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Resumen analítico

El presente estudio muestra el desarrollo en los últimos años y la situación actual del sector forestal en América Latina y el Caribe, analiza las fuerzas impulsoras internas y externas que lo afectan y visualiza el escenario más probable del sector forestal de la región en el contexto mundial al año 2020.

Debido a la marcada diferencia entre los países de la región con relación a sus dimensiones, mercados, desarrollo económico, recursos disponibles y sus ventajas comparativas, el tipo de producto o servicio, y la diversidad de las inversiones en el sector forestal, se verifica una gran heterogeneidad en el desarrollo del mismo.

Entre los países con mayor desarrollo forestal-industrial de América Latina y el Caribe, el Brasil tiene una posición destacada en la producción, consumo y comercio de todos los productos, principalmente pasta y papel, madera aserrada, tableros de madera, además de leña y carbón vegetal. Otros países de la región en los que el sector forestal a escala industrial juega un papel importante aunque con diferentes características de recursos, infraestructura y mercados son Chile, México, Colombia, Venezuela y recientemente la Argentina, el Uruguay y el Ecuador. Sin embargo en muchos países el sector forestal es importante sobre todo en el ámbito socioeconómico, pero al no verificarse registros y datos que integren el mismo en los parámetros nacionales de esta categoría no reflejan su relevancia.

PRINCIPALES TENDENCIAS HISTÓRICAS Y SITUACIÓN ACTUAL

El sector forestal de América Latina y el Caribe en los últimos años ha venido incrementando la producción, el consumo y el comercio de la mayoría de los productos forestales, principalmente de aquellos que se elaboran a partir de maderas provenientes de plantaciones.

Recursos forestales

La cubierta forestal de América Latina y el Caribe en el 2005 es de 924 millones de hectáreas, correspondientes al 46% de la superficie terrestre total de la región y al 23% del área forestal total del mundo. Dentro la región el 90% del área forestal se encuentra en América del Sur, el 9% en América Central y México y sólo 1% en el Caribe.

Los cinco países con mayor cubierta forestal son el Brasil (477,7 millones de hectáreas), el Perú (68,7 millones), México (64,2 millones), Colombia (60,7 millones) y Bolivia (58,7 millones) constituyendo un total de 730 millones de hectáreas o 79% del área forestal total en América Latina y el Caribe.

La cubierta forestal en América Latina y el Caribe continúa decreciendo. La pérdida neta anual durante el período 2000-2005 asciende a 4,7 millones de hectáreas, lo que corresponde al 65% de la pérdida neta mundial anual. El Brasil es el país que reporta la más alta pérdida de cubierta forestal en el mundo con 3,1 millones de hectáreas anuales. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que los datos de deforestación para el Brasil y otros países de la región se refieren a la deforestación bruta sin tomar en cuenta que parte de las áreas deforestadas se han regenerado y convertido nuevamente en bosques.

En este estudio se incluye en la cubierta forestal las superficies del Bosque Natural más el bosque plantado, no se considera otras tierras boscosas1. Cuando se menciona bosque natural se refiere a bosque primario más bosque natural modificado y seminatural. Bosque plantado es la suma de bosques plantados con fines productivos y bosques plantados con fines de protección. Los valores para la Cubierta Forestal de acuerdo a los datos de FRA son la suma de estas superficies de cada país. En muchos casos estos datos no han sido suministrados en forma desagregada, por lo que la suma de las cantidades detalladas de cada tipo de bosque no coincide con los valores totales de cubierta forestal.

Para el año 2005 los bosques naturales de América Latina y el Caribe contaban con una extensión de 861 millones de hectáreas. Es decir, representaban aproximadamente un 21,8% de la cubierta forestal del mundo y un 41,9% de la superficie terrestre total de la región. Mientras que para ese año, se registraron alrededor de 13,1 millones de hectáreas de bosques plantados, que representan sólo un 1,4% del área total de bosques en la región y el 9,4% de los bosques plantados mundiales. La tasa anual de reforestación y forestación para el año 2000 en la región se estimó en unas 622 mil hectáreas, contribuyendo al crecimiento de la superficie de los bosques plantados. La mayor oferta de la madera proveniente de este subsector ha triplicado su consumo en los últimos 20 años, sustituyendo en muchos casos el uso de la madera proveniente del bosque natural. Cabe señalar que América del Sur concentra la mayoría de los bosques plantados de la región, principalmente el Brasil, Chile, la Argentina y el Uruguay, que juntos poseen cerca de un 88% del total de la superficie de bosques plantados de la región (FRA, 2005). Las especies más desarrolladas corresponden a los pinos (Pinus spp.), eucalipto (Eucalyptus spp.) y pino Paraná (Araucaria angustifolia). Las políticas de estímulo a la forestación, particularmente en el Cono Sur, mediante incentivos gubernamentales, el crecimiento de las inversiones privadas de los segmentos de pasta, papel, la siderurgia y la reducción de la oferta de madera de bosques naturales han facilitado el desarrollo de este subsector en las últimas décadas.

En toda la región, los bosques naturales son amenazados por varios factores, entre estos la agricultura y la ganadería a gran escala; la agricultura de subsistencia por parte de los campesinos, que en muchos casos no acompañan la sostenibilidad de los recursos naturales; las empresas, que realizan aprovechamiento forestal sin programas de manejos adecuados, así como por el patrocinio de proyectos de colonización. La pérdida neta anual de la superficie forestal en América Latina y el Caribe para los últimos 15 años (1990-2000; 2000-2005), osciló entre 4,5 y 4,7 millones de hectáreas, significando alrededor del 51 y 65% del cambio neto mundial anual correspondiente a estas etapas.

En las dos últimas décadas las superficies protegidas y con fines de conservación han llegado a cubrir casi un 20% de la superficie total de la región. A causa de este aumento se ha verificado una disminución de áreas de bosques naturales legalmente disponibles para el suministro de madera, y por lo tanto una baja en el consumo de madera proveniente de estos bosques y una mejora en la producción sostenible a través de planes de ordenación adecuados. Para el año 2003 la extensión total de las áreas terrestres protegidas alcanzó los 397 millones de hectáreas. América Latina y el Caribe albergan siete de los lugares con mayor diversidad biológica del mundo: los Andes tropicales, el Caribe, la región forestal atlántica de América del Sur, Mesoamérica, el cerrado brasileño, la región de Chocó-Darién y el occidente del Ecuador, y el centro de Chile. Los diez países que cuentan con esta mayor diversidad biológica del mundo, el Brasil, Colombia, el Ecuador, México y el Perú, se encuentran en América Latina: además, «Centroamérica, con sólo el 0,5% de las tierras emergidas del mundo, alberga el 7% de la diversidad biológica global»2.

Tradicionalmente, la administración de las áreas protegidas ha sido responsabilidad de los gobiernos centrales; sin embargo, en los últimos decenios se han establecido nuevas formas que incluyen contratos entre gobiernos centrales, gobiernos locales, organizaciones comunales y empresas privadas. En 1997 en Centroamérica había 68 casos de manejo conjunto de áreas protegidas (UICN, 2003). Se constata sin embargo, que en la mayoría de los países de América Central, las áreas protegidas están mal atendidas, con escaso control, infraestructura y planificación. En 2004, el personal total empleado en los servicios gubernamentales que se ocupaba de estas áreas era de 1 814 funcionarios; de éstos el 48% estaba en Costa Rica y el 26% en Guatemala. Esto significa que hay una escasez de personal en Belice, Honduras, Nicaragua y Panamá. El 88% de los recursos humanos está asignado a trabajos de campo. El 20% de las zonas protegidas dispone de planes de manejo, si bien muchos de ellos están sin ejecutar. Un 76% de estas áreas no posee planes operativos, y un 58% no tiene planes de control y vigilancia (FAO 2005a; ESFAL/SR/3).

Producción industrial

A nivel mundial la industria forestal sufrió un fuerte proceso de reestructuración y consolidación a lo largo de la década de los ochenta y los noventa. En América Latina y el Caribe este proceso no fue uniforme entre los países y segmentos industriales. En general, el incremento de la producción regional para la mayoría de los productos forestales, observada en países de la región, ocurrió particularmente debido al aumento de las exportaciones, más que al incremento del consumo. Este fue el caso de los productos tales como: pasta y papel, madera aserrada, contrachapado y algunos productos de mayor valor agregado (PMVA), como el caso de las molduras de pino, pisos y muebles. Dentro de este grupo, la pasta y el papel percibieron el mayor desarrollo a nivel de producción y su consecuente incremento en las exportaciones, por lo que América Latina y el Caribe aumentaron significativamente su participación a nivel mundial en la producción y exportación de estos productos.

La sustitución de madera proveniente de bosques naturales por aquella que tiene origen en plantaciones, ha sido un factor fundamental en el desarrollo de otros segmentos industriales del sector forestal, especialmente en el Cono Sur, siendo utilizada para la producción de madera aserrada, tableros de madera principalmente contrachapado de pino, tableros de partículas, tableros de fibra de densidad media (MDF) y recientemente tableros de astillas orientadas (OSB) y así también como PMVA (especialmente molduras de pinos y muebles).

Por otro lado, los Productos Forestales no Maderables (PFNM) han crecido en importancia para la economía de las comunidades locales en prácticamente todos los países de la región, aunque en valores absolutos su participación en la economía formal no es significativa, con algunas excepciones como es el caso de la castaña de Para (Bertholletia excelsa) en Bolivia y el Brasil. La valoración y pago por servicios ambientales del bosque ha ampliado su importancia en algunos países de la región.

Consumo y comercio

El consumo y el comercio internacional crecieron en las dos últimas décadas para casi todos los productos analizados. El mayor incremento en las exportaciones fue en el caso de la pasta y papel, que se encuentran entre los principales productos forestales exportados por la región. También es necesario resaltar el crecimiento notable de las exportaciones de madera aserrada, contrachapado y PMVA, como por ejemplo molduras, pisos y muebles.

Instituciones forestales

Las instituciones forestales continúan ajustándose a los cambios surgidos a consecuencia de las reformas económicas que caracterizaron la región a lo largo de los años ochenta y a las expectativas y exigencias actuales con respecto a los gobiernos y a la administración pública. A lo largo de los años noventa y en la presente década se han realizado reformas en la organización en muchos países. En general, todos los países presentan dos grandes bloques de funciones lo cual se refleja en sus estructuras: las funciones de producción (bosques bajo reserva y de producción) y las funciones de conservación (áreas protegidas o áreas silvestres). Otra tendencia es la unión de varias organizaciones con funciones relacionadas a los bosques y a otros recursos naturales renovables bajo la denominación de «sistemas de administración de áreas protegidas y bosques». Estos sistemas tienen el propósito de mejorar la coordinación, disminuir costos y evitar la duplicación de funciones.

Empleos generados por el sector forestal

El sector forestal cumple una importante función social en América Latina y el Caribe a través de la generación de empleos. El sector forestal proporcionaba en el 2001 más de 8 millones de puestos de trabajo (tanto en el sector formal como informal), cerca del 32% eran empleos formales correspondientes a 2,7 millones. Los países donde el sector aporta mayor cantidad de empleo (formal, informal, también indirecto) son el Brasil, Chile, el Perú, Colombia, la Argentina, México, Honduras y Guatemala. Lamentablemente el empleo forestal en la región no está contabilizado en su totalidad, no se encuentran registros de los empleos temporales, o ligado a las actividades independientes como el transporte de madera, la recolección de leña para subsistencia, la producción de carbón vegetal para uso doméstico y la tala de árboles para consumo familiar, entre otras. Se sabe que por ejemplo en Guatemala se emplea unas 1000 personas en la recolección de semillas y la producción de plantas, en Honduras de la recolección de leña se encargan unas 27 000 familias del sector rural. Ciertos sectores de servicios como el ecoturismo, mercado del carbono, son fuentes de empleos que muchas veces no vienen registradas dentro del sector forestal, sino que se incluyen dentro de las actividades productivas tradicionales, sin embargo se pueden considerar empleos indirectos ligados al sector forestal.

PRINCIPALES FUERZAS IMPULSORAS DE LOS CAMBIOS DEL SECTOR FORESTAL

Las fuerzas impulsoras de cambios y tendencias se pueden definir como factores intra y extrasectoriales y que influyen, a mediano y largo plazo, en el desarrollo de una determinada región, país o sector, modificando positiva o negativamente sus índices de rendimiento. Las fuerzas impulsoras están formadas por un complejo conjunto de factores. En este estudio se analizarán las fuerzas impulsoras de cambios y tendencias que se consideran más relevantes para el futuro desarrollo del sector forestal de América Latina y el Caribe.

Dentro del sinnúmero de fuerzas impulsoras que determinan las tendencias del sector forestal y sus perspectivas para el año 2020, por razones prácticas, se han seleccionado un número reducido de las mismas. Teniendo en cuenta su vigencia a lo largo del período que se analiza este estudio, su prioridad en las agendas políticas de los países y en la comunidad internacional, el desarrollo económico y su alta relación de causalidad con la evolución de las variables claves del sector forestal como ser: la cubierta forestal, la deforestación, la producción y comercio industrial y los bienes y servicios forestales, las principales fuerzas impulsoras se han dividido en cinco categorías. Estas fuerzas actúan en el contexto social, ambiental, político y económico de cada uno de los países de esta región.

La primera fuerza impulsora corresponde a los cambios socioeconómicos como por ejemplo el crecimiento demográfico. La población de América Latina y el Caribe en el 2000 contaba con 520 millones de habitantes, representando el 8,6% de la población mundial. Aunque las estimaciones difieren según la variante de proyección que se asuma, se prevé que para el 2020 la población de la región alcanzará, al menos, los 620 millones de habitantes. Por tanto, en 2020 habrá un aumento demográfico cercano a las 100 millones de personas. Este incremento poblacional acompañará el aumento en la demanda de los productos forestales.

Asimismo, en la región se está produciendo, desde hace varias décadas atrás, un fenómeno de urbanización muy marcado. En algunos países como la Argentina, el Uruguay y Venezuela para el 2020, las áreas urbanas concentrarán el 90% de la población total. Debido a este último fenómeno, existirá un efecto indirecto sobre los bosques cercanos a las grandes urbes. En este caso, muchos suelos que eran de uso agrícola, se convertirán consecuentemente en áreas urbanas, para satisfacer las necesidades de alimentos de estos nuevos residentes, nuevos suelos agrícolas reemplazarán los suelos forestales, provocando la pérdida de cubierta forestal. Por otro lado, probablemente esta población demandará mayores actividades relacionadas con los servicios del sector forestal, como visitas a parques nacionales y áreas de conservación, y ecoturismo, como así también mayor demanda de productos forestales y materiales para la construcción de viviendas.

La segunda fuerza comprende los programas estratégicos y los planes nacionales, directamente relacionados a las políticas nacionales e internacionales, como la agendas nacionales para el desarrollo que ayudan efectuar acciones que los países ejecutan para alcanzar sus metas tales como el crecimiento económico, conservación ambiental y mejoras en el bienestar social. A esta categoría corresponden las metas asociadas con el desarrollo sostenible y con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Son dos los objetivos más importantes relacionados con el sector forestal, el primero: la erradicación de la pobreza y la conservación del medio ambiente, ya que los mismos orientarán las prioridades de la agenda de desarrollo y catalizarán una parte importante de las inversiones destinadas a la ejecución de políticas, además de que varios organismos de crédito internacional evalúan el progreso de los países en desarrollo y analizan sus desempeños con respecto a los ODM, a fin de conceder préstamos con condiciones favorables y prestar ayuda para el alivio de la deuda externa.

La tercera fuerza corresponde al crecimiento económico, los acuerdos de libre comercio y de integración, así como los mercados locales, nacionales, interregionales e internacionales, como medio para alcanzar mayores niveles de desarrollo, y las múltiples implicaciones institucionales y de administración pública que derivan de estas actividades. A medida que el libre comercio y la integración económica entren en vigencia en los países de la región y se fortalezcan, habrá mayor interrelación entre los países, por lo que los eventos internos de un país tendrán repercusiones en los demás. El crecimiento económico influirá en el poder adquisitivo de la población, así como los mercados favorables incrementarán las demandas de productos y servicios por parte de la misma.

La cuarta fuerza son las inversiones privadas o públicas, ya sea en capital humano como en tecnología, es decir la capacidad de los países o localidades en atraer capitales internos como externos en sectores tales como la industria forestal, el sector de los servicios como el ecoturismo y el desarrollo del mercado de carbono. Estas inversiones dependerán fuertemente de la estabilidad tanto sociopolítica como económica de los países, los índices de competitividad y la disponibilidad de la materia prima y de mano de obra capacitada y sus respectivos costos.

Otra fuerza impulsora que está afectando a todos los sectores pero se ha desarrollado en menor medida en este estudio son los cambios tecnológicos, tanto de los medios de comunicación, de la cibernética como en el sector de las innovaciones tecnológicas, todos estos factores han facilitado la disposición de una cantidad indefinida de información, comunicando en un instante eventos trascendentales y acortando distancias entre personas de todo el mundo. Esta fuerza permite una mayor interactividad y posibilidades diferentes para las empresas públicas y privadas de todos los niveles y para los usuarios en general. Uno de los efectos de esta fuerza para los recursos naturales, es la transferencia de tecnología (relevamiento mediante fotografías satelitales, procesos industriales y silviculturales más eficientes) y por otro lado, la fuerte conciencia medioambientalista, que se está extendiendo a nivel global en los últimos años.

Asimismo, éstas y otras fuerzas impulsoras han influido en mayor o menor medida en el desarrollo de cada uno de los componentes del sector forestal en América Latina y el Caribe. A continuación, se presenta un breve análisis de cómo las principales fuerzas impulsoras han impactado de alguna manera las componentes más importantes del sector.

Recursos forestales

El aumento de las áreas protegidas, la protección del medioambiente como resultado de políticas, decretos nacionales y la alta regulación en el manejo de los recursos naturales han afectado la producción de madera proveniente de los bosques naturales. La alta regulación y el aumento de los controles para el manejo de los bosques han atenuado en muchos casos el fácil acceso a estos recursos que existía en años precedentes. Esto ha impactado la oferta de madera, encareciendo su valor debido al aumento de los costos de transacción y ocasionando la baja competitividad de la madera proveniente de bosques naturales. En cambio, para el caso de la madera de bosques plantados se ha verificado un aumento en la producción y en su consumo, lo cual ha llevado en muchos casos a la sustitución de la madera proveniente del bosque natural. La alta productividad y competitividad de la madera de bosques plantados han favorecido el desarrollo de este sector, como resultado de intensos programas de investigación y desarrollo, liderado por la empresa privada y facilitado por las políticas de los gobiernos.

Producción industrial

En general, las principales fuerzas relacionadas al aumento de la producción de la mayoría de los productos forestales en la región estuvieron relacionadas a las condiciones macroeconómicas favorables para las inversiones, al alto consumo y a las exportaciones de productos forestales. Otros factores importantes fueron: la gran oferta de madera de bosques plantados a un costo competitivo y el desarrollo de tecnologías para usos y aplicaciones de la madera de plantaciones. Además, se destaca el papel de un sector privado organizado y competente, capaz de atraer inversiones de capital externo para el sector productivo.

Consumo y comercio

El aumento de la demanda de productos forestales en la región está vinculado al crecimiento económico que se verificó durante la segunda parte de la década de los noventa, como así también a las inversiones en la capacidad instalada de producción, al crecimiento de la demanda indirecta de productos forestales de otros sectores económicos, como por ejemplo el embalaje para la exportación y los precios competitivos de los productos forestales de la región. Para el crecimiento de las exportaciones, las principales fuerzas impulsoras fueron los costos competitivos de productos forestales, el crecimiento de la demanda internacional, y políticas y programas gubernamentales que facilitaron la promoción de las exportaciones. Es necesario mencionar que la demanda de los mercados por madera y productos de madera con sello que garantice la producción sostenible es otro factor que está contribuyendo al incremento de la superficie bajo manejo. En los últimos años, el área en la región con certificación forestal ha aumentado considerablemente. En diciembre del 2004, los bosques tropicales certificados con el sello FSC en todo el mundo alcanzaban un total de 4,5 millones de hectáreas, de las cuales 3,7 millones corresponden a América Latina (82%).

PRINCIPALES PERSPECTIVAS DEL SECTOR FORESTAL PARA EL AÑO 2020

En los últimos años, el sector forestal de América Latina y el Caribe ha tenido un desarrollo significativo, y posee un gran potencial que le permitirá su crecimiento en los próximos años. Este potencial existente puede convertirse en un instrumento importante para impulsar el desarrollo económico y reducir la pobreza en la región. La mayoría de las fuerzas impulsoras mencionadas anteriormente continuarán estimulando el desarrollo de la industria forestal en América Latina y el Caribe, por otro lado, los programas de desarrollo para pequeñas comunidades, contribuirán a mejorar las capacidades técnicas de sus pobladores y favorecer la competitividad de los productos. Las industrias que crecerán en capacidades con mayor rapidez, serán principalmente las relacionadas con los bosques plantados en países con tradición en la producción, consumo y comercio de sus productos. En general, las perspectivas para los próximos años señalan un crecimiento de la producción, consumo y exportaciones para la mayoría de los productos forestales y una mayor participación de las poblaciones rurales que viven en las cercanías de los recursos naturales, aunque esta evolución no se perciba de una manera uniforme entre los países de la región. Las principales perspectivas para el año 2020 se presentan a continuación:

Recursos forestales

En los próximos años se estima que habrá una reducción del área total, de la producción sostenible y del consumo de madera de bosques naturales. Los bosques de la región pasarán de una extensión estimada de 924 millones de hectáreas para el 2005 a unas 881 millones para el 2020. Es decir, se perderán 43 millones. Serán cuatro los países que cubrirán más del 80% de la deforestación regional: el Brasil, México, el Perú y Venezuela. El área de los bosques naturales de producción en América Latina y el Caribe, se estima que se reducirá de 425 millones de hectáreas correspondientes al 2003 a cerca de 392 millones en el 2020. Se calcula que la producción sostenible, se reducirá de aproximadamente 320 millones de m3/año, a alrededor de 293 millones de m3/año. La subregión que mayor disminución experimentará será la Amazónica de 245 millones de m3 a 140 millones de m3 durante esos veinte años. Esta disminución será compensada con el incremento en la producción de las otras subregiones.

Por otro lado, las plantaciones forestales3, principalmente de pino (Pinus spp.), eucalipto (Eucalyptus spp.) y pino Paraná (Araucaria angustifolia), tendrán un incremento significativo, particularmente en el Brasil y Chile, para satisfacer las necesidades de ampliación y nuevos proyectos industriales de las grandes empresas, especialmente de pasta y papel. En el Brasil, limitaciones en la oferta de madera, particularmente de pino en el sur del país, impulsarán la ampliación del área de plantaciones forestales, principalmente por parte de la industria de productos de madera sólida. El área plantada de la región es de 13,1 millones de hectáreas (FRA, 2005), alcanzará alrededor de 17,3 millones en el 2020, de esta superficie se presume que 9,8 millones de hectáreas se encuentren en la subregión amazónica, que proveerán de un potencial suministro de 264 millones de m3 de madera. En el caso de la subregión del Cono Sur (que también incluye todo el Brasil) las plantaciones forestales de pino (Pinus spp.), eucalipto (Eucalyptus spp.) y pino Paraná (Araucaria angustifolia), totalizarán 11,7 millones de hectáreas. Se espera que la producción sostenible también de bosques plantados (que incluye plantaciones) en la región crezca de 303 millones de m3 a aproximadamente 480 millones de m3 para el 2020. Este mayor crecimiento en producción y en superficie, será debido principalmente al incremento en la productividad.

Se estima que crezcan en importancia en los próximos años, especialmente en el Brasil, los programas de fomento forestal para bosques plantados en pequeñas y medianas propiedades, incentivados principalmente por el segmento de pasta y papel. Esta tendencia se verificará posiblemente como resultado de la escasa disponibilidad de grandes áreas para adquisición, por parte de las empresas, sumada a las restricciones de uso del suelo por cuestiones ambientales y presiones sociales, mientras que los aumentos en productividad del bosque plantado serán limitados al largo plazo, a causa de la ocupación de tierras marginales. El potencial de expansión de los bosques plantados en la región se estima en más de 70 millones de hectáreas. La mayor plantados serán de propiedad privada, con un aumento de la proporción de las pertenecientes a pequeños y medianos propietarios, sobre todo en América del Sur. En el Brasil y Chile habrá menos tierras disponibles para establecer bosques plantados de grandes dimensiones, mientras que aumentará la importancia de las pequeñas y medianas unidades. En Centroamérica se han identificado unas 23 millones de hectáreas aptas para la plantación forestal.

En cuanto a la diversidad biológica, la región ha realizado progresos muy importantes en materia de conservación e incremento de la superficie de las áreas silvestres protegidas. Desde 1950 a 2000 la extensión total de zonas protegidas aumentó de 17,5 millones de hectáreas a 386 millones, representando un 23% del total de las zonas protegidas del mundo. No obstante, en muchos países de la región persisten situaciones de debilidad institucional y falta de recursos humanos y equipamiento para la gestión adecuada de esas zonas. Se prevé que hacia el año 2020 se consolidarán las zonas protegidas existentes y aumentarán entre un 1 y un 5% las superficies bajo dicho régimen.

Producción

La perspectiva es de crecimiento de la producción de la mayoría de los productos forestales en la región, principalmente en algunos segmentos específicos, como pasta y papel. En ese caso, el aumento será a corto plazo y será impulsado por nuevas inversiones, en particular en el Cono Sur. Fusiones y adquisiciones en ese segmento, así como el ingreso de nuevos protagonistas externos continuará en los próximos años. También se esperan inversiones en el segmento de productos de madera sólida con la búsqueda de agregación de valor. Las inversiones serán en fábricas de mayores dimensiones. Para el caso de la pasta, se estima que la producción aumente de 13,3 millones de toneladas para el 2003 hasta alcanzar 28,4 millones de toneladas en el 2020. Para el papel y cartón se estima un crecimiento de la producción de 16,4 millones de toneladas hasta 28,7 millones de toneladas durante el mismo período. En el caso de madera aserrada, se espera el desarrollo de clusters forestales integrados horizontalmente con el objetivo de lograr mayor eficacia en el uso de la materia prima. Las proyecciones de crecimiento de la producción de madera aserrada en el período 2003-2020 señalan un incremento de 39,4 millones de m3 a 54 millones de m3. Además, se estima que crezca el uso de eucalipto para elaboración de productos de madera sólida. La gran competitividad de los tableros reconstituidos de madera (MDF, OSB y tablero de partículas) y PMVA, hará que aumenten su cuota de mercado. Se estima que una producción de tableros de madera de más de 20 millones de m3 para el 2020. El requisito creciente de certificación de calidad y adecuación a las especificaciones técnicas de productos de madera, en algunos países desarrollados tenderá a crear dificultades de acceso a estos mercados para los productos con valor agregado (PMVA) de América Latina y el Caribe. Se estima que continúe el crecimiento de la producción de madera para energía industrial a partir de bosques plantados, debido a los crecientes costos de energía proveniente de fuentes no renovables, y en cierta medida impulsado por la puesta en vigencia del Protocolo de Kyoto, la implementación de proyectos energéticos bajo el Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) y mecanismos alternativos para el comercio de créditos de carbono. No se espera un incremento en el consumo de carbón vegetal doméstico, debido a que continuará la tendencia de urbanización y sustitución de esta fuente de energía por combustibles fósiles. Los gobiernos de la región continuarán incentivando la producción y el desarrollo de los PFNM y de los servicios ambientales forestales.

Consumo

Desde la década de los setenta hasta la fecha, el comercio forestal mundial se ha caracterizado por una tendencia creciente. En el período 1992-2000 el comercio forestal mundial creció en promedio a un 5,3% al año (ALADI, 2002). En 1997-2001 los valores de las importaciones se mantuvieron en un promedio de 144 mil millones de dólares EE.UU. y el de las exportaciones de 136 mil millones de dólares EE.UU. (FAOSTAT, 2003), reflejando gran sensibilidad a las tendencias económicas mundiales. Según las previsiones, la producción de todos los productos maderables experimentará un incremento de un 10% para el 2010 y de un 15% para el 2020 (MacGregor, 2002).

Para la mayoría de los productos se espera un incremento del consumo aunque será distinto para cada país. El crecimiento será impulsado principalmente por el aumento de la renta per cápita. Se estima que la estabilización económica de la región permitirá atender la demanda reprimida de los consumidores potenciales.

Los principales productos que aumentarán la tasa de consumo serán el papel, la madera aserrada, MDF, OSB y los tableros de partículas. Ese aumento será favorecido principalmente por el costo competitivo de los productos elaborados a partir de plantaciones forestales. Se estima que para el 2020, la región consumirá aproximadamente 50 millones de m3 de madera aserrada y 18 millones de m3 de tableros de madera.

Los programas de apoyo a la exportación continuarán incentivando el consumo de ciertos productos en la región como papeles y embalaje. Además, programas de vivienda incrementarán el consumo doméstico de productos de madera sólida, a pesar que la competencia de productos que sustituyen a la madera en la construcción continúe.

Se prevé también que la importancia de la certificación forestal y etiqueta ecológica de algunos productos crecerá en los próximos años, especialmente de transformación secundaria destinada a la exportación, en forma de PMVA. Se prevé también un cambio en la preferencia del consumidor por los PMVA, impulsado por nuevos productos, tecnológicamente más avanzados y competitivos.

En cuanto a madera para energía, se espera que el desarrollo económico en los países de la región reduzca parcialmente el consumo doméstico de leña, siendo sustituida por el uso de otros combustibles, pero se prevé el aumento de la demanda por carbón vegetal para uso industrial.

La demanda de pasta y papel, sobre todo en los países desarrollados y emergentes, continuará creciendo, lo que afectará el desarrollo de la industria de pasta y papel.

Comercio

Se estima que las exportaciones regionales de pasta y papel superarán los 13,5 millones de toneladas para el 2020. Asimismo se prevé que las exportaciones de madera aserrada crezcan de 5,3 millones de m3 en 2003 a cerca de 8,3 millones de m3 para el 2020. En el caso de exportaciones de tableros de madera, se calcula que los volúmenes sean del orden de 8,7 millones de m3 en 2020 contra 4,1 millones de m3 exportados en 2003.

Los países latinoamericanos han establecido varios acuerdos comerciales con el objetivo de reducir las barreras arancelarias entre ellos y promover el intercambio y un flujo más abierto de productos y servicios entre los miembros signatarios. Aunque los objetivos de los acuerdos firmados no hayan sido plenamente alcanzados, están contribuyendo al crecimiento del comercio regional de los productos forestales.

El gran desafío será la implementación del ALCA en la región. No existen estudios detallados sobre la forma en que este nuevo bloque económico impactará a la producción, el consumo, las inversiones y el comercio intra-regional de los productos forestales de los países de América Latina.

Otra consideración importante se refiere al impacto de las barreras técnicas al comercio de países consumidores. Esto podría restringir la competitividad de los productos forestales de América Latina y el Caribe. También se prevé el aumento de las exigencias de certificación (ambiental, estructural, etc.) para los productos forestales en diferentes mercados internacionales.

Los productores latinoamericanos, en una contínua búsqueda por exportar, especialmente productos con mayor valor agregado, están en proceso de adecuarse a las regulaciones de los principales países consumidores. Los productores forestales de la región seguirán considerando igualmente las implicaciones del desarrollo de las negociaciones de Doha, especialmente en aspectos relacionados al comercio y el ambiente.

Además, el sector foresto-industrial productivo continuará realizando esfuerzos para recuperar terreno en un mercado que ha perdido en los últimos años, a causa de la competencia y sustitución de parte de otros productos como el plástico, el acero y el cemento. La competencia en precios, oferta de productos y acceso a mercados, son factores importantes que afectarán los cambios esperados en ese aspecto.

La demanda de los mercados de madera y productos de madera con sello que garantice la producción sostenible es otro factor que contribuirá al incremento de la superficie bajo manejo. En los últimos años, el área en la región con certificación forestal ha aumentado considerablemente. En diciembre del 2004, los bosques tropicales certificados con el sello FSC en todo el mundo alcanzaban un total de 4,5 millones de hectáreas, de las cuales 3,7 millones correspondían a América Latina (82%). Éstas se concentran principalmente en Bolivia, el Brasil y Guatemala. Sin embargo, esta superficie sigue siendo muy reducida con respecto a la magnitud de las actividades forestales regionales.

Instituciones forestales

En los últimos 10 años se ha enfatizado el papel fundamental que desempeñan las instituciones en el crecimiento económico. Consecuentemente, los programas de los socios del desarrollo internacional y de los gobiernos están priorizando el fortalecimiento de las capacidades y las reformas institucionales. Esto afecta a las instituciones forestales. Los cambios que éstas experimentarán ya no dependen sólo de factores internos al sector forestal. La agenda internacional y los programas nacionales contemplan el desarrollo de instituciones acordes con las estrategias políticas y económicas vigentes. Por lo tanto, existe un contexto y unos procesos de reforma que modificarán también las instituciones forestales a mediano plazo.

Las instituciones forestales deberán fortalecer su capacidad de establecer condiciones que estimulen actividades productivas y competitivas y un comercio amplio; todo ello en condiciones de libre comercio para los productos del sector forestal. En ciertos casos, algunas de estas funciones se asignarán a organizaciones privadas o entidades paraestatales mediante contratos, con el objetivo de asegurar la eficiencia económica en el cumplimiento de las funciones y en el alcance de las metas del sector forestal. Todo esto requiere el desarrollo de sistemas de información eficaces y de marcos reguladores, así como estándares y sistemas de certificación que promuevan una comercialización realmente competitiva.

Síntesis del escenario más probable del sector forestal para el 2020

Se prevé que la cubierta forestal siga disminuyendo desde ahora hasta 2020. La contracción de la cubierta forestal será de los 964 millones de hectáreas en 2002 a 881 millones en 2020.

El sector foresto-industrial crecerá a escala económica usando madera proveniente principalmente de bosques plantados o de madera de bosques naturales que posean planes de manejo. Se prevé el incremento de los bosques plantados de 12 millones a más de 16 millones de hectáreas, que completarán la demanda por madera de bosque natural.

Por lo tanto los bosques naturales reducirán su producción de madera de 320 millones de m3/año, a alrededor de 293 millones de m3/año.

Se presentará una mayor disponibilidad de madera proveniente de los bosques plantados aproximadamente 480 millones de m3.

Se verificará una importante participación en el comercio internacional (aumento de áreas certificadas y más zonas protegidas).

Se verificará una mayor producción y desarrollo de inversiones en los sectores de pasta, tableros, muebles y PMVA y mayor oportunidad del comercio de los productos forestales con los nuevos tratados (la eliminación de las medidas proteccionistas fomentarán el crecimiento económico).

Las principales causas de la deforestación:

• Cambio del uso del suelo (crecimiento de cultivos agrícolas y ganadería);

• Aumento de monocultivos.

Oportunidades para el sector forestal actual

Globalización para todos, por lo tanto mayor conciencia medioambientalista lo que favorecerá oportunidades para el desarrollo de los sectores relacionados al:

• cambio climático (mercado de carbono);

• mejoramiento medioambiental (mayor sostenibilidad y menor contaminación);

• aumento de áreas destinadas al ecoturismo y a la conservación;

• mayor desarrollo de la economía de los PFNM;

• mayor oportunidad para los productos forestales provenientes de áreas certificadas;

• integración de sistemas silvopastoriles y agroforestales.

Escala sociopolítica

Podrían aumentar las oportunidades de empleo en el sector forestal, así como podrían mejorar los sistemas de información forestal. Las políticas e instituciones nacionales podrían impulsar el desarrollo del sector en base a modelos positivos (Bosque modelo, diseños sostenibles).

A escala nacional las «políticas estatales» deben ser actualizadas periódicamente teniendo en cuenta un código integral que articule a los bosques con herramientas directas tales como las productivas y de conservación (promoción, incentivos, manejo, investigación, extensión e información) y las indirectas (impacto ambiental, compensaciones en servicios ambientales, participación de privados, incentivos para recuperación de áreas degradadas, agroforestería y comunidades rurales, sistema tributario y de sanciones adaptado al «mal manejo», la «degradación», el riesgo de desertificación) todo este entorno de políticas nacionales deben ser armonizadas con las políticas subregionales.

1Otras tierras boscosas: La tierra no clasificada como «bosque», que se extiende por más de 0,5 hectáreas; con árboles de una altura superior a 5 m y una cubierta forestal de más de 5-10 por ciento, o árboles capaces de alcanzar estos límites mínimos in situ. No incluye la tierra que se encuentra sometida a un uso predominantemente agrícola o urbano. (FAO, 2004c).

2 Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y Áreas Protegidas, Colombia, 1997. Áreas protegidas en Latinoamérica: de Caracas a Durban, Unión Mundial para la Naturaleza −UICN−, 2003.

3Plantación forestal: (una subcategoría de los bosques plantados) - Plantaciones para la producción: Bosque / Otras tierras boscosas de especies introducidas, y en algunos casos especies indígenas, establecidas a través de la plantación o siembra, principalmente con la finalidad de producir madera o productos no maderables. Plantaciones para la protección: Bosque / Otras tierras boscosas con especies indígenas o introducidas, establecidas a través de la plantación o siembra, principalmente para suministrar servicios. (FAO 2005c,d). Bosque plantado: comprende dos subgrupos a) Bosques plantados seminaturales componente plantado: Bosques de especies indígenas, establecido a través de la plantación, siembra, monte bajo; b) subgrupo plantaciones para producción y para protección (FAO 2005c,d).

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