Aunque han aumentado los niveles de acceso a la educación superior de jóvenes rurales, se presenta aun o por lo menos en Colombia, una debilidad en el enfoque de las carreras universitarias, si bien la mayoría de opciones de pregrado tienen incluido un componente de trabajo social dentro del perfil profesional, el enfoque que se les da a la mayoría de las carreras es para su participación en sistemas productivos a gran escala o el impulso de grandes obras de infraestructura, es como así la mayoría de jóvenes egresados de programa de pregrado, no aplican sus conocimientos a sistemas productivos familiares, de forma que se aumente la rentabilidad de los mismos.
Es por ello que se debe promover la participación de jóvenes profesionales en el sector rural para darle un impulso a este, así como se debe dar una mayor articulación de las dinámicas rurales y urbanas.
Igualmente se deben fortalecer estrategias participativas desde edad temprana, como la promoción de escuelas libres, de forma tal que se les inculque a niñas y niños ,el reconocimiento por su territorio, un empoderamiento a temprana edad de las dinámicas que inciden en la agricultura familiar.
Mientras que para las mujeres los principales desafíos siguen siendo el aumento en la participación de la economía familiar, y reconocimiento de su rol en la conservación de los sistemas productivos y su entorno. De forma que las prioridades son:
1. Promover el empoderamiento económico de las mujeres impulsando la participación de ellas en actividades económicas rentables. Para ello se debe impulsar la transformación de productos primarios, no solo limitarse a la comercialización de cosechas, si no promover la preparación de alimentos, elaboración de conservas, artesanías u otros. De forma tal que no solo aumente el ingreso y activo de los hogares, sino que se resalte el papel de la mujer en la economía como promotora de la seguridad y soberanía alimentaria local.
2. Fortalecer el rol de la mujer en la conservación, si bien se ha identificado el papel de la mujer en la agricultura familiar y la conservación de la diversidad biológica, se deben aumentar los esfuerzos de valoración económica para incluirla en opciones como el pago por servicios ambientales o negocios verdes.
3. Rescatar los saberes de las mujeres en la agricultura familiar, si bien ellas los trasmiten de generación en generación, existen aún numerosos vacíos sobre su contribución a la seguridad alimentaria. Aunque han aumentado los niveles de acceso a la educación superior de jóvenes rurales, se presenta aun o por lo menos en Colombia, una debilidad en el enfoque de las carreras universitarias, si bien la mayoría de opciones de pregrado tienen incluido un componente de trabajo social dentro del perfil profesional, el enfoque que se les da a la mayoría de las carreras es para su participación en sistemas productivos a gran escala o el impulso de grandes obras de infraestructura, es como así la mayoría de jóvenes egresados de programa de pregrado, no aplican sus conocimientos a sistemas productivos familiares, de forma que se aumente la rentabilidad de los mismos.
Es por ello que se debe promover la participación de jóvenes profesionales en el sector rural para darle un impulso a este, así como se debe dar una mayor articulación de las dinámicas rurales y urbanas.
Igualmente se deben fortalecer estrategias participativas desde edad temprana, como la promoción de escuelas libres, de forma tal que se les inculque a niñas y niños ,el reconocimiento por su territorio, un empoderamiento a temprana edad de las dinámicas que inciden en la agricultura familiar.
Mientras que para las mujeres los principales desafíos siguen siendo el aumento en la participación de la economía familiar, y reconocimiento de su rol en la conservación de los sistemas productivos y su entorno. De forma que las prioridades son:
1. Promover el empoderamiento económico de las mujeres impulsando la participación de ellas en actividades económicas rentables. Para ello se debe impulsar la transformación de productos primarios, no solo limitarse a la comercialización de cosechas, si no promover la preparación de alimentos, elaboración de conservas, artesanías u otros. De forma tal que no solo aumente el ingreso y activo de los hogares, sino que se resalte el papel de la mujer en la economía como promotora de la seguridad y soberanía alimentaria local.
2. Fortalecer el rol de la mujer en la conservación, si bien se ha identificado el papel de la mujer en la agricultura familiar y la conservación de la diversidad biológica, se deben aumentar los esfuerzos de valoración económica para incluirla en opciones como el pago por servicios ambientales o negocios verdes.
3. Rescatar los saberes de las mujeres en la agricultura familiar, si bien ellas los trasmiten de generación en generación, existen aún numerosos vacíos sobre su contribución a la seguridad alimentaria.
Así mismo para liderar un cambio que asegure la apropiación de las mujeres y los jóvenes, y se fortalezca el ejercicio de sus derechos dentro del ámbito de la agricultura familiar, las organizaciones de agricultores familiares, gobiernos, organizaciones de desarrollo y el sector privado, deben unir esfuerzos y orientar medidas a:
1. El fortalecimiento de una Gobernanza que promueva una articulación de toda la cadena productiva y en la cual mujeres y jóvenes participen de forma activa. Para ello se deben generar instrumentos de política que promuevan la investigación básica y aplicada orientada al desarrollo de nuevos productos de valor agregado derivados no solo de la agricultura familiar sino también de la utilización sostenible de los recursos naturales; así como se deben diseñar estrategias para la apertura y mantenimiento de canales de comercialización locales, regionales y nacionales.
2. Motivar a los estudiantes universitarios, de forma que encuentren una opción rentable en el enfoque de sus carreras hacia el impulso de la agricultura familiar.
3. Promover la investigación aplicada hacia los sistemas rurales de producción familiar.
4. Aumentar el acceso de las TICS a los jóvenes rurales.
5. Realizar la valoración económica de las actividades de las mujeres en los sistemas de producción familiar, de forma que se diseñen alternativas para reconocer las económicamente, principalmente desde su rol en la conservación.
6. Aumentar el enfoque de conocimiento del entorno en las cátedras escolares.
María Constanza Meza Elizalde