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3 - ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA CRIA INTENSIVA

Existen numerosas técnicas de cría intensiva y el límite que separa este tipo de cría con el sistema semiintensivo no se encuentra muy bien definido. Un sistema de cría se considera como intensivo cuando el cambio de agua, la cantidad de alimento y la siembra en juveniles son controlados por el productor. Estos tres factores se regulan por la sofisticación de la técnicas disponibles.

La más básica de estas necesidades es el cambio de agua. La biomasa que puede cultivarse en un espacio determinado es dependiente de la concentración en oxígeno disuelto en el agua. El número de animales y la cantidad de alimento dependen también del oxígeno disponible en el agua.

La clave para alcanzar un rendimiento importante (en Japón con el método shigeno, Taiwan con tungkang) es la posibilidad de cambiar el agua de cría en un lapso de tiempo muy corto.

Recientemente, Aquacop seleccionó un ventilador capaz de mantener en buenos niveles la concentración del oxígeno en las crías intensivas. En estas condiciones las necesides del agua se reducen al mínimo (10 % del cambio de agua en rutina). Esos mismos ventiladores recientemente utilizados en Ecuador permitieron duplicar la producción sin cambiar por otro lado la capacidad de cambio del agua.

Del punto de vista económico el costo fijo y el porcentaje del costo variable son muy elevados en la cría intensiva. La diferencia entre los precios de venta y los costos de producción es muy estrecha y las ganancias pueden desaparecer con unas reducciones de poca importancia del precio de venta. En el sistema intensivo, no existe la posibilidad de bajar el costo de producción por kilogramo a esto se debe el alto porcentaje del costo variable.

Por el contrario el sistema semiintensivo tal como se le practica en Cuba, debe poder permitir la obtención de ganancias substanciales. En esas condiciones una baja del precio de venta de los animales no debería poner en juego esta ganancia. Por otro lado, existen numerosas posibilidades con este sistema de cría para aumentar el beneficio, en particular el aumento significativo del rendimiento de los estanques que no pasa necesariamente por un aumento equivalente de los costos de producción. En un primer tiempo, este aumento del rendimiento pasará por una mejor gestión de las crías y en la etapa siguiente por un mejor control de la concentración del oxígeno en el agua para la utilización de un sistema hidráulico más adaptado y por la ventilación suplementaria. Técnicamente el aumento del rendimiento de la cría semiintensiva en Cuba no debería presentar problemas por el hecho, principalmente, de tener una gran disponibilidad en larvas, en alimentos y en tanques de una talla promedio limitada en 10 hectáreas. Sin embargo, esta intensificación de las crías encontrará numerosos problemas ligados a las específicas condiciones cubanas. En efecto, una intensificación de las crías supone un mejor seguimiento de éstas lo que implica una organización más flexible, liberada de todas las obligaciones administrativas que podrían frenar rápidamente los problemas puestos en evidencia y un sistema de servicio que podría satisfacer inmediatamente las necesidades de producción (materiales diversos, hielo, transporte, alimento, etc.).

La cría intensiva tal como existe en Japón, Taiwan o en Tahití no puede según nuestra opinión preconizarse en Cuba. No porque el país no posea el nivel técnico suficiente, sino por el contrario porque este tipo de cría es una apuesta bastante arriesgada en la cotización futura del camarón asociada al hecho de que este país tiene bastante problemas para equiparse y para mantener los equipos de producción, sin olvidar que tienen aún que aprender a racionalizar la producción en semiintensivo antes de hallarse en condiciones de pasar a una etapa superior de organización de producción representada por la cría intensiva.


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