Georgia pasa a la acción en la lucha contra la brucelosis

La FAO está ayudando a Georgia a intensificar sus esfuerzos para detener la propagación de la brucelosis en el ganado.

Datos clave

En la montañosa República de Georgia hay aproximadamente 1,2 millones de vacas y casi un millón de ovejas, cabras y cerdos, que suponen una fuente vital de alimentos e ingresos para muchos de sus 4,9 millones de habitantes. La brucelosis es una enfermedad bacteriana demasiado frecuente en un país que tiene en la exportación de ganado y productos lácteos una actividad floreciente. La enfermedad puede provocar una merma en la producción de leche, pérdida de peso, abortos e infertilidad en los animales infectados, síntomas que amenazan una fuente vital de alimentos e ingresos. El Gobierno de Georgia ha intensificado sus esfuerzos para combatir la enfermedad, pidiendo ayuda a la FAO para poner en marcha una estrategia nacional para el control de la brucelosis.

La brucelosis se ha vuelto endémica en el ganado en toda Georgia y en especial en la región oriental del país. Los animales infectados extienden las bacterias a través de su leche o secreción reproductiva, lo que a su vez puede contaminar el pienso, el pasto y el agua de la comunidad. Si no se detecta o no se trata, la enfermedad puede propagarse rápidamente entre el ganado. Por si esto no fuera suficiente, la brucelosis sólo se puede diagnosticar con precisión con una prueba de laboratorio. Por ello las medidas preventivas, como la vacunación, vigilancia epidemiológica y las prácticas ganaderas adecuadas, son clave para frenar la brucelosis.

En la actualidad Georgia está realizando cambios a gran velocidad y ha comenzado a implementar su estrategia nacional de lucha contra la brucelosis. El proyecto de la FAO, de 280 000 USD, esta financiado por el gobierno de Georgia usando los recursos financieros asignados a través del programa Integral de Fortalecimiento Institucional (CIB, por sus siglas en inglés).

La enfermedad cuenta con una larga historia en Georgia, según explica Andriy Rozstalnyy, experto en ganadería en la Oficina Regional de la FAO en Budapest. “La brucelosis, por desgracia, no se gestionó ni abordó adecuadamente en el pasado”, explica Rozstalnyy. Además, las reformas agrícolas de 2005 supusieron la privatización de parte de las tierras y los servicios agrícolas del país. Como resultado, hubo una disminución de personal del Ministerio de Agricultura y los servicios veterinarios.

Mantener la enfermedad bajo control
Las prácticas adecuadas de cría e higiene de los animales, junto con las vacunas y servicios de apoyo veterinarios, acompañadas de una vigilancia regular, información epidemiológica precisa y actualizada y una mayor concienciación entre los agricultores y los consumidores, pueden minimizar la propagación de la brucelosis. Estas fueron cuestiones tratadas por la FAO por medio de una intervención estratégica que ayudó a sentar las bases de una política de control a largo plazo de la brucelosis en Georgia, y las futuras inversiones del Gobierno y sus asociados.

Una evaluación inicial, llevada a cabo por el proyecto, identificó las prioridades, lagunas, cuellos de botella y oportunidades, mientras que los resultados de la evaluación formaron la base de una propuesta para delinear una estrategia de control, con un plan para llevarla a cabo.

Un taller y los materiales de capacitación relacionados pretendieron fortalecer la capacidad de la Agencia Alimentaria Nacional del país y otras instituciones clave involucradas en el sector ganadero y dotarlas de los conocimientos técnicos para hacer frente a la brucelosis.

“Presentamos lo que otros países estaban haciendo para controlar la brucelosis, las ventajas y las desventajas”, explica Rozstalnyy. “No hay una receta mágica. Cuando se cambia de una estrategia a otra, los países deben basar sus decisiones en una larga lista de factores, incluyendo la prevalencia de la enfermedad, el conocimiento de las vías de transmisión por parte de los agricultores, los sistemas de identificación de los animales y sus desplazamientos dentro del país”.

Trampolín para obtener más recursos
Un proyecto de seguimiento financiado por el Gobierno se centró en el desarrollo e implementación de la estrategia de control y se basó en la experiencia de equipos multidisciplinarios de veterinarios y epidemiólogos, así como organizaciones no gubernamentales y universidades, para dar a conocer la brucelosis y la forma de minimizar el riesgo de infección.

“Cuando los países tienen recursos limitados, como Georgia, y los utilizan para un proyecto como éste, se confirma la utilidad de la  iniciativa de la FAO”, subraya Rozstalnyy.

Además, la Unión Europea ha desarrollado un programa de apoyo a la política sectorial de agricultura que funcionará hasta 2015, centrado en la sanidad animal y la inocuidad alimentaria. También ha introducido un programa Integral de Fortalecimiento Institucional (CIB) para ayudar a desarrollar la capacidad de la Agencia Nacional Alimentaria de Georgia. Con la financiación del programa CIB, la Agencia Nacional Alimentaria contrató a la FAO para llevar a cabo la fase inicial del proyecto sobre la brucelosis, mientras que se espera que el programa de control de la enfermedad prosiga en 2015.

“La brucelosis era un problema grave en Georgia, pero el país está progresando, invirtiendo su propio dinero y aumentando el número de personas que trabajan en este campo. Está en la senda adecuada, pero se necesitará mucho tiempo, esfuerzo, paciencia y compromiso por parte del Gobierno”, añade.

Animales sanos para vidas saludables
En conjunto, estos esfuerzos que la FAO ayudó a poner en marcha están contribuyendo a una mejora generalizada de la salud de los animales. Y, a su vez, están ayudando a revitalizar el sector ganadero de Georgia de manera que sea más próspero y competitivo, lo que resulta positivo para la seguridad alimentaria del país y para su economía.

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