Género

Proteger el derecho a la infancia

Más de 150 millones de niños y niñas en todo el mundo se ven privados de su infancia a causa del trabajo infantil. 108 millones de ellos trabajan en la agricultura.

Acabar con el trabajo infantil significa que millones de niños recuperen la oportunidad de permanecer en la escuela, crezcan sanos y felices y aspiren a vidas productivas. © FAO / Cristiano Civitillo

04/07/2018

Muchos de nosotros volvemos la vista atrás a nuestra infancia y recordamos momentos felices. Pero para más de 150 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años en el mundo, la infancia es otra cosa: pobreza, carencia de estudios y largas jornadas de trabajo en condiciones peligrosas.

El trabajo infantil se define como aquel que no es apropiado para la edad de un niño, o de forma más específica, el trabajo que afecta la educación de un niño o que puede dañar su salud, seguridad o moralidad.

Alrededor del 70% de todos los niños que trabajan lo hacen en el sector agrícola (cultivos, ganadería, silvicultura, pesca o acuicultura), con un aumento del 12% –10 millones más de niñas y niños– desde 2012. Evidentemente no es un problema fácil de erradicar, pero se trata de una cuestión que debemos abordar para proteger el bienestar de millones de niños.

Los niños deben poder realizar plenamente sus derechos a la educación, al esparcimiento y el desarrollo saludable. Esto, a su vez, les dará la base esencial para lograr un mayor desarrollo social y económico, la erradicación de la pobreza y el respeto de los derechos humanos.

Pero el trabajo infantil es un problema complejo.

Entre los factores clave que contribuyen al trabajo infantil en las áreas rurales figuran los bajos ingresos familiares, las escasas opciones de medios de vida, acceso deficiente a la educación y una aplicación limitada de la legislación laboral. Muchas familias y comunidades consideran que no tienen otra opción que emplear a sus hijos en la agricultura para poder satisfacer sus necesidades de alimentos e ingresos. De hecho, se estima que dos tercios de los niños trabajadores agrícolas lo hacen en explotaciones familiares o junto a miembros de la familia.

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