En Venezuela, la evolución de las políticas agropecuarias ha sido determinada por un fuerte sesgo antiagrícola con el control de tipo de cambio, control de precio, baja provisión de infraestructura rural y servicios agropecuarios de calidad enmarcadas en una economía de capitalismo rentístico que se ha acentuado en los últimos años. Lo que ha redundado en que haya una dependencia del 97 % de la renta petrolera en nuestra economía, que en el contexto mundial con la caída de los precios del petróleo ha afectado la disponibilidad de alimentos, debido a la falta de divisas para importar los alimentos necesarios para satisfacer a la población. Sin embargo, no es únicamente un problema de disponibilidad de alimentos, sino de acceso, estabilidad y utilización que son las otras dimensiones de la seguridad alimentaria y nutricional.El entorno de la crisis alimentaria incluye; altos niveles de escasez de alimentos (promedio de 80 %, datos del BCV), una inflación acumulada de alimentos de 2430 % (BCV,2015), tensión social con más de 350 saqueos registrados (Observatorio de conflictividad social, 2016), crisis institucional y finalmente el hambre. A pesar de las circunstancias desfavorables, tenemos altas expectativas sobre las acciones nutricionales concretas en el próximo decenio 2016-2025, considerando que al establecer este programa en el país se dará un salto importante al desarrollo agroalimentario, donde los pilares fundamentales serán: la equidad social, sostenibilidad ambiental y viabilidad económica considerando la planificación estratégica, la investigación e integración de los actores políticos y sociales. En el programa deben estar contempladas las actividades de educación alimentaria, formación de personal que sean agentes multiplicadores de la información en las zonas más vulnerables en cuanto a seguridad alimentaria se refiere, promover leyes que protejan a los consumidores y mejorar la calidad e inocuidad de los alimentos.
Los sectores privados deben involucrarse en las acciones nutricionales para tener una población más sana y se puede realizar planteando a las empresas de alimentos disminuir algunos impuestos, o garantizar adquirir cierta cantidad de mercancía para los comedores escolares, si mejoran la composición nutricional de los alimentos. Finalmente es importante sumar a otras organizaciones, fundaciones, observatorios, entre otros, que realicen un trabajo académico y social de relevancia en los distintos países para que puedan ser apoyados y formados por la UNSCN. En Venezuela el gobierno no está permitiendo la apertura del canal humanitario, ni acciones de organismo internacionales como WFP o Hunger Free que ayuden a mejorar las condciones de inseguridad alimentaria y nutricional que es muy grave. Acá es donde los contactos con las ONG y Fundaciones son claves en la prosecución de los programas y acciones.
Mr. Saul Elias Lopez Molina
Caso de estudio: Agricultura Climáticamente Inteligente en la Asociación Venezolana para la Agricultura Familiar