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Capítulo 6
PESCA

6.1. INTRODUCCION

Los recursos mundiales de la pesca son una fuente importante de proteína así como de empleo e ingresos. La evolución histórica y las perspectivas de futuro del sector están condicionadas, en forma significativa, por el hecho de que se basa en la explotación de un recurso silvestre y de que, para la mayor parte de las especies, los niveles de producción están limitados por la naturaleza. De ello se deducen tres consecuencias importantes. En primer lugar, más, allá de ciertos niveles, las inversiones adicionales en el esfuerzo de pesca no producen rendimientos adicionales y, en muchos casos, llegan a provocar un descenso del total de las capturas además de despilfarros económicos. El crecimiento del esfuerzo de pesca es inevitable en los casos, prácticamente todos, en que la gestión pesquera puede calificarse de ineficaz. En segundo lugar, como consecuencia del crecimiento de la demanda y de las limitaciones de la oferta, los precios reales de los productos pesqueros suben de forma inevitable. Ello tiene consecuencias importantes y nocivas para los consumidores de bajo ingreso, sobre todo los de los países en desarrollo. El tercer resultado importante, de carácter más positivo, es que la limitación de los recursos naturales y los precios elevados contribuyen a estimular el crecimiento de la producción mediante el cultivo de las especies que se prestan a esta forma de explotación.

Las posibilidades de aumentar la producción total hasta alcanzar niveles muy superiores a los actuales son más bien limitadas. La consecución y mantenimiento de niveles algo superiores dependerá en parte del mejoramiento de los sistemas de gestión de los recursos pesqueros. Sin tales mejoras, existe el peligro de que no se puedan mantener ni siquiera los niveles actuales. En tales circunstancias, cabría prever que el precio real de muchas especies ícticas, particularmente de las destinadas al consumo humano directo, continuará subiendo. Por ello, una mejor gestión contribuirá, en la medida de lo posible, a contener estas subidas de precios a largo plazo y a reducir o eliminar las ineficiencias económicas que, al parecer, son actualmente muy habituales en las operaciones pesqueras1. Una mejor ordenación de la pesca de captura podría provocar, al menos a corto plazo, una reducción del volumen de la producción, aunque mejoraría la calidad. A la larga, las limitaciones globales a la producción pueden disminuir algo gracias al ulterior crecimiento de la acuicultura y de los programas de fomento de las poblaciones, como las pesquerías basadas en el cultivo.

1 Un estudio especial de la FAO ha llegado a la conclusión de que este sector está sobrecapitalizado, sobre todo como consecuencia del sistema todavía predominante de acceso libre a los recursos pesqueros oceánicos y de las fuertes subvenciones ofrecidas por los países pesqueros, por ejemplo, hasta hace muy poco la ex URSS y los países de Europa oriental, pero también la CE y el Japón. En el estudio se documenta que el valor de las capturas mundiales es muy inferior al de los costos de operación de las flotas, si se excluyen las subvenciones en la consideración de estos últimos (véase FAO, 1993e). Con las reformas emprendidas en los países anteriormente de economía planificada una parte considerable de sus operaciones subvencionadas resulta claramente antieconómica. Las consiguientes reducciones de las flotas de estos países está provocando un importante cambio estructural en el sector de la pesca mundial.

6.2. EVOLUCION HISTORICA Y SITUACION ACTUAL

Desde el siglo XVII, el uso de los océanos y de sus recursos se ha basado en el principio de la libertad de los mares. Más allá de los estrechos límites de la jurisdicción nacional (3–12 millas), los recursos estaban a disposición de todos. Al disminuir las capturas por embarcación en los caladeros tradicionales, los pescadores se desplazaron hacia nuevas zonas o adoptaron técnicas más intensivas. Más recientemente, el ritmo de exploración y explotación se agilizó gracias al desarrollo de la fuerza automotriz, las fibras sintéticas para redes y equipos de refrigeración.

Esta evolución tuvo tres consecuencias. La primera fue el agotamiento generalizado de las poblaciones convencionales. La segunda, la ampliación mundial del esfuerzo de pesca hacia especies nuevas, menos convencionales, y hacia las zonas de aguas distantes. La tercera, la intensificación del conflicto entre los pescadores locales de los Estados ribereños y los pescadores de aguas distantes procedentes de Estados extranjeros que pescaban cerca de la costa. Ello hizo que los Estados ribereños reivindicaran cada vez con más fuerza la ampliación de la jurisdicción.

Las grandes potencias marítimas consiguieron generalmente mantener el principio de la libertad de los mares, que favorecía sus intereses militares y pesqueros, durante la primera y segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (en 1958 y 1960). Pero la presión en favor de una jurisdicción ampliada fue inexorable y, mientras estaban todavía en curso los debates de la tercera Conferencia de las Naciones Unidas en los años setenta, se estableció un régimen que reconocía una zona ampliada de 200 millas, lo que representó una redistribución de la riqueza de los mares.

No obstante, la decisión de las 200 millas no condiciona en lo más mínimo los hábitos de los peces. Algunas especies (por ejemplo, ostras y almejas) son sedentarias, mientras que otras (por ejemplo, atún y salmón) recorren inmensas distancias y se encuentran tanto dentro como fuera del límite de las 200 millas. Dada la enorme diversidad de los recursos, no puede haber una relación directa entre la superficie de pesca y la abundancia de recursos. Entre las zonas más fértiles se encuentran las plataformas continentales, ricas en poblaciones demersales (peces de fondo como el bacalao y el eglefino), y las corrientes de afloramiento habitadas por especies pelágicas (que se alimentan en la superficie, como las sardinas y arenques). Las aguas de zonas templadas suelen tener poblaciones relativamente numerosas de un reducido número de especies distintas; en cambio, fuera de las zonas de afloramiento (por ejemplo, Perú), las aguas tropicales tienen muchas especies, cada una con poblaciones relativamente pequeñas. En el océano abierto, las poblaciones están dispersas. Algunas especies de alta mar suelen vivir en cardúmenes pero se requieren grandes gastos de búsqueda para su localización. Otras casi nunca se agregan y sólo pueden capturarse con artes de pesca que filtren grandes cantidades de agua.

Producción

Volumen y composición de las especies. Desde los años cincuenta, la producción pesquera mundial creció a un ritmo aproximado del 6 por ciento al año, hasta el colapso de la pesca de la anchoveta peruana en los primeros años setenta. Después de ese retroceso la producción continuó creciendo, con algunas fluctuaciones menores, hasta alcanzar el máximo de 100 millones de toneladas en 1989. No obstante, la tasa de crecimiento global bajó al 2,5 por ciento al año (Figura 6.1). La producción mundial descendió a 97 millones de toneladas en 1990 y se mantuvo en ese nivel en 1991 y 1992. Una característica de esta evolución ha sido que la contribución de especies de alto valor, tanto las tradicionales como las menos tradicionales, ha sido cada vez menor, mientras que las capturas de las especies de bajo valor unitario pero capturadas en gran volumen ha estado sometida a fuertes fluctuaciones. Por ejemplo, una parte significativa del crecimiento durante los dos últimos decenios se debió al aumento de las capturas de una sola especie, el abadejo de Alaska, cuyas capturas representan un 5 por ciento de la producción pesquera mundial. Otra parte considerable del crecimiento procedió de un reducido número de pequeñas especies pelágicas que habitan en cardúmenes. Después del colapso de la anchoveta peruana, el total de las capturas de este grupo bajó a 6,3 millones de toneladas en 1973, frente a los 16,7 millones de toneladas de 1970. En 1980, el total de las capturas de pequeñas especies pelágicas había subido de nuevo hasta 13,2 millones de toneladas y alcanzó en 1989 un máximo de 21,3 de toneladas, que representó aproximadamente el 20 por ciento del total de la producción mundial. Especialmente notables fueron los aumentos de la sardina japonesa y de América del Sur y del jurel chileno. Estas especies están sometidas a grandes fluctuaciones de abundancia, que son por lo general de carácter cíclico y se deben a cambios naturales en el medio ambiente. La experiencia ha demostrado que la intensificación de la pesca puede dificultar significativamente su recuperación. En la Figura 6.2 puede verse, desglosada por grandes especies, la composición de la producción mundial actual.

Durante los dos últimos decenios, las capturas de un gran número de poblaciones demersales (bacalao del Atlántico, merluza del Cabo, carbonero, eglefino, gallinetas del Atlántico) han disminuido significativamente, debido en gran parte a una sobrepesca considerable y continuada. Aunque hay casos de rehabilitación de las poblaciones mediante la adopción de medidas de conservación, se trata de ejemplos relativamente escasos en la mayor parte de las zonas del mundo. Por el contrario, la producción de especies pelágicas oceánicas (por ejemplo, túnidos), cefalópodos y otros mariscos ha crecido de forma constante.

Mientras que las capturas marinas han disminuido a partir del máximo de 1989 (86,4 millones de toneladas), la producción de especies continentales aumentó de forma espectacular durante los años ochenta, alcanzando los 15 millones de toneladas en 1991 (el 15 por ciento de la producción total). La mayor parte de este crecimiento correspondió a nueve grandes especies, cuyas capturas eran de menos de 500 000 toneladas en 1970 pero que superaron los 5,5 millones de toneladas en 1990. Como se indica más adelante, estas especies son producto casi exclusivo de la acuicultura y la mayor parte del crecimiento se registró en China.

Figura 6.1

Figura 6.1: Producción pesquera mundial, 1950–1992 por aguas marinas y continentales

Figura 6.2

Figura 6.2: Producción pesquera mundial en 1991 por especies principales

Cuadro 6.1
Características de los principales segmentos de mercado de los productos pesqueros
MercadoTipos de especiesFuentesPrecios (en tierra)Consecuencias
De lujoSalmón, camarón, besugo, etc.Captura y cultivo$3–4/kg. Tendencia a disminuir al aumentar el cultivo.Aumento de la demanda de harina de pescado. Aumento del comercio de los países que los cultivan. Conflictos por la utilización de las áreas y aguas adecuadas.
 Peces planos (platija, lenguado, solla, etc.)Captura$3–4/kg. En ascenso, debido al agotamiento de las poblaciones.Fuerte sobrepesca de la mayor parte de las poblaciones. Incentivo para el cultivo.
 TúnidosCaptura$1,50–2,00/kg. Llegando al límite por la presencia de sustitutos (por ejemplo, la carne de pollo).Elevado consumo en los países desarrollados. Aumento de la elaboración y de las exportaciones de los países en desarrollo.
 Cangrejos y langostasCaptura y producción de sustitutos a base de peces de bajo precio mediante la elaboración de surimi.$3–12/kg. Tendencia al descenso debido a la producción de sustitutos. 
 Moluscos (ostras, almejas, berberechos, mejillones)En su mayor parte de cultivo: en parte, de captura.$1–5/kg. Posible descenso en el caso de berberechos y mejillones al aumentar el cultivo.Oportunidades de aumentar la producción y el consumo en los países en desarrollo. Problemas de higiene.
 Cefalópodos (calamares, pulpos y sepias)Captura$1–4/kg. Probable subida a largo plazo.Oportunidades de aumentar las capturas en algunos países en desarrollo y de incrementar las exportaciones. Ventaja de ser un alimento sano.
NormalLa mayor parte de las especies de peces de escama que integran el grueso del mercado (bacalao, merluza, eglefino, jurel, caballa, meros, corvinas, etc.)Captura0.5–3,00/kg. En aumento $ debido al agotamiento de las poblaciones.Por lo general, objeto de fuerte sobrepesca con consecuente descenso del total de las capturas y de la talla de los ejemplares.
De bajo ingresoCarpa, bagre, chano, etc.Cultivo$0.20-1,00/kg.Fuerte producción en Asia. sobre todo en China. Muy poca en Africa y América Latina.
 Especies marinas y lacustres capturadas artesanalmente (sardina, lisas, macarela, tilapia, estomino, etc.)Capturas desde canoas, balsas y otras pequeñas embarcaciones, por lo general sin motor.$0,20–1,00/kg. Subida de los precios debido al agotamiento de las poblaciones.Por lo general, objeto de fuerte sobrepesca con consecuente descenso del volumen total de las capturas y de la talla de los ejemplares.
 Bloques congelados de pescado de baja calidad de diversas especiesCaptura por embarcaciones industriales de la ex URSS.Menos de $1/kg.Venta a los Estados ribereños africanos locales para usos varios. No es probable que dure mucho tiempo.
 Capturas accesorias de arrastreros (talla insuficiente, en particular ejemplares jóvenes de especies de alto valor)Descartes de operaciones de captura de camarón con arrastreros.$0.05–0.50/kg. Precio en subida de los descartes debido a su utilización como pienso en la acuicultura.A nivel local, fuente importante de proteína para los consumidores de bajo ingreso.
Mercados no alimentariosPequeñas especies que viven en cardúmenes (anchoveta, sardina, alacha, etc.) para la transformación en harina y aceite de pescado, sobre todo para piensoCapturas, sobre todo mediante operaciones en gran escala.$0.10–0,40/kg. Subidas de precios actualmente limitadas por el precio de los sustitutos en la alimentación animal (por ejemplo, la soja).Posibilidad de conversión para la alimentación humana en el futuro, pero estas poblacionesno se encuentran en aguas asiáticas, donde la necesidad futura sería mayor.

Un aspecto significativo de esta evolución es el cambio en el valor de las capturas. Con excepción de los túnidos, las especies cuyas capturas han crecido son de precio relativamente bajo. La mayor parte de las especies pelágicas que viven en cardúmenes, por ejemplo, se captura para la elaboración de harina de pescado. Por el contrario, las especies cuyas capturas han disminuido son especies de gran valor. El resultado neto es que al crecimiento del volumen total de las capturas no ha correspondido un crecimiento proporcional de su valor económico. La sobrepesca de las poblaciones de alto valor ha llevado a su agotamiento y, al disminuir la oferta, a subidas de precios. Esta situación se repetirá con el tiempo en la mayor parte de las especies que no son fácilmente cultivables. En el Cuadro 6.1 se presenta un panorama cualitativo de las principales características de las diferentes especies y segmentos de mercado.

Predominio de unos pocos países. Es significativo que un grupo muy reducido de países tengan una influencia extraordinaria en el total de la producción mundial. La eficacia (o falta de eficacia) de los regímenes de ordenación a que están sometidas las operaciones de pesca de estos países pueden tener importantes repercusiones en la producción mundial. En 1991, veinte países representaron el 80 por ciento del total de la producción mundial y seis de ellos acapararon más del 50 por ciento (Figura 6.3). La concentración por países y por especies están mutuamente relacionadas. En los tres grandes países pesqueros desarrollados, la mayor parte del crecimiento se debió a dos especies: el abadejo de Alaska y la sardina japonesa. En dos de los principales países pesqueros en desarrollo el predominio de algunas especies individuales ha sido todavía mayor. En el Perú, el 90 por ciento de las capturas de 1990 fue de anchoveta y sardina de América del Sur. En Chile, el 81 por ciento fue de esas dos especies y de jurel chileno. Se trata en todos los casos de especies de escaso valor, cuya abundancia suele fluctuar enormemente.

El desarrollo de la acuicultura. Durante los años ochenta, ha habido un rápido crecimiento en el desarrollo de la acuicultura. Entre 1984 (cuando la FAO comenzó a registrar la producción de la acuicultura) y 1990, el total de la producción acuícola se multiplicó casi por dos, alcanzando unos 12 millones de toneladas (excluidas las algas). Ello se debió a dos impulsos principales: uno procedente de China y otro, menos concentrado geográficamente, de determinadas especies de elevado valor.

La producción de la acuicultura en China se multiplicó aproximadamente por 2,5 entre 1984 y 1990, llegando a representar casi el 45 por ciento del total de la producción mundial de este sector en el último año citado. En gran medida ello se debió a varias especies de carpa cultivada muchas veces desde tiempos remotos en asociación con las actividades agrícolas. Ha habido también fuertes aumentos del cultivo de camarón y mejillones, hasta el punto de que a China corresponde el 27 por ciento de la producción mundial acuícola de camarón y el 38 por ciento de la de mejillones.

Un acontecimiento separado ha sido el rápido crecimiento de la producción de salmón, camarón y varios mariscos para atender la demanda del mercado de lujo en los países desarrollados. En la actualidad, el salmón cultivado constituye aproximadamente el 25 por ciento de la producción mundial de salmón de todas las procedencias y el camarón cultivado el 24 por ciento del total de la producción de camarón. En ambos casos, el volumen de la producción acuícola ha sido lo bastante grande como para influir en los precios mundiales. Las ostras se han cultivado siempre y no se ha observado un crecimiento importante de su producción en los últimos años. Pero, desde 1984, ha aumentado notablemente el cultivo de otros mariscos. En el caso de los mejillones y de las almejas el aumento ha sido del 60 por ciento, y en el de las vieiras de más del 300 por ciento.

Figura 6.3

Figura 6.3: Producción pesquera mundial en 1991 por grandes países pesqueros.

Características del consumo y el comercio

En los últimos decenios, el pescado producido para consumo humano ha crecido con mayor rapidez que la población mundial, lo que ha permitido un crecimiento del consumo per cápita. En el Cuadro 6.2 pueden verse los datos pertinentes. El pescado es una fuente relativamente secundaria de suministro de energía alimentaria (representa 17 calorías per cápita en los países en desarrollo frente a su disponibilidad total de 2 475 calorías), es una fuente importante de ácidos grasos, vitaminas y minerales esenciales. Aunque un pequeño grupo de países suelen dominar la producción mundial de pescado, muchos países dependen fuertemente del pescado en cuanto fuente importante de proteínas. En lo que respecta al conjunto de los países en desarrollo, el pescado constituye ahora aproximadamente el 19 por ciento del consumo total de proteína animal, o poco más del 4 por ciento de la proteína de origen tanto animal como vegetal. De todas formas, este porcentaje es muy elevado en algunos países, tanto desarrollados (por ejemplo, Japón, Noruega, Portugal) como en desarrollo (sobre todo de Asia oriental, por ejemplo, Filipinas y Tailandia, y de Africa, por ejemplo, Congo, Angola, Ghana, etc.); en cambio, en otros es muy bajo (por ejemplo, en Argentina, y en muchos países sin litoral de Africa).

Las tendencias del comercio de productos pesqueros siguen muy de cerca los cambios en la producción y desarrollo tecnológico. La expansión del comercio internacional de pescado y productos pesqueros ha superado el crecimiento de la producción mundial de pescado. El comercio pesquero mundial, estimado en el 32 por ciento de la producción mundial (24 millones de toneladas) en 1980, subió al 38 por ciento en 1990 (37 millones de toneladas). Una parte significativa del aumento se debió al crecimiento de las exportaciones de pescado fresco y congelado (de 3,3 millones de toneladas a 6,0 millones de toneladas en peso del producto). Otro crecimiento importante de las exportaciones correspondió al camarón, que pasó de 0,4 millones de toneladas a casi 1,0 millones de toneladas, y a la harina de pescado, que subió de 2,0 millones de toneladas a 3,2 millones de toneladas, aunque con significativas fluctuaciones del volumen durante ese período.

El crecimiento del comercio resulta especialmente notable si se considera su valor. Las exportaciones alcanzaron un total de 38 000 millones de dólares en 1991, frente a los 15 000 millones de dólares de 1980. La parte de los países en desarrollo en el total del comercio ha crecido de forma lenta pero constante, hasta alcanzar el 47 por ciento del total de las exportaciones en 1989. Las exportaciones de camarón, cefalópodos, atún (congelado y en conserva) y harina de pescado han conocido una tendencia ascendente y han contribuido en forma positiva a la balanza de pagos de muchos países en desarrollo de Asia y América Latina. Especialmente fuerte ha sido la expansión del comercio de exportación de Tailandia y China. Los países desarrollados, sobre todo los de la Comunidad Europea, Japón y los Estados Unidos, continúan siendo los principales importadores, acaparando un 88 por ciento del total de las importaciones mundiales de pescado. Los Estados Unidos se han convertido también en el principal exportador mundial de pescado y productos pesqueros, debido a las ventajas conseguidas con la ampliación de la jurisdicción y el crecimiento de las capturas en el Pacífico Norte.

Cuadro 6.2
Pescado: datos históricos de su utilización como alimento y para otros usos
 69/7179/8189/91
A. Alimento (equivalente de peso en vivo)   
Per cápita (kg)   
Mundo11,011,813,3
Países en desarrollo6,47,69,3
Africa (subsahariana)7,79,18,0
Cercano Oriente/Africa del Norte2,74,55,3
Asia oriental8,110,014,1
Asia meridional4,03,94,1
América Latina + Caribe6,69,08,5
Países desarrollados22,323,226,4
Europa occidental18,417,321,2
Europa oriental + ex URSS19,320,821,0
América del Norte14,316,421,7
Japón67,569,972,2
Otros países11,112,214,4
Total (millones de toneladas)   
Mundo40,451,868,5
Países en desarrollo16,424,736,1
Africa (subsahariana)2,13,23,8
Cercano Oriente/Africa del Norte0,51,01,6
Asia oriental9,013,522,4
Asia meridional3,03,64,7
América Latina + Caribe1,93,23,7
Otros países0,90,20,4
Países desarrollados24,027,133,3
Europa occidental6,86,78,5
Europe oriental + ex URSS6,47,58,2
América del Norte3,24,15,9
Japón7,08,29,0
Otros países0,50,60,9
B. Harina de pescado (equivalente de peso en vivo)   
Totales mundiales (millones de toneladas)19,719,527,8
Utilización total de pescado60,171,398,2

Muchos importantes países pesqueros, tanto desarrollados como en desarrollo, son a la vez grandes importadores y exportadores. La mayor parte de los países en desarrollo de Asia, por ejemplo, importan y exportan simultáneamente: exportan las especies de alto valor no consumidas en el interior e importan pescado y productos pesqueros de precios y calidad inferiores. Las pesquerías orientadas a la exportación utilizan a veces insumos importados (por ejemplo, la del atún congelado en Tailandia). Debido al crecimiento de las economías nacionales y de los ingresos per cápita, algunos países exportadores pueden encontrar dificultades para mantener los suministros de exportación en un momento de expansión del consumo interno.

La subida de los precios de algunos productos pesqueros se ve mitigada por la competencia comercial de otros productos. Por un lado, el cultivo de determinadas especies, sobre todo el salmón y el camarón, está produciendo cantidades lo bastante grandes para presionar sobre los precios del mercado. El desarrollo de nuevos productos, sobre todo los que implican la transformación de especies de bajo valor, por ejemplo, el abadejo de Alaska, en nuevos productos de alto valor, puede influir también en los precios.

La demanda y los gustos, en relación con el pescado y los productos pesqueros, así como las estructuras de la oferta están sufriendo cambios continuos. En la medida en que suben los precios de las especies más apetecidas, los consumidores de clase media suelen orientarse hacia especies tradicionalmente consumidas por los sectores más pobres de la comunidad. Al mismo tiempo, aunque las capturas de las especies no convencionales y menos codiciadas están aumentando como consecuencia de las mayores limitaciones a la producción de las especies más apreciadas en el mercado, su disponibilidad, sobre todo para los consumidores de bajo ingreso de Asia, está disminuyendo como resultado de la competencia de la demanda de pienso en la acuicultura y de la degradación de las zonas costeras.

6.3. PERSPECTIVAS PARA EL FUTURO: PRODUCCION

Como se ha indicado, son varias las limitaciones al crecimiento de la producción pesquera total. El poco crecimiento que se puede conseguir de forma sostenible no bastará, probablemente, para mantener los suministros per cápita. A diferencia de otros sectores de la agricultura, en el caso de la pesca es más difícil superar las limitaciones a la producción mediante la explotación de nuevos recursos, el cambio tecnológico y las inversiones. Muchas veces, los esfuerzos por mejorar la gestión de los recursos pesqueros se orientan principalmente a impedir el descenso de los actuales niveles de producción.

Gran parte del crecimiento de las capturas durante los años ochenta correspondió a las especies pelágicas, que, al parecer, están sometidas a grandes fluctuaciones naturales y han topado recientemente con su punto máximo. Algunas poblaciones están atravesando ahora una fase de significativo descenso. Si las capturas de este tipo de peces no pueden aumentar ulteriormente, se frenará el crecimiento del sector de la acuicultura basado en la harina de pescado a no ser que los progresos tecnológicos permitan disponer de fuentes alternativas de pienso. Además, las grandes especies demersales se han visto sometidas en todo el mundo a una fuerte sobrepesca y ofrecen pocas oportunidades de aumentar las capturas, a no ser que se mejoren los sistemas de gestión, por lo que a medio plazo habrá que reducir la pesca con el fin de permitir la recuperación de las poblaciones.

Las capturas marinas sólo pueden registrar aumentos marginales en relación con los actuales niveles. Ello implicaría, de todas formas, un riesgo real de alterar la naturaleza de la cadena alimentaria marina, con repercusiones significativas en otras especies que dependen de ella. El total de las capturas marinas no pasará, probablemente, de 100 millones de toneladas y podría ser notablemente inferior. La producción de la acuicultura puede situarse entre 15 y 20 millones de toneladas, frente a los 12 millones de toneladas de la actualidad, suponiendo que se mantengan el ritmo de crecimiento de los últimos años. El crecimiento de la pesca de captura continental podría ser insignificante, a no ser que la gestión de los recursos vaya acompañada de mejoras en el medio ambiente.

Lo dicho arriba pone en claro que la estimación de los niveles futuros de producción está sometida a muchas incertidumbres. Teniendo en cuenta esta advertencia, en el Cuadro 6.3 se ofrecen algunas estimaciones indicativas. Estas estimaciones hipotéticas podrían ser viables si mejorara la gestión y se realizaran otras intervenciones (por ejemplo, la repoblación del mar) que favorecerían la recuperación de las poblaciones de peces. En el resto de la presente sección se examinan los factores que determinarán probablemente el futuro en los diferentes grupos de países y especies. En el Anexo al capítulo se describen brevemente la situación y el potencial futuro probable por principales áreas de pesca.

Cuadro 6.3.
Nivel actual y nivel futuro posible de la producción pesquera

(millones de toneladas, peso en vivo)

Tipo1989/912010, posible
Capturas8690–110
Marinas79 
Continentales7 
Cultivo1215–20
Marino4,5 
Continental7,5 
TOTAL98 

Nota: Los detalles sobre la producción, por áreas principales de pesca, pueden verse en el Anexo.

Los países desarrollados

Los países desarrollados, con excepción de Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica, obtienen la mayor parte de sus suministros de la pesca de captura en las zonas templadas del norte, tanto en el Océano Atlántico como en el Pacífico, y de las aguas continentales; extraen las poblaciones de atún de todos los océanos y de determinadas especies mediante el cultivo (por ejemplo, salmón, bagre, mariscos). Naturalmente, parte de sus suministros procede de las importaciones. En los países desarrollados la innovación tecnológica y la fuerte demanda de pescado han llevado a una intensa explotación de las poblaciones de las aguas ribereñas.

El Atlántico septentrional, el Pacífico septentrional, el Mar Mediterráneo y el Mar Negro, donde se llevan a cabo la mayor parte de las actividades pesqueras de los países desarrollados, están sometidos a una explotación excesiva. En la actualidad, hay muy pocos casos de gestión eficaz, tanto en las pesquerías multinacionales de la Comunidad Europea como dentro de la extensa zona exclusiva de los Estados Unidos, lo que ha determinado una fuerte necesidad de moderar las capturas para permitir la recuperación de las poblaciones. Aunque en teoría podrían conseguirse nuevos aumentos de los suministros gracias al desarrollo de las poblaciones insuficientemente explotadas, éstas son pocas en número y de escaso valor y muchas veces se destinan a la alimentación de otras especies de mayor valor. La mayor oportunidad parece ser el desarrollo de la pesca de cefalópodos en el Atlántico y el Pacífico septentrionales, siempre que ello no represente un peligro de capturas accesorias de especies ecológicamente importantes.

La situación es más grave en el caso de algunos países desarrollados (por ejemplo, Japón y España) que han continuado sus operaciones pesqueras en territorios ajenos debido al alto nivel de las regalías exigidas y al costo creciente de las actividades (por ejemplo, Japón y España). La ex URSS, que ha ocupado un lugar importante en la pesca en aguas distantes, podría ver reducido su papel como consecuencia de la disminución de las considerables subvenciones recibidas hasta ahora por este sector. Las capturas de las aguas continentales de los países desarrollados son relativamente insignificantes, si se exceptúa el caso de la ex URSS. En muchos países desarrollados, la acuicultura contribuye cada vez más a atender la demanda de algunos productos de elevado valor. El caso más significativo, por el momento, es el cultivo del salmón. Podrían citarse también otras especies, como los bagres en los Estados Unidos, las carpas en la ex URSS y el besugo y el medregal en el Japón.

Países en desarrollo

La situación es relativamente más favorable en algunos países en desarrollo, donde los recursos están menos sobreexplotados que en los países desarrollados. En Africa y el Cercano Oriente, las principales fuentes de suministros son la pesca de captura en el Atlántico centro-oriental y sudoriental, el Océano Indico occidental y los ríos y lagos insulares. La acuicultura no es, por el momento, una fuente importante de producción pesquera. Los países ribereños del Africa occidental tienen grandes oportunidades de incrementar su parte en las actuales capturas de sus costas. No obstante, gran parte de las capturas son de especies de bajo valor y son capturadas por embarcaciones industriales extranjeras de gran tamaño. Como la pesca industrial es un sector de alto riesgo y gran concentración de capital, algunos de los Estados ribereños quizá tengan que conformarse con las regalías pagadas por países extranjeros, mientras que otros podrían intensificar el desarrollo de las flotas costeras mediante empresas en común. Son muy considerables los recursos todavía no explotados de peces linterna (especie mesopelágica) que se encuentran en aguas relativamente profundas y pueden utilizarse para la elaboración de harina de pescado. No obstante, es dudoso que su explotación sea económicamente viable antes del año 2010. Los recursos de la pesca continental son importantes como fuente de alimentos en muchos países, pero no es probable que se registren aumentos significativos.

En lo que respecta a América Latina y el Caribe, la mayor parte de las especies capturadas en el Golfo de México y el Caribe están fuertemente sobreexplotadas y la mayor oportunidad de incrementar las capturas correspondería a la pesca del calamar y el pulpo. Las poblaciones de cefalópodos en la plataforma continental patagónica parecen estar plenamente explotadas, aunque quizá haya oportunidades de incrementar las capturas de otras poblaciones de cefalópodos en las zonas costeras septentrionales. Los países ribereños quizá tengan oportunidad de incrementar su parte en las capturas actualmente realizadas por embarcaciones que faenan en aguas distantes. Las zonas septentrionales de la costa occidental de América Latina contienen grandes poblaciones de pequeñas especies pelágicas, expuestas a la influencia de la corriente “El Niño” y cuya abundancia fluctúa enormemente. Las capturas de jurel chileno han pasado de cantidades casi insignificantes a mitad de los años setenta a 3,8 millones de toneladas en 1990. Esta población se explota sólo en forma moderada, lo que permitiría todavía cierto aumento en las capturas. La acuicultura no reviste gran importancia en América Latina, con la notable excepción de Ecuador y Chile que producen camarón y salmón, respectivamente, sobre todo para la exportación. Las perspectivas de este mercado dependen de la demanda del mercado internacional, al parecer saturado en la actualidad.

En Asia, las especies demersales de los mares de China oriental y meridional, el Mar Amarillo y el Golfo de Tailandia están fuertemente explotadas. No es probable que la recuperación de estas poblaciones, en el caso de que se introduzcan medidas eficaces de gestión, permita un aumento de más de un millón de toneladas en el total de las capturas. Las poblaciones pelágicas están totalmente explotadas y no sería posible un aumento significativo. Quizá haya algunas posibilidades de incrementar la capturas de cefalópodos a lo largo de la costa de China. La gran mayoría de la acuicultura china es de carpas herbívoras, por lo que la producción no se vería limitada por la escasez de harina de pescado. Podrían lograrse aumentos en Indonesia oriental, donde la distancia de los mercados ha limitado el desarrollo. Las pesquerías de grandes especies pelágicas y de pequeños túnidos han duplicado sus capturas en los dos últimos decenios. Aunque quizá haya moderadas posibilidades de incremento en el futuro, las restricciones a las capturas incidentales de delfines pueden limitar la utilización de redes de cerco con jareta a largo plazo. Quizá haya oportunidades de aumentar el total de las capturas de listado. Los cefalópodos están moderadamente explotados y su volumen de captura podría aumentar como consecuencia de la fuerte explotación de los peces demersales depredadores.

El cultivo del camarón en aguas marinas y salobres para su exportación a los países desarrollados ha aumentado de forma espectacular, pero el cultivo del camarón está empezando a encontrar y a provocar graves problemas como consecuencia de las enfermedades y la contaminación orgánica que derivan de este cultivo y de la falta de espacio para su expansión. El factor más importante del crecimiento de los suministros en la región sería la introducción de mejoras generales en la gestión. Podrían conseguirse nuevos suministros gracias al incremento de las capturas de cefalópodos y al ulterior crecimiento de los recursos en Indonesia oriental y el Océano Indico oriental.

Los países costeros del subcontinente indio podrían aumentar sus capturas de túnidos, tanto de las grandes especies destinadas al mercado como de pequeños túnidos. No hay estimaciones sobre los rendimientos posibles, pero es probable que las capturas de listado en el Océano Indico oriental en general pudieran aumentar de forma considerable. Quizá se consiga aumentar las capturas de otros grandes túnidos, pero el aumento no será probablemente significativo.

La pesca continental, sobre todo en India y Bangladesh, es fuente importante de proteína para los mercados locales. En ambos países podrían lograrse significativas mejoras en las prácticas de cultivo y en la explotación de las masas de agua donde los problemas de propiedad impiden una producción eficaz.

Perspectivas de la producción por especies

En la mayor parte de las grandes zonas pesqueras el crecimiento de la producción se ha estancado y en algunos lugares los rendimientos han comenzado a descender. En ciertos casos, los niveles de producción se están manteniendo gracias a las capturas de ejemplares jóvenes, y algunos lugares son especialmente vulnerables a este fenómeno. A continuación se examinan, por especies, las perspectivas de la oferta.

Los crustáceos están por lo general fuertemente explotados y la producción silvestre de camarones peneidos ha llegado casi al límite máximo. No es probable que desciendan los desembarques, ya que este sector se encuentra actualmente sobrecapitalizado. La producción de camarones peneidos en estanques puede estar también próxima a la saturación. Los problemas asociados al cultivo del camarón son la escasa disponibilidad de alevines, espacio y piensos así como la degradación ambiental y, particularmente importante, la fuerte dependencia de las capturas de especies silvestres para pienso. El principal factor del aumento de la producción será el costo de los insumos en relación con el precio del camarón. Existe un potencial significativo para aumentar las capturas gracias a los crustáceos de importancia secundaria (por ejemplo, cangrejos y pequeños camarones). El cultivo de moluscos que no dependen de la harina de pescado puede ofrecer buenas oportunidades tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, según los mercados, pero existe el problema del deterioro de las condiciones ambientales. En los trópicos podrían explotarse los recursos de poblaciones de bivalvos.

En lo que respecta a los cefalópodos, las posibilidades de aumentar la producción, sobre todo de calamares oceánicos, son generalmente prometedoras y es probable que los niveles futuros de producción dependan tanto de aspectos relacionados con el mercado como de la disponibilidad de recursos, así como de los progresos tecnológicos en la captura y la elaboración. La prohibición de las grandes redes de enmalle de deriva en el Pacífico septentrional podría provocar incluso un descenso de las capturas a no ser que se introduzcan nuevos equipos eficientes e inocuos para el medio ambiente.

El nivel actual de explotación de peces demersales ha alcanzado el punto máximo y no existe el potencial para aumentar la producción. Las poblaciones de bacalao y otros peces de fondo han disminuido. Aunque existe cierta posibilidad de incrementar los suministros aprovechando los descartes de especies de bajo valor y peces planos pequeños, el esfuerzo de pesca tanto en el Atlántico como en el Pacífico septentrional se ha orientado ya hacia las especies de menor valor (por ejemplo, la bacaladilla). Los controles más rigurosos en determinados países (por ejemplo, Marruecos, Chile, Namibia) podría reducir las actividades de pesca y capturas totales permitidas (CTP) para facilitar la recuperación de las poblaciones de peces de fondo. A corto y medio plazo, ello influirá probablemente de forma negativa en los desembarques. Aun cuando se adopten prácticas de gestión acertadas, el potencial a largo plazo no superaría en más de un 20 ó un 30 por ciento los niveles actuales.

La situación inmediata de las pequeñas especies pelágicas parece ser más bien grave. La especie con mayor volumen de capturas en todo el mundo (es decir, la sardina japonesa) ha sufrido de nuevo un descenso en los últimos años y es probable que su recuperación dependa de factores climáticos. Las principales pesquerías de pequeñas especies pelágicas del Pacífico sudoriental estan aun disminuyendo. No es probable que la reducción de la pesca en aguas distantes de los países anteriormente de economía planificada se vea compensada por el creciente interés de otros países en el establecimiento de empresas conjuntas con los Estados ribereños con miras a explotar las pequeñas especies pelágicas a destinar a la alimentación humana. Tampoco es probable que se registren significativos aumentos en la producción de krill por una combinación de razones económicas y biológicas. En la actualidad, la captura anual de krill es de 300 000 toneladas, mientras que el rendimiento potencial determinado por la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos del Antártico se sitúa entre los 3,9 y 6,5 millones de toneladas. Esta limitada producción se debe principalmente a factores económicos y de comercialización, y no se prevén aumentos sustanciales en las capturas de corto a medio plazo. El futuro de las pequeñas especies pelágicas podría depender de las mejoras tecnológicas que permitan convertirlas en productos de alto valor y de una promoción comercial adecuada.

Dado el espectacular éxito del cultivo del salmón y la posibilidad de su extensión, las oportunidades de aumentar la producción a medio y largo plazo son considerables. Si se superan, por medio de una reducción de los costos de los insumos, los problemas relacionados con la saturación del mercado, cabría prever un aumento de la producción como consecuencia de las mejoras a medio plazo en las poblaciones silvestres y los esfuerzos encaminados hacia la repoblación del mar. La Federación de Rusia tiene perspectivas prometedoras de aumentar la producción de salmón a través de las mejoras en las prácticas de repoblación marina.

Aunque a medio y largo plazo la producción de pequeños túnidos, especies semejantes a los túnidos y el listado, ofrecen significativas posibilidades, su materialización dependerá en gran parte de los mercados y de los costos del combustible. Las pesquerías convencionales del atún dependerán también del riesgo que representan para los mamíferos marinos, lo cual puede limitar la expansión del uso de redes de cerco con jareta y las redes de enmalle de grandes dimensiones.

Aunque es de prever cierto crecimiento en las pesquerías continentales, las novedades más interesantes de este sector a medio y largo plazo dependerán probablemente de los programas de repoblación destinados a aumentar las poblaciones en las llanuras aluviales, ríos, estanques y embalses de riego y de la explotación intensiva de las pequeñas masas de agua. La acuicultura continental podría también desarrollarse en América Latina y Africa.

Evaluación global de las perspectivas de la producción

Las estimaciones realizadas en el pasado sobre el suministro potencial anual de pescado de todas las procedencias se han situado entre 100 y 120 millones de toneladas. Es ya claro que niveles de extracción superiores a unos 80 millones de toneladas repercuten negativamente en las pesquerías de captura marina. El rendimiento de la pesca de captura continental es de unos 6,0 millones de toneladas, de los que la mitad correspondería Asia, y las principales limitaciones a un ulterior aumento de la producción están relacionadas con los problemas de asignación de los derechos de agua y con la calidad de la misma.

La acuicultura, aunque ha conocido un notable crecimiento en el período 1984– 1990, ha tropezado con importantes problemas por la saturación de los mercados y la consiguiente reducción de los precios así como por el deterioro ambiental y el peligro de enfermedades. No obstante, se prevé que estos inconvenientes sean sólo temporáneos y característicos de un sector en crecimiento. El mayor obstáculo parecería ser que sólo se conocen los requisitos para el cultivo de un número relativamente pequeño de especies. En este sentido, cabría destacar que el cultivo de peces de escama se ha centrado fundamentalmente en las especies herbívoras de agua dulce (7,4 millones de toneladas), siendo muy modesta la contribución de las especies marinas (1,0 millones de toneladas). La expansión de los suministros de peces de escama procedentes de la acuicultura en agua dulce se verá limitada probablemente por los problemas ambientales de este medio. Por el contrario, el medio marino ofrece perspectivas mucho mejores de crecimiento de la producción, siempre que la tecnología pueda superar las dificultades que implica la ubicación de las jaulas y recintos más lejos de la costa. Con excepción de los moluscos, carpas y tilapias, el cultivo de peces en cautividad es todavía incipiente y se puede comparar con los primeros intentos de explotación ganadera y domesticación de los animales silvestres.

Las mayores perspectivas de aumentar los suministros de peces destinados a la alimentación humana se encuentran en la explotación de las pequeñas especies pelágicas que viven en cardúmenes. Actualmente, estas especies se utilizan para la producción de harina de pescado, destinada tanto a la producción porcina y de aves de corral como a la acuicultura. Las explotaciones acuícolas del salmón y del camarón hacen un uso creciente de harina de pescado de mejor calidad como pienso. Esto requiere una mejora de los métodos de captura y elaboración de los pescados de menor calidad que se utilizan para la producción de pienso, con lo cual suben los costos unitarios. Estos incrementos en el precio de las especies de menor calidad pueden tener efectos negativos sobre los estratos más pobres de la población que las consuman como alimento, sobre todo en Asia. En contraste, en América Latina el suministro de estas especies para consumo humano en efecto puede aumentar ya que la mejora en la calidad, con miras a la producción acuícola, también se traduce en que aquéllas sean más apetecibles para el consumo humano directo.

La otra opción para aumentar el suministro de pescado sería mantener la situación actual de sobrepesca y hacer que la mayor parte del aumento de las capturas marinas proceda de especies que se sitúan en niveles más bajos de la “cadena alimentaria”. El límite final, como ha ocurrido en una o dos zonas, sería una pesquería basada casi exclusivamente en los peces inservibles es decir, ejemplares jóvenes y especies de pequeña talla utilizados directamente como pienso en el cultivo de algunas especies preferidas. En otras palabras, con el tiempo, la producción silvestre de las zonas marinas podría terminar destinándose en su totalidad al cultivo de dos o tres especies en cautividad. El resultado sería la pérdida de la amplia gama de productos alimentarios actualmente ofrecidos por las mil especies comerciales existentes, que dejarían paso a un número muy reducido de especies que se distinguirían únicamente por la carne, el color y la textura.

Sería prematuro presentar estimaciones sobre el potencial de la maricultura, ya que se dispone sólo de una breve serie cronológica de la producción, en la que se observa un crecimiento espectacular. No obstante, para el año 2000 se prevé una producción de 500 000 toneladas de salmón cultivado, y para el año 2010 la cifra podría duplicarse. El cultivo del camarón produjo 700 000 toneladas en 1991 y se prevé una tasa de crecimiento reducida, con la que se llegaría a un millón de toneladas en el año 2000, debido a los problemas relacionados con la falta de personal especializado, la contaminación, las enfermedades, la infraestructura y las fluctuaciones del mercado. Toda previsión sobre el pescado cultivado dependerá del impulso de la demanda y de la relación de precios entre el pescado procedente de capturas y otros productos alimenticios.

6.4. CONSECUENCIAS PARA EL CONSUMO

Las limitaciones que frenan los aumentos de la producción pesquera condicionarán gravemente la situación nutricional de los países y grupos de población cuyo suministro de proteínas procede en gran parte del pescado y cuyas posibilidades de empleo e ingresos dependen de la pesca en pequeña escala. Estas repercusiones serían especialmente notables en el Asia oriental y meridional, donde para mantener los niveles actuales de consumo hasta el año 2010 se requerirían otros 8,5 millones de toneladas. En esta región se encuentran varios países donde el pescado desempeña un papel fundamental en la alimentación (por ejemplo, Bangladesh, China, Filipinas, Indonesia, Myanmar, Sri Lanka, Tailandia), en todos los cuales el pescado representa la mitad o más de los suministros de proteína animal.

La consecuencia de una oferta limitada será una subida del precio del pescado. Esta subida estimulará, por sí sola, la producción acuícola y representará un incentivo para nuevos avances tecnológicos. La alza de los precios hará también que la demanda de consumo se oriente hacia sustitutos de precio más bajo. Muchas de las especies actualmente preferidas se situarán en la categoría de “alimentos de lujo”, pero según las previsiones se mantendrá la gran variedad de productos que ha sido característica de la pesca, lo que significaría la existencia de pescado de precios muy distintos. Así ha ocurrido en el pasado, donde la langosta, camarón, cangrejo, salmón, peces planos y cefalópodos han tenido una demanda relativamente inelástica. Por el contrario la demanda de bacalao, merluza, eglefino, atún, caballa, gallineta, lucio, mejillón y abadejo de Alaska es por lo general mucho más sensible a los cambios de precios. Según las previsiones, algunas especies de demanda elástica pasarían a formar parte de los grupos con demanda inelástica. La consecuencia general sería que los actuales suministros de pescado de bajo valor, importantes para los sectores más pobres de la población, dejarían de estar al alcance de su poder adquisitivo.

Actualmente, casi el 30 por ciento de las capturas mundiales de pescado se utiliza con fines no alimentarios. La mayor parte de ese 30 por ciento se destina a la elaboración de harina de pescado, utilizada en combinación con otros ingredientes como la soja y la leche desnatada en polvo en la preparación de piensos proteínicos para los animales, en especial las aves de corral, ganado porcino y, cada vez más, peces cultivados de alto valor, como el salmón y el camarón. Mientras que en el pasado los mayores consumidores de harina de pescado han sido los países desarrollados, su consumo ha crecido sólo de forma moderada o incluso ha disminuido. En los años 80 varios países en desarrollo han adquirido importancia creciente. En todos los casos, el rápido crecimiento del consumo de harina de pescado ha ido asociado con el rápido crecimiento de la acuicultura.

Aunque la harina de pescado se obtiene también de fuentes distintas de las pequeñas especies pelágicas que habitan en cardúmenes (capturas accesorias de peces inservibles de la pesca de arrastre, desechos del pescado elaborado con destino a la alimentación humana e incluso, en el caso de China el mejillón cultivado), el grueso procede de pescados capturados específicamente para su transformación en harina. La demanda de harina de pescado depende en parte de la demanda de piensos proteínicos, aunque la parte de la harina de pescado en ellos puede variar considerablemente según se sitúe su precio en relación con los de sus sustitutos (por ejemplo, soja y cereales secundarios). En los últimos años, la harina de pescado se ha consagrado como elemento esencial de los compuestos de los piensos debido a sus efectos positivos sobre los factores de crecimiento, como por ejemplo sus efectos inmunológicos, y la competencia de precio de los sustitutos ha sido menos decisiva. Se prevé que continuará la fuerte demanda de harina de pescado de calidad especial para la acuicultura. La demanda prevista de camarón y salmón deberá atenderse con la producción acuícola, ya que las poblaciones naturales se encuentran actualmente sometidas a niveles máximos de explotación. Así, pueden surgir nuevas oportunidades para las harinas de pescado de calidad especial. Los pronósticos sobre el sector indican que en el próximo decenio la parte de la harina de pescado de primera calidad pasaría del 8 por ciento actual al 25 por ciento de la producción total de harina de pescado. No obstante, hay graves limitaciones a la expansión de la industria mundial de fabricación de harina de pescado ya que la mayor parte de las poblaciones de peces utilizadas como materia prima son muy variables, por ello es probable que la situación de los recursos impida aumentos considerables de la producción.

6.5. PRINCIPALES CUESTIONES PARA EL FUTURO EN MATERIA DE POLITICAS

Se requieren respuestas urgentes y apropriadas en materia de políticas no sólo para las cuestiones relacionadas con los problemas de alimentación y nutrición que se plantearán probablemente como consecuencia de la insuficiencia de los suministros del sector pesquero sino también las relacionadas con la gestión de los recursos y las dimensiones ambientales.

Necesidad fundamental de ordenación

Como se ha descrito antes, el impacto más importante del desequilibrio probable entre la oferta y la demanda y las consiguientes subidas previstas en los precios reales del mercado es que estos precios pueden contribuir a mantener los niveles excesivos de intensidad de pesca y a prolongar la situación de sobrepesca. Es claro que, sin una intervención de los poderes públicos para proteger y coordinar la pesca, la base de recursos continuará degenerándose a un ritmo correspondiente al de la subida de los precios reales del pescado. Esta situación se prolongará mientras los gobiernos no logren establecer controles efectivos sobre la tasa y tipo de explotación de los recursos pesqueros. Cada vez será más difícil controlar las pesquerías si sucesivas subidas de precios estimulan todavía más la presión en favor de niveles mayores de explotación, sobre todo si se tiene en cuenta que para la recuperación de las poblaciones agotadas habrá que reducir las capturas durante algún tiempo (hasta un decenio en el caso de las especies longevas).

La principal contribución que los países pesqueros podrían hacer a la resolución de los problemas relacionados con la sobrepesca es controlar mejor y, en algunos casos, reducir su esfuerzo de pesca. Otra contribución importante sería el diseño e introducción de prácticas y artes de pesca más selectivas y eficientes, lo que contribuiría a reducir los despilfarros asociados a la captura incidental de algunas especies, no sólo las de valor comercial sino también especies en peligro de extinción.

El concepto de “pesca responsable” comprende no sólo los efectos de los métodos y artes de pesca en la sostenibilidad general de la pesca sino también muchos otros aspectos en materia políticas y prácticas encaminados a mantener la calidad, cantidad, diversidad biológica y disponibilidad económica de los recursos pesqueros y para proteger su medio ambiente. El Código internacional de conducta para la pesca responsable de la FAO, en fase de preparación, está encaminado, entre otras cosas, a facilitar la gestión de los recursos marinos vivos y a afianzar unas mejores perspectivas futuras para el sector pesquero.

Pesca en pequeña escala y degradación del medio ambiente

La pesca en pequeña escala es de importancia decisiva en muchos países en cuanto fuente tanto de empleo como de proteínas. No obstante, se encuentra expuesta a dos graves peligros: el conflicto con las operaciones en gran escala en aguas costeras y la degradación del entorno pesquero. Muchas veces los pescadores en pequeña escala, dedicados anteriormente a la explotación de recursos agrícolas u otros recursos naturales, han tenido que orientarse hacia la pesca porque en ésta el acceso a los recursos es libre. Hay gran afluencia de personas hacia la pesca en pequeña escala, pero son muy pocas las oportunidades de salir de ella. Los pescadores en pequeña escala tienen un campo de acción limitado. Para las embarcaciones de mediano y gran tamaño, sobre todo los arrastreros dedicados a la captura del camarón y, más recientemente, los que utilizan grandes redes de cerco con jareta, muchas veces resulta más ventajoso pescar en aguas costeras. Ello provoca conflictos por la utilización de los recursos y del espacio y es perjudicial para los operadores artesanales más vulnerables.

Los problemas de la excesiva presión sobre las poblaciones costeras y la nociva competencia entre diferentes artes de pesca se agravan por el deterioro ambiental. La zona costera recibe gran cantidad de contaminantes, como desechos orgánicos de los municipios, desechos químicos de las industrias, plaguicidas y herbicidas de la agricultura y sedimentos causados por la roturación de tierras y la construcción de carreteras. Por otra parte, también las actividades realizadas en las zonas costeras repercuten en el medio ambiente. Entre dichas actividades cabría señalar la extracción de arrecifes de coral y la destrucción de los pantanos en las zonas de manglares. Los mismos pescadores agravan los daños de este tipo convirtiendo los pantanos de los manglares en estanques destinados a la producción de camarón, utilizando cantidades excesivas de piensos y antibióticos en el cultivo en jaulas, y empleando dinamita, veneno y otras técnicas que destruyen los arrecifes de coral.

Los efectos de estas alteraciones del medio ambiente costero sobre la producción pesquera no son fáciles de identificar. Algunos cambios podrían ser incluso positivos: la producción de poblaciones pelágicas en algunas zonas del Mediterráneo está aumentando, quizá como consecuencia de las descargas de nutrientes en estos mares semicerrados. Pero con mayor frecuencia los efectos son negativos. La contaminación puede llevar a la eutroficación (reducción del oxígeno disuelto), que provoca mortalidades masivas de las poblaciones. Los cambios en el entorno marino han llevado también, al parecer, a un crecimiento de las mareas rojas, con efectos tóxicos sobre los peces y el hombre. La destrucción de los pantanos de los manglares ha contribuido probablemente a la disminución de las areas de crianza en muchas especies ícticas. La pesca continental sufre los efectos de la construcción de presas y desviaciones que dificultan las migraciones de los peces y merman la productividad acuática.

Aunque estos daños pueden repercutir en todas las operaciones de pesca, son especialmente agudos para los pescadores en pequeña escala en los países en desarrollo, en especial los de Asia donde la demanda es elevada y los recursos son de importancia trascendental en cuanto a fuente de alimentos y de empleo. La adopción de sistemas eficaces de gestión de las zonas costeras es de importancia decisiva y podría facilitar la recuperación de las poblaciones y aumentar los rendimientos, además de mitigar las dificultades de los pescadores artesanales.

Por ello, la gestión ecológicamente idónea con miras al desarrollo sostenible debería basarse en la integración de todos los componentes del desarrollo sectorial. Debería perseguirse la integración multisectorial en la fase de formulación de políticas, planes y programas; luego, los componentes de un plan integrado deberían ser ejecutados por diferentes ministerios bajo la coordinación y dirección técnica de un solo organismo. La ordenación integrada de zonas costeras (OIZC) ya se ha experimentada en algunos países, tanto en desarrollo como desarrollados, con miras a proveer una gestión racional de los recursos costeros. La ordenación integrada de pesquerías costeras se está desarrollando por la FAO, con ajuda financiera del PNUD, como parte de la OIZC en las zonas donde el sector pesquero juega un papel importante en la gestión de los recursos costeros.

6.6. CONCLUSIONES

En el futuro se observará una significativa escasez mundial en el suministro de pescado. Aunque la gravedad de la escasez diferirá de unos países a otros, el efecto conjunto será una importante subida de los precios reales del pescado, con consecuencias trascendentales en varios ámbitos.

Un problema fundamental es que, dada la ausencia de sistemas eficientes para controlar el acceso a los recursos en un contexto de libre acceso, la subida de los precios estimulará inversiones todavía mayores que las actuales en relación con el esfuerzo de pesca. De esa manera se establece un círculo vicioso, en virtud del cual el agotamiento de las poblaciones reduce los suministros, lo que ocasiona nuevas subidas de precios.

Este círculo vicioso se puede romper mediante el establecimiento de sistemas de derechos de uso exclusivo, gracias a los cuales se conseguirá que los pescadores se preocupen por el recurso y estén interesados en los beneficios futuros. No obstante, como han comprobado muchos gobiernos, la tarea es difícil. La creación de derechos de uso exclusivo, por definición, favorece a unos a costa de otros y, por ello, redistribuye la riqueza. A escala nacional, los administradores del sector pesquero generalmente no tienen facultades para tomar estas decisiones. En el ámbito internacional o en los lugares donde las poblaciones son compartidas por varios países (por ejemplo el Atlántico nororiental), los negociadores no consiguen ponerse fácilmente de acuerdo en los controles que deben limitar los derechos de sus propios pescadores.

Pero a medida que se van agravando los problemas, estas cuestiones se plantean en niveles políticos superiores y, con el tiempo, obligarán a tomar las necesarias decisiones. Varios países han adoptado ya las medidas básicas para establecer derechos de uso exclusivo, con beneficios significativos. Aunque los sistemas contienen todavía muchas imperfecciones, las mejoras conseguidas representan una valiosa enseñanza para otros países.

Por ello, existe la esperanza de que la gestión de la pesca mejore con el tiempo. No obstante, aunque se lograrán notables progresos en la reducción de los desperdicios biológicos y económicos, no serán suficientes para superar los límites del suministro. Los precios reales continuarán subiendo, con graves repercusiones sobre los consumidores de bajo ingreso, especialmente los de los países en desarrollo de Asia y Africa, para quienes el pescado es una fuente imprescindible de proteína animal. Para aliviar estas dificultades, se requerirán importantes esfuerzos de los gobiernos con el fin de adoptar políticas que garanticen el aprovechamiento más eficaz de unos recursos escasos.

Anexo al Capítulo 6:
Perspectivas de la oferta por principales áreas de pesca
 Producción (millones de toneladas)
Máximo histórico (año)Actual 1989/91
Pesca marina
Atlántico septentrional: En general, situación de sobrepesca; capturas de las especies de alto valor más importantes (bacalao del Atlántico, capelín, arenque) en descenso; presión consiguiente sobre las poblaciones de bajo valor (abadejo, merluza atlántica), ya plenamente explotadas; pocos casos de gestión eficaz; incluso con una gestión eficaz sólo se podría conseguir un aumento de 2–3 millones de toneladas en el total de las capturas; posibilidad de incrementar de un millón de toneladas las capturas de cefalópodos. Durante el último decenio ha sido notable el crecimiento de los desembarques de invertebrados, que representaron el 32 por ciento de las capturas en 1990 y una elevada proporción del valor total. Los Estados ribereños dificultaron o eliminaron las actividades de las flotas de aguas distantes dentro de sus zonas económicas exclusivas. La Organización de Pesquerías del Atlántico Noroeste ha emprendido la gestión de las zonas de la plataforma continental más allá de 200 millas de la costa con el objetivo de mantener el nivel actual de poblaciones. En el Atlántico nororiental se han utilizado sistemas de capturas totales permitidas (CTP) como instrumento normal en la ordenación de las poblaciones. Las CTP convenidas han superado los niveles recomendados por la Comisión Internacional para la Explotación de los Mares, y las capturas efectivas a su vez han superado las CTP convenidas.
Oeste 4,2(1970) 3,1 
Este 12,3 (1975) 9,6
12,7
parte procedente del cultivo (0,8)
Atlántico central: Capturas actuales de unos 5,8 millones de toneladas; situación general de plena explotación: en las pesquerías marinas del Atlántico occidental se incluyen pequeñas y grandes especies pelágicas, peces de arrecife, peces demersales costeros, crustáceos y moluscos. Algunos recursos están insuficientemente explotados, por ejemplo los cefalópodos. Muchos de los recursos están compartidos por varios países: en el Atlántico oriental pescan 21 países ribereños y más de 18 países no ribereños, lo que le da carácter marcadamente internacional. La parte de los desembarques de las flotas de larga distancia no africanas continúa siendo elevada (58 por ciento en 1989/90).Oeste 2,2(1975)1,8
Este 4,1(1990)3,9
5,7
parte procedente del cultivo(0,1)
Atlántico meridional: Entre las pesquerías importantes figuran las de la merluza y la bacaladilla. Esta última se considera moderadamente explotada. Desde hace años se aplican varias medidas de gestión (por ejemplo, licencias, regulación de la dimensión de la malla, etc.). El rápido desarrollo de la pesca costera en la plataforma y talud continental de la Patagonia del sur es motivo de preocupación en el Atlántico sudoriental. En Angola meridional y Namibia la productividad biológica es excepcionalmente elevada debido a la corriente de Benguela, pero actualmente Namibia trata de reducir las capturas y reponer las poblaciones. No obstante, no se conoce bien el total de potencial de pesca de la región de Benguela.Oeste 2,4(1987)2,2
Este 2,8 (1975)1,6
3,8
Mar Mediterráneo y Mar Negro: Las poblaciones están plenamente explotadas, con la posible excepción del jurel, la caballa y la sardina. El descenso reciente se ha debido al colapso por razones ambientales de las capturas procedentes del Mar Negro. Sobrepesca de la mayor parte de las especies demersales de alto valor, como la merluza, el salmonete de roca y las almejas. Se han hecho pocas recomendaciones sobre evaluación de poblaciones. Los complejos problemas de muchos países mediterráneos en lo relativo a la gestión pesquera se centran en la zona costera, donde se encuentran muchas veces los hábitat fundamentales de las pesquerías, y en la expansión incontrolada de la utilización de las mismas zonas para otras actividades humanas. 2,1 (1988)1,5
parte procedente del cultivo(0,16)
Océano Indico: Las especies más importantes de alto valor (camarón) están explotadas plenamente o en exceso. Principales oportunidades de crecimiento: 4,3 millones de toneladas de pequeñas especies pelágicas frente a Mozambique y Somalia, de especies demersales frente a Mozambique, Madagascar y Tanzanía y de mayor aprovechamiento de las capturas accesorias de los arrastreros destinados a las capturas del camarón. Necesidad de evaluar la posibilidad de desarrollo de las pequeñas especies pelágicas (anchoas, macarelas, caballas de la India y del Japón, sardina redonda) en el Océano Indico sudoccidental. Se precisa alguna forma de gestión de la pesca al arrastre en Somalia, la pesca del camarón en Mozambique y Madagascar. Necesidad de evaluación de poblaciones en el Océano Indico sudoccidental. Quizá haya recursos de aguas profundas y no suficientemente explotados en las plataformas del archipiélago de Nicobar y Amadaman, y en Myanmar, pero por lo general las pesquerías del Océano Indico septentrional están fuertemente explotadas o sobreexplotadas. Ha disminuido la intensidad de la pesca de embarcaciones extranjeras en el Océano Indico oriental. No se ha establecido todavía debidamente la gestión científica de los recursos pesqueros aunque el desarrollo de la pesca lo aconseja urgentemente desde hace tiempo.Oeste 3,4 (1989, 1990)3,4
Este 2,8 (1990)2,8
6,2
Pacífico septentrional: El total de desembarques continúa figurando entre los más elevados del mundo: 31 por ciento del total de las capturas marinas mundiales. El descenso reciente se debió principalmente a la reducción de los desembarques de abadejo de Alaska y de sardina del Japón. En el Pacífico noroccidental, la población de abadejo está totalmente explotada y se ha observado un significativo crecimiento en la proporción de peces indiferenciados en las capturas. La mayor parte de las poblaciones de bacalao están totalmente explotadas. Las poblaciones demersales del Mar de la China oriental y del Mar Amarillo están gravemente mermadas y se estiman que están entre el 10 y 20 por ciento de sus niveles más altos. Pocas señales de recuperación. La sardina japonesa pasó de 5,4 millones de toneladas en 1988, convirtiéndose en una de las principales especies capturadas; expuesta a grandes fluctuaciones; probable descenso futuro, quizá compensado por otras especies pelágicas que habitan en cardúmenes. El total de las capturas de especies pelágicas osciló entre 6 y 8 millones de toneladas. Debido a cambios importantes en la abundancia relativa de diferentes especies, es difícil establecer los rendimientos sostenibles a largo plazo de las distintas especies. Las poblaciones de cefalópodos en torno al Japón están plenamente explotadas, pero el calamar oceánico de la región septentrional y los cefalópodos neríticos de la región meridional pueden ofrecer oportunidades si no se amplían las actuales prohibiciones de algunos artes de pesca (por ejemplo, redes de enmalle de deriva de grandes dimensiones). Parece que las poblaciones de salmón se han estabilizado gracias a la mejora de la reproducción artificial y de las técnicas de liberación. Plena explotación de las poblaciones de camarón. No hay ninguna organización multilateral que se encargue de evaluar y manejar las poblaciones compartidas. En el Pacífico nororiental, el entorno marino está vinculado a la corriente “El Niño”. El total de las capturas osciló entre 3,2 y 3,5 millones de toneladas en los últimos años. El abadejo de Alaska representa normalmente algo menos de la mitad del total de las capturas. Las poblaciones de abadejo tienden a disminuir gradualmente. El importante descenso de las poblaciones de salmón se debe al deterioro de los hábitat en aguas dulces como consecuencia de la urbanización y de las condiciones persistentes de sequía. Canadá introdujo, con carácter experimental durante dos años, los contingentes por embarcaciones individuales y por hábitat. Parece que están disminuyendo las poblaciones de bacalao, merluza y bacalao negro. Están aumentando las presiones para instituir contingentes individuales transferibles, o alternativamente, contingentes de desarrollo comunal.Oeste 26,7 (1988)25,5
Este 3,4(1987, 1990)3,2
28,7
 parte procedente del cultivo(2,7)
Pacífico central: Pacífico centro-occidental generalmente sobreexplotado; la pesca en pequeña escala representa la mayor parte del total de las capturas. Las pequeñas especies pelágicas y demersales representan la mayor parte del total de las capturas. Las principales pesquerías de explotación son las del camarón y el atún. El total de las capturas ha continuado aumentando en los últimos 20 años debido sobre todo a la extensión de la pesca hacia nuevos caladeros, pero el ritmo de crecimiento se ha desacelerado. La mayor parte de las poblaciones de camarón costero en aguas de Asia y norte de Australia están totalmente explotadas. Pocos países han formulado planes de gestión pesquera. Parte de la flota excedente ha tenido que mover sus operaciones a aguas de países vecinos mediante diversos tipos de acuerdo bilateral. En el Pacífico centro-oriental las pesquerías están fuertemente influenciadas por el sistema de la corriente de California, y dominadas por las especies pelágicas del camarón. Las poblaciones de sardinas están expuestas a grandes fluctuaciones naturales. Las poblaciones de camarón están plenamente explotadas, exceptuadas las que se encuentran frente a Nicaragua. Las capturas de atún son relativamente estables.Oeste 7,9(1991)7,5
Este 1,8(1989)1,6
9,1
parte procedente del cultivo(0,3)
Pacífico meridional: El Pacífico sudoccidental está por lo general sobreexplotado, tanto en lo relativo a las especies pelágicas como a las demersales. Los cefalópodos acusan grandes fluctuaciones. Los sistemas de contingentes por embarcaciones individuales adoptados por Nueva Zelandia y Australia han conseguido estabilizar algunas pesquerías a niveles económicos apropiados: en el Pacífico sudoriental las pesquerías, sobre todo las de anchoveta y calamar, están afectadas fuertemente por la corriente de “El Niño”. El actual nivel de producción (14 millones de toneladas en 1990) supera el récord de capturas de 13,8 millones de toneladas de 1970. Predominan las pequeñas especies pelágicas, que representan el 90 por ciento del total de los desembarques. El rendimiento anual potencial se estima entre 2 y 5 millones de toneladas, y las poblaciones están plenamente explotadas. El rendimiento potencial de calamar parece ser muy superior al nivel actual de producción. Se considera que el jurel chileno está moderadamente explotado, aunque las capturas son relativamente altas.Oeste 1,1(1989, 1991)1,1
Este 15,3(1989)14,5
15,6
Océanos australes: La mayor parte de las capturas son de krill, que representa aproximadamente el 90 por ciento del total. Se capturan peces de escama, pero sus recursos son muy limitados. La mayor parte de las capturas corresponden a la flota de la ex URSS y al Japón. Como la producción anual neta de krill es baja en comparación con la biomasa disponible, este recurso podría correr peligro de sobrepesca. El krill además satisface las necesidades alimentarias de los mamíferos y aves antárticos. Se requieren medidas de ordenación cautelar.0,5(1989)0,4
TOTAL DE PESCA MARINA parte procedente del cultivo83,6
(4,06)
Pesca continental: Representa el 15 por ciento del total de la oferta de todas las procedencias. La producción de peces, crustáceos y moluscos ha aumentado de forma constante durante el último decenio. La pesca de captura continental ha crecido lentamente, mientras que el cultivo continental ha realizado notables progresos, Ilegando a alcanzar aproximadamente el 55 por ciento del total de la producción continental. Las pesquerías continentales están cada vez más condicionadas por la degradación del medio ambiente. La gestión tiende a centrarse en la mitigación de los efectos ambientales negativos. Se requiere la formulación de una legislación adecuada que proteja las poblaciones en lagos, embalses y ríos.15,2(1991)14,5
De captura6,8
De cultivo7,7
Acuicultura: (Todas las cifras citadas están ya incluidas en los apartados anteriores correspondientes). Producción actual: unos 12 millones de toneladas. El desarrollo de la acuicultura ha sido rápido, registrando un crecimiento medio del 10.9% al año; la acuicultura costera ha crecido menos que la continental. Se han conseguido importantes progresos en el rendimiento mediante el cultivo del camarón en los trópicos y del salmón en las zonas templadas. La acuicultura se ha extendido en la mayor parte del mundo y explica la creciente contribución de las aguas continentales a la producción pesquera mundial. La intensificación de la producción de especie como el salmón y el camarón, corresponde en gran parte al impulso del sector orientado hacia la exportación. Hay grandes obstáculos en lo relativo al medio ambiente y asignación de sitios, lucha contra enfermedades y los piensos. El fracaso general de la acuicultura rural se puede atribuir en gran parte a problemas de gestión.12,0(1990)12,0
Maricultura4,5
Aguas continentales7,5
PRODUCCION MUNDIAL100,3(1989)98,2

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