Página precedente Indice Página siguiente


8. RECOGIDA Y CONSERVACION DE GLANDULAS PITUITARIAS DE PECES

La glándula pituitaria produce, acumula y almacena la (s) hormona (s) gonadotrófica(s), que desempeña (n) un papel decisivo en la ovulación. En la reproducción, la glándula pituitaria actúa como intermediario entre el sistema nervioso central y las gónadas. Los peces sexualmente maduros producen hormona(s) gonadotrófica(s), cuya concentración en la glándula pituitaria varía cíclicamente y está en relación con el ciclo reproductivo. La concentración alcanza el punto máximo durante el período anterior al desove, mientras es muy baja o casi nula durante la puesta y después. La glándula pituitaria secreta gonadotrofina cuando recibe la “orden” del hipotálamo, que produce una hormona que estimula la secreción de gonadotrofina. La gonadotrofina determina además los movimientos migratorios que los peces hacen para desovar, y durante dichos movimientos su concentración en la glándula pituitaria disminuye gradualmente. El desarrollo de las gónadas que se produce durante las migraciones para el desove tiene lugar probablemente bajo la dirección de la(s) gonadotrofina(s) que la pituitaria secreta continuamente.

La glándula pituitaria se encuentra en la parte ventral del cerebro, debajo del hipotálamo, que está unido a la glándula pituitaria por una estructura en forma de embudo, el infundíbulo. La parte del cráneo donde se encuentra la glándula pituitaria se denomina silla turca. De ordinario, la glándula está rodeada de tejido adiposo. Cuando se saca el cerebro del cráneo, la glándula pituitaria, en algunos peces, permanece unida al cerebro, pero en la mayoría el infundíbulo se rompe y la glándula queda en la base del cráneo. En la carpa común, una gotita de sangre indica el lugar donde la glándula pituitaria estaba unida al cerebro. El hipotálamo, debajo del cual ha de buscarse la pituitaria, es una parte del cerebro que sobresale por la cara inferior y es fácil de identificar.

La recogida de glándulas pituitarias en escala comercial sólo es posible cuando se dispone de peces vivos o apenas muertos que tengan la talla adecuada (más de 1 kg), estén maduros y tengan las gónadas bien desarrolladas. Como las hormonas se descomponen rápidamente en un cuerpo muerto, las glándulas tomadas de peces muertos desde hace tiempo no merecen confianza.

Para llegar a la pituitaria es preciso remover la parte superior del cráneo con una sierra o un cuchillo fuerte y bien afilado o extraer un cilindro de todo el cráneo, en la región del cerebro, utilizando una sierra anular acoplada a una taladradora eléctrica (Figura 73). Para guiar la sierra se coloca sobre el cráneo del pez una chapa con un orificio, manteniendo entretanto al pez en la posición adecuada con ayuda de un soporte de madera.

El cilindro obtenido, que se saca de la sierra anular con ayuda de un destornillador, contiene la pared cránica superior, el cerebro, la glándula pituitaria y la pared cránica inferior. Se separan las diversas partes con una tijera y la glándula pituitaria se toma con un forceps y se conserva en acetona pura. El empleo de una taladradora facilita la recogida rápida de gran número de glándulas pituitarias. Para asegurar que la glándula esté dentro del cilindro extraido, el diámetro de la sierra anular ha de aumentarse a medida que aumente la talla de los peces: por ejemplo, 2,5 cm para peces de 1 kg, 4,0 cm para peces de hasta 3–4 kg y 5,0–6,0 cm para peces aún mayores.

Una vez recogido el número necesario de glándulas, se vierte la acetona en la que se han conservado y se añade acetona limpia, que se vuelve a cambiar al cabo de 8–12 h. Al día siguiente, cuando las glándulas han estado en acetona por un total de 24 h, aproximadamente, se vierte la acetona y se secan las glándulas con una toalla de papel. La acetona deshidrata las glándulas y las encoge. Las glándulas secas se colocan en un frasco de cristal, apretándolas con una bola de algodón fino, y a continuación se tapa bien el frasco y se lacra con cera. El frasco ha de etiquetarse, indicando la fecha de recogida y la procedencia de las glándulas (Figura 74).

Las células secadas en acetona pueden conservarse por muchos años si se impide que se humedezcan. Incluso en regiones tropicales y subtropicales es posible conservarlas durante 5–8 años. No es necesaria refrigeración. Los frascos lacrados se conservan en una bolsa de plástico con un saquito de material desecante (gel de sílice) o en un desecador (Figura 75). Cuando se sacan algunas glándulas, las restantes han de apretarse bien otra vez, añadiendo más algodón, y el frasco ha de cerrarse y lacrarse de nuevo.

Las glándulas pueden conservarse también en alcohol absoluto, sumergiéndolas en él inmediatamente después de la extracción. Al cabo de 24 h, se lavan las glándulas con alcohol absoluto, se colocan en alcohol absoluto limpio y se conservan en un lugar fresco y sombreado, a temperatura ambiente o refrigeradas, hasta que se necesiten. Para impedir que penetre humedad en los frascos es preciso lacrarlos o conservarlos en un desecador.

Para conservar las glándulas puede utilizarse también la congelación instantánea, conservándolas después en un congelador.

Las glándulas apenas recogidas pueden utilizarse inmediatamente para preparar una solución de hipófisis.

En algunos países, como Estados Unidos, Hungría y la India, se encuentran a veces glándulas pituitarias en el mercado. En general se ponen a la venta secas y enteras, pero a veces se encuentran también en polvo y en extracto, en ampollas de cristal ya preparadas para inyectar. Estas dos últimas formas de presentación merecen menos confianza, por la posibilidad de adulteraciones.


Página precedente Inicěo de página Página siguiente