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El medio en que se desarrolla la pesca continental


Si pretenden actuar de forma responsable, los países deben proteger los hábitats de las poblaciones ícticas y otros recursos naturales (es decir, el medio ambiente) frente a la destrucción y la contaminación. Deben procurar también planificar las actividades de manera que el daño originado por la intervención humana sea mínimo. Cuando mencionamos la "ordenación" de los recursos de las aguas continentales nos referimos realmente a la planificación del uso de recursos tales como los ríos y los lagos y el paisaje circundante por la población.

La formulación de políticas destinadas a salvaguardar el medio ambiente depende habitualmente de los gobiernos nacionales. En ocasiones, la responsabilidad desborda los límites de las fronteras nacionales porque los ríos o los lagos, por ejemplo, pueden atravesar varios países o fronteras nacionales. En tales casos se hace necesaria la cooperación internacional.

Cuando existen proyectos pesqueros en aguas compartidas con otros países, es preciso establecer acuerdos internacionales si las actividades pesqueras de un país afectan a las que pueda realizar otro país. Por ejemplo, las poblaciones de peces migratorias pueden desaparecer en los países situados aguas abajo cuando hay una explotación excesiva aguas arriba, el medio ambiente está muy contaminado o las presas impiden el movimiento de los peces en los ríos. Los países que comparten aguas continentales deben cumplir la legislación y los acuerdos internacionales sobre la utilización de esas aguas. Para que den resultados satisfactorios, los acuerdos internacionales y las políticas nacionales de utilización de las aguas continentales deben basarse en el conocimiento de la forma en que las actividades de desarrollo afectan al medio natural.

Cuando se planifican proyectos de gran envergadura, como la construcción de presas o actividades agrícolas o de extracción minera, es muy importante tener en cuenta los intereses pesqueros en las aguas continentales. Aunque es difícil predecir cómo afectarán al medio ambiente los distintos usos de las aguas interiores, los países deben hacer todo lo posible para estimar el daño ambiental por medio de estudios como la evaluación del impacto ambiental. La finalidad de dichos estudios es determinar los cambios biológicos y sociales que acarrearán los proyectos de desarrollo. Una vez que se han identificado los impactos, se podrá proceder a suprimir el proyecto o adoptar acciones correctivas. Por ejemplo, el impacto negativo de un proyecto industrial que contamina las aguas continentales puede ser contrarrestado con medidas de control de la contaminación ambiental y rehabilitación de los hábitats de los peces.

Las "evaluaciones del impacto", no deben limitarse exclusivamente a los efectos ambientales de un único proyecto, sino evaluar, en la medida de lo posible, el impacto conjunto de los distintos proyectos. Dicho de otra forma, ¿cómo afectarán a los recursos y las poblaciones locales todas las actividades que se desarrollan en una zona determinada? Son los gobiernos nacionales o los responsables locales de los proyectos quienes deben ocuparse de esos estudios.

Una forma de salvaguardar los intereses pesqueros es formular planes que atiendan las necesidades de todos cuantos utilizan los recursos continentales. Se han de establecer organizaciones para que los pescadores u otras "partes interesadas" (esto es, quienes tienen algún interés en la pesca continental) puedan expresar sus opiniones y preocupaciones sobre los cambios que pueda experimentar el medio en el medio en el que viven. Se debe exhortar a los interesados a que asistan a las reuniones en las que se examinen cuestiones importantes y facilitarles el acceso a estudios e informes sobre las actividades que afectan a las pesquerías locales. Los pescadores, o sus representantes, deben participar en esas organizaciones estableciendo prioridades para el uso de las aguas continentales en el marco de proyectos distintos de la pesca. De igual forma, los responsables de la ordenación pesquera deben compartir la información sobre los planes de pesca con las personas que intervienen en otros proyectos.

Normalmente, los responsables de la ordenación pesquera no tienen poder de decisión sobre los planes de otros usuarios de las aguas continentales que tienen efectos sobre el medio ambiente, pero cuando se adoptan medidas para aumentar la productividad de la pesca o introducir nuevas especies de peces, sí toman decisiones que influyen en el medio natural de sus comunidades locales. La pesca responsable procura proteger los intereses de esta actividad y reducir los efectos negativos que pueda comportar.


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