Gabriel de Labra

Independent Consultant on Small Scale Fisheries and Aquaculture
Spain

El documento es sin duda un  instrumento muy valioso y necesario que ayudará a dar al colectivo de hombres y mujeres que trabajan en el sector de la pesca artesanal y de la acuicultura de pequeña escala, el reconocimiento que la sociedad les debe como productores y proveedores de un alimento de enorme importancia para el ser humano. Como ha sido reconocido y destacado por el relator de NNUU para el derecho a la alimentación, en su informe de agosto de 2012, “ la contribución aportada por el sector pesquero mundial al derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria es fundamental y sin embargo se la suele subestimar. La mayoría de las estrategias destinadas a mejorar la seguridad alimentaria pasan por alto ese sector o solo se refieren a él de pasada. Hasta hace poco, no se ha prestado suficiente atención a la protección de los derechos de los pescadores y, más en general, las personas que dependen del sector pesquero”.

El documento resalta en su apartado 3.8 la importancia de la escala y la drástica diferencia que, en relación a la SAN, existe entre la pesca o la acuicultura industrial y la pesca o la acuicultura artesanal o de pequeña escala. Esta diferencia es fundamental remarcarla para cualquier análisis serio y, en mi opinión, no es posible hacer una valoración global o análisis comparativo de la pesca o la acuicultura sin añadir el epígrafe de su escala. Es decir, no se puede hablar de la acuicultura o de la pesca como un todo sin hacer la precisión de su escala ya que en función de ésta se trata de actividades totalmente distintas e incluso contrapuestas. Y dentro de la misma escala también conviene precisar con otro calificativo, como es el de “responsable” o “sostenible”.

Considerando el documento en general como un trabajo completo y muy bien realizado, quiero aportar modestamente un par de consideraciones.

Por una parte, creo que es necesario resaltar que el beneficio nutricional del pescado para la salud (ampliamente tratado en el apartado 3.2) se ve en muchos casos comprometido por las habituales deficiencias y carencias en medios y procedimientos de conservación y procesamiento, que es una constante en la mayoría de los países en desarrollo. Si se reconoce la importancia del pescado para la Seguridad Alimentaria y Nutricional de la población, debe reconocerse en las políticas públicas la necesidad de apoyar y mejorar los sistemas de conservación y procesamiento y crear las condiciones favorables para la mejora de estas condiciones: infraestructuras, formación, acceso a créditos, inspección sanitaria, etc. Es un derecho de la población en general, y no sólo de los productores y procesadores de pescado, tener acceso a los medios y los conocimientos necesarios para un adecuado desempeño de su trabajo.

Por otra parte me gustaría destacar que, en mi opinión, dentro de los aspectos de Gobernanza ampliamente tratados, con rigor y acierto, en el capítulo 5 (Governance, food security and nutrition), sería deseable incluir y hacer la debida referencia al concepto de Soberanía Alimentaria. Contando con múltiples ejemplos en todo el mundo que demuestran que las leyes del libre mercado (e incluso las políticas de ayuda de organismos multilaterales como el PMA) han sido la principal causa de abandono y pérdida de la capacidad de producción de alimentos entre los pequeños productores de múltiples países en desarrollo, la Soberanía Alimentaria prioriza las economías locales y los mercados locales y nacionales por encima de las leyes internacionales, reconociendo el papel y los derechos de los pequeños productores, y colocando la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sustentabilidad ambiental, social y económica. La Soberanía Alimentaria propone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos étnicos, clases sociales y generaciones y aboga porque los derechos de acceso y la gestión de la tierra, las aguas, las semillas, los recursos pesqueros y ganaderos y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producen los alimentos y debidamente protegidos de los que anteponen el beneficio económico a la seguridad alimentaria y nutricional de los pueblos. En el caso que nos ocupa, los pescadores artesanales y los acuicultores rurales deben, en aras de la Soberanía Alimentaria, ser reconocidos, protegidos y defendidos por sus gobiernos para garantizar así la Seguridad Alimentaria y Nutricional en sus respectivos territorios y países.