Cada jueves al mediodía, un grupo de ocho hombres se reúne en la Puerta de los Apóstoles de la gran catedral de Valencia, una antigua ciudad costera en el este de España. Sentados en círculo, vestidos de negro de pies a cabeza, parecen un tribunal de jueces, y lo son. Pero sus camisas no son togas: Son las blusas tradicionales que usan los agricultores de la huerta, la vega que rodea la ciudad.
Se trata del Tribunal de las Aguas de Valencia, una de las instituciones democráticas más antiguas del mundo. Su labor consiste en garantizar el buen funcionamiento de la intrincada red de canales que alimentan la llanura con agua del río Turia.
Cada canal tiene una comunidad de usuarios de agua formada por agricultores locales y cada comunidad elige un jurado, llamado síndico, para el tribunal, cuyas sesiones semanales son un evento público que atrae tanto a lugareños como a turistas. El tribunal escucha los conflictos que surgieron la semana anterior y emite sus veredictos en el acto, de forma oral, principalmente en el idioma local, el valenciano.
Si un agricultor río arriba se hace con más agua de la que se le ha asignado o no realiza sus tareas de limpieza del canal, por ejemplo, un agricultor afectado río abajo puede presentar su reclamación ante el tribunal. Las reglas que rigen el sistema de canales se han transmitido a lo largo de siglos y se aplican pensando tanto en el futuro como en el presente.
“Desde tiempos inmemoriales, los regantes de la Vega de Valencia han gestionado eficientemente el agua, que es el alma que genera alimentos para la población”, afirma el presidente del tribunal, Francisco Almenar Cubells.
"El excedente de aguas arriba es utilizado por los regantes de aguas abajo, de modo que se aprovecha toda el agua".
Se cree comúnmente que el tribunal se remonta al menos al siglo X, cuando la mayor parte de España estaba bajo dominio musulmán. Se dice que Jaime el Conquistador lo formalizó en el siglo XIII y desde 1978 forma parte oficial del sistema jurídico español.
"El Tribunal de Aguas de Valencia es un referente en la gestión y gobernanza colectiva de un recurso tan escaso como el agua. Presta a los usuarios un servicio de mediación en sus conflictos y actúa como salvaguarda de los derechos de cada uno de los regantes."
