Hablar alto y claro sobre la violencia de género
Hacia el fin de la violencia de género y los matrimonios precoces en Senegal y el África subsahariana
En todo el mundo, las mujeres se enfrentan a muchas formas de violencia de género. Una de ellas es el matrimonio precoz, que priva a las niñas de la oportunidad de recibir educación y adquirir las aptitudes necesarias para ser independientes.
©FAO/Andrea Sánchez Enciso
Cuando se les preguntó en qué consiste la violencia de género, las mujeres que participan en los Clubes Dimitra del Níger coincidieron en que experimentan la violencia de muchas formas. Las agresiones físicas y sexuales son manifestaciones obvias, pero las mujeres también consideraban que las normas sociales imperantes —como no poder volver a casarse después de enviudar, no estar involucradas en las decisiones económicas del hogar y no poder participar en ciertas actividades comunitarias—, las hacían sentir miembros inferiores o marginadas en sus comunidades. Además, un grave problema para las mujeres de muchas comunidades es que se las obliga a casarse o incluso a hacerlo a una edad temprana.
En el Níger, el 76 % de las niñas se casan antes de los 18 años. En la República Democrática del Congo, se trata de casi un tercio de las niñas. Lo mismo ocurre en las zonas rurales del Senegal, donde el 31 % de las niñas se casan antes de los 18 años y el 9 % antes de los 15.
Más allá de ser una violación de los derechos humanos, el matrimonio infantil merma los esfuerzos de desarrollo y frena el progreso y la productividad de las sociedades. Esta práctica impide que las niñas obtengan una educación, limitando sus opciones en el futuro. Provoca un aumento de los problemas de salud, ya que las jóvenes se enfrentan a más complicaciones durante el embarazo y el parto. El matrimonio precoz fomenta también su dependencia de los hombres, ya que las jóvenes a menudo no han ido a la escuela ni han tenido la oportunidad de adquirir los conocimientos necesarios para ganarse la vida por sí mismas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha puesto en marcha varios proyectos en las zonas rurales del Senegal para sensibilizar a todos los miembros de la comunidad sobre los perjuicios de esta práctica, tanto para las niñas como para la comunidad en general.