Creación de un nuevo medio de vida en el Afganistán
Tejiendo alambre, una mujer afgana mejora la situación económica de su familia
Fátima aprovechó un proyecto de la FAO que le enseñó a tejer la malla de alambre que sujeta las piedras que protegen su antigua aldea de las inundaciones repentinas y la erosión del suelo.
©FAO/Habib Hemat
Situada bajo las imponentes ruinas de la antigua fortaleza de Nariman, la aldea de Cheshma Shirin (que significa “Fuente dulce” en dari) es el hogar de Fátima y sus tres hijos. Como la mayoría de los otros 250 habitantes de esta aldea, situada a 30 kilómetros de la capital provincial, Qala-e Naw, pertenecen a la tribu de los sadat, una comunidad minoritaria en el Afganistán.
Actualmente, para ganarse la vida, Fátima se dedica a tejer las mallas de alambre que forman los gaviones, o bloques cúbicos de piedras empleados para reforzar las orillas del río, a fin de proteger la antigua aldea de las inundaciones repentinas y la erosión del suelo. Los gaviones también forman pequeños embalses que sirven para recoger agua de lluvia, fenómeno cada vez más irregular, y regar los pistachos por los que es famosa la provincia de Badghis, en el noroeste del Afganistán.
Fátima aprendió esta habilidad esencial de tejer a través de un proyecto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) financiado por el Banco Mundial. Este proyecto de seguridad alimentaria de emergencia se centraba en proporcionar apoyo de subsistencia y servicios sanitarios urgentes y esenciales, además de asistencia alimentaria, al pueblo afgano. El proyecto complementa los programas en curso de la FAO, financiados por el Banco Asiático de Desarrollo y otros asociados que aportan recursos, y que combinan asistencia inmediata para salvar vidas y proteger los medios de vida con actividades orientadas a una recuperación a más largo plazo y a la creación de resiliencia.