Género

Las instituciones rurales: herramientas para el progreso social y económico

Una publicación de la FAO y el FIDA comparte historias de éxito y beneficios para los pequeños productores

Una cooperativa de mujeres en la República Dominicana. [FAO/G. Bizzarri]

05/03/2012

Las organizaciones rurales fuertes como las agrupaciones de productores y las cooperativas son cruciales para reducir el hambre y la pobreza. Permiten a los pequeños productores desempeñar un papel más importante a la hora de satisfacer la creciente demanda de alimentos en los mercados locales, nacionales e internacionales, al tiempo que mejoran sus propias oportunidades económicas, sociales y políticas.

Esta reflexión es el hilo conductor de diversos estudios de casos que aparecen en una nueva publicación de la FAO y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

La publicación Buenas prácticas en la creación de instituciones rurales innovadoras para aumentar la seguridad alimentaria incluye un prólogo firmado por el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, y el Presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze. Lanzada con ocasión del Año Internacional de las Cooperativas, incluye treinta y cinco casos de innovaciones institucionales exitosas que han empoderado a los pequeños productores y contribuido a la seguridad alimentaria en diversas regiones del mundo.

"Para ser completamente productivos, los pequeños agricultores, pescadores, criadores de ganado y usuarios de los bosques en los países en desarrollo tienen gran necesidad de servicios que no se encuentran en las zonas rurales", afirman en el prólogo José Graziano da Silva y Kanayo F. Nwanze.

"Existe la necesidad de reconocer el papel fundamental de estas organizaciones y mecanismos institucionales innovadores para ser más eficaces en los esfuerzos de reducción de la pobreza y mejora de la seguridad alimentaria", añaden.

Los estudios de casos describen algunos de los servicios y recursos que estos mecanismos institucionales y nuevos modelos de participación público-privada pueden ofrecer a los pequeños productores. Éstos incluyen el acceso y la gestión de los recursos naturales, el suministro de insumos como semillas y equipos, permitir el acceso a los mercados, la mejora de la información y la comunicación, y la ayuda a los pequeños productores para que sean tenidos en cuenta en los procesos de toma de decisiones.

Las escuelas de campo para agricultores desarrolladas por la FAO en Asia y posteriormente en África, han permitido a millones de pequeños agricultores analizar sus sistemas de producción, identificar sus dificultades y oportunidades, probar soluciones y adoptar nuevas prácticas que mejoran sus medios de subsistencia y su seguridad alimentaria.

Las agrupaciones de campesinos en India y África Occidental han ayudado a sus miembros a obtener crédito a corto plazo a través de un "sistema de recibos de almacén". En colaboración con las instituciones de microfinanciación, han proporcionado instalaciones de almacenamiento para los productos agrícolas. Los recibos se utilizan como garantías para obtener créditos a corto plazo.

En la India, donde una cosecha desastrosa puede llevar a las personas pobres a hipotecar sus tierras, una asociación de mujeres ha otorgado préstamos para eliminar las hipotecas sobre las tierras y liberar a los prestatarios de tener que tratar con los prestamistas.

En Camerún los grupos de campesinos, recolectores, compradores, vendedores y los investigadores colaboraron para seleccionar una nueva variedad de plátano que se vende a un precio superior al del tradicional. La nueva variedad también se utiliza para preparar platos especiales y consumirla en trocitos. Esto ha motivado la aparición de pequeños grupos, incluyendo docenas de grupos de mujeres, preocupados no sólo por la producción y venta de los racimos de plátanos, sino también por el procesado del plátano en trocitos (chips, ndr).

En Gambia, la Plataforma nacional de operadores de pesca post-captura es un mecanismo de diálogo con el que los gobiernos pueden aprender acerca de las necesidades de los pequeños productores, al tiempo que éstos expresan sus inquietudes y preferencias.

En Honduras se ha transferido un mayor control de los recursos naturales a las comunidades locales, como parte del proceso de descentralización para su mejor gestión. Estos Consejos Comunitarios de Desarrollo, que representan a las familias rurales, participaron en el Consejo Municipal y lograron prohibir la agricultura de corta y quema.

Algunos de los estudios de casos también demuestran la importancia de incorporar a los jóvenes en las organizaciones de pequeños productores y en los procesos de toma de decisiones.

"Al tiempo que ponen de relieve los factores de éxito para que las organizaciones de pequeños productores prosperen, estas buenas prácticas pueden permitir a los profesionales del desarrollo y a otras partes implicadas aprender de las iniciativas exitosas en varios países para respaldarlas y reproducirlas. Esperamos que los responsables de las políticas y los profesionales del desarrollo en los países en desarrollo aprovechen estos estudios de casos para fomentar asociaciones innovadoras entre las partes interesadas pertinentes que contribuyan a estrategias efectivas de seguridad alimentaria y desarrollo rural ", afirman Graziano da Silva y Nwanze.

Apoyo para las mujeres

Las mujeres en los países en desarrollo están entre quienes se han beneficiado de las organizaciones rurales y otras instituciones innovadoras.

De media, las mujeres constituyen un 43 por ciento de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo, pero suelen estar peor remuneradas, tienen empleos menos seguros y gozan de menor acceso que los hombres a recursos agrícolas como tierra, ganado, mano de obra agrícola, educación, servicios de extensión, crédito, fertilizantes y equipos mecánicos.

La publicación sobre las buenas prácticas demuestra cómo las organizaciones rurales, incluyendo las cooperativas, pueden ayudar a las mujeres campesinas a superar las limitaciones sociales, económicas y medioambientales a las que se enfrentan mediante la prestación de servicios como el acceso a mercados, información, extensión y recursos naturales:

En la India, las integrantes de una asociación de mujeres aumentaron su producción de hortalizas mediante una mejor gestión de los recursos naturales. Las mujeres han utilizado técnicas de desarrollo de cuencas hidrográficas, tales como la construcción de diques de piedra, o caballones, y barreras vegetales, para controlar la erosión del suelo, y han puesto en cultivo 3 000 hectáreas de zonas de barrancos en 73 aldeas.

En Burkina Faso, una red de microfinanciación ha proporcionado crédito a corto plazo a las mujeres para apoyar su desarrollo del arroz precocido, que tiende ser más comercializable debido a su mejor sabor y sus valores nutritivos.

Una asociación de usuarios del agua en Ghana ayuda a las mujeres a tener acceso a la tierra para la producción de hortalizas mediante la recaudación de una cuota anual de afiliación que da derecho a cada mujer a un huerto.
Las organizaciones de productores y los vínculos a organizaciones no gubernamentales (ONGs), la comunidad científica y los agentes públicos y privados también ayudan a los pequeños productores, tanto hombres como mujeres, a expresar sus preocupaciones e intereses con el fin de influir en los procesos de formulación de políticas.