全球粮食安全与营养论坛 (FSN论坛)

先生 Julio Prudencio

Investigador independiente afiliado a la Fundación TIERRA y al Instituto de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Católica de Bolivia
玻利维亚(多民族国)

1. Respecto al Derecho Humano a la Alimentación y los Sistemas Agroalimentarios (Sección 6 del documento), es adecuado enfatizar e incidir para que todos los países reconozcan en sus Constituciones Políticas el Derecho Humano internacional de sus poblaciones a una Alimentación Adecuada y Nutritiva, y a los recursos necesarios para tener de manera sostenible una seguridad alimentaria nutricional adecuada. ¡Este paso es fundamental para todos los países, sin embargo, ahora resulta insuficiente!

En Bolivia, hace años que se reconoce el Derecho humano a la Alimentación, no sólo a través de la Constitución Política del Estado sino también a través de una serie de Leyes y disposiciones legales (sobre la alimentación, sobre el cuidado de la madre tierra, sobre el acceso a los recursos productivos y otros). Sin embargo, estas disposiciones quedan sólo en la teoría ya que, por ejemplo, en Bolivia, en el año 2019, existieron disposiciones gubernamentales de cercar las principales ciudades del país para impedir el acceso de alimentos a su población, para de esa manera lograr el objetivo político de que la población urbana suspenda los bloqueos ante la renuncia del presidente (Evo Morales).

En el 2022, también se realizó un cerco a la ciudad de Santa Cruz durante varias semanas, para impedir el acceso de los alimentos básicos a su población que exigía la realización del Censo Nacional de Población y Vivienda; disposición que fue implementada por organizaciones afines al partido de gobierno (medida que supuso no sólo una escasez de alimentos provenientes del sector rural sino también un alza de precios, especulación, disminución del consumo de alimentos de poblaciones pobres y otra serie de consecuencias a nivel productivo y social).

Por lo tanto, se deben elaborar otras disposiciones (o mecanismos) internacionales para obligar a los Estados a cumplir con el derecho humano de acceso a la alimentación en todo momento, de todos sus habitantes, sin discriminación política, ni discriminación de origen, sexo, etc. Es decir, debe ser un Derecho Humano vinculante.

Asimismo, deben estipularse reglamentaciones para que los grupos/instituciones/agrupaciones de la sociedad civil puedan exigir al Estado, el cumplimiento del Derecho Humano a la Alimentación sin ser marginados, enjuiciados, perseguidos.

2. Respecto al contexto internacional en que vivimos por el conflicto Rusia-Ucrania y la crisis de alimentos, desabastecimiento, alza de precios de los productos, comercio internacional, etc; lo primero que deben hacer los Estados es asegurar el abastecimiento interno de alimentos de las poblaciones pobres, rurales y periurbanas; de los campesinos y pueblos indígenas. Y si hay excedentes en los alimentos básicos, recién exportar al mercado internacional.

Un segundo aspecto en el que se debe enfatizar es en la lucha contra la especulación y alza de precios de los alimentos básicos que se efectúa internamente en cada país, ya que hay diversas empresas/individuos especuladores que con el pretexto de la guerra Rusia-Ucrania han ocultado alimentos (e insumos para la elaboración de alimentos para el ganado, por ejemplo) para incrementar los precios internos. Entonces los Estados tienen la obligación de abastecer a los habitantes (como a los productores de alimentos con insumos necesarios) precautelando el abastecimiento adecuado (a través de las reservas de alimentos, compras directas de alimentos de otras regiones, subvenciones al productor, distribución directa de alimentos y otros).

3. Referente a la relación entre pobreza y la (in)seguridad alimentaria nutricional, ésta se genera sobre todo por la desigualdad de acceso a los recursos productivos como tierras y agua de riego; a la capacitación/enseñanza técnica; a la tecnología moderna (y adecuada a las regiones agroecológicas, no la maquinaria inadecuada y depredadora de los recursos naturales); y por la desigualdad de acceso a los insumos, semillas, capital.

En Bolivia, por ejemplo, del total de Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) existentes en todo el país, el 76,80% de éstas (que poseen entre 1 y 9.9 Hectáreas) poseen tan solo el 6.14% del total de tierras productivas; mientras que el 10.09% de las UPA (empresas agropecuarias consolidadas y latifundios) poseen el 65.76% del total de las tierras productivas (fuente. Censo Nacional Agropecuario 2013).

4. En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, la seguridad alimentaria nutricional todavía depende de la agricultura familiar de pequeña escala. En Bolivia por ejemplo (país muy rico por su diversidad agroecológica), la participación de la agricultura familiar en el abastecimiento de los alimentos básicos era de más del 78% hace pocas décadas, índice que ha disminuido bastante hasta la actualidad (un poco más del 55% del total) debido sobre todo a las importaciones (y contrabando) de alimentos mas baratos (subvencionados en sus países de origen); al escaso apoyo de las políticas públicas (en proyectos y programas) de los gobiernos nacionales y regionales; y al creciente aumento de los productos de exportación (soya, carne vacuna, caña de azúcar y otras oleaginosas) que inciden en un desplazamiento de las áreas cultivadas de los productos básicos (hortalizas, verduras, frutas) por los productos de exportación, a costa inclusive de la deforestación, el monocultivo, el uso intensivo y creciente de agroquímicos y la quema de la Amazonía. En el fondo, se prioriza un modelo de fomento a las exportaciones más que a un autoabastecimiento y agricultura sostenible; y se incide fuertemente en el cambio climático.

5. Contrariamente, en las otras regiones del país (Altiplano y valles), hay un deterioro creciente de la agricultura familiar campesina y de los Pueblos Indígenas, no sólo porque los costos de producción de sus productos básicos no cubren los precios de venta (no generan un ingreso monetario); sino porque hay un creciente abandono de los poblados y localidades, sobre todo por los hombres adultos y los jóvenes (hombres y mujeres) que migran en busca de empleo e ingresos, recargando el trabajo y la responsabilidad de los hogares en la mujer madre de familia. A eso se añade que hay un uso intensivo de la tierra, la cual no es fortificada ni repuesta, más bien está sobre agotada. Para colmo, hay un uso intensivo, creciente y descontrolado de fertilizantes químicos que contaminan el agua, el medio ambiente, la tierra, matan la biodiversidad, entre otros, incidiendo en la dependencia del país hacia el comercio exterior de agroquímicos, y sobre todo, incidiendo también en el cambio climático.