Mejorar la nutrición infantil en Camboya

El proyecto de la FAO enseña a las personas que cuidan de otras cómo preparar comidas nutritivas usando alimentos disponibles localmente.

Datos clave

En la última década, la tasa de pobreza de Camboya ha disminuido, pero las tasas de malnutrición siguen siendo elevadas y las prácticas de alimentación complementaria insuficientes. Más de seis mil niños camboyanos menores de 5 años mueren cada año como resultado de la malnutrición materna, bajo peso y emaciación, las prácticas inadecuadas de alimentación infantil o las carencias de micronutrientes. Para los bebés menores de dos años, las consecuencias de la subalimentación son especialmente graves, a menudo irreversibles, y afectan a su futuro. La malnutrición, que resulta en retraso de crecimiento de los niños, socava el capital humano y la productividad económica. Para ayudar a combatir los efectos de la nutrición inadecuada, en 2011 la FAO inició el proyecto de 42 meses de agricultura atenta a la nutrición Mejora de la Seguridad Alimentaria y de los vínculos con el mercado para pequeños productores (MALIS) en Preah Vihear y Otdar Meanchey, en el norte de Camboya. El proyecto se centró en impulsar la seguridad alimentaria mediante el aumento de la capacidad de los pequeños agricultores para diversificar la producción, mejorar la productividad, aumentar la resiliencia y mejorar sus prácticas de alimentación familiares.

La educación nutricional, un componente clave para una mejor alimentación
El componente de educación nutricional de este proyecto se inició en 2013 en 16 aldeas de Preah Vihear y 19 aldeas en Otdar Meanchey. Fueron capacitados 1 387 promotores de nutrición comunitarios voluntarios (CNP,por sus siglas en inglés) con bebés y niños pequeños de 6 a 18 meses en la mejora de las prácticas de alimentación, higiene y seguridad alimentaria de bebés y los niños pequeños.

También se realizaron demostraciones de cocina participativa en colaboración con el Departamento Provincial de Salud, los Centros de Salud del Distrito, el Departamento Provincial de Asuntos de la Mujer y las ONG Malteser International y Farmer Livelihood Development, en las que los cuidadores aprendieron a preparar una papilla mejorada, espesa y con varios ingredientes (bobor khap krop kroeung) con los alimentos disponibles a nivel local, y cómo alimentar responsablemente a sus hijos pequeños.

Las sesiones de educación nutricional finales y las ceremonias de graduación se llevaron a cabo a principios de 2014.

La mejora de la alimentación complementaria juega un papel clave en la seguridad alimentaria y nutricional de las familias
Con el fin de mejorar la calidad de la intervención de educación nutricional, el proyecto se centró en la identificación de factores propicios para el cambio de comportamiento del cuidador en relación con la alimentación complementaria.

Los resultados de un estudio de conocimientos, actitudes y prácticas mostraron que la mayoría de los cuidadores mejoraron sus prácticas de higiene, en particular el lavado de manos con jabón antes de cocinar y de alimentar a los niños. También se señaló que los cuidadores mejoraron sus conocimientos sobre la alimentación adecuada a la edad y que consideraban que el aprendizaje sobre mejores prácticas de alimentación infantil es importante. La mayoría de los cuidadores entrevistados prepararon el bobor enriquecido de 4 a 6 veces por semana y algunos cuidadores incluso lo preparan todos los días para sus hijos. Como resultado de la mejora de la nutrición, los niños lloraban menos, tenían una piel más sana, menos diarrea y ganaron peso.

Para convencer a los cuidadores de los beneficios del bobor enriquecido, la FAO llevó a cabo una campaña de alimentación complementaria en 35 aldeas durante febrero y marzo de 2014. A la demostración de cocina y la degustación de bobor para todos los habitantes le siguió una distribución de este preparado para una semana en la que los niños de edades comprendidas entre 6 y 23 meses tomarían bobor tres veces al día. En conjunto, la información aportada por los cuidadores fue positiva y a los niños les gustó la comida.

El equipo de nutrición de MALIS también produjo nuevos materiales de capacitación, diseñó carteles de educación nutricional para facilitadores y cuidadores, desarrolló módulos de nutrición para las Escuelas de Campo para Agricultores, y creó calendarios de disponibilidad alimentaria para promover el uso de alimentos variados durante las diferentes estaciones del año.
 

El éxito sólo se puede mantener a través de un seguimiento constante
Desde el inicio del proyecto un total de 1 387 cuidadores de bebés y niños pequeños de entre 6 y 18 meses participaron en las sesiones de educación nutricional que se llevaron a cabo en 99 aldeas.

El proyecto demostró que los alimentos disponibles a nivel local desempeñan un papel importante en la mejora de la seguridad alimentaria y nutricional de los miembros del hogar en zonas rurales de Camboya, en particular para los niños a través de una mejor alimentación complementaria.

Con el fin de medir la calidad del proyecto, la FAO recibe información periódica de los cuidadores y formadores y lleva a cabo un seguimiento con visitas a domicilio, junto con los asociados en la implementación para reforzar los mensajes de educación nutricional y observar si se ha producido un cambio de comportamiento en la población local gracias a la mejora de las prácticas de alimentación complementaria.

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