Imagina levantar 100 kg de peso corporal con tus brazos. Y ahora imagina hacerlo 12 000 veces a temperaturas bajo cero.
Esa es la realidad de la caminata ártica de Michael Haddad en 2022 a la Cámara global de semillas de Svalbard, el banco mundial de especies de plantas del "día del juicio final" en la tierra, para sensibilizar sobre la desaparición de la biodiversidad.
El año que viene volverá a caminar 100 km atravesando la isla para llamar la atención sobre el deshielo del Ártico: unos 300 000 levantamientos del cuerpo.
Lo que hace que las caminatas de Michael sean especiales es que no cuenta con las funciones de sus piernas. Paralizado de cintura para abajo desde que tenía seis años, usa un exoesqueleto, un tipo de aparato ortopédico para todo el cuerpo, y muletas para moverse.
Michael, que es libanés, incluso fue pionero en una categoría nueva en los Juegos Paralímpicos con este aparato. También es un deportista extremo que utiliza los desafíos atléticos para llamar la atención sobre los efectos del cambio climático, especialmente en el Medio Oriente y en particular en las personas con discapacidad.
“El cambio climático no nos está afectando a todos por igual. Y cuando se trata de aquellas que se verán más afectadas, las personas con discapacidad están en la primera fila”.
Por un lado, dice, sus necesidades no siempre se tienen en cuenta en los planes de emergencia. A menudo, tampoco es fácil para ellos emigrar, y debido a que muchas personas con discapacidad están económicamente marginadas, luchan por recuperarse de las conmociones.
“Somos la región con mayor escasez de agua en el mundo. Al mismo tiempo, también tenemos el porcentaje más alto de personas con discapacidad”, subraya Michael.
“En algunos países del Medio Oriente, debido a los conflictos, las personas con discapacidad superan el 40 % de la población. ¿Puedes imaginártelo?" En comparación, el promedio mundial es de alrededor del 15 %, explica.
Aparte de la escasez de agua, el agua de mar que penetra en las aguas agrícolas es un problema creciente, dice, en particular alrededor del Nilo, que tradicionalmente era una zona que fue el granero de la región.
Como parte de sus desafíos, Michael, que es Embajador de buena voluntad regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a menudo invita a los encargados de tomar decisiones al diálogo. Su objetivo final, dice, es siempre provocar la acción de los gobiernos, de los directivos empresariales y otros agentes del poder.
“Quiero demostrar que nada es imposible. Si yo, con la ayuda de mi equipo, puedo hacer lo imposible y caminar, los gobiernos juntos pueden enfrentarse al desafío del cambio climático”.
