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II. ESTADO ACTUAL DE LA INFORMACION SOBRE ARBOLES FUERA DEL BOSQUE
(Juan Francisco Porcile, Consultor FAO)

Sumario

La FAO, a través del Programa “Árboles fuera del bosque”, inició en 1997 una serie de estudios sobre el tema, entre los que se cuenta con siete que fueron ejecutados por el CATIE y colaboradores en Centro y Sudamérica. Para los restantes países de la Región no se han realizado estudios específicos en la materia.

El presente estudio constituye una primera aproximación a la situación general de los árboles fuera del bosque en la República Oriental del Uruguay desde un punto de vista multisectorial.

La expresión árbol fuera del bosque involucra un nuevo enfoque de la terminología tradicional relativa a la forestación como recurso natural y ha sido poco utilizada en el Uruguay, razón por la cual fue necesario elaborar una definición nacional de la misma de acuerdo a los conceptos de bosques y terrenos forestales existentes en el país.

Es a partir de esos conceptos básicos que se analizan los AFB, identificándose los sistemas de este tipo presentes en el territorio nacional, comenzando por su significación y rol específico.

Se analiza asimismo su importancia económica, sociocultural y ambiental, así como la problemática y desafíos que implica su evolución espacial y temporal.

En sus aspectos institucionales, el análisis incluye el conocimiento existente de los AFB en los distintos niveles, las acciones e iniciativas que se han desarrollado sobre los mismos y el rol desempeñado por las organizaciones públicas y privadas que se relacionan con ellos.

La evaluación de los AFB se enfoca desde el punto de vista de las metodologías de planificación aplicadas y de la colecta de información, exponiéndose aquellas experiencias de evaluación registradas sobre los sistemas de AFB identificados.

En último término se extraen algunas conclusiones primarias y se formulan algunas recomendaciones sobre la estrategia a seguir con relación al manejo sostenible de estos sistemas como parte del conjunto de los recursos forestales del país.

Prologo

En la ordenación, conservación y desarrollo de los recursos forestales, la evaluación periódica y sistemática es una actividad indispensable.

A través de la misma es posible detectar cambios cuali y cuantitativos que permiten formular estrategias y tomar decisiones.

Los inventarios nacionales de recursos forestales se orientan a tales propósitos y constituyen una de las herramientas de gestión universalmente aceptadas que aportan información sobre los bosques, su distribución, objetivos y condición en el espacio y en el tiempo.

Entre las acciones iniciales promovidas por la política forestal, la realización del censo y mapa forestal resultó la primera fuente integral de datos sobre los bosques naturales y plantados con que contó Uruguay.

Los inventarios de este tipo, carecen en ocasiones de información relativa a ciertas masas arbóreas que, por determinadas circunstancias no se han definido y en consecuencia no son valoradas en su significación como parte integrante del patrimonio nacional de recursos forestales.

Árboles aislados o en agrupaciones de dimensiones variables, constituyen sistemas que reciben la denominación de árboles fuera del bosque (AFB) de acuerdo a ciertas características que impiden se les incluya dentro de los bosques tal como éstos son concebidos.

Son frecuentes los rodales que por razones de superficie, densidad, composición en especies, ubicación y propósito, entre otras, no se ajustan las definiciones aceptadas de bosques. Como consecuencia, reciben un tratamiento diferencial y no se incluyen como tales en los inventarios de recursos arbóreos nacionales quedando fuera de los mismos.

Esta exclusión, voluntaria o involuntaria, determina que no se consideren en el balance de bienes y servicios de los bosques o que lo sean en forma parcial, sustrayéndose al valor global de éstos. Tal situación deja de considerar asimismo una superficie importante de forma de uso de la tierra en su relación con otros sistemas productivos o servicios.

Es objetivo del presente estudio formular una primera aproximación a los sistemas de árboles fuera del bosque existentes en la República Oriental del Uruguay y caracterizarlos, identificando las distintas formas en que éstos se manifiestan así como la gestión que sobre ellos se desarrolla.

Sin perjuicio de su rol ambiental en la preservación de distintos ecosistemas terrestres, de igual modo que los bosques, los AFB constituyen una fuente potencial de desarrollo social y económico. En consecuencia pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de sectores carenciados de la población.

En la medida en que se cuente con información de calidad, que sólo pude surgir de una medición periódica y sistemática de este recurso, será posible estimar su participación en las cuentas nacionales. Asimismo podrán estimarse sus perspectivas de futuro como parte de los recursos naturales, en los que se sustenta la economía del país.

Introducción.

1. Contexto general de los recursos naturales – Antecedentes

A) Características generales de la República Oriental del Uruguay

Situada al sudeste de América del Sur entre los 30 y 35 grados de Latitud, la República Oriental del Uruguay se desarrolla sobre un territorio suavemente ondulado con alturas máximas superan escasamente los 500 metros sobre el nivel del mar y cuyo clima es templado con lluvias moderadas y temperaturas que oscilan entre los 12 y 22 ºC.

Las características edafoclimáticas del país determinan que el mismo sea considerado desde el punto de vista fitogeográfico como una pradera arbolada y en consecuencia la economía del mismo se sustente principalmente en las actividades agropecuarias tal como surge de la información que se expone a continuación.

SUPERFICIE Y POBLACIÓN

 

 

     
   

TOTAL DE

 

POBLACION DE LA

DEPARTAMENTO

SUPERFICIE

NÚCLEOS

POBLACION TOTAL

CAPITAL

 

(km2)

URBANOS

 

DEPARTAMENTAL

ARTIGAS

11928

15

75.100

40.045

CANELONES

4536

45

450.600

19.335

CERRO LARGO

13648

17

81.400

47.189

COLONIA

6106

30

117.600

21.744

DURAZNO

11643

24

55.300

30.529

FLORES

5144

10

24.900

19.901

FLORIDA

10417

26

66.100

31.448

LAVALLEJA

10016

14

60.400

38.092

MALDONADO

4793

14

127.600

50.417

MONTEVIDEO

528

   

1.328.100

PAYSANDU

13922

31

110.100

84.172

RIO NEGRO

9282

25

51.500

22.577

RIVERA

9370

18

98.300

63.365

ROCHA

10551

16

69.800

26.058

SALTO

14163

23

118.100

93.417

SAN JOSE

4992

21

96.200

33.351

SORIANO

9008

33

81.200

39.139

TACUAREMBO

15438

31

84.600

42.580

TREINTA Y TRES

9529

14

49.300

30.759

TOTAL

175014

 

3.146.200

734.118

   

POBLACION TOTAL

   
   

DEL INTERIOR:

1.818.100

 

 

REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY

     
 

USO DEL SUELO (miles de has)

     
         

GANADERIA

 

15000

   

AGRICULTURA

 

1000

   

BOSQUES NATURALES

700

   

BOSQUES PLANTADOS

650

   
         

Fuente: DIRECCION FORESTAL Div. Planeamiento, 2001

     

     
         
         
         

NUMERO DE EXPLOTACIONES SEGÚN PRINCIPAL FUENTE DE INGRESO

Fuente: Censo General Agropecuario 2000

   
         

FUENTE DE INGRESO

NUMERO DE

     

PRINCIPAL

EXPLOTACIONES

   

FRUTICULTURA

1540

     

VITICULTURA

1103

     

HORTICULTURA

5289

     

CEREALES

1323

     

LECHERIA

6195

     

VACUNOS DE CARNE

27305

     

OVINOS

4544

     

FORESTACION

1083

     

VIVEROS

111

     

SUINICULTURA

1243

     

AVICULTURA

1087

     

SERV. MAQUINARIA

161

     

OTROS

2655

     

SIN INGRESO

3476

     

TOTAL

57115

     

 

NUMERO DE EXPLOTACIONES POR DEPARTAMENTO

 
 

Fuente: Censo General Agropecuario 2000

 
         

DEPARTAMENTO

A) Nº DE EXPLOTACIONES

   

ARTIGAS

2170

     

CANELONES

10709

     

CERRO LARGO

3446

     

COLONIA

3716

     

DURAZNO

2361

     

FLORES

904

     

FLORIDA

3002

     

LAVALLEJA

3900

     

MALDONADO

2060

     

MONTEVIDEO

1363

     

PAYSANDU

2407

     

RIO NEGRO

1330

     

RIVERA

3063

     

ROCHA

2716

     

SALTO

2729

     

SAN JOSE

3683

     

SORIANO

2178

     

TACUAREMBO

3342

     

TREINTA Y TRES

2036

     

TOTAL

57115

     

A la presencia dominante de las praderas se suman otras formaciones vegetales entre las que se destacan los bosques naturales, incluidos los palmares, que cubren un 4 % de la superficie nacional.

El resto de los recursos forestales corresponde a bosques plantados con especies introducidas: eucaliptos, pinos, salicáceas (álamos y sauces) y otras especies en menor proporción.

B) Principales problemas del país que han determinado un impacto sobre los recursos naturales.

Las condiciones ecológicas del Uruguay definidas por su situación en la zona templada, un extenso litoral costero, el predominio de un relieve suavemente ondulado, una geología abundante en recursos no metálicos y una red de aguas superficiales densa y ramificada, posibilitan la presencia de varios biomas entre los que se destaca la pradera y su complemento de árboles. Estas bases naturales hacen del territorio nacional un espacio accesible a la actividad humana en su casi totalidad.

El desarrollo de actividades extractivas y los diferentes sistemas de producción generaron impactos sobre los recursos naturales, en especial el suelo y la vegetación natural.

La pérdida de suelo, manifestada en diferentes grados de erosión, es el resultado de procesos naturales: precipitaciones, topografía y propiedades del suelo acentuados por actividades entre las que se destacan el sobre pastoreo, la quema de campos y los laboreos inapropiados. Más un 90% del territorio uruguayo presenta algún síntoma de deterioro del suelo aunque la erosión más severa se verifica en terrenos del sur del país en los que se realizaron durante décadas cultivos industriales sin aplicar prácticas conservacionistas.

Varias comunidades vegetales se han visto asimismo alteradas por acciones de este tipo, la pradera primero, con el advenimiento de la ganadería a principios del siglo XVII, y el bosque nativo después, sometido a una intensa explotación con fines energéticos (leña y carbón) debido a la carencia del país en combustibles fósiles.

Los recursos hídricos superficiales registran ciertos impactos derivados del manejo histórico del suelo y la vegetación precedentemente referidos, traducidos en problemas de sedimentación o colmatación de algunos cursos de agua y reservas. Por su parte, en las aguas subterráneas se ha detectado la contaminación de algunos acuíferos sobre los que se desarrollan núcleos de población importantes.

Desde las primeras décadas del siglo XX surgieron iniciativas para crear un marco legal relativo a los recursos forestales aunque es en 1968 que se promulga una primera ley que da lugar en 1987 a la actualmente vigente Ley Forestal. Ésta y su reglamentación configuran el marco normativo principal para los bosques, parques y terrenos forestales existentes en la República Oriental del Uruguay.

Tal como se expondrá, los sistemas que en la actualidad se denominan árboles fuera del bosque también se encuentran contemplados en esta normativa.

2. Conceptos nacionales relativos a los AFB

2.1. Definiciones locales de bosques y árboles fuera del bosque (AFB)

El marco legal basico

La Ley define a los bosques como “las asociaciones vegetales en las cuales predomina el arbolado de cualquier tamaño, explotado o no, y que están en condiciones de producir madera u otros productos forestales o de ejercer alguna influencia en la conservación del suelo, en el régimen hidrológico o en el clima, o que proporcionen abrigo u otros beneficios de interés nacional”.

Se consideran, a su vez terrenos forestales los que arbolados o no, por sus condiciones de suelos, aptitud, clima, ubicación y demás características o razones de utilidad pública no son adecuados para otra explotación o destino de carácter permanente y provechoso.

Desde el punto de vista de su dominalidad o forma de tenencia, la ley alude a bosques particulares y bosques que integran el patrimonio forestal del Estado a los que deben agregarse los bosques propiedad de los gobiernos municipales, es decir de las 19 intendencias en que se divide administrativamente el país.

En el caso de los bosques particulares, estos son a su vez calificados en:

a) Protectores, cuando su finalidad es la conservación del suelo, agua y otros recursos naturales renovables, pudiendo ser los mismos naturales o plantados.

b) De rendimiento, cuando se destinan a la producción de materias leñosas u otros productos forestales y

c) Generales, cuando no tienen las características de protectores ni de rendimiento, ocupando terrenos no designados como forestales o por no estar formados por las especies que promueve la política forestal.

La reglamentación vigente establece que, además de las características establecidas, la superficie mínima de estas asociaciones vegetales sea de un mínimo de 2500 metros cuadrados y la densidad mínima de 200 árboles por hectárea.

Para los bosques plantados con fines de rendimiento, se considera una extensión mínima de 10 hectáreas entre otros requisitos (Artículo 5º del Decreto Nº 452/88).

Los bosques generales, de acuerdo a las consideraciones previas, incluyen los plantados con fines utilitarios y de complemento a la actividad agropecuaria: abrigo, sombra, madera y combustible, principalmente.

De acuerdo con estos propósitos, y tal como surgió del primer relevamiento forestal del país que constituyó la Primera Carta Forestal, la superficie de este tipo de bosques de servicio varía desde menos de un cuarto de hectárea hasta más de diez (cuadro anexo).

Para los bosques naturales, se considera superficie forestada, toda aquella que tenga una densidad mayor a 200 árboles por hectárea con un cubrimiento de copas del 50%.

Elementos de juicio para la definición de árboles fuera del bosque.

En términos generales, las tierras de cultivo donde los árboles se plantan en pequeños bloques o se integran con la agricultura en distintas formas, están dando lugar a sistemas de AFB. Bosques plantados en tierras no forestales u otras tierras arboladas que tienen algunas características forestales pero que no son bosques en el sentido estricto también se consideran AFB.

No obstante estas apreciaciones habitualmente aceptadas a escala internacional, hasta el presente no se ha fijado con exactitud el significado de la expresión árboles fuera del bosque en la terminología local.

En consecuencia es necesario adoptar ciertos criterios cualitativos y cuantitativos para presentar una definición nacional de AFB basada, en principio, en los conceptos que de bosque y de tierras forestales existen en el país.

Desde el punto de vista cualitativo:

Los AFB no integran las asociaciones vegetales definidas como bosques(en sus aspectos fisiológicos, fenológicos y florísticos), sean naturales o plantados.

Pueden brindar indistintamente los mismos bienes y servicios que los bosques (ver anexo) y por lo tanto su uso puede ser consuntivo o no consuntivo, incluyéndose entre estos últimos aquellos que no se someten a manejo forestal por encontrarse en zonas de conservación o zonas comercialmente improductivas.

Desde el punto de vista cuantitativo y de acuerdo a las bases normativas establecidas por la legislación forestal:

La superficie ocupada no alcanza a un cuarto de hectárea (2500 metros cuadrados).

La densidad expresada en número de pies por unidad de superficie (árboles por hectárea) no alcanza a los 200 especímenes y el porcentaje de cubrimiento del suelo es del 50% o menor.

De acuerdo a los términos y definiciones de la “Evaluación de Recursos Forestales Templados y Boreales 2000”; 1997, Naciones Unidas, ECE/FAO, (F.R.A. 2000); se considera como área total de bosque aquellos terrenos en los que:

• El cubrimiento de copas es superior al 10 %.

• La superficie ocupada es mayor de media hectárea.

• La altura mínima “in situ” de los árboles es de 5 metros en su madurez.

• Pueden consistir en formaciones de bosque cerrado en la que los árboles, en varios estratos, y el sotobosque cubren una alta proporción del suelo; o formaciones de bosque ralo o abierto con una cubierta vegetal continua cuyo cubrimiento de copas supera el 10%.

• Rodales naturales jóvenes y todas las plantaciones establecidas con propósitos forestales que aún no alcanzan una densidad de copas del 10% o la altura de los árboles de 5 metros.

A los fines del presente estudio se tendrán en cuenta como criterios para identificar AFB la superficie inferior a 0,5 Ha; un número de árboles por hectárea inferior a 200 y un porcentaje de cubrimiento del suelo inferior a 50%, indistintamente e independientemente.

Condiciones que configuran sistemas de AFB.

Una definición nacional de AFB pasa, asimismo, por identificar las diferentes situaciones en las que, árboles o grupos de árboles, en función de su distribución, ordenamiento, composición en especies o propósitos configuran sistemas que no cumplen con las definiciones universalmente aceptadas de bosque.

Por esta vía se pretende contribuir a caracterizar los sistemas de AFB de Uruguay, considerando tanto los ecosistemas naturales como aquellos ambientes claramente antropizados, es decir modificados por la intervención humana.

Sistemas de AFB naturales.

Se identifican entre los mismos:

• Rodales en áreas rurales de especies nativas, de cualquier tipo de las formaciones existentes en el país, incluidos los relictos de bosques psamófilos existentes en los campos de dunas del litoral platense y atlántico del Uruguay, que no cumplen con las definiciones de bosque señaladas anteriormente y por lo tanto no son calificados como tales .

• Áreas naturales bajo situación especial de protección o de uso no consuntivo general como fajas buffer, corredores biológicos y reservas, entre otras.

No se incluyen las áreas protegidas legalmente en Uruguay de administración estatal debido, entre otras razones, a la extensión promedio de las mismas que supera la centena de hectáreas.

Sistemas de AFB plantados.

A su vez pueden dividirse de acuerdo a las áreas y terrenos, forestales o no forestales, en que se implantaron y según los propósitos de los mismos, es decir por su valor maderable o su valor consecuencia, en:

A) De áreas rurales

• De servicio a la actividad agropecuaria: abrigo, sombra, madera para construcciones (postes, puntales para huerto, viña y obra, tablas, piques, tirantes, etc.), combustible (leña, carbón), cercos y cortinas protectoras de huertas y plantaciones frutales y cercos rompeviento.

• Producción melífera, frutos, semillas u otros bienes no madereros y

• Parques u otras finalidades paisajístico – ornamentales y como complemento de estructuras de conservación de suelos o reservas de agua.

Se incluyen en estas áreas los arenales costeros en los que, además de plantaciones adultas de buen desarrollo, existen grandes cantidades de árboles de distribución espacial rala, regenerados naturalmente por semilla y que son parcialmente explotados.

B) De áreas urbanas y suburbanas

La forestación urbana consiste en el manejo de árboles por su contribución al bienestar fisiológico, sociológico y económico de la sociedad urbana.

Trata todo lo relacionado con terrenos boscosos, grupos de árboles y árboles individuales en asentamientos humanos, que incluyen una gran variedad de hábitats y configuran asimismo una gran variedad de beneficios y problemas.

Comprende:

• Arbolado de calles, avenidas y espacios verdes de ciudades, centros poblados y otras urbanizaciones

• Cinturones periurbanos.

C) Del sistema vial, vías férreas y de otros predios públicos

• Arbolado (plantaciones lineales) y ciertos parques en franjas de dominio público a lo largo

de rutas y caminos.

• Plantaciones anexas a sitios históricos.

• Otros predios arbolados de uso temporal o circunstancial durante las tareas de mantenimiento de la infraestructura vial.

• Arbolado, rodales o árboles alineados, adyacente a las vías férreas y

• Plantaciones especiales anexas a ciertas estructuras tales como plantas de tratamiento de aguas residuales.

Históricamente, la incorporación de árboles forestales en diferentes sistemas de

producción, como cortinas o montes de abrigo y sombra, en forma de pastoreo de montes naturales ralos o plantaciones forestales, entre otras, ha sido adoptada en grados variables por parte de los productores rurales.

En la actualidad comienzan a observarse experiencias de combinación deliberada en

extenso y en forma regular, en una unidad territorial de gestión, de árboles y ganado o ciertos cultivos constituyendo prácticas de agroforestación.

Por lo tanto, sin perjuicio de que algunos sistemas de AFB comprendan alguna de las

formas tradicionales apuntadas, no se incluyen en el presente estudio los sistemas agroforestales recientes debido a que los mismos forman parte, en la mayoría de los casos, de proyectos de forestación cuya superficie es mayor de 10 hectáreas o bien las densidades de plantación habitualmente utilizadas superan los 200 árboles por hectárea. Tampoco se consideran en este trabajo los ensayos silviculturales demostrativos o parcelas experimentales por similares razones.

2.2. Legislación, política y servicios relativos a los AFB

Como se manifestara anteriormente, no existe una legislación específica sobre los AFB. No obstante, los mismos se encuentran contemplados en distintos instrumentos legales que regulan los bosques y que establecen asimismo la jurisdicción de los organismos de gestión involucrados. Para su análisis se tendrá en cuenta la normativa a escala nacional y a escala departamental.

La normativa a escala nacional.

El marco regulador vigente se sustenta en:

• La Ley de Uso y Conservación de Suelos y Aguas (Nº 15239 del 23/12/1981) y su decreto reglamentario

• La Ley Forestal (Nº 15939 del 28/12/1987) y su reglamentación

• La ley de Creación y Gestión de un Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Nº 17234 del 22/02/2000) y

• El Código Rural.

No existen en los sistemas de manejo otras normas para los AFB que aquellas que se refieren a los bosques de cualquier tipo, incluidas las relativas a la protección contra diferentes agentes de destrucción: plagas, enfermedades, incendios, etc.

El decreto Nº 452/88 (del 6/7/1988), reglamentario de La Ley Forestal y vinculado con el Código Rural, establece la normativa para las plantaciones linderas de árboles. Las mismas aluden a cercos, cortinas protectoras o de reparo y montes forestales de cualquier naturaleza, públicos o privados, y las disposiciones del decreto lo convierten en uno de los instrumentos legales que más se relaciona a los AFB como tales.

Los organismos de gestión nacional involucrados, que centran su jurisdicción de acuerdo a esta normativa son:

En lo referente a tierras agrícolas

El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca quien tiene el cometido de formular y ejecutar la política forestal nacional a través de la Dirección Forestal.

La legislación forestal tiene entre sus objetivos la protección de los bosques naturales, prohibiendo su uso excepto en los casos en que la Dirección Forestal apruebe un plan de manejo activo del bosque previamente calificado y registrado.

Quedan fuera de esta normativa las áreas ocupadas por especies arbóreas autóctonas cuya superficie sea inferior 2500 metros cuadrados o cuyo número de ejemplares por hectárea no alcance a 200 (uno de los sistemas de AFB definidos).

La División Bosque Nativo de la mencionada Dirección tiene entre sus funciones la evaluación, monitoreo, gestión y fiscalización de las acciones sobre estas comunidades.

Para ello analiza las solicitudes de autorización de corta presentadas por los usuarios, formulando las recomendaciones a que haya lugar y expidiéndose al respecto. Asimismo estudia y difunde los sistemas de manejo conducentes a la conservación o recuperación de esos bosques.

En lo relativo a plantaciones, la División Planeamiento supervisa, entre otros cometidos, la aprobación, evaluación y seguimiento de los planes forestales.

A los efectos de la presentación de proyectos y planes de manejo, en el marco legal vigente, los mismos deben ajustarse a un instructivo confeccionado a tal fin y orientado a promover el manejo sustentable de los bosques que se planten.

Por su parte, a la División Manejo y Protección le compete la asesoría en lo relativo a técnicas de manejo silvicultural, disponibilidad de germoplasma y a las normas para la prevención, defensa y lucha contra los agentes perjudiciales (enfermedades, plagas y siniestros de cualquier tipo) que amenacen la supervivencia de los bosques naturales o plantados.

En la órbita del referido Ministerio, las unidades ejecutoras de otras actividades productivas propician, asimismo, la utilización de AFB en forma de plantaciones de servicio (protección, abrigo, sombra): Comisión Honoraria del Plan Citrícola, Junta Nacional de la Granja e Instituto Nacional de Vitivinicultura y Secretariado Uruguayo de la Lana en la esfera privada.

La normativa a escala departamental.

El marco legal vigente se basa principalmente en las disposiciones establecidas por los órganos de gobierno locales: las Intendencias Municipales y sus organismos fiscalizadores las Juntas Departamentales.

La Intendencia Municipal de Montevideo, cuenta con un Servicio Gestión de Paseos Públicos que estudia, proyecta y ejecuta las acciones relativas al arbolado de vías de tránsito y espacios verdes.

Otras intendencias municipales del país cuentan con servicios similares que tienen equivalentes cometidos de gestión y preservación del arbolado en las capitales departamentales y principales centros poblados, regulando así los AFB del sistema urbano y suburbano.

En los núcleos urbanos más reducidos, las Juntas Locales se encargan de esa gestión. Las intendencias de dos departamentos costeros del sur, Maldonado y Canelones, establecieron en los años 1988 y 1995 respectivamente, ordenanzas forestales sustentadas en los principios de la Ley Forestal, para las áreas urbanas y suburbanas de la zona balnearia que constituyen ejemplos normativos de los AFB y asimismo de coordinación interinstitucional.

A través de esas ordenanzas se regula, entre otros aspectos, la conservación de los bosques, la densidad mínima exigida, la ejecución de raleos y podas, la corta y reposición, la protección contra incendios y limpieza, las medidas sanitarias como asimismo la protección y supervivencia del monte indígena.

La infraestructura vial.

La jurisdicción corresponde al Ministerio de Transporte y obras Públicas a través de la Dirección Nacional de Vialidad cuya gestión tiene lugar sobre el arbolado adyacente a las rutas y otros predios bajo su tuición.

En las franjas arboladas a lo largo de las vías férreas, la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) es la responsable del mantenimiento.

Otros organismos publicos vinculados con los afb.

En la órbita estatal, otros entes administran o gestionan AFB.

• La Administración de Usinas y Transmisiones Eléctricas (UTE), desarrolló en áreas adyacentes a las represas de generación hidroeléctrica plantaciones forestales para protección de las cuencas hidrográficas a las que suman áreas parquizadas que es posible considerar como AFB de valor paisajístico.

• La Administración de las Obras Sanitarias del Estado (OSE) realizó plantaciones con propósitos similares en las áreas de influencia de las principales reservas de agua y plantas de tratamiento de efluentes que se distribuyen en el territorio nacional.

• En los aledaños de las obras de infraestructura de las mismas, se desarrollaron parques y arbolados con fines ornamentales.

• Asimismo se ha plantado un número no determinado de cortinas perimetrales, compuestas de casuarinas, cipreses y eucaliptos, en las piletas de decantación para tratamiento de aguas servidas.

• Los Bancos del Estado, en especial los De Seguros e Hipotecario, recurrieron a la forestación de predios de su propiedad como forma de incrementar sus activos, contando asimismo con áreas recreativas bajo su administración que pueden ser incluidas en la categoría de AFB, comprendiendo las mismas parques de variable extensión.

2.3. Tipología de los diferentes AFB

Los AFB en la actividad agropecuaria comprenden aquellas especies forestales al servicio de las actividades del sector en forma de abrigo y sombra para el ganado, fuente de madera para construcciones, combustible (leña, carbón), cercos protectores de frutales y huertas, cortinas rompeviento, y ornamentales, entre otras, tal como se identificaran en las definiciones al principio de este trabajo.

Por su condición de país que basó su economía en la agricultura y la ganadería, la forestación comenzó a desarrollarse como una actividad complementaria a las mismas. Desde las primeras décadas del siglo XX comenzaron a adoptarse sistemas de producción consistentes en el pastoreo de montes naturales (especialmente los de tipo abierto como parque y palmares); la plantación de bosques de abrigo y sombra y de cortinas rompeviento para la protección de cultivos frutales, hortícolas y anuales. Posteriormente hizo su aparición la producción melífera, asociando la apicultura a los bosques nativos y plantados. De acuerdo con Von Maydell et al. (1982) quien define la agrosilvicultura como un nuevo término para referirse a la vieja práctica de cultivar plantas leñosas junto con cultivos agrícolas y/o ganado en las mismas tierras, es posible afirmar que Uruguay adoptó la agroforestación antes de que esta se definiera como tal.

Las políticas de desarrollo del sector agropecuario han estimulado en forma indirecta los sistemas agroforestales con motivo de la realización de nuevas plantaciones en las zonas de interés forestal del país. Las técnicas de forestación y reforestación (repoblación), han dado lugar al desarrollo de nuevas experiencias de prácticas agroforestales asociadas a forestaciones de rendimiento. A través de éstas, se integran en una misma unidad de producción, praderas o cultivos y plantaciones de especies exóticas de rápido crecimiento (eucaliptos, pinos y salicáceas) en diferentes formas de ordenación y espaciamiento.

Los estímulos que establece la política forestal han propiciado la formulación de proyectos entre los cuales se incluye el manejo de ganado en bosques de rendimiento cuyo producto final es la madera para industria. En especial se han hecho más notorias las prácticas silvopastoriles en predios que luego de plantados son abiertos gradualmente al ingreso de ganado de distintas categorías que, además de aprovechar la oferta forrajera contribuyen a mantener bajo el tapiz vegetal de los espacios libres (caminería interna y cortafuegos) disminuyendo el riesgo de incendios.

Por lo expuesto, la agroforestación puede llegar a cumplir un rol de importancia en la producción agropecuaria en función de los objetivos ambientales y socioeconómicos que persigue.Su importancia relativa en los sistemas de AFB naturales de pequeña escala y plantaciones poco densas o de reducida extensión a sí lo demuestra.

Las comunidades naturales representan un valioso complemento a la actividad ganadera, especialmente como abrigo y sombra. La legislación forestal tiene entre sus objetivos la protección de los bosques naturales prohibiendo su uso excepto en los casos en que la Dirección Forestal apruebe un plan de manejo activo del bosque previamente calificado y registrado.

Como se manifestara anteriormente, quedan fuera de esta normativa las áreas ocupadas por especies arbóreas autóctonas cuya superficie es inferior a 2500 metros cuadrados o cuyo número de ejemplares por hectárea es inferior a 200.

En consecuencia, los planes de manejo se orientan a su aprovechamiento sostenible a través de prácticas de manejo adecuadas a cada tipo boscoso. Tales prácticas consisten principalmente en limpiezas de potreros y alambrados, apertura de sendas para acceso del ganado a las aguadas, raleos por lo bajo y tala rasas en calles. Los grupos o masas arbóreas de baja densidad o reducida extensión, como las señaladas anteriormente, se mantienen por lo general como relictos de abrigo y sombra, entrando en la categoría de AFB.

Eventualmente, pueden ser extraídos a través de la corta y posterior destoconado para el despeje de tierras con otras finalidades productivas.

Del total de los bosques naturales registrados ante la Dirección Forestal, casi un 30% de los mismos, equivalente a 120.000 hectáreas, se encuentra bajo manejo activo. No obstante, no existen evaluaciones más detalladas que permitan estimar a su vez la proporción de este porcentaje que corresponde concretamente a AFB.

De acuerdo con la Carta Forestal, los rodales plantados de hasta un cuarto de hectárea se distribuyen en 13.466 bosques y ocupan un área total a escala nacional de 3.366 hectáreas, mientras que aquellos cuya área se sitúa entre un cuarto y media hectárea se distribuyen en 10.164 bosques que ocupan un área total de 5.082 hectáreas. Ello configura unas 8.448 hectáreas totales de este sistema de AFB. Las cortinas protectoras, según la misma fuente, totalizan unas 1.103 y su superficie equivalente es de 3.316 hectáreas.

Con respecto a la relación entre los AFB preservados y manejados desde formaciones vegetales preexistentes, y los AFB plantados, no es fácil establecer donde se manifiesta la mayor proporción debido a las características propias de unos y otros.

Las plantaciones ocupan una menor superficie que los bosques naturales. Su finalidad de uso, propósito y diseño, ofrecen numerosas variantes por lo que presentan mayores niveles de ordenación, manejo y cuantificación, dentro de ciertos límites.

Sobre los bosques naturales, que ocupan una mayor extensión del territorio nacional, no se hace referencia a ordenación sino a manejo, del cual se cuenta sólo con la información parcial derivada de los planes registrados arriba aludidos.

2.4. Evaluación y planificación de los AFB

Evaluación e inventarios.

El Censo General Agropecuario, a través de su realización periódica, ha constituido la fuente tradicional de información sobre el sector y sobre los recursos forestales al relevar, a escala de sección policial de cada departamento del país, bosques naturales y bosques plantados.

En 1966 inicia funciones la Dirección Forestal, Parques y Fauna creada en 1964 en la órbita del entonces Ministerio de Ganadería y Agricultura, encarando el primer inventario de los recursos forestales a escala nacional.

La Carta Forestal, realizada sobre la base de fotoplanos elaborados por el Servicio Geográfico Militar y publicada en 1979, constituye el primer documento gráfico que, a escala 1:200.000 aporta información sobre los bosques existentes en el país.

A través de la misma fue posible discriminar la distribución de las comunidades naturales y plantaciones, lo que permitió en una etapa posterior clasificar a estas últimas de acuerdo a la superficie ocupada (segunda edición de dicha carta del año 1980).

Se pudo identificar así áreas arboladas del orden de un cuarto de hectárea en adelante y ciertas cortinas forestales, que configuran parte de lo que hoy se denomina AFB.

La Dirección Forestal tiene entre sus cometidos legales llevar los registros en que se inscriben los bosques que se califiquen como protectores o de rendimiento. En consecuencia, los planes de manejo forestal y proyectos de plantación presentados constituyen una fuente adicional de datos que permite mantener actualizada la información sobre el recurso.

Actualmente se procede a la planificación de un inventario forestal cuya periodicidad será quinquenal.

Promoción del desarrollo de los afb.

No obstante que este sistema no se ha integrado a título expreso en la planificación del uso de la tierra a nivel nacional, como lo han hecho los bosques, el desarrollo de AFB se ha promovido y realizado en distintos ámbitos del quehacer nacional y en carácter de complemento de otras actividades de variada naturaleza tal como surge de las situaciones identificadas en el numeral precedente.

Diferentes organismos públicos, estatales y municipales, de acuerdo a sus atribuciones y a través de sus servicios especializados promueven en su esfera de gestión la plantación de ciertos árboles o conjuntos arbóreos que se ajustan al concepto de AFB.

Tales instituciones se relacionan con los niveles nacional, regional y local, en función de los usos prevalecientes de los AFB, destacándose las siguientes según el ámbito:

a) El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca cuya gestión se cumple en el ámbito rural en el cual los árboles cumplen el rol de proporcionar bienes y servicios a la actividad productiva agropecuaria.

b) Los gobiernos departamentales (las 19 intendencias municipales en que se divide el país), cuya gestión es realizada a escala urbana y suburbana donde el arbolado cumple un rol ornamental y ambiental que suma a valores educativos y sociales y

c) El Ministerio de Transporte y Obras Públicas cuya gestión corresponde al sistema vial en el

cual los árboles accesorios a rutas y vías férreas cumplen asimismo un rol ambiental y

ornamental.

3. Importancia de los AFB, rol y peso especifico

El rol de los terrenos forestales como los que no lo son en distintas áreas de un país puede variar significativamente de un sitio a otro dependiendo de la demanda local por productos del bosque y de las posibilidades de suministro de los mismos.

Asimismo y a escala mundial, en áreas cercanas a bosques naturales o plantados, las comunidades tienden a basar su economía en dichos recursos. En lugares más distantes se recurre a otras fuentes de abastecimiento o bien se plantan árboles en terrenos no forestales configurándose AFB.

Uruguay no escapa a este hecho que contribuye a definir el rol e importancia de los AFB.

3.1 Importancia de los AFB

A) Importancia económica

Tipo de producción maderable

Los productos madereros derivados de los AFB no difieren en términos generales de los de los bosques y dependen, en un alto grado, de las especies predominantes en los mismos. En el caso de los AFB de comunidades naturales, el principal producto es la leña, seguida de la madera para postes y construcciones rústicas, habiéndose descrito 58 especies de la flora nativa uruguaya en función de sus propiedades y valor de uso (Senyszyn, 1989).

Los AFB de especies exóticas presentan un predominio de Eucalyptus sobre otros géneros por lo que la madera de los mismos se destina fundamentalmente a postes para cercos y viñedos, columnas, aserrado para confección de piques, tablas y tirantes, combustible (leña) y en menor proporción a pulpa (las especies de eucaliptos blancos).

En lo referente a las restantes especies exóticas, el uso de las mismas se restringe principalmente al aserrado y en una menor proporción a leña.

Tipo de producción no maderable

Esta comprende los bienes naturales que, directa o indirectamente, derivan del árbol. Se incluyen entre ellos, como ejemplos: los aceites esenciales (eucalipto), principios de aplicación medicinal (varias especies nativas y tilos), flores (de especies nativas o exóticas arbóreas y arbustivas de valor ornamental o farmacéutico), helechos, frutos y semillas (varias especies nativas y exóticas tales como el pino piñonero, nogales y olivos), mieles (sin tipificar y tipificadas), hongos comestibles (eucalipto y pinos), materias primas para artesanías y en menor proporción carne de caza menor (aves y mamíferos asociados a los bosques).

El forraje es de un menor valor relativo considerando que el mismo se origina en la pastura y estratos inferiores del sotobosque, siendo escasas las especies forestales que ofrezcan un alimento atractivo para el ganado.

El aprovechamiento de estos bienes, en general no se encuentra cuantificado, no obstante lo cual existe información parcial para ciertas producciones como la melífera y la de ciertos frutos y semillas destinados a la producción de plantas.

Los productos no madereros tienen por destino el consumo doméstico o la venta en mercados locales, lo cual lleva con frecuencia a subestimar su importancia y a concederles escasa atención en los programas y políticas nacionales.

De acuerdo al tamaño de los rodales de AFB, puede considerarse que las cosechas se realizan a escala habitualmente reducida. Ello induciría a valorar en principio como poco significativa su contribución a la suplementación alimentaria.

Otro factor a considerar es que la oferta total de productos, maderables y no maderables de los AFB está altamente atomizada, de acuerdo a la dispersión propia de los mismos, dando lugar a distintas formas de comercialización en el marco del libre juego de la oferta y la demanda.

Sin embargo la totalidad de AFB, en su conjunto, podría representar un aporte sustancial a la actividad económica local y por ende a la economía nacional si se considera el total de pequeñas unidades de este tipo existentes en el país.

Canales y formas de comercialización de los AFB

Los mismos no difieren sustancialmente de los forestales tradicionales, siendo posible distinguir los siguientes grupos de consumidores: las industrias madereras (aserraderos, carpinterías y en menor grado madera de exportación para pulpa), las industrias consumidoras de leña, los comercios consumidores de leña, el sector residencial y otras industrias de transformación (en especial de bienes no maderables).

En el caso de las industrias, la comercialización se realiza o bien entre el productor y la industria o a través de intermediarios. Los comercios y residencias son en su casi totalidad abastecidos por intermediarios. En cuanto a la comercialización propiamente dicha de la madera, ésta se realiza alternativamente mediante la venta del rodal en pie o mediante la venta de madera (u otros bienes) en planta o barraca.

La venta en pie puede tener lugar a través de:

• Una cantidad global por todo el rodal

• Por árbol, cuando se vende en forma parcial o clasificados según diámetro

altura y/o volumen

• Por tonelada

La venta de madera puesta en planta o barraca, consiste en el pago por parte del comprador de un precio determinado por el volumen o peso en kilos que recibe en dichos sitios.

De acuerdo con el producto y forma de comercialización, se distinguen diferentes etapas:

a) Venta de productos puestos en planta directamente por el productor; éste se encarga de la extracción y transporte del bien negociado.

b) Venta en pie directamente a la industria; ésta se encarga de todas las operaciones y

c) Venta a través de intermediarios, los cuales pueden ser independientes o trabajar en régimen de tercerización (subcontrato) para industrias y comercios.

Las transacciones a esta escala pueden hacerse o no mediante contratos en forma escrita, en los que se estipulan condiciones de precio y pago, plazos para corta o extracción y ordenamiento de residuos, entre otros aspectos técnicos.

En consecuencia, resulta complejo estimar la contribución de las distintas transacciones a las cuentas nacionales en términos del PBI.

Los precios recibidos por el productor varían debido a diversos factores:

• Falta de conocimiento ajustado de las cantidades de producto, en volumen o peso, que tiene para vender, así como de los precios del mercado y de la madera en pie

• Facilidad de acceso a los AFB y distancias a los centros de consumo

• Forma de comercialización y

• Calidad del producto

En relación a los AFB que se encuentran bajo la tuición de los gobiernos departamentales, como aquellos bajo jurisdicción del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, el principal producto es la madera derivada de las tareas de manejo y mantenimiento: podas, raleos, extracción de árboles por ampliación vial o afectados por siniestros de diversa índole.

Dicha madera se destina a leña y aserrado estando la explotación y aprovechamiento bajo la responsabilidad directa del personal propio de esos organismos o de empresas especializadas contratadas a los efectos.

Ocasionalmente, los productos madereros se utilizan como forma de pago “en especie”, se licita su venta o se intercambian por otros bienes y servicios.

Entre los productos no madereros, la recolección de frutos y semillas de especies de interés forestal u ornamental, para producción de plantas, da lugar asimismo a intercambios de bienes y servicios entre distintas organizaciones públicas, departamentales y nacionales. Por su parte, los restantes productos de este tipo son comercializados en el ámbito estrictamente privado.

B) Importancia socio cultural

Los AFB relacionados con las comunidades se encuentran bajo la jurisdicción del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y de los gobiernos departamentales los cuales se encargan de su plantación y manejo.

En el primer caso, la Dirección de Vialidad se ocupa del arbolado de rutas y caminos nacionales, mientras que en el segundo los servicios especializados de las intendencias municipales de cada departamento de la República tienen a su cargo el arbolado urbano y suburbano de los núcleos poblados.

Desde el año 1967 en que fue creado, el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (MEVIR) ha desarrollado un vasto plan de urbanización en 164 localidades distribuidas en el territorio nacional. La construcción de esos núcleos habitacionales se complementa con la plantación de árboles en predios privados, calles y espacios verdes comunes, aunque a una escala menor que en los centros urbanos establecidos.

Tal actividad es ejecutada, por lo general, en forma voluntaria por los propios integrantes de esas comunidades y directores de obra, quienes cuentan con el apoyo de comisiones locales, departamentales, de las intendencias respectivas y eventualmente donaciones de árboles por particulares (Borche, 2001, com. per.).

Formas de tenencia

Existe una estrecha relación entre la titularidad de la tierra y la distribución de los bosques en Uruguay. La casi totalidad de la producción forestal nacional es propiedad de los particulares y menos del 10% de la superficie forestada pertenece al Patrimonio Forestal del Estado. Este se encuentra bajo la tuición del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca como lo estipula la Ley Forestal en su artículo 17º, con excepción del arbolado existente en las franjas de dominio público de las rutas nacionales que está bajo la tuición del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y los municipales que permanecen en la órbita de éstos.

Entre las forma de tenencia de los bosques particulares se distinguen propietarios, arrendatarios y explotantes que en forma de medianería, aparcería y otras formas determinan, a su vez, los derechos de uso y aprovechamiento de los bosques. Las formas de tenencia confieren asimismo derechos a diferentes exoneraciones tributarias e impositivas sin perjuicio de las obligaciones, tal como se expone en forma comparada en el siguiente cuadro.

FORMA DE TENENCIA ..............................  TRIBUTOS EXONERADOS

Propietario..............................................   nacionales y departamentales

Arrendatario ...........................................  nacionales

Explotante ..............................................  nacionales

La principal actividad desarrollada en los establecimientos rurales de Uruguay es la producción agropecuaria en sus distintas formas, incluida la forestal.

El acceso a los recursos por parte de los mismos no presenta otras restricciones que las establecidas por la normativa forestal vigente y demás instrumentos legales anteriormente señalados.

C) Rol ambiental

Los AFB y la protección de la fertilidad de los suelos

Entre los servicios ambientales de los bosques se destaca la protección de otros recursos naturales renovables, en especial suelos y aguas. Los árboles constituyen organismos cuya estructura, representada por la biomasa lígnea sobre y bajo el suelo, no sólo cumple una función de retención física de las partículas del mismo. Sustenta, además, una serie de complejas relaciones de intercambio hídrico y químico cuyo conjunto determina el nivel de fertilidad del sitio en el que se desarrollan.

A ello debe agregarse la presencia en los sistemas radiculares de varias especies arbóreas, de microorganismos que en forma de bacterias u hongos micorrícicos son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico e incrementar la fertilidad del suelo.

Las comunidades de bosques naturales de parque de la región litoral oeste de Uruguay e integradas por leguminosas de los géneros Prosopis y Acacia, que incluyen sistemas de AFB, constituyen un ejemplo característico. Entre las especies arbóreas exóticas son asimismo frecuentes asociaciones micorrícicas que no sólo favorecen el desarrollo, vigor y sanidad de las mismas facilitando el intercambio de nutrientes sino que además dan origen a hongos comestibles.

Las técnicas de producción de plantas en viveros forestales incluyen la inoculación de micorrizas, práctica especialmente aplicada en pinos.

El desprendimiento de follaje da origen al mantillo y un consecuente aporte adicional de materia orgánica que, además de proteger el suelo con sus detritos, contribuye a regular las aguas de precipitación y el escurrimiento.

Las estrategias de manejo forestal sustentable que se han desarrollado enfatizan en la conservación del suelo no sólo en relación a las prácticas de preparación del sitio para la plantación sino también en la prevención de los efectos negativos de las técnicas de cosecha de árboles en el balance de nutrientes, en la estructura de los suelos y su estabilidad.

En consecuencia, la explotación de bosques está incorporando gradualmente tecnologías orientadas a revertir el proceso de extracción de nutrientes durante las operaciones de cosecha a la vez de prevenir los efectos de la compactación y procesos erosivos.

Los AFB y otros cultivos, impactos

Los distintos AFB que en forma de cortinas y cercos rompeviento protegen huertos y frutales pueden, bajo ciertas circunstancias afectar parcialmente el desarrollo de los cultivos. Se registran casos de este tipo en algunas plantaciones frutícolas en las que las cortinas protectoras perimetrales, están compuestas por especies de rápido crecimiento y temperamento intolerante como el eucalipto. El desarrollo de los frutales más próximos se ve afectado por la influencia de sus copas o de sus sistemas radiculares, hecho que se relaciona con la exposición del predio y la orientación geográfica de la plantación que determinan el efecto de la cortina respecto al movimiento aparente y trayectoria solar.

Otro ejemplo de impacto adverso lo constituyen las especies que invaden con sus raíces cultivos vecinos, afectando los mismos como el álamo negro (Populus tremuloides), álamo plateado (Populus alba var nivea), espino de monte (Gleditsia triacanthos) y olmos (Ulmus sp.).

En términos de impacto negativo, se consideran tan vulnerables a los mismos las producciones hortícolas como las frutícolas. Algunas plantaciones, ya sean linderas con predios vecinos o líneas divisorias con caminos públicos, pueden afectar o bien las actividades productivas en el primer caso o el estado de los últimos.

El decreto 452/88, reglamentario de la Ley Forestal, en su título referente a las plantaciones linderas, establece la normativa reguladora de las de las diferentes situaciones que plantean los montes forestales de cualquier naturaleza, públicos o privados.

A escala urbana pueden plantearse ciertos inconvenientes originados en las características de las especies que integran el arbolado de ese tipo de área.. Entre los más frecuentemente citados figuran: los efectos de las raíces que levantan las aceras u obstruyen la red sanitaria doméstica y alcantarillado; las afecciones a la vista y vías respiratorias causadas por ciertas flores, frutos o sus partes; la obstrucción de desagües por acumulación de detritos originados por la excesiva fructificación o semillazón; el riego de rotura y caída de ramas por acción de fuertes vientos y la interferencia de las copas con las líneas eléctricas o telefónicas aéreas. En ocasiones, la presencia de plagas o la ocurrencia de enfermedades obliga a extremar las prácticas de mantenimiento.

Biodiversidad, especies que integran los AFB

La Convención sobre Diversidad Biológica define la biodiversidad como la variabilidad entre organismos vivientes de todo origen, incluyendo ecosistemas terrestres, marinos y otros acuáticos y los complejos ecológicos de los cuales forman parte y comprende la diversidad intraespecífíca, la interespecífica y la de ecosistemas.

Del total de especies arbóreas y arbustivas que se describen para el territorio nacional, más de doscientas especies (Lombardo, 1964), unas cuarenta y cinco, más de un 20%, corresponden a árboles. El ecosistema bosque natural de Uruguay se manifiesta a su vez en distintas formaciones entre las que se destacan la selva fluvial, el monte serrano, el monte de quebrada, el monte de parque, los palmares y los bosques psamófilos de los arenales costeros, cuyas denominaciones aluden a los particulares ambientes en que se desarrollan. Cada una de estas comunidades se caracteriza por una composición florística más o menos determinada de acuerdo a las variables climáticas, topográficas, suelos y disponibilidad de agua, configurando otros tantos ecosistemas.

Los sistemas naturales de AFB corresponden, en consecuencia, a los rodales o grupos de árboles que por su densidad, superficie o porcentaje de cubrimiento del suelo constituyen masas relictuales de las formaciones nombradas.

Las características edafoclimáticas del país han resultado propicias para el desarrollo de numerosas especies arbóreas exóticas. Desde los tiempos de la Colonia se registran introducciones de plantas de los más diversos orígenes, que demostraron una excepcional capacidad de adaptación a las condiciones locales. En consecuencia, éstas se integraron al complejo forestal, sumándose al patrimonio arbóreo autóctono. Más de 450 especies arbóreas y arbustivas presentes y descriptas para Uruguay (Lombardo, 1979), fueron introducidas en forma voluntaria o accidental desde su área de ocurrencia natural. Muchas de ellas se consideran naturalizadas en función de su capacidad de reproducirse y mantener una población estable sin la intervención humana.

Por sus características botánicas y productivas, varias especies pueden brindar diferentes bienes y servicios por lo que se las considera multipropósito y en consecuencia se les encuentra plantadas con diferentes objetivos y desarrollando diferentes funciones.

Ello permite agrupar las especies que integran los sistemas de AFB de acuerdo a las distintas áreas identificadas a los efectos del presente estudio.

A) Especies arbóreas de las áreas rurales

Se incluyen en este grupo aquellas caracterizadas por su valor complementario a la actividad agropecuaria a través de su aporte de servicios y bienes.

Abrigo y sombra:

Acacias
Arces
Casuarinas
Cipreses
Eucaliptos
Fresnos
Pinos
Plátano
Robinia

Cortinas protectoras y cercos rompeviento:

Acacias
Anacahuita
Casuarinas
Cipreses
Eucaliptos
Ligustro
Pinos

Madera para postes y combustible:

Eucaliptos y Varias especies nativas (1)

Madera para aserrado:

Eucaliptos, Pinos, Salicáceas (Álamos y Sauces) y Ciertas especies nativas (2)

Valor ornamental, producción melífera y otros:

Ararucarias"
Arbol del cielo
Arce
Cedros
Cipreses
Eucaliptos
Grevillea
Jacarandá
Laurel
Morera
Nogales
Olivo
Paraíso
Pinos
Plátano
Robinia
Sauces
Tilo
Tipa
Thuja
Varias especies nativas

B) Especies arbóreas de las áreas urbanas y suburbanas

Comprende aquellas implantadas en calles, avenidas y espacios verdes de ciudades y centros poblados y cinturones periurbanos.

EXOTICAS:

Acacias (Acacia dealbata, A. horrida, A. mearnsii, A. melanoxylon, A. podaliriaefolia)
Álamos (Populus deltoides, P. alba)
Árbol del cielo (Ailanthus altissima)
Arces (Acer negundo, A. saccharinum)
Catalpas (Catalpa bignonioides)
Cipreses (Cupressus sp.)
Ciprés calvo (Taxodium distichum)
Encinas (Quercus ilex)
Eucaliptos (Eucalyptus sp.)
Ficus (Ficus elastica)
Fresnos ((Fraxinus excelsior, F. Americana, F. lanceolata)
Grevillea (Grevillea robusta)
Jacarandá (Jacaranda ovalifolia)
Olmo (Ulmus procera, U. americana)
Palmera Fénix (Phoenix canariensis)
Palmera Washingtonia (Washingtonia sp.)
Palo borracho (Chorisia speciosa)
Paraíso (Melia azedarach)
Parasol de la China (Firmiana simplex)
Pinos (Pinus sp.)
Plátano (Platanus acerifolia, P. occidentalis)
Robinia (Robinia pseudo acacia)
Robles (Quercus bicolor, Q. borealis, Q. laurifolia, Q. robur)
Sauces (Salix sp.)
Tilo (Tilia moltkei, T. Platyphyllos)
Tipa (Tipuana tipu)

NATIVAS:

Anacahuita (Schinus molle)
Ceibo (Erythrina cristagalli)
Falsa mandioca (Manihot flabelifolia)
Ibirapitá (Peltophorum dubium)
Palma pindó (Syagrus romanzoffianum)
Timbó (Enterolobium contortisiliiqum)

FRUTALES:

Níspero (Eryobotria japónica)
Nogales (Juglans sp.)
Palta (Persea americana)

C). Especies arbóreas del sistema vial

Se trata de aquellas que forman parte del arbolado en franjas de dominio público, a lo largo de rutas y vías férreas, incluidas las plantaciones en línea y ciertos parques o predios anexos a las mismas.

EXOTICAS:

Acacias (Acacia sp.)
Álamos (Populus sp.)
Arces (Acer sp.)
Casuarinas (Casuarina sp.)
Catalpa (Catalpa bignonioides)
Cipreses (Cupressus sp.)
Eucaliptos (Eucalyptus sp.)
Ligustro (Ligustrum sp.)
Palmera Fénix (Phoenix canariensis)
Paraíso (Melia azedarach)
Pinos (Pinus sp.)
Robles (Quercus sp.)
Sauces (Salix sp.)

NATIVAS:

Anacahuita (Schinus molle)
Ceibo (Erythrina cristagalli)
Palma Butiá (Syagrus capitata)
Palma pindó (Syagrus romanzoffianum)

D) Otros árboles de interés especial

Se incluyen árboles de valor histórico, cultural, científico u otras características descollantes. A modo de ejemplo se destacan aquellas especies forestales que han sido plantadas en homenaje a personalidades y figuras destacadas o en recuerdo de acontecimientos trascendentes de la nación.

Biomasa y secuestro de carbono

De acuerdo a los datos aportados por el Balance Energético Nacional publicado por la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería, un quinto de la energía del país es proporcionada por el sector forestal.

Uruguay carece de combustibles fósiles, siendo importador nato. Por tal razón la leña constituye 41,5% de la energía consumida por el sector residencial y algo más de 30% para el sector industrial.

Como consecuencia de la política de protección de los montes naturales, se consume leña de plantaciones, principalmente de eucalipto, en forma de astillas y rolos. Las plantaciones para abrigo y sombra realizadas por los productores, entre los AFB, y las promovidas por la Ley Forestal han contribuido a disminuir la presión de demanda sobre las comunidades boscosas nativas y a ello se suman las regulaciones de corta, aprovechamiento y comercialización de estas últimas.

Uruguay es signatario de la Convención Marco de cambio climático de las Naciones Unidas por la cual asumió compromisos en el tema. En 1990 y 1994 se realizó un inventario nacional de gases de efecto invernadero elaborado por la Dirección Nacional de Medio Ambiente del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, dando cumplimiento al mandato de dicha convención. La metodología utilizada para el mismo siguió las directrices revisadas del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC), tratando de reflejar las emisiones y remociones antropogénicas de gases de efecto invernadero ocurridas en el territorio nacional como resultado directo de las actividades humanas o procesos naturales que se han visto afectado por éstos.

Cuando no fue posible utilizar publicaciones o fuentes de información nacionales, se acudió a datos y supuestos “por defecto”.

En el inventario se resalta la contribución de los recursos forestales a la reducción de emisiones netas de gases de efecto invernadero.

Aunque no se hacen menciones específicas a los sistemas de AFB, se desatacan las siguientes apreciaciones:

- Todos los bosques naturales de Uruguay se consideran maduros y por lo tanto en equilibrio, es decir que se igualan la liberación y la absorción de carbono.

- La cosecha comercial hasta el año 2000 es cero porque las nuevas plantaciones no comenzaron a cosecharse hasta ese año.

- La madera retirada por la tala de los bosques es cero porque en Uruguay no se talan bosques para conversión de los mismos en terrenos de cultivo, sino que por el contrario

se practica la forestación.

- Tampoco se aplica la quema de bosques.

Considerando que la biomasa es la materia orgánica no fosilizada, tanto superficial como subterránea, viva o muerta como por ejemplo árboles, cultivos, pastos, restos de árboles, y raíces; no se registran en el país otras mediciones de biomasa que las realizadas en el marco de los inventarios forestales habituales; en cualquier tipo de bosque con fines de manejo o comercialización. Las mismas consisten por lo general en determinar el volumen maderero para pulpa, aserrado o combustible, a través de la medición de diámetros y alturas.

Cuando los AFB corresponden a plantaciones pequeñas, de estructura muy heterogénea o gran variabilidad en las características y dimensiones de los árboles, se realizan censos, es decir se releva y mide la totalidad de los ejemplares que las integran. Las evaluaciones de la biomasa lígnea sobre el suelo (fuste y copa) no son frecuentes y menos aún de la biomasa total (biomasa lígnea sobre el suelo + biomasa lígnea bajo el suelo).

Estas últimas se restringen a estudios científicos con finalidades especiales muy justificadas en función de su laboriosidad.

Estudio de caso:

A fines de la década de 1970, en el marco de los estudios ambientales relativos a la construcción del complejo hidroeléctrico binacional de Salto Grande (Argentina- Uruguay), se realizaron estimaciones del volumen vegetal que quedaría bajo las aguas del embalse.

Se establecieron parcelas de muestreo en montes naturales del área de influencia de la represa (comunidades de selva fluvial y de parque) en las que se midió la biomasa total.

Fuente: CIFCA - Comisión Técnico Mixta de Salto Grande. 1979. Documento 1.11. 32 p.

Evolución de los AFB. Problemática y desafíos

La escasa superficie de bosques generó desde tempranas etapas la historia uruguaya la inquietud por incrementar dichos recursos especialmente amenazada por la sostenida presión de corta sobre las comunidades naturales. Dicha escasez, las características ecológicas del país y la influencia europea determinaron que ya los primeros pobladores comenzaran a incorporar el árbol como un elemento complementario a las actividades y el entorno.

Entre el siglo XIX y comienzos del XX, la introducción de especies arbóreas de distintos orígenes y procedencias, en especial pinos y eucaliptos, demostró la capacidad de adaptación de las mismas a las condiciones locales. Con el incremento del patrimonio forestal se fueron valorando los bienes y servicios del bosque propiciándose la incorporación del árbol como una tercera alternativa de producción junto a la agricultura y la ganadería, como complemento a dichas actividades sin plantear un uso competitivo del suelo.

La ya aludida carencia del país en combustibles fósiles que se vio acentuada durante los conflictos internacionales (guerras mundiales y crisis petroleras de los años 70), la reducción mundial de la oferta de madera y productos forestales y la necesidad de lograr un autoabastecimiento determinaron que las estrategias de desarrollo se orientaran a incrementar los recursos forestales a través de plantaciones en sitios adecuados de especies de reconocida capacidad productiva. Por lo tanto se promovió una política forestal que estableció además normas reguladoras de la gestión sobre los bosques naturales, conducentes a su preservación y uso sustentable.

A la acción del Estado se sumaron iniciativas privadas que impulsaron el cultivo del árbol, fomentándolo en los distintos ámbitos del quehacer nacional. La dinámica temporal y espacial del proceso se caracterizó entonces por una evolución de los recursos forestales verificándose un incremento paralelo de los AFB.

En la medida en que las políticas de gestión de los recursos naturales se acompasen a los compromisos asumidos por el país en materia de protección ambiental y desarrollo sustentable, es de prever una expansión de los sistemas de AFB.

4. Aspectos institucionales de los AFB

4.1 Conocimientos locales relativos a los AFB

Conocimiento local

La expresión árbol fuera del bosque es de reciente inclusión en la terminología forestal y prácticamente desconocida como tal en Uruguay hasta el presente. En consecuencia, a los efectos del presente estudio, ha sido necesario considerar la adopción de una definición inicial basada en la experiencia nacional y relacionada a la terminología local.

Bajo esta premisa y en el marco de referencia de la definición del F.R.A. 2000, si bien no se conocen con el nombre de tales, los AFB estan presentes integrando los diferentes sistemas identificados al principio.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en que se introducen varias especies exóticas, comienza a verificarse un paulatino interés en la forestación, como recurso y como actividad, en forma paralela al desarrollo institucional de la nación. Ello abrió la puerta a la silvicultura cuyos conocimientos se fueron extendiendo gracias al aporte de expertos extranjeros y la experiencia de los primeros plantadores. La Asociación Rural del Uruguay, fundada en 1865, constituyó el principal ámbito de difusión a escala nacional de las plantaciones y prácticas silvícolas en general.

Conocimiento científico y conocimiento intelectual

La enseñanza forestal en Uruguay se imparte a nivel universitario, Universidad de la República, Facultad de Agronomía y Universidad del Trabajo quienes forman ingenieros agrónomos especializados y técnicos forestales respectivamente.

A partir de la década de 1990, se han incorporado al sistema educativo otras universidades e institutos privados que también capacitan en forestación. Los programas de enseñanza forestal cubren todos los aspectos de la actividad en su conjunto y se vinculan estrechamente con los principios ambientales y conservacionistas orientados hacia el manejo sustentable de los recursos naturales. Asimismo se han alcanzado niveles de especialización en las distintas áreas de la silvicultura y la tecnología entre otras disciplinas.

La investigación forestal desarrollada desde los años 50, aportó valiosa información adicional a experiencia práctica iniciada en las primeras décadas del siglo XX por El Estado y otros pioneros forestales. Las diferentes instituciones oficiales y no gubernamentales vinculadas en mayor o menor grado con los bosques, cuentan con servicios técnicos especializados.

En sus respectivos ámbitos de gestión promueven el manejo de masas arbóreas preexistentes, naturales o plantadas así como nuevas plantaciones.

Se incluyen entre estas instituciones los Ministerios de Ganadería, agricultura y Pesca, de Transporte y Obras Públicas, de Defensa Nacional, Bancos Oficiales (De Seguros del Estado, Hipotecario y De la República), el Instituto Nacional de Colonización, las Administraciones Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (UTE) y De Las Obras Sanitarias del Estado (OSE), los Gobiernos Departamentales y, en menor grado, el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (MEVIR).

En la órbita agropecuaria, además de la Dirección Forestal, otras unidades ejecutoras del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y entidades relacionadas han promovido en forma tácita o explícita el uso del árbol con fines de protección de diversas producciones: la ganadera (Plan Agropecuario y Secretariado Uruguayo de la Lana), la horti – frutícola (Junta Nacional de la Granja, Plan Citrícola) y la vitícola (Instituto Nacional de Vitivinicultura).

Otras iniciativas de promoción del manejo de comunidades naturales y bosques plantados se plantean en el sector privado. Varias empresas forestadoras han incorporado a sus programas de gestión parques, reservas ecológicas, y áreas protegidas con finalidades técnico científicas y educativas.

En último término cabe destacar la acción de organizaciones de servicio y otras ONG que propician en su esfera de influencia actividades de apoyo a la plantación y cultivo de árboles dirigidas a fortalecer una cultura nacional en la materia.

Manejo actual de los AFB

Si bien no pueden realizarse generalizaciones a escala de país, existen numerosos ejemplos de manejo de masas arbóreas de reducida extensión, no consideradas como bosques.

En los establecimientos rurales, los rodales de especies nativas o autóctonas son manejadas en forma selectiva mediante raleos y podas “por lo bajo” para facilitar su desarrollo en altura y aprovechar su valor como fuente de sombra, sin perjuicio de su preservación.

La madera resultante de esas tareas que se puede aprovechar, es consumida en el propio establecimiento o bien comercializada.

Las plantaciones, de acuerdo a su finalidad y propósitos, también reciben manejos diferenciales orientados a su mejora, aprovechamiento y protección contra agentes perjudiciales. El manejo de los árboles de las áreas urbanas y suburbanas así como el de los árboles del sistema vial, consiste fundamentalmente en trabajos periódicos de mantenimiento, correctivos o sanitarios según lo requieran: podas, extracción de ejemplares viejos o deteriorados y eventuales reposiciones. Dicho manejo es realizado por los propios organismos responsables o alternativamente tercerizado a través de licitaciones y contratos con empresas privadas. Existen numerosos bosques plantados de eucalipto de régimen tallar, regenerados naturalmente por rebrote luego de uno o más cortes. A pesar de no ser una práctica generalizada de manejo, las cepas rebrotadas son intervenidas selectivamente con la finalidad de obtener un menor número de vástagos de mejor calidad.

4.2 Programas e iniciativas relativos a los AFB

No han existido a escala nacional programas específicos conducentes a promover o mejorarla conservación y uso sostenible de los AFB. La investigación sobre estos sistemas, tanto del recurso como de sus bienes y servicios no se encuentra desarrollada y en consecuencia, tampoco lo están la transferencia de tecnología y la extensión.

En lo relativo a incentivos, aquellos instrumentados por la legislación forestal vigente, dirigidos a la preservación del monte nativo y a la plantación de bosques, no contemplan a título expreso los AFB.

Los paquetes tecnológicos de promoción y desarrollo de algunas producciones como la citrícola, incluyen la plantación de AFB en forma de cortinas rompevientos, aunque hasta el presente no han contado para ello con líneas de crédito u otras fuentes de financiamiento.

4.3 Instituciones relativas a los AFB

Tal como se plantea en el ítem 2.2, varios servicios y organismos públicos se relacionan con los AFB y en consecuencia constituyen las instituciones más directamente involucradas en la gestión y control de los mismos a escala urbana, rural y nacional.

De acuerdo con la normativa vigente, la Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca es la institución idónea ejecutora de la política del sector a escala nacional. En consecuencia, la planificación y control de los AFB se encuentra entre sus responsabilidades aunque la gestión directa sea realizada por otras instituciones estatales o gobiernos departamentales.

El marco legal prevé los mecanismos de coordinación necesarios para evitar la superposición de funciones y competencias aunque también ofrece alternativas para la cooperación entre unidades ejecutoras nacionales, departamentales y el sector privado.

5. Evaluación de los AFB y planificación del uso de la tierra: El proceso de toma decisiones

5.1 Métodos de evaluación e inventarios de los AFB utilizados en el país

Metodologías y herramientas de planificación

Las nuevas estrategias de desarrollo sustentable preconizadas a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), celebrada en Río de Janeiro en 1992, no sólo fueron adoptadas por Uruguay sino que en algunos casos se reafirmaron. Ya existían antecedentes en el país sobre experiencias de ordenación de diferentes tipos de bosques a través de la adopción de sistemas silviculturales adecuados y otras medidas de conservación para que los mismos cumplieran su función sobre una base duradera.

Desde las primeras décadas del siglo XX, se reconocía el valor maderable y los servicios de consecuencia de los bosques naturales a la vez que se recomendaba ampliar el recurso forestal mediante plantaciones de especies exóticas. La primera ley forestal del año 1968, declaraba de interés nacional la protección, el mejoramiento, la creación y la ampliación de los recursos forestales, entre otros postulados, constituyéndose en el instrumento de la política forestal nacional. El actual marco legal para la conservación y el manejo sustentable de los bosques, se compone además de la nueva Ley Forestal, de la Ley de Conservación de Suelos y Aguas.

De la Ley de Protección del Medio Ambiente, todas con sus respectivas reglamentaciones y una serie de normas para la protección de la fauna silvestre; documentos a los que se suma la Ley de Areas Protegidas de reciente sanción.

La política y el marco normativo sobre los bosques tienen por objetivos:

• Proteger los bosques naturales prohibiendo su corta y reglamentando su uso a través de planes de gestión aprobados por la Dirección Forestal para promover su manejo conservacionista activo.

• Incrementar la base forestal por medio de las plantaciones de especies aprobadas, en tierras de productividad agrícola media a baja, con planes de manejo aprobados por la Dirección Forestal.

• Aumentar las plantaciones para protección de otros recursos naturales renovables, en especial tierras y aguas, con planes de manejo aprobados por la Dirección Forestal.

En el año 1995 Uruguay suscribió la Declaración de Santiago por la cual se integró al Proceso de Montreal, una de las principales iniciativas existentes en el mundo para la adopción de criterios e indicadores en la evaluación del uso sostenible de los recursos forestales a nivel nacional.

Además de las metodologías existentes implementadas para integrar los bosques a la planificación sustentable de las tierras, se están adoptando otras medidas entre las que se destaca la elaboración de un código de prácticas forestales en cooperación con todas con todas las entidades del sector y vinculadas con el mismo. Dicho código pretende aportar un conjunto de normas dirigidas a proteger el medio ambiente durante las operaciones forestales en cualquier tipo de rodal. Algunos gobiernos departamentales han elaborado ordenanzas forestales ajustadas a los lineamientos de la Ley Forestal vigente. Las mismas constituyen, a escala urbana y suburbana, iniciativas específicas de manejo de AFB como las anteriormente referidas puestas en práctica por las intendencias municipales de Maldonado y Canelones para la planificación de la zona costera de dichos departamentos.

La planificación del uso y manejo de los AFB se configura dentro del marco institucional en función de las jurisdicciones de los distintos organismos de gestión relacionados con ellos. Cada organización, pública o privada, se debe ajustar a la normativa vigente, en función de sus competencias y obligaciones.

Existe una estrecha relación entre la propiedad de la tierra y la titularidad de los bosques, perteneciendo éstos a particulares en su mayor parte. Tal situación determina que en general los roles y las responsabilidades en la instrumentación del manejo se encuentren definidas y contempladas en la diversa normativa jurídica vigente. Lo mismo acontece con el acceso a los recursos y toda gestión que sobre ellos se realice, por lo que la negociación a que haya lugar entre los ocupantes a cualquier título se enmarca en diferentes relaciones contractuales.

Herramientas utilizadas para los estudios e inventarios

La formulación de una política sectorial, le otorgaba prioridad al censo y mapa forestal como instrumento que permitiera ubicar la existencia de bosques naturales y plantados, su grado de concentración así como el stock maderero entre otras informaciones básicas para la planificación y toma de decisiones.

Un primer documento gráfico fue la Carta Forestal confeccionada sobre la base de las fotografías a escala 1/10000, 1/20000 y 1/40000 del relevamiento aerofotográfico de todo el territorio uruguayo realizado entre 1966 y 1967.

El primer inventario forestal volumétrico a nivel nacional se realizó entre 1985 y 1988 con información de área cubierta de bosques correspondiente al año 1985 y trabajo dasométrico complementario de terreno.

Las áreas forestadas se relevaron en base a la interpretación de imágenes satélite Landsat TM a escala 1:100000, obteniéndose información de bosques plantados de eucaliptos y pinos y de montes naturales con cubierta superior al 50% de copas o a 200 árboles por hectárea (Sorrentino,1999). Se excluyeron del estudio en esa oportunidad las comunidades de palmares, las plantaciones de salicáceas(álamos y sauces), otras especies forestales y las áreas parquizadas o forestaciones en zonas urbanizadas por lo que, virtualmente, los AFB no fueron inventariados.

En la actualidad se encuentra en proceso un nuevo inventario forestal con el apoyo de sistemas de información geográficos, interpretación de imágenes satélite 1998 – 1999 y la digitalización de la carta forestal (División Planeamiento de la Dirección Forestal). Dichos instrumentos se suman a la información de terreno proveniente de los proyectos de plantación calificados por la Dirección Forestal.

Los Censos Generales Agropecuarios, realizados a intervalos de diez años, constituyen otra fuente de información sobre los recursos forestales. A escala local, cuando se trata de rodales de comunidades naturales o plantaciones de reducida extensión, el instrumento más utilizado pasa a ser el censo o evaluación de la totalidad de los ejemplares existentes, realizado por técnicos y personal idóneo.

Los árboles y rodales ubicados en los aledaños de rutas y vías férreas o alineados sobre las mismas son evaluados por los servicios especializados del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y de la Administración de Ferrocarriles del Estado, respectivamente al nivel de detalle que permite la disponibilidad de recursos para dichas tareas. En las áreas urbanas y suburbanas el arbolado es inventariado o censado por los gobiernos departamentales quienes, entre sus cometidos tienen la gestión del arbolado público que también depende de las restricciones presupuestales existentes.

Debido a estas últimas razones, no todas las intendencias han podido desarrollar hasta el presente este tipo de evaluaciones, razón por la cual la información sobre sistemas de AFB urbanos y suburbanos del Uruguay es parcial, tal como surge de las experiencias de evaluación que se exponen en el numeral 6.

5.2 Actores involucrados en la colecta de datos y en las decisiones relativas a la planificación de los AFB

Hasta el presente no existe un inventario completo a escala nacional sobre los AFB.

Los distintos organismos involucrados con la gestión de estos sistemas cuentan con niveles de información acordes a la forma de colecta de datos que han podido realizar en función de la disponibilidad y asignación de recursos. Cuando es posible, las tareas son realizadas por servicios especializados dependientes de esos organismos o por personal contratado y entrenado a tal fin.

Tratándose de inventarios, se considera deseable el levantamiento periódico de la información como forma de mantener actualizado el conocimiento del estado y evolución del recurso. En consecuencia se ve facilitada la toma de decisiones y la gestión del mismo.

De acuerdo al análisis formulado en el las secciones 2 y 3 (conceptos nacionales e importancia de los mismos, respectivamente), los actores involucrados en la colecta de datos y en las decisiones relativas a la planificación de los AFB encuentran en el inventario un útil básico para:

• Calificar estas formas de vegetación y determinar su situación

• Obtener una valoración patrimonial

• Desarrollar planes de trabajo y

• Efectuar estudios permanentes.

5.3 Análisis de la información relativa a los AFB

Las fuentes de datos

Para la realización del presente estudio se revisó bibliografía nacional y aquella extranjera existente sobre el tema, recurriéndose asimismo a otras fuentes de información:

• El Censo General Agropecuario de 1990 y los datos preliminares del 2000

• La Carta Forestal en su primera y segunda edición

• Las cartas topográficas elaboradas por el Servicio Geográfico Militar

• Los foto planos de las misiones aerofotográficas de los años 1966 – 67 y de 1980 en adelante

• Consultas ante los servicios especializados de instituciones públicas de jurisdicción nacional (Ministerios y Entes) y ante unidades de gestión de los gobiernos departamentales (Intendencias Municipales) y

• Entrevistas a técnicos especialistas de otras organizaciones y públicas y ONG.

Características de la información sobre los AFB

a) Es heterogénea debido a que en algunos casos no existen datos básicos ni registros mientras que en otros se alcanza un relativamente alto nivel de detalle. Asimismo, cuando la información está disponible, los resultados se expresan en distintas unidades según el parámetro de que se trate y de acuerdo al interés particular de la entidad para quien se recolecta. En consecuencia, los datos no resultan comparables.

b) No todos los parámetros relacionados al tema son medidos, no se cuenta con series completas de datos o las mismas son discontinuas.

La carencia de fuentes agregadas de datos plantea la necesidad de recurrir a distintas instituciones o especialistas como fuentes de información, la cual resulta altamente dispersa por este motivo. Las diferencias en la calidad se deben en parte a que los parámetros no son los mismos o no son medidos en las mismas unidades, dependiendo tal situación del propósito final de la evaluación.

Debe destacarse también el impacto que históricamente han tenido las restricciones presupuestales y que ha determinado una virtual imposibilidad de realizar en forma periódica y sistemática este tipo de relevamiento.

Los parámetros de uso común entre diferentes usuarios son: la especie, el número de individuos, la superficie ocupada y en menor grado el volumen. No obstante, estos datos no son utilizados por un gran número de usuarios. Tampoco han sido determinados de un modo intersectorial, lo cual puede explicarse en parte por la compartimentación registrada en el ámbito de la gestión pública.

El uso principal de la información sobre AFB se restringe a consultas puntuales y eventuales estimaciones de tareas que la gestión de los mismos involucra: manejo, conservación y protección así como su valoración económica en cuanto a su destino final.

Si bien no existe una demanda generalizada de información sobre los distintos aspectos de estos sistemas, no deja de reconocerse en todos los ámbitos analizados que la información sistematizada sobre los mismos constituye una valiosa herramienta para el seguimiento de la dinámica de los recursos debido a que aportaría:

• Una calificación de los AFB de acuerdo a las especies predominantes, su desarrollo y estado vegetativo.

• Una base de datos para desarrollar programas de seguimiento y gestión, integrando datos técnicos, tareas de manejo y adecuadas previsiones presupuestales.

• Datos característicos de grupos arbóreos y árboles individuales que permitan valorar el patrimonio arbóreo del país.

Otros aspectos

Ante la falta datos directos provenientes de la medición de algunos parámetros, es necesario realizar estimaciones o inferencias. Es necesario considerar además la dificultad de establecer límites claros entre ciertos tipos de AFB y BOSQUES no obstante haberse adoptado los términos y definiciones que surgen del F.R.A. 2000.

Si bien en Uruguay la superficie mínima de bosque es de 0.25 hectárea, se adoptó la de 0.5 hectárea a efectos de no dejar fuera de consideración un gran número de unidades boscosas naturales o plantadas. Todos los rodales que no alcanzan los parámetros señalados del F.R.A. 2000, se consideran AFB independientemente de que los suelos sobre los que se desarrollan sean forestales (de aptitud o interés forestal) o no.

6. Experiencias de evaluación

Esta primera aproximación a la situación general nacional de los AFB implica analizar la información recabada a partir de los sistemas identificados a escala de país y que a continuación se resumen.

6.1 Sistemas de AFB identificados a escala nacional

Rurales

• Naturales: Los que no cumplen con la definición de bosque señaladas (incluyen los relictos de cualquiera de las formaciones naturales existentes en el pais)

• Plantados: . Montes de servicio (abrigo, sombra, madera) y cortinas

. Forestaciones parciales (e.g. en arenales)

. Parques y reservas privadas

. Alamos y sauces

. Otras especies

Del sistema vial

• Alineados en rutas: primarias, secundarias y terciarias con espacios verdes asociados (parques y predios anexos)

• Alineados en vias ferreas y en espacios verdes asociados (estaciones de ffcc. y otros predios de la empresa)

De otras instituciones estatales

• UTE

• OSE

• BHU

• BSE

• BROU

Urbanos y suburbanos

• Del ornato publico: alineados en las aceras de calles y avenidas

• De espacios verdes: plazas, parques, campos de golf

• Complejos deportivos, cementerios, zoológicos y baldios

• Complejos habitacionales y clubes de campo

• Cinturones verdes y otros parques periurbanos

6.2 Estado de la información sobre los AFB identificados

Sobre la base del esquema precedente, que enfatiza en los aspectos institucionales, se exponen algunos datos en forma de resultados cuantitativos o estudios de caso. Los mismos pueden contribuir a formular un diagnóstico preliminar de la situación de los AFB en el Uruguay o, en su defecto a allanar el camino para futuros estudios.

6.2.a. AFB del área rural

Los bosques de hasta media hectárea y cortinas protectoras registrados en la Carta Forestal así como aquellos rodales de salicáceas y otras especies que, según datos del Censo General Agropecuario constituyen asimismo AFB, se ajustan a los detalles del cuadro correspondiente expuesto en los anexos.

AFB en el sector ganadero

No existieron programas específicos que propiciaran la plantación de bosques de abrigo para el ganado bovino, no obstante su reconocida capacidad de servicio (Plan Agropecuario, 2001).

El secretariado Uruguayo de la Lana, organismo de gestión de la ganadería ovina, recomendó la instalación de montes de abrigo para parición y pos esquila, etapas críticas de esta producción.

AFB en el sector citricola

PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL SECTOR
Fuente: Comisión Honoraria Nacional del Plan Citrícola
(Censo Nacional Citrícola, 1996)

 

Zona Norte

Zona Sur

Total del país

Número de explotaciones

375

251

626

Superficie total (Has.)

54.935

16.852

71.787

efectiva (Has.) (1)

13.153

2.300

15.453

Superficie citrícola

     

Superficie citrícola

     

afectada (Has.) (2)

17.757

3.105

20.862

(1) Superficie efectivamente ocupada por plantas o árboles de citrus.

(2) Superficie dedicada a la producción de citrus. Incluye la efectiva.

Se ve incrementada por la superficie del predio dedicada a caminería, cortinas cortavientos, construcciones, embalses de agua para riego, áreas dejadas ex profeso para los drenajes de aire y los espacios para el normal desarrollo de las tareas de cosecha.

Las cortinas cortaviento pueden ser perimetrales o internas.

Se recomienda que cada cuadro de plantación no supere las 4 – 6 hectáreas, y que esté cortinado en todo su perímetro (Plavan, 1997).

A escala de país, la superficie ocupada por cortinas para la producción citrícola, sin discriminar en perimetrales e interiores, no alcanza a las 1000 hectáreas.

Los programas de desarrollo de plantaciones citrícolas, así como los de reconversión, incluyen en el paquete tecnológico la obligatoriedad de implantar cortinas rompevientos, cuyos costos se integran a los costos totales de plantación.

AFB en el sector horti – frutícola

Si bien reconocen los beneficios de la plantación de cortinas protectoras de cultivos hortícolas y plantaciones frutales, la misma no es obligatoria ni existen líneas específicas de promoción (Junta Nacional de la Granja, 2001).

No existen hasta el presente registros de inventarios de las cortinas con este propósito por lo que las mismas no se discriminan del total de cortinas protectoras que indica la Carta Forestal.

AFB en el sector vitivinícola

Los viñedos tradicionales, con escasa excepciones, no han contado con cortinas protectoras. En la actualidad, los programas de reconversión vitícola incluyen en su paquete tecnológico la implantación de cortinas protectoras para los cultivos de variedades de uva de mesa, más sensibles a las condiciones climáticas extremas que las destinadas a la producción de vino. La actual superficie total de dichos cultivos se sitúa en las 80 hectáreas de las cuales un 70% de las cortinas no alcanzaron la altura definitiva por tratarse de plantaciones recientes realizadas en el mismo momento de instalarse los nuevos viñedos (INAVI, 2001).

6.2.b. AFB del sistema vial

Alineados en rutas

La Dirección Nacional de Vialidad del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) es el organismo jurisdiccional.

En la actualidad, la red vial nacional tiene una longitud del orden de los 8000 kilómetros de los cuales unos 3540, más del 40%, corresponde a rutas primarias y el resto a secundarias y terciarias. A lo largo de las mismas, se desarrolla el arbolado en fajas al cual se suman parques lineares y predios en los que se instalan bases de operaciones de los equipos encargados del mantenimiento vial que en el presente está siendo transferido a terceros.

Entre 1912, año en que se realiza el primer llamado a licitación para la plantación de fajas de árboles a lo largo de algunas rutas nacionales y 1930 comienza a verificarse un importante impulso a dicha actividad (Cardozo, 2001, com. per.). Las cortinas son plantadas a la distancia de dos metros entre filas y dos metros en la fila. Las especies forestales predominantemente utilizadas son eucaliptos, casuarinas, fresnos, pinos y cipreses aunque existen otras especies que se señalan en la lista correspondiente a este tipo de AFB. Una vez alcanzado su estado adulto, cesan las tareas de mantenimiento de los árboles con excepción de las podas o extracción de árboles en mala condición sanitaria y las reposiciones.

A partir del año 1995, estos servicios son cumplidos por las empresas contratistas licitadas para tareas viales. El inventario del arbolado es llevado acabo por la referida Dirección que lleva registros del número de plantas plantadas anualmente, incluidas las reposiciones, ya sea en las plantaciones lineares o en los demás predios del MTOP, a partir de datos de vivero.

Desde los años 30 hasta principios de la década del 50, la información sobre plantaciones asociadas al sistema vial era escasa. En el período 1953 - 1979 el número de árboles plantado anualmente alcanzó un mejor nivel de precisión cuyo detalle se expone a continuación.

Arboles plantados por la dirección nacional de vialidad en el periodo 1953 - 1979 (*)

AÑO ...................................Nº DE ÁRBOLES PLANTADOS

1953 ..................................................105.037
1953 ..................................................272.225
1954 ..................................................285.066
1955 ..................................................280.508
1956 ..................................................245.770
1957 ..................................................213.728
1958 ..................................................168.927
1959 ..................................................175.417
1960 ..................................................167.723
1961 ..................................................161.542
1962 ..................................................126.131
1963 ..................................................127.000
1964 ..................................................101.847
1965 ..................................................134.706
1966 ..................................................120.000
1967 ..................................................61.569
1968 ..................................................88.765
1969 ..................................................109.431
1970 ..................................................145.340
1971 ..................................................209.644
1972 ..................................................214.780
1973 ..................................................197.882
1975/76 .............................................137.295
1977 ..................................................140.218
1978 ..................................................74.209
1979 ..................................................46.955
TOTAL DEL PERIODO: ........................4.111.715

(*) Fuente: Dirección Nacional de Vialidad, Departamento Forestal (Febrero de 2001)

Con posterioridad a 1980, la información se hace fragmentaria y dispersa aunque de acuerdo a datos estimativos, se verifica una sensible reducción del número medio de árboles plantados anualmente.

Alineados en vías férreas

La red nacional de vías férreas tienen una extensión total de 3000 (1) kilómetros a la que se asocian varios montes y terrenos arbolados, los cuales se encuentran en los predios de algunas estaciones y en la franja adyacente a dicha red. Los primeros conforman, por lo general, rodales de más de una hectárea, según surge de la Carta Forestal, mientras que los restantes pueden considerarse AFB en función de su superficie más reducida o su escasa densidad.

Si bien predominan las especies exóticas, eucaliptos especialmente, en algunos tramos se encuentran especies arbóreas y arbustivas nativas en diferentes estados de desarrollo, originadas por regeneración natural.

No existen inventarios de los rodales bajo jurisdicción de la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) cuya superficie es inferior a 0,5 hectárea por lo que no es posible discriminar éstos del total de ese rango indicado en la Carta Forestal. Los rodales cuya superficie es inferior a 0,5 hectárea con excepción de los de los que no se encuentran inventariados.

El Código Rural establece la prohibición de plantar en una franja de doce metros a cada lado de las vías férreas, no obstante cuya restricción existen árboles aislados o agrupados en rodales de dimensiones variables.

(1) Atlas geográfico universal y del Uruguay

6.2.c. AFB de otros organismos estatales

AFB DE LA ADMINISTRACIÓN DE LAS USINAS Y TRANSMISIONES ELECTRICAS (UTE)
Fuente: Subgerencia Forestal (Febrero,2001)

Predio Superficie........................... AFB (Has.)
Paso Palmar ..................................15
Baygorria........................................ 8
Rincón del Bonete.......................... 23
San Gregorio.................................. 7
Cuñapirú........................................ 1
Minas (Parque UTE-ANTEL) ............180
Punta Pedregal ..............................12
Total .............................................246 Has.

AFB DE LA ADMINISTRACIÓN DE LAS OBRAS SANITARIAS DEL ESTADO (OSE)
Fuente: Departamento Técnico, Área Agronómica (Marzo,2001)

Predio (*)...............................  Superficie AFB (Has.)
Aguas Corrientes.................................. 20
Minas..................................................... 3
Paso Severino...................................... 10
Cuñapirú..............................................  3
Total ................................................. 36 Has

(*) principales plantas de reserva y distribución de agua potable

AFB del Banco Hipotecario del Uruguay (BHU)

Cuenta con un predio con una superficie de 416 hectáreas en el departamento de Canelones en el que existen 35 hectáreas de montes naturales y 200 hectáreas de bosques plantados a las que se asocian 45 hectáreas de un sistema de AFB integrado por áreas de bañado, relictos de monte natural y rodales aislados de especies exóticas. El predio de referencia constituye además de una reserva forestal, un área recreativa (colonia de vacaciones) de cuya gestión y mantenimiento se encarga personal especializado de la institución (2).

Fuente: Asesoría Técnica de la Colonia de Vacaciones del BHU

AFB del Banco de Seguros del Estado (BSE)

Tiene bajo su tuición dos reservas forestales en los departamentos de Canelones y Maldonado que incluyen 4 y 0,5 hectáreas respectivamente de rodales que configuran AFB con fines paisajístico ornamentales y recreativos (3).

(3) Fuente: Departamento Forestal del BSE

AFB del Banco de la República

Al este del departamento de Montevideo, se desarrolla un predio de 16 hectáreas (según cartografía del Servicio Geográfico Militar) que fue parquizado con fines recreativos y deportivos por la institución.

6.2.d. Estado de la información sobre los afb urbanos / suburbanos a escala departamental

Departamento de Artigas

La información disponible corresponde a la capital departamental, no existiendo en la intendencia local información sobre otros núcleos poblados. Se registra un total 12000 árboles, cuyas principales especies son: fresno, paraíso, Jacaranda, ovenia y otras que no se detallan.

Departamento de Canelones

No cuenta con inventarios de arbolado.

Departamento de Cerro Largo

No cuenta con inventarios de arbolado.

Departamento de Colonia

No se accedió a la información disponible.

Departamento de Durazno

Cantidad de árboles en la vía pública (*)

Durazno (capital departamental): 12700

Sarandí del Yí: 2300

El Carmen: 1700

Otros núcleos poblados: 6000

(*) La información precedente corresponde al relevamiento de los árboles de calles y avenidas, siendo las principales especies el plátano y el fresno, Platanus acerifolia y Fraxinus sp., respectivamente.

Departamento de Flores

La información relevada por la intendencia local corresponde a los tres núcleos urbanos principales del departamento.

Cantidad de árboles en la vía pública:
Trinidad (capital departamental): 12.182
Ismael Cortinas: 831
Pueblo Andresito: 351
Total: 13.364

Cantidad de árboles en otros espacios verdes urbanos / suburbanos:

Trinidad: 4.030
Ismael Cortinas: 56
Pueblo Andresito: 85
Total: 4.171

A las cifras precedentes se agrega la reciente plantación de 800 ejemplares, nuevos y en reposición de otros deteriorados.

Las principales especies arbóreas son: fresno, plátano, paraíso, catalpa, Jacaranda, liquidámbar, ciprés calvo, sauce llorón, anacahuita (*), tipa, pinos, casuarina, álamos, acacia aroma, acacia negra, palmera fénix, palmera butiá (*), ginkgo, eucaliptos, ciprés piramidal, ciprés lamberciana, ciprés macrocarpa, araucaria, palo borracho, olmo, cedro, brachichito, ceibo común (*), ceibo blanco (*), thuja, viraró (*), roble, timbó (*) y otras especies arbustivas y herbáceas: calistemon, ciruelo de jardín, jazmín amarillo, espumilla, flor de pajarito, juníperos, drácenas, cotoneaster, senecio y membrillo de jardín.

(*) especie nativa.

Departamento de Florida

No cuenta con inventarios de arbolado.

Departamento de Lavalleja

No cuenta con inventarios de arbolado.

Departamento de Maldonado

Si bien no existen registros numéricos, se señalan como las especies más utilizadas en el ornato público de la capital son: catalpa, eucalipto, fresno, lagerstroemia, laurel rosa, seguidas en menor frecuencia por arces, altea, casuarina, cipreses, paraíso, palmera fénix, pinos, plátanos, álamos, sauces y ciprés calvo.

Departamento de Montevideo

- DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL:

Zona urbana: 5700 Has.
Zona suburbana: 11238 Has.
Zona rural: 35933 Has.
Superficie total: 52871 Has.

- FORESTACION URBANA Y SUBURBANA DE LA CIUDAD DE MONTEVIDEO:

I ) TIPO VEGETATIVO PORCENTAJE

Árboles 91.40%

Arbustos 4.93%

Palmeras 0.96%

Otros 2.71%

II) TIPO DE ÁRBOLES PORCENTAJE

Latifoliadas exóticas 94.7%

Latifoliadas nativas 3.3%

Coníferas 2.0%

III) PRINCIPALES ÁRBOLES ALINEADOS EN LAS ACERAS DE MONTEVIDEO

ESPECIE

Nº DE EJEMPLARES

Melia azedarach,“Paraíso”

49921

Fraxinus lanceolata, F. americana, “Fresno americano”

41790

Platanus acerifolia, P. occidentalis, “Plátano”

23006

Tipuana tipu ,“Tipa”

12168

Salix sp., “sauces”

7211

Acer negundo, “Arce”

7085

Fraxinus excelsior, “Fresno europeo”

6362

Eucalyptus sp., “Eucaliptos”

4612

Ulmus procera, U. americana,”Olmo”

4589

Jacaranda ovalifolia, “Jacarandá”

4401

Acer saccharinum, “Arce blanco”

2333

Taxodium distichum, “Ciprés calvo”

1523

Pinus sp., “Pinos”

1376

Firmiana simplex, “Parasol de la China”

1185

Populus alba, “Álamo plateado”

1057

Otros árboles de baja frecuencia y especies arbustivas

41652

TOTAL

210271

IV) PARQUES Y OTROS ESPACIOS VERDES DE MONTEVIDEO

ESPACIOS PUBLICOS

SUPERFICIE (HAS.)

Parques (mayores de 1 ha.)

2022

Parques costeros

352

Plazas (menores de 1 ha.)

659

Avenidas c/ canteros centrales

64

Cementerios

183

Playas

124

TOTAL

3404

Departamento de Paysandú

La información disponible corresponde a la capital departamental, registrándose un total de 26.000 ejemplares en el ornato público. Entre las principales especies exóticas figuran: nogales, catalpa, ovenia, parasol de la China, álamo, álamo plateado, Jacaranda, tipa, fresno, arces, eucaliptos, espumilla, thuja, cedro, plátano, ginkgo, hibisco y otras coníferas sin determinar. Las autóctonas plantadas incluyen: sauce criollo, ibirapitá, pitanga, guayabos, angico, palmera yatay, palmera pindó, tala, arrayán, lapachillo, lapacho y algarrobo.

Departamento de Río Negro

No se accedió a la información disponible.

Departamento de Rivera

La información disponible corresponde a los árboles plantados en el área urbana de la capital departamental que totalizan 5500 ejemplares discriminados en 4000 paraísos y 1500 de otras especies: fresno americano, lapacho amarillo (*), lapacho rosado (*), cassia (*), kaki, catalpa, Jacaranda, nogal pekán, y otros arbustos varios, hibisco, laurel rosa, ciruelo rojo y espumilla. Ante la necesidad de reposición de ciertas especies, existen programas de plantación de lapachillo (*), guayabo (*), anacahuita (*), arrayán (*) y parasol de la China.

(*) especie nativa.

Departamento de Rocha

No cuenta con inventarios de arbolado.

Departamento de Salto

Si bien no cuenta hasta el presente con inventarios del arbolado urbano, se destaca la realización de una prueba piloto en un sector representativo de la capital departamental seleccionado a tal fin. Tal actividad tuvo la particularidad de ser realizada por los integrantes de un club de ciencias, escolares de 5º y 6º año, supervisados por un ingeniero agrónomo y una maestra, contando con el con el apoyo de la comisión de vecinos y de la Intendencia local. El proyecto se desarrolló entre 1987 y 1996 y alcanzó un alto nivel de precisión que permitirá planificar diferentes tareas de manejo e incluso definir nuevas especies a plantar en esta área urbana. Asimismo, sobre una muestra superior a los 3500 árboles, fue posible estimar la proporción relativa de las 25 especies arbóreas exóticas y 12 nativas presentes.

Departamento de san josé

No cuenta con inventarios de arbolado. La única información disponible registra que entre los años 1999 y 2000, se plantaron 40.000 árboles en San José (la capital departamental) y tres núcleos urbanos principales: Libertad, Villa Rodríguez y Ecilda Paullier.

Departamento de Soriano

Total de árboles existentes en los principales núcleos urbanos (*) que se indican:

Mercedes (capital departamental) 6000
Dolores 3200
Cardona 2500
Otras localidades 1800
Total 13500

Principales especies (en %)
Fresno americano 70
Arce negundo 20
Catalpa y paraíso 5
Plátano 5

(*) Corresponde a árboles del ornato público sobre calles y avenidas, sin incluir árboles

plantados en espacios verdes.

Departamento de Tacuarembó

No cuenta con inventarios de arbolado.

Departamento de Treinta y Tres

Si bien no cuenta con inventarios de arbolado, existe información parcial relativa a los árboles del ornato público de la capital departamental que ocasionan problemas con sus sistemas radiculares, registrándose los siguientes datos:

Principales especies (Nº de ejemplares)

Platanus acerifolia 1000

Otras especies (*) 5500

(*) Melia azedarach, Fraxinus americana, Morus alba, Cupressus spp. Y Salix spp.

Otras urbanizaciones: El Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (M.E.V.I.R.)

Creado en el año 1967, tiene por cometidos la construcción de viviendas higiénicas que sustituyan las habitaciones insalubres existentes en el medio rural y aledaños de las poblaciones urbanas del interior, que no estén comprendidas en la zona suburbana y urbana. Actualmente se registran 16743 viviendas (entregadas y en ejecución) distribuidas en 164 localidades del Uruguay. Si bien la orientación de este emprendimiento es netamente hacia el aspecto edilicio, se verifica una incipiente incorporación de especies vegetales arbóreas y arbustivas, propiciada por los directores de obra y desarrollada por los propios beneficiarios. La finalidad principal del mismo es la ornamental y el aporte de sombra, integrando alineaciones en las aceras, terrenos privados y espacios verdes comunes. No existen, hasta el presente, en estas urbanizaciones evaluaciones de dicho arbolado.

7. Conclusiones y recomendaciones

La expresión Árbol Fuera del Bosque involucra un nuevo enfoque de la terminología tradicional relativa a la forestación como recurso en el Uruguay. Aquellos árboles y grupos de árboles que ocupan terrenos forestales o no, o que escapan a las definiciones de bosque universalmente concebidas y adoptadas, constituyen sistemas que reciben esta nueva denominación.

La concepción espacial resulta asimismo un factor clave para establecer las diferencias entre ambos conceptos, tal como se plantea al principio de este documento. Como resultado de esta primera aproximación al tema, se ponen en evidencia diversos aspectos del panorama nacional de los AFB.

Del análisis de la literatura sobre los mismos surge que la información general es limitada y dispersa, mientras que a escala nacional es particularmente escasa.

En consecuencia, para realizar este estudio primario de los AFB existentes en el país, fue necesario recurrir, entre otras acciones, a la consulta directa ante los organismos vinculados a los mismos.

Una de las primeras conclusiones que se desprende es la carencia manifiesta de información sistematizada sobre los AFB que, por el contrario es fragmentaria y anecdótica, verificándose una notoria falta de series de datos y aún de datos básicos.

La mayor disponibilidad de información se registra en relación a los bosques, naturales y plantados, lo que induciría a inferir que los AFB se perciben desempeñando un rol menos significativo en el contexto forestal del país. El impulso al sector y el desarrollo alcanzado por el mismo en las últimas décadas, explican en parte esta situación.

Frente a un incremento en las últimas décadas de los bosques plantados con fines predominantemente de producción, los AFB han visto reducida su importancia relativa aunque no haya disminuido significativamente la superficie ocupada por los mismos.

Desde el punto de vista de la administración y el manejo de estos sistemas, se registran diferencias tanto en las etapas de planificación como en las de seguimiento por parte de los organismos involucrados. No obstante esas diferencias, el rol de los AFB es reconocido desde el momento en que se les integra en la planificación de sectores: energía, suministro de agua, infraestructura urbana, agricultura y otros servicios.

Aunque no existen datos derivados de evaluaciones o estudios cuantitativos al respecto, la mayoría de los organismos de gestión perciben a los AFB como fuentes potenciales de desarrollo socioeconómico y cumpliendo un rol no valorado hasta el presente sobre el medio ambiente y la calidad de vida.

A escala de país se reconoce la utilidad de los inventarios como instrumentos de apoyo a la gestión sobre estos sistemas y el valioso potencial de uso que representan. Como contrapartida se constata una preocupación generalizada por la escasa disponibilidad de recursos para realizar estos estudios. No todos los organismos vinculados a los AFB cuentan con las mismas capacidades técnicas y operativas. Los servicios involucrados en la gestión carecen con frecuencia de especialistas o personal idóneo debidamente capacitado. Lo mismo sucede con las partidas presupuestales, sometidas por lo general a severas restricciones.

Aunque la importancia de los AFB es tácitamente reconocida en los distintos ámbitos del quehacer nacional, la anteriormente aludida carencia de estudios sistemáticos determina que sea difícil estimar sus perspectivas de futuro como proveedores de bienes y servicios. Tampoco se ha evaluado su rol en la economía doméstica, la generación de empleo y por lo tanto su participación en las cuentas nacionales o grado de contribución a las mismas. En cuanto a los usuarios y beneficiarios directos, en general no tienen acceso, salvo contadas excepciones, a programas intensivos de divulgación ni capacitación sobre el tema que contribuyan a estimular su participación en las decisiones y la gestión comunitaria de estos recursos. No obstante, y como lo atestigua el estudio piloto referido para el departamento de Salto, la iniciativa local puede jugar un rol preponderante en la motivación de las fuerzas vivas a comprometerse y colaborar.

De acuerdo a la información obtenida en esta primera aproximación al estudio de los AFB en Uruguay y como alternativa para revertir la presente situación, es posible formular algunas recomendaciones sobre la estrategia a seguir respecto a estos sistemas.

1) Dar máxima difusión a la importancia de los AFB en su rol ambiental, socioeconómico y cultural en todos los niveles de gestión del país divulgando especialmente la actual condición de los mismos en el contexto de los recursos forestales y aquellas experiencias e iniciativas más exitosas de manejo y administración.

2) Incorporar este tema a los programas de enseñanza y capacitación formal e informal como complemento a los ya existentes relativos a la actividad forestal y propiciar por esta vía una “cultura del árbol” que resalte su rol en la satisfacción de las necesidades sociales, económicas y culturales de la comunidad desde una perspectiva de desarrollo sustentable.

Se considera de especial trascendencia aquellas acciones y campañas educativas que involucren a los propios usuarios y potenciales beneficiarios, motivándolos incluso a partir de las etapas iniciales de la educación.

3) Fortalecer institucionalmente a la Dirección Forestal quien, como organismo ejecutor de la política nacional en la materia, cuenta con la capacidad de coordinar la colaboración participativa de los distintos organismos involucrados con los AFB.

Asimismo, a través de sus distintos servicios especializados podría suministrar orientación y apoyar a los organismos nacionales y departamentales vinculados con los AFB. Por esta vía, en el adecuado marco legal, los esfuerzos conjuntos de entidades académicas, organismos de investigación, sector público y privado podrán integrarse eficazmente en la atención de los requerimientos de la comunidad.

4) Brindar ayuda a los gobiernos departamentales, fortaleciendo sus servicios especializados con los recursos económicos y la capacitación necesaria para una adecuada gestión de los AFB urbanos y suburbanos.

5) Incorporar los AFB, en función de sus posibilidades productivas de bienes y servicios a las estrategias nacionales de desarrollo forestal, identificando para ello los usos alternativos adecuados a cada situación ecológica y socioeconómica local sin descuidar las interacciones entre las áreas rurales, viales y urbanas.

6) Propiciar la realización de un inventario nacional de los AFB a fin de actualizar la información sobre los mismos y establecer una línea de base para otros futuros inventarios.

De esta manera se podrá evaluar periódica y sistemáticamente la gestión sustentable de este recurso. Para ello será necesario adoptar criterios, indicadores y parámetros consensuados a escala de país que resulten en datos comparables y útiles para todos los usuarios.

Dicho inventario puede realizarse en el marco del inventario forestal proyectado por la Dirección Forestal.

7) Gestionar los recursos necesarios para el referido inventario nacional recurriendo a las distintas fuentes de financiamiento posibles: nacionales e internacionales.

ANEXOS

BIENES Y SERVICIOS DEL BOSQUE (*)

BIENES MADERABLES (LEÑOSOS)

- Madera para aserrado

- Madera para pulpa

- Madera para combustible

BIENES NO MADERABLES (NO LEÑOSOS)

- Corcho y corteza

- Alimentos (bayas, hongos, nueces, miel, carne)

- Forraje

- Lana y pieles

- Taninos

- Arboles de navidad

- Otros materiales decorativos

- Aceites esenciales y aromáticos

- Otros bienes no leñosos (gomas, medicinas, colorantes)

SERVICIOS AMBIENTALES

- Protección (contra avalanchas, inundaciones, erosion de suelos)

- Calidad, cantidad y regularidad del agua

- Efectos climáticos globales (absorción de co2 incluyendo el rol de los

productos durables del bosque)

- Biodiversidad

- Funciones ambientales locales (cortinas, absorción de ruidos,

- Contaminación y microclima

SERVICIOS SOCIALES Y CULTURALES

- Caza y pesca

- Otros propósitos recreativos (incluida su contribución al turismo)

- Valores esteticos y escénicos

- Valores culturales y espirituales

- Valores científicos e historicos

(*) Fuente: ECE / FAO, 1995

BIENES Y SERVICIOS POTENCIALES DE LOS AFB (*)

1.- BIENES

1.a. Maderables o leñosos:

- Madera para aserrado y laminado

- Madera para pulpa y tableros

- Madera para energia (combustible)

- Otros usos (tornería, tallado, etc.)

1.b. No maderables o no leñosos:

- Corcho y corteza

- Fibras

- Alimentos (frutos, semillas, hongos, miel, carne)

- Forraje

- Lanas, cueros y pieles

- Taninos, resinas, gomas, colorantes

- Aceites esenciales y aromáticos

- Principios medicinales

- Materiales decorativos

2.- SERVICIOS

2.a. Ambientales:

- Protección del suelo (contra arrastres, inundaciones y erosión)

- Regulación hídrica (cursos de agua y escorrentía en cantidad, calidad y regularidad)

- Protección y complemento de reservorios de agua

- Modificación del clima: confort humano y balance energético

- Efectos climáticos globales (absorción de co2)

- Habitat de vida silvestre (aprovechamiento y uso no consuntivo)

- Fuente de biodiversidad

- Funciones ambientales locales (abrigo, sombra, cortinas rompeviento, absorción de ruido y contaminantes del aire, formación de microclimas)

2.b. Socio-economicos y culturales:

- Confort y bienestar

- Caza y pesca

- Otras formas de recreación incluida su contribución al turismo (fotografia, observación de vida silvestre)

- Valores estéticos y escénicos (paisajismo)

- Valores culturales y científicos (reservas, arboretos, colecciones, senderos interpretativos, estudios fitosociológicos, parcelas demostrativas)

- Valores historicos y tradicionales (monumentos y memoriales)

- Valores espirituales: meditación, contemplación

(*)adaptado de ece / fao 1995

UTILIZACIÓN COMPARADA DE LOS SISTEMAS DE AFB EN URUGUAY EN FUNCION DE
SUS PRINCIPALES OBJETIVOS

OBJETIVOS

SISTEMA S AFB NATURALES

SISTEMAS AFB PLANTADOS

- ORNAMENTAL

baja

alta

- ABRIGO

alta

alta

- SOMBRA

alta

alta

- HABITAT DE VIDA SILVESTRE

alta

baja

- REDUCCIÓN DE RUIDOS

baja

baja

- REDUCCIÓN DE LA CONTAMINACION

   

DEL AIRE

---

alta

- PRODUCCIÓN DE FRUTOS

baja

baja

- FORRAJE

baja

baja

- COMBUSTIBLE

alta

alta

- MADERA ASERRADA Y OTROS USOS

media

alta

ESPECIES FORESTALES EXOTICAS DE RAPIDO CRECIMIENTO PLANTADAS EN URUGUAY

1) Principales especies de eucaliptos:

Eucalyptus tereticornis Sm. = E. umbellata (Gaertn) Domin

Eucalyptus camaldulensis Dehn. = E. rostrata (Schlecht)

Eucalyptus grandis Hill ex Maiden (*)

Eucalyptus globulus Labill ssp globulus Kirkp. (*)

Eucalyptus globulus Labill. ssp. maidenii (F. Muell) Kirkp. (*)

Eucalyptus saligna Sm. (*)

Eucalyptus viminalis Labill.

2) Principales especies de pinos:

Pinus elliottii Engelm. var. elliottii (*)

Pinus taeda L. (*)

Pinus pinaster Ait. (*)

Pinus radiata D.Don

3) Principales especies de salicáceas:

Populus deltoides Marsh. (híbrido 63/51) (*)

Populus x euramericana (Dode) Guinier

Salix alba var. coerulea (híbridos 131 – 25 Y 131 – 27) (*)

Salix babilónica x Salix alba var. vitellina = S. Alba var. tristis Ser.

(*) Especies de interés forestal

USOS TRADICIONALES DE LAS MADERAS DE LAS ESPECIES FORESTALES EXOTICAS EN EL URUGUAY

Fuente: OPYPA – CIDE, 1967(*)

EUCALIPTOS

- Leña y carbón

- Piques, postes y puntales de obra

- Madera aserrada

- Parquets

- Tableros

PINOS Y OTRAS CONIFERAS

PINOS (P. pinaster, P. radiata, P.elliottii y P. halepensis)

- Madera aserrada

- Cajonería

- Pulpa (fibra larga)

CIPRESES (Cupressus sempervirens y C. macrocarpa)

- Aserrado

SALICAEAS (SAUCE- ÁLAMO Y ALAMO)

- Cajonería

- Chapas y láminas

OTRAS ESPECIES

(Melia Azedarach, Acacia melanoxylon, Platanus acerifolia, Fraxinus sp. y Robinia pseudoacacia)

- Aserrado, mueblería

(*) NOTA: Con posterioridad a la promulgación de la primera Ley Forestal en 1968, comienza a verificarse un incremento de la pulpa para papel como alternativa de uso para el eucalipto.

ALTERNATIVAS DE USO DE ALGUNAS MADERAS DE

ESPECIES FORESTALES NATIVAS

Fuente: Senyszyn, 1989

Algarrobo, aruera, blanquillo, cina-cina, chal-chal, chirca COMBUSTIBLE (LEÑA, CARBON) de monte, espina corona, espinillo, guabiyú, guayabos, espinillo, guabiyú, , guayabo, molle, ñandubay, quebracho flojo, romerillo, tala.

CONSTRUCCIONES RUSTICAS (POSTES, HORCONES, CORRALES. VIGAS, PORTERAS, CERCAS, ETC.)

Aruera, angico, coronilla, espinillo, ñandubay, tala

CARPINTERÍA DE OBRA
(ABERTURAS, MARCOS, PISOS)

Aguay, algarrobo, anacahuita, angico, ibirapitá, lapacho, timbó.

CARPINTERÍA FINA, MUEBLES Y REVESTIMIENTOS

Aguay, amarillo, canelón, curupí, Francisco Álvarez, guayabo colorado, guayubira, higuerón, ibirapitá, ingá, lapacho, laurel, pitanga, quebracho flojo, tembetarí, timbó, viraró.

TORNERIA Y TALLADO

Aguay, amarillo, camboatá, canelón, ceibo, cina-cina, espina corona, Francisco Álvarez, guabiyú, ibirapitá, lapachillo, lapacho, pitanga, quebracho blanco, quebracho flojo, romerillo, sauce criollo, tala, tembetarí, timbó.

ENVASES Y CESTERÍA

Amarillo, sauce criollo

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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BAZURRO, D. 2000. Apicultura en Eucaliptos. PREDEG. Serie Técnica Vol. 4. 75 p.

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