluar las consecuencias positivas en la Soberania Alimentaria de las prácticas agroecologícas innovadoras, con criterios e indicadores que sean fáciles de aplicar y evaluar por los propios agricultores y no sólo por los investigadores e inspectores, que le sirvan igualmente a los agricultores y a los políticos para tomar decisiones, respecto a la mejora de los sistemas productivos.
Víctor Gonzálvez Pérez