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4. Evaluación de la superficie forestal

En lo que concierne a las regiones tropicales y subtropicales se establece una distinción en la evaluación de los bosques naturales y las plantaciones forestales. La categoría de bosques naturales comprende bosques no alterados por el hombre y bosques seminaturales (véase Terms and Definitions, FAO 1998). En el presente documento se adjuntan tablas para introducir datos, e instrucciones para compilarlos, sobre los bosques naturales y las plantaciones, así como sobre el volumen y la biomasa (Anexo 1).

4.1 Los bosques naturales

La evaluación de la superficie de bosques naturales de un país determinado comprende los siguientes aspectos:

a) Registro de las características básicas del inventario forestal o del reconocimiento de la cubierta terrestre que suministran los datos

b) Armonización de la clasificación de la cubierta forestal/terrestre con la clasificación de la ERF

c) Evaluación de la fiabilidad del reconocimiento/inventario con miras a su utilización como referencia básica

d) Compilación o desglose de las estadísticas, según proceda, a efectos de la notificación sobre las zonas subnacionales respecto de los datos básicos notificados a escala nacional y los datos normalizados por países de la EFR (adaptados a la clasificación de la FAO)

e) Estimación de la superficie de la cubierta forestal de los años de referencia (p.ej., 2000 y 1990), aplicando funciones de ajuste (modelos) que establecen una correlación entre la variación de la superficie forestal y los entornos ecológicos y la evolución de la población humana

(Los encargados de compilar los datos se ocupan de los cuatro primeros puntos en cooperación con el equipo de la ERF de la FAO, mientras que este último elabora en Roma las estimaciones por países para los años de referencia. Se explican más detalladamente los puntos b - e.)

4.1.1 Armonización de la clasificación nacional de la cubierta forestal o terrestre con la clasificación de la ERF

La información sobre la superficie forestal debe reflejar la superficie cubierta efectivamente de bosques, medida mediante un reconocimiento sobre el terreno o por teledetección. En este contexto, las estadísticas referentes a zonas forestales definidas jurídicamente (denominadas bosques clasificados, bosques reservados, tierras forestales, etc.) no corresponden a lugares considerados estrictamente como bosque4.

Las fuentes de datos nacionales suelen ser heterogéneas y pueden comprender inventarios y mapas forestales recientes y antiguos elaborados mediante técnicas distintas (fotografías aéreas, imágenes tomadas por satélite y reconocimiento sobre el terreno) que sólo son adecuadas para las necesidades nacionales. Por ello, es posible que el sistema de clasificación de los datos existentes no corresponda con la clasificación estándar de la ERF. A efectos de validación y de transparencia del procedimiento de estimación forestal, es necesario notificar la correspondencia entre las clases nacionales originales y la clasificación estándar, (tabla 4, sección 2, anexo 1). Para compatibilizar las clasificaciones nacionales con la de la ERF 2000 es necesario realizar, por lo general, dos tipos de ajuste: a) la agregación de las clases originales (nacionales) en una única categoría de la ERF 2000, y b) el desglose de las clases originales (nacionales) en dos o más categorías estándar de la ERF 2000.

a) Agregación: Puede ser necesario agregar dos clases nacionales de cubierta forestal o de tierras en una única categoría de la ERF 2000, según la comparabilidad entre las clases nacionales y de la ERF. Por ejemplo, diversas formaciones forestales detalladas (perennes, semiperennes, estacionales, bosques montanos, manglares) existentes en un sistema de clasificación nacional pueden ser agrupadas en la categoría más general de bosque denso de la ERF 2000.

b) Desagregación: Este término hace referencia al proceso de dividir determinadas clases originales (nacionales) de cubierta forestal o superficie de tierras en dos o más categorías estándar de la ERF 2000. Es necesaria cuando una única clase nacional contiene mosaicos de diferentes tipos de vegetación. Los mosaicos pueden estar formados por tipos de vegetación pertenecientes a clases distintas de las que aparecen en la clasificación estándar de la ERF 2000. Un ejemplo, típico en el caso de África, es el “mosaico de bosque claro, arbustos y cultivos”. La armonización de esta categoría con la clasificación de la ERF 2000 se podría realizar de la siguiente manera:

Cuadro 1. Relación entre una categoría de mosaico y la clasificación de la ERF 2000.

    Clasificación nacional

Clasificación de la ERF 2000

Porcentaje de la superficie original

Mosaico de bosques claros, arbustos y cultivos

No hay correlación directa (desglósese como se indica infra)

n.d

Primer componente: bosques claros

Bosque (o bosque claro)

40%

Segundo componente: arbustos

Otras tierras boscosas

40%

Tercer componente: cultivos

Tierras no forestales

20%

En ese caso, el bosque claro debe ser denominado bosque (o más probablemente bosque claro), los arbustos corresponden a la categoría otras tierras boscosas y los cultivos a la categoría de tierras no forestales. Con frecuencia, estos casos son difíciles de interpretar y para establecer la correspondencia hay que recurrir a métodos indirectos, utilizar conocimientos locales y aplicar un criterio razonable. El grado de detalle y la calidad de la documentación explicativa que acompaña al inventario también influye en la calidad final de la transposición. Al asignar las distintas fracciones del mosaico a las diferentes categorías estándar es necesario tener en cuenta el contexto ecológico. Para asegurar la transparencia y repetibilidad es necesario documentar los criterios utilizados para calcular la superficie. Se debe registrar la superficie porcentual de cada una de las clases nacionales asignadas a las categorías estándar de la ERF 2000. En el ejemplo que se presenta en el cuadro1, la clase nacional “mosaico de bosque claro, arbustos y cultivos” se subdividió en un 40 por ciento de bosque claro, un 40 por ciento de arbustos y un 20 por ciento de otras tierras boscosas. La documentación del procedimiento permite revisar en todo momento la superficie forestal estimada, asignando proporciones diferentes de los mosaicos a las clases estándar.

4.1.2 Notificación de las estadísticas nacionales por unidades subnacionales

Las estadísticas nacionales originales y las estadísticas adaptadas a la clasificación estándar de la ERF han de ser notificadas (o desagregadas en caso necesario) en unidades subnacionales (USN), es decir, por estados, provincias o regiones. Las razones que exigen compilar y analizar los datos a nivel subnacional son las siguientes:

a) Las USN representan unidades geográficas más reducidas de un país. Por ello, las condiciones ecológicas y las formaciones vegetales que contienen presentan una menor variación que el conjunto nacional.

b) Las estadísticas demográficas, que son un parámetro importante de la función de ajuste para normalizar las estadísticas con arreglo a un año común de referencia, se elaboran habitualmente por USN. (El empleo de USN es un procedimiento práctico para estratificar las observaciones, es decir, la superficie forestal, la densidad de población/crecimiento, en estratos con una menor varianza, una condición importante para la aplicación del enfoque de elaboración de modelos de la ERF.)

c) La posibilidad de disponer de información complementaria sobre las condiciones ecológicas y socioeconómicas por USN es útil para establecer perspectivas sobre la fiabilidad de las estadísticas forestales correspondientes.

d) Las estadísticas referentes a la cubierta forestal subnacional se pueden utilizar para calibrar y mejorar los mapas forestales regionales/subregionales.

e) La utilización de USN es esencial para compilar estadísticas sobre los bosques por zonas ecológicas.

f) La utilización de USN permite una mayor flexibilidad en la recogida de datos y la elaboración de series cronológicas. Al recoger información para cada USN se puede recurrir a un conjunto de fuentes distintas con años de referencia diferentes para abarcar al conjunto del país sin ocasionar problemas significativos en la normalización de los datos.

Es posible que no sea necesario establecer una división en USN cuando el tamaño de un país es bastante reducido. Sin embargo, para la mayor parte de los países es necesario efectuar un desglose en unidades administrativas primarias (provincias, estados o regiones). Las unidades no deben ser demasiado pequeñas, pues ello puede ir en detrimento de la fiabilidad de las estadísticas debido a los errores en los mapas o al incremento de la varianza de las encuestas de muestreo.

En algunos países de gran extensión (como el Brasil, la India e Indonesia) es necesario elaborar estadísticas por niveles administrativos secundarios (por ejemplo, distritos en los estados en la India y municipios en los estados del Brasil). Ello no siempre es posible y en esos casos es preciso buscar un equilibrio razonable entre tamaño y fiabilidad, según el tipo y disponibilidad de datos de los inventarios forestales.

En la recogida de datos de la cubierta forestal de las USN, se deben mantener las USN existentes en la medida de lo posible, especialmente cuando el tamaño de las unidades es suficiente. Por otra parte, es necesario realizar un esfuerzo especial en países de gran tamaño en los que no se dispone de la superficie de la cubierta forestal desglosada por USN (es decir cuando sólo existen estadísticas de la superficie forestal para el conjunto del país). En tales casos, aun cuando no existan nuevos inventarios, la notificación de estadísticas forestales por USN contribuirá notablemente a perfeccionar la estimación global de la ERF.

Cuando se dispone de nuevos datos a nivel subnacional, se deben mantener las USN existentes para la notificación a la ERF 2000, pues eso favorecerá la elaboración de una serie cronológica coherente entre los dos inventarios. La FAO facilitará a cada país las USN que figuran actualmente en los archivos de la ERF. La mayor parte de los países comprobarán que la lista de USN de la FAO coincide exactamente con las de su propio sistema administrativo.

4.1.3 Evaluación de la fiabilidad y pertinencia en relación con la ERF 2000

Todas las fuentes de datos deben ser objeto de una evaluación para establecer su fiabilidad y la posibilidad de utilizarlas en la ERF 2000. Esta evaluación ayuda a identificar la calidad de la información, incluso las lagunas geográficas, metodológicas y temáticas y permite controlar los progresos conseguidos por el país respecto de la calidad de sus evaluaciones. No es fácil elaborar o aplicar criterios normalizados para efectuar evaluaciones objetivas de la fiabilidad de las fuentes de información. El hecho de que los países lleven a cabo inventarios y evaluaciones con fines nacionales y en condiciones específicas con arreglo a su situación da lugar a discrepancias inevitables entre los diversos estudios nacionales. Al mismo tiempo, se puede evaluar de forma general la idoneidad de un inventario nacional como elemento de notificación en la ERF 2000 (cuadro 2).

Cuadro 2. Grado de fiabilidad de los inventarios/reconocimientos forestales

Código

Grado de fiabilidad

Descripción

1

Fiabilidad elevada

Inventarios forestales basados en datos de alta resolución obtenidos por satélite (LandSat, TM, SPOT, IRS, etc.) o fotografías aéreas, complementados con una amplia labor de comprobación sobre el terreno o de muestreo.

2

Fiabilidad media

Inventarios forestales basados en datos de resolución media obtenidos por satélite (fundamentalmente, LandSat MSS) con una actividad limitada de comprobación sobre el terreno, o en datos de alta resolución obtenidos por satélite o fotografías aéreas con una actividad limitada o nula de comprobación sobre el terreno o de muestreo.

3

Fiabilidad baja

    Estudios o mapas basados en material heterogéneo, como mapas de vegetación, estudios sobre el uso de la tierra, etc., generalmente con una escasa resolución y muchas veces obsoletos. El grado de fiabilidad 3 se refiere a aquellos casos en los que la información es suficiente y es necesario conseguir una referencia básica fiable en el futuro.

Las descripciones que figuran supra son meramente indicativas y su aplicación debe ir acompañada de un buen juicio profesional. En particular, la distinción entre los grados de fiabilidad 1 y 2 se determina por el trabajo de campo realizado y/o el grado de detalle de los datos de entrada. En ausencia de una actividad intensa de comprobación sobre el terreno o de muestreo no se debe asignar el grado de fiabilidad 1, aun cuando se hayan utilizado datos procedentes de sistemas de teledetección de alta resolución o fotografías aéreas. Los encargados de recoger los datos deben explicar detalladamente los fundamentos del código de fiabilidad asignado.

En la evaluación de las estimaciones realizadas a partir de datos obtenidos mediante teledetección es necesario considerar la calidad del sensor, la resolución espectral y espacial y la escala en relación con los tipos de vegetación estudiados. Por ejemplo, los resultados obtenidos mediante el satélite NOAA-AVHRR son de eficacia limitada en las zonas áridas, mientras que su precisión es mayor en las zonas húmedas.

La compatibilidad del sistema de clasificación nacional con el de la ERF 2000 también influye en la precisión final de la última (véase la sección 4.1.5). Se exhorta a los países a elaborar un plan de armonización con las clasificaciones de la ERF 2000 al efectuar los nuevos estudios nacionales.

4.1.4 Estimación de la superficie de la cubierta forestal para los años de referencia

Además de armonizar o ajustar las estadísticas nacionales al sistema de clasificación de la ERF 2000, es necesario ajustar las estadísticas a los años comunes de referencia, es decir, 1990 y 2000. La normalización respecto de los años comunes de referencia se efectúa con la ayuda de una función de ajuste del modelo de variación de la cubierta forestal, que relaciona los cambios de la cubierta forestal con otras variables complementarias, como la variación de la población humana y la zona ecológica de la cubierta forestal de que se trate (Scotti, 1990, FAO, 1993).

Al aplicar el modelo, se utilizan los datos de los inventarios forestales más recientes y fiables (ahora en forma de estadísticas ajustadas a las clases de la ERF 2000) como referencia básica para la superficie de la cubierta forestal. Esta referencia se emplea junto a la densidad de población, el crecimiento demográfico y las zonas ecológicas. Por lo general, todas estas variables están relacionadas con las unidades subnacionales de los países.

Además de ajustar la superficie de la cubierta forestal a los años de referencia, el modelo se utiliza para hacer estimaciones de la variación de la cubierta forestal cuando no existen series cronológicas de datos fiables a nivel nacional (p.ej., 1980 –1990 – 2000). Utilizando datos históricos sobre la evolución demográfica, el modelo puede servir para simular las tendencias del cambio de la cubierta forestal en épocas pasadas, que son de utilidad para estudiar las variaciones a escala mundial.

4.1.5 Problemas habituales en la evaluación de la superficie forestal

La experiencia adquirida en las evaluaciones de los recursos forestales anteriores ha puesto de relieve algunos problemas a los que suelen enfrentarse los encargados de compilar los datos.

Diferencias entre las definiciones nacionales de los bosques y las utilizadas en la ERF

A los efectos de la ERF 2000, el bosque se define como una extensión de tierra en la que la cubierta de copas ocupa como mínimo el 10 por ciento de esa superficie (véase Terms and Definitions, FAO, 1998). Sin embargo, otros sistemas nacionales o internacionales de clasificación utilizan criterios diferentes o una densidad distinta de la cubierta de copas para definir el bosque. La superficie de la cubierta de copas que aplican los diferentes países y organizaciones oscila entre el 2 por ciento (en las zonas áridas) y el 70 o incluso el 100 por ciento. Por consiguiente, es necesario disponer de expertos que conozcan bien la vegetación local y estén familiarizados con el inventario del que proceden las estadísticas básicas para efectuar ajustes en las clasificaciones.

La precisión de los ajustes es esencial para la exactitud global de la evaluación, pues la superficie forestal será más reducida si el límite de la cubierta de copas utilizado por el país es menor que el de la ERF, o aumentará si es mayor. La superficie de bosque que se debe añadir o deducir deberá ser determinada en cada caso concreto y generalmente exige una reevaluación del inventario, los mapas o estudios de campo originales. Según la complejidad y el tamaño del inventario, este procedimiento puede ser sumamente laborioso. La FAO brindará ayuda a todos los países en desarrollo que la soliciten para reajustar las estadísticas de los inventarios nacionales.

La agricultura itinerante o migratoria

En las zonas de barbecho forestal producido por los sistemas de cultivo itinerante pueden existir importantes discrepancias entre las estadísticas de origen nacional y la información definitiva de la ERF 200, en la que el barbecho forestal está incluido en la categoría de otras tierras boscosas y comprende todos los conjuntos de vegetación leñosa que resultan del aclareo de bosques naturales para la agricultura itinerante. Se compone de un mosaico de diferentes fases de sucesión de regeneración forestal, bosques secundarios, manchas de bosques no aclarados y campos de cultivo (en los cuales existen árboles) que no pueden segregarse objetivamente (especialmente mediante imágenes tomadas por satélite). Por lo tanto, no siempre es posible establecer una distinción precisa entre el bosque y el barbecho forestal en las encuestas nacionales, y en algunos países el barbecho forestal se clasifica como bosque. En tales casos, las estimaciones de la cubierta forestal en la ERF 2000 son inferiores a la estimación nacional, debido a que en la superficie de bosques se suprime la parte que corresponde al barbecho forestal.

Distinción entre bosques naturales y plantaciones:

En la notificación a la ERF 2000 se deben separar las formaciones de bosque natural de las plantaciones. Las importantes diferencias existentes en cuanto al potencial económico y la ecología entre los bosques naturales y las plantaciones forestales, así como la forma en que elaboran las estadísticas la mayor parte de los países en desarrollo, justifican esa distinción. Ahora bien, en los inventarios nacionales es difícil muchas veces identificar las plantaciones como un conjunto distinto de los bosques naturales. Por ejemplo, en el caso de las evaluaciones de la cubierta forestal basadas en imágenes tomadas por satélite, a escala 1: 250 000 (que se utiliza frecuentemente en los reconocimientos nacionales), puede resultar imposible distinguir los bosques naturales de las plantaciones, especialmente si las manchas de plantaciones maduras están rodeadas de bosques naturales. Es posible, además, que las plantaciones jóvenes no aparezcan en las imágenes. Estos factores pueden inducir a sobrestimar o subestimar la superficie de los bosques o de las plantaciones.

4.2 Las plantaciones forestales

Las plantaciones forestales constituyen una parte creciente de los recursos forestales en muchos países. Las estimaciones de la superficie de las plantaciones proceden generalmente de las siguientes fuentes:

• Inventarios de plantaciones forestales diseñados estadísticamente

• Estadísticas de las zonas de plantación notificadas por los organismos que las establecen o que figuran en los informes parciales nacionales

• Estimaciones procedentes de la producción de los viveros

• Conocimientos especializados locales

Es necesario efectuar un examen detallado de la superficie de plantaciones notificada oficialmente de modo que se incluya información sobre la forma en que se han elaborado las estadísticas de la superficie. El método idóneo consiste en determinar la superficie de las plantaciones forestales mediante inventarios/reconocimientos forestales diseñados estadísticamente que puedan facilitar una estimación fiable de la superficie neta de las plantaciones y de la composición de especies, el volumen y la distribución por clases de edad. Además, cuando se realizan inventarios sucesivos de las plantaciones forestales, estos pueden suministrar también información sobre el crecimiento y el rendimiento. Desafortunadamente, muy pocas veces se puede disponer de ese tipo de información en los países en desarrollo y la mayor parte de las veces el cálculo de la superficie de plantaciones forestales se basa en estadísticas oficiales, en informes y en conjeturas.

Estimación de la superficie bruta y neta de las plantaciones forestales

Con frecuencia, las estadísticas referentes a las plantaciones que facilitan los organismos que las establecen o que aparecen en los informes parciales nacionales no son representativas. Entre los problemas que se plantean cabe mencionar la exageración de las cifras notificadas por los organismos, la notificación de plantaciones previstas como si ya hubieran sido establecidas, la inclusión en la superficie total de la replantación de plantaciones fallidas, etc. Otro de los problemas consiste en la transformación de las estadísticas de producción de plantones en estimaciones de la superficie plantada, sin haber validado sobre el terreno la superficie real de las plantaciones.

A menudo se presta más atención al logro de determinados objetivos que a la calidad o conveniencia de las plantaciones destinadas a fines de producción o de protección. Muchas plantaciones han fracasado porque se han descuidado la protección y el mantenimiento una vez conseguidos los objetivos fijados, o a causa de la falta de recursos.

Cuando no existen estadísticas nacionales sobre la mortalidad, un grupo de expertos determina las tasas de supervivencia de las plantaciones por países, tipos de plantación (industriales o no industriales), edad, organización responsable del cuidado de la plantación, especies plantadas, lugar, etc. En un estudio sobre los recursos de las plantaciones realizado en el marco de la ERF 1990 se obtuvieron datos sobre las tasas de supervivencia de las plantaciones en los países tropicales. La tasa media de supervivencia era del 70 por ciento (Pandey, 1995). Cuando no exista información confiable sobre la superficie real de las plantaciones y no se disponga de estimaciones adecuadas de la mortandad realizadas por expertos, se utilizará un factor de reducción por defecto de 0,7 para determinar las estimaciones de plantaciones netas a escala mundial.

También es necesario notificar los niveles de existencias de las plantaciones. Las existencias son el volumen de madera en pie existente en un lugar determinado y se pueden calcular por procedimientos diversos (mediante el recuento de los pies o la medición del volumen o del área basimétrica). Para cada una de las especies arbóreas el nivel óptimo de existencias ayuda a establecer el rendimiento óptimo de un lugar determinado.


4 A los efectos de ERF 2000 se entiende por bosque la tierra en la que la cubierta de copas ocupa mas del 10 por ciento de la superficie y la altura de los árboles es como mínimo de 5 m. Se establece una importante distinción entre bosque denso (en el que la superficie de la cubierta de copas es superior al 40 por ciento) y bosque claro (en el que la cubierta de copas ocupa entre el 10 y el 40 por ciento de la superficie).

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