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Algo para reflexionar Cuestiones a tener en cuenta para la adopción de medidas

La mejora de la nutrición en muchas regiones del mundo depende del aumento de la ingesta de frutas y verduras como componentes clave de una dieta saludable. El aumento del consumo podría conducir a un escenario en el que todos salgan ganando para la salud, tanto de las personas como del planeta, si va acompañado de esfuerzos e inversiones concertadas para aumentar la producción y la productividad del sector. Sin embargo, al mismo tiempo, esos esfuerzos deben reducir la huella ambiental, mejorar la cosecha, la manipulación, el almacenamiento y la distribución para reducir las pérdidas y desperdicios, mantener la calidad (en particular la nutritiva) aumentar la duración, y educar a los consumidores sobre los beneficios para la salud que se derivan del aumento del consumo de frutas y verduras.

Cada país se enfrenta a desafíos únicos relacionados con las circunstancias ambientales, económicas y sociales en las que opera su sector de frutas y verduras. Sin embargo, el bajo consumo sigue siendo un problema, incluso en los países en que la disponibilidad no es una limitación. Esto se relaciona principalmente con la asequibilidad a las frutas y verduras. El aumento de la productividad podría reducir la utilización intensiva de recursos para la producción y disminuir los costos para los consumidores y el planeta. La reducción de las pérdidas y desperdicios en las cadenas de valor también puede reducir la huella ambiental y, si se aplica correctamente, ahorrar dinero a los consumidores. Una política propicia basada en datos, alianzas y desarrollo de capacidades será fundamental para promover la producción y el consumo sostenible de productos frescos.

© FAO/Paul Mundy
© FAO/Paul Mundy

Política

La política pública tiene el poder de influir en todos los niveles de la cadena de valor de las frutas y verduras, modificando así las pautas de producción y consumo. Estas políticas podrían abordar:

  • La creación de un entorno alimentario saludable facilitando opciones a los consumidores para consumir más productos frescos. Esto puede incluir campañas de sensibilización para cambiar el comportamiento de los consumidores, junto con las diversas intervenciones que se enumeran a continuación.
  • La formulación de directrices dietéticas basadas en los alimentos que promuevan el consumo de frutas y verduras como parte de una dieta diversa y saludable.
  • La utilización de políticas de contratación pública que promuevan dietas saludables.
  • La integración de la nutrición en los programas escolares y en los de comidas escolares basada en la agricultura local y en pequeña escala, a fin de promover comportamientos positivos en materia de nutrición a lo largo de toda la vida.
  • Las subvenciones e incentivos fiscales para la producción (incluido el suministro de semillas sostenibles) y la comercialización de frutas y verduras.
  • La creación de un entorno propicio que apoye a los productores en pequeña escala en las cadenas de suministro y en los acuerdos de explotación agrícola por contrato equitativos y sostenibles.
  • La promoción de la biodiversidad para mejorar las dietas nutritivas mediante el fomento del uso de variedades locales adaptadas, cultivos silvestres y especies alimentarias autóctonas adaptadas a las condiciones locales.
  • Un mejor manejo y reducción del uso de los plaguicidas en la producción, apoyado de procesos reglamentarios eficaces y conocimientos sobre productos y medidas de protección vegetal no tóxicos. También es fundamental prevenir el comercio y la utilización ilegales de plaguicidas no registrados.
  • El apoyo a las medidas que permitan el intercambio de material vegetal entre los países.
  • Garantizar que las políticas faciliten el comercio de alimentos inocuos a fin de aumentar el acceso a los productos frescos en todos los lugares y durante todas las estaciones.
  • Reducir la pérdida de alimentos en las cadenas de suministro. En los países de bajos ingresos, las políticas podrían incluir el fortalecimiento de capacidades de las organizaciones de productores y el aumento de las inversiones en infraestructura –carreteras, agua potable, plantas de envasado, desarrollo de la cadena de frío– para apoyar las operaciones de manipulación y distribución posteriores a la cosecha.
  • Reducir del desperdicio de alimentos en las cadenas de suministro. En los países de altos ingresos, donde los desperdicios de alimentos son un problema, las políticas podrían incluir el ajuste de las normas de comercialización de las frutas y verduras frescas y el apoyo a su recolección en los campos para su redistribución por los bancos de alimentos.
  • El apoyo a la investigación, el desarrollo y la innovación para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de las cadenas de valor de frutas y verduras.

Datos para respaldar la elaboración de políticas

La innovación y las inversiones en el sector tienen el potencial de transformar los sistemas alimentarios de frutas y verduras de manera que puedan impulsar la productividad de manera sostenible y permitir un consumo más equitativo.

Para que las políticas e inversiones tengan éxito es necesario disponer de datos. Un programa de políticas holístico e integrado, basado en datos en cada etapa de la cadena de valor, ayudará a equilibrar la oferta y la demanda y a combatir la desnutrición. Los requisitos incluyen lo siguiente:

  • Datos de producción más específicos para comprender mejor las contribuciones de los productores en pequeña escala.
  • Datos sobre dónde son más significativas las pérdidas y desperdicios en las cadenas de suministro (y cuáles son las causas). Esto indicaría el nivel y la escala de las tecnologías necesarias, orientaría las medidas correctivas y ayudaría a garantizar la asequibilidad a los productos frescos.
  • Investigación y conservación de las frutas y verduras autóctonas, especialmente las que no son cultivos anuales, ya que pueden contribuir a mejorar la calidad de la dieta al proporcionar alimentos con gran densidad de nutrientes y, al mismo tiempo, apoyar la adaptación al cambio climático.

Enfoques y alianzas multisectoriales

La complejidad del sector de las frutas y verduras exige la adopción de enfoques multisectoriales por parte de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, los círculos académicos y las instituciones de investigación para fomentar y apoyar el desarrollo de la innovación, la tecnología e infraestructura. Esos enfoques entrañan la coordinación y el aprovechamiento de los recursos de los sectores público y privado para fortalecer el área. Las esferas de colaboración podrían incluir:

  • Colaboración público-privada para desarrollar enfoques de comunicación y comercialización más sólidos en apoyo a un aumento en el consumo, generando nuevos conocimientos sobre frutas y verduras y promoviendo un cambio conductual.
  • Promoción de estructuras y alianzas de investigación y desarrollo que permitan la innovación en el sector de las frutas y verduras para reducir la pérdidas y desperdicios de alimentos, por ejemplo, el desarrollo y la utilización de envases activos e inteligentes para reducir el deterioro y alertar a los consumidores de dicho deterioro.
  • Trabajar con organizaciones de la sociedad civil y de productores, y formar alianzas para construir y fortalecer las cadenas de valor a nivel global y reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos en los sistemas de abastecimiento.

Desarrollo de capacidades

El desarrollo de capacidades de los interesados en todos los niveles del sistema de abastecimiento es fundamental para garantizar la seguridad, la calidad, el tiempo de conservación y la disponibilidad de los productos frescos en los mercados locales. Para ello será necesario:

  • El desarrollo de capacidades mediante la capacitación de agricultores de ambos sexos sobre la integración de la nutrición a las buenas prácticas agrícolas por medio de escuelas de campo para agricultores, capacitación basada en demostraciones y el uso de las tutorías entre agricultores. Los temas deberían incluir la gestión integrada de plagas, la sostenibilidad y la inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena de valor.
  • El desarrollo de capacidades de los pequeños productores para permitir un acceso más directo a los mercados y a los planes directos entre agricultores y consumidores y para facilitar su integración en los sistemas de garantía participativos a fin de mejorar las perspectivas de comercialización.
  • Normas, control de cumplimiento, capacitación y educación de todos los interesados a lo largo de la cadena de suministro de alimentos sobre la forma de producir, cosechar, manipular, envasar y transportar las frutas y verduras, manteniendo al mismo tiempo su calidad, garantizando su inocuidad y reduciendo las pérdidas y desperdicios para cumplir los requisitos de mercado.
  • Establecimiento de programas de desarrollo de capacidades y de selección y mejoramiento locales destinados a promover la diversidad biológica en el sector de frutas y verduras, y formulación de directrices dietéticas basadas en los alimentos y de estrategias de comunicación para el cambio social y conductual facilitadas por la investigación.

Conclusión

El Año Internacional de las Frutas y Verduras 2021, ofrece a los países y a los participantes en todo el sistema alimentario una oportunidad considerable de actuar y marcar la diferencia dentro del sector, así como de promover dietas saludables para una nutrición adecuada. Esas medidas, adoptadas con un enfoque integral, estarán dirigidas a todas las personas, sin exclusión, y contribuirán a eliminar el hambre y todas las demás formas de malnutrición y a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.